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”El concepto moda es una palabra abstracta, sin forma, rostro ni


composición definida, que espera pacientemente tu ayuda para llegar
a convertirse en fiel realidad. El pomposo y fulgurante mundo de las
pasarelas no es absolutamente nada sin ti. Devuélvele la vida a las
prendas que reposan, inertes, en el guardarropa de tu habitación
acogiéndolas en tu seno y sintiéndolas cerca, muy cerca.

Soplan renovadas y fresquísimas corrientes en el mundo de la moda,


generando torbellinos perfectamente acompañados por el delicado,
suntuoso, muchas veces erótico y siempre acompasado movimiento
del abanico. Tómalo con gracia y hazlo oscilar de un lado a otro de
esa imaginaria línea que delimita la elegancia. Entorna los ojos y roza
tu mentón con las suaves blondas del encaje que rodea sus
varillas”...

Un poco de historia
La palabra costura deriva del latín consutura, arte de coser, la expresión "alta costura" es
la traducción literaria del francés "haute couture", moda de alta calidad y confección
artesanal. El couturier o la couturiere crea modelos a partir de una toile.

La moda se origina, posiblemente, en el antiguo Egipto, un país milenario cuya historia


se remonta, aproximadamente, al año 3000 antes de Cristo. Esta fue y sigue siendo una
de las culturas más poderosas y ricas de todos los tiempos, en la que los egipcios y
egipcias de la Antigüedad consideraban las telas que cubrían sus cuerpos como
importantes símbolos religiosos y míticos. La creencia en la vida después de la muerte y
en la innegable inmortalidad del alma se pone de manifiesto en los tejidos, las formas y
colores.

La forma de vestir de la época respondía a una compleja mentalidad que definía


perfectamente y sin ningún tipo de dudas la condición social y la función que cada
persona cumplía en la sociedad. Uno de los marcadores más importantes de la
diferencia de clases era la presencia o no de adornos y joyas en las telas. Los
amuletos protegían del mal y aportaban a aquellos que los poseían energía y poderes
mágicos.

Los tejidos solían ser transparentes, puesto que no existían, en aquel


entonces, prejuicios en torno de la desnudez corporal. La forma de vestir
respondía, holísticamente, a un sentido estético que, bajo ningún concepto,
obedecía a un patrón moralista.

El Faraón, ser mítico y descendiente directo del Dios del sol Ra (la más
poderoso de todas las Deidades), era vestido con un traje especial, el cual le otorgaba
una fuerza única y una energía sobrehumana sin igual. Esta vestimenta poseía un
significado mágico y divino; ahí reside su inigualable grado de superioridad estética.

Han pasado los años y la moda ha sobrevivido los embates del tiempo, al punto
que se ha convertido en el eje definitorio de una cultura, la juvenil, y de una sociedad.
Vestirse con la marca x es actuar en consonancia con el momento que se vive. Existen
ciertos parámetros estético-sociales que diferencian a las distintas sociedades y a sus
habitantes. Sin embargo, cada quien escoge la manera como quiere y desea lucir.
Curiosamente, la postmodernidad, patrón de la más variopinta, irreverente e
inverosímil condición de vida y de llevar las cosas, le otorga a la jóvenes
(especialmente) esa potestad para lucir como quieren, en detrimento de lo moralmente
preestablecido o de lo que caracteriza al común denominador humano. Muchos son los
colores y diversos son los atuendos existentes en el mercado textil. Los grandes mall del
planeta (lujosos y flamantes centros comerciales) están plagados e inundados de una
serie de tiendas que resaltan lo que está de moda en las capitales más importantes del
globo terráqueo. El llevar o adquirir las ropas creadas por los más reconocidos
diseñadores del mundo (Hugo Boss, Tommy Hifiger, Polo-Ralph Laurent, Giorgio
Arman y Levi Strauss, entre otros) es algo que se ha erigido como una pauta,
irrevocable e irrenunciable de vida. Lamentablemente, estas marcas no pueden ser
adquiridas por la totalidad de sus fans, puesto que éstos no pueden competir con los
altos precios de las mismas. En este sentido, tienen que conformarse, muchas veces, con
la adquisición de productos similares (meras imitaciones). Esta situación ha dado pie al
nacimiento de los imitadores, personas encargadas de vender todas las piezas de moda a
los precios más bajos del mercado. Esto ha potenciado, fomentado y alimentado el
mercado buhoneril (ventas informales). El comprador sabe, en una actitud poco
conformista, que no está adquiriendo la etiqueta original.

No cabe duda que la moda es, sin lugar a dudas, una actitud ante la vida. Llevar
los atuendos del momento es estar al día y en consonancia con este sui generis mundo.

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