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BOLETÍN CF+S 14. Diciembre 2000.

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S
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BOLETÍN CF+S 14. Diciembre


2000.

EDITORIAL

Hacia una arquitectura y un


urbanismo basados en criterios
bioclimáticos.
Actas del seminario del CENEAM (Centro Nacional de Estudios Ambientales). Valsaín, 24, 25 y
26 de Abril de 2000.

Arquitectura, economía y ecología. Mariano Vázquez Espí.


De la sostenibilidad a los ecobarrios. Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas.

● Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la urbanización. José María Molina
Terrén.
● Buenas prácticas de arquitectura bioclimática. Margarita de Luxán, Guillermo de Ignacio,
Ricardo Tendero y Juan Giaccardi.
● Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias. Javier
Neila.
● Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual. Flavio de Celis d'Amico.

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● Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública


(VPO). Carlos Expósito Mora.
● Un caso práctico. Edificio de 49 viviendas de Promoción Pública en el Plan Parcial "Oeste de
San Fermín" (Madrid). Mario Muelas, Agustín Mateo y Manuel Macías.
● Plan de viviendas bioclimáticas en Navarra. Manuel Enríquez Jiménez.

Documentos

● Equinox 2000 en el parlamento europeo


● Construction and demolition waste management practices and their economic impacts
http://www.europa.eu.int/comm/environment/waste/report.htm
● Carta de las ciudades europeas hcia la sostenibilidad (Carta de Aalborg)
http://www.iclei.org/europe/ac-spani.htm
● Agenda 21 Local
http://www.rolac.unep.mx/agenda21/esp/ag21inde.htm
● Ecological Paradigm in Architecture
http://home.earthlink.net/~jluke313/EcoArch.fin.html
● Building a better quality of life. A strategy for more sustainable construction
http://www.construction.detr.gov.uk/cirm/pdf/sus_cons.pdf
● New approaches to land-use planning: transport policy and sustainable urban development
http://www.jrc.es/iptsreport/vol36/english/TRA1E366.htm

Recursos
● Agenda de la Construcción Sostenible
http://www.apabcn.es/sostenible/castellano/default.htm
● Sustainable Sources Environmental Site
http://www.greenbuilding.com/
● Junta de residuos de Cataluña
http://www.junres.es/altres/runes/index.htm

Cartas | Noticias | En la red | Libros


Asesora editorial: Isabel Velázquez Valoria, urbanista.
Comité de Redacción: Ricardo García Moreno | Gloria Gómez Muñoz | Carlos Jiménez Romera | Nerea Morán Alonso
| Mariano Vázquez Espí.

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BOLETÍN CF+S 14. Diciembre 2000.

EDITORIAL

Isabel Velázquez Valoria

Este Boletín recoge las ponencias presentadas en el primer curso de Arquitectura Bioclimática
organizado por el Centro de Educación Ambiental (CENEAM) en la primavera de 2000. Este curso se
enmarcaba en un ciclo que, bajo el título de La Ciudad Sostenible, coordinaba la red ambiental
Bakeaz, y en concreto Josu Ugarte.

La idea inicial del curso se centraba en el reto que se plantea para el sector de la construcción al
aplicar los conceptos de desarrollo sostenible. La propuesta concreta del curso intentó ampliar este
reto de la sostenibilidad al campo de las relaciones de la arquitectura con el urbanismo que ha sido
explicado en el boletín número 13 ( Paisaje antes de la batalla, [Verdaguer, 1998]).

Por otra parte, se han intentado conjugar las intervenciones teóricas a cargo de arquitectos con amplia
experiencia en el campo de la reflexión y la experimentación dentro de este tipo de arquitectura, junto
con la presentación de experiencias actuales en vías de realización dotadas de suficiente entidad.
El contenido del presente Boletín está constituido por dos artículos de marco general como son el de
Mariano Vázquez Espí y el de Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas, acompañados de un conjunto de
reflexiones sobre la arquitectura integrada en su medio, elaboradas desde diversas perspectivas, y de
una serie de artículos sobre experiencias concretas. En este último apartado se ha hecho el esfuerzo de
trascender los ejemplos aislados de viviendas o edificios institucionales para incluir información sobre
propuestas más ambiciosas, como la impulsada por la Empresa Municipal de Vivienda de Madrid,
consistente en un concurso para incluir condiciones bioclimáticas en la nueva vivienda social, o la que
ha iniciado el Gobierno de Navarra a través del Plan de Vivienda Bioclimática.

Asímismo se incluyen algunos documentos y propuestas que desde otras latitudes vienen
desarrollando estrategias más concretas para incorporar a la normativa y a la regulación del sector de
la construcción los nuevos planteamientos.

De los artículos presentados se deducen una serie de ideas comunes, aplicables a la hora de plantearse
nuevos modos de abordar la construcción de nuestro medio. Todo este conjunto de ideas, en cualquier
caso, parte de la constatación de que la situación actual en el difícil sector de la construcción es todo
menos clara: la edificación consume una cantidad ingente de energía y recursos en los países
desarrollados para conseguir unos niveles de confort y salubridad poco satisfactorios. La construcción
ha abandonado la coherencia ancestral de basar sus realizaciones en el aprovechamiento de las
condiciones de partida: el "genius loci", las características de clima, la topografía, la identidad, los
elementos culturales y de patrimonio, así como los valores y necesidades sociales, para sobrevalorar
las soluciones abstractas y ajenas tanto a la naturaleza como a las propias demandas sociales, en un
proceso debido en parte a la engañosa facilidad de la innovación tecnológica. Se construye de
espaldas al clima y a continuación se intenta conseguir un nivel mínimo de confortabilidad mediante
un consumo ingente de energía invertida en el esfuerzo de adecuación climática. Se elevan edificios
"inteligentes" que inmediatamente se revelan como edificios "enfermos". La salubridad de los
materiales constructivos es una cualidad que no aparece en los pliegos de condiciones o en las fases
previas de los diseñadores.

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Por no entrar en las consideraciones más generales, como es la lógica lineal de consumo de recursos
naturales o artificiales (energía, agua, suelo, materiales de construcción...) que se aplica actualmente
sin mayor reflexión al medio edificado, una lógica que debería sustituirse por otras más próximas a las
de la naturaleza y basadas en la utilización de los recursos renovables y en la evitación de los procesos
de degradación de estos recursos y su consiguiente transformación en residuos nocivos e inutilizables.
Las reflexiones y presentaciones contenidas en este Boletín tratan de ofrecer material para este cambio
de lógica, sin perder de vista un hecho que cada vez se revela como más incuestionable: si se plantea
la idea de sostenibilidad con auténtico rigor, la arquitectura del próximo milenio deberá abordar como
tareas principales y prioritarias la rehabilitación y la intervención sobre los espacios construidos como
alternativas a la creación de nuevos edificios o de nuevas zonas urbanas.
Fecha de referencia: 13-12-2000

Ciudades para un futuro más sostenible


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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid


Patrocinado por la Dirección General de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo
del Ministerio de Fomento de España.

Actualizado: 07 06 2001

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Arquitectura, economía y ecología

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Arquitectura, economía y
ecología

Mariano Vázquez Espí


Ondara (España), septiembre de 2000 [1].
Las cosas que yo sé las sabe un tonto cualquiera ...
Kiko Veneno

¿Tiene sentido un análisis detallado de la economía y la ecología en relación con la arquitectura? Está
tan de moda lo ecológico y lo sostenible que la pregunta puede parecer retórica. Sin embargo, mi
intención va más allá de una moda pasajera, de manera que merece la pena examinar la cuestión con
alguna profundidad.
En primer lugar, nótese el parecido entre ambas palabras. La raíz común es el oikos griego, que se
refiere al amplio campo semántico encabezado por "casa". La economía, en su sentido primigenio,
vendría a ser el conjunto de reglas para el buen gobierno de la casa. Debe notarse que para los griegos
de la antigüedad y para otras muchas culturas antiguas y vernáculas, el referente de "casa" era (y es)
mucho más amplio que el que hoy manejamos en Europa. Hoy pensamos en nuestra casa individual,
separada del resto. Sin embargo, en esas otras culturas, en las que la vida se apoyaba sobre estructuras
comunales amplias (como la familia, el clan, la comuna o la tribu), la "casa' era ante la casa común y
extendía su referencia al poblado, la ciudad y el territorio. De este modo, "economía" era para los
antiguos economía doméstica: un conjunto de reglas, local y propio de cada cultura, construido a
través del tiempo y en permanente evolución, y aceptado como forma de integración comunitaria
[Bookchin, 1974].
"Ecología" no tiene un referente tan claro en la Antigüedad (quizá porque la humanidad no se había
imaginado todavía fuera de la Naturaleza, quizá porque todo era ecología). Etimológicamente hubiera
significado el "tratado de la casa", con todas las connotaciones anteriormente indicadas. Tratado en el
sentido de explicación objetiva del funcionamiento y ser de la "casa". Sólo recientemente, con el
atrevimiento propio de la moderna ciencia europea y con la consiguiente creencia en la posibilidad de
una explicación objetiva, cobró la ecología carta de naturaleza.
Hay una segunda línea argumental para ligar la arquitectura a la economía y a la ecología.
Considérese, por ejemplo, el clásico tratado de Vitruvio. Se oye decir a menudo que para Vitruvio la
arquitectura debía reunir tres cualidades, a saber, utilitas, firmitas y venustas. Lo cierto es que estas
tres cualidades nunca fueron asignadas por Vitruvio a la arquitectura en general, sino a ciertos
edificios públicos en particular (cf. [Vitruvio , 1970!]). Que la conocida como triada vitruviana haya
tenido semejante difusión es una historia larga (cf. [González, 1993]), que tiene más que ver con la

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Arquitectura, economía y ecología

fascinación del número tres que con cualquier argumento racional. De hecho, cuando Vitruvio se
atreve a intentar un análisis del arte sobre el que escribe, propone entender la arquitectura como
compuesta de cuatro elementos: orden[2], disposición[3], proporción[4] y distribución[5]. La
distribución, en griego oikonomía, consiste "en el debido y mejor uso posible de los materiales y de
los terrenos, y en procurar el menor coste de la obra conseguido de un modo racional y ponderado".
La economía doméstica queda incluida, por tanto, como uno de los principios rectores de la
arquitectura vitruviana, con intensidad pareja a otros tenidos hoy por más arquitectónicos, como la
proporción o la simetría.
La proporción vitruviana tiene un sentido más amplio que el actual, e incluye como principio rector la
consideración de las relaciones entre la parte y el todo. Estirando los conceptos, este tema de la
relación entre las partes y el todo es uno de los centrales en la moderna ecología, y en consecuencia,
una hipótesis interesante es que nuestra actual ecología quedaría incluida también para Vitruvio entre
los principios rectores de la arquitectura. La hipótesis es plausible: un análisis detallado de la obra
vitruviana pone al descubierto el uso de los conceptos de disponibilidad, de autoconstrucción, de
rechazo de la riqueza pecuniaria[6], y de adaptación al lugar, al Sol, al viento o a la luz.

Debe recordarse también que para Vitruvio, el punto de vista de la arquitectura debe ser global,
generalista, o en sus propias palabras "la arquitectura abarca como en un círculo todas las ciencias".
Una interesante consecuencia de esto (generalmente ignorada u ocultada) es que, para Vitruvio, "todos
los hombres y no sólo los arquitectos están en condiciones de juzgar lo bueno". Esta línea argumental
fue conservada por algunos tratadistas posteriores, como Alberti y Fray Lorenzo de San Nicolás, pero
desafortunadamente la mayoría siguió por otro camino (cf. op. cit.).

1. Renta y stock

Una de las enseñanzas que cabe extraer de la historia de la arquitectura solar (véase [Butti et
Perlin, 1980]; [Vázquez, 1999]) se refiere a la diferencia entre los conceptos de renta y stock, y a las
dramáticas consecuencia que acaecen cuando un stock se consume como si fuera una renta. La
evolución de la técnica solar desde el siglo XVIII se ha interrumpido cada vez que se descubre un
nuevo combustible, abundante y barato en apariencia, tal como el carbón, el petróleo, el gas natural o
el uranio. Los combustibles siempre aparecen como depósitos, almacenes o stocks de materiales; y
siempre se trata de yacimientos finitos y limitados. Generalmente se trata de ahorros producidos en el
funcionamiento histórico del sistema Tierra-Sol. Salvo el uranio, de un modo u otro todos son ahorros
de energía solar y/o geotérmica. El uranio, por otra parte, ha sido calificado como ahorro de la energía
de la gran explosión o big-bang[7].

1.1. La economía doméstica

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Arquitectura, economía y ecología

¿Qué puede hacerse con los ahorros que uno mismo ha reunido o que ha recibido como herencia?
Respuestas razonables a esta pregunta pueden encontrarse en la economía doméstica de todos los
tiempos y lugares, particularmente en el pensamiento de las amas de casa. Pueden darse dos
situaciones típicas:
1. Si la familia cuenta con otras fuentes de ingresos (rentas del trabajo o del capital, por ejemplo),
los ahorros pueden emplearse en un gasto extraordinario, un gasto que no se repetirá en breve
plazo. Tanto da que sea un derroche (una celebración o una fiesta) o una inversión (el arreglo de
la casa o los estudios de una hija).
2. Si por el contrario la familia se ve abocada a "tirar de sus ahorros" por falta de renta, intentará
primero convertir los ahorros en capital productivo (en un banco o en un negocio) y ajustar su
tren de vida a la renta que ese capital pueda producir. De hecho, una elemental prudencia
aconsejará emplear una parte de la renta así obtenida en mantener intacto el capital, y sólo con
la parte sobrante sufragar la vida cotidiana.
Pero si, por el contrario, en cualquier economía familiar los ahorros se emplean como renta, es
decir, si se retira cada mes lo necesario para los gastos de la manutención de la familia, el
ahorro acabará por desaparecer. La familia tendrá todavía salvación si antes de que los ahorros
se acaben por completo, sus miembros han sido capaces de encontrar un modo de obtener
rentas. Si por el contrario todos se dedican a la dolce vita, la catástrofe y la ruina acaban por
llegar.

Todas estas reglas son razonables y bien conocidas. Los técnicos solares del siglo XVIII en adelante,
por ejemplo, no hacían sino aprovechar los stocks de combustible que estaban siendo consumidos para
idear nuevas formas de emplear la renta de energía solar, una actitud muy poco valorada por la
mayoría de sus contemporáneos. De hecho, no puede dejar de sorprender la actitud de algunos
economistas de notable fama y poderosa influencia.

1.2. La ruptura de la Revolución Industrial

Examinemos el caso de John Maynard Keynes, por ejemplo. Entre otras cosas, dejo dicho que si en
una economía deprimida, se dedican capital y esfuerzos a abrir agujeros en las calles para luego
cerrarlos, y todo ello se paga con ahorros, la riqueza y el bienestar general aumentarán. Para Keynes,
realizar un trabajo con posible utilidad para luego destruirlo pagando ambas operaciones con ahorros
contribuirá al "crecimiento" económico. Más adelante examinaré con detalle el significado de ese
"crecerá". Por el momento, examinemos el horizonte del pensamiento de Keynes. Si piensan en el
significado de su frase en los términos de la economía doméstica dudo que puedan encontrarle algún
sentido razonable y quizás lleguen a la conclusión de que Keynes debió volverse loco al escribirla. No
es difícil, sin embargo, encontrarle cierto sentido, aunque se trata de una maniobra provisional: si un
ahorrador, con riqueza sobreabundante, paga a otros por hacer y deshacer, estos últimos obtendrán
algún ingreso y podrán ir tirando. Pero es fácil ver que la situación no durará siempre, que los ahorros
se acabarán, y que además tendremos como resultado una calle llena, alternativamente, de zanjas y de
parches [Naredo, 1987:341-351].
Naturalmente, no ha de faltar aquí la voz del especialista económico que trate de explicar la operación

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Arquitectura, economía y ecología

en lenguaje más técnico. Podrá emplear frases del siguiente jaez:


La renta que los trabajadores reciben aumentará el consumo de bienes y mercancías, sosteniendo así
los beneficios del capital, estos se reinvertirán productivamente y un ciclo económico expansionista
comenzará, etc.
Este es el tono habitual en las páginas económicas de la prensa que debe tenerse por falso, a pesar de
que su ininteligibilidad le haga aparecer como sabio ante el profano. Discursos semejantes pueden
desmoronarse a condición de examinar con algún detalle y atención el significado de la palabra
"producción", que aparece como pieza clave en el razonamiento anterior en la expresión "reinversión
productiva". Para ello volvamos a la historia de la arquitectura solar. Sus periódicos abandonos han
sido simultáneos con la "producción" masiva de petróleo, carbón o gas. Pero ¿cómo se produce
petróleo? ¿En una fábrica? Nada de eso: el petróleo, como el gas o el carbón se extraen de algún
yacimiento recién descubierto. De producirlo alguien, es la Naturaleza quien lo hace, y todo nuestro
conocimiento se reduce al de su sistema de extracción. Este mal uso de la palabra "producción" se da
también si hablamos de mercancías u otros bienes distintos a las materias primas. Para ver esto, lo
más corto (desde luego más corto que enredarse en una discusión técnica con los economistas) es
acudir al lenguaje más claro y experimentado de la física.

1.3. Economía física

Si ignoramos por el momento la posibilidad de transformar materia en energía mediante procesos de


fusión o fisión nuclear, la ley de la conservación de la energía nos asegura que a lo más que podemos
aspirar es a transformar energía entre sus diversas formas: calor, electricidad, etc. Pero nunca
produciremos nada. Además vivimos en un pequeño planeta aislado del resto del universo en términos
de flujo material[8], de manera que básicamente lo anterior también es de aplicación a la materia: sólo
podemos aspirar a transformarla. En realidad producir, lo que se dice producir, no producimos nada.
De ahí la auténtica sinrazón que supone el pensamiento de Keynes cuando se examinan sus
consecuencias a lo largo del tiempo.
En estos términos, el Sol, considerado en una escala de tiempo astronómico, es también un stock, un
capital que acabará por agotarse. De hecho, se trata de una enorme central de fusión nuclear con una
diferencia notable respecto a las centrales que se planea construir aquí en la Tierra (sin éxito por el
momento): se encuentra a una muy apropiada distancia de 150 millones de kilómetros, de manera que
sólo recibimos su útil flujo de radiación, bastante libre de radioactividad, y desde luego quedamos a
salvo de sus residuos. Pero si consideramos nuestra relación con el Sol en una escala temporal más
adecuada a nuestra duración, es decir, la escala biológica de la evolución de nuestra especie, resulta
claro que el Sol durará mucho más que nosotros. De este modo, la radiación que nos llega cada día es
una suerte de renta vitalicia que nos ha sido regalada por la Naturaleza y de la que en cierto sentido
podemos disponer a nuestro antojo. La energía solar (directa o indirecta) se manifiesta ahora en su
verdadera diferencia con la energía que puede obtenerse de cualquier combustible extraído de la
tierra: la primera es una renta inagotable (en nuestra escala temporal), mientras que la segunda es
siempre un stock no renovable.
Las anteriores definiciones de renta y stock no son del todo satisfactorias: se trata de definiciones
relativas a la escala de tiempo considerada y, en consecuencia, es posible plantear situaciones

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hipotéticas en que el uso de combustibles sería sostenible. Si, por ejemplo, el consumo de petróleo
fuera menor que la velocidad a que se produce en los yacimientos, el petróleo podría considerarse
como una renta inagotable, lo mismo que el Sol, según las anteriores definiciones. Sin embargo, basta
con mirar con atención al resultado del uso de la energía para poder construir definiciones más
precisas: el actual uso del petróleo (con independencia de su velocidad) produce inevitablemente
residuos que, mientras el planeta sea un sistema cerrado en lo que se refiere a la materia, se acumulan.
Por el contrario, los residuos producidos en el Sol, necesarios para que recibamos su energía, quedan
fuera del planeta. Es por ello que el uso de la energía solar puede ser limpio[9] (con independencia de
que el propio Sol pueda agotarse), mientras que la actual quema indiscriminada y reiterada de petróleo
es insostenible y sucia, con independencia del volumen de yacimientos existentes. La definición
espacial de renta y stock resulta preferible a la definición temporal, y en cualquier caso, apunta en
distinta dirección.
Espacialmente, la energía útil del Sol se perdería incluso si no fuera utilizada por la vida para su
despliegue en el planeta. Por contra, los stocks de combustibles fósiles están convenientemente
"empaquetados" para durar: su consumo debería merecer usos y objetivos dignos de su carácter de
"piedras preciosas", lo que contrasta con su actual despilfarro indiscriminado.
Ante este crucial asunto de la energía como flujo o como stock, las civilizaciones que se fueron
sucediendo en el planeta pueden clasificarse grosso modo en dos categorías. Aquellas que conscientes
del carácter limitado tanto de la renta como de los stocks energéticos, adaptaron sus consumos a la
renta energética realmente disponible. Y aquellas otras culturas, que podríamos denominar de
alza-y-caída, que descubrieron un nuevo stock y vivieron alegremente hasta agotarlo, momento en el
cual desaparecieron (en general, después de haber hecho desaparecer a todas aquellas otras culturas
del primer tipo que tuvieron la mala fortuna de ser sus vecinas).

2. Producción económica

Hemos visto que no tiene sentido hablar de producción material. Sin embargo, sin el concepto de
"producción económica" es imposible siquiera leer un tratado de economía moderna. Como muchos
economistas se apresuraron a señalar en el siglo XIX (para no caer en el ridículo) la producción
económica no tiene nada que ver con la materia o la energía, por el contrario debe de entenderse en un
plano fuera del mundo físico, en el universo del "valor". Para entender como en los tiempos modernos
se gestionan los recursos es necesario en consecuencia examinar en detalle la definición de "valor
económico" actualmente en vigor.

2.1. Los axiomas de la economía política

De las innumerables formalizaciones de la economía política he elegido la de León Walras,


apoyándome en la siguiente afirmación del prestigioso economista Paul A. Samuelson: "no hay más

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que un sistema en el mundo y Newton lo ha encontrado (sic). De la misma manera que no hay más
que una concepción de conjunto del sistema económico y es Walras quien tuvo la inteligencia (y la
suerte) de encontrarla"[10].

Primera definición de riqueza


Para comenzar sus Elementos de Economía Política Pura[11], Walras define en primer lugar el objeto
de su ciencia en un estilo axiomático (intentando emular el estilo matemático). Así, denomina
"riqueza social al conjunto de cosas materiales e inmateriales que, por una parte, nos son útiles y que,
por otra, no están a nuestra disposición más que en cantidad limitada". Y las cosas son útiles "en tanto
que respondan a una necesidad cualquiera y permitan satisfacerla". Y, finalmente "las cosas se
encuentran a nuestra disposición en cantidad limitada desde el momento en que no existen en
cantidades tales que cada uno de nosotros las encuentre... para satisfacer enteramente la necesidad que
cada uno tiene de ellas". Por tanto, el concepto de la escasez tiene "un sentido científico, como... [la]
velocidad en mecánica o [el] calor en física... Un cuerpo, en el lenguaje de la ciencia, tiene velocidad
desde que se mueve y calor desde que tiene una temperatura cualquiera. Lo mismo aquí,... por
abundante que sea una cosa es escasa... desde que es útil y limitada en cantidad, exactamente como
un cuerpo tiene velocidad... desde que recorre un cierto espacio en un determinado tiempo". Puesto
que toda actividad humana trata con cosas útiles y todo en nuestro planeta es limitado (dadas sus
dimensiones finitas) y, por tanto escaso[12], ya se ve que Walras parece disponerse a ofrecernos una
ciencia que responde plenamente a su etimología: las reglas para gobernar la casa de la especie
humana, gestionando sensatamente la riqueza disponible. A esta noción de riqueza y a los axiomas
empleados para establecerla los denominaré Riqueza. Arriesgaré aquí una imagen para axiomas tan
abstractos: amén de otras cosas, pertenece a R todo aquello cuya abundancia nos alegra en lo más
íntimo sin existir ni necesidad ni utilidad inmediata, como en las descripciones de los labradores para
las buenas cosechas, la fertilidad de los campos, la longevidad de una vieja ciudad...
Segunda y definitiva definición de riqueza
Y, sin embargo, todo es mentira. Tras este esfuerzo formalizador, Walras añadirá tres precisiones
fundamentales: "1) Las cosas útiles limitadas en cantidad son apropiables... La apropiación no recae
más que sobre la riqueza social y recae sobre toda la riqueza social. 2) Las cosas útiles y limitadas
son valorables e intercambiables... El valor de cambio, como la propiedad, no recae más que sobre la
riqueza social y recae sobre toda la riqueza social. 3) Las cosas útiles limitadas en cantidad son
industrialmente producibles o multiplicables... La producción industrial o la industria no recae más
que sobre la riqueza social y recae sobre toda la riqueza social." Así pues, "el valor de cambio, la
industria, la propiedad, tales son los tres hechos generales de los que toda la riqueza social, la riqueza
social sola, es el teatro". Ya se ve que la nueva definición de riqueza (que denominaré Producto) es,
simple y llanamente, un modo muy particular de Riqueza: la renta burguesa y crematística. A P sin
duda pertenece todo aquello que su carencia y/o su propiedad nos asalta en las pesadillas: el automóvil
que deseamos, la casa que hay que vigilar, las acciones que suben o bajan más allá de nuestra
voluntad... Pero Walras insiste machaconamente en que Producto es lo mismo que Riqueza (véase
[Naredo, 1987:205-215]).

Carácter supersticioso de la economía estándar


Si sobre R podría haberse intentado construir una ciencia económica universal, sobre P sólo puede
construirse en el mejor de los casos un conjunto de reglas para gestionar la empresa capitalista. El
potente motor ideológico de la economía política a la vez que su falsedad básica reside en la ecuación
(Riqueza social) = (Producto monetario), claramente falsa pero imprescindible para la justificación de

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Arquitectura, economía y ecología

la economía neoclásica y su desarrollo posterior. El funcionamiento esquemático de este motor es


como sigue. Con P se construyen reglas de las que se pretende haber demostrado su certeza al
aplicarlas con éxito en la gestión del limitado universo de la industria capitalista; como falsamente se
piensa que Riqueza=Producto, las mismas reglas se aplican para gestionar la riqueza de la comarca, el
país o el planeta con la justificación de que R crecerá. Nada importaría la falsedad si R se acrecentara
al igual que lo hace P. Pero a la vista de la situación global del planeta, espero estar disculpado de
demostrar que R no hace sino disminuir: el hambre, el subdesarrollo, el agujero de ozono ... son
síntomas de este fenómeno que es, en suma, el desequilibrio económico (o, si se prefiere, ecológico,
véase [Fernández, 1993]).
Puede entenderse ahora que se hable de "crecimiento económico". No se trata de un crecimiento
material o energético, sino del crecimiento del valor crematístico de aquellos particulares objetos
materiales o inmateriales que pueden cambiarse, fabricarse y apropiarse. También puede entenderse
que el crecimiento económico poco o nada tenga ver con la satisfacción de nuestras necesidades, pues
estas tercamente se niegan a abandonar el plano físico y material de nuestros cuerpos. Sin embargo, el
salto ideológico efectuado por Walras y otros ha tenido tanto éxito en su invasión de la cultura
industrial que casi todo el mundo se entristece y vive una cierta sensación de crisis si se anuncia que
el Producto Nacional ha disminuido o no ha aumentado lo suficiente. Y es por ello que merece la pena
acometer la penosa tarea de examinar minuciosamente el funcionamiento real de dicha magnitud y su
conexión con la riqueza material.

2.2. El Producto Nacional

El Producto Nacional o Producto Interior Bruto (PIB) es la magnitud central en los denominados
Sistemas de Contabilidad Nacional. Tales sistemas son sorprendentemente jóvenes (apenas 50 años) y
fueron propiciados por Naciones Unidas y otras instituciones. En ellos la mano de la escuela
keynesiana se deja notar. Se trata en parte de un instrumento para cuantificar la capacidad de ahorro
de la nación a fin de aplicar la regla keynesiana anteriormente citada. Sus grandes capítulos se
resumen en las figuras clásicas de consumo, ahorro e inversión. Y, hecho bien conocido, la tasa de
crecimiento del PIB es la medida primordial del "progreso" económico.
Uno de los aspectos más notables del sistema de medida del PIB es que los recursos naturales no son
considerados bienes económicos. Para llegar a esta situación, un largo proceso de maduración
ideológica tuvo lugar, un proceso que merece la pena examinar.
Evolución de las ideas económicas
Para los economistas clásicos, tales como David Ricardo o Karl Marx, la renta económica se
originaba como rendimiento de alguno de los siguientes factores o actividades productivas:
1. Extracción y consumo de recursos naturales
2. Explotación de "recursos humanos" (el factor trabajo)
3. Inversión de capital
La denominada revisión neoclásica de finales del XIX (llevada a cabo por Walras y otros) redujo el
origen de la renta a los dos últimos factores, de manera que los recursos naturales desaparecieron
como bienes económicos. Si bien se mira estaba en la lógica de sus axiomas: aunque la Naturaleza

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Arquitectura, economía y ecología

puede ser objeto de intercambio y apropiación, no puede "fabricarse" de manera que queda excluida
de la riqueza social definida por el segundo grupo de axiomas de Walras. Resulta irónico (pero así es)
que todo lo imprescindible para la vida biológica y la reproducción genética quede excluido de la
autoproclamada ciencia que estudia la satisfacción de las necesidades de los seres humanos. En el
plano teórico, la escasez de recursos naturales importaba muy poco a estos economistas.
El pensamiento de Keynes arranca desde la teoría neoclásica, aunque su acento se deslizó
notablemente hacia las rentas del capital y el mejor uso de éste para la producción de riqueza
crematística. En este contexto debe considerarse la triada anteriormente citada: consumo, ahorro e
inversión. Siguiendo la tradición keynesiana, las teorías construidas con la vista puesta en el
desarrollo del así llamado Tercer Mundo, acabaron por eliminar el trabajo como origen de la renta
económica. La razón esgrimida es que en tales economías el trabajo era excedentario. Al final de esta
evolución sólo el capital, el bien económico moderno por excelencia, recibe la consideración de
productor de rentas (incluyendo en lugar principal la inversión en "tecnología"). De este modo, las
construcciones industriales, los equipos y otros bienes manufacturados se consideran productores de
rentas, y su depreciación por envejecimiento o malogro se contabiliza como un cargo contra el valor
monetario de lo producido, disminuyendo en consecuencia la renta obtenida. Por el contrario, los
recursos naturales no se valoran del mismo modo: su pérdida, aunque puede dar lugar a una reducción
de la producción futura, no implica cargo alguno contra la renta actual (véase [Repetto, 1992]).
Resulta notable comparar este punto de vista, conclusión de una evolución en la que han ido
perdiendo importancia el trabajo y los recursos naturales como bienes económicos, con la llamada
escuela fisiocrática francesa del siglo XVIII. Una escuela económica que sólo reconocía como fuente
de valor los productos agrícolas. En el siglo XVIII sólo era intuído el papel del Sol en el
funcionamiento biológico del planeta. El propio concepto de energía estaba por establecer. Sólo en el
siglo XIX, la física y la fisiología ofrecerían claves de compresión adecuadas para estas cuestiones. A
pesar de su creencia en la posibilidad de producir materia, los fisiócratas seguían, después de todo, la
pista correcta, al considerar como rentas sólo aquellas rentas vitalicias y gratuitas que la Naturaleza
concedía a sus habitantes. La evolución posterior del pensamiento económico no pudo acabar en
extremo más opuesto: negando todo valor monetario a los recursos que vienen del Sol. (Más irónico
resulta aún el hecho de que, siendo los fisiócratas los primeros en formular el concepto de producto
neto o renta en un plano físico y en total acuerdo con los principios de la economía doméstica sobre
flujos y stocks, con idéntica denominación se bautizara después una magnitud que no puede ser más
contrapuesta, véase [Naredo, 1993:2].)
La extensión social del valor económico privado
En la formulación del PIB hay todavía otra falta de rigor fundamental. Para examinarla hay que
considerar la identidad fundamental de la contabilidad que puede enunciarse como sigue: "la
diferencia de existencias entre dos puntos temporales de un proceso debe igualar el flujo neto
[consumo o producción] en el período comprendido" [Repetto, 1992:8]. Por ejemplo, la diferencia
entre el activo monetario neto de una persona al principio y al final de un año será igual a sus ahorros
(o dispendios) netos durante ese año. Una idea bastante obvia que se aplica con rigor en la
contabilidad de cualquier propiedad industrial.
Pero cuando la contabilidad se extiende hacia fuera de una propiedad particular, hacia la comarca o la
nación, sólo se contabilizarán aquellos bienes intercambiables, apropiables y producibles, sin importar
su influencia en la esfera física exterior al universo del valor económico. Para tener una imagen más
tangible de como funciona todo el asunto, lo mejor será considerar un ejemplo sencillo que incluya,
sin embargo, todos los ingredientes. Si un agricultor tala sus bosques y vende la madera para reunir el
dinero que le cuesta un nuevo granero, su contabilidad privada reflejará la adquisición de un activo

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productor de renta, el granero, y la pérdida de otro activo, la parcela del bosque. El agricultor cree
salir ganado de un modo subjetivo, porque el granero es más valioso para él que la madera. Después
de todo, si no pensara así no realizaría la operación. En cualquier caso, su contabilidad privada refleja
las entradas y salidas de su economía, cumpliendo con la identidad fundamental de la contabilidad.
¿Qué ocurre con la contabilidad nacional? En ésta, la renta y la inversión suben al ser construido el
granero, y también crece la renta por haberse cortado la madera, no acusando en ningún lugar la
pérdida de un activo valioso.
Y lo que es todavía peor, si el granjero se gasta el producto de la venta de su madera en unas
vacaciones, a la vuelta será más pobre y no podrá costearse el granero, pese a lo cual la renta nacional
seguirá registrando un beneficio, un aumento. Es fundamental entender porqué el pensamiento local
del granjero no puede extenderse a la sociedad considerada globalmente. El granjero podrá comprar
otra parcela con árboles que talar; pero cuando todo el país se encuentre sin bosques no podrán
producirse más. El granjero, entonces, podrá trasladar su actividad a otros recursos sin quebranto del
valor monetario de su patrimonio (siempre y cuando hubiera dotado convenientemente sus fondos de
amortización). Pero el país no podrá hacer otro tanto y habrá de soportar la catástrofe de haber perdido
una de sus mejores riquezas materiales. El concepto de amortización que sirve para el granjero
privado no sirve para gestionar sensatamente los stocks valiosos para la sociedad [Naredo, 1993:3-4].
De hecho, la gestión de stocks en el sentido primigenio de la economía doméstica debe apuntar en la
dirección de conservarlos y mejorarlos, allí donde la propiedad y la economía neoclásica apuntan
hacia su liquidación.
Desarrollo económico y deterioro ecológico
Este singular sistema de medida de la riqueza ha sido impuesto por el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y el Banco Mundial (BM) a los países denominados "en vías de desarrollo". La política
económica aplicada se basa usualmente en las "teorías económicas para el desarrollo", que como
vimos sólo reconocen en el capital el origen de la renta. Desde el primer momento, resulta irónico que
se instruya a los países de baja renta en el uso de un sistema de contabilidad nacional que prescinde
casi por completo de sus principales bienes: el trabajo de sus habitantes y sus recursos naturales.
De hecho, este género de políticas ha tenido resultados desastrosos en numerosos casos. Baste citar el
ejemplo de Costa Rica [Repetto, 1992]: desde que siguió las recomendaciones del FMI, el PIB no dejo
de crecer. Sin embargo la riqueza física real no dejó de disminuir al mismo tiempo, consumiéndose
más de la cuarta parte de la selva tropical del país. Milagro de la publicidad y de sus modernos
medios, la imagen de Costa Rica como país celoso de su medio ambiente se fue imponiendo en los
países europeos al mismo tiempo.
Pero la disminución real de la riqueza no sólo se refiere a la disminución de la masa arbolada. Esto
sólo fue el principio de un proceso en cadena fácilmente comprensible desde la ecología: la
deforestación de grandes áreas de terreno en zonas de acusada pendiente (que además no soportaron la
agricultura industrial durante mucho tiempo) trajo consigo la erosión y arrastre de enormes cantidades
de capa vegetal; en tal magnitud como para que produjera la contaminación orgánica de la plataforma
marina continental, y la consiguiente devastación de los arrecifes coralinos. Esta situación, junto a la
sobrexplotación de los bancos pesqueros (fomentada por la misma política que aconsejó la tala de
bosques), tuvo como consecuencia la disminución anual de las capturas, por debajo incluso del nivel
de subsistencia de la pesquería tradicional y vernácula, una pesquería que había permitido sobrevivir a
varias culturas durante siglos en aquellas costas centroamericanas.
¿Cuál fue el diagnóstico de la economía estándar, representada por el FMI? Armado con un sistema
intelectual tan poco riguroso como el que hemos examinado, su diagnóstico no pudo ser más

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desatinado: todo ocurría debido a un exagerado aumento de pasivos, es decir, a la deuda externa. Para
disminuirla la política de explotación de los recursos naturales debía continuar y aumentar. Resulta
irónico que al diagnostico del FMI no le falte una pizca de razón. En buena medida, el aumento de la
deuda externa es responsable de la devastación de los recursos, pues sin la inversión extranjera en
nuevas técnica agrícolas y pesqueras nada de esto se hubiera producido: después de todo, las técnicas
tradicionales no hubieran sido capaces de producir tales daños a los recursos naturales por sí solas
(incluso si tal hubiera sido el deseo de los habitantes de la región).
Resistencia cultural del paradigma neoclásico
Tras las críticas de Repetto y otros autores parecía a todas luces necesario un cambio en el sistema de
contabilidad. De hecho, el Sistema de Contabilidad Nacional fue revisado en 1993.
Desafortunadamente, ninguno de los defectos que hemos examinado fue corregido[13]. Cuáles sean
los motivos, propósitos e intereses responsables de esta situación nos llevaría a un análisis
psicológico, ético y moral de nuestra civilización que excede con mucho el alcance de estas páginas.
Está tan arraigada en nuestra cultura la noción de que el progreso y el bienestar humanos están ligados
al crecimiento del PIB, que merece la pena insistir, incluso hasta el aburrimiento, en el despropósito
de una medida semejante. Como ejemplo significativo, nótese que el mayor consumo de combustible
debido a los embotellamientos de tráfico tiene el mismo efecto en el Producto Nacional que cualquier
otro consumo energético. Más cerca de la arquitectura, puede señalarse también que la demolición de
un antiguo edificio para construir otro será parte integrante de su valor económico, valor que
acrecentará el Producto Nacional. Si la edificación es de nueva planta y ocupa terreno hortofrutícola,
el Producto Nacional no experimentará disminución alguna por esta pérdida de un suelo fértil y, por
tanto, valioso para la riqueza real. En definitiva, la consideración pertinaz de la economía como un
universo cerrado y autosuficiente de bienes intercambiables, apropiables y producibles tiene como
consecuencia cierta precisamente la generalización de la escasez de la riqueza material que soporta el
intangible e insensible valor del dinero moderno.

3. La crisis ecológica y sus


consecuencias sobre la economía

La magnitud de la crisis ecológica actual la ha instalado como noticia habitual en las sopas de noticias
que nos ofrecen los medios de publicidad todos los días: el agujero de ozono, el desorden climático, el
abismo monótonamente creciente entre ricos y pobres (da igual que hablemos de países o de personas
dentro de un mismo país), la extinción de especies y ecosistemas, son sus ingredientes principales. A
fuerza de malas noticias la formulación actual de la economía política ha quedado en evidencia y su
reformulación es una cuestión urgente, pues a fin de cuentas las reglas económicas son el marco en el
que se produce la gestión de los recursos preciosos para el despliegue de la vida humana. Resulta
urgente encontrar nuevas visiones comprensivas, claves de interpretación que primero nos permitan
"leer el partido" (si me permiten la gráfica expresión futbolística), para después orientar nuestras
tácticas y estrategias hacia objetivos y acciones que consideremos convenientes y cuyos resultados y
procesos consecuentes puedan ser previstos con un grado de precisión razonable.

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Una teoría no es más que algo así como una red de pescador. Dependiendo de la malla de la red, de su
tamaño y de su forma, el resultado de echarla al mar será la captura de peces de distinta especie y
tamaño. Pero cambiar de teoría científica no es un asunto sencillo, pues la ciencia no avanza por
simple acumulación de saberes, sino más bien a través de procesos evolutivos no exentos de
catástrofes epistemológicas y revoluciones violentas (véase [Kuhn, 1962]). Puede que en la actual
encrucijada tengamos que acostumbrarnos a prescindir de una única teoría omnicomprensiva, y por el
contrario emplear distintas redes que nos permitan asomarnos a muy diversos planos del mundo
exterior.
Desde luego, la teoría económica corriente es incapaz de "pescar" los problemas involucrados en la
actual crisis ecológica[14]. Los "peces" son aquí los recursos naturales, ignorados por los sistemas de
contabilidad al uso en el diseño de la política económica. Para tener en cuenta tales recursos y su
gestión, de un modo conveniente, dos caminos se vislumbran en el horizonte. El primero consiste en
aplicar los conocimientos de las ciencias de la Naturaleza a los problemas relativos al mundo físico
circundante a las sociedades humanas. El segundo consistiría en extender a los elementos de ese
entorno físico procedimientos de valoración que permitan incluirlos en la lógica económica corriente,
que no puede razonar en otros términos distintos a costes, precios y beneficios monetarios, reales o
simulados. Quizá estos dos enfoques deberían complementarse para lograr resultados prácticos de
interés a escala social, pero las barreras académicas y mentales dificultan de momento su
convergencia [Naredo et Parra, 1993:XI].
Lo que está en discusión es sí, para resolver las nuevas preocupaciones, el razonamiento económico
ha de seguir girando alrededor del núcleo de los valores mercantiles o si, por el contrario, debe
desplazar su centro hacia los condicionantes del universo físico e institucional que lo envuelven.

3.1. Economía ambiental

La denominada economía ambiental se afana por su lado en extender a este o aquel elemento de un
medio ambiente azaroso y desordenado la vara de medir de la propiedad y del dinero, a fin de
someterlo a la lógica del coste/beneficio. Estos intentos ponen de manifiesto que el mercado no es el
resultado de la autoorganización de los individuos económicos (como se había pretendido hasta
ahora), sino que ha de tomar cuerpo sobre un marco institucional y unos derechos de propiedad
concretos y organizados previamente. De un modo político desde luego y con muchas posibilidades
concretas y diferentes entre las que elegir.
¿Cuál es el precio de la última ballena? ¿Cuál es el precio de la última mesa construida con madera de
los bosques de la Península Ibérica, como preguntaba un anuncio televisivo? Para estas preguntas no
hay modo de "calcular" una respuesta. De hecho, hace falta demasiada buena o mala fe para postular
que la mera privatización de los recursos naturales acarrea por fuerza su conservación, cuando la vida
diaria ofrece continuas evidencias en sentido contrario. Recuérdese por ejemplo que la implantación
en el siglo XIX de la propiedad burguesa de la tierra, o con palabras de Jovellanos en su informe sobre
la ley agraria española, la implantación "del pleno derecho de los propietarios al aprovechamiento de
sus esquilmos", es decir, al agotamiento de la fertilidad, coadyuvó a la deforestación de España y al
deterioro de sus suelos (cf. [Naredo et Parra, 1993:XII]; [Fernández, 1996:207]). Recuérdese
también que en el anuncio televisivo mencionado se va a poner precio a esa mesa simbólica
precisamente porque, en la ficción, los bosques de la Península han desaparecido hace tiempo.

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La pregunta sobre "el precio de la última ballena" tiene su apoyo último en la noción de
"sustituibilidad" de los recursos naturales por capital. Se trata de una noción clave de la economía
neoclásica. Pero una noción que se revela irreal a poco que se considere la física de los objetos, los
procesos y los sistemas (cf. [Rueda, 1999]). A fin de cuentas, la última ballena es insustituible y la
pregunta sobre su precio, estúpida. Las promesas propagadas desde la corporación
científico-industrial acerca de los futuros logros de la ingeniería genética o del programa espacial
buscan seguir ampliando el espacio mental en donde seguir creyendo en la "sustituibilidad" de unos
recursos por otros.
Conviene recordar cual es el origen de la expresión "propiedad privada". Para los primeros romanos
privare significaba separar excepcionalmente un bien de la comunidad y entregar su uso o disfrute a
un particular (véase [Capra, 1982]). El concepto, de origen griego, presuponía su contrario en la vida
de la polis. Lo "común" era su base económica, y sólo ocasionalmente, por motivos excepcionales, se
constituía una propiedad privada. Desde luego todo este rico sistema de relaciones comunitarias había
desaparecido enteramente en tiempos del Imperio Romano. No puedo dejar de mencionar que, por
ejemplo, fueron los conquistadores españoles los que introdujeron el concepto moderno de propiedad
privada, un concepto ignorado por las culturas precolombinas (véase [Sánchez, 1986]).

Mercados y sostenibilidad

En definitiva, la propiedad y el mercado no garantizan la conservación de un recurso. Sólo un acuerdo


entre los intereses económicos y marcos institucionales con la realidad física de los recursos podría
permitir una gestión eficaz de los mismos. Algunos acuerdos internacionales sobre bancos pesqueros
son buenos ejemplos de ello. Por el contrario, la propiedad privada del suelo fértil no ha incentivado
en muchos casos una relación sensata entre la explotación y el futuro de lo explotado. Hay que
reconocer sin tapujos (procurando no olvidarlo) que la cuenta de resultados y el plan financiero de una
empresa pueden y suelen reposar sobre operaciones extractivas o transformadoras que tienen como
objetivo último el agotamiento físico de un recurso, evidenciando la habitual asimetría entre la
viabilidad monetaria de proyectos individuales y la inviabilidad física de su extensión espacial y
temporal [Naredo et Parra, 1993:XIII-XIV]. Es este último concepto el que debiera dar sentido a la
sostenibilidad: es sostenible aquello que pudieramos hacer todos sin menoscabo de nuestro futuro[15].
La consecuencia lógica de este razonamiento es que el mercado deja de ser la panacea que garantiza
por sí sola el "óptimo económico"[16], para convertirse en un instrumento entre otros a fin de
conseguir soluciones que se adapten a determinados objetivos o estándares socialmente acordados
sobre el entorno físico. Esta consecuencia empuja al universo de lo económico, hasta ahora replegado
sobre sí mismo, a abrirse a la realidad física, a sus modelos predictivos, a las opciones técnicas y a los
procesos de negociación y consenso social [Naredo et Parra, 1993:XIV]).

3.3. El apoyo en la ecología

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Una pregunta surge aquí inevitablemente: ¿aportan las ciencias de la Naturaleza informaciones sobre
el mundo físico en formatos útiles para ser utilizados como guía de la gestión económica?
Desafortunadamente, no ocurre así en general. Sin embargo, la conceptualización básica del
funcionamiento de los recursos naturales en el marco de la biosfera y del ecosistema ya está hecha por
la ecología, tanto en lo que concierne a la relación de los organismos con su entorno como en
términos de materiales, energía e información. El flujo de energía que recibe este planeta desde el Sol
mueve los ciclos de materiales que discurren entre los seres vivos y el medio inerte, de la misma
forma que una "corriente de agua hace girar las ruedas de un molino". Así, la energía solar se degrada
(lo que es inevitable según la segunda ley de la termodinámica), a la vez que la materia discurre en
ciclos y/o espacios cerrados [Naredo et Parra, 1993:XIV-XV].
De este modo, los planteamientos ecológicos y termodinámicos globales establecen los "verdaderos
límites" a la economía de los recursos. Algunas consecuencias de esta visión global que,
desafortunadamente, no han calado en la opinión pública son la imposibilidad del crecimiento
económico continuo y la falta de fundamento del concepto de desarrollo (incluso adjetivado como
"sostenible", al pairo de tanta moda "verde" como nos invade).
Sin embargo, para el paradigma económico neoclásico, el crecimiento del PIB y magnitudes
semejantes es una condición necesaria e imprescindible para el desarrollo, el pleno empleo, etc. Pero
desde que tal crecimiento está fundado en la extracción de recursos no renovables y agotables, tal
crecimiento económico no puede mantenerse indefinidamente.
Algunas enseñanzas de la biología
El modelo biológico más claro de la situación es un sencillo experimento de laboratorio: se dispone en
una placa petri una solución rica en nutrientes. La placa (como nuestro planeta) cuenta así con un
stock no renovable y recibe un flujo de radiación en forma de luz. Cuando se introduce en la placa una
pequeña colonia de bacterias heterótrofas, en principio estas proliferan muy bien al socaire de la
abundancia de alimento y la ausencia de competidores, conforme a un modelo de brusco crecimiento
exponencial. Pero inevitablemente la población acaba por hundirse no sólo por la escasez de
alimentos, también en el veneno de sus propios desechos [Parra, 1993].
Merece la pena citar aquí una de las hipótesis más plausibles del origen de la vida bacteriana en la
Tierra. Las primeras células habrían sido, según esta hipótesis, heterótrofas como las bacterias del
experimento mental anterior. Si la vida se impuso fue precisamente porque algunas de estas células
primigenias evolucionaron hacia organismos fotosintetizadores, capaces de engranarse al flujo solar, a
la renta energética gratuita. Las heterótrofas, sin embargo, no perdieron utilidad por ello: en particular
el surgimiento de células "descomponedoras" capaces de reciclar los residuos de las fotosintetizadoras
resulta igualmente imprescindible para el mantenimiento de la vida. A su vez, las heterótrofas
originarias quedaron al cuidado del control de la población de las fotosintetizadoras. Se piensa que
estos tres elementos son los componentes mínimos de una "rueda de noria" capaz de aprovechar el
flujo solar (véase [Duve, 1988]; [Lovelock, 1992]; [Vázquez, 1999a]).
Un antiguo cuento chino explica bien y gráficamente las consecuencias del carácter exponencial del
proceso de crecimiento sin límite. Imagínese una pequeña laguna artificial donde viven nenúfares
hipotéticos, capaces de reproducirse cada día, de tal suerte que cada progenitor se convierte en dos
descendientes de igual tamaño. Cierto día, tan sólo la mitad de la superficie del estanque está cubierta
por los nenúfares. La otra mitad permanece libre, la luz puede penetrar en el agua y otros seres vivos
pueden medrar en aparente armonía. Sin embargo, al día siguiente, toda la superficie del estanque
aparece cubierta por la población de los nenúfares hiperreproductivos: la vida comienza a extinguirse
súbitamente.

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Irónicamente, el fin de este ecosistema imaginario puede tener poco que ver con el estallido
catastrófico de las visiones apocalípticas que pululan por los media. De ocurrir, puede que el final se
parezca más al de un globo que se deshincha que a un globo que explota [Parra, 1993:12].
Cabe esperar que la especie humana en general y cada uno de sus individuos en particular sean
capaces de mostrar un grado de actividad mental con mayor grado de reacción que el mostrado por la
población de bacterias en la placa petri del experimento, y que entre todas seamos capaces de
gestionar los recursos de otra forma, y así evitar el proceso de envenenamiento aludido. Sin embargo,
el experimento mental anterior también subraya la dificultad de que el peligro pueda ser advertido el
"día antes" por la simple observación de las señales del mundo físico. Evitar el "día después" podría
exigir en consecuencia un modo de reflexión y de acción situado en coordenadas muy distintas del
pensamiento racional estándar (cf. [Vergés, 1999]).

3.4. Economía "ecológica"

Para que tal esperanza tenga fundamento comienzan a dibujarse en el horizonte algunas condiciones
necesarias, que pueden resumirse en cinco principios [Estevan et Sanz, 1996]:
1. Reconocimiento de los límites ecológicos. El reconocimiento de la existencia de los límites
ecológicos constituye al mismo tiempo el punto de partida y el núcleo central del pensamiento
ecológico. Este principio se opone frontalmente a la "reproducción infinita de los recursos
naturales por capital y trabajo", noción sobre la que hemos visto se apoya la economía estándar.
2. Titularidad colectiva de los recursos naturales. Para que tales límites sean realmente
respetados, la gestión económica tiene que apoyarse en sólidos consensos sociales, establecidos
democráticamente a la escala local, regional o global, en que se manifiesta cada problema. Esta
constatación conduce directamente a la exigencia de equidad en el reparto de los recursos, pues
sólo de ese modo puede lograrse el consenso social[17].
3. Globalidad de los procesos físico-económicos. El análisis de los fenómenos debe ser global
tanto en el espacio como en el tiempo: debe incluir todos los planos afectados por el fenómeno,
ya sean físicos o económicos; y desde que se inicia la utilización o afección de recursos
naturales para la producción de un bien o un servicio, hasta que se expulsa el último residuo, y
ello con independencia de cuales sean las fronteras productivas o sectoriales convencionales de
la actividad económica que aparece asociada en primera instancia al fenómeno.
4. Interconexión de los valores monetarios, sociales y ambientales. En cada proceso económico
y, en general, en toda actividad humana, se generan e intercambian efectos y recursos cuyo
valor se expresa en diferentes planos y dimensiones económicas, sociales o ambientales. El
análisis ecológico postula la integración de todos los valores monetarios, sociales y ambientales
en un único esquema conceptual. Ningún recurso o valor presente en el mundo físico puede ser
considerado como externo en este modelo de representación. En esta lógica, hay que aceptar la
existencia simultánea de diferentes sistemas de "valores", cada uno de los cuales contiene
recursos heterogéneos que deben ser medidos en sus propias magnitudes físicas y deben ser
gestionados con objetivos y criterios específicos. En este conjunto de sistemas, el monetario es
uno más, junto a los sistemas social y ambiental.
5. Heterogeneidad, "irreductibilidad" o "inconmensurabilidad" de las diferentes

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dimensiones o sistemas de valores. Como consecuencia del principio anterior, los efectos o
valores ambientales y sociales no pueden ser reducidos a unidades monetarias, ni pueden ser
comparados directamente con los flujos de valores de cambio, que sí muestran una expresión
monetaria[18].
La cuestión de si estos principios son además suficientes conduce a una cuestión de mayor calado
epistemológico, a saber, ¿es posible la gestión objetiva y racional de los recursos? El análisis de sus
implicaciones merece tratamiento aparte (véase [Vázquez, 1997] y [Vázquez, 1998]).
El papel de la técnica
De los anteriores principios se deducen condiciones particulares para los técnicos modernos (actores
de primera fila en el despliegue de la civilización industrial):
1. La paulatina sustitución de la contabilidad monetaria por una contabilidad física múltiple, que
permita gestionar una economía de medios (la de Vitruvio, cf. [Vázquez, 1997a]).
2. La asunción por cada agente social (y en particular por la arquitectura y la ingeniería) del punto
anterior, lo que le permitirá una toma de decisiones consciente al menos de las consecuencias
globales de cada uno de los procesos locales diseñados (el diseño del inodoro es paradigmático
a estos efectos).
3. El uso de recursos renovables y renovados en los procesos de construcción, y la producción
exclusiva de aquellos residuos que puedan ser engarzados como materia prima para otros
procesos.

4. Un enfoque ecológico de la
arquitectura

Si las teorías económicas evolucionaron en el sentido de perder contacto con la realidad física de los
recursos que alimentan los procesos que dicen estudiar, ¿qué ocurre al respecto con la teoría de la
arquitectura? ¿Ha perdido también ese contacto con la realidad física?
Aquí nos encontramos en la tratadística reciente con polos opuestos, aunque la tendencia análoga a la
de las teorías económicas dominantes resulta mayoritaria. En esta tendencia parece como si la
arquitectura tuviera que renegar de su vínculo con la construcción real a fin de conseguir valor
artístico. Podemos examinar, por ejemplo, dos diferentes actitudes respecto al cobijo, que toma cuerpo
en la cabaña primitiva, uno de los temas centrales de la tratadística del siglo XIX, que reaparece en el
XX bajo la forma de la vivienda y el alojamiento.
Figura 1: La cabaña primitiva de Laugier.

Cuando el abate Laugier mira a la simplicidad de la cabaña primitiva buscando el fundamento de la


arquitectura, su análisis resulta enteramente visual, aunque reconozca que el ser humano tiene que
disponer juntas las ramas para forma su cabaña:

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No perdamos de vista su rústica cabaña. Puedo ver únicamente columnas, un techo o un dintel y una
cubierta a dos aguas, formando en ambos extremos lo que llamamos un tímpano. Llego a esta
conclusión: en un orden arquitectónico sólo la columna, el dintel y el tímpano pueden formar parte
esencial de la composición. Si cada una de esas partes está apropiadamente emplazada y formada,
nada más necesitaremos para hacer una perfecta obra.
El grabado con que comienza el Ensayo sobre la arquitectura del abate Laugier no muestra a
constructor alguno en la primitiva cabaña, tan sólo a la diseñadora, con el compás en la mano, quien
transformará las características de la primitiva cabaña de madera en piedra, de la que, supone, habrá
de surgir la tradición clásica, véase la figura 1.

Figura 2: La cabaña primitiva de Henry Thoreau.

En contraste, la visión de la cabaña primitiva que da Henry Thoreau [Thoreau, 1854] nos muestra la
vida humana como parte de la naturaleza y no en oposición a ella. Es el proceso de construcción y el
comportamiento de la obra terminada lo que interesa a Thoreau en la descripción de su propio y
simple refugio en Walden. La primitiva cabaña es examinada, no desde el punto de vista de su
apariencia abstracta, por el contrario lo que describe es la cantidad necesaria de madera y otros
materiales, su coste en términos del trabajo de tala y transporte, y cuanto de confortable resultará la
cosa para vivir y si será fácil de mantener y limpiar. El tono de la descripción visual resulta
enteramente diferente:
Tengo de este modo una sólida casa de piedra enlucida, de diez pies de ancho y quince de largo, con
columnas de ocho pies, con un desván y un armario incorporados, una gran ventana a cada lado, dos
trampillas, una puerta en un extremo y una chimenea en el otro.
En la cabaña de Thoreau puede uno, al menos, imaginarse que la vida sea posible, lo que resulta
claramente imposible en la de Laugier. En palabras de Thoreau: "es la vida de sus habitantes, y no las
peculiaridades de su apariencia, lo que hace tales cobijos tan pintorescos ...".
La arquitectura deberá elegir entre ambos polos: entre la abstracción formal y lingüística, extrañados
del mundo y de sus habitantes; y la viviencia sobre la Tierra, considerando la "tela de araña" de la cual
los edificios forman parte, y el efecto que la inserción de uno nuevo tendrá sobre esa red. La elección
debe hacerse a sabiendas de los insoslayables efectos físicos que la actividad arquitectónica tiene
sobre el rededor. Unos efectos que pueden cuantificarse y de los que merece la pena mostrar algunos
ejemplos.

4.1. Destrucción atmosférica

El efecto invernadero y el agujero de la capa de ozono son dos de los fenómenos más amenazantes de
la contaminación atmosférica. ¿Cuál es la responsabilidad de los arquitectos y de aquellos que
administran y usan los edificios? El dato relevante aquí es, por ejemplo, que esencialmente el 50% de
los productos cloro-fluor-carbonados fabricados en el mundo son usados en edificios, ya sea como
parte de sistemas de refrigeración y aire acondicionado, en sistemas de extinción de incendios, y en
ciertos materiales aislantes. Los arquitectos y otros técnicos podrían simplemente a través de la
selección y especificación de materiales, reducir el uso global de CFCs.

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4.2. El agua

En los países industriales raramente se hace distinción entre el agua para beber y el agua para otro
propósitos relacionados con la edificación. Los edificios usan prodigiosas cantidades de agua, tanto
durante su construcción como durante su uso. El consumo doméstico medio es de 160 litros por
persona y día en Gran Bretaña y 220 litros por persona y día en los EEUU. Esta última cifra se debe
fundamentalmente a las enormes cisternas usadas en los inodoros de los hogares de los países
industriales. Estas cifras pueden compararse con otras: el cuerpo humano necesita un litro de agua
diario para sobrevivir. Y el consumo medio de agua en comida y bebida está cercano a los dos litros
por persona y día. El consumo doméstico es, sin embargo, sólo la tercera parte del consumo total en
Gran Bretaña, que alcanza la cifra de 570 litros por persona y día. Esta elevada cifra es el resultado de
las grandes cantidades de agua usadas por la industria y la agricultura química. Por ejemplo, una
tonelada de cemento requiere en el proceso total de manufactura 3.600 litros (3,6 toneladas) de agua;
una tonelada del coque usado en la fabricación de acero necesita 18.000 litros de agua; una tonelada
de papel requiere 270.000 litros de agua, e incluso un litro de cerveza exige 9 litros de agua en su
producción. Fabricar un automóvil precisa 75 toneladas de agua como media, una cantidad que
llenaría un depósito de 25 metros cuadrados de planta y 3 metros de altura, el volumen de un pequeño
refugio [Vale et Vale, 1991].
Intensidad del consumo
El consumo total de agua en Gran Bretaña, los 570 litros por persona y día, pueden compararse con el
agua que se produce en la Atarjea de Lima, que según mis cálculos debe andar en los 100 litros por
persona y día. Incluyendo el agua que se extrae de pozos he estimado que el consumo total de agua en
la megalópolis de Lima debe andar en los 140 litros por persona y día. Una extrapolación prudente a
todo el Perú baja esa cifra cuando menos a la mitad, hacia por debajo de los 80 litros de agua por
persona y día. Se puede apreciar claramente la diferencia entre un país y otro.
Una vez que un edificio ha sido construido, su consumo de agua dependerá de su función. En casas y
oficinas el mayor consumidor de agua es el inodoro, quien consume una tercera parte del total del
agua usado en el sector doméstico. Y según el diseño arquitectónico corriente, internacionalmente
admitido, se usa para ello agua fresca, purificada y apta para beber, un agua preciosa que es devuelta
inmediatamente a las alcantarillas. El espectro de consumo típico en un hogar europeo puede
apreciarse en la tabla 1.

Tabla 1. Consumo doméstico típico de agua en Europa

Uso Fracción del total (%)


Inodoro 32
Higiene personal 28
Lavandería 9
Limpieza 9
Preparación de alimentos 3
Jardín y automóvil 6

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Pérdidas 13

Fuente: [Vale et Vale, 1991]

Menos de la mitad del consumo total requiere en realidad agua potable, pero nuestros diseños fuerzan
a sus habitantes a usar agua purificada para todos los usos sin distinción. La creatividad arquitectónica
(si es que tal cosa existe en el panorama europeo) bien podría emplearse en estos asuntos donde,
desafortunadamente, la repetición automática de recetas es lo habitual.
Disponibilidad y contaminación
En agudo contraste con lo anterior, debe notarse que tan sólo la millonésima parte del agua de la
Tierra (en apariencia tan abundante) está en los ríos. De esta pequeñísima fracción depende la vida de
los seres humanos. Con todo habría agua más que suficiente como para abastecer una población de
5.000 millones de personas a razón de 26.000 litros por cabeza [Vale et Vale, 1991][19]. A pesar de
esta aparente abundancia, en muchos lugares el agua es un bien precioso por escaso. Las más de las
veces esta escasez es debida a la polución de los ríos, utilizados gratuitamente por las empresas
capitalistas como vertedero de todo tipo de sustancias tóxicas, sin discriminación alguna. Puesto que
la polución de las aguas se produce por la dilución de los residuos, resulta esencialmente
correlacionada con el consumo, de manera que son los paises autodenominados desarrollados o sus
industrias los principales responsables.

4.3. Energía

Desde fabricar automóviles hasta preparar una comida en un remoto poblado africano son actividades
que dependen del consumo de energía. Pero la clase, la calidad y la cantidad de combustible utilizado
en cada actividad varían de un modo fantástico.
En el planeta, los flujos utilizados de energía solar (ya sea en forma directa o indirecta, potencia
hidráulica, viento, etc.) representa la quinta parte del consumo energético global de nuestra especie.
Las otras cuatro quintas partes provienen de stocks no renovables. Utilizando la imagen de
Buckmister Fuller, fueron puestos en los depósitos de la nave espacial Tierra cuando fue construida,
pero cuando la aguja indique que el depósito está vacío, no existirá ningúna gasolinera a la que
acudir[20].

El problema del agotamiento


La discusión acerca de si todavía el deposito está medio lleno o está medio vacío puede continuar
indefinidamente, con una multitud de técnicos cruzándose disertaciones contradictorias en sus
congresos, a la vez que todos cobran buenas dietas e ingresos de las corporaciones científicas para las
que trabajan. Pero mientras tanto el depósito sigue vaciándose sin que su consumo esté guiado por
algún propósito digno de tan preciosos materiales. Pueden hacerse algunos cálculos significativos
tomando como referencia cualquiera de las múltiples estimaciones que circulan sobre las reservas que
quedan (véase la tabla 2).

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Tabla 2. Reservas de combustinles fósiles

Combustible Reserva estimada (Mtec)


Carbón 11.000.000
Petróleo 510.000
Gas natural 320.000

Mtec: millones de toneladas equivalentes de carbón.

El consumo mundial de energía es aproximadamente de 10.000 millones de toneladas equivalentes de


carbón (Mtec) por año. Así que una primera estimación conduce a que nos quedan reservas para 1.200
años si nuestra intensidad de consumo no aumenta en el futuro. Sin embargo, hay aquí una trampa
estadística resultado de ignorar la disparidad del consumo energético entre unas y otras culturas: a fin
de cuentas el despliegue de la civilización dominante se lleva a cabo con la promesa de que toda la
población mundial podrá algún día disfrutar de la denominada "calidad de vida" del ciudadano medio
de los EEUU. Así que la pregunta pertinente es ¿cuánto durarían las reservas del tanque de
combustible si toda la población actual disfrutara del prometido paraíso? El cálculo no es muy
complicado. Actualmente, el 5% de la población consume un tercio del total de esa energía, de
manera que su consumo es de una intensidad diez veces mayor que el resto. Si toda la población
aumentara su consumo energético a ese grado, el consumo mundial de energía sería actualmente de
unas 66.600 Mtec y las reservas durarían sólo unos 180 años[21]. Todavía debe hacerse una
corrección importante en esta estimación: la gente que actualmente consume poca energía, consume
además energía limpia de manera que para acceder al "paraíso prometido" cambiarán sus tradicionales
fuegos y braseros por cocinas eléctricas, el calor del Sol en sus patios ajardinados y floridos por
aparatos de calefacción y/o aire acondicionado, etc. Este acceso al "paraíso" no sólo aumenta el
consumo, también requerirá energía para construirlo. Mi propia estimación es que un mundo en el que
de manera igualitaria todos viviéramos como gringos se encontraría con el "depósito" vacío a finales
del siglo que viene (y esta estimación no se encuentra entre las más pesimistas, véase [Rifkin, 1989]).
La conclusión es clara: el estilo de vida industrial y autodenominado "desarrollado" sólo persistirá
indisolublemente unido a la explotación y a la pobreza de la gran mayoría de la población, con total
independencia de las buenas intenciones y deseos de las instituciones y corporaciones internacionales.
No es un asunto político, se trata simplemente de un límite físico, inevitable como lo es el paso del
tiempo.
El problema del residuo
El problema del agotamiento de los combustibles, por grave que las cifras anteriores muestran que es,
es en realidad un problema bastante menor: a fin de cuentas como especie biológica que somos,
tenemos una extraordinaria capacidad de adaptación y sin duda sabríamos adaptarnos y cambiar de
estilo de vida si las condiciones físicas así nos lo impusieran (recuérdese que todos los artefactos y
facilidades que hoy tenemos por imprescindibles eran desconocidos en la mayoría de los casos hace
doscientos años). El problema de verdad grave reside en que el uso de los stocks de combustibles
libera de manera inevitable sustancias que fueron retiradas de la circulación hace millones de años. Y
esas sustancias liberadas no entran ahora a formar parte de ningún ciclo biológico y, en consecuencia,
pasan a ser residuos y provocan contaminación de muy diversas formas. Esta es la diferencia espacial
fundamental entre stocks y flujos que merece la pena recalcar: el flujo solar conserva los residuos a
una distancia muy conveniente, allí donde no pueden afectar al despliegue de la vida. Los residuos
con origen en stocks, por el contrario, van cubriendo poco a poco de basura la superficie del planeta.

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En el tiempo presente, la atmósfera contiene unos 700 mil millones de toneladas de carbono y las
reservas conocidas de combustibles fósiles contienen por su parte 7.500 mil millones de toneladas.
Cada año el consumo de combustibles fósiles supone arrojar a la atmósfera unos 6 mil millones de
toneladas. Se trata de una cantidad insignificante, apenas un aumento del 1% en la concentración de
carbono atmosférico. Y sin embargo suficiente como para que desde mediados del siglo XIX se
comenzara a señalar, con más de cien años de antelación, su influencia en el clima, que sólo
recientemente empieza a ser reconocida "oficialmente". (Es ésta una característica típica de los
sistema vivos: una alteración pequeña puede provocar cambios cualitativos críticos.) Pero regresando
a mi hipótesis anterior, a saber, que con toda justicia, todos los habitantes del planeta pudieran acceder
al "paraíso": la consecuencia en términos de basura y contaminación no puede ser más clara: partiendo
de los 700 mil millones de toneladas de carbono actuales, para finales del siglo que viene la atmósfera
contendría 8.200 mil millones, un fantástico incremento de más del 1.000%. Se comprenderá que no
pueda evitar sonreír ante las discusiones pretendidamente científicas acerca de si el "progreso"
acabará o no por producir un cambio climático y de cuales serán sus consecuencias. En realidad, no
parece probable que los amos del imperio permitan que esta situación llegue a producirse: preferirán
mantener a la mayor parte de la población en su actual estado de postración, retrasando una vez más el
"paraíso" para un futuro más lejano.
El origen de los problemas
Queda claro que la actual tendencia debe corregirse en los autodenominados países desarrollados,
quienes con el 24% de la población mundial son responsables del 77% de las emisiones
contaminantes básicas. Resulta irónico que puedan autodenominarse "desarrollados" quienes son
capaces de producir y tirar tanta basura, pero ese es el concepto de "desarrollo" del que disponemos
(aunque se adjetive de "sostenible").
En los países europeos aproximadamente el 50% del consumo de energía está en relación con la
construcción y mantenimiento de edificios y su gasto cae bajo la responsabilidad de los técnicos,
administradores y usuarios (entre los que se encuentran en lugar principal, arquitectos e ingenieros).
El uso de diseños y edificios capaces de aprovechar los flujos energéticos limpios contribuiría a
eliminar una buena mitad de nuestros residuos. Sin embargo, la creatividad está ausente en estos
temas, una vez más.

4.4. Materiales

En su obra Las ciudades invisibles, Italo Calvino escribió este célebre diálogo entre Kublai Kan y
Marco Polo:
Marco Polo describe un puente piedra a piedra.
- ¿Pero cual es la piedra que sostiene el puente? - pregunta Kublai Kan.
- El puente no está sostenido por esta o aquella piedra, - responde Marco - sino por la línea del arco
que forman.
Kublai Kan queda silencioso, reflexionando. De repente, dice:- ¿Por qué me hablas entonces de las
piedras? Es sólo el arco lo que me importa.

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Polo responde:- Sin piedras no habría arco.


Del mismo modo, los edificios no existen sin la materia, por más que tantas arquitecturas dibujadas,
impúdicamente epidérmicas, banalmente lingüísticas nos hayan acompañado a lo largo del siglo.
Muchos "maestros" del Movimiento Moderno sólo consideraron los materiales para abrazar el
hormigón, el acero o el vidrio y despreciar todos los demás. Su elección fue una elección puramente
formal de aquellos materiales sobre los que podría operar una supuesta libertad creadora
[Vázquez, 1987]. En palabras del arquitecto italiano Sant'Elia:
La casa de cemento, hierro y vidrio sin ornamentos grabados o pintados, rica sólo en la belleza
intrínseca de sus líneas y morfología, brutal en su mecánica simplicidad, tan grande como dicte la
necesidad, y no sólo como permitan las ordenanzas, tiene que alzarse desde el fondo del tumultuoso
abismo.
¡Qué distancia nos separa de la distribución vitruviana que predicaba la antigua economía doméstica,
la sabia economía de medios! Como en tantas ocasiones ha recordado Félix Candela [Candela, 1985],
la libertad creadora no se encontrará en el uso de ilimitadas cantidades de energía y materiales para
construir obras más bien oníricas que pensadas. Tarea de poco mérito es esa. Quien quiera afrontar un
reto verdadero hará mucho mejor en buscar hacer algo grande empleando los mínimos recursos en la
tarea. Y de todas formas quizá ya ni siquiera es necesario: en una ciudad como Madrid con doscientas
cincuenta mil viviendas vacías y con su población estabilizada o en disminución, ¿qué sentido tiene
seguir construyendo bloques de pisos?
Coste energético de la construcción
En estos términos materiales, quizás sucios para algunos artistas exquisitos, puede no sólo apreciarse,
también cuantificarse la distancia y el relativo mérito de la arquitectura corriente comparada con
aquella otra arquitectura vernácula (de firma desconocida pero no anónima) que hizo siempre de la
necesidad virtud y no escala de medida como propone Sant'Elia. Puede para ello compararse los
contenidos energéticos de esa triada mágica de cemento, hierro y vidrio con la tierra sola, la madera o
la piedra. Se apreciará que uno o dos órdenes de magnitud separan los materiales vernáculos de
aquellos otros considerados como "modernos". La responsabilidad de los diseñadores es aquí, una vez
más completa, pues como puede verse en las tablas 3, 4, 5 y 6, la energía consumida por la
construcción de un edificio es una parte no despreciable comparada con la energía consumida durante
su uso[22].

Tabla 3. Energía incorporada en los materiales de un edificio


Tipo de edificio Energía (kWh/m2)
Doméstico 1.000
Oficinas 5.000
Industrial 10.000

Fuente: [Vale et Vale, 1991]

Tabla 4. Consumo anual de energía en edificios

Uso Energía (kWh/m2)


Oficina 195
Fábrica 222

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Almacén 195
Escuela 195
Tienda 195
Hotel 361

Fuente: [Vale et Vale, 1991]

Tabla 5. Energía para la fabricación de materiales

Material Energía (kWh/kg)


Arena, grava, tierra, piedra 0,01
Madera 0,1
Hormigón 0,2
Hormigón ligero 0,5
Yeso 1,0
Ladrillo 1,2
Cemento 2,2
Fibra mineral 3,9
Vidrio 6,0
Plásticos 10
Acero 10
Plomo 14
Cobre 16
Aluminio 56

Fuente: [Vale et Vale, 1991]

Tabla 6. Energía mínima teórica en piezas comprimidas poco esbeltas

Material Coste estructural


Acero 0,44
Hormigón en masa 0,16
Tierra (adobe, tapial) 0,09
Madera 0,01

Fuente: Elaboración propia a partir de la tabla 5.

