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EDITORIAL | DOMINGO 30 DE DICIEMBRE DE 2007 | El Siglo de Torreón | 7A

Hacia el 2008
LUIS RUBIO
a incapacidad de crecimiento La pérdida de confianza en la sociedad mexicana nómico entre ambos periodos. dad, pero éstos son efímeros si no

L que exhibe la economía mexica-


na trasciende las explicaciones
puramente económicas. Nuestra eco-
nomía creció mucho y de manera sos-
parece evidente. Las sucesivas crisis a partir de los
setenta produjeron no sólo dislocaciones económicas
a nivel macroeconómico, sino verdaderos dramas
Además de los factores no inten-
cionados que produjeron esta pérdida
de confianza, es imperativo entender
la estrategia de polarización política
existe un Gobierno capaz de traducir
la oportunidad en desarrollo. Países
como Bangladesh, a pesar de su per-
manente turbulencia política y co-
tenida hace algunas décadas y lo hace familiares y empresariales. La destrucción de ahorros observada en los últimos años como rrupción, han logrado convertir a la
erráticamente y en menor medida en y la desaparición de empleos, la acumulación de un factor adicional en este proceso de mano de obra en una oportunidad.
años recientes. El tema es controver- deudas impagables y las amenazas (y realidades) de los destrucción. A pesar de que llevamos Otras naciones, como Singapur o Co-
tido por razones obvias: porque ha cobradores de cuentas fueron todos factores que minaron, doce años de estabilidad financiera, rea, transformaron a la población, a
dejado atrás a un importante seg- si no destruyeron, los fundamentos que hacen posible la así como de un esfuerzo claro y siste- través de la educación, en su recurso
mento de la población y por las enor- mático por restablecer la confianza de más preciado.
mes oportunidades que se han perdi- confianza entre las personas. De esta forma, la población la población en el Gobierno, los inten- Desde la perspectiva del profesor
do en el camino. Si bien es obvio que no sólo perdió confianza en sus incompetentes autoridades, tos por minarla que atestiguamos en Collier, el éxito económico de un país
hay factores económicos que tienen sino también en sus contrapartes sociales. La suma de 2006 no hacen sino abonar el viejo di- depende enteramente de la calidad de
una enorme influencia sobre la tasa ambas es al menos un factor que permite entender las cho: toma años construir credibilidad su Gobierno. Cuando hay un Gobier-
de crecimiento, me parece evidente diferencias entre los sesenta y la actualidad y, quizá, el y confianza, pero lleva un instante no competente, la sociedad va a pros-
que nuestras dificultades en esta ma- destruirla. perar, y viceversa: cuando el Gobier-
teria los rebasan.
contraste en el desempeño económico entre ambos periodos. En un libro nuevo (The Bottom no es incompetente, la prosperidad
La contienda presidencial del año Billion, Oxford), el profesor Paul Co- será imposible. Desde esta perspecti-
pasado expuso las líneas de quiebre la visión estatista que coloca al Go- tre los sesenta y la era actual. Un es- llier considera al desarrollo depen- va, lo que importa no es la orientación
que sobre el crecimiento económico bierno como el factor de transforma- tudio reciente, sobre el desempeño diente de dos factores que tienen que del Gobierno, sino su calidad: un Go-
existen en el país. Aunque disfraza- ción social. Se trata de dos visiones gubernamental, tiende a fortalecer estar presentes de manera conjunta: bierno puede tener una presencia am-
das con atuendos económicos, su con- radicalmente distintas, pero que go- esta hipótesis. la oportunidad y la capacidad de asir- plia en la economía o ser el paladín
tenido era profundamente político. zan de un común denominador usual- La pérdida de confianza en la so- la. La oportunidad tiene que ver con del mercado, pero lo que importa es
Un argumento esgrimido radicaba en mente poco reconocido: ambas parten ciedad mexicana parece evidente. mercados, recursos (naturales o hu- su competencia y calidad. En México
que la globalización era un hecho y te- de un mismo principio donde el Go- Las sucesivas crisis a partir de los se- manos) y geografía, en tanto que la hemos debatido sobre la visión políti-
níamos que crear las condiciones para bierno tiene un papel medular que ju- tenta produjeron no sólo dislocacio- capacidad de asirla depende entera- ca e ideológica que el Gobierno debe
competir y ser exitosos en ese am- gar (aunque muy distinto en cada ca- nes económicas a nivel macroeconó- mente de la calidad del Gobierno. Una tener sin reparar en lo esencial: que
biente. Quienes defendían esta postu- so), y ese papel tiene que ser muy exi- mico, sino verdaderos dramas fami- sociedad con recursos disponibles, pe- antes de optar por lo ideológico falta
ra partían de la premisa de que los toso. Para decir lo menos, la expe- liares y empresariales. La destruc- ro un Gobierno incompetente no va a que primero éste funcione.
mexicanos somos capaces de ser exi- riencia de las últimas décadas, de ción de ahorros y la desaparición de ser exitosa, pero un Gobierno exitoso Para Collier, hay ciertos elemen-
tosos si existen las condiciones que fa- 1970 en adelante, permite afirmar empleos, la acumulación de deudas sabrá crear o encontrar las oportuni- tos comunes en los Gobiernos compe-
vorezcan esa oportunidad. En sentido que esa premisa en México no ha te- impagables y las amenazas (y realida- dades para lograr el desarrollo. tentes, independientemente de su
contrario se presentaba otro argu- nido lugar. des) de los cobradores de cuentas fue- En su análisis, el profesor Collier orientación: todos ellos se preocupan
mento: el Gobierno había fracasado en En un estudio que comparaba la ron todos factores que minaron, si no encuentra que cuando hay recursos, por eliminar duplicidades burocráti-
su función primordial que es la de ve- importancia de la confianza entre los destruyeron, los fundamentos que un país puede experimentar creci- cas, transparentan sus decisiones y le
lar por el bienestar de las personas. actores sociales y la corrupción en hacen posible la confianza entre las miento económico, pero éste dura po- confieren un alto valor a la perma-
Quienes defendían esta postura le China y Filipinas se argumentaba personas. De esta forma, la población co si no hay un Gobierno competente nencia de las reglas del juego (sobre
confieