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LA LATERALIDAD

La lateralización es la última etapa evolutiva filogenética del cerebro en sentido


absoluto.
La lateralidad corporal es la preferencia en razón del uso más frecuente y efectivo
de una mitad lateral del cuerpo frente a la otra. Inevitablemente hemos de referirnos al
eje corporal longitudinal que divide el cuerpo en dos mitades idénticas, en virtud de las
cuales distinguimos dos lados derecho e izquierdo y los miembros repetidos se
distinguen por razón del lado del eje en el que se encuentran (brazo, pierna, mano,
pie... derecho o izquierdo). Igualmente, el cerebro queda dividido por ese eje en dos
mitades o hemisferios que dada su diversificación de funciones (lateralización)
imponen un funcionamiento lateralmente diferenciado.

La lateralidad es el predominio funcional de un lado del cuerpo humano sobre el


otro, determinado por la supremacía que un hemisferio cerebral ejerce sobre el otro.

La lateralización es el proceso por el que se desarrolla la lateralidad y es importante


para el aprendizaje de la lecto-escritura y la completa madurez del lenguaje, la
enseñanza de la p, d, b, q, exige el dominio de la lateralidad; si el niño no tiene
conciencia de su lado

derecho o izquierdo jamás podrá proyectar al exterior su lateralidad, y se le dificultará


la diferencia e identificación de estas letras. Consideremos además que la lectura y
escritura son procesos que se cumplen de izquierda a derecha.

El dominar la lateralidad en el niño lo ayudará mucho a ubicarse con respecto a otros


objetos. El no hacerlo podría repercutir en las dificultades de aprendizaje de algunas
materias. Por ejemplo en el caso de las matemáticas se sabe que para sumar y restar
varias cantidades se empieza de derecha a izquierda y si no ha trabajado su
lateralidad le será difícil ubicarse frente al papel.

La lateralidad se consolida en la etapa escolar. Entre los 2 y 5 años observamos que


las manos se utilizan para peinarse, asearse en el baño, poner un clavo, repartir un
naipe, decir adiós, cruzar los brazos y manos, en estos dos casos la mano dominante
va sobre la otra. En la edad escolar el niño debe haber alcanzado su lateralización y
en función de su mano, pie, ojo y oído.

PARA IDENTIFICAR LA LATERALIDAD


Para conocer la dominancia de la mano podemos pedir al niño/a que realice las
siguientes actividades:

Dar cuerda un reloj.


Utilizar tijeras y escribir.
Para la dominancia de pie: saltar en un solo pie, patear la pelota.
Dominancia de ojo: mirar un agujero, telescopio.
Dominancia de oído: escuchar el tic-tac del reloj.

Analizaremos si se realizaron todas las actividades con miembros u órganos del lado
derecho o izquierdo, entonces podemos saber si el niño es de dominancia definida. Si
alternó derecha con izquierda se dirá que tiene “dominancia cruzada”.

LOGRANDO LA LATERALIDAD

Para desarrollar la lateralidad se puede pedir al niño/a que ejecute lo siguiente:


• Identificar la mitad derecha e izquierda en su propio cuerpo, en el de su
compañero y en su imagen frente a un espejo.
• Manipular, con su mano derecha, la mitad derecha de su cuerpo, iniciando en
la cabeza, ojos, oreja, cuello y tronco.
• Llevar diariamente una cinta de color en la muñeca de la mano derecha.
• Señalar en su compañero, puesto de espaldas, partes de su lado derecho e
izquierdo, esta misma actividad se realizará con el compañero puesto en
frente.
• Frente a un espejo grande y dividido en dos partes iguales con cinta adhesiva,
señalar su lado derecho e izquierdo.
• Hacer movimientos oculares de izquierda a derecha.
• Ejercicios unilaterales: con la mano derecha topar su pie derecho.
• Ejercicios simultáneos: con su mano izquierda topar su ojo derecho.
• Ejercicios con el brazo izquierdo y derecho: arriba, lateral, derecha.
• Lectura de carteles de imágenes: el niño debe identificar los dibujos del cartel,
siempre de izquierda a derecha, esta misma actividad puede realizarse con
colores.
• Dictado de dibujos: la maestra pedirá dibujar figuras geométricas, controlando
que el niño realice esto de izquierda a derecha.
• Trazar de líneas horizontales, verticales y con cambios de dirección.
• Hacer dibujos simultáneos: utilizando dos hojas de papel el niño hará círculos
simultáneos en las dos hojas y con las dos manos.
Esta serie de ejercicios son pautas que para el maestro o padre de familia realice en el
período preescolar, pero mucho juega la creatividad para encontrar otras alternativas.
También se puede hacer uso de juegos y juguetes destinados a desarrollar la
lateralidad de manera muy divertida como el set manos y pies.
EL ESQUEMA CORPORAL

El esquema corporal es la imagen corporal o representación de cada quien tiene de su


propio cuerpo, sea en un estado de reposo o en movimiento.

Según los especialistas, el desarrollo del esquema corporal tiene todo un proceso,
depende de la maduración neurológica como también de las experiencias que el niño
tenga. Alcanza su pleno desarrollo hasta los 11 o 12 años.
El esquema corporal es producto de un desarrollo progresivo ontogenético y a partir de las
siguientes sensaciones:

a) Interoceptivas, (viscerales).
b) Exteroceptivas, fundamentales logradas por la vista y el tacto.
c) Propioceptivas, que nos vienen de los músculos, tendones y articulaciones, y nos
informan sobre la contracción o relajación del cuerpo. (Percepciones de posición y tono
muscular).

A lo largo de su evolución psicomotriz, la imagen que el niño se forma de su propio cuerpo


se elabora a partir de múltiples informaciones sensoriales de orden interno y externo que
este percibe.

Desde el punto de vista evolutivo, primero se dan las sensaciones interoceptivas, la


sensibilidad del tubo digestivo y la actividad bucal a partir del nacimiento. A partir de la
alimentación y de las funciones excretorias, el niño va experimentando vivencias acerca
de su propio cuerpo.

En un segundo momento, los niños experimentan sensaciones de origen cutáneo, es decir


a partir de la piel o el tacto, esto dará paso a las sensaciones exteroceptivas, pues
descubrirá sus manos como parte de sí mismo y como nexo entre el mundo exterior y su
mundo interno. Las manos no sólo son parte de su cuerpo sino instrumentos de
exploración. Posteriormente irá descubriendo otras partes de su cuerpo, como sus pies y
poco a poco los irá incorporando a su esquema corporal.

A medida que el niño desarrolle destrezas motoras, sea capaz de caminar, desplazarse y
adoptar posturas más complejas irá recibiendo información de las diferentes posiciones
que adopta e irá tomando conciencia de que ese cuerpo le pertenece. A los tres años, el
niño ya tomará conciencia de que su manos, pies, tronco y empezará a manejarse como
un todo, irá descubriendo su imagen total.

La organización del esquema corporal es el punto de partida de numerosas posibilidades


de acción y juega un papel de suma importancia en el desarrollo de los niños.
Etapas de elaboración del esquema corporal (Pierre Vayer)

Primera etapa: Del nacimiento a los dos años (Periodo maternal)


• Empiezan a enderezar y mover la cabeza.
• Enderezan a continuación el tronco.
• Llegan a la posición sentado con el apoyo primero y luego sin apoyo.
• La individualización y el uso de los miembros los llevan progresivamente a la
reptación y luego el gateo.
• El uso de los miembros le permite la fuerza muscular y el control del equilibrio, esto
a su vez le permite:
○ El enderezamiento hasta la postura erecta.
○ El equilibrio y posición de pie con ayuda y luego sin ella.
○ La marcha.
○ Las primeras coordinaciones globales asociadas a la prensión

Segunda etapa: De los dos a los cinco años


• A través de la acción, la prensión se hace cada vez más precisa, asociándose
una locomoción cada vez más coordinada.
• La motricidad y la cinestesia (sensación por el cual se percibe el movimiento
muscular, posición de nuestros miembros) permiten al niño el conocimiento y la
utilización cada vez más precisa de su cuerpo entero.
• La relación con el adulto es siempre un factor esencial de esta evolución que
permite al niño desprenderse del mundo exterior y reconocerse como un
individuo autónomo.

Tercera etapa: De los cinco a los siete años (Periodo de transición)


• El desarrollo de las posibilidades del control muscular y el control respiratorio.
• La afirmación definitiva de la lateralidad (predominio de uno de los lados de
nuestro cuerpo).
• El conocimiento de la derecha y la izquierda.
• La independencia de los brazos con relación al cuerpo.

Cuarta etapa: De los siete a los once-doce años (elaboración definitiva del
esquema corporal)
• Gracias a que el niño toma conciencia de las diversas partes del cuerpo y el
control del movimiento se desarrolla:
○ La posibilidad de relajamiento global o segmentario (de su totalidad o de
ciertas partes del cuerpo).
○ La independencia de los brazos y tronco con relación al tronco.
○ La independencia de la derecha con relación a la izquierda.
○ La independencia funcional de diversos segmentos y elementos
corporales.
○ La transposición del conocimiento de sí al conocimiento de los demás.
A partir de esta etapa, el niño ya habrá conquistado su autonomía. A medida que toma
conciencia de las partes de su cuerpo y de su totalidad, será capaz de imaginarse o de
hacer una imagen mental de los movimientos que realiza con su cuerpo, esto permitirá
planear sus acciones antes de realizarlas.

MOTRICIDAD FINA

La motricidad fina comprende todas aquellas actividades del niño


que necesitan de una precisión y un elevado nivel de coordinación.

Habilidades de motricidad fina

La motricidad fina influye movimientos controlados y deliberados


que requieren el desarrollo muscular y la madurez del sistema
nervioso central. Aunque los recien nacidos pueden mover sus
manos y brazos, estos movimientos son el reflejo de que su cuerpo
no controla conscientemente sus movimientos . El desarrollo de la
motricidad fina es decisivo para la habilidad de experimentación y
aprendizaje sobre su entorno, secuentemente, juega un papel
central en el aumento de la inteligencia.
Asi como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se
desarrollanen un orden progresivo
La estimulación de la motricidad fina ( músculo de la mano) es
fundamental antes del aprendizaje de la lecto- escritura . si
analizamos que la escritura requiere de una coordinación y
entrenamiento motriz de las manos , nos damos cuenta que es de
suma importancia que la docente realice una serie de ejercicios,
secuenciales en complejidad , para lograr el dominio y destreza de
los músculos finos de dedos y manos .
Un buen desarrollo de esa destreza se reflejará cuando el niño
comience a manejar los signos gráficos con movimientos armónicos
y uniformes de su mano en la hoja de cuaderno.

!Hola! amigos les doy la bienvenida a esta página wed ; desde este
momento te voy a mostrar muchas novedades sobre motricidad fina
que te va a servir de mucha utilidad, sobre todo para profesores de
educación inicial. Espero compartir contigo muchas experiencias de
que manera podemos ayudar a niños de inicial.

LA ORIENTACION ESPACIAL
Los juegos de esta serie están dirigidos a niños/as de Educación Infantil y
pretenden desarrollar las nociones espaciales básicas que le ayudan a
localizarse en el espacio, y a orientarse en él (arriba, abajo, a un lado, a otro
lado,...). Esas nociones espaciales son necesarias para la adquisición de
posteriores conocimientos como la lectura y la escritura
La orientación espacial es una capacidad cognitiva generalmente olvidada y
poco estimulada en el contexto escolar, pero que tiene una gran implicación en
los procesos de aprendizaje. De hecho, muchos chicos con problemas de
aprendizaje, en realidad lo que padecen son dificultades de orientación
espacial. Por ejemplo, muchos casos de dificultades con las cuentas, la
numeración, la escritura, la lectura, la búsqueda de información, encubren
dificultades de orientación y estructuración del espacio.
Así mismo, muchos trastornos infantiles, como el Trastorno de Aprendizaje No
Verbal o el Síndrome de Asperger implican dificultades especiales en este
aspecto.
El material estimula los siguientes aspectos:
- La integración del esquema corporal utilizando el propio cuerpo como primera
referencia para orientarse en el espacio.
- Identificar posiciones correctas en el espacio.
- Organizar y distribuir objetos
- Análisis visual dividiendo el todo en sus partes componentes.
- Praxias constructivas.
- Habilidades visiomotoras
- La orientación derecha-izquierda
- El seguimiento de instrucciones relacionadas con la orientación espacial.
Hemos publicado un material dirigido a maestros de educación Infantil y
Primaria, maestros de pedagogía terapéutica, pedagogos, psicólogos y otros
estimuladores para que puedan trabajar y estimular estos aspectos y también
para que puedan recomendárselo a las familias para trabajar desde el hogar.
Hay cuatro niveles, pensados en principio para niños de 3 a 8 años o edades
superiores con dificultades. Como siempre más que las edades hay que buscar
aquellos que se adecuan al nivel de desarrollo de cada niño.
Las tareas que se trabajan principalmente son: copia de dibujos; realizar gestos
relacionados con las posiciones en el espacio, seguir rutas, copiar trayectorias,
identificar dibujos con la misma orientación que un modelo, reproducir
construcciones con figuras geométricas, etc

LAS RELACIONES DE LOCALIZACIÓN ESPACIAL


Localización Espacial: Allí, Aquí, Allá, Acá, Ahí, Entre, Centro (en el), Cerca-
lejos, Próximo-lejano.
Alomar (1994) concluyó que una mala orientación en el espacio supondrá la
difícil localización del propio cuerpo, y por tanto, se apreciará una irregular
organización. La orientación espacial es la aptitud para mantener constante la
localización del propio cuerpo tanto en función de la posición de los objetos en
el espacio como para posicionar esos objetos en función de la propia posición.
Esto podemos comprobarlo al realizar una rondada.
Según Defontaine (1978), el espacio en el niño se puede considerar una
evolución paralela con la imagen del cuerpo. Para conocer en mayor medida el
espacio exterior, el niño debe reconocer en primer lugar su propio espacio (el
que ocupa). Así pues, distinguiremos entre espacio próximo y lejano. En el
primer concepto se advierte de la zona por la que el niño se mueve, y en el
segundo ese espacio se limitará al medio y lugar hasta donde alcanza su vista.
Alomar (1994), para reforzar los parámetros de espacialidad, el niño debe
reconocer su propio espacio, que es el que envuelve su cuerpo en cualquier
acción que realice, el espacio próximo, propio del área o zona por la que el niño
se mueve y el espacio lejano que es el entorno o paisaje en que se encuentra y
alcanza su vista.
En la misma dinámica sobre el espacio exterior o espacio externo, Lapierre
(1974) diferencia entre la distancia y dirección respecto al yo, puesto que, el
espacio externo se percibe como una distancia del yo (el gesto ha de ser más o
menos largo) y la dirección (el gesto ha de ser hacia la derecha, izquierda,
arriba, abajo, etc.).
Mencionada dirección es aprobada según Linares (1989) en el niño entre los
3 y 7 años, edad en la que éste es consciente ya de las nociones de
orientación; derecha-izquierda, arriba-abajo, delante-detrás. Entre los 3 y 7
años, el niño accede a las nociones de orientación (derecha-izquierda, arriba-
abajo, delante-detrás).
A modo de conclusión se sugieren a tal percepción de la dirección en
relación al espacio externo, conceptos tales como los siguientes, en cuanto al
tema de la localización espacial:
• Allí: en aquel lugar, a aquel lugar. Establece el lugar en lejanía de forma
precisa.
• Aquí: en este lugar, a este lugar. Se refiere al lugar exacto.
• Allá: indica lugar menos determinado que el que denota allí. Advierte, en
lejanía, estar junto a.
• Acá: lugar cercano, aunque no denota precisión como el del adverbio
aquí. Determina la proximidad o cercanía a un objeto o persona de
forma imprecisa.
• Ahí: en ese lugar, a ese lugar. Fija lugar exacto.
• Entre: denota la situación o estado en medio de dos o más cosas.
• Centro (en el): lugar de donde parten o a donde convergen acciones
particulares.
• Cerca: próxima o inmediatamente a un lugar o a un móvil.
• Lejos: a gran distancia, en lugar distante o remoto en referencia a algo o
alguien.
• Próximo: cercano, que dista poco en el espacio o en el tiempo respecto
a un móvil o lugar establecido.
• Lejano: que está lejos en el espacio o en el tiempo en alusión a otro
móvil o lugar.

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