Conclusión

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El ambiente construido se relaciona de forma precisa con el fuego y el agua, el aire y la tierra, y su
interacción con cada uno de estos elementos involucra una transferencia de energía. Podemos elegir
(tanto las personas con formación técnica como las profanas) si cada una de estas transferencias
consumirá parte de los stocks preciosos que conserva el planeta, transformándolos en residuos, o si
por el contrario se apegará a los flujos de energía gratuita que nos llega del Sol. En un mundo
amenazado por el desorden, cada transferencia de energía debe ser analizada cuidadosamente a fin de
determinar sus implicaciones y averiguar si se trata de una transferencia necesaria.
Quizá quepa todavía la esperanza de que el actual consumo ordinario de los stocks de recursos se
transforme en un consumo extraordinario con el objetivo de alcanzar una nueva cultura industrial
apegada a la renta solar. Queda por ver si el paradigma técnico nacido con la Revolución Industrial
(después de poner orden en sus sistemas de medida) estará preparado para esta labor o si por el
contrario será necesario un salto, que nos lleve hacia adelante pero en la misma senda por la que
transitaba Vitruvio mucho más atrás en el tiempo.
Queda por ver también, si la conciencia humana tendrá suficiente sensibilidad como para elegir la
senda sensata o si por el contrario preferirá morir entre sus propios excrementos y vómitos.

Referencias

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por Agustín Blazquez.)

Fecha de referencia: 15-11-2000


1: Conferencia dictada en Lima en 1995, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U.N.
Federico Villarreal. En la presente edición, corregida y aumentada, he conservado el enfoque
`latinoamericano' del original.
2: Relación de cada parte con su uso.
3: "Las especies de disposición [...] son el trazado en planta, en alzado y en perspectiva."
4: "Concordancia uniforme entre la obra entera y sus miembros".
5: Sus dudas al respecto son bastante intensas, pues cuatro páginas más adelante divide la arquitectura
en tres partes: Construcción, Gnómica y Mecánica. Por interesante y sugerente que sea, no debe
olvidarse que este tratado es el único tratado clásico que nos ha llegado, y la probabilidad de que sea
lo mejor de su época es pequeña.
6: Vitruvio escribe en el apogeo del Imperio, cuando la cultura `doméstica' griega y romana habían
sido abandonadas.
7: Según otros sería ahorro de otras estrellas que explotaron muchísimo tiempo atrás.
8: Salvo las estrellas fugaces y algún otro objeto que nos cae encima, y ocasionales naves espaciales
que enviamos fuera. Para una descripción exacta debe tenerse también en cuenta la posibilidad de
expulsar gases atmosféricos, tales como el hidrógeno, véase [Lovelock, 1992].
9: De hecho, la denominación de `energías limpias' es la apropiada, aunque en el vocabulario
políticamente correcto no se acepta, prefiriéndose el cajon de sastre de `energías renovables', donde
con poco esfuerzo cabe hasta la incineración de residuos, pues ¿no se renuevan todos los días nuestros
cubos de basura? Véase [Estevan, 1998].
10: "Economics and history of ideas", The American Economic Review, marzo de 1962, pp 3-4.
11: La edición de los Elements d'economie politique que se cita es la cuarta, publicada en 1900 y
reimpresa por Librairie Générale de Droit et Jurisprudence, Paris, 1952.
12: Ignorando por el momento la subjetividad de lo útil y lo necesario; recuérdese que tras la
relatividad general también son subjetivos el espacio y el tiempo.
13: Expresamente lo reconoce así Kevin O'Connor, miembro del Departamento de Estadística del
FMI, véase el boletín de esta institución del 28 de febrero de 1994.

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14: No falta aquí quien sigue defendiendo ante toda evidencia el actual estado de cosas. El argumento
es como sigue: "cuando la economía de mercado se aplique universalmente sin trabas, es decir,
cuando en la práctica el Producto monetario sea igual a la Riqueza social, los problemas se
solucionarán y ambas (ahora la misma) se acrecentarán por igual. Porque el problema no reside en que
las reglas derivadas de R=P sean falsas sino en que no producirán los efectos deseados hasta que no se
consiga que P sea igual que R". Las muy modernas nociones de desarrollo sostenible, economía
ambiental, monetarización del medio ambiente, etc, son los primeros retoños de quienes hacen esta
objeción, hijos que precisamente empiezan a considerarse la alternativa al Estado del Bienestar (en
proceso de liquidación). Sin embargo, el hecho es que la aplicación durante años de la economía
política estándar ha conseguido que lo que era Riqueza social vaya pasando poco a poco a ser
Producto monetario. Si hace unos doscientos años el aire puro en las ciudades, por supuesto limitado,
era tan abundante que su escasez walrasiana era prácticamente nula y había para todos, en nuestros
días resulta cada vez más escaso y raro. Más aún, ahora se produce en forma de urbanizaciones
periféricas que se venden y que por tanto son apropiables. A quien piense que el ejemplo es trivial (y
no lo es), no le ha de costar gran esfuerzo encontrar otros objetos materiales o inmateriales cuya
escasez no ha dejado de aumentar en vez de disminuir, desde que entraron en el universo de lo
producido, lo vendido, lo apropiado (Milton Friedman propuso privatizar las ballenas, a fin de
asegurar su conservación dado que han acabado por ser escasas, demostrando un rigor lógico poco
común entre sus colegas neoliberales). De la identificación final de P con R no se obtendrá otra cosa
que una escasez apabullante y general.
15: Un modo práctico de plantearse la sostenibilidad de un proyecto o de una idea ha sido sugerido
por Margarita de Luxán. Consiste en preguntarse "¿qué pasaría si todos hiciéramos lo mismo?".
16: Merece la pena una digresión sobre este concepto que aparece con tanta frecuencia en las
discusiones económicas y técnicas. Su raíz es una intuición genial de Adam Smith, su famosa mano
invisible: dejados los actores económicos a su libre albedrío se alcanzará un equilibrio que mejorará la
situación de todos. (Mención aparte merecería el estudio de la falsificación del pensamiento de Adam
Smith por sus epígonos neoliberales: Smith no sólo sostuvo que el precio de las cosas era incalculable
en sentido literal, se opuso vigorosamente a la nueva forma de propiedad que, andando el tiempo, dio
lugar a la sociedad anónima y a la empresa multinacional, y también advirtió que quizá la actuación
de la mano invisible pudiera resultar catastrófica y no conducir a las utopías por él deseadas; véase,
por ejemplo, [Galbraith, 1987]; [Chomsky, 1993]; [Aguilera, 1996]). La intuición es genial porque
Smith entrevió la existencia de un equilibrio económico único y duradero 150 años antes de que fuera
matemáticamente demostrada por Arrow y Debreu en 1954 (por ello recibieron el premio Nobel).
Aceptando ciertos supuestos iniciales acerca de la naturaleza de la oferta y la demanda (representadas
por funciones continuas y derivables: hermosas construcciones matemáticas), la demostración es
impecable aunque se limita a afirmar que existe al menos un equilibrio, pero no responde a preguntas
más interesantes: ¿será único? ¿será duradero? ¿puede alcanzarse desde cualquier posición de
partida? Además los propios supuestos son tan absolutamente irreales (por supuesto, se basan en P y
no en R) que la aplicabilidad de la mano invisible a la gran mayoría de las situaciones reales es nula:
con otras descripciones apenas un poco más realistas de la oferta y la demanda desaparece el
equilibrio económico único deseado por Smith, sustituido por muchos equilibrios posibles mejores o
peores (en los que ya no siempre todos los actores salen ganado y entre los que, por tanto, hay que
optar políticamente), incluso por el caos en situaciones muy comunes en las cuales no puede hablarse
siquiera de equilibrio duradero. La contrademostración del teorema de Arrow y Debreu resulta ser tan
impecable como la anterior (aunque a lo que parece no da derecho al premio Nobel) a la par que más
simple, hasta el punto de poner en duda que las reglas de la economía política estándar puedan
resultar siquiera útiles para gestionar la empresa capitalista en situaciones no improbables (las crisis

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financieras son un ejemplo de ello). La exaltación cada vez más universal y ciega de la lógica del
mercado como panacea reguladora de la vida social, nos acabará por dejar en manos del azar, fuera de
control; véase [Guerrien, 1992]; [Naredo, 1987:447--448].
17: Las formulaciones de la economía ambiental que intentan extender el universo del valor
económico a los recursos vía su monetarización (impuestos ecológicos, ecotasas, etc) no fomentan esa
equidad, por el contrario la destruyen. Los monetariamente ricos siempre podrán acceder a los
recursos escasos aunque este acceso este fuertemente gravado por impuestos. De hecho, cuanto más
fuerte sea el gravamen, menos equitativo será el disfrute de un recurso determinado.
Merece notarse, de todas formas, que las situaciones son extraordinariamente diversas: un consumo
bastante lujoso como es el del transporte aéreo está libre de impuestos especiales sobre carburantes y
sobre el valor añadido, al revés que otros medios más "populares", fuertemente gravados, como es el
caso de los combustibles para automóviles. (Los combustibles menos gravados por impuestos se
consumen en los EEUU, estado cuya posición dominante en el tráfico aéreo le permite imponer este
singular estado de cosas.)
En consecuencia, en el establecimiento de nuevos marcos institucionales vía impuestos, debería
prestarse especial atención a sus efectos sociales: en particular, a aquellos que puedan incidir sobre el
aumento o la disminución de la equidad en el acceso a los recursos.
18: Esta expresión numérica de todas formas dista de ser inequívoca. Mención aparte merecería la
existencia de los mercados financieros y de los mecanismos espúreos de creación del dinero. Sólo en
los breves paréntesis históricos en los que el dinero se encarnaba en metales y en los que para
averiguar el valor de la moneda se pesaba ésta (con independencia de su valor facial) tiene sentido
pleno la magnitud monetaria. Véase [Naredo et Valero, 1999].
19: Para contrastar este y otros datos puede consultarse el número monográfico de Investigación y
ciencia titulado La gestión del planeta Tierra (n. 158, 1989).
20: La imagen de la Tierra como una nave espacial no está exenta de equívocos, que podemos ignorar
de momento, pero véase [Lovelock, 1992].
21: Para contrastar estos datos y obtener información adicional, consúltese el número monográfico de
Investigación y ciencia de noviembre de 1990: La energía que la Tierra necesita, n. 170.
22: Para un análisis más detallado, véase [Vale et Vale, 1991].

Ciudades para un futuro más sostenible


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Figura 1: la cabaña primitiva de Laugier

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de Laugier

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de Henry Thoreau

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

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De la sostenibilidad a los
ecobarrios
Carlos Verdaguer Viana-Cárdenas.
Arquitecto urbanista.
Madrid (España), noviembre de 2000[1]
1. El medio ambiente: un tema transversal para el siglo XXI.

1. La conciencia ambiental.

2. La necesidad de una visión transversal.

2. El deterioro ambiental: un problema urbano y transfronterizo.

1. La imparable extensión de lo urbano y la "huella ecológica" de las ciudades.

2. Ecosistemas frente a jurisdicciones.

3. A la busqueda de soluciones desde un nuevo concepto: el desarrollo sostenible.

1. Desarrollo, crecimiento y naturaleza.

2. El bienestar humano como fundamento de la sostenibilidad.

3. Principios básicos de la sostenibilidad.

4. Sostenibilidad, territorio y ciudad.

1. El territorio, un ámbito privilegiado de aplicación.

2. Criterios básicos de urbanismo sostenible.

3. Los rasgos de identidad de un ecobarrio.

5. Epílogo.

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

Resumen:
Descendiendo en la escala desde las ideas globales de sostenibilidad y desarrollo sostenible hasta una
de sus aplicaciones concretas al ámbito del urbanismo sostenible como es el concepto de ecobarrio, el
artículo plantea la necesidad de establecer con rigor el abanico de criterios en torno a los cuales debe
articularse a cada escala dicha idea de sostenibilidad con el objetivo de hacer frente a una utilización
generalizada de la misma cada vez más desprovista de contenido.
Summary:
From sustainability to eco-enighbourhoods
Stepping down the scale from the global ideas of sustainability and sustainable development to one of
its actual applications within the field of sustainable town planning such as the concept of
eco-neighbourhood, this paper discusses the need of establishing with rigour the range of criteria
around which the idea of sustainability should be articulated in each step in order to confront a
growingly meaningless generalisation of it.
Résumé:
De la durabilité aux eco-quartiers
L'article propose un procès de réduction d' échelle en commençant depuis le concept global de
durabilité pour se diriger vers l'application plus précise dans le champ de la pratique de
l'aménagement durable au moyen du concept d' 'eco-quartier'. Cet article tâche d' expliquer la
necessité d' établir avec rigueur un éventail de criteria autour desquels cette idé de durabilité du milieu
bâti dôit être articulée à chaque échelle d'aménagement. Ceci dans le propos d'avoir une boîte à outils
raisonnée pour la confronter á une généralisation du terme eco-urbanisme de plus en plus démunie du
contenus.
Palabras clave: Sostenibilidad, desarrollo sostenible, ecobarrio
Key-words: Sustainability, sustainable development, eco-neighborhood
Mots-clé: Durabilité, aménagement durable, eco-quartier

1. El medio ambiente: un tema


transversal para el siglo XXI

1.1 La conciencia ambiental.

Si algo ha caracterizado la década que acaba de terminar es la conciencia cada vez más generalizada

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

de la gravedad de los problemas ambientales globales tanto por parte de los ciudadanos como de
aquellos sobre quienes recae el peso de la toma de decisiones.
Aunque las voces autorizadas de alarma con respecto a los peligros que entraña un modelo de
industrialización concebido y desarrollado con arreglo algunos principios que se han revelado
erróneos -tales como que los recursos son ilimitados, que la capacidad del planeta de restituir el
equilibrio de los ciclos naturales es infinita, o que la ciencia y la técnica siempre llegan a tiempo para
ofrecer soluciones óptimas a los problemas más graves- ya se remontan a casi medio siglo, es sólo a
partir de las últimas décadas cuando la evidencia ineludible en términos de degradación, escasez de
recursos y síntomas de transformaciones anómalas en las pautas naturales globales han conducido a la
constatación acelerada de que dichos fundamentos precisaban una urgente revisión.
Esta toma de conciencia respecto a la indudable relación causal entre unos problemas ambientales
cada vez más agudos y las formas de producir, consumir, habitar y desplazarse que han caracterizado
las sociedades industrializadas desde hace casi dos siglos ya no permite seguir manteniendo por más
tiempo la concepción de la naturaleza como el enemigo ancestral a vencer o como un simple escenario
separado y estático en el que la humanidad puede desarrollar sin consecuencias cualquier modelo de
organización productiva y social. La propia lógica de globalización asociada al desarrollo del modelo
industrializado ha contribuido a poner aún más de manifiesto la compleja red de causas y efectos que
interrelaciona todos los procesos planetarios y a convertir en imprescindible la visión holística e
integradora que caracteriza la ecología como ciencia.
Y es en este sentido en el que ya no se puede hablar del medio ambiente como de un compartimento
estanco en el que es posible actuar a base de soluciones específicas sin conexión con los demás
ámbitos de la realidad, ni del respeto a la naturaleza como de un proceso unívoco, sino que es preciso
y urgente concebirlos como el marco de referencia incuestionable para cualquier intervención
humana.

1.2 La necesidad de una visión transversal.

Este enfoque transversal, corroborado y apoyado desde los ámbitos de conocimiento más avanzados,
exige la aplicación y la puesta a punto de nuevas herramientas de análisis e intervención basadas en la
multidisciplinariedad, ya que ninguna ciencia o disciplina puede pretender abarcar por sí sola la
complejidad de lo real. Por otra parte, esta misma complejidad exige también ampliar los mecanismos
de difusión de la información y de participación en los procesos de toma de decisiones por parte de
todos los sectores sociales, no sólo como la forma más adecuada para que todos los ciudadanos
sientan representados sus intereses, sino también para que sea la sociedad en su conjunto la que asuma
las responsabilidades y las consecuencias globales de dichas decisiones.
Hacer frente a los problemas ambientales desde este enfoque es, pues, uno de los retos ineludibles que
plantea el siglo que entra y, como tal desafío, hay que aceptarlo como un proceso abierto del que no se
pueden garantizar los resultados, -y menos aún cuando todavía hoy las tendencias dominantes de
degradación ambiental mantienen su inercia-, pero también como una estimulante oportunidad de
reconducir hacia un modelo de equilibrio las relaciones de la humanidad con la biosfera de la que
forma parte.

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

2. El deterioro ambiental: un problema urbano y transfronterizo

2.1 La imparable extensión de lo urbano y la «huella ecológica» de


las ciudades.

A pesar de que, en términos absolutos, el planeta sigue manteniendo grandes extensiones de territorio
virgen y dedicado a la producción alimentaria, y de que un gran porcentaje de la población mundial
sigue viviendo en áreas rurales, lo cierto es que la tendencia hacia la concentración poblacional en
grandes metrópolis es acelerada: en estos momentos existen en el planeta 23 ciudades cuya población
excede los cinco millones de habitantes y las urbes de un millón de habitantes ascienden a 284,
mientras que aproximadamente los dos tercios de la población mundial viven en ciudades de 100.000
o más habitantes.
Al margen de estas cifras, lo cierto es que la gran mayoría del territorio que no está ocupado
directamente por las ciudades está también al servicio de las mismas. En este sentido, es muy útil el
concepto de huella ecológica de una ciudad, desarrollado por Mathis Wackernagel y William Rees
[Wackernagel, M. & Rees W. , 1996] y que se refiere, en términos sintéticos, a aquella extensión de
terreno que una determinada ciudad precisa para mantener todas sus funciones productivas y vitales.
El que esta huella sea, por ejemplo, de 120 veces la superficie ocupada por Londres, en el caso de esta
metrópolis, o de 175 veces en el caso de Vancouver, es tal vez el indicador más claro tanto de que el
modelo imperante es fundamental e inevitablemente urbano como del impacto global del mismo
modelo: Para que toda la población mundial pudiera vivir con el nivel de consumo de un americano
medio, se precisaría una superficie equivalente a dos veces la del planeta tierra.
Esta constatación, unida a la reveladora cifra según la cual aproximadamente un 20 % de la población
mundial, correspondiente a los países más industrializados y urbanizados y a las élites urbanas de los
más pobres, consumen el 80 % de los recursos totales planetarios, permite entender que la clave de los
más graves problemas ambientales se encuentra en las ciudades, verdaderos sumideros de recursos,
voraces consumidoras de energía y productoras ingentes de residuos. Desde esta perspectiva, el
problema no está tanto en el crecimiento demográfico en sí, un argumento esgrimido con frecuencia
desde los países más industrializados, como en la desigual distribución de los recursos y las cargas
entre los países ricos y los países pobres, los centros y las periferias o el campo y la ciudad.

2.2 Ecosistemas frente a jurisdicciones.

Otra de las constataciones que cobran especial importancia al analizar la realidad desde la óptica
ambiental y que, a su vez, también se pone de manifiesto al descender a escalas de observación más
reducidas es que las jurisdicciones políticas y administrativas, producto de vicisitudes

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

histórico-sociales, no coinciden más que accidentalmente con los muchas veces difusos límites
geográficos, orográficos o climáticos que definen los denominados ecosistemas. Estos, por su parte,
son sistemas abiertos cuyos solapamientos, conexiones y contrastes con los sistemas adyacentes
constituyen el mosaico continuo y dinámico de la biosfera.
Así pues, el panorama que surge al acercar la mirada a un escenario más próximo no hace sino
confirmar la visión global que constatábamos al considerar el carácter transversal de la óptica
ambiental: dentro de la expansión imparable de lo urbano, convertido todo el territorio en escenario de
la actividad humana, aparece como aún más artificiosa la separación entre lo que son los productos de
esta actividad y lo que se ha venido en llamar naturaleza, una artificiosidad que los problemas
ambientales, transfronterizos y transculturales, no hacen sino poner aún más de manifiesto.
Abordar, pues, estos problemas exige, por una parte, el esfuerzo permanente del cambio de escala,
buscando en cada caso la más adecuada con vistas a la intervención, y por otra, hace imprescindible la
coordinación, la búsqueda de visiones conjuntas y de objetivos comunes.

3. A la busqueda de soluciones desde un nuevo concepto: el


desarrollo sostenible.

3.1 Desarrollo, crecimiento y naturaleza.

Desde el primer momento en que la evidencia de los problemas ambientales y su relación causal con
el modelo industrializado se hicieron patentes y el pensamiento ecológico comenzó a cobrar fuerza en
los países industrializados, el debate se planteó como una oposición entre «desarrollo» y «respeto a la
naturaleza». Por parte de los sectores más reacios a las concepciones ecológicas, se argumentaba que
los diagnósticos con respecto a la disponibilidad de recursos y la degradación ambiental eran
alarmistas, que el desarrollo económico y por tanto, el empleo y el bienestar social, conlleva
necesariamente la explotación de la naturaleza y que, en último extremo, los avances científicos
permitirían encontrar nuevas fuentes de suministro y nuevas tecnologías con las cuales mantener la
espiral producción-consumo antes de que se agotaran las actuales y de que los residuos alcanzaran
niveles críticos.
Detrás de esta concepción, que aún persiste en determinados ámbitos a pesar de la evidencia
desastrosa de sus consecuencias, subyace una elemental confusión entre los términos desarrollo y
crecimiento, así como una subestimación de la velocidad a la que se producen los procesos
exponenciales de agotamiento de recursos y de deterioro ambiental. Por otra parte, en lo que respecta
al ámbito de la energía, esta concepción es ajena a una realidad incuestionable como es que la única
energía exterior, y por tanto virtualmente inagotable, que entra en el planeta es la de sol, de la cual
derivan todas las demás, y que todas las forma de energía altamente concentrada, base del actual
modelo, llevan asociadas dimensiones temporales muy superiores a las humanas, ya sea en su
formación (combustibles fósiles) o en la vida de los residuos producidos (fisión y fusión nuclear).

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

El concepto de desarrollo sostenible, que comenzó a formularse en los años setenta bajo el término de
«eco-desarrollo» y que fue perfilándose a lo largo de las dos siguientes décadas, se basa, por el
contrario, en la constatación, corroborada por otra parte por el sentido común, de que en la naturaleza
nada crece indefinidamente, sino que, al alcanzar determinados umbrales máximos, en todo proceso se
produce el colapso y la degradación y las componentes degradadas o fragmentadas pasan a formar
parte de nuevos procesos de desarrollo. Concebida dentro del contexto global de la biosfera, la idea de
desarrollo va pues indisolublemente unida a la de ciclo, según la cual los residuos de unos procesos se
convierten en la materia prima de otros, dentro de un equilibrio dinámico que permite la
autorregulación y la retroalimentación de todo el sistema.
Fundamental dentro de esta concepción es la idea de entropía, proveniente de la termodinámica, que
introduce la variable tiempo dentro del escenario. Formulada de forma esquemática, esta variable
indica que, dentro de un sistema cerrado, es decir, sin aportaciones del exterior, no existen procesos
reversibles y que toda forma de materia y energía tiende a degradarse hacia formas de menor calidad,
disipándose en la forma de residuos menos complejos y calor. En el caso de la tierra, tan sólo la
aportación externa del sol, que hace del planeta un sistema abierto, permite restituir la reversibilidad
de ciertos ciclos, permitiendo la vida y manteniendo el equilibrio de la biosfera. Esta aportación
exterior, sin embargo, responde a los ritmos de tiempo solares, literalmente cósmicos, que no admiten
ninguna forma de aceleración, de modo que muchos de los procesos de degradación son irreversibles
desde la escala humana.

3.2 El bienestar humano como fundamento de la sostenibilidad.

En cualquier caso, las diversas formas de vida, entre ellas la especie humana, ocupan sus respectivas
franjas de supervivencia, definidas por umbrales mínimos y máximos, dentro de este sistema en
equilibrio dinámico. Estos umbrales vienen a su vez determinados por la compleja red de
interrelaciones de todas las formas de vida entre sí, de modo que, lo que se pone en peligro al
introducir factores de desequilibrio en la biosfera no es la «naturaleza», una idea en realidad abstracta,
sino las condiciones de vida en ella e incluso la propia supervivencia de la especie humana.
Esta perspectiva, que sitúa en el centro del escenario el bienestar humano, es uno de los elementos
fundamentales dentro del pensamiento ecológico y de la idea de sostenibilidad, en el que es
imprescindible hacer hincapié para romper con la falsa dicotomía que opone la atención hacia el
medio ambiente respecto a la del desarrollo. De hecho, forma parte de la definición más difundida de
desarrollo sostenible, la contenida en el ya famoso documento Nuestro Futuro Común, elaborado en
1987 por la Comisión Mundial de las Naciones Unidad sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo y
más conocido como Informe Brundtlandt:
"Desarrollo sostenible es aquel desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin
poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas"
Sin embargo, y como ocurre con todo concepto asociado a un nuevo paradigma en etapa de
consolidación, son aún muchas las ambigüedades e indefiniciones en torno a este término, que, tras la
significativa pérdida del prefijo eco que poseyó en un principio, en muchas ocasiones se ve sometido
a tergiversaciones de significado destinadas a asociarlo con la idea antagónica de «crecimiento
sostenido». De hecho y paradójicamente, esta interpretación insidiosa es precisamente la que se hace
más frecuente a medida que el término se generaliza y alcanza nuevos ámbitos.

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

Esta recuperación tergiversada y banal del término y del enfoque ecológico en general para dar lugar a
las estrategias actuales de «tintado de verde» o greenwash no es, naturalmente, algo nuevo y se ha
producido siempre que un nuevo paradigma ha entrado históricamente en liza, desde la idea de
progreso a la de socialismo. Y, como ha ocurrido siempre, también en este caso es preciso hacer frente
al fenómeno de recuperación antagónica, ya sea abandonando el término para acuñar uno nuevo, o
haciendo uso del mismo, pero dotándolo de nuevo contenido. Se pueden acumular argumentos a favor
de cualquiera de las dos posturas, pero tal vez el pragmatismo aconseja no apresurarse a tirar por la
borda un concepto en un momento en que aún contiene una promesa de ruptura con las prácticas más
destructivas de gestión del planeta, sino tratar de reforzar aquellos elementos del mismo que pueden
contribuir a acelerar dicha ruptura, facilitando la asunción del nuevo paradigma.
Aceptando, pues, la idea de sostenibilidad como un ámbito vasto, difuso y lleno de contradicciones en
el que confluyen todas las reflexiones, propuestas y elaboraciones concebidas a lo largo del siglo XX
desde los campos más diversos de la ciencia, la filosofía y la ideología en torno a la relación del
hombre con su entorno vital, la tarea a cumplir consistiría en establecer aquellos criterios que, por una
parte, suscitan un mayor consenso entre quienes han reflexionado y reflexionan desde la teoría y la
práctica sobre dicha relación, y que, por otra, pueden ayudar a dotar al concepto de una estructura más
sólida que dificulte su interpretación banalizada y facilite su uso como herramienta de transformación.
De acuerdo con este objetivo, y considerando siempre el bienestar humano como fundamento de la
sostenibilidad, los criterios o principios que se van a exponer a continuación no son sino una
contribución a esta tarea que, en último extremo, sólo puede ser producto de un debate colectivo y
generalizado.

3.3 Principios básicos de la sostenibilidad

Basado en un concepto básico de la ecología que hemos expuesto anteriormente, como es la idea de
ciclo, el marco en el que se sitúan todos estos criterios podría formularse sintéticamente de la
siguiente forma: cuanto más se aproximen al carácter cíclico de los procesos naturales, más
sostenibles serán los procesos guiados por el hombre y, por tanto, más contribuirán a mantener en
equilibrio sus condiciones de bienestar.
● El primer criterio, contenido en las propias definiciones de desarrollo sostenible, es el que liga
la idea de bienestar humano con las de equidad y solidaridad tanto con los restantes habitantes
del planeta como con las generaciones futuras. Sin una distribución igualitaria de los recursos y
las cargas a través del espacio y del tiempo es inviable la sostenibilidad. En ese sentido, la
explotación, la desigualdad y la pobreza son problemas ecológicos de primera magnitud, tanto
en un sentido directo, pues son causa de todo tipo de impactos ambientales, como indirecto,
porque en último extremo imposibilitan el equilibrio y la sostenibilidad en los reductos de
riqueza. La pretensión por parte de los países más desarrollados o de los sectores más opulentos
de la sociedad de hacer recaer las cargas ecológicas sobre los países y sectores desfavorecidos
sólo puede ser causa de graves conflictos y de desequilibrios.
● El siguiente principio haría referencia al carácter fundamentalmente relacional del concepto de
sostenibilidad y es, como ya hemos visto, la clave del pensamiento ecológico: todos los
procesos y fenómenos, hasta los más aparentemente independientes, mantienen vínculos de
diverso orden entre sí, de modo que la intervención en uno de ellos desencadena efectos en

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

todos los demás. De este criterio se deriva tanto la conveniencia de prever al máximo las
diversas cadenas de acontecimientos deseables y no deseables que pueden desarrollarse a partir
de una intervención determinada como la necesidad de recurrir de forma simultánea a diversas
áreas de conocimiento para hacerlo, es decir, la idea de multidisciplinariedad.

● Muy relacionados con el anterior se situarían todos aquellos criterios que pueden englobarse
bajo el epígrafe del principio de prevención o evitación. Se trata de principios «negativos» en el
sentido de que giran en torno a la idea de prudencia y se refieren a dos aspectos
complementarios que pueden enunciarse sucintamente de la siguiente forma: en un escenario de
creciente escasez de recursos energéticos y materiales no renovables, la forma más eficaz de
utilizarlos es no hacer uso de ellos a menos que sea imprescindible; por otra parte, ante la duda
con respecto a las consecuencias ambientales de un determinada intervención o proceso, es
preferible no llevarla a cabo o sustituirla por otra alternativa sobre la que se posea un mayor
grado de información. Las famosas tres erres de la sostenibilidad: reducción, reutilización y
reciclaje no son sino una concreción de este principio al ámbito de la producción y el consumo.
● La información constituye precisamente el elemento básico del siguiente principio, que hace
hincapié en la «desmaterialización» de los procesos. Si se consideran el conocimiento y la
experiencia como recursos fundamentales, la sustitución generalizada de flujos de materiales
por flujos de información y el énfasis en los procesos de difusión, coordinación y planificación
puede permitir un mejor aprovechamiento de los recursos materiales y energéticos en todos los
órdenes. Extendiendo el concepto a la energía humana en general, considerada como el recurso
renovable por excelencia, y dentro de ciertos umbrales, la sustitución de procesos basados en el
uso intensivo de recursos materiales por otros más volcados hacia el uso de recursos humanos
puede constituir en muchos casos la solución más innovadora y sostenible.
● En relación con lo anterior, y de acuerdo con el principio relacional, cobra especial importancia
la necesidad de considerar los procesos en toda su secuencia. En el ámbito de la producción de
objetos, una herramienta esencial a este respecto es el llamado «análisis mina-vertedero»,
imprescindible a la hora de establecer comparaciones entre la carga ambiental asociada a
procesos diferentes destinados a conseguir fines similares. En relación con el principio de
prevención y evitación, y con la idea global de cerrar los ciclos, este análisis puede contribuir a
diseñar procesos circulares del tipo mina-vertedero-mina en el que los residuos de un
determinado proceso, reducidos al mínimo, puedan pasar a formar parte como materia prima o
«producto de mina» del mismo u otro proceso. Este es un campo especialmente estudiado por la
denominada economía ecológica, frente a la economía convencional que no tiene en cuenta a la
hora de establecer valores los costes asociados al impacto ambiental. Este tipo de análisis puede
ayudar a dilucidar con rigor si algunos procesos aparentemente inmateriales o de alta eficiencia
no van unidos en segunda instancia a otros procesos que pongan en cuestión la supuesta
sostenibilidad.
● El criterio de sinergia es también consustancial a la perspectiva de la sostenibilidad: como
criterio general, la multifuncionalidad, la versatilidad, la flexibilidad, ofrecen mayores
oportunidades de sostenibilidad que la rigidez y la superespecialización a la hora de abordar
problemas complejos. Una solución será más sostenible cuantos más problemas resuelva
simultáneamente.
● Íntimamente ligado a la idea de sostenibilidad se halla también el principio de subsidiariedad,
según el cual los problemas deben solucionarse en nivel más bajo o en la escala más próxima al
origen. Cada problema o conjunto de problemas tiene una escala óptima de observación, que
puede o no coincidir con el ámbito adecuado para su resolución. Este criterio permite abordar

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

de forma dialéctica las contradicciones entre procesos globales y locales, identificando


solapamientos, conexiones y líneas de ruptura y permite establecer prioridades y jerarquías.
Dentro de este ámbito se sitúa el famoso principio ecológico: piensa globalmente, actúa
localmente, en el que se basa la idea de la Agenda 21 Local.
● Bajo la etiqueta de participación podría englobarse todo el conjunto de criterios que
constituirían el último, pero no el menos importante, de estos principios generales de
sostenibilidad. Se trata de un principio transversal que compete a todos los que hemos
establecido anteriormente y podría formularse de la siguiente forma: cuanto más implicados
estén en la toma de decisiones los diversos agentes y usuarios afectados por un determinado
proceso, más conocimiento se acumulará sobre el propio proceso y más se contribuirán a evitar
los posibles conflictos derivados, identificarlos y canalizarlos hacia vías constructivas. Como
ocurre con los anteriores criterios, también de este pueden extraerse otros más concretos
relacionados con el mismo: como la necesidad de difundir la información y el conocimiento
sobre los procesos de sostenibilidad entre la población y los agentes implicados con el fin de
facilitar una toma de decisiones fundamentada; la necesidad de buscar el consenso entre
intereses contrapuestos; la necesidad de llevar a cabo seguimientos a lo largo del tiempo de las
intervenciones realizadas como forma de aprender de las mismas a la vista de los resultados y
aplicar las correspondientes correcciones en las siguientes intervenciones, poniendo así en
marcha un imprescindible proceso de retroalimentación.

4 Sostenibilidad, territorio y ciudad.

4.1 El territorio, un ámbito privilegiado de aplicación.

Este abanico de criterios generales, a los que podrían añadirse algunos más de carácter secundario, ha
estado presente de una forma u otra en las diferentes concepciones y discursos sobre sostenibilidad
desarrollados hasta el momento, variando tan sólo el mayor o menor grado con que se han enfatizado
unos u otros. El proceso de generalización y banalización al que nos referíamos anteriormente no ha
hecho sino acentuar estas diferencias de énfasis, restando importancia o eliminando directamente
algunos de los elementos del conjunto (por ejemplo, la participación suele ser la primera víctima) para
producir versiones más digeribles de la idea de sostenibilidad.
Esto se hace especialmente palpable al traducirse esta idea a ámbitos concretos, ya sea la producción
industrial, la agricultura o el sistema educativo, y al generarse así nuevas formulaciones y
adaptaciones que ponen de manifiesto nuevos problemas y oportunidades.
No obstante, el campo privilegiado para la aplicación del concepto de sostenibilidad, y por tanto aquel
en el que más encarnizadamente va a librarse la batalla por la recuperación del concepto, es el del
territorio, pues es el escenario donde confluyen todas las fuerzas en activo de un modelo planetario
que, como hemos visto, puede definirse como fundamentalmente urbano. Y es de la traducción a este

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

campo de todos estos principios generales de donde ha surgido a su vez la constelación de criterios
que caracterizan esa nueva herramienta en proceso de consolidación que se puede denominar
urbanismo sostenible.
Debido quizás precisamente a este carácter de práctica aún relativamente marginal con respecto a la
generalidad de las intervenciones sobre el territorio, puede decirse que en este momento el ámbito del
urbanismo sostenible está dominado aún por la convergencia entre planteamientos y criterios, aunque,
como hemos mencionado, ya están sentadas las bases y establecidas las posiciones para un debate, por
el momento soterrado, en torno a la interpretación del paradigma ecológico. Donde más claramente se
perciben las simas entre estas diferentes interpretaciones y prácticas que se reclaman de la
sostenibilidad es en el ámbito de la arquitectura [Verdaguer, 1998].
Por el momento, sin embargo, y al menos en el campo de urbanismo, resulta más operativo atender a
las áreas de consenso y convergencia para establecer la batería de criterios básicos que pueden servir
para caracterizar la idea de urbanismo sostenible.

4.2 Criterios básicos de urbanismo sostenible

La noción de equilibrio dinámico u homeostático, concebido como aquel que permite la


autorregulación de los sistemas mediante mecanismos flexibles de autocorrección y de
retroalimentación, constituye el centro de gravedad en torno al cual gira esta constelación de criterios
convergentes. De hecho, podría definirse su enfoque como la búsqueda de factores de equilibrio entre
naturaleza y ciudad, entre tradición y progreso, entre procesos globales y procesos locales, entre
individuo y sociedad, todo ello sobre un escenario territorial atravesado por flujos de materiales y
energía. Desde esta perspectiva podrían formularse los criterios generales de la planificación
sostenible:
● La conservación de los recursos energéticos y materiales destinados al suministro de servicios
urbanos a través de la búsqueda de procesos eficientes y ahorrativos. La idea que preside este
objetivo es la de cerrar los ciclos de materiales y energía, considerando todos los flujos desde el
inicio (fuentes) hasta el final (residuos) y buscando soluciones a los problemas ambientales en
las primeras etapas de estos ciclos. En este sentido es fundamental el concepto de ecosistema
urbano, como escenario integrado donde se concentran estos procesos cíclicos y dentro de cuyo
marco hay que tratar de cerrarlos.
● Reequilibrio entre naturaleza y ciudad, a través de la preservación de aquellas partes del
territorio esenciales para el mantenimiento de los ciclos naturales y de la inserción de los
procesos naturales dentro del tejido urbano, poniendo límite a los procesos de extensión
incontrolada del mismo. Dentro de este criterio cobra especial importancia lo que se ha venido
en denominar regeneración urbano-ecológica, cuyo fundamento es la idea de que, antes de
urbanizar nuevo suelo, es preciso incidir sobre lo ya construido a través de procesos de
rehabilitación con criterios ecológicos, ocupación de viviendas vacías y espacios obsoletos,
recualificación de espacios públicos e introducción de nuevas dotaciones y equipamientos.
● Redistribución de los recursos y servicios sobre el territorio y dentro de la ciudad, fomentando
al tiempo los procesos de autosuficiencia e intercomuncación para reducir el alcance de la
«huella ecológica» de las grandes ciudades. La descentralización de servicios y equipamientos,
con una adecuada jerarquización, y la creación de redes de servicios e información que

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

contribuyan a reducir los desplazamientos, son sólo algunos de los mecanismos destinados a
conseguir este objetivo.
● Desarrollo local dentro del marco global, mediante la puesta en valor de las oportunidades
locales como mejor forma de consolidar el papel de los núcleos urbanos de tamaño pequeño y
medio ante el embate de la globalización y la fuerza centrípeta de las grandes metrópolis.
● La habitabilidad de los espacios tanto interiores como exteriores, como factor clave para
fomentar el bienestar, la salud y la integración social. La separación entre espacio público y
privado, entre exterior e interior, se engloba dentro de una concepción más amplia y orgánica
que considera el metabolismo de la ciudad en su conjunto.
● La cohesión social como factor clave para la sostenibilidad de un sistema urbano. En este
sentido, la innovación técnica debe ser inseparable de la innovación social, en la idea de que la
ciudad y el territorio son sus habitantes y de que la mejor forma de conseguir que una ciudad o
una porción de la misma funcione con criterios de sostenibilidad es que sus habitantes la
asuman como suya y estén dispuestos y tengan ocasión de intervenir de forma activa en su
configuración. La difusión de la información sobre sostenibilidad urbana a través de los medios
de comunicación y los centros educativos, la creación de foros de debate entre todos los agentes
implicados en los procesos urbanos, la puesta a punto de mecanismos que faciliten, en suma,
una sociedad civil activa, son todas medidas importantes en este sentido.
En aras de facilitar su aplicación en el caso de intervenciones concretas, todo este conjunto de
criterios pueden agruparse en tres objetivos básicos de sostenibilidad:

● Integración en el medio natural, rural y urbano.


● Ahorro de recursos energéticos y materiales.
● Calidad de vida en términos de salud, bienestar social y confort.

Esta formulación sintética contribuye a poner de manifiesto dos aspectos clave a la hora de plantearse
una intervención urbana:
El primero es que los objetivos generales expuestos deben y pueden cumplirse a todas y cada una de
las posibles escalas de intervención, ya se trate de un proyecto arquitectónico, de una intervención en
tejido urbano o de una propuesta de planificación territorial.
El segundo aspecto se refiere a la necesidad de cumplir estos tres objetivos de forma conjunta y
simultánea y tanto a nivel local como a nivel global. En este sentido, no se puede considerar
realmente sostenible una intervención, por muy bien integrada que esté en su entorno o por muy
eficaz que sea desde el punto de vista del ahorro energético, si no contribuye de forma efectiva a
mejorar la calidad de vida de los afectados por la misma. Del mismo modo, no se podrá considerar
sostenible una alternativa que cumpla los tres objetivos a nivel local a costa de un gran impacto global
en relación con cualquiera de ellos.
Este segundo aspecto reviste una especial importancia, pues es aquí donde se producen las
divergencias y las quiebras en el discurso de la sostenibilidad, cuando se sitúa el énfasis en uno u otro
de los tres objetivos en detrimento de los demás, elevando determinadas prácticas a la categoría de
ejemplares por algún aspecto específico y en ocasiones muy secundario. Habida cuenta de la
dificultad real que plantea el cumplimiento conjunto de todos los objetivos, no se trata de renunciar a
destacar como positivos determinados aspectos parciales sino de contrastar continuamente estos
rasgos particulares con el contexto global para situarlos en perspectiva y otorgarles su justo valor. De
hecho, es este imprescindible rigor en la aplicación de los criterios de sostenibilidad el único modo de

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

contribuir a multiplicar la capacidad ejemplar de las intervenciones parciales, revelando sus


oportunidades y carencias.
Si todo esto es claramente aplicable en los extremos de la escala urbana, es decir, en el ámbito
«micro» del objeto arquitectónico y el «macro» de la planificación territorial, es en la escala
intermedia, la que se refiere al ámbito propiamente urbano, donde más se ponen de manifiesto las
virtudes y los defectos de los diversos enfoques de lo urbano, pues ese es el ámbito por excelencia de
la vida cotidiana de los ciudadanos.
Son muchos los modelos y los planteamientos generados por la aplicación a este ámbito intermedio de
los criterios de sostenibilidad y, en ese sentido, el debate y la reflexión siguen abiertos en torno a lo
que se entiende por «ciudad ecológica». No es éste el momento de entrar a fondo en este debate, cuyo
eje fundamental es el problema del crecimiento urbano, pero sí es importante señalar que las
diferencias y contradicciones, así como los solapamientos y conexiones existentes entre las diversas
opciones y propuestas que caracterizan este panorama diverso y complejo, provienen precisamente del
mayor énfasis otorgado a uno u otro de los criterios o conjuntos de criterios que hemos expuesto, así
como de la diferente perspectiva adoptada frente al mencionado problema del crecimiento.
De entre todas estas ideas y formulaciones, sin embargo, hay algunas que han ido adquiriendo cada
vez mayor carta de naturaleza en todos los discursos que se reclaman de la ecología urbana,
suscitando un consenso cada vez mayor. Si en el ámbito territorial la reflexión ecológica gira en torno
a conceptos tales como las eco-aldeas, los llamados «pedestrian pockets» y otros conceptos similares,
entre los que caben todo tipo de variaciones, en el ámbito puramente metropolitano, la idea fuerza en
la que confluyen de forma más clara los diversos criterios de sostenibilidad que hemos ido
desgranando es la de ecobarrio.
La concepción de la ciudad como un conjunto de piezas a la vez interconectadas y con un alto grado
de autonomía, que funcionan como escenario cotidiano de articulación entre lo local y lo global, por
una parte, y la idea de la regeneración ecológica de la ciudad como marco fundamental de actuación,
por otra, son los dos pilares fundamentales sobre los que descansa la idea de ecobarrio. Es esta idea la
que vamos a examinar con mayor detalle en la última parte de esta aproximación desde lo general a lo
particular por la escala de la sostenibilidad urbana.

4.3 Los rasgos de identidad de un ecobarrio

Si la escala del barrio era ya un escenario privilegiado para el buen urbanismo tradicional preocupado
por las dotaciones, los equipamientos y la buena forma de la ciudad, el enfoque ecológico no hace
sino corroborar y ratificar este planteamiento al otorgar una especial preponderancia a las condiciones
locales, al ámbito físico real, en el que se desarrollan los procesos urbanos. Por otra parte, la atención
a las interrelaciones entre las diversas escalas, que forma parte central de la ecología como ciencia,
constituye una herramienta inigualable para abordar los problemas derivados de la inserción de la
unidad-barrio en los entornos urbano, territorial y global.
Esta necesidad de mantener una inserción adecuada en su entorno, con una fluida relación transversal
con los barrios y áreas limítrofes, con un buen acceso a los servicios y equipamiento de carácter
central y una buena conexión con las redes globales, constituiría uno de los rasgos distintivos de un
ecobarrio bien integrado. Rasgos distintivos de un ecobarrio serían también el respeto a las

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

preexistencias y los hitos considerados signos de identidad cultural local, el respeto y la integración de
los elementos paisajísticos y la preservación de las áreas naturales.
Sin embargo, si hubiera que resumir en tres rasgos esenciales la imagen de un ecobarrio éstos serían la
densidad, la mezcla de usos y el predominio del transporte público, ciclista y peatonal sobre la
movilidad basada exclusivamente en el vehículo privado. En efecto, en estos criterios confluyen y se
solapan sinérgicamente muchos de los factores que contribuyen a la sostenibilidad de un sistema
urbano:

● el incremento de las oportunidades de contacto y comunicación social, y por tanto del sentido
de identidad con respecto al espacio urbano, el incremento de las posibilidades de creación de
tejido social organizado y del intercambio de información para la toma de decisiones;
● el uso eficaz de los espacios urbanos a lo largo de todo el día y el consiguiente aumento en la
seguridad de los espacios públicos;
● el aprovechamiento más eficaz de los recursos materiales y energéticos derivados de la
compacidad (menos metros cuadrados de fachada y cubierta edificados por persona);
● la facilidad de acceso a las dotaciones, equipamientos y centros de trabajo y la reducción global
de las necesidades de desplazamiento; la valoración del espacio público como espacio
multifuncional (de estancia, de socialización, de intercambio, de juego) no exclusivamente
destinado a la movilidad; etc.
Cuando se habla de densidad, sin embargo, es preciso tener en cuenta, por una parte, que no se pueden
establecer valores absolutos y, por otra, que el problema fundamental no son las tipologías
edificatorias. En efecto, la complejidad del fenómeno urbano exige en cada caso establecer aquellos
umbrales por encima y por debajo de los cuales se pierden gran parte de estos valores de
sostenibilidad y el tejido se hace mucho más costoso y pobre desde el punto de vista ambiental. Y una
vez establecidos estos umbrales, es posible alcanzarlos a través de las más diversas tipologías
edificatorias, y preferiblemente a través de una mezcla de las mismas, siendo consciente de las
características de cada una de ellas.
En términos generales, sin embargo, se puede establecer que las tipologías globalmente más
despilfarradoras y las que más problemas ambientales generan, cuando una extensión considerable del
tejido se reduce a ellas, son las que se sitúan en los extremos de la escala: la vivienda unifamiliar y la
torre.
Algo similar puede afirmarse con respecto a la movilidad dentro de un ecobarrio, donde no se trata de
desterrar al vehículo privado, sino de tomar medidas para invertir la tendencia destructora a su
dominio absoluto del espacio público, haciendo una apuesta decidida por las formas de movilidad del
futuro. Es precisamente en este ámbito donde se están produciendo las propuestas urbanas europeas
más innovadoras y de mayor éxito, presididas por un concepto cada vez más asumido como es el de
calmar o templar el tráfico.
Por último, la escala de barrio resulta especialmente apropiada para hacer frente a la gestión integrada
de los flujos de energía y materia, uno de los criterios fundamentales del urbanismo sostenible. En
efecto, es en esta escala intermedia donde mejor respuesta se puede ofrecer a medidas tales como la
gestión de la demanda de agua, la recogida selectiva y el tratamiento de los residuos o la asistencia
técnica y el mantenimiento de los sistemas de energía renovable.
La imagen que surge de este conjunto de criterios corresponde a un paisaje urbano formado por
edificios compactos y bien orientados, equipados para hacer el mejor uso de las energías renovables y

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De la sostenibilidad a los ecobarrios

bien conectados con las redes de información y comunicación global, calles y espacios públicos
concebidos para una cómoda circulación peatonal, sin barreras arquitectónicas, equipamientos
fácilmente accesibles, abundante vegetación adaptada al clima, lugares de trabajo y comercio
entreverados con las áreas residenciales, etc. no es sino una versión moderna y más sostenible de lo
que se ha venido en llamar ciudad mediterránea [Rueda , 1995], un modelo que recibe cada vez más
atención ante la constatación del fracaso en cuanto a impacto ambiental y a calidad urbana de los
modelos basados en el urban sprawl, la zonificación a ultranza o la hiperdensidad. En ese sentido, los
países del sur de Europa cuentan ya con un patrimonio urbano y cultural, así como con unas
condiciones climáticas particularmente favorables, para abordar desde una posición de ventaja el reto
de la sostenibilidad urbana.

5. Epílogo

El que existan ventajas y oportunidad reales, sin embargo, no garantiza su aprovechamiento y, de


hecho, a pesar de la creciente conciencia ambiental de la que hablábamos al principio, son muchos los
factores que contravienen la aplicación de los criterios de sostenibilidad al ámbito urbano, desde la
propia lógica de la globalización financiera, que impone su ritmo desbocado de asignación de «poder
de compra» [Naredo , 2000] sobre los flujos físicos de energía y materia, agravando los desequilibrios
planetarios; o los intereses de los grandes sectores asociados al territorio, como las industrias
automovilística e inmobiliaria, condenadas a mantener en funcionamiento una inmensa maquinaria
productiva concebida para un escenario sin límites; hasta la lógica competitiva que domina la política
de las grandes ciudades, obligándolas a una cruenta batalla por atraer recursos territoriales; o la misma
cultura arquitectónica y urbanística dominante, reacia a poner en cuestión los criterios y las
herramientas que han caracterizado su práctica durante la mayor parte del siglo que termina.
La dificultad a la hora de hacer frente a este conglomerado de intereses desde la óptica ecológica
estriba en que es precisamente de su seno de donde provienen algunas de las versiones de la propia
idea de sostenibilidad y, como ya hemos visto, el propio concepto de desarrollo sostenible debe su
ambigüedad a que constituye, en realidad, un intento depurado y lampedusiano de salvaguardar la
propia idea de crecimiento por parte de dicho aglomerado de intereses.
No obstante, como ya hemos reiterado a lo largo del presente texto, hay que huir en lo posible del
debate de los términos para profundizar en el de los contenidos. Sólo a partir del rigor y la coherencia
en la formulación de estos contenidos se podrán combatir los intentos espúreos y cada vez más
generalizados de utilizar las preocupaciones ambientales como medio para seguir alimentando los
procesos destructivos de extensión de lo urbano.

Referencias y bibliografía

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Girardet, Herbert (1992) Ciudades. alternativas para una vida urbana sostenible (Celeste
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Hahn, Ekhart (1994) "La reestructuración urbana ecológica" (Artículo en la revista Ciudad y
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Kroll, Lucien (1997) Bio Psycho Socio Eco 1 Ecologies Urbaines
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Naredo, José Manuel (1994) "El funcionamiento de las ciudades y su incidencia en el territorio"
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Rees, William (1996) "Indicadores territoriales de sustentabilidad"


(Artículo en la revista Ecología Política n. 12, Barcelona)

Ruano, Miguel (1999) Ecourbanismo. Entornos urbanos sostenibles: 60 proyectos (Gustavo Gili)

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Rudi, David & Falk, Nicholas (1999) Building the 21st century home: The Sustainable Urban
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Vale, Brenda and Robert (1991) Green Architecture. Design for a Sustainable Future (Thames and
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Van der Ryn, Sim and Calthorpe, Peter (1986) Sustainable Communites
(Sierra Club Bookstore, San Francisco)

Carlos Verdaguer (1998) "Paisaje antes de la batalla" (Revista URBAN n.3; ahora también en
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n13)

Wackernagel, Mathis & Rees, William (1995) Our Ecological Footprint. Reducing Human Impact
on the Earth (New Society Publishers, Gabriola Island, Canadá)

Whiston Spirn, Anne (1984) The Granite garden: Urban nature and Human Design (Basic Books,
Harper Collins Publishers, USA)

Fecha de referencia: 15-11-2000


1: El presente artículo se basa en los textos y las reflexiones desarrollados por el autor a lo largo de los
años 1999 y 2000 para los siguientes trabajos de Gea 21: Líneas de actuación para el planeamiento de
una unidad residencial sostenible en el Soto del Henares; trabajos preparatorios para las Agendas 21
de Getafe y de Denia; recomendacionaes para la sostenibilidad para el desarrollo turístico de la
Heredade da Comporta en Portugal; Trinitat inNova: per un nou barri sostenible.

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

Ciudades para un futuro más sostenible


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Criterios para reducir el


impacto ambiental asociado a la
Urbanización

José Molina Terrén.


Profesor de Formación Profesional, departamento de Edificación y Obra Civil, Instituto Joan Miró.
Madrid, España.
Valsaín, Segovia, España, abril de 2000

Introducción

La continua extensión de las periferias urbanas y el progresivo abandono de sus cascos históricos, es
cualquier cosa menos sostenible, y tampoco tiene mucho de racional ni meditado. Lamentablemente,
esto es una constante en nuestra ordenación del territorio y, por tanto, de la expresión espacial de la
política económica, social, cultural y ecológica de nuestra sociedad.
Cualquier sistema que pretenda la gestión sostenible del territorio debería proscribir la vulgar
acepción de urbanizar[1], puesto que es una actividad que causa desmedido impacto ambiental, al
consistir básicamente en eliminar suelo rústico mediante un desproporcionado consumo de recursos
escasos.
Es por ello que, dentro de un marco económico que tenga la pretensión de perdurar[2], la única
propuesta urbanística sensata consiste en limitar drásticamente la expansión del suelo urbano y
mejorar la gestión y calidad del existente, conservándolo y rehabilitándolo con materiales y técnicas
que causen mínimo impacto ambiental.
Y estos materiales y técnicas de urbanización deben:

● responder a un diseño estricto y a un programa riguroso


● implicar en su ejecución mínimos consumos energéticos
● posibilitar un sencillo mantenimiento de elementos e infraestructuras
● permitir soluciones duraderas[3]

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

● colaborar en la gestión de residuos, especialmente, aquellos voluminosos[4].


Este texto recoge criterios de diseño y propuestas sobre materiales y técnicas constructivas cuya
utilización reduciría significativamente el impacto ambiental asociado a la práctica urbanizadora
convencional.

Breve descripción de dificultades para


esta práctica

Quien desee demostrar una mínima sensibilidad ecológica en la práctica urbanizadora deberá afrontar
una serie de dificultades, fácilmente evitables en caso de optar por una práctica convencional.
Brevemente son enumeradas en esta relación:
● absoluta falta de sensibilidad ecológica en este ámbito de la técnica. Mientras que en temas de
edificación es posible encontrar algún ejemplo y bibliografía (arquitectura bioclimática,
construcción con tierra, materiales respetuosos con el medio, etc...) en temas relacionados con
urbanización el panorama es desolador en estos aspectos.
● Normativa urbanística ignorante de cualquier planteamiento ecológico, que impide a menudo
la aplicación de soluciones de menor impacto ambiental. Por ejemplo, es habitual que las
normas de urbanización de los documentos de planeamiento establezcan obligatorios y
sobredimensionados anchos mínimos y/o materiales para bordillos y pavimentos de elevado
coste energético.
● Universalización y simplificación de técnicas constructivas[5] que hacen difícilmente viables
aquellas propuestas que requieren mayor planificación de trabajos y especialización de tajos,
por ejemplo, a cualquier empresa constructora alarma un proyecto de urbanización que
contemple diversas secciones de firme según explanadas, diversos pavimentos según tipo de
tráfico o materiales poco frecuentes.
● Mínimo desarrollo de productos[6] que permitan soluciones alternativas, junto a progresiva
pérdida de oficio y gama de productos que permitan soluciones tradicionales; por ejemplo, son
anecdóticas las empresas dedicadas a suministrar áridos reciclados o ejecutar avenamientos de
terrenos, y cada vez es más difícil encontrar canteros o empedradores para ejecutar pavimentos
de piedra.
● Baja repercusión de la urbanización en el precio de edificios[7], ridícula en comparación
con la repercusión de la especulación o la financiación, aspecto que condiciona cualquier
propuesta de urbanización alternativa, ya que aunque ésta implique menores costos de
ejecución y mantenimiento, difícilmente procurará mayor rapidez ni facilidad de ejecución,
factores decisivos para quienes promueven este tipo de obras.
● Complicación de proyecto y obra, al ser requisito imprescindible mayor competencia técnica
de proyectistas, directores, promotores y contratistas de las obras, así como mayor definición de
programas y estudios previos, por ejemplo, un pliego de condiciones técnicas que defina
materiales y técnicas no convencionales requiere más cantidad y calidad de trabajo; y un
trazado viario con diversas secciones y firmes requiere un minucioso estudio geotécnico para
identificar capacidades portantes de explanadas y suelos aprovechables en capas de firme, así

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

como un estudio de tráfico que establezca previamente las intensidades de circulación.

Criterios sobre diseño, dimensionado,


materiales y técnicas

A pesar de esta patética situación de partida esbozada, estas páginas tienen por objeto establecer unos
criterios para reducir de manera apreciable el impacto ambiental que causan las labores de
urbanización convencional. Tal vez dentro de unos años, si la voluntad de perdurar o sostenerse
durante un tiempo más largo inquieta algo más a nuestra sociedad, habrá páginas que establezcan de
forma rigurosa unos certeros criterios de urbanización sostenible, y quizá, si la sostenibilidad
adquiere rango de ley, a partir de estos criterios se establezcan normas de urbanización que, sin
necesitar apellido, contemplen el consumo prudente de recursos, la reutilización sistemática de
productos y el reciclaje sencillo de residuos.
Estos nueve criterios son:

● dimensionado estricto de calles


● dimensionado estricto de firmes
● integración de alcorques en bandas de aparcamiento
● integración de tendidos y elementos urbanos en edificación
● compensación y reutilización de tierras
● reducción del abuso de productos cementosos
● reducción del abuso de productos bituminosos
● utilización de áridos marginales
● recuperación de técnicas tradicionales

Dimensionado estricto de calzadas y


franjas de aparcamiento

El diseño cualquier urbanización es determinado radicalmente por la sección de sus calles. De los
anchos de calzada, franjas de aparcamiento y acera dependen las superficies pavimentadas y de
los gruesos de capas interiores del firme dependen los volúmenes de áridos y hormigones aportados.
La pavimentación y unidades de obra asociadas (sub-bases, bases, bordillos, etc...) constituyen el
capítulo más importante del presupuesto de cualquier urbanización, importancia que aumenta cuanto
menor es la densidad de viviendas.

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

La sencilla decisión de ancho para el carril de una calzada tiene una repercusión inmediata en la
cantidad de recursos consumidos. El ancho más utilizado para carriles de nuevas calzadas urbanas es
3,50 metros[8], a pesar de ser contraproducente ya que hace cómoda una circulación a velocidad muy
superior a la deseable en este tipo de vías. Un diseño estricto con ancho de 2,75 metros permite
adecuadas vías urbanas y significa una reducción del 21% de la superficie destinada a calzada, además
de otras bondadosas consecuencias: reducción de la velocidad cómoda de circulación, del impacto
acústico de una rodadura más rápida y del sobrecalentamiento ambiental que producen estas
superficies en los espacios urbanos durante periodos cálidos. Lo mismo ocurre con el ancho de una
franja para estacionamiento de turismos en hilera, habitualmente de 2,25 metros, a pesar que un ancho
estricto de 2 metros (los turismos no sobrepasan un ancho de 1,85 metros) permite un correcto
estacionamiento en áreas residenciales (sólo dificulta el estacionamiento de vehículos industriales y
colectivos) y reduce un 11% la superficie destinada a este fin.
Este sencillo criterio de diseño en planta permite fácilmente reducir un 17% de la superficie destinada
a calzadas y aparcamientos asociados[9], y, dado que el espesor de bases y sub-bases es mayor en
calzadas, el ahorro en volúmenes de material necesario representa mayor porcentaje.
Es por este simple argumento por lo que un dimensionado estricto[10] debiera convertirse en
exigencia básica en aquellos planes urbanísticos y proyectos de urbanización que contemplen medidas
reductoras de impacto ambiental.

Dimensionado estricto de firmes

La construcción de firmes urbanos es uno de los ámbitos de la técnica menos influído por los criterios
de sostenibilidad. De hecho, se caracteriza por el uso casi exclusivo de productos de alto coste
energético, como el cemento, de productos no renovables, como los ligantes bituminosos, y de
productos extraídos de parajes naturales de alto valor paisajístico, como los yacimientos de áridos en
márgenes fluviales. Además de basar sus soluciones en estos productos, éstos son empleados de forma
bastante generosa, siendo habitual el sobredimensionado de capas de firmes principalmente por tres
razones:
● primar exclusivamente la rapidez de las obras, razón que lleva a aumentar espesores de bases y
sub-bases en lugar de proceder a la mejora de explanadas naturales, acción que permite reducir
a grosores estrictos estas capas, mediante procesos físicos o químicos (estabilización con cal,
cemento o cenizas).
● Faltar un detallado estudio geotécnico del terreno, que además de identificar las características
de las explanadas informe sobre la calidad de suelos aprovechables para bases, sub-bases y
terraplenes en el propio ámbito; razón que hace frecuente el sobredimensionado de firmes para
obtener secciones válidas para casi cualquier explanada.
● Faltar un adecuado estudio de cargas de tráfico, razón que convierte en norma el
sobredimensionado de firmes para obtener secciones válidas para casi cualquier intensidad de
tráfico urbano, con el único afán de que pueda determinarse posteriormente cualquier régimen
de circulación

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

Es habitual en proyectos de urbanización de planes parciales enteros, observar que sólo se ha


considerado una explanada tipo, que los firmes son idénticos en toda calzada sea cual sea el tipo de
tráfico, y que tampoco varía la pavimentación de calzadas y franjas de aparcamiento. Esta brutal
simplificación constituye un injustificable gasto de recursos.
Es por esto que una actuación responsable en términos ambientales exige disponer de detallados
estudios geotécnicos del terreno y estudios de cargas de tráfico, de manera que sea posible proceder a
un dimensionado estricto de las capas de firme, promoviendo la diferenciación de firmes y
pavimentos según condiciones de uso, características de explanada y cargas de tráfico.

Integración de alcorques en franjas de


aparcamiento

Los espacios destinados a plantación de alineaciones arbóreas en calles suelen ser de dimensiones
mínimas, próximas a un cuadrado de 80 cm de lado interior, de las que resulta una superficie útil de
0,5 m2, habida cuenta de la merma que produce el recibido de bordillos. Esto y la excesiva
compactación de la explanada (el cajeado y compactación es realizado para todo el ancho de vía)
dificulta enormemente el arraigamiento y crecimiento de especies arbóreas. Además supone una
desproporción de bordillo por superficie de alcorque (aproximadamente 5 m/m2, algo menos en caso
de coincidir uno de los lados con el límite de calzada) y obliga a un incómodo zizagueo de las
canalizaciones subterráneas de los servicios urbanos, sobre todo el alumbrado público y red de riego,
que son los más cercanos a la calzada. Un diseño mucho más eficiente de alcorques pasa por ubicarlos
en la franjas de aparcamiento asociadas a la mayoría de calles urbanas. Esta situación ofrece las
siguientes ventajas:
● permite un mejor crecimiento aéreo del árbol, al aumentar la distancia con respecto a las
fachadas, lo que posibilita operaciones menos frecuentes de poda y formación de copas mucho
más voluminosas[11], con el consecuente beneficio de sombra para la edificación.
● Ofrece una mayor superficie de plantación sin restar espacio de acera, permitiendo mejor
crecimiento subterráneo del árbol y el consecuente ahorro de riego de arraigamiento y
mantenimiento, puesto que el sistema radicular de la planta profundiza en menos tiempo y
cuenta con mayor superficie de captación. En caso de aparcamiento en hilera puede disponerse
un alcorque rectangular aprovechando todo el ancho de franja, con dimensiones interiores de
90x190 cm, dispuesto cada dos plazas (alineación a 11 m).
● Evita los quiebros en el trazado de canalizaciones subterráneas, puesto que de esta forma todo
el ancho de acera es apto para trazado lineal y paralelo de las mismas.
El ahorro de recursos que produce esta alternativa repercute principalmente en el posterior consumo
energético de la edificación, ya que, en cuanto a urbanización -pese a que la relación de bordillo y
superficie de alcorque es menor (aproximadamente 3 m/m2)- es necesaria más longitud de bordillo
aunque menos superficie de pavimentada. Para mayor eficiencia de las plantaciones es preciso una
correcta elección de la especie (caduca, de porte adecuado a alineación y moderado consumo hídrico),
una adecuada presentación (planta sana, ramificada a 2 metros de altura de fuste, y en cepellón
repicado y enfardado) y una cuidadosa plantación (época propicia, hoyo de volumen vez y media el

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

del cepellón, desmenuzamiento de fondo y laterales de excavación, relleno con compost y estiércol en
proporción 3:1, respeto de orientación en vivero y varios riegos de arraigamiento).

Integración de tendidos y elementos


urbanos en fachadas

Canalizar enterrados los tendidos de telecomunicaciones es una solución bastante cuestionable, ya que
requiere mucho menor coste energético su canalización aérea sujeta a fachadas (o a postes allí donde
no haya edificación). Esta ha sido la solución empleada hasta hace poco para tendidos eléctricos y
telefónicos, y de esta manera se suministran todavía estos servicios en gran parte de los cascos
urbanos[12]. Sin embargo, prácticamente en todas las ciudades se opta por la canalización subterránea
de las recientemente obligatorias infraestructuras de telecomunicación, quizá por eso de que hacer
zanjas y luego taparlas es una bendición para la economía nacional.
Ubicar las distintas infraestructuras urbanas que discurren bajo aceras, respetando las distancias
recomendadas entre ellas, requiere un ancho mínimo de 5 metros. Si a los servicios básicos (baja y
media tensión eléctrica, agua potable, telefonía, gas natural, alumbrado público y red de riego)
sumamos los especiales (regulación de tráfico y alta tensión eléctrica) y añadimos uno nuevo (cables
para telecomunicaciones), será necesario o prever aceras mayores o bien hacer mayores chapuzas que
las actuales. Dado que no suele existir suficiente espacio bajo acera para todas las canalizaciones, que
consume menos recursos la ejecución de canalizaciones aéreas y que éstas son mucho más fáciles de
mantener, debe promoverse este tipo de tendidos.
Y de igual forma, para buen número de elementos (señales, buzones, quioscos, máquinas
expendedoras de boletos de aparcamiento, báculos y armarios para alumbrado y señalización, etc...)
que dificultan el recorrido peatonal de aceras y/o que complican las canalizaciones subterráneas
(alumbrado y semaforización) puede promoverse su integración en la edificación. Esto evitaría
problemas y reduciría el número de tendidos subterráneos, a la vez que procuraría mayor durabilidad a
estos elementos urbanos (que dejarían de ser exentos y quedarían protegidos). Esta propuesta necesita
ser prevista en los documentos de planeamiento, ya que es preciso regular cesiones de mínimos
espacios[13] y ciertas servidumbres en las fachadas[14].

Figura 1: Secciones de viario con y sin integración de tendidos y elementos urbanos en fachadas

Compensación y reutilización de tierras


y residuos

Toda obra de urbanización contempla transportes de grandes volúmenes de tierras, que son realizados

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

mediante camiones basculantes, puesto que la magnitud de las obras no obliga la utilización de
máquinas más eficientes para estos fines como las mototraíllas. Aunque constituye un manifiesto
despropósito, es común en estas obras enviar a vertederos tierras y residuos vegetales obtenidos en
operaciones de desbroce[15], tierras excedentes de labores de explanación y desmonte[16], y
escombros producidos en labores de demolición. Y posteriormente, son recibidas tierras aptas para
terraplenados[17], áridos para capas granulares y, por último, tierras vegetales y mantillos para aporte
en alcorques y zonas verdes. Todo esto dispara el consumo combustible fósil, sin aportar ninguna
mejora sustancial a las obras realizadas, pero simplificando el proceso. Y este consumo es evitable
alterando estas prioridades de los proyectos y planes de las obras:

● proceder a la mejora de la explanada natural, acción sencilla y que permite reducir a grosores
mínimos estas capas, mediante procesos físicos o químicos (estabilización con cal, cemento o
cenizas) en vez de primar exclusivamente la rapidez de las obras, razón que lleva a aumentar
espesores de bases y sub-bases.
● Proyectar el trazado en alzado de vías ajustado al relieve existente, definiendo las rasantes de
las que resulte mínimo volumen de tierras extraídas y aportadas, compensación casi siempre
posible.
● Elegir entre las soluciones de firme posibles aquella que permita la mayor utilización de suelos
y áridos existentes en el ámbito, reduciendo al mínimo el aporte de material exterior.
● Organizar las obras disponiendo de espacios para acopio de las tierras vegetales extraídas,
reduciendo el transporte tanto desde su posición original como hasta su posición final.
● Producir en la misma obra la enmienda orgánica necesaria para las labores de plantación y
mejora de suelos, procediendo a compostar los materiales originados en labores de desbroce,
tala[18] y extracción de tocones, ya que este proceso puede fácilmente hacerse coincidir con la
duración habitual de las obras y, sin sofisticada técnica, puede producir un compost que cumpla
satisfactoriamente las mismas funciones que el mantillo.
● Reutilizar los escombros generados en labores previas de demolición en la misma obra, puesto
que convenientemente triturados y cribados pueden ser adecuados sustitutos de capas
granulares para firmes y encachados.
Con estas cinco operaciones es posible reducir de forma notable el volumen de tierras movidas e,
incluso, evitar el transporte a vertedero, procurando un significativo ahorro de recursos sin menoscabo
de calidad.

Reducción del abuso de productos


cementosos

Las mezclas de cemento con distintos áridos (hormigón, suelocemento, gravacemento y mortero) son
los materiales más utilizados en la ejecución de vías urbanas, a pesar de su elevado coste ambiental y
de existir materiales alternativos para todas las aplicaciones donde son empleados, excepto en recibido
de bordillos y elementos verticales. Hasta la introducción a principios de siglo de los primeros
productos de hormigón en urbanización (baldosas hidráulicas para pavimento de aceras) todas las

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

calles eran de piedra en nuestras ciudades, y cualquier paseo por un casco histórico demuestra que la
introducción del cemento en estas labores ha traído consigo una merma en la calidad y en la
durabilidad del espacio urbano. Los productos cementosos sólo aportan rapidez a las obras de
urbanización, y ello por que su abuso ha convertido en marginales el resto de productos cuyo uso
causa menor impacto:
● en pavimentos de acera como baldosas hidráulicas, losas de terrazo, hormigones continuos,
etc... es perfectamente evitable el uso de cemento sustituyendo estos productos por adoquines y
losas de piedra natural, que aún con mayor precio de suministro son superiores en términos de
calidad, vida útil y mantenimiento.
● En elementos lineales prefabricados de hormigón como bordillos, rígolas, caces, etc... es
igualmente evitable sustituyendo estos productos por piezas labradas de piedra natural, que, de
igual manera, aún con mayor precio de suministro son superiores en términos de calidad, vida
útil y mantenimiento.
● En estabilización de suelos, utilizando cal o cenizas, si se opta por consolidación del terreno por
medios químicos, o por estabilización por medios mecánicos.
● En capas de firmes como gravacemento, hormigón magro u hormigón, con la elección de firmes
flexibles, que utilizan capas granulares como bases y sub-bases del pavimento. Además de
reducir el coste energético del firme[19],los firmes flexibles tienen mejor mantenimiento, razón
por la que los firmes rígidos han dejado de ser utilizados en carreteras y autovías desde hace
una década, quedando relegados a vías urbanas por la única razón de sencillez de ejecución en
obras de pequeña escala.
Para reducir este abuso de productos cementosos en la ejecución de calzadas basta con optar por
firmes flexibles o articulados y sustituir prefabricados de hormigón por sus equivalentes en
piedra natural de canteras próximas al ámbito de actuación. En lo que atañe a pavimento de aceras,
es apreciable la reducción que significa el uso de junta seca frente a junta húmeda para recibido de
piezas. Aunque es común recibir cualquier pieza rígida con mortero sobre una solera de hormigón en
masa, esto supone un elevado consumo de cemento y complica el mantenimiento de las
canalizaciones urbanas que discurren bajo aceras. Alternativa a esto es el tradicional asiento de losas o
adoquines de sobre cama de arena, extendida a su vez sobre el terreno o relleno de zanjas previamente
compactado. Esta unión seca, sin otro tipo de mezcla que la necesaria para rejuntado, hace mucho
menos costoso el mantenimiento de canalizaciones enterradas, al ser más sencillo el levantado de
pavimento y posible la posterior reposición de la misma pieza.

Reducción del abuso de productos


bituminosos

De la misma forma que el cemento ha marginado al resto de productos utilizados en pavimentación de


aceras, los ligantes bituminosos han hecho casi desaparecer al resto de productos utilizados en
pavimentación de calzadas, hasta el punto que los antiguos pavimentos pétreos existentes en nuestras
ciudades han sido cubiertos por mezclas bituminosas. La razón con la que se justifica esto es el
impacto acústico producido por los pavimentos articulados (adoquines y enlosados), pero una razón
más cierta es que, al igual que el cemento, los ligantes derivados del petróleo han sido producidos de

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

forma masiva hasta convertirse en los indicadores del sector de la construcción. Al ser productos de
bajo valor de producción, en una economía poco interesada por criterios de sostenibilidad y garante de
intereses de compañías transnacionales, estos productos bituminosos se han convertido en
omnipresentes y no es posible encontrar otros sustitutos que los tradicionales adoquines pétreos y los
modernos de hormigón. Aunque es poco factible la pavimentación de una extensa red de calzadas con
adoquines de piedra, sí es una opción clara como pavimento en áreas de moderada velocidad, como:
● franjas de estacionamiento y playas de estacionamiento de cualquier tipo.

● Calzadas de coexistencia y de tráfico local con velocidades máximas de 20 km/h.

● Senderos peatonales en espacios libres (muchas veces ejecutados con aglomerados


bituminosos)
Un cálculo simplificado, pero efectivo, para evaluar el impacto ambiental de distintas soluciones de
firme es aquel que cuantifica la energía incorporada en los materiales que configuran las sucesivas
capas del firme. Un ejemplo sencillo es el analizado a continuación, consistente en estimar[20] la
energía incorporada por metro cuadrado de 4 soluciones válidas[21], para calzadas de tráfico
medio[22] sobre explanada deformable[23]:

rígido flexible adoquín hormigón adoquín granito


166 kWh/m2 94 kWh/m2 45 kWh/m2 24 kWh/m2

Figura 2: Energía incorporada por metro cuadrado de 4 soluciones para calzadas de tráfico medio

Utilización de áridos marginales

Los firmes admiten razonablemente bien la utilización de áridos marginales[24] en su construcción, y


han sido ampliamente ensayadas las capas compuestas por áridos reciclados a partir de escombros y
neumáticos, y por desechos mineros e industriales, como escorias, cenizas o inertes mineros.
La utilización de áridos de escombro triturado en la ejecución de bases y sub-bases de firme
comenzó en la posguerra europea, donde su empleo fue exitoso y masivo, aunque desapareció a
medida que fue reduciéndose el volumen de ruinas y cuando la menor escasez energética permitió
volver a anticipar residuos.
Como inconveniente presentan el requisito de mayor energía de compactación que los áridos naturales
y de machaqueo, así como su precio, mientras que no cambie la política de gestión de residuos (con
nuestro ridículo canon de vertido de escombros es poco viable triturar y comercializar áridos
provenientes de escombros).
En países como Dinamarca y Suiza, donde han sido promovidos serios programas de reducción de
escombros (multiplicando la tasa de vertido y obligando a separar en origen las fracciones de madera,
metal y plástico), son utilizados los componentes originados en las labores de demolición,
restauración y construcción[25] (principalmente fracciones cementosas, cerámicas, pétreas y
yesíferas) como áridos para ejecución de capas de firme y encachados, así como para relleno de

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

zanjas.
Los áridos reciclados provenientes de la trituración de neumáticos usados son utilizables en la
ejecución de pavimentos de calzada. Con ellos se elabora el denominado asfalto cauchutado o
asfalto modificado con goma, mezcla de betunes o asfaltos naturales con áridos minerales y hasta un
15% de gránulo o harina de neumático.
Es una técnica viable y contrastada, tanto para vías urbanas como interurbanas, desarrollada
principalmente en Alemania y Norteamérica. La mayor bondad de este tipo de pavimento es la
reducción de un residuo voluminoso que hipoteca grandes extensiones de terreno suburbano. Pero
además, en comparación con los asfaltos convencionales, los asfaltos cauchutados tienen mejor
comportamiento al desgaste, reducen el nivel sonoro de la rodadura, ocasionan menos
deslumbramiento y tienen un comportamiento más seguro en presencia de agua. Como inconvenientes
cabe señalar peor envejecimiento para cargas de tráfico elevadas y la complicación que supone su
elaboración en plantas asfálticas convencionales, habituadas a trabajar composiciones fijas de mezclas
bituminosas y poco entusiasmadas por este tipo de novedades.
En Alemania es utilizado este asfalto para áreas residenciales, buscando la atenuación del impacto
acústico, y en Estados Unidos es empleado en autovías, buscando un uso extensivo que permita
reducir el volumen de los cementerios de neumáticos (de hecho, desde 1997 el 20% de las autovías
con financiación federal de cada estado debe contener al menos un 1% de goma en la capa de
pavimento).
Los inertes mineros han sido utilizados como material de terraplenado en aquellas zonas donde su
volumen crea serios problemas ambientales, y las cenizas volantes (residuos de centrales térmicas) y
escorias siderúrgicas (residuo de altos hornos) han sido usadas en bases de firmes semirrígidos
(gravaescoria y gravaceniza), en zonas próximas al origen de estos residuos.

Recuperación de técnicas tradicionales

Las técnicas con que fueron realizadas las labores de urbanización hasta hace relativamente poco
estaban basadas en materiales pétreos y uso intensivo de mano de obra, aspectos que hacen a estas
técnicas tradicionales mucho más respetuosas con el medio. Esto obedece a dos sencillas razones: por
una parte, el coste energético de elaboración de productos pétreos es del orden de diez veces menor
que sus equivalentes prefabricados en hormigón, y por otra, el alimento de los trabajadores suele tener
un origen renovable mientras que el combustible de las máquinas suele ser fósil. A pesar de tener un
elevado porcentaje de población desocupada, parece un desatino proponer técnicas que requieran
mayor mano de obra. Sin embargo, buscando reducir el impacto sobre el medio natural es altamente
recomendable proponer técnicas que utilicen mayor cantidad de jornales, mayor grado de oficio y
materiales cuya elaboración necesite menos energía, y entre estas técnicas, en labores de urbanización,
son ejemplos los:
● avenamientos del terreno, como alternativa a drenes lineales de hormigón poroso o cloruro de
polivinilo ranurado: el drenaje del agua infiltrada en el terreno ha sido tradicionalmente resuelto
con zanjas rellenas de árido filtrante por las que discurre el agua por gravedad, y actualmente en
éstas se incluye un tubo drenante de materiales de alto coste energético, sólo por que es más

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

sencillo dar pendiente al tubo que al fondo de la excavación.


● Solados de piedra, como enlosados, adoquinados y enripiados, colocados sobre cama de arena,
así como elementos auxiliares de encintado.
● Caces de piedra, en calles estrechas de tráfico de coexistencia es factible recurrir a la técnica
de recoger las aguas pluviales hacia el centro, donde se sitúa un caz que evacue
superficialmente las aguas precipitadas, lo que supone un considerable ahorro de red de
alcantarillado en estos tramos, sobre todo, en caso de tejido separativo.
● Mamposterías ciclópeas y engavillonadas, como elementos de contención de tierras y
sustituyendo a muros y costras de hormigón armado.
Este breve listado basta para sugerir la amplia gama de soluciones tradicionales que pueden ser
aplicadas, y para intuir que además de causar menor impacto ambiental suelen tener mejor apariencia
y mayor durabilidad que las soluciones habituales de la práctica urbanizadora.
Fecha de referencia: 23-11-2000
1: El diccionario de la lengua española define urbanizar como "convertir en poblado una porción de
tereno o prepararlo para ello, abriendo calles y dotándolas de luz, pavimento y demás servicios
municipales".
2: Lo alarmante de una economía no sostenible no es tanto el agotamiento de recursos como la
generación de residuos, por lo que cualquier planteamiento sostenible debe contemplar, por este
orden: reducir consumos, reutilizar productos, y reciclar residuos, y, en materia de urbanización,
esta receta exige no aumentar el suelo urbano y adecuar el existente, al menos en aquellas ciudades
donde la población disminuye.
3: En materia de urbanización es mucho más recomendable la cualidad de longevo que la de
reciclable: un bordillo de granito no es reciclable pero dura varios siglos, mientras que un bordillo de
plástico puede ser reciclabe, pero dura poco en condiciones normales, y pocos días si tiene lugar un
acto vandálico, argumento sencillo que ejemplifica como un material reciclable puede significar
mayor impacto ecológico.
4: Los residuos urbanos voluminosos más representativos son los escombros y los neumáticos,
caracterizados por requerir grandes superficies suburbanas para su vertido y ser reutilizables en obras
de urbanización.
5: lamentablemente las técnicas habituales de la práctica urbanizadora consisten, básicamente y
haciendo uso del refranero popular, en matar moscas a cañonazos y hacer la o con un canuto.
6: en ferias del sector de la construcción y relacionado con material de urbanización, es habitual
encontrar novedades como máquina que sustenta bordillos por aspiración con la que puede
prescindir de uno de los operarios habituales, pero resulta difícil encontrar alguien que suministre
áridos marginales.
7: En nuevos barrios metropolitanos donde el precio de venta alcanza las 250.000 pesetas/metro
cuadrado construído, la repercusión de urbanización roza las 5.000 pesetas/metro cuadrado
construído, es decir, un 2% del precio final del producto, poco más que la repercusión de horarios de
notarios y registradores.
8: El ancho de carril de 3,50 m es adoptado en carreteras cuando se requieren velocidades de proyecto
comprendidas entre 80 y 100 km/h, por lo que el uso de ese ancho en calzadas urbanas de tráfico local
es, cuanto menos, exagerado.

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Criterios para reducir el impacto ambiental asociado a la Urbanización

9: En un proyecto de urbanización residencial tipo, que no incluya estructuras e infraestructuras


especiales, el porcentaje del presupuesto destinado a ejecución de firmes alcanza el 30% una vez
descontadas las unidades de obra de acera y alcorque, por lo que no es arriesgado estimar que un
dimensionado estricto de calzadas y aparcamientos significa un ahorro próximo al 5% del presupuesto
total, cifra de la que puede presumirse groseramente el consecuente ahorro de recursos.

10: Estricto significa "enteramente ajustado a la necesidad", aunque etimológicamente se refiere a


apretado.
11: La deformación radical de muchos árboles de alineaciones urbanas es debida a una defectuosa
poda y/o a plantación muy próxima a fachadas; esto impide un desarrollo natural de copa y hace
peligrosos algunos ejemplares cuya estructura de ramificación es aberrante.
12: En las grandes ciudades norteamericanas los tendidos de telecomunicaciones discurren por
fachada, y la señalización, iluminación y semaforización suelen ser suspendidas de catenarias
ancladas a fachada.
13: Como aquellos que por contrato privado son utilizados para albergar cajeros automáticos,
máquinas de fotografía instantánea, expendedoras de refrescos, cintas de vídeo de alquiler,
preservativos, etc...
14: Como ocurre en nuestras ciudades en tiempos navideños, cuando cuelgan grandes conjuntos de
bombillas de colores en cables anclados a fachadas.
15: Unidad de obra típica en proyectos de urbanización y que no falta en ninguna base de precios es
"m2 de despeje y desbroce del terreno por medios mecánicos, incluso carga y transporte a
vertedero", a pesar de que algún día será considerada delito ecológico.
16: otra típica es "m3 de excavación no clasificada en explanación, incluso carga y transporte a
lugar de empleo o vertedero", de la que se deduce que es habitual ignorar el tipo de terreno y su
posibilidad de reutilización.
17: Otra más es "m3 de terraplenado, incluso extendido y compactado con material procedente
de préstamos o de la propia excavación", de la que cabe el mismo comentario que en la anterior.
18: Es preferible conservar en su emplazamiento toda especie autóctona ejemplar y, en todo caso,
extraer con suficiente cepellón y transplantar a lugar próximo, en lugar de talar; aunque huelgue el
comentario, sigue habiendo tala indiscriminada previa -nocturna si afecta a ejemplares protegidos- o
usándose un ejemplar centenario para sacudir el cazo de una retroexcavadora y así dejarlo limpio al
final de cada jornada.
19: Véase análisis cuantitativo de costes energéticos en el apartado siguiente.
20: Considerando como valores de energía incorporada los siguientes: mezclas bituminosas 0,4
kWh/kg, hormigones 0,2 kWh/kg y áridos y piedra 0,02 kWh/kg.
21: Según el manual "Recomendaciones para el proyecto y diseño del viario urbano" editado por el
Ministerio de Fomento en 1996, que recomienda directamente las tres primeras soluciones y permite
la cuarta procediendo a una estabilización de explanada, siendo el único cambio el asiento sobre cama
de arena en lugar de cogido con mortero, ya que dicho manual no recoge esta técnica tradicional de
colocación del adoquinado de piedra.
22: Tráfico para una intensidad media diaria de 15 a 50 vehículos pesados, utilizado en calles

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colectoras con servicio regular de autobuses de baja intensidad.


23: Suelo tolerable con índice CBR comprendido entre 3 y 5.
24: Como áridos marginales son denominados los áridos artificiales originados como subproductos
industriales o procedentes de labores de reciclado.
25: Según datos centroeuropeos, la demolición de edificios genera 900 kg/m2; la rehabilitación de
edificios, 10 kg/m2, y la construcción de nuevos edificios, aunque resulte paradójico, 15 kg/m2.

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Figura 1: secciones de viario con y sin integración de tendidos y elementos urbanos en fachadas

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Figura 1: secciones de viario


con y sin integración de
tendidos y elementos urbanos en
fachadas

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Figura 2: energía incorporada por metro cuadrado de 4 soluciones para calzadas de tráfico medio

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Figura 2: energía incorporada


por metro cuadrado de 4
soluciones para calzadas de
tráfico medio

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

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Buenas prácticas de
arquitectura bioclimática.

Margarita de Luxán, con la colaboración de Guillermo de Ignacio, Ricardo Tendero y Juan


Giaccardi[1]
Madrid (España), noviembre de 2000.

1. Definición

La arquitectura bioclimática o energéticamente consciente, no es tanto el resultado de una aplicación


de tecnologías especiales como del sostenimiento de una lógica dirigida hacia la adecuación y
utilización positiva de las condiciones medioambientales, mantenida durante el proceso del proyecto,
la obra y la vida del edificio así como la utilización por sus habitantes; sin perder, en absoluto,
ninguna del resto de las implicaciones: constructivas, funcionales, estéticas, etc, presentes en la
reconocida como buena arquitectura; creando una nueva jerarquización en los factores determinantes
de las soluciones contruidas.

2. Una visión sobre la edificación con criterios medioambientales


en España

Las prácticas de arquitectura y urbanismo vinculadas a los aspectos bioclimáticos y de sostenibilidad


en España están tomando auge. Gracias a múltiples factores asociados a la sensibilidad creciente sobre
los temas ecológicos y sobre el medio ambiente, se incorpora a los esquemas de pensamiento y
prácticas profesionales la búsqueda de pautas mínimas que den respuestas apropiadas a los
condicionantes climáticos, del entorno físico y del entorno social en el hábitat construído y su medio
natural, el planeta. Quizás, sobre la idea de que el hombre ya no es el centro de la naturaleza.
Aunque no hay actualmente datos totales sobre este tipo de edificación en España, se pueden apreciar
unas tendencias generales a la vista de las exposiciones de experiencias presentadas en distintas
convocatorias. Reuniones, jornadas, y cursos, selección de buenas prácticas, promovidas por entidades
estatales, de comunidades autónomas, colegios profesionales y universidades, entre las que se pueden
señalar:

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

Que el número de edificaciones con criterios ecológicos, medioambientales, bioclimáticos y


sostenibles, está creciendo progresivamente.
La aceptación probada de las prácticas que pueden conocerse, por la multiplicidad de proyectos en
curso y construcciones realizadas, nos deja pensar que se trata de una «tendencia» con un mercado
futuro e inmediato y no un «movimiento» recluído o marginal como se leía hasta no hace muchos
años. Sin embargo, la consecuente insistencia desde sectores muy diversos (económicos, sociales,
profesionales, políticos) sobre la necesidad de una mayor tangibilidad no se puede satisfacer de
manera instantánea sin un incremento de la masa crítica.
Quizá nos estemos dando cuenta de la carencia de un impulso, coordinado por la sociedad organizada,
más firme y culturalmente aceptado. Esta barrera, aparentemente infranqueable, constituye unos de
los motivos del lento «tempus» que lleva a no obtener resultados con interés político «sin riesgo
alguno» como se pretende. En efecto, el mercado incipiente se mueve gracias a los esfuerzos
individuales que, a lo largo y ancho de la geografía española, se están dando. Es una realidad más rica
de lo que pensaba pero todavía dispersa en la realidad constructiva «ortodoxa».
Que prejuicios sobre este tipo de edificación, como el de que sólo es aplicable a viviendas
aisladas, queda superado por la realidad, y que en la actualidad encontramos realizaciones en
muchas tipologías y escalas; edificios que albergan los usos más diversos:
● edificios de oficinas,

● edificios industriales,

● escuelas, institutos, centros de formación y enseñanza diversos,

● centros de investigación, centros tecnológicos,

● edificios institucionales, casas de culturas,

● hospitales, centros de salud,

● edificios polideportivos, piscinas,

● centros de convenciones,

● hoteles, centros de turismo rural.

● aulas de la naturaleza, centros de acogida en parques naturales,

● edificaciones en exposiciones,

● edificios para espectáculos,

● andenes en estación de tren...

Y por supuesto viviendas: conjuntos habitacionales, en bloque, adosadas, unifamiliares...


Que es necesario dotar a arquitectos, profesionales relacionados con la edificación y usuarios, de
información específica sobre:
● datos climáticos,

● recomendaciones medioambientales zonales,

● metodologías y pautas de diseño adecuadas,

● datos completos del comportamiento térmico de los materiales de construcción,

● datos completos sobre los consumos y los impactos de la fabricación y puesta en obra de los
materiales y sistemas de construcción,
● adecuación de sistemas desde un punto de vista global.

Muchas de estas informaciones actualmente no existen localmente, o están incompletas y resultan

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

difíciles de conseguir, o se hallan desarrolladas en escalas alejadas de las precisas para la edificación y
dificultan la posibilidad del diseño arquitectónico adecuado.

La variedad de relaciones que intervienen en un proceso de concepción y desarrollo es compleja y con


resultados variados, y de ahí la imposibilidad de dar grandes recetarios con repuestas técnicas o
tecnológicas generales que abarquen con igual entidad cualquier región o grupo social. Cada caso es
en sí mismo un universo.
Que el proceso ligado a la edificación es tan largo y complejo en cuanto a:
● localización y posibilidades del entorno próximo,

● necesidades y exigencias de los usuarios,

● normativas y determinaciones previas no realizadas con previsiones medioambientales,

● condiciones específicas del mercado inmobiliario.

Que sólo un acuerdo social general, y una estrategia aceptada y apoyada por todos, podría
adecuarlo hacia la sostenibilidad en todo su desarrollo.
Que el nuevo proceso eco-arquitectónico, sólo será posible con la decisión y el apoyo de todos los
participantes:
● los profesionales, en la génesis del proyecto y su evolución en obra y mantenimiento,

● los usuarios, en el modo de habitar y el deseo de dar prioridades a una calidad de vida,

● los políticos y gestores, en la orientación de las promociones y en la jerarquía de las decisiones.

La información juega aquí un rol importante. Un usuario informado es un usuario cualificado e


interesante como consumidor y demandante de bienestar a satisfacer con esta «nueva» tendencia en la
arquitectura contemporánea. Profesionales formados e informados tienen mayor capacidad de
respuesta a la demanda, y un político entusiasmado y convencido es un generador de recursos. Esta
necesaria tensión, por triangular, lanza como resultado un diseño más comprometido y participativo.
Será un tejido que tenga como premisas los siguientes puntos aceptados como principales en la
sostenibilidad de los recursos a disposición: el sol, el agua, los residuos, la vegetación, la
accesibilidad, el grado de idoneidad de los materiales, la incentivación positiva del ahorro y la
eficiencia energética, el consenso social y la participación, el grado de impacto, la rehabilitación, la
reutilización y el reciclado.
Dado que en España no contamos con una estrategia global, sino con una voluntad incipiente, que va
apuntando en iniciativas dispersas, los casos que han ido apareciendo responden a la adecuación de
edificios o conjuntos en algunas fases del proceso de construcción.
«Qué queremos» es la primera de las preguntas a formularse para estructurar luego una metodología
de aproximación apropiada a la demanda generada. Además de las inercias de determinados sistemas
constructivos tradicionales hay que tomar en cuenta también los miedos profesionales a adoptar otro
tipo de respuestas. Estos proyectos necesitan mayores costes de estudio, más tiempo de reflexión e
investigación pero no tiene por qué representar sobrecostes importantes respecto a una construcción
media.
En el sentido de apreciar una tendencia hacia la sostenibilidad, se puede valorar positivamente el
conjunto de acciones alternativas sobre la edificación: políticas de ayuda, concursos, publicaciones,
etc., que comienza a surgir en distintas comunidades autónomas.

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

3. Diagnosis

Si bien, según a las regiones, las respuestas a las condicionantes climáticas son diferentes, hay
factores sociales a tener en cuenta para la estrategia de difusión y comunicación vinculadas a la
ecología. Los grupos sociales tienen comportamientos colectivos que deben ser definidos de forma
previa a la instauración de medidas, tanto a nivel público como a nivel privado. Existen grupos con
mayor o menor sensibilidad sobre la problemática ambiental, por lo que su identificación puede evitar
la demora en la toma de decisiones y acertar en el tipo de medidas.
El resto de los casos responde a la construcción de edificios que buscan mejorar los modos habituales
del proyecto, puesta en obra, consumo de energía doméstica, mantenimiento y gestión.
En ellos puede observarse que cuanto más reducida e independiente es una actuación, más puede ser
controlada en todo su proceso, llegando a grados de autonomía e integración medioambiental
apreciables; sin embargo hay prácticas que son sostenibles en pequeñas dosis e insostenibles si se
propusieran como solución generalizada en otras condiciones o con otras densidades urbanas.
La vinculación de las actuales respuestas espaciales o constructivas alejadas de las aproximaciones
inter o intradisciplinarias, a una determinada modalidad normativa o jurídica, que producen usos y
distribuciones de corte monetario, confunde y desorienta a quienes, prisioneros de estas estratagemas,
quieren decidir otro impulso más cercano a la calidad de vida.
● No hay políticas ni directrices generales que guíen un proceso de sostenibilidad en este campo.
Las iniciativas son esporádicas y voluntaristas, tanto desde lo público como desde lo privado.
● Hay pocos edificios encargados con condiciones bioclimáticas frente al volumen general de la
construcción en España.
● Muchas de las condiciones y normativas actualmente vigentes imposibilitan o entorpecen unas
adecuaciones más complejas.
● Faltan estudios específicos para las condiciones españolas en cuanto a construcción-clima, lo
que hace que las soluciones no sean todo lo integradas que podrían ser.
● Hay una fuerte presión de introducción de tecnologías «vendibles» no traducidas ni readaptadas
para nuestras condiciones climáticas.
● La poca información y difusión sobre estos temas impide el desarrollo de soluciones nuevas; los
encargantes sólo quieren implementar cosas ya experimentadas en otros sitios.
● El hecho de que las soluciones de adaptación pasivas, que en gran parte de nuestro país son
suficientes, no sean espectaculares, las penaliza desde lo publicitario, exhibicionista y vendible
como progreso.
● No resultan de conocimiento generalizado herramientas afinadas de valoración y proyecto para
soluciones pasivas desarrolladas para nuestros climas específicamente.
● Aparecen contradicciones entre criterios puramente visuales de restauración y el
funcionamiento bioclimático de los edificios históricos.
● Aparecen imposibilidades, también por normativas urbanísticas desfasadas o de conservación
para la integración de adecuaciones o tecnologías alternativas en la restauración o reutilización
de edificios.

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

● Hace falta revisar normativas de climatización para nuestras condiciones específicas.


● Hace falta desarrollar soluciones de refrigeración natural o de bajo consumo.
● No hay datos suficientes sobre el comportamiento bioclimático de la mayoría de los materiales
de construcción, ni sobre las incidencias de sus procesos de fabricación.

Sin embargo, y aún con todas estas carencias:


● se observa que pueden encontrarse ejemplos reales y positivos de mejora prácticamente en
todas las fases del proceso constructivo.
● Hay modos de adecuación en todas las escalas del sector residencial, y aparecen soluciones
interesantes de muchos otros edificios, lo que demuestra la posibilidad de realizar
construcciones, energéticamente conscientes al menos, para todo tipo de usos.
● Los edificios diseñados con pautas bioclimáticas en España pueden conseguir desde el 50%
hasta el 80 % de ahorro energético del consumo sobre el de los edificios convencionales.
Dadas las condiciones climáticas de buena parte de nuestro territorio, se pueden conseguir, sin ningún
tipo de instalación complementaria en algunos casos y con apoyos mínimos en otros, viviendas
autosuficientes en cuanto a su climatización por medios pasivos. Existen ejemplos de edificios, tanto
residenciales como no residenciales distribuidos por toda España y cuyo comportamiento energético,
evaluado en condiciones reales de uso, así lo ponen de manifiesto.
● La apreciación de estos temas desde el entorno social es creciente y tiende a extenderse, aunque
necesita de una información traducida a las condiciones de partida y a las capacidades de
nuestro medio natural.

4. Sostenibilidad en la edificación: objetivos

La amplitud de las incidencias medioambientales del proceso constructivo, señaladas anteriormente,


permiten proponer como objetivos generales:

● adecuación de las edificaciones a las condiciones naturales específicas de cada lugar sobre el
que se vaya a actuar y a la relación con la globalidad.
● Adecuación de la edificación a las distintas condiciones climáticas estacionales, teniendo en
cuenta tanto las situaciones de frío como de calor y entendiendo el medio como un sistema
dinámico.
● La adecuación debe darse en todas las escalas, ya que las más amplias van condicionando las
siguientes:
❍ ordenación del territorio,

❍ planificación urbanística,

❍ normativa y diseño urbano,

❍ composición de los edificios,

❍ diseño de elementos y sistemas,

❍ materiales y acabados,

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

uso y mantenimiento.

Cada escala bien resuelta implica mejores posibilidades para las actuaciones en la escala siguiente.
● Adecuación de todo el proceso que atañe a la edificación, en minimización de impactos por
utilización de materias primas, gastos energéticos y contaminación:
❍ extracción de rocas, minerales y materiales,

❍ fabricación de elementos constructivos,

❍ fabricación de sistemas y equipos de instalaciones,

❍ transportes a obra,

❍ construcción, puesta en obra,

❍ gastos energéticos en climatización, iluminación, etc,

❍ mantenimiento, consumo de agua,

❍ reutilización o cambio de uso,

❍ derribo, abandono.

● Agotar todas las soluciones de adecuación climática pasivas, tanto para calentamiento como
para refrigeración, antes de implantar sistemas activos.
● Tener en cuenta que en España, para el ahorro energético es tan importante la masa e inercia
térmica en los edificios como el aislamiento, dadas las posibilidades de la arquitectura solar
pasiva y que en gran parte del territorio existen problemas de sobrecalentamiento que pueden
incrementarse en el futuro y que están disparando los consumos energéticos en refrigeración.
● Primar los sistemas activos de instalaciones que consuman energías no contaminantes, como la
solar, o derivadas de recursos renovables no contaminantes.
● En el caso de utilizar energías no renovables, minimizar el consumo y la contaminación, en
función de criterios de eficiencia en el diseño de las instalaciones y la tipología arquitectónica,
como demanda real energética.
● Utilizar materiales reciclables o que no generen residuos tóxicos, teniendo en cuentas las
continúas variaciones en los procesos de reciclado que se están produciendo.
● Reutilizar tanto materiales de construcción como materiales aprovechables para la edificación y
que provengan de elementos residuales de otros procesos industriales o de fabricación.
● Reconocer que uno de los más drásticos modos de reciclado es la rehabilitación y reutilización
de la edificación existente.
● Incrementar la información sobre estas posibilidades y extender su utilización entre los grupos
sociales que participan en los procesos de construcción y los usuarios.

5. Apoyo institucional y políticas de desarrollo

Política de apoyo a las energías renovables.


La ley 82/1980 de 30 de diciembre, sobre la conservación de la energía, publicada en el Boletín
Oficial del Estado(BOE) el día 27/10/1981, es la base normativa de la política actual de apoyo a las
energías renovables. Así establece como objetivo entre otros:

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

(...) b) Potenciar la adopción de fuentes de energías renovables, reduciendo en lo posible el consumo


de hidrocarburos y en general la dependencia exterior de combustibles.
Para ello la Ley apuesta por apoyar las acciones encaminadas a conseguir dicho objetivo a través de
métodos tanto activos como pasivos:
Art. 2.1. Podrán acogerse a los beneficios que se contemplan en la presente Ley, las personas físicas
y jurídicas que acometan actividades comprendidas en alguno de los siguientes apartados del
presente artículo:
(...) b) La modificación o el montaje de nuevas instalaciones de transformación energética, en orden
a sustituir el petróleo o sus derivados como fuente de energía utilizada por otras fuentes de origen
nacional o excepcionalmente importadas por motivos económicos de interés público.[2]

(...)d) El perfeccionamiento de las condiciones de aislamiento térmico de viviendas, edificios e


instalaciones.
Quedando así perfectamente definidos los objetivos perseguidos y los métodos pretendidos por la Ley
para alcanzar los mismos.
Situación en el campo de la Arquitectura Pasiva.
A pesar de estar perfectamente contemplados los métodos pasivos como actividades objeto de
fomento, lo cierto es que el desarrollo reglamentario de la Ley 82/1982 no permite materializar las
ayudas a dichos métodos, pues no contempla como objeto de subvención tales prácticas, limitándose a
fomentar únicamente métodos activos, incumpliendo, en nuestra opinión, con el mandato legal del
artículo sexto que dice:
El Ministerio de Industria y Energía a través de la Comisaría de la Energía, será el órgano
competente para:
1. proponer el desarrollo reglamentario de la presente Ley.
2. Estudiar y aprobar, en su caso, los aspectos técnico-energéticos contenidos en las solicitudes
de beneficios y expedientes relacionados con la presente Ley.
3. Informar los expedientes de solicitud de beneficios fiscales y subvenciones relacionados con la
presente Ley.
4. Revisar y aprobar, en caso los aspectos técnico-energéticos contenidos en las solicitudes de
beneficios y expedientes relacionados con la presente Ley.
5. Dictar normas tecnológicas en materia de utilización racional de energía.
6. Coordinar las políticas de investigación técnica y científica relacionadas con los objetivos que
persigue la presente Ley y que se lleve a cabo por cualquier organismo o empresa dependiente
de la Administración del Estado o estén acogidas a los beneficios de la misma.
Estableciéndose así un marco de delegación normativa explícito y concreto donde no cabe la
posibilidad de obviar actividades objeto de fomento, ni siquiera utilizando la Ley de Presupuestos
Generales del Estado, de cada año, que por remisión del Art. 13.3 (Ley 82/1980) se limita en
principio y salvo disposición en contrario a fijar las condiciones para la concesión de las
subvenciones.[3]

Barreras Institucionales.
La falta de voluntad institucional al apoyo de las soluciones pasivas se ve reflejada en las diferentes

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

disposiciones reglamentarias que desarrollan la Ley 82/1980 pues si es cierto que las Órdenes
Ministeriales de 28-06-1991[4] y 30-06-1993[5] si contemplan cierta metodología pasiva
subvencionable, no es menos cierto que de conformidad con el Art. 2.1 de la Ley 82/1980 la actividad
consistente en el perfeccionamiento de las condiciones de aislamiento térmico es objeto de ayuda por
sí misma y no como complemento a otros métodos activos.
Por su parte la Orden Ministerial 1-12-1997[6] y el Real Decreto 17-04-1998 simplemente silencian la
posibilidad de metodología pasiva subvencionable dentro del Plan de Ahorro y Eficacia Energética
del Ministerio de Industria y Energía.
Fecha de referencia: 25-11-2000
1: Este texto ha sido redactado como parte de la contribución de sus autores al Grupo de Trabajo sobre
Arquitectura Bioclimática y Ciudad Sostenible, dentro del V Congreso de Medio Ambiente que,
organizado por el Colegio Oficial de Físicos, tendrá lugar en Madrid en Noviembre de 2000.
2: Este apartado se ve modificado por la Ley 13/1996, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales,
Administrativas y de Orden Social, a través de su artículo 171 que dice:
Art. 171. Modificación de la Ley 82/1980 de 30 de diciembre, sobre conservación de la energía.
1. Se modifica el artículo 2 en sus apartados b) y m), de la Ley 82/1980 de 30 de diciembre, sobre
conservación de la energía que quedan redactados en los siguientes términos:
b) La modificación o el montaje de nuevas instalaciones de transformación energética, a fin de
sustituir el petróleo o sus derivados como fuente de energía por otras fuentes de energía.
3: Art. 13.3 Ley 82/1980:
"La Ley de Presupuestos Generales del Estado, fijará anualmente las condiciones para la concesión
de dichas subvenciones".
4: Orden 28-06-1991 Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. BOE 29-07-1991, n. 180.
"(...) SEGUNDO: Objeto de la subvención:
1.- La presente orden tiene por objeto establecer las bases para la concesión de ayudas previstas por
la Ley 82/1980, encaminadas a potenciar la adopción de fuentes de energías renovables, reduciendo
en lo posible el consumo exterior de combustibles.
2.- Las actuaciones que podrán ser objeto de subvención con cargo al correspondiente programa
presupuestario son las siguientes:
A1 Aplicaciones térmicas.
Conversión de la energía solar en energía térmica por métodos activos o pasivos en edificios (...)
5: Orden 30-06-1993 Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. BOE 8-07-1993 n. 162.
Anexo 1.3 Edificios
"Los proyectos deben hacer posible la reducción del consumo de energía y de las emisiones
atmosféricas contaminantes, mediante una mejora técnica y económica de la eficacia de energía.
Los proyectos relativos a edificios de nueva construcción deben contemplar simultáneamente:
Aplicación de un diseño de baja energía.
Optimización de materiales y componentes de la envolvente.
(...)
Sistemas eléctricos y de la climatización optimados con una integración eficaz de los sistemas
energético renovables (activos o pasivos cuando sea posible. (...)"
6: Orden del 1-12-1997 Ministerio de Industria y Energía. BOE 5-12-1997 n. 291.

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Buenas prácticas de arquitectura bioclimática.

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid


Patrocinado por la Dirección General de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo
del Ministerio de Fomento de España.

Actualizado: 07 06 2001

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Arquitectura bioclimática en
una entorno sostenible: buenas
prácticas edificatorias.

Javier Neila

Madrid, octubre de 2000


Los principios bioclimáticos deben aparecer como un hábito en la construcción y no como una rareza
o una excepción. Por eso se debe hablar de buenas prácticas y de buena arquitectura y no de
arquitectura singular.
Estas buenas prácticas deben tener como objetivo la calidad del ambiente interior y la reducción de los
efectos negativos sobre el entorno.
Calidad del ambiente interior: condiciones adecuadas de temperatura, humedad, movimiento y calidad
del aire, etc.
Los efectos de los edificios sobre el entorno serán función de las sustancias que desprendan, del
impacto que produzca el asentamiento y de los consumos que afecten al desarrollo sostenible del
lugar.
Sustancias desprendidas: sólidas (residuos sólidos urbanos), líquidas (aguas sucias) y gaseosas (gases
de combustión vinculados fundamentalmente al acondicionamiento).
Impacto del asentamiento: Exceso de población, vías de acceso, aparcamientos, destrucción de tejido
vegetal, etc.
Desarrollo sostenible del lugar: consumo de agua o de otras materias primas por encima de su
capacidad de renovación.
Estos aspectos anteriores se puede agrupar, por la importancia de sus efectos, en tres grandes grupos:
● Aspectos energéticos (vinculados a los consumos de materias primas y a la contaminación
gaseosa).
● Calidad del ambiente interior.

● Contaminación y medio ambiente (vinculados a las sustancias desprendidas, el impacto del


asentamiento y el desarrollo sostenible).

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

1. Aspectos energéticos.

La visión del consumo de la energía en los edificios tiene varias vertientes. Su reducción representa
un menor coste económico para los usuarios, una menor dependencias de fuentes limitadas, y una
reducción de la contaminación vinculada a su producción.

1.1. Conservación de la energía.

Una buena generación o captación de energía puede desaprovecharse por completo si el edificio no
tiene una alta capacidad de conservación de la energía. A mayor conservación menor necesidad.
● Aislamiento térmico en cerramientos.

Un cerramiento aislado reduce a una cuarta parte las transferencias de calor que se producen a
través de él. El aislamiento, aunque se ha convertido en una práctica habitual en nuestros
edificios, debe avanzar en una mejor selección de los materiales, sus espesores y,
fundamentalmente, su colocación. En la actualidad existen materiales aislantes adecuados para
aislar por el exterior el cerramiento, para ser inyectados en las cámaras de aire, proyectados
sobre superficies horizontales o moldeados para recubrir superficies horizontales. No debe
haber, por tanto, ningún elemento no aislado.
● Eliminación de puentes térmicos.
Casi un 20% de la energía que pierde un edificio se va a través de los puentes térmicos. Resulta
imprescindible, por tanto, poner en práctica medidas constructivas encaminadas a su
eliminación o a reducir sus efectos; como:
❍ Aislamiento por el exterior.

❍ Eliminación de hornacinas.

❍ Capialzados y carpinterías compactas.

● Eliminación del riesgo de condensaciones intersticiales.


Las condensaciones intersticiales representan una pérdida evidente de la capacidad aislante de
los materiales sobre los que se producen, que generalmente son los materiales aislantes; por ello
es recomendable, para eliminar el riesgo de condensaciones intersticiales emplear materiales
aislantes equilibrados, como el poliestireno extruído o el vidrio celular, colocarlos cerca de la
cara fría o complementarlos con una barrera de vapor.
❍ Aislamiento por el exterior.

❍ Aislantes térmicos con barrera de vapor.

❍ Aislantes térmicos equilibrados higrotérmicamente.

● Ventilación higiénica controlada permanente.

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

En la actualidad más del 50% de los intercambios de energía que se producen entre un edifico y
su entorno es por la renovación de aire. Con las mejoras del aislamiento, este porcentaje se
incrementará. Pero dado que la renovación de aire es imprescindible para mantener unas
condiciones del ambiente interior adecuadas, se debe proceder a una ventilación higiénica
controlada, donde los intercambios correspondan exactamente a las necesidades.
❍ Sistemas de ventilación natural controlada a través del tiro natural en los cuartos
húmedos.
❍ Sistemas de ventilación regulables.

● Vidrios y carpinterías.
En los cerramientos, los huecos acristalados representan los elementos térmicamente más
débiles. Los vidrios aislantes son actualmente utilizados de forma generalizada, y dentro de esta
categoría también pueden utilizarse los bajo emisivos, si las condiciones son las adecuadas, o
para situación de alta radiación, combinando lunas convencionales con lunas reflectantes o
coloreadas. Las carpinterías pueden convertirse en los puentes térmicos de las ventanas si no se
cuidan eligiendo aquellas suficientemente aislantes: PVC, aluminio con ruptura de puente
térmico, madera o poliuretano. Igualmente, la hermeticidad de la carpintería evitará
descontrolar el posible sistema de ventilación controlada; por ello, debe haber un cuidado
especial en su selección.
❍ Vidrios aislantes y bajo emisivos.

❍ Vidrios coloreados o reflectantes.

❍ Carpinterías aislantes.

❍ Carpinterías de alta hermeticidad.

1.2. Captación, acumulación y aprovechamiento de las energías naturales.

Los sistemas pasivos y activos de aprovechamiento de las energías renovables se basan en tres
principios: la captación de la energía (calor o frío), su acumulación y su correcto aprovechamiento
gracias a una adecuada distribución. El edificio en si mismo, o los dispositivos mecánicos que se
añadan, deben cumplir esas funciones.
● Acumulación de la energía.

Las energías naturales utilizadas en los sistemas bioclimáticos son claramente cíclicas,
generando altos picos de energía en momentos puntuales y su ausencia total en otros. El recurso
básico para reducir el golpe de energía y permitir su disfrute durante un período prolongado de
tiempo es acumulándola según se capta. Un edifico con dispositivos bioclimáticos de captación
de energía, sin ningún sistema de acumulación, tiene un funcionamiento interno peor que otro
edificio convencional sin ningún tipo de captación. En los sistemas bioclimáticos la
acumulación debe hacerse fundamentalmente en los elementos estructurales y constructivos del
edificio, optimizando de este modo su empleo.
❍ Aislamiento térmico por el exterior.

❍ Empleo de materiales con difusividades térmicas altas (alta velocidad de calentamiento),

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

como piedra, metales, cerámica.


❍ Empleo de materiales con efusividades altas (alta capacidad del acumulación), como
piedra, metales, cerámica.
❍ Empleo del agua como acumulador de calor.

● Orientación.
La orientación de los dispositivos de captación y del edificio en general está vinculada a la
energía que se pretende captar. Si se trata de la radiación solar, la orientación más adecuada
para su mejor captación durante el invierno y para evitar efectos perjudiciales en el verano, en
toda España es la sur. Si la captación es de viento, los dispositivos más eficaces deben son los
orientados a vientos dominantes; pero dado que también es posible un adecuado
funcionamiento con otras orientaciones, en una combinación de radiación y ventilación debe
predominar la orientación sur.
❍ Huecos acristalados a sur.

❍ Fachadas largas del edificio a sur.

● Cubiertas.
Una cubierta plana recibe el 100% de las horas de sol de un día. En verano, además, los rayos
que inciden sobre ella en los momentos de máxima irradiancia lo hacen de una forma muy
perpendicular. Las cubiertas ventiladas o vegetales del tipo ecológico (de escaso espesor, con
especies autóctonas, sin mantenimiento y con un consumo de agua mínimo) eliminan los
efectos del sobrecalentamiento sobre la cubierta, por lo que, en climas calurosos y con alta
radiación solar, es conveniente añadir al aislamiento de la cubierta alguno de estos sistemas.
❍ Ventiladas.

❍ Ecológicas.

● Ventilación natural.
La estrategia fundamental en condiciones de verano es la ventilación. Por ello, la estructura del
edificio debe facilitar la ventilación natural. Los elementos básicos serían las ventanas opuestas
para permitir la ventilación cruzada. Si se desean sistemas más eficaces, por su capacidad o por
su control, se pueden emplear chimeneas solares u otros sistemas que funcionen con el
calentamiento solar o con el viento. En resumen:
❍ Estructura interior que facilite la ventilación cruzada.

❍ Locales grandes en esquina.

❍ Chimeneas solares de ventilación.

❍ Dispositivos de recalentamiento.

● Dispositivos pasivos específicos de captación solar.


Al margen de los sistemas de captación directa (ventanas y ventanales), los sistemas de
captación de energía pueden optimizarse empleando dispositivos específicos más eficaces,
como galerías acristaladas, en las que la distribución del aire se hace creando un óptimo lazo
convectivo. El más conocido sería el muro trombe, pero la integración es mayor si se emplean
galerías o terrazas, en los que, gracias al acristalamiento, se produce efecto invernadero.
❍ Galerías con lazo convectivo.

❍ Falsos invernaderos con lazo convectivo.

● Dispositivos activos específicos de captación solar.

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

Como complemento energético a los dispositivos pasivos, los sistemas activos de captación de
energía pueden aportar una cantidad y un tipo de energía que no se podría obtener en otras
circunstancias. Si se trata de obtener agua caliente para la calefacción o para agua doméstica, se
deberán utilizar colectores planos. Si se desea obtener directamente electricidad se deberán
utilizar paneles fotovoltaicos o pequeños aerogeneradores. Dado que estos últimos dispositivos
se encarecen por la necesidad de las baterías de acumulación, resultan más rentables las
instalaciones conectadas a red.
❍ Colectores planos de agua caliente.

❍ Paneles fotovoltaicos.

❍ Aerogeneradores domésticos.

1.3. Equipos de acondicionamiento

Uno de los puntos más significativos de consumo de energía en el edificio es el sistema de


acondicionamiento. Ya se trate de calefacción o de refrigeración, el consumo suele ser muy elevado
en cualquier circunstancia. Por ello, el empleo de equipos de generación de calor o de frío con alto
rendimiento, dentro de instalaciones adecuadas y dimensionadas correctamente, ahorrará mucha
energía.
● Cálculo de cargas.

Para un diseño correcto del sistema es fundamental proceder a un preciso y correcto cálculo de
cargas térmicas. Si la instalación está subdimensionada no cumplirá con su función
acondicionadora, pero si está sobredimensionada se incrementarán notablemente los gastos de
instalación y de explotación energética, ya que en cualquier equipo al trabajar a potencia parcial
se empeora su rendimiento. Los métodos de cálculo de cargas más precisos se basan en las
simulaciones energéticas. El empleo de simuladores permitirá obtener una estimación de cargas
muy precisa e interactuar con el diseño del edificio y de la instalación.
❍ Métodos de simulación.

● Elección del sistema.


Previamente a proceder a la elección del sistema es necesario analizar la ubicación y el
funcionamiento del edificio. Esto permitirá descartar los sistemas menos adecuados (bombas de
calor en climas extremadamente fríos) o seleccionar otros adecuados (recuperadores de calor en
edificios en zonas térmicamente muy diferenciadas o que movilicen grandes caudales de aire).
❍ Análisis de la ubicación del edificio.

❍ Análisis del uso del edificio.

❍ Análisis del funcionamiento del edificio.

❍ Análisis de las necesidades del edificio.

● Fuentes energéticas adecuadas.


La energía eléctrica, a pesar de la comodidad de uso, debe descartarse por completo para la
calefacción, ya que su bajo rendimiento total, entre un 25 y un 30%, sólo la hace apta para su
uso en los motores que precisen las enfriadoras o climatizadoras, para las que hay escasas

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

alternativas lógicas. La otra aplicación alternativa de la electricidad está en los generadores de


calor por efectos termodinámicos, como las bombas de calor. Los sólidos, concretamente los
carbones, deben igualmente descartarse por la alta contaminación que generan. Son en general
sustancias que no queman completamente, produciendo volátiles contaminantes, y que
producen gran cantidad de sulfatos, lo que termina por convertirse en lluvia ácida. Los líquidos
están reducidos al gasóleo de calefacción, que es menos contaminante, por lo que se convierte
en más adecuado, aunque tiene el problema del almacenamiento. Finalmente los gaseosos, de
los que el más habitual es el gas natural. Es en parte menos contaminante que el gasóleo C
(genera menos monóxido de carbono) pero también más productor de óxidos de nitrógeno.
Resulta el más cómodo, al estar canalizado.
❍ La electricidad para las enfriadores y climatizadoras.

❍ La electricidad en las bombas de calor.

❍ El gasóleo C.

❍ El gas natural.

● Equipos de calefacción.
Los equipos más habituales para la calefacción son las calderas. De entre ellas las óptimas son
la de baja temperatura y las de condensación. Las primeras, porque en ellas las pérdidas son
menores al trabajar en un rango inferior al de las convencionales. Las segundas porque
aprovechan parte de la energía que se pierde con los humos y con el vapor de agua de la
combustión. Pueden tener un rendimiento que supere el 100% del poder calorífico inferior del
combustible. Las bombas de calor, si las temperaturas del ambiente exterior no son muy bajas,
permiten obtener rendimientos (COP) de más de 4, lo que quiere decir que producen 4 kWh
térmicos consumiendo 1 kWh eléctrico. Eso las convierte en el aparato de calefacción más
interesante, con los costes de explotación energética más bajos, aunque con importantes gastos
de implantación.Los sistemas de recuperación del calor residual que se pierde en el edificio, si
la cantidad de energía es importante, son rentables. El caso máximo se encuentra en los
sistemas de cogeneración eléctrica, que pueden aprovechar grandes cantidades de calor residual
para la calefacción o la preparación del agua caliente sanitaria.
❍ Calderas de baja temperatura.

❍ Calderas de condensación.

❍ Bombas de calor.

❍ Recuperadores de calor.

❍ Cogeneración.

● Equipos de refrigeración.
Resulta muy difícil emplear energías renovables en la refrigeración. No obstante es sencillo
emplear la recuperación de calor para producir frío mediante equipos de trigeneración
energética.Otras alternativas interesantes son los sistemas evaporativos. En aquellas zonas que
no sean particularmente húmedas, y si no se necesitan grandes precisiones en las condiciones
del aire tratado, los sistemas evaporativos pueden ser altamente eficaces, ya que consumen
agua, y la poca energía que necesitan los ventiladores para mover el aire.
❍ Recuperadores de calor con sistemas de trigeneración.

❍ Sistemas evaporativos.

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

1.4. Otros equipos y sistemas energéticos de alta eficacia.

Una parte de la energía que consume el edificio se pierde por la ineficacia de los sistemas de
generación, consumo o distribución de la misma.
● Alumbrado.

La mejora de lámparas y luminarias puede ahorrar mucha energía, si se emplean lámparas de


bajo consumo o luminarias de alta eficacia. Un correcto proyecto de alumbrado dará lugar a la
mejora definitiva.
❍ Lámparas de bajo consumo.

❍ Luminarias de alta eficacia.

● Electrodomésticos de cocina.
La mejora de los electrodomésticos puede ahorrar mucha energía. En la actualidad el
electrodoméstico más consumidor es el frigorífico; los de alto aislamiento pueden reducir las
pérdidas en los momentos en los que se encuentre cerrado. Los lavavajillas, las lavadoras y las
secadoras tienen su mayor gasto en el empleo indiscriminado, independientemente de la carga,
y en el empleo de energía eléctrica. Los actuales aparatos de gas (agua caliente calentada con
gas) optimizan el uso de la energía. Entre las cocinas eléctricas, las vitrocerámicas de inducción
emplean energía únicamente cuando se cierra un circuito entre la cocina y la olla o sartén; de
este modo el uso de la energía está igualmente optimizada.
❍ Frigoríficos del alto aislamiento.

❍ Lavavajillas, lavadoras y secadoras con detección de carga.

❍ Lavavajillas de bajo consumo energético (con agua caliente a gas).

❍ Lavadoras de bajo consumo energético (con agua caliente a gas).

❍ Cocinas vitrocerámicas de inducción.

1.5. Sistemas de regulación y control integrados.

Cada vez resulta más importante la incorporación de la domótica en el control integral de los sistemas
de acondicionamiento y consumidores de energía en general. De este modo se optimizará el empleo
de una estrategia pasiva de acondicionamiento o un dispositivo de iluminación natural.
● Sistemas de acondicionamiento.

Los sistemas pasivos de acondicionamiento, combinados con equipos convencionales, serán


eficaces si un sistema de regulación y control acciona los sistemas convencionales sólo en los
momentos en los que sean necesarios. Un sistema de diferenciación zonal resulta
imprescindible, ya que las energías renovables, sol o viento, pueden actuar muy sectorialmente,
y ser preciso el sistema convencional en un área de la casa y suficiente el sistema pasivo en
otra. Los sistemas automáticos también pueden mejorar el rendimiento de los sistemas pasivos
en si mismos. Un temporizador puede elevar o bajar una persiana según la hora del día, o

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

hacerlo en función de un sensor de radiación solar. La apertura de un hueco de ventilación o el


accionamiento de un ventilador puede estar en función del análisis de las condiciones de aire
exterior en relación a las condiciones interiores.
● Sistemas de alumbrado.
Un fotómetro puede indicarnos cuando deben elevarse las ventanas y cuando debe encenderse
el alumbrado artificial. Éste, a su vez, puede regular su potencia en función de las necesidades.
● Sistemas integrados.
Los sistemas domóticos integrarán todos estos funcionamientos y optimizarán el consumo
energético global.

2. Calidad del ambiente interior.

El ambiente en el que se vive debe reunir condiciones adecuadas de calidad sensitiva y, tal vez,
salubridad no sensitiva.

2.1. Ambientes interiores higrotérmicamente sanos y confortables.

La calidad del ambiente interior tiene que ver con la calidad del aire, sus condiciones higrotérmicas y
su correcta distribución. La arquitectura bioclimática debe preocuparse, tanto del ambiente exterior y
el posible daño sobre el medio ambiente, como sobre el ambiente interior y el daño sobre los
ocupantes.
● Empleo de materiales de acabado sanos.

Los materiales interiores no deben desprender ninguna sustancia o cuerpo molesto o perjudicial
para la salud. Las resinas sintéticas con formaldehídos emiten regularmente sustancias
perjudiciales. Las moquetas y los acabados textiles pueden ser la base de colonias de ácaros.
Los disolventes sintéticos en general emiten sustancias perjudiciales.
● Temperatura, movimiento del aire y humedad interior adecuados.
Los ambientes interiores deben tener unas condiciones higrotérmicas adecuadas para el uso del
local, las características del mismo y las personas que lo ocupen. No se pueden aplicar
condiciones estándar para todos los locales ni actividades, ni reducir la adecuación interior al
control de la temperatura. La confortabilidad de un local es el resultado de una amplia
combinación de factores.
● Sistema de distribución de energía adecuado.
No sólo es necesario que se cumplan unos ciertos parámetros térmicos, también es preciso que
la energía se distribuya siguiendo unos patrones que den lugar a un gradiente térmico óptimo, a

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

la eliminación de la asimetría radiante excesiva y a un ritmo de variación de temperatura


discreta. Los sistemas de convección, sobre todo el aire acondicionado, crear un gradiente
térmico poco adecuado, a diferencia del suelo radiante que casi reproduce el perfil perfecto. Las
paredes excesivamente calurosas o frías, como por ejemplo un techo radiante o con un número
elevado de lámparas halógenas, o un gran ventanal, crean asimetría radiante con otros
paramentos, creando inconfortabilidad. Los sistemas de encendido-apagado todo-nada, cuando
se mueven en un rango amplio, provocan igualmente inconfortabilidad, al crear un ritmo de
variación de temperatura excesivo.
❍ Suelos radiantes.

❍ Sistemas de regulación modular.

2.2. Ambientes interiores saludables en términos de radiaciones eléctricas,


electromagnéticas y de sustancias extrañas.

Los campos eléctricos o electromagnéticos, ya sean naturales o artificiales, pueden ser causas de
molestias o enfermedades. Debe eliminarse el riesgo creando espacios protegidos.
● Campos eléctricos.

Es saludable mantener un campo eléctrico próximo al natural en el interior de los edificios; por
ello, deben evitarse las estructuras que conviertan las construcciones en jaulas de Faraday. Un
muro de hormigón como cerramiento vertical, unido a los mallazos que ya existirán en los
forjados, convierte al edificio en una jaula de Faraday, con un campo eléctrico nulo. Una
instalación eléctrica antigua, sin una correcta puesta a tierra y con problema en el aislamiento
de los cables genera, igualmente, campos eléctricos desaconsejables.
● Campos electromagnéticos.
Los campos electromagnéticos pueden verse alterados por causas naturales, fallas del terreno, o
artificiales, proximidad al tendidos de alta tensión. Deben evitarse ambas. En el interior de los
edificios, las resistencias eléctricas serán causa de campos electromagnéticos fuertes:
ordenadores, televisiones, cocinas vitrocerámicas de inducción, lámparas halógenas, etc. No
obstante son las fuentes exteriores las más problemáticas. Los tendidos de alta y de media
tensión, como causas artificiales, y las fallas tectónicas como causas naturales, son el origen de
campos electromagnéticos elevados.
❍ Fuentes internas.

❍ Fuentes externas.

● Gases radiactivos naturales.


En algunas zonas se producen desprendimientos de radón, un gas radiactivo natural, y su
acumulación en sótanos. Deben evitarse este tipo de locales en zonas de riesgo. Los terrenos
con base granítica son los más propensos a la producción del radón. En ellos se deben evitar los
locales por debajo de la rasante, y si fuera imprescindible, se debería proceder a su correcto
sellado y a una potente ventilación por sobrepresión.

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2.3. Iluminación natural.

Si bien el empleo de la iluminación natural representa un ahorro energético, su aplicación más


interesante en la arquitectura debe verse desde el punto de vista de la calidad ambiental, y por tanto,
en ese sentido debe potenciarse.

● Orientación de huecos.
Los más adecuados son los orientados hacia los puntos en los que se capte exclusivamente
radiación difusa; en general el norte. Si penetra radiación directa en zonas donde se pretende
aprovechar como iluminación natural, los efectos de deslumbramiento que conllevará serán
muy negativos y no será posible su aprovechamiento.
● Dispositivos de transformación de la radiación directa en difusa.
Bandejas reflectoras. Un modo de evitar la entrada de la radiación directa es proteger el hueco
con un elemento que al tiempo actúe reflejando la radiación hacia el interior del
local, pero en forma difusa.
● Dispositivos de distribución uniforme de la luz por la habitación.
Parteluces horizontales. Un parteluz horizontal reflejara la luz hacia el techo de la habitación y
evitará que se cree un efecto desequilibrado de alumbrado entre las zonas próximas al hueco y
las profundas.
● Dispositivos de penetración de la luz en locales profundos y alejados de los cerramientos.
Conductos de luz. De mayor eficacia que los parteluces o las bandejas reflectoras, son los
conductos de luz, ya que son capaces de dirigir la luz mediante múltiples reflexiones,
controladas o incontroladas, o mediante el empleo de fibra óptica, hacia puntos muy profundos
del edificio, alejados de los perímetros donde pueden ubicarse las ventanas.

3. Contaminación y medio ambiente.

3.1. Edificios no dañinos para el medio ambiente.

● Gases.
La contaminación gaseosa que puede generar un edificio de viviendas es función de la
combustión vinculada al acondicionamiento: las calderas individuales o colectivas para
calefacción o agua caliente sanitaria. La reducción de la dependencia energética del edificio,
mediante el empleo de sistemas que aprovechen las energías naturales, limitará este tipo de

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

contaminación.
❍ Sistemas pasivos de acondicionamiento.

❍ Sistemas activos de acondicionamiento.

❍ Sistemas convencionales de alta eficacia.

● Líquidos.
El agua doméstica, una vez empleada, se convierte en aguas negras o grises que salen del
edificio como una nueva forma de contaminación. El empleo de sistemas de consumo de agua
eficaces, como los electrodomésticos que ajustan el consumo de agua a la carga del aparato, o
las cisternas de doble descarga, reducen el consuno. La autodepuración primaria de las aguas
permitiría su reutilización para el riego y la reducción del caudal contaminante.
❍ Aguas de lluvia.

❍ Aguas sucias depuradas.

● Sólidos.
Un español esta generando, por térmico medio 1,1 ó 1,2 kg de basura sólida al día. Estos
residuos sólidos urbanos en muchas ocasiones acaban en vertederos incontrolados provocando
la acidificación del suelo y la contaminación de aguas subterráneas. La solución más efectiva
sería reducir el consumo de productos desechables y proceder al reciclado de los mismos. Para
ello es imprescindible el empleo de estructuras y dispositivos interiores que faciliten el
reciclado de basuras. Por otro lado si se emplean materiales reciclables o reciclados en el
proceso de construcción, o en cualquier fase de consumo, se estará reduciendo la cantidad de
materia prima nueva que se incorpora al proceso de recuperación y tratamiento.
❍ Uso de materiales reciclados.

❍ Uso de materiales reciclables.

❍ Uso de materiales con ciclos de vida adecuados.

❍ Cubos de basura multiusos.

❍ Redes interiores de recogida separativas.

3.2. Edificios sostenibles en términos de agua.

Los edificios deben optimizar el uso del agua, tanto en aquellas zonas donde la falta de agua pueda
representar un problema, como en aquellas donde siendo suficiente su depuración y potabilización
representa un alto coste social.

● Empleo de sanitarios más eficaces.


El gasto de agua se puede optimizar si los sanitarios se fabrican y usan correctamente. El
empleo de atomizadores reduce el consumo de agua en los grifos, las cisternas de doble
descarga reducen el agua necesaria para el arrastre de desperdicios y los electrodomésticos
inteligentes reducen, igualmente su consumo de agua. Por otro lado, si se utiliza a una red
separativa, pluviales y aguas sucias interiores, se pueden utilizar las aguas de lluvia en algunos
cometidos, como las cisternas.

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Arquitectura bioclimática en una entorno sostenible: buenas prácticas edificatorias.

❍ Atomizadores de alta eficacia.


❍ Cisternas de doble descarga.
❍ Redes separativas.
❍ Empleo de electrodomésticos más eficaces.
El gasto de agua se puede optimizar si los electrodomésticos se fabrican y usan
correctamente.
❍ Lavavajillas inteligentes de bajo consumo de agua.
❍ Lavadoras inteligentes de bajo consumo de agua.

Fecha de referencia: 20-11-2000

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid


Patrocinado por la Dirección General de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo
del Ministerio de Fomento de España.

Actualizado: 07 06 2001

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

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Arquitectura bioclimática,
conceptos básicos y panorama
actual

Flavio Celis D'Amico


Dr. Arquitecto, profesor titular de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Alcalá, miembro
del Seminario de Arquitectura Integrada en su Medio Ambiente (SAIMA) de la Universidad
Politécnica de Madrid.
Madrid (España), noviembre de 2000.

Arquitectura bioclimática

El presente escrito trata de exponer brevemente una imagen global, aunque necesariamente
generalista, de la arquitectura bioclimática: sus condiciones de partida, sus conceptos básicos y su
relación con los procesos de conservación ambiental, ahorro energético y desarrollo sostenible en
curso. Se pretende además ofrecer un breve desarrollo metodológico para la comprensión de la
génesis de un proyecto de arquitectura bioclimática y ofrecer un panorama actual de sus últimas
tendencias y proyecciones de futuro.
Hablar de arquitectura bioclimática a las puertas del nuevo milenio ya no resulta un ejercicio inusual
al alcance de unos pocos iniciados. Los congresos, cursos, conferencias, publicaciones, tesis
doctorales y manuales sobre el tema se extienden a todos los ámbitos académicos y profesionales, y se
suceden las exposiciones y concursos con referencias explícitas a la construcción bioclimática. Se
trata de un desarrollo no casual, fruto de muchos años de trabajos de investigación y de aplicaciones
prácticas, que han corrido en paralelo al resto de las reflexiones realizadas desde una lógica de
conservación ambiental y de desarrollo sostenible, y que han significado la reflexión sobre el progreso
científico-técnico del siglo XX y su coste ecológico.
Un progreso marcado por las innovaciones tecnológicas que, en el campo de la construcción,
posibilitaron el acceso a una vivienda salubre a una enorme cantidad de población en un siglo que vio
el mayor incremento demográfico de la historia, pero que, paralelamente, significaron un elevado
coste de desgaste en recursos naturales, en contaminación ambiental y en desastres naturales
inducidos por el hombre, difícilmente asumibles a largo plazo.

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

Es precisamente en las sociedades desarrolladas cuando, a finales de siglo y una vez resueltos los
problemas más acuciantes de asentamiento de la población y garantizado su nivel de vida, se asiste a
un replanteamiento general de los procesos de producción industrial, y de sus consecuencias en costes
energéticos y ambientales. La construcción, como uno de los factores claves del desarrollo industrial,
es uno de los primeros objetos de estudio en el campo de la adecuación ambiental, produciéndose
numerosos trabajos sobre el tema, a partir, sobre todo, de las crisis energéticas de los setenta.
Si en un principio los primeros trabajos realizados se dirigían exclusivamente al ahorro energético, en
la actualidad el problema ha transcendido hacia el entendimiento de la arquitectura bioclimática como
un proceso activo, donde el ahorro es un factor más a tener en cuenta, pero en el que la adecuación
ambiental ha de entenderse como un sistema más amplio, modificador del sistema natural e
interactuante con él, en todos los sentidos, desde los energéticos hasta los estéticos y funcionales.
En la actualidad, se puede decir que se han diseñado, construído y evaluado suficientes ejemplos de
arquitectura bioclimática capaces de refrendar la bondad y calidad ambiental de las construcciones
realizadas teniendo en cuenta los principios básicos de "construir con el clima", y se ha demostrado
sobradamente su viabilidad económica.
Sin embargo, la arquitectura bioclimática, aunque con un impacto mediático cada vez más extendido,
sigue teniendo un peso real insignificante dentro de la producción arquitectónica mundial, y en
España, su desarrollo se encuentra limitado a las escasas iniciativas de promoción pública y a sectores
muy aislados y concienciados de la iniciativa privada. Diferentes estudios avalan la capacidad de
ahorro de energía de hasta un 70% en las soluciones arquitectónicas pensadas desde un lógica de
adaptación y adecuación al clima, en comparación a los usuales procedimientos de construcción
tradicional, quizás en consonancia con las normativas de aislamiento, pero disparatados muchos de
ellos si se observan desde una lógica ambiental más amplia.
Se podría argumentar que, en cualquier proceso de producción científica, el desarrollo teórico siempre
se sitúa por delante de la producción industrial, y que es necesario un cierto tiempo de desfase entre
ambos, destinado a evaluar y reajustar las nuevas propuestas. Aunque en cierto modo este argumento
puede ser válido (determinados sistemas técnicos incorporables a las construcciones relacionados con
los sistemas activos que utilizan energías renovables aún requieren de cierto grado de desarrollo), el
problema de base reside, seguramente, en cómo se cuantifican los ahorros energéticos, y en el traslado
de dichas cuantificaciones al mercado y al proceso de producción.
El desfase existente entre una evaluación económica del consumo energético y de su impacto
ambiental a largo plazo, y el actual sistema de evaluación del coste de producción en el sector de la
construcción, pensado en términos de rentabilidad a corto plazo, obviando el mantenimiento
energético del edificio, dificulta una evaluación objetiva de las ventajas que aporta una arquitectura
entendida desde la adecuación al medio natural. Habrá que esperar a la progresiva introducción de las
normativas de ámbito nacional e internacional de evaluación del gasto energético en función de su
equivalencia en gases contaminantes de efecto invernadero (CO2), para que se empiece a producir una
concienciación real sobre la necesidad de entender la construcción como una parte fundamental en el
problema del desarrollo sostenible.

La aplicación real de las directrices de reducción de las emisiones de dióxido de carbono (93/76/CEE)
llevada al sector de la construcción, producirá seguramente los ajustes necesarios para promocionar de
forma estable y sostenida los edificios concebidos para conseguir una alta eficiencia energética[1].
Hay que pensar, en este sentido, que la edificación supone ya, en los países industrializados, el 50%
de la energía consumida, y el 25% de la contaminación emitida. El balance también resulta positivo a

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

la hora de realizar una cuenta global. Los índices de sobrecosto al aplicar lógicas de adecuación
bioclimática a la construcción han implicado, en España, una media de un 15% más sobre el coste de
construcción de una vivienda tradicional, compensados sobradamente con los ahorros energéticos
obtenidos, ya comentados, del orden de un 70%, y que, en el cómputo global relacionado con la vida
útil del edificio, supondría un ahorro neto total (costes de construcción más costes de mantenimiento)
en torno al 20%.
No es de extrañar, por ello, que a una fase inicial de desconfianza y de recelo ante la introducción de
una nueva lógica constructiva, se esté iniciando otra en la que las calificaciones de "arquitectura
ecológica", "arquitectura bioclimática", "arquitectura energéticamente consciente", "arquitectura
ambiental", etc.. hayan proliferado de forma espectacular, hasta un punto en el que es difícil discernir
las bondades o defectos de unas y otras, y en donde la "eco-moda" se ha introducido como un factor
más a la hora de promocionar arquitectura. En muchos casos, detrás de complicadas y crípticas
terminologías pseudocientíficas se esconden en realidad meros guiños formales (a los que tan
acostumbrados nos tienen las modas arquitectónicas) a cuestiones ligadas al paisajismo o al ruralismo
que poco o nada tiene que ver con la complejidad científico-técnica que supone un proyecto de
arquitectura bioclimática. En el peor de los casos, detrás de esta moda ecológica, se recogen
aleatoriamente soluciones constructivas y estrategias de ubicación, orientación e implantación en el
territorio copiadas literalmente de modelos (otro rasgo característico de las modas arquitectónicas)
que poco o nada tienen que ver con las necesidades reales, y que pueden llegar a ser altamente
contraproducentes. De hecho, si algo es capaz de caracterizar la arquitectura bioclimática, es
precisamente su adecuación al medio ambiente y al lugar en el que se introduce, imposibilitando la
misma solución en situaciones geográficas y ambientales distintas. En este sentido, es importante
diferenciar entre los distintos términos empleados al hablar de las relaciones que se pueden establecer
entre arquitectura y ambiente, y sobretodo, en distinguir las distintas lógicas que ellos suponen.
La "arquitectura bioclimática", entendida en términos conceptuales, se fundamenta en la adecuación y
utilización positiva de las condiciones medioambientales y materiales, mantenida durante el proceso
del proyecto y la obra. Una lógica que parte del estudio de las condiciones climáticas y ambientales y
de la adecuación del diseño arquitectónico para protegerse y/o utilizar los distintos procesos naturales.
En el alcance de esa interacción entre arquitectura y ambiente se pueden establecer los distintos
niveles en donde se mueven actualmente los arquitectos que trabajan en este campo. Así, y
dependiendo de la extensión del balance energético global al que se refiere la adecuación climática y
ambiental de la arquitectura, se podrían ir catalogando los distintos tipos de edificación bioclimática.
En el orden más sencillo, se encontrarían aquellos edificios que sólo se preocupan de conseguir una
alta eficiencia energética una vez construídos, sin incluir más variables ecológicas que las derivadas
del ahorro energético a largo plazo. Se trataría de adecuar al máximo, desde el diseño del edificio y
desde su resolución técnica y constructiva, el balance energético del mismo, aquilatando las ganancias
y pérdidas a las necesidades del confort climático, pero obviando toda otra serie de relaciones más
complejas que se pueden establecer entre ambiente y arquitectura.
En un segundo orden se situarían aquellos otros en donde el balance energético global incluiría no
sólo la fase de vida útil del edificio, sino todo su proceso constructivo, desde la extracción de los
materiales, su elaboración industrial, su puesta en obra, su uso, su reciclaje y su destrucción[2]. En
este caso, el balance energético global y su equivalencia en contaminación ambiental llevaría a un
análisis pormenorizado de los materiales de construcción, y por tanto, a la utilización de aquellos
menos costosos en términos energéticos (o en su equivalente, en contaminación ambiental), y al
rechazo, o a la mejora del sistema productivo, de aquellos otros con costes elevados, capaces de
anular las posibles ganancias energéticas obtenidas durante el tiempo de usufructo del edificio. Según

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

este principio, se primarían más, por ejemplo, aquellas técnicas capaces de introducir en la
construcción materiales procedentes del reciclaje (actualmente se hace, en los países nórdicos, con el
40% del vidrio empleado en la edificación) y, a su vez, se fomentarían aquellos otros materiales que,
en su proceso de mantenimiento o sustitución, puedan ser introducidos, a su vez, en un nuevo ciclo.
En un tercer orden, se situarían aquellas edificaciones que no sólo se preocupan de mantener buenos
balances energéticos, sino también en adecuarse al medio en un sentido más extenso. Desde aquellas
que se introducen en el paisaje, limitando el impacto visual de las construcciones, hasta aquellas otras
que se preocupan por el mantenimiento de otros recursos naturales limitados, como la inclusión o el
mantenimiento de la vegetación (fomentando la integración en la edificación de especies autóctonas)
y el ahorro de agua (mediante la introducción de redes separativas de aguas grises y negras, la
depuración selectiva por filtros verdes o la captación de agua de lluvia). Sistemas complementarios
que, utilizados en beneficio de la edificación, son perfectamente compatibles e incluso coadyuvantes
en el ahorro energético del edificio y en la obtención de las condiciones de confort deseadas.
En cualquier caso, es importante señalar que, lejos de parecer un sistema basado en rígidos principios
inmutables, la arquitectura bioclimática ha de caracterizarse por un radical alejamiento de posiciones
dogmáticas o fundamentalistas. Si existe algo realmente flexible y variable es, precisamente, el medio
natural, y una arquitectura que mantenga como filosofía la adecuación a éste, debe ser capaz también
de plantearse como un sistema abierto y adaptado al usuario, muchas veces marcado por factores
extraños a la racionalidad ambiental. En este sentido, lejos de significar un problema, la arquitectura
bioclimática (en realidad, como ha sucedido siempre con la buena arquitectura) ha de compaginar una
serie de intereses que pueden ser, en cierta medida, contrapuestos. La flexibilidad de la arquitectura
bioclimática debe permitir conseguir siempre un equilibrio entre todos los factores, y por tanto,
alcanzar los objetivos posibles dentro de cada nivel de exigencia, que irá cambiando en relación con
las necesidades, las condiciones y el grado de desarrollo socio-económico. La evolución paulatina de
la conciencia ecológica, en un supuesto optimista, permitirá que las soluciones planteadas sean cada
vez más eficaces en térmicos energéticos, de confort, de calidad ambiental y, por supuesto, en
términos económicos.
La flexibilidad que debe suponerse a la arquitectura diseñada según principios bioclimáticos no obvia
que, en todos los supuestos posibles y en los distintos grados de intensidad alcanzables, deba existir
un riguroso análisis científico de las condiciones de partida y un riguroso desarrollo metodológico,
que normalmente cambia la praxiología habitual del proyecto arquitectónico. En este sentido, la
adecuación climática y ambiental no debe entenderse como un añadido a un proceso de diseño
arquitectónico predeterminado, sino que el propio diseño se adecua a las solicitaciones del medio
natural y a todos los demás condicionantes de partida, aprovechando las posibilidades que ofrece el
medio. Es indispensable que las soluciones alcanzadas (dentro de la variabilidad de las mismas, como
sucede habitualmente en cualquier proyecto arquitectónico), estén respaldadas por un riguroso análisis
de causa-efecto, para evitar aquellas intrusiones extra-contextuales dictadas por la moda de las que se
hablaba anteriormente.

Resulta obvio que el primer requisito para realizar una arquitectura bioclimática es el conocimiento
del medio natural en la que se debe ubicar. Los datos de dicho medio resultan tan esenciales, al
menos, como los demás factores que intervienen en el proceso arquitectónico (programa, función,
presupuesto, etc..). Sin embargo, resulta en muchos casos bastante difíciles de conseguir, por la
inexistencia de datos climáticos fiables en gran parte del territorio. Si nos referimos a España, los
datos del Atlas Climático Nacional son excesivamente generalistas, y datos más particulares sólo se
encuentran en aquellas zonas en donde se localizan los observatorios meteorológicos. Además, los
datos climáticos han de analizarse en relación al microclima local, y a las condiciones geográficas y

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

morfológicas del territorio que pueden alterar decisivamente las lecturas de partida.
En este punto es interesante detenerse a observar que, para una extensión razonable de un nuevo modo
ecológico de concebir los procesos productivos de la sociedad, entre ellos la construcción, es
necesario disponer de herramientas y de conocimientos adecuados al entendimiento científico del
medio natural en relación con la arquitectura. En este sentido, y debido a la complejidad de dichas
actuaciones, el arquitecto debe aprender a trabajar de modo interdisciplinario con otros profesionales
del campo de la física y de las ciencias naturales y ambientales. El arquitecto deberá, además, tener
una formación específica en arquitectura bioclimática (muchos de los nuevos planes de estudio de las
carreras de arquitectura ya contemplan asignaturas en esta disciplina), reciclarse mediante cursos y
seminarios de especialización o asesorarse con expertos en la materia. Existen ya muchos grupos de
trabajo que desde las Universidades o los despachos profesionales se encuentran realizando labores
teóricas y prácticas sobre estos temas.
Es indispensable, además, disponer de un adecuado instrumento de análisis cuyas conclusiones
puedan ser de fácil transposición a la práctica arquitectónica. En este sentido, los manuales de
arquitectura bioclimática que actualmente se están confeccionando por distintas comunidades
autónomas resultan instrumentos muy válidos a la hora de relacionar las particulares condiciones
climáticas de las distintas zonas geográficas con las posibles estrategias arquitectónicas adecuadas a
cada emplazamiento. Un desarrollo más decidido de estos manuales -quizás con la incorporación de
datos climáticos y de las correspondientes estrategias de adecuación arquitectónica a los sistemas
cartográficos informáticos de tipo SIG (sistemas de información geográfica)- significaría crear un
sustrato teórico imprescindible para el desarrollo de estrategias arquitectónicas de carácter sostenible.
El análisis pormenorizado de las condiciones climáticas debe ser posteriormente analizado en orden a
establecer qué sucede con todas las variables cuando iteractúan (viento, humedad, temperatura,
radiación), y cuales son sus consecuencias traducidas al bienestar humano, esto es, a la sensación de
confort. Una vez obtenidos los datos relativos al microclima local y combinados en parámetros
ajustables a las necesidades humanas de bienestar físico, se debe analizar en que medida y en que
épocas del año dichas condiciones se corresponden (o se alejan) de las condiciones de confort. En este
último caso, se estudia en que sentido las condiciones ambientales difieren de las deseadas, y se
plantean las estrategias arquitectónicas correctoras necesarias.
Habitualmente el problema reside en combinar distintas estrategias, puesto que condiciones
ambientales adversas y de signo totalmente distinto suelen darse, por ejemplo, en verano (necesidad
de refrigeración mediante ventilación o humidificación) e invierno ( necesidad de calefacción
mediante ganancias internas, calefacción solar pasiva o activa, etc...) En el proceso de diseño
arquitectónico deben irse ajustando todas las estrategias arquitectónicas conducentes a la corrección
de dichos parámetros, combinándose con los demás aspectos de orden material, funcional, formal,
estético y normativo. El proceso resulta complejo y laborioso y, al contrario de lo que pudiera parecer,
no coarta en absoluto la libertad creativa del arquitecto, sino que más bien facilita su labor al clarificar
los condicionantes de partida.
Así como es importante disponer de eficaces instrumentos de conocimiento del medio natural, parece
también necesario disponer, en las fases de diseño y de adecuación ambiental de la arquitectura, de la
instrumentación de apoyo necesaria. Es importante conseguir modelos informáticos físicos y
matemáticos capaces de analizar adecuadamente las relaciones causa-efecto entre clima y
arquitectura. En la actualidad, el problema de la cuantificación de los resultados obtenidos, sigue
siendo uno de los puntos más complejos del proceso de producción de la arquitectura bioclimática.
Los modelos existentes, o son incompletos, simplificando gran cantidad de datos, o se encuentran
encriptados en una especificidad y una terminología sólo descifrable por los equipos de investigación

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

que los manejan en institutos y universidades, muchas veces desconectados de la aplicación real que
requeriría la arquitectura. Por el momento, la mayor parte de los resultados obtenidos y cuantificados
lo han sido por comprobación directa, monitorizando "in situ" las obras realizadas.
Esto no significa que el proyectista se encuentre indefenso frente a una posible y necesaria
cuantificación "a priori" de las soluciones escogidas, ni que la arquitectura bioclimática sea una
ciencia incierta, restando validez a sus propuestas o introduciendo tal grado de indefinición que asuste
a sus potenciales promotores, sean estos públicos o privados. En realidad, el proyectista trabaja con
márgenes de seguridad ya muy probados por la experiencia o avalados por la combinación simultánea
de muchas técnicas de cuantificación parcial. Es un hecho que, hasta el momento, no se ha conocido
ningún fracaso entre las experiencias realizadas de arquitectura bioclimática, cosa que, por desgracia,
no puede decirse de la arquitectura comercial tradicional.
Una ayuda importante y nada desdeñable al desarrollo de arquitecturas integradas en el medio
ambiente sería el entendimiento del problema de la implantación y ubicación desde una lógica
extensiva, que incluya todos los grados del planeamiento urbano, desde los estudios del territorio
hasta los planes parciales. Poca arquitectura bioclimática se puede realizar si las condiciones
urbanísticas de partida -obstrucciones solares, exposiciones a viento, malas orientaciones- la
dificultan. En tal caso ésta será menos efieciente. Está comprobado, por ejemplo, que un edificio
aislado del tipo viviendas colectivas, gasta el doble en energía si su eje longitudinal se encuentra
orientado en sentido Norte-Sur que si lo está en el Este-Oeste. Por tanto, el problema de la
construcción de edificios de alta eficiencia energética transciende las meras soluciones
arquitectónicas, y se constituye como una lógica que debe afectar todos los ámbitos de la planificación
urbana.
Otro asunto es el relativo a la rehabilitación de viviendas desde una lógica de ahorro energético. En
este caso, la arquitectura tendrá que adecuarse a las ubicaciones y condicionantes del lugar. Si éstos
imposibilitan un aprovechamiento óptimo de los condicionantes naturales, habrá que resolver los
problemas incidiendo más en las soluciones constructivas y en el uso racional de los materiales de
construcción, en especial en la sabia combinación y colocación de los aislamientos y de la inercia
térmica.
Por último, en esta introducción general, quedaría comentar el panorama actual de la arquitectura
bioclimática, sus tendencias y el tipo de soluciones actualmente en uso, además de sus proyecciones
de futuro.
Cabría, en un principio, hacer una primera distinción entre los sistemas de control climático aplicados
en las arquitecturas, que pueden ser pasivos o activos, aunque es cada vez más usual encontrar
edificios en donde se haya utilizado una combinación de ambos sistemas (normalmente suele tratarse
de edificios con un mayor presupuesto de partida).
Los sistemas pasivos se fundamentan en el control de las variables climáticas en el interior de las
edificaciones mediante el uso racional de las formas y de los materiales utilizados en arquitectura,
incidiendo fundamentalmente en la radiación solar, facilitando o limitando su incidencia y utilizando
los aislamientos y la inercia térmica de los materiales como sistemas de control y amortiguamiento
térmico. La elección de los vidrios y del material de construcción de los forjados, cerramientos,
tabiquería y estructuras se supedita a la obtención de los resultados prefijados.
Los sistemas activos, por el contrario, aplican directamente las nuevas tecnologías de
aprovechamiento de las energías renovables, como la solar (para producción de agua caliente
sanitaria, calefacción o energía fotovoltaica), la energía eólica o la biomasa. En este sentido habría

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

que hacer una primera distinción entre aquellas técnicas probadas y cuantitativamente rentables en
todas condiciones, como es la energía solar para ACS (agua caliente sanitaria), o la energía eólica, de
aquellas otras cuya aplicación es más discutible en términos de rentabilidad, como la fotovoltaica.
También entrarían en este apartado todos aquellos sistemas de ahorro energético de equipos
tradicionales, como los que suponen las centrales de cogeneración y todos aquellos otros sistemas de
control ambiental que necesitan un gasto inicial de energía para su correcto funcionamiento: sistemas
móviles de parasoles, domótica, sistemas variables de iluminación, etc...
Una segunda distinción, menos técnica pero quizás más adecuada, atañe a la filosofía imperante tras
determinadas actuaciones realizadas bajo el mismo epígrafe de arquitecturas bioclimáticas, pero
enormemente dispares entre sí. Se tendrían, en este supuesto, tres modelos distintos de actuación, cada
una con sus posibles variantes.
Un primer modelo estaría formado por aquellas actuaciones tendentes a recuperar un cierto grado de
"primitivismo", volviendo a soluciones vernáculas, enfatizando los peligros que acechan al
desarrollismo y reivindicando lo natural frente a los desmanes del progreso tecnológico. Se trataría en
alguna medida de un planteamiento muy vinculado al territorio y al asentamiento en baja densidad,
una vuelta al medio rural. Es un planteamiento acompañado, muchas veces, de cierto
fundamentalismo ecológico en el sentido de prohibir o limitar el empleo de muchos materiales de
construcción, sobre todo de aquellos que implican un mayor consumo energético o procesos
industriales con una alta repercusión ambiental. A su vez, preconizan el empleo de materiales
considerados naturales, como la tierra, la madera o la arcilla.
El problema de estas soluciones es su escasa solvencia para ser empleadas a gran escala en el
asentamiento de millones de personas. Sería de todo punto inviable un urbanismo de baja densidad
extendido masivamente en el territorio, colapsando vías de circulación y generando aún más
problemas ambientales, debido a la multiplicación de redes de abastecimiento y recogida. Por otra
parte, la utilización masiva de materiales como la madera también es incompatible con el
mantenimiento de la vegetación, y la renuncia a los procesos de producción industrial es, hoy por hoy,
insostenible por ser imposible su sustitución a gran escala. Además, y frente a una visión rígida y
prohibicionista de lo industrial, siempre es posible aplicar criterios de mejora energética y ambiental
en los procesos de fabricación.
Otro modelo actualmente muy publicitado, en relación a la arquitectura de alta eficiencia energética,
es el tecnológico, el denominado "high-tech" o, en su versión supuestamente más orientada a la
integración medio ambiental, "eco-tech". Con gran repercusión mediática, se trata de un modelo
exhibicionista que aplica los más espectaculares alardes técnicos en la resolución de edificios, con
complejos sistemas activos de control climático (vidrios de alta eficiencia, sistemas móviles
robotizados de protección, sistemas de captación solar activa) controlados por ordenador (domótica).
Son edificios cuya eficiencia energética sólo se limita al mantenimiento, sin tener en cuenta otras
premisas, como el coste energético de construcción (generalmente elevadísimo). Se trata de un
modelo que se extiende como manifiesto de futuro, pero que debido a su elevado coste sólo es
asumible por corporaciones privadas de alto nivel económico, que lo exhiben como símbolo de poder
y como objeto publicitario dentro de la moda actual por lo ecológico.
El modelo tecnológico, aunque muy seductor por su imagen y su impacto publicitario, (es curioso
como empieza a ser asumido en este mismo sentido por el sector público), tiene algunas cualidades
objetivas, como las apuestas por la innovación continua y aplicada o por la experimentación en nuevas
formas, muchas veces trasladadas de otros sectores industriales de vanguardia, como el
automovilístico, el aeronáutico o incluso el espacial. Sin embargo, tiene también ciertos problemas
nada desdeñables. Por una parte, el empleo de soluciones y sistemas sobredimensionados, destinados

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

más a satisfacer una imagen que a resolver problemas reales, y por otra, y más grave, su elevado
coste, que lo convierte en inviable a gran escala, y muy poco aplicable a la edificación de viviendas, el
sector económicamente más necesitado de un aquilatamiento extremo en la relación coste-beneficio.
Por último se tendría el modelo que se podría denominar posibilista. Se trata de introducir,
paulatinamente, mejoras en el diseño arquitectónico y en la resolución constructiva de los edificios, de
tal modo que con un pequeño incremento de costes, se obtengan notables beneficios en ahorro
energético y adecuación ambiental. Es un modelo de probada eficacia, que no implica complejas
transformaciones de la industria productiva actual (utiliza materiales habituales en el proceso
constructivo), no interfiere en los planeamientos estratégicos de desarrollo y puede ser perfectamente
asumible en costes por el conjunto de agentes que intervienen en el proceso inmobiliario:
administración, promotores, técnicos, constructoras y usuarios. Un modelo en consonancia con las
próximas normativas internacionales a aplicar en concepto de eficiencia energética y protección
ambiental y suficientemente flexible para adaptarse a diferentes necesidades y demandas económicas
y sociales. Además, se trata de un modelo perfectamente adaptable a la idiosincrasia social y
económica de cada lugar, y por tanto perfectamente compatible con las necesidades de desarrollo y
sostenibilidad a las que se enfrentan los países del segundo y tercer mundo.
Se trata, este último, de un modelo perfectamente aplicable hoy por hoy, que sólo necesita de un
apoyo más decidido de la administración en cuanto a dotar, en vivienda pública, de un mayor peso a
las promociones de arquitectura bioclimática y en cuanto a subvencionar, en vivienda privada, los
pequeños incrementos de costes de mejora introducidos en las edificaciones. A medio plazo, y con la
introducción de las normativas de calificación energética, el propio sector se autoregulará para generar
una producción estable de viviendas bioclimáticas.

Bibliografía

Autores varios (1983) El libro del clima (H. Blume, Madrid)

Autores varios (1986) Proyecto, clima y arquitectura (G.G, México)


Autores varios (1986) European Solar Handbook (Comisión Comunidades Europeas, Bruselas)
Autores varios (1992) Energy Concious Design (Comisión Comunidades Europeas, Bruselas)
Autores varios (1997) Arquitectura y Clima en Andalucía, manual de diseño (Junta de Andalucía,
Sevilla)
Autores varios (1998) Las energías renovables en España (IDAE, Madrid)
Autores varios (1999) Guia de l'edificació sostenible, (Instituto Cerdá, Barcelona)
Bedoya Frutos, C, Neila González, J. (1986) Acondicionamiento y energía solar en arquitectura
(COAM, Madrid)
Izard, J.L (1983) Arquitectura Bioclimática (Ed. Gustavo Gili, México)

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Arquitectura bioclimática, conceptos básicos y panorama actual

Mazria, E (1983) El libro de la energía solar pasiva (Ed. Gustavo Gili, Barcelona)
Olgyay, V (1998) Arquitectura y clima (Ed. Gustavo Gili, Barcelona)
Ruano, M (1999) Ecourbanismo, entornos humanos sostenibles, 60 proyectos (Ed. Gustavo Gili,
Barcelona)
Serra Florensa R, Coch Roura, H (1995 )Arquitectura y energía natural, UPC, Barcelona
Serra Florensa, R (1999) Arquitectura y climas (Ed. Gustavo Gili, Barcelona)
Yañez, G (1998, 1999) Arquitectura solar, Aspectos pasivos, bioclimatismo e iluminación natural
(Ministerio de Fomento, Madrid)
Fecha de referencia: 16-11-2000
1: Me refiero a una regulación precisa, en base a una calificación de eficiencia energética también
precisa. En este sentido, parece que las actuales regulaciones que se están poniendo en marcha sobre
eficiencia energética de los edificios, la Calificación Energética de Viviendas promovida por el IDAE
y el Ministerio de Fomento, aún son muy simplificadas y técnicamente poco precisas a la hora de
evaluar el gasto energético en edificios, aunque mejoren la consabida y desfasada NBE-CT-79.
2: N. de los E: sobre el concepto de "análisis del ciclo de vida", sugerimos consultar la página
http://www.pre.nl/life_cycle_assessment/default.htm, perteneciente a PRÉ Consultants, empresa
holandesa de consultoría especializada en análisis de ciclo de vida.

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid


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del Ministerio de Fomento de España.

Actualizado: 07 06 2001

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

Ciudades para un futuro más sostenible


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Estrategia de eficiencia
energética y ambiental en
edificios de viviendas de
promoción pública
Carlos Expósito Mora
Arquitecto de la Dirección del departamento de Nueva Edificación y Mantenimiento de la Empresa
Municipal de la Vivienda (EMV).
Ayuntamiento de Madrid.
Madrid (España), abril de 2000.

Índice

1. Situación de partida: trabajos previos, definición de objetivos y viabilidad.


2. Metodología y gestión.
3. Actuaciones piloto: caracterización.

1. Actuación integrada de alta eficiencia energética y adecuación ambiental "Oeste de San


Fermín".

2. Proyecto "Regen Link": 80 viviendas en San Cristóbal de los Ángeles.

3. Unidad de ejecución 1 del ensanche de Vallecas. Proyecto "Sun-Rise".


4. Tres edificios de viviendas protegidas en el API "Oeste de San Fermín". Usera. Madrid.
Proyecto "Altener-houses".

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

1 Situación de partida: trabajos


previos, definición de objetivos y
viabilidad.

1.1. Estado de la cuestión.

La falta de conocimiento y experiencia acumulados, así como las todavía escasas actuaciones de
vivienda protegida realizadas según criterios de eficiencia energética y adecuación ambiental desde
una concepción más amplia, reflejan que nos encontramos ante un "desaire" muy generalizado de los
promotores públicos de vivienda hacia las Directivas Comunitarias y las Conclusiones de Cumbres y
Foros Internacionales en esta materia.
Por otra parte debemos reconocer a nuestro alrededor diversas circunstancias que poco favorecen, o
impiden en ocasiones, adentrarse por este camino. En definitiva retratan lo que podemos denominar
una "situación viciada":
● los planeamientos urbanísticos no contemplan criterios ambientales significativos. Los trazados,
más o menos afortunados, responden solamente a un reparto de aprovechamientos y
ubicaciones jerarquizadas por niveles de rentabilidad y accesibilidad.
● El soporte construído a nuestro alrededor, incluso el más reciente, responde a una normativa
técnica obsoleta, con alguna excepción en algunas pocas comunidades autónomas que han
avanzado significativamente. La NBE-CT-79 (Norma Básica de la Edificación sobre
Condiciones Térmicas del año 1979), cuya objetivo fundamental perseguía aislar térmicamente
los edificios, respondía a una coyuntura energética y económica muy determinada de los años
70.
● Aún así, reconozcamos que nuestra realidad construída, en su gran mayoría, no resistiría las
termografías de una Certificación Energética que sólo persiguiera el cumplimiento estricto de la
Norma Básica: pensemos en los puentes térmicos entre estructura y cerramiento, o en el
tradicional capialzado de persiana enrollable, sin ir más lejos.
● Los sobrecostes, en gran parte inevitables, aunque sólo se refieran a un sobre-esfuerzo técnico y
de gestión (sin entrar siquiera en los aspectos económicos), hacen poco atractivos los criterios
ambientales a la promoción privada; ésta, caracterizada por su conservadurismo tecnológico y
una visión económica a corto plazo, no encuentra aún rentable asumir ningún sobrecoste que no
pueda incrementar un precio de venta, ya inflado al límite, y que sólo beneficiará la factura
energética del usuario.
● Este último tampoco busca un producto inmobiliario diferenciado, conformándose en su mayor
parte con lograr acceder, si puede, a una compra sobre plano; o a una opción de compra con
sorteo sobre nuevas áreas en desarrollo, que ni tan siquiera tienen su Proyecto de

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

Compensación aprobado. Acostrumbrados a productos inmobiliarios ajenos al clima, por no


decir incluso contrarios a él (imaginemos un mirador acristalado a poniente, en Madrid, durante
Agosto, sin persiana exterior) la capacidad de intervención del ususario se limita prácticamente
a regular un termostato ambiente o encender el aire acondicionado en verano.
● Por último podríamos referirnos a la mala prensa de experiencias anteriores: instalaciones de
paneles solares en cubiertas que producen goteras, debido a perforaciones en la
impermeabilización. Instalaciones mal ejecutadas y/o con mal mantenimiento (corrosión entre
metales incompatibles, escaso rendimiento por suciedad, etc); o aversión generalizada a los
sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria (ACS) centralizados, mucho más eficientes, por
los criterios de prorrateo en la facturación, poco justos y equívocos...

1.2. Trabajos previos: definición de objetivos y viabilidad.

Lo expuesto hasta aquí conduce también a una actitud poco propicia y muy escéptica en los
promotores públicos de vivienda, no sólo en los privados. Ya tienen bastante con la dificultad de
conseguir suelo a precios asequibles y gestionar las promociones con unas limitaciones económicas
notables en medio de una práctica constructiva nada consciente de los ciclos de vida de los materiales,
con patologías demasiado frecuentes en gran parte de sus componentes.
Sin embargo, partir de esta situación tan poco favorable, ha provocado un desarrollo de los trabajos
donde los objetivos, las variables y recursos a considerar han sido continuamente contrastados para
garantizar, en lo posible, la viabilidad técnica y económica de las soluciones propuestas.

1.2.1. Búsqueda de referencias y argumentos

Aún a riesgo de simplificar se exponen dos casos concretos. Para la EMV resultaron especialmente
significativos los datos aportados por el CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medio
Ambientales y Tecnológicas), que se convirtió desde un principio en uno de nuestros colaboradores
asiduos.
La Figura 1 refleja la implantación de los dos edificios cuya monitorización, condujo a los resultados
de la Figura 2. Están situados en Mendillorri, Navarra.

Podemos observar que las viviendas V2 y V4 del bloque A, consiguieron reducir el consumo de
calefacción en un 60% respecto al de otra vivienda del bloque B, de la misma tipología, pero resuelto
con características constructivas usuales.
V2 y V4 cuentan con una mejor orientación: fachadas Norte y Sur en lugar de fachadas orientadas a
Este y Oeste, diferenciación entre los grandes huecos acristalados para captación pasiva de la fachada
sur, y los más pequeños de la Norte y, por último, un mayor aislamiento térmico (en torno a un 50%
más).
En consecuencia, con unos sobrecostes mínimos, asumibles prácticamente en los márgenes de la VPO
(Vivienda de Protección Oficial), y, lo que es más importante, una implantación urbana idónea, se

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

consiguen casi 2/3 de ahorro en calefacción.

La Figura 3 recoge los resultados de una simulación energética realizada sobre una promoción de la
Dirección de Rehabilitación de la EMV en el distrito de Vallecas. (Figura 4).

Ilustra las reducciones de consumo sucesivas que se obtendrían introduciendo progresivamente


componentes y mejoras sobre un proyecto tipo: acristalamiento sencillo cubriendo el patio (esquema
de atrio), varios niveles de mejoras en el aislamiento y aumentos de calidad en carpinterías exteriores.
Como se observa, con la adición de todas las mejoras posibles se conseguiría reducir el consumo en
calefacción a una décima parte. Los análisis de este tipo, unidos a las experiencias de edificios
existentes, permiten caracterizar las mejoras más significativas y estimar los costes que suponen. Nos
hemos ocupado del soporte construído sobre la idea prioritaria de que lo más rentable es intervenir
para reducir la demanda inicial de los edificios. Hemos hablado de calefacción, pero igualmente
debemos plantearnos construir edificios que se comporten bien durante el verano. La factura
energética para enfriarnos en verano ya iguala prácticamente al gasto en calentarnos durante el
invierno. De todo ello se concluye el interés en volcar criterios de arquitectura bioclimática en los
edificios.
Una vez alcanzada esta fase tienen sentido las intervenciones destinadas a mejorar el rendimiento
energético de las instalaciones, así como recurrir a las energías renovables disponibles. La tecnología
a nuestro alcance permite utilizar equipos centralizados para calentar agua que mejoran entre un 12 y
un 20% el rendimiento de las calderas individuales. Presentan la ventaja de permitir la incorporación
fácil de una instalación de paneles solares para producir parte del ACS (con dos metros cuadrados por
vivienda, podemos obtener entorno al 60% del ACS en una vivienda para 4-5 personas en Madrid).
Por otra parte, las mejoras obtenidas en los equipos de medición de consumo, en cuanto a fiabilidad e
instalación, permiten un reparto individualizado y real de los consumos, resolviendo la objección ya
mencionada sobre las instalaciones centralizadas.
Por último, la utilización de lámparas de bajo consumo en las zonas comunes del edificio y de
sistemas de motorización más eficientes permitirían obtener edificios que redujesen su consumo
energético entre el 60 y el 75% respecto de un edificio tipo actual.

1.2.2. Sobrecoste y viabilidad

.
A las consideraciones económicas del principio hay que añadir algo más: resulta imprescindible
reconocer y asumir lo relativo que resulta el concepto de sobrecoste. Recurriendo a una analogía
gráfica: es posible ir de Madrid a Cádiz en moto, en un Seat Ibiza[1], o en un deportivo de alta
cilindrada. Ni su precio, ni el confort, ni el consumo de gasolina son los mismos, aunque el trayecto
sea idéntico.
Obviamente, es posible conseguir excelentes niveles de eficiencia y confort con grandes inversiones;
pero ¿hasta dónde puede llegarse con incrementos limitados y asumibles? Y más aún ¿qué puede
conseguirse con sobrecoste cero?
Para esclarecer, por último, el abanico posible de intervenciones y su influencia en el resultado final
hay que ser conscientes de la relación de niveles existentes en el proceso edificatorio:

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

1. Planeamiento urbanístico
(Fase de Proyecto)

2. Adecuación soporte construído


(Fase de construcción)

3. Uso de energías renovables

4. Instalaciones más eficientes

5. Condiciones de uso, mantenimiento y gestión de la instalación y del edificio

6. Coste de explotación y niveles de confort

Según el orden de este esquema una intervención descuidada o negativa en un escalón conlleva
mayores dificultades, y por lo tanto mayores costes para conseguir resultados mejorados en los
siguientes; y así sucesivamente.
Una ordenación urbanística inadecuada, conducirá a reducir en gran medida los logros posibles del
posterior proceso de diseño del edificio y sus instalaciones. Un edificio mal construído y/o diseñado,
dificultará las condiciones de uso de sus instalaciones, reducirá los niveles de confort y aumentará los
costes de explotación al consumir más energía.
Otra conclusión a tener en cuenta a partir del esquema anterior es que aquellas soluciones que mejor
consigan integrar en el resultado final todos los escalones del proceso, alcanzarán los mejores niveles
de confort y eficiencia posibles.
Igualmente, olvidar la influencia que ejercen de forma aislada, puede no sólo reducir los logros, sino
anular o invertir el signo de los resultados.
Así unas soluciones de uso difícil o complicado por parte de los usuarios, o no prever un sistema de
control, gestión y mantenimiento eficaz y cómodo durante la vida del edificio, pueden conducir la
experiencia a un rotundo fracaso.

2. Metodología y gestión.

A partir de lo expuesto hasta aquí se propuso al Consejo de Dirección de la EMV asumir nuestra
responsabilidad social y técnica abriendo una línea de trabajo diferenciada de la producción habitual,
asumiendo las dificultades, riesgos y esfuerzos extra que ello suponía.
Las directrices y objetivos de la Estrategia de Eficiencia Energética y Adecuación Ambiental para las
promociones de nueva edificación son las que siguen:
1. Se han elegido una serie de actuaciones con características representativas de las tipologías

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

usuales en las promociones de viviendas y que entendemos extrapolables no sólo a la


generalidad de la producción de la EMV, sino de la mayor parte de nuestras ciudades.
Volveremos a ello más adelante.
2. Los sucesivos pasos y decisiones del proceso se referirán y contrastarán con casos conocidos si
ello resultase posible, o serán objeto de simulación y análisis por entidades y empresas
colaboradoras, para garantizar suficientemente los resultados.
Para ello se han firmado dos Convenios Marco de colaboración con el CIEMAT y el IDAE
(Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía), al tiempo que se han definido temas de
estudio y propuestas a considerar con otras empresas: Gas Natural, Unión Fenosa, Viessmann,
Empresas constructoras, y otros.
3. Por otra parte, se ha buscado la integración en programas de investigación y desarrollo
comunitarios o nacionales; no tanto porque las cantidades subvencionadas sean significativas o
imprescindibles para las actuaciones, como por la validación técnica y respaldo institucional
que conllevan, además de la sinergia derivada de conocer actuaciones análogas en otras
ciudades y países.
4. Las soluciones que se propongan irán orientadas, además de mejorar el confort interior y el
consumo energético, a utilizar otras medidas de adecuación que reduzcan el impacto ambiental
del proceso constructivo:
1. Uso de materiales recomendables.
2. Ciclo del agua: reducción de consumos.
3. Racionalización del proceso de construcción y reducción de su impacto.
4. Mejoras en el comportamiento acústico de las viviendas.
5. El proceso de proyecto, simulación y construcción debe conducir, hoy en fase de diseño por el
CIEMAT, a una monitorización de los edificios una vez ocupados durante al menos dos años,
que permita conocer el nivel de consecución de los objetivos planteados, así como analizar la
adecuación de las soluciones realizadas a los gustos y costumbres de los usuarios, conociendo
su nivel de satisfacción.
6. Los trabajos a realizar contarán con una doble orientación:
1. Adquirir conocimiento y experiencia concretos para incorporar mejoras significativas a
corto y medio plazo en la producción de la EMV.
2. Contribuir a su difusión a través de publicaciones, incorporación a redes de trabajo,
organización y participación en jornadas técnicas y elaboración de manuales de uso de
las viviendas claros y efectivos.

3. Actuaciones piloto: caracterización

Se han escogido tres actuaciones representativas de tres situaciones urbanas bien caracterizadas:

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

3.1. Actuación integrada de alta eficiencia energética y adecuación


ambiental "Oeste de San Fermín".

Los tres edificios de viviendas en San Fermín, distrito de Usera, suponen, desde el punto de vista
tipológico, el análisis de dos de los tipos más frecuentes en nuestra ciudad: el bloque lineal formando
manzana, en torno a los 11-12 m. de fondo; y el bloque exento "profundo", entre 18 y 24 m. de fondo.
(Figura 5)

El área donde se ubican, el API "Oeste de San Fermín", responde al proceso de relleno y
consolidación de vacíos en la trama existente de la ciudad periférica de los años 80 y 90. Por tratarse
de la actuación actualmente más avanzada se detallará más adelante.

3.2. Proyecto "Regen-Link": 80 viviendas en San Cristóbal de los


Ángeles

Los dos edificios de viviendas del barrio de San Cristóbal de los Ángeles pertenecen a los
crecimientos de bloque abierto desarrollados durante los años 60 y 70. De baja calidad constructiva y
afectados por patologías estructurales y de cimentación graves (por no hablar de la falta de
aislamiento térmico o sus condiciones de accesibilidad) han sido declarado Área de Rehabilitación
Preferente.
Con ellos nos enfrentamos a dos situaciones diferenciadas: un edificio de nueva planta, sobre la huella
de otro a derribar, y un edificio a rehabilitar constructiva y energéticamente.
Esta actuación ha sido aceptada dentro del Proyecto colectivo "Regen-Link", junto a otros promotores
y consultores europeos, dentro del Quinto Programa Marco de la UE, que está orientado a proponer y
analizar experiencias de actuación en la reconstrucción y/o rehabilitación de barrios periféricos y
construídos a raíz de la Segunda Guerra Mundial.
El esquema de la página siguiente resume las áreas de la intervención propuestas para ambos casos
(Figuras 6 y 7). Se trata de unos tipos constructivos muy extendidos en el barrio, por lo que se busca
un alto grado de replicabilidad en las soluciones que se propongan.
La actuación cuenta con una ayuda que ronda los 40 millones de pesetas, frente a una inversión
prevista por la EMV en torno a los 800 millones.

3.3. Unidad de ejecución 1 del ensanche de Vallecas: proyecto


"Sun-Rise".

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

En la Unidad de Ejecución 1 del Ensanche de Vallecas, uno de los PAUs del vigente Plan General de
Madrid, con capacidad para unas 25.000 viviendas, la EMV se enfrenta a las posibilidades que
plantean los nuevos crecimientos.
La posición de la EMV, propietaria mayoritaria junto con el Ayuntamiento de la Unidad de Ejecución
1 (ver más adelante, Figura 8), y la del Presidente de la Junta Gestora del Plan Parcial del Concejal de
Vivienda y Rehabilitación Urbana, D. Sigfrido Herráez, han permitido un acuerdo con los equipos
redactores del Plan Parcial y del Proyecto de Urbanización para introducir modificaciones respecto de
las previsiones iniciales.
Hemos intervenido así, por primera vez, en la fase de planificación y gestión, previa al desarrollo de
proyectos y construcción de los edificios. Esta última venía siendo, hasta la fecha, la actividad
fundamental de la EMV, junto a la gestión de patrimonio edificado para realojos y la rehabilitación de
edificios, calles y espacios urbanos del Centro de Madrid.
Resumiendo, las actuaciones realizadas o en estudio son:
1. modificación del trazado de la retícula de manzana cerrada en una zona de la UE.1, para buscar
una orientación Norte-Sur de la manzana tipo que, unida a la posibilidad de no cerrar el anillo
construído, permita una mejor respuesta bioclimática de los proyectos, así como comparar sus
resultados con el tipo generalizado en el resto del área.
2. Análisis de un sistema de producción de agua caliente para calefacción y ACS a nivel de distrito
en la UE.1. Se encuentra en fase de estudio en colaboración con el IDAE y Gas Natural
Servicios. Se plantea como una central térmica con calderas de alto rendimiento para gas
natural, complementadas con una caldera para biomasa procedente de la poda de los parques.
La red de distribución conducirá a subcentrales de acumulación en cada manzana para abastecer
a las viviendas, que podrán recibir la aportación de paneles solares térmicos instalados en las
cubiertas.
3. Mejoras susceptibles de incorporarse a la urbanización:
1. creación de microclimas aprovechando los abundantes espacios verdes;
2. jardinería adecuada al clima, con bajos costes de matenimiento;
3. reducción del impacto acústico de las vías más rápidas, con barreras vegetales y
aglomerado absorbente en las calzadas;
4. aportación de agua depurada procedente de la depuradora de "La Gavia" para riego de las
zonas verdes del área;
5. aumentar la longitud total de las galerías de servicios previstas, para favorecer el
mantenimiento futuro de las infraestructuras de servicios;
6. mejoras en la eficiencia energética del alumbrado y reducción de la contaminación
lumínica nocturna.
4. Análisis del tipo "manzana" como unidad básica de la ordenación de uso generalizado en el
urbanismo reciente.
Esta propuesta se ha incorporado al proyecto "Sun-Rise", aceptado dentro del Quinto Programa
Marco, junto a proyectos de Francia y Dinamarca. Cuenta con una subvención de aproximadamente
55 millones de pesetas, frente a una inversión prevista en torno a los 1.200 millones.
Las dos imágenes siguientes resumen las estrategia de trabajo propuesta a partir del ejemplo de una
manzana tipo existente en el área "Madrid-Sur", del distrito de Vallecas. (Figura 9 y Figura 10)

http://habitat.aq.upm.es/boletin/n14/acexp.html (8 of 13) [11/11/2001 23:41:56]


Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

En resumen, se proponen las siguientes transformaciones:


● ordenación de las piezas de las viviendas según la orientación, negando el esquema tradicional
de ordenar los usos vertiendo todos los estares-comedor a un sitio (la calle) y los dormitorios a
otro (el patio), o a la inversa.
● Apertura de la edificación en anillo cerrado, extendiendo las mejores condiciones de
orientación y soleamiento a la mayor parte de las viviendas, al reducir los tipos de esquinas y de
orientación Este-Oeste, mejorando también las condiciones de ventilación cruzada.
● Especialización de las fachadas según sus orientaciones: tamaño de huecos, captación pasiva,
tipos de aislamiento, protecciones solares fijas y/o móviles...
● Aportación para A.C.S de paneles solares en cubierta.

● Instalación centralizada de calefacción y A.C.S: propuesta inicialmente con una central de


calderas por edificio, se supeditará al sistema centralizado "de distrito" ya expuesto, si
finalmente se aplicase.
● Tratamiento del patio de manzana como zona verde, que potencie un "micro-clima" interior,
con especies autóctonas con costes de mantenimiento controlados.

4. Actuación integrada de alta


eficiencia energética y adecuación
ambiental "Oeste de San Fermín".

Se trata de la intervención más avanzada, habiéndose iniciado las obras en la segunda mitad de mayo
de 2000. Haber alcanzado esta etapa la convierte en un referente obligado de la producción futura de
la EMV, motivo por el que se optó por lo que podríamos llamar una estrategia comparada, orientada a
relacionar y contrastar distintas soluciones para los tres edificios: su tipología, sus características
constructivas y sus sistemas energéticos pasivos y activos.
El cuadro que se presenta a continuación resume las distintas áreas y componentes objeto del análisis.
Estrategia comparativa de componentes para estudio de rendimientos energéticos.

Actuación integrada de alta eficiencia energética y adecuación ambiental de las parcelas 5, 12 y 15 del API "Oeste de
San Fermín"

COMPONENTES V.P.O. de régimen V.P.O. de régimen general: décima


especial convocatoria

PARCELA 5 PARCELA 12 PARCELA 15


FACHADAS Termoarcilla o Pesada con Ventilada con
aislamiento exterior aislamieto exterior aislamiento exterior
monocapa (Fachadas (sistema
especializadas) prefabricado)

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

SOLEAMIENTO . . .
(captación/protección)
x - x
Espacios solares (galerías) x x x
Parasoles fijos o móviles según
fachadas
INERCIA TÉRMICA fachadas y forjados fachadas y forjados Tabiquería interior y
INTERIOR forjados
VENTILACIÓN . . .
Convencional - - -
Ventilación cruzada x x x
Patio como ventilador activo - x -
Ventilación mecánica - x -
Chimeneas "solares" x (en cubierta) x (en cubierta) x (en fachada oeste
(ventilación
diferenciada)
CARPINTERÍA Doble carpintería Carpintería con Carpintería con
fachada norte y con rotura de puente rotura de puente
rotura de puente térmico térmico
térmico en el resto
INSTALACIONES . . .
Centralización calderas por x x x
edificio (alto rendimiento)
ACS solar x x x
Calefacción convencional de Chapa Aluminio -
Radiadores - - x
Calefacción por suelo radiante
ILUMINACIÓN Bajo consumo en Bajo consumo en Bajo consumo en
Fomento bajo consumo uso zonas comunes zonas comunes zonas comunes
privado
MOTORIZACIÓN Bajo consumo en Bajo consumo en Bajo consumo en
ascensores ascensores ascensores
DOMÓTICA Regulación Regulación Regulación
acondicionamiento acondicionamiento acondicionamiento
Regulación A.C.S Regulación A.C.S Regulación A.C.S
Control individual de Control individual de Control individual de
consumos consumos consumos
Protección/alarmas * Protección/alarmas * Protección/alarmas *
AGUA Griferías bajo Griferías bajo Griferías bajo
consumo consumo consumo
Cisternas con 2 tipos Cisternas con 2 tipos Cisternas con 2 tipos
de descargas de descargas de descargas
Cubierta aljibe
CUBIERTA Sobre garage, en - -
VEGETAL-ECOLÓGICA patio de parcela

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

OBSERVACIONES: *Dependerá su aplicación del Presupuesto Disponible en la fase de Proyecto


de Ejecución.

A finales de 1998 surgió la oportunidad de incorporarnos con esta actuación al Programa Altener II
de la CE (Comunidad Europea), a través del Proyecto Colectivo "Altener-Houses", integrado por
varios edificios residenciales proyectados y tutelados por consultores de los distintos países en Lisboa,
Copenhague, Barcelona y Murcia. La incorporación a este programa ha permitido subvencionar parte
de los trabajos y gastos extras en la fase de Proyecto.
La elección de los tres proyectos a construir se realizó por el sistema habitualmente empleado por la
EMV en los dos últimos años: Concursos restringidos de anteproyectos para cinco equipos invitados a
cada parcela.
En este caso se invitó a técnicos y equipos de ámbito nacional que acreditaron experiencia y una
cualificación especializada en estos temas, a los que se facilitó un Anexo específico de directrices
técnicas de eficiencia energética y ambiental con el fin de orientar los esfuerzos en una dirección
posibilista y pragmática.
Resultaron elegidas las propuestas de Guillermo Yánez (parcela 5, en forma de U; ver Figura 11), el
equipo de Fernando Maniá (parcela 12; ver Figura 12), y el de AUIA, con Mario Muelas y Agustín
Mateo al frente (parcela 15; ver Figura 13)

5. Situación actual de la actuación


integrada "Oeste de San Fermin" (17 de
abril 2000)

Redacción de los proyectos.

Una vez seleccionados los tres proyectos a desarrollar se iniciaron los trabajos para redactar los
Proyectos Básicos y de Ejecución. Las imágenes en 3D que acompañan este texto reflejan el estado de
los proyectos una vez finalizados los Proyectos de ejecución, y a nuestro entender dan respuesta a uno
de los objetivos prioritarios de la actuación: demostrar la viabilidad de edificios con elevado nivel de
calidad arquitectónica integrando elementos de arquitectura bioclimática e instalaciones eficientes.
El resto de objetivos planteados en todos los niveles de la actuación, desde la redacción de los
proyectos al sistema de gestión y mantenimiento durante la vida del edificio, han supuesto el
desarrollo de otro enfoque para plantear y encauzar los tres proyectos, distinto del empleado
habitualmente en nuestras promociones.

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

En todos los casos se ha apostado por mantener el mayor número de posibilidades entre las que
planteaban los tres propuestos en la fase de Concurso. Para ello aprovechamos la oportunidad de
introducir un significativo número de modificaciones en la normativa del Área de Planeamiento; que
permitiesen mantener esencialmente las propuestas, y que afectaban a condiciones de implantación,
alturas y vuelos permitidos.
Por otro lado, el objetivo de alcanzar soluciones integradoras de distintos elementos y posibilidades,
con la complejidad y riesgo que ello conlleva, ha derivado en un sistema de trabajo contrastado
continuamente con las distintas entidades colaboradoras, para validar las propuestas.
Esquemáticamente los trabajos se han distribuído del modo siguiente:

● coordinación con Altener II: EMMA SL.


● Asesoramiento comportamiento bioclimático: EMMA SL; CIEMAT.
● Instalaciones térmicas de los edificios:
❍ central de calderas: IDAE; Gas Natural servicios.

❍ Paneles solares para ACS: IDAE; Viessmann.

❍ Estudios de viabilidad económica: Gas Natural Servicios; Viessmann.

● Viabilidad económica y optimización de soluciones constructivas: Departamentos I+D de


Necso y Ferrovial; Departamneto Técnico OHL.
● Racionalización y adecuación ambiental del proceso constructivo: Departamentos de Medio
Ambiente de Necso y Ferrovial; Instituto Cerdá.
● Simulación energética de los proyectos:
❍ calificación energética para VPO: IDAE.

❍ Programa TAS: EMMA S.L; Instituto Cerdá.

❍ Chimeneas solares (parcela 15): Matías Schultz.

● Instalaciones de ventilación controlada: Alder venticontrol; AERECO.


● Cubiertas ajardinadas: Azoteas ecológicas SL; INTEMPER.

Calificación energética para VPO.

D. Pedro Prieto, Ingeniero del IDAE, se ha encargado de revisar la aplicación de la Calificación


Energética para edificios de VPO, promovida por el Ministerio de Fomento y el IDAE, desde la fase
de anteproyecto, a las de Proyecto Básico y de Ejecución.
La situación en que finalmente se han presentado los proyectos al Concurso de Adjudicación de las
obras, el pasado marzo, obtienen calificaciones de 9 para dos de los proyectos, y de 10 para el tercero,
lo que supone moverse en los máximos de puntuación posibles con la herramienta de la Calificación.

Proceso de Concurso y Adjudicación de obras.

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Estrategia de eficiencia energética y ambiental en edificios de viviendas de promoción pública

También se han producido novedades al incorporar al Pliego de Condiciones tipo de las obras de
nueva edificación, requisitos para las empresas con criterios de gestión y adecuación ambiental, entre
los que se han incluído la norma de calidad UNE-EN-ISO 9001 y la de gestión medioambiental
UNE-EN-ISO 14001.
Igualmente se ha ofrecido la posibilidad de proponer trabajos de investigación y de mejora ambiental
del proceso contructivo.
Las obras se adjudicaron, tras presentarse un total de 13 empresas, a las empresas Joca SA, Corsan y
Ferrovial, en las parcelas 5, 12 y 15 respectivamente. Las bajas han oscilado entre el 2 y el 6 %, lo que
en principio garantiza la viabilidad de las propuestas.

Camino por recorrer.

A partir de aquí, nos encontramos pendientes de recibir los resultados definitivos de la simulación
energética, para confirmar las soluciones definidas en proyecto o introducir pequeñas modificaciones.
El CIEMAT está trabajando en definir el proyecto de monitorización, de modo que ésta se realice de
un modo no intrusivo, es decir, con las menores molestias posibles para los usuarios, instalando
durante las obras el cableado y los sensores de modo que permanezcan ocultos, o casi. Confiamos en
poder desarrollarlo durante dos años.
Confiamos que la solicitud realizada para continuar dentro del programa Altener II durante la
ejecución de las obras permita acometer en profundidad los trabajos de definición del modelo de
control centralizado y gestión energética de los edificios, así como elaborar los documentos de
información dirigidos a los futuros usuarios y definir el sistema para realizar el seguimiento de su
grado de satisfacción.
Fecha de referencia: 12-11-2000
1: turismo utilitario de fabricación española. (N. del E.)

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Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Figura 1: Plano de situación de los edificios monitorizados en Mendillorri, Navarra

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Figura 1: Plano de situación de


los edificios monitorizados en
Mendillorri, Navarra

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Figura 1: Plano de situación de los edificios monitorizados en Mendillorri, Navarra

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Figura 2: Consumos por unidad de área y de temperatura para la totalidad del invieno

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Figura 2: Consumos por unidad


de área y de temperatura para
la totalidad del invieno

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Figura 2: Consumos por unidad de área y de temperatura para la totalidad del invieno

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Figura 3: Resultados de la simulación energética en la promoción Peña Prieta. Puente de Vallecas (Madrid)

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Figura 3: Resultados de la
simulación energética en la
promoción Peña Prieta. Puente
de Vallecas (Madrid)

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Figura 3: Resultados de la simulación energética en la promoción Peña Prieta. Puente de Vallecas (Madrid)

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Figura 4: Planta y sección de la promoción Peña Prieta. Puente de Vallecas (Madrid)

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Figura 4: Planta y sección de


la promoción Peña Prieta.
Puente de Vallecas (Madrid)

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Figura 4: Planta y sección de la promoción Peña Prieta. Puente de Vallecas (Madrid)

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Figura 5: Situación de las parcelas en San Fermín Oeste
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Figura 5: Situación de las parcelas en San Fermín


Oeste

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Figuras 6 y 7: Área de Rehabilitación San Cristóbal de los Ángeles

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Figuras 6 y 7: Área de
Rehabilitación San Cristóbal de
los Ángeles

Esquema de estrategias de intervención aplicadas al bloque 801

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Figuras 6 y 7: Área de Rehabilitación San Cristóbal de los Ángeles

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Figura 8: Ensanche de Vallecas. Esquema de usos del suelo

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Figura 8: Ensanche de Vallecas.


Esquema de usos del suelo

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Figura 9: Ensanche de Vallecas

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Figura 9: Ensanche de Vallecas

Esquema de estrategias bioclimáticas y ambientales aplicadas.

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Figura 9: Ensanche de Vallecas

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Figura 10: Ensanche de Vallecas. Esquema de estrategias bioclimáticas y ambientales aplicadas
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Figura 10: Ensanche de Vallecas. Esquema de


estrategias bioclimáticas y ambientales aplicadas

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Figura 11: Propuesta de Guillermo Yánez para la parcela 5
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Figura 11: Propuesta de Guillermo Yánez para la


parcela 5

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Figura 12: Propuesta de Fernando Maniá para la parcela 12

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Figura 12: Propuesta de


Fernando Maniá para la parcela
12

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Figura 12: Propuesta de Fernando Maniá para la parcela 12

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Figura 13: Propuesta de Mario Muelas y Agustín Mateo para la parcela 15
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Figura 13: Propuesta de Mario Muelas y Agustín


Mateo para la parcela 15

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Un caso práctico. Edificio de 49 Viviendas de Promoción Pública en el Plan Parcial "Oeste de San Fermín" (Madrid)

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Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Un caso práctico. Edificio de


49 Viviendas de Promoción
Pública en el Plan Parcial
"Oeste de San Fermín" (Madrid)

Mario Muelas. Arquitecto, AUIA


Agustín Mateo. Arquitecto, AUIA
Manuel Macías. Profesor de Ciencias Ambientales. Universidad Politécnica de Madrid
Valsaín (Segovia), 24-26 de Abril de 2000.

Índice

1. Introducción.
2. Características arquitectónicas.
3. Tratamiento energético.
4. Tratamiento acústico.
5. Materiales.
6. El agua.
7. Las instalaciones.

1. Introducción

La Empresa Municipal de la Vivienda de Madrid (EMV) toma la iniciativa de promover Viviendas de


Protección Pública (VPP) que incorporen todas las medidas viables, constructiva y económicamente,
que mejoren la eficiencia energética del edificio, el confort de los usuarios y el respeto al medio
ambiente. Para ello habilita un procedimiento especial y desarrolla unas bases para un concurso
público a través del cual tres equipos de arquitectos finalmente desarrollen otros tantos proyectos en

http://habitat.aq.upm.es/boletin/n14/ammue.html (1 of 13) [12/11/2001 00:27:53]


Un caso práctico. Edificio de 49 Viviendas de Promoción Pública en el Plan Parcial "Oeste de San Fermín" (Madrid)

tres parcelas situadas en San Fermín (concretamente las correspondientes a los números 5, 6 y 15).
Vamos a centrarnos en la exposición del proyecto realizado en la parcela 15 por el equipo de AUIA
con el objetivo de desarrollar un proyecto de (VPP) que contemple medidas de ahorro energético,
incremento de confort y de respeto al medio ambiente, dentro del marco económico establecido para
este tipo de construcción, y en este caso, en una parcela con fachadas principales orientadas a
Este-Oeste y por tanto con problemas de soleamiento, además de los derivados del ruido en la fachada
Oeste.
Para hacer frente a los requerimientos del encargo hemos puesto en marcha un procedimiento no
convencional en la redacción de proyectos. Consiste en el definido en el programa C-2000 Integrante
Design Process elaborado por el grupo internacional de Green Building Challenge y que contempla:

● incluir un amplio rango de aptitudes técnicas en el equipo de diseño. Desarrollar el proyecto a


través de un equipo pluridisciplinar, incorporando expertos en análisis energético de edificios,
ventilación natural, etc.
● Incorporar la capacidad de someter el edificio a un análisis energético mediante la simulación
energética del mismo.
● Desarrollar los trabajos de equipo desde la fase inicial del diseño conceptual.
● Añadir nuevas funciones al proceso.
● Definir metas de rendimiento al principio del proceso y referirse a ellas durante todo su
desarrollo.

Para todo ello se contemplan las siguientes actuaciones:


● primar las medidas de diseño pasivo del edificio que favorezcan el cumplimiento del objetivo
fijado; se proponen viviendas pasantes y dúplex en aquellos casos que son posibles, con el
objeto de facilitar la ventilación natural de la vivienda, mejorando con ello sus condiciones de
confort y consumo energético. Ventilación natural, que se induce mediante la disposición de
chimeneas en la fachada Oeste, por efecto de la diferencia de temperatura en las zonas de
recorrido del aire y, secundariamente, por el efecto Venturi. Ello ha supuesto, en primer lugar,
organizar el edificio en forma de U, lo que permite cumplir con la condición de viviendas
pasantes de características similares, y que no disminuya la edificabilidad. Y en segundo lugar,
proponer un edificio de gran inercia térmica, lo que requiere:
❍ una selección adecuada de los materiales con los que construirlo, tanto exterior como
interiormente;
❍ el tratamiento diferenciado de las fachadas, en función de sus condiciones de
soleamiento, ruido, etc;
❍ un incremento del aislamiento de las viviendas y retranqueo de huecos y protecciones en
fachadas Oeste y Sur.
● Disminución del consumo energético para calefacción y agua caliente sanitaria mediante el
incremento del aislamiento, un sistema centralizado con caldera de gas de alto rendimiento y el
apoyo con paneles solares térmicos.
● Disminución de los consumos energéticos derivados de la iluminación, facilitando la
iluminación natural y el uso de lámparas de bajo consumo y alta eficiencia en las zonas
comunes.
● Empleo de materiales respetuosos con el medio ambiente, procurando especialmente el uso de

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materiales de la zona, que no requieran gran transporte, y aquellos que no afecten (o lo hagan
en la menor medida) a la capa de ozono.
● Mejora de las condiciones acústicas del edificio, cualidad que va aparejada a las medidas a
adoptar para lograr la mayor eficiencia energética del mismo.
● Medidas tendentes a disminuir los consumos de agua.
● Gestión integral del edificio que facilite las tareas de gestión del mismo (lo que es
especialmente importante en el caso de contener viviendas en régimen de alquiler) y facilitar las
tareas de mantenimiento, racionalizando los procedimientos. Este sistema combina las ventajas
de las instalaciones centralizadas (rendimiento y ahorro), con la flexibilidad de las instalaciones
individuales (permite la lectura individualizada de los consumos) y la racionalización en la
gestión (mediante un sistema informatizado que permite tanto facilitar las lecturas del consumo
al usuario, como el control y gestión económica y técnica de la instalación).

2. Características arquitectónicas

2.1. Enfoques energéticos y medioambientales que condicionan el diseño arquitectónico.


Como bien sabemos, un buen enfoque de eficiencia energética y adecuación medioambiental debe
estar presente desde los primeros pasos de la definición de nuestro hábitat, es decir debe formar parte
de los objetivos del planeamiento urbanístico que delimita las características básicas de la edificación.
No se ha producido así en nuestro caso: la forma, dimensiones y orientación de la parcela (que parece
predeterminar una tipología de bloque rectangular de doble crujía con patio interior en el que su eje
longitudinal está orientado en dirección Norte-Sur) establecen unas condiciones de partida negativas
para el rendimiento energético y la adecuación medioambiental.
Las únicas alternativas que veíamos posibles para eliminar una de sus características más negativas
(los patios interiores de luces), teniendo en cuenta la normativa urbanística de la parcela, eran, o bien
la creación de dos bloques de planta cuadrada en los extremos de la parcela, o la formalización en "C"
del edificio.
Figura 1: Características del planeamiento y propuesta.

La elección de esta última forma se debe a las siguientes consideraciones:


● la disposición de las fachadas en esta tipología permite con mayor facilidad la ventilación
cruzada opuesta en la mayoría de las viviendas.
● Posibilita una distribución del edificio que reduce los núcleos de comunicaciones verticales.

● El patio abierto hacia el Este se une con el espacio libre de la parcela 14 dando mayor amplitud
de vistas a las estancias abiertas a esta orientación.

Solventados algunos de los problemas que presentaba la parcela, quedaba aún el principal, tanto desde
el punto de vista de la eficiencia energética del edificio como del confort en cuanto al aislamiento

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acústico: la orientación Norte-Sur de su eje longitudinal determinaba la apertura de la fachada


principal del edificio al Oeste, por donde transcurre la autopista.
La optimización de la ventilación cruzada Este-Oeste se convertía pues en unos de los objetivos
básicos del edificio desde el punto de vista de la eficiencia energética, lo que se consigue
fundamentalmente con la construcción de un conjunto de chimeneas solares o convectivas que fuerzan
esta ventilación cruzada favorecida por el diseño tanto de las carpinterías interiores (con montantes
superiores y rejillas inferiores en todas las puertas) como de las exteriores.
Figura 2: Esquema de funcionamiento.

La tipología de dúplex escogida para las viviendas del cuerpo central del edificio también favorece
este movimiento de aire, necesario para el acondicionamiento térmico del edificio.
La acción de acondicionamiento térmico que produce esta ventilación cruzada se acompaña con el
aislamiento que, hacia el Oeste, suponen las celosías verticales que corren por delante de los huecos
abiertos a esta orientación.
Estos huecos, por otra parte, se encuentran retranqueados respecto a la línea de fachada que marcan
las chimeneas solares, con lo que dichas chimeneas actúan también como Brise Soleil[1].

Figura 3: Vista de las fachadas Oeste y Sur.

Creemos que esta disposición de la fachada Oeste, con el aislamiento acústico suplementario que
suministran las chimeneas convectivas, el retranqueo de huecos y las celosías, unido al aislamiento
especial del acristalamiento, aminora en gran medida el impacto de la autopista sobre el edificio.
El elemento que caracteriza la fachada Sur es el vuelo para eliminar los rayos verticales de esta
orientación en verano. Estos vuelos se acristalan en la zona de los estares sirviendo de acumuladores
de calor en invierno (ver Figura 3).

En la fachada Norte se ha disminuido el tamaño de las ventanas y se ha introducido un mirador con


doble carpintería al estar que, manteniendo un nivel de apertura grande, se abre en los áticos a esta
orientación.
La fachada Este se caracteriza por las balconadas que corren por delante de los dormitorios de los
dúplex y por la carpintería específica con rejillas incorporadas que permiten la regulación de las
ventilaciones cruzadas en los corredores.
Figura 4: Vista de las fachadas Norte y Este.

Para incrementar el aislamiento en cubierta hemos ubicado por encima del ático los trasteros,
cubriendo el conjunto del bloque con una cubierta ligera.
Toda la fachada es ventilada, consta de un panel prefabricado ligero en la parte exterior y cerramiento
cerámico al interior para aumentar la inercia térmica del edificio, aspecto fundamental para que el
sistema de ventilación cruzada apoyado por las chimeneas solares tenga sentido.
Esta necesidad de incrementar la inercia térmica del edificio ha condicionado aspectos básicos
estructurales y constructivos del mismo. La estructura es de muros y losas de hormigón, haciéndose
coincidir en lo posible dichos muros con los paramentos de separación entre las distintas viviendas;
del mismo modo se ha incrementado la masa de los muros que delimitan las escaleras de los dúplex.

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Figura 5: Detalle de fachada ventilada.

2.2. Distribución y tipología de viviendas.


El edificio consta de planta baja y siete plantas de pisos, más los trasteros y algunos cuartos de
instalaciones que se sitúan bajo cubierta. Bajo nivel de calle se construyen dos plantas de
aparcamientos. Bajo rasante se ubican también los cuartos de calderas de la calefacción, el grupo de
presión y los cuartos de instalaciones de comunicación.
Las comunicaciones verticales se agrupan en dos núcleos situados en los ángulos interiores de la C,
que sirven cada uno a las dos viviendas por planta de cada uno de los cuerpos laterales del bloque "E",
indistintamente, a los dúplex del cuerpo central, mediante las galerías situadas en las plantas primera,
cuarta y sexta.
Figura 6: Plantas del edificio.

3. Tratamiento energético

3.1 Bases Climáticas

Los datos climáticos en los que se basan los cálculos realizados corresponden a un año tipo elaborado
a partir del código METEONNORM, basados en los datos de temperatura y radiación media mensual
diaria.
Datos Medios Mensuales:

● Latitud: 40,31 Grados.


● Altitud: 617 metros.
● Velocidad y dirección del viento dominante: 3m/s (NO)
● N. de días de lluvia: 99.
● N. de días con nieve: 4,2.
● N. de días cubiertos: 83.
● N. de días con heladas: 49.

Temperaturas:

Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
Media mensual diaria .C 5.0 7.2 9.6 11.9 16.0 21.0 24.9 24.5 20.9 15.0 9.3 6.1
Rango de oscilación térmica 9.1 10.0 11.3 11.4 12.7 13.8 14.2 15.0 13.5 11.5 9.5 8.7

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Radiación:
R. global sobre sup. horizontal Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
kWh/m2 2.08 2.87 4.26 5.44 6.53 7.25 7.65 6.7 5.28 3.58 2.39 1.84

Grados día (15/15):

DD15/15 Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
N. 288 234 197 108 42 2 0 0 4 48 108 296

3.2 Principios Bioclimáticos Aplicados

Durante la fase inicial del proyecto básico se atendieron al mismo tiempo que los aspectos formales
del edificio, aquellos específicos del cumplimiento de los requerimientos del programa establecido
por la EMV, así como los exigidos por la normativa correspondiente a las viviendas VPP. Se trataron
globalmente todas las medidas dirigidas a mejorar la eficiencia energética, el confort y el respeto al
medio ambiente.
Básicamente se propone un edificio con gran inercia térmica. De esta manera en invierno se mejora su
comportamiento, de un lado, utilizando materiales de baja conductividad en elementos de muros
exteriores y diseñando los huecos en fachada para captar el máximo de energía solar; y de otro lado,
aprovechando la combinación de un sistema de calefacción a baja temperatura, exigido por la
propiedad, con un sistema de gran inercia interior que permita suavizar la demanda y acoplarla en la
mejor medida a la evolución de la temperatura exterior. Al mismo tiempo, durante el verano,
aprovecha la ventilación nocturna como sistema de enfriamiento pasivo. Con todo ello se consigue
además incrementar el confort de los usuarios.

3.2.1 En invierno.
Las bases de diseño del edificio y sus instalaciones se establecen para conseguir un ahorro de energía
en calefacción y agua caliente sanitaria mediante las siguientes actuaciones:

● fachada ventilada formada por placa de cemento con fibras de celulosa (tipo Naturvex de
uralita); cámara de aire y aislante proyectado sobre muro interior de ladrillo tosco.
● Forjados de losa de gran inercia y muros de separación de viviendas en hormigón, con las
mismas propiedades que el forjado.
● Tratamiento diferencial de fachadas:
❍ sur: galería acristalada «Sun Space» para conseguir la máxima ganancia solar en las
zonas próximas a la galería.
❍ Norte: disminución de huecos.

❍ Oeste: situación de las chimeneas convectivas.

❍ Este: galería acristalada con comunicación con las zonas interiores mediante grandes

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rejillas, que a su vez son utilizadas en verano como sistema de refrigeración natural.
● Diseño de un sistema de calefacción a baja temperatura por suelo radiante. Este sistema,
combinado con un edificio de gran inercia (> 500 kW/.C), permite, mediante un sistema de
gestión energética, diseñar una estrategia de operación que posibilite un considerable ahorro de
energía, consiguiendo a la vez una mejora del confort térmico de los usuarios.
● Instalación de paneles solares que, de manera centralizada, permitan suministrar del orden del
66% de la demanda del agua caliente sanitaria.

El funcionamiento del sistema en invierno vendrá definido mediante el diseño de una estrategia que
permita combinar la inercia del edificio, las ganancias solares y la temperatura de suministro del agua
de calefacción durante el período de funcionamiento del mismo.
3.2.2 En verano.
Dadas las características de la parcela, con orientación principal Este-Oeste, se propone un diseño que
permita un enfriamiento pasivo. Éste se basa en dotar al edificio de gran inercia térmica y de
enfriamiento nocturno. Esto se consigue mediante el diseño de unas chimeneas solares que actúen
como colectores solares acumulando la energía solar incidente desde las 15:00 a las 21:00, hora local,
y descargando posteriormente dicha energía durante las horas nocturnas, (de 00 a 8:00 horas). De esta
forma se provoca un «tiro» o movimiento convectivo que hace circular el aire exterior hacia el interior
de la vivienda, enfriando la masa de forjados y muros interiores de gran inercia, hasta unos 3 grados
por debajo de la temperatura adquirida durante el día.
Durante las horas de carga, el colector-chimenea se mantiene cerrado en la parte superior y la energía
solar incidente se invierte en aumentar la temperatura de la chimenea, construída de hormigón de alta
densidad (2400 kg/m3) y una capacidad calorífica de 0.920 kJ/kg.C.
Figura 7:Evolución de la temperatura del estar, chimenea y ambiente exterior.

La capacidad calorífica de la chimenea es de 1200 kJ/.C. La simulación del comportamiento de la


chimenea para las condiciones de un día tipo de julio se muestra en la fig 8.
Figura 8:Esquema de ventilación nocturna.

La temperatura que alcanza la chimenea a las 24:00 horas es del orden de 48 .C para las condiciones
de temperatura y radiación correspondientes a un día tipo de julio. A esta hora, cuando la temperatura
exterior es de 24.C, la chimenea se abre y provoca un movimiento convectivo del aire, y como
consecuencia del «tiro» generado, se hace circular el aire exterior al interior de la vivienda, hasta que
la temperatura de la chimenea se acerca a la temperatura de la habitación. Durante las horas de
enfriamiento de la chimenea, la circulación del aire exterior a través de la vivienda puede llegar a
enfriar unos 3.C toda la masa del edificio concentrada en forjados y muros interiores, dependiendo de
las condiciones climáticas específicas del día.
Para que este principio funcione correctamente, hemos de permitir la circulación del aire a través del
interior de las viviendas y dotar a éstas de un sistema de acumulación de energía de gran capacidad.
La circulación del aire se consigue diseñando el edificio con viviendas pasantes, y en numerosos casos
organizadas en dúplex, que facilitan el movimiento de aire durante la madrugada a través de
corredores, huecos de escaleras y salón mediante una rejilla abierta en la parte superior de la puerta de
entrada. Dicha puerta está situada en la fachada Este y comunica la fachada Oeste del salón con la
chimenea. (Ver Figura 9).

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La inercia del interior de edificio, concentrada en forjados y muros de separación de viviendas,


permite acumular con una pequeña oscilación de la temperatura de 2 a 3 .C, el calor generado en su
interior durante el día así como su evacuación a través de la chimenea durante la noche.
La capacidad térmica de los elementos constructivos diseñados de acuerdo con las características
descritas en el punto 2 es de 400-500 kWh/.C. Esta capacidad permite absorber la carga de
refrigeración, calculada en 45 W/m2 de superficie útil, para mantener la temperatura interior por
debajo de 27.C durante las horas del día.

4. Tratamiento acústico

El ruido ambiental no sólo afecta a las personas que se encuentran en el ambiente exterior de los
edificios sino que también se transmite a través de las fachadas invadiendo la intimidad de los hogares
y dificultando las tareas habituales que se realizan dentro de los mismos como la enseñanza, la lectura,
la conversación, así como otras vitales como el sueño, etc.
Las condiciones acústicas en edificios forman parte de la mejora del medio ambiente en cuanto a la
protección contra el ruido transmitido en edificios proveniente del exterior, y éste es un factor muy
importante en el confort y salud de las personas. En documentos nacionales e internacionales ya se
contempla la necesidad de conseguir un grado suficiente de protección contra el ruido.
Se puede decir que los principios del aislamiento acústico son básicamente tres:

● La masa. El sonido del exterior llega al interior del edificio a través del aire, excitado por la
vibración de los elementos constructivos que constituyen las fachadas. Cuanto más pesadas son
éstas, más difícil le resulta al ruido hacerlas vibrar.
● La impermeabilidad. Las pequeñas fisuras pueden tener un gran efecto en el aislamiento
global. Los marcos de ventanas deben ser estancos.
● El aislamiento estructural. El mínimo contacto posible entre dos superficies proporciona el
mayor aislamiento al ruido. Esta separación física se pierde fácilmente por uniones rígidas. Las
cámaras de aire en construcciones dobles deberían ser tan anchas como fuera posible.

Centrándonos en la transmisión a través del vidrio los efectos que influyen en el aislamiento acústico
de una fachada acristalada son:
● el espesor de los vidrios,

● las láminas entre vidrios,

● el tamaño de la cámara de aire,

● la sustitución del aire por gas en la cámara.

A la vista de estas consideraciones, nuestro proyecto contempla:


● la incorporación de un vidrio auxiliar para favorecer el movimiento de aire y que a la vez
cumple las funciones de aislamiento acústico.
● Las lamas que constituyen una doble fachada permiten una masa adicional y, al mismo tiempo,

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las cámaras de aire en la construcción doble se contemplan como aislamiento estructural.


● La inercia de los muros y su aislamiento térmico.
● Las particiones interiores formadas por pantallas de hormigón de 15 cm.

5. Materiales

A pesar de la escasa información sobre este tema y de la previsible falta de productos en el mercado
español, se intentarán utilizar materiales con bajo impacto sobre la salud y el medio ambiente. Para la
elección de los materiales adecuados debe considerarse el edificio en todo su ciclo de vida (proceso de
obtención, producción, distribución, construcción, demolición, y tratamiento como residuo).
En este sentido se propone:

● utilizar polipropileno y polietileno en lugar de PVC en desagües, bandejas, aislamientos de


conductores eléctricos, y en otras unidades en las que sea posible;
● no usar materiales y productos emisores de derivados de cloro en aislantes ni en instalaciones;
● usar espuma de poliuretano libre de CFC o productos fluorados;
● utilizar maderas con etiqueta de explotación sostenida;
● utilizar pinturas, barnices y aislamientos sin componentes agresivos para el medio ambiente;
● aplicar tratamientos a los materiales elegidos procurando facilitar, en la medida de lo posible, su
reciclaje en el futuro.

6. El agua

Cabe destacar la necesidad de racionalizar el consumo de agua, ya que se trata de un recurso natural
cada vez más escaso.
Para ello se propone reducir el volumen de agua que se aporta al edificio considerando tanto los
consumos, como el diseño de las redes y la utilización de mecanismos de ahorro. Se propone instalar
aparatos sanitarios y grifería con sistemas ahorradores de agua.
Además se propone sustituir la centralización de contadores y montantes individuales a viviendas, por
una red única de distribución que, partiendo de los grupos de presión previstos, discurra por los
patinillos de instalaciones centralizados y registrables hasta las entradas a viviendas.

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Un contador de caudal de agua por vivienda mediante pulsos, mide el caudal de agua fría que se ha
consumido en la misma.

7. Las instalaciones

7.1 El sistema de acondicionamiento y los equipos

Juegan un papel muy importante en el consumo energético y por tanto su estudio es fundamental para
la elaboración de propuestas de medidas de ahorro.
El sistema de calefacción definido por la EMV es un sistema por suelo radiante con agua, con
producción de calor para calefacción y producción de agua caliente sanitaria con calderas de gas, y
con apoyo de paneles solares para la producción de agua caliente sanitaria.
Se propone una instalación de paneles solares integrados en la cubierta y acoplados al sistema de
producción centralizado de agua caliente sanitaria Dicho sistema está compuesto por 88 m2 de paneles
solares que precalientan el agua en dos depósitos de 3000 y 4000 litros cada uno. Esta instalación
permitirá suministrar aproximadamente el 66% de la demanda energética para agua caliente sanitaria.
El proyecto de instalaciones tiene los siguientes objetivos:

● mejorar la efectividad energética del edificio,


● reducir los costos de explotación,
● racionalizar el mantenimiento del edificio.

El sistema que se propone combina las ventajas de las instalaciones centralizadas (rendimiento y
ahorro), con la flexibilidad de las instalaciones individuales (permite la lectura individualizada de los
consumos) y la racionalización en la gestión (mediante un sistema informatizado que permite tanto
facilitar las lecturas del consumo al usuario, como el control y gestión económica y técnica de la
instalación).

7.2 El sistema de gestión centralizado y la producción de calor

El sistema lo componen básicamente:

● una sala de calderas,

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● un Controlador Microprocesador Libremente Programable (CMLP) por cada portal,


● un Compacto de Sensores y Equipos de Medida (CSEM) por cada vivienda,
● una Unidad Central de Lectura y Gestión (UCLG).

La sala de calderas, alimentada por gas natural, se encargará de mantener un circuito primario de agua
a temperatura constante. Su función es proporcionar el calor necesario, tanto para la producción de
agua caliente sanitaria como para la calefacción a las viviendas.
Figura 9: Esquema de calefacción por suelo radiante.

El Controlador Microprocesador Libremente Programable, uno por portal, recoge las


informaciones de usos y consumos de cada una de las viviendas de ese portal.
Los Compactos de Sensores y Equipos de Medida, uno por cada vivienda y dispuestos para cada
vivienda en su rellano de escalera permiten la lectura de los consumos, la regulación de la temperatura
y el corte de los suministros de las diferentes instalaciones.
La Unidad Central de Lectura y Gestión, con su ordenador, impresora y modem, está conectada con
la Sala de Calderas, los CMLP y los CSEM. Dicha Unidad nos permite acceder a todos los parámetros
de cada una de aquellas unidades, así como supervisar la totalidad de la instalación desde la oficina de
mantenimiento. De este modo se conoce el estado de la instalación y los consumos específicos de
cada usuario.
El sistema propuesto permite además sentar las bases para la monitorización del edificio y propone un
nuevo protocolo de relación con las compañías suministradoras.

7.3 Producción de calor y su distribución

.
La producción de calor, tanto para calefacción como para producción de agua caliente sanitaria, estará
formada por dos calderas con quemador presurizado para gas natural, una de las cuales estará
dimensionada para vencer las necesidades de calefacción del edificio, y la otra para las de la
producción de agua caliente sanitaria.
Para ello se establece un circuito primario en la propia sala de calderas, entre éstas y un colector de
presión nula que permita la recirculación del agua, manteniendo siempre una temperatura de 75.C.
Las calderas se instalan en paralelo, disponiendo cada una de ellas de un grupo motobomba, que
funcionará siempre que funcione aquella.
7.3.1 Calefacción.
Para la distribución general de agua caliente para calefacción, se establece un único circuito
secundario que partiendo del colector de presión nula mencionado, llegue hasta las entradas de cada
vivienda por medio de una red de tuberías de acero aisladas con coquilla que bajen por los patinillos
de instalaciones hasta las entradas a cada planta.
Unos grupos motobomba de caudal variable, se encargan de impulsar el agua caliente por dicha
red, manteniéndola a presión constante aún cuando varíe la demanda de calefacción, por medio de un
variador de velocidad para bombas, que se encarga de ir variando el caudal del circuito secundario,
siguiendo las variaciones en la presión de la red que vaya produciendo dicha demanda en cada

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momento. Estas variaciones se van reflejando en un sistema de control, mediante presión diferencial
entre los colectores de impulsión y retorno del circuito secundario.
En cada planta se realiza una derivación de agua mediante un colector de impulsión y un colector de
retorno de agua caliente. A partir de dichos colectores, toda la distribución se realiza en tubería aislada
con coquilla elastomérica, hasta la entrada a las viviendas.
Para cada vivienda se plantea un intercambiador de calor de placas, situado en el patinillo de
instalaciones, que permite que baje la temperatura del agua desde los 75.C de salida de caldera, hasta
50.C que es una temperatura adecuada de suministro para el suelo radiante de la vivienda, el cual se
realiza mediante una pequeña bomba recirculadora.
Por el primario del intercambiador circula el agua caliente solamente cuando un interruptor mandado
por el termostato ambiente, abre una válvula motorizada de dos vías. Esta válvula regula el caudal de
agua por el primario en función de las necesidades de calor de la vivienda.
En el interior de las viviendas se sitúa un armario de colectores para suelo radiante desde el que se
alimentan los circuitos de las habitaciones a calefactar (un circuito por habitación).
7.3.2 Producción de agua caliente sanitaria.
Para la producción de agua caliente sanitaria se instala un campo de paneles solares en la cubierta que
se encarga de calentar el agua acumulada en dos depósitos.
Estos dos depósitos acumuladores de agua se instalan conectados en serie, de manera que estén
conectados por medio de unos intercambiadores con el campo de paneles solares, por lo que calientan
el agua solamente por medio de la aportación del sol.
El tercer depósito, que recibe el agua ya calentada en los dos depósitos anteriores, está conectado a su
vez con la caldera de producción de agua caliente sanitaria, la cual se encarga de mantenerlo a la
temperatura de suministro, aportando la energía que el campo de paneles solares no haya podido
aportar.
Para la distribución general del agua caliente sanitaria, se establece un circuito secundario que,
partiendo del tercer depósito mencionado, llega hasta las entradas a cada vivienda por medio de una
red de tuberías de acero aisladas con coquilla que bajan por los patinillos de instalaciones hasta las
entradas a cada planta.
Un grupo motobomba recirculador, se encarga de mantener el agua caliente circulando por dicha
red.
Del mismo modo que para la red de calefacción, en cada planta se realiza una derivación de agua
caliente sanitaria mediante un colector de impulsión y un colector de retorno de agua caliente. A partir
de dichos colectores, toda la distribución se realiza en tubería aislada con coquilla elastomérica, hasta
la entrada a las viviendas.
Fecha de referencia: 28-11-2000
1: Nota del editor: Brise soleil: elemento de protección solar, parasol.

Ciudades para un futuro más sostenible


Boletín CF+S. Número 14. Diciembre 2000.
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Actualizado: 07 06 2001

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Figura 1: Características del planeamiento y propuesta

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Figura 1: Características del


planeamiento y propuesta

Izquierda: Características del planeamiento


Derecha: Propuesta

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Figura 2: Esquema de funcionamiento

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Figura 2: Esquema de
funcionamiento

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Figura 2: Esquema de funcionamiento

Ciudades para un futuro más sostenible


Un caso práctico. Edificio de 49 Viviendas de Promoción Pública en el Plan Parcial "Oeste de San Fermín" (Madrid)
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Figura 3: Vista de las fachadas Oeste y Sur

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Figura 3: Vista de las fachadas


Oeste y Sur

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Figura 3: Vista de las fachadas Oeste y Sur

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Figura 4: Vista de las fachadas Norte y Este

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Figura 4: Vista de las fachadas


Norte y Este

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Figura 5: Detalle de fachada ventilada. Alzado y planta
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Figura 5: Detalle de fachada ventilada. Alzado y


planta

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1. 1 pie de ladrillo (24 cm.)


2. Aislamiento de poliuretano proyectado
3. Cámara de aire
4. Aplacado de cemento Naturvex
5. Crecimiento de lamas regulables

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Figura 6: Plantas del edificio
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Figura 6: Plantas del edificio

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Arriba: Planta segunda y quinta


Centro: Planta primera y cuarta
Abajo: Planta baja

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Figura 7: Evolución de la temperatura del estar, chimenea y ambiente exterior
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Figura 7: Evolución de la temperatura del estar,


chimenea y ambiente exterior

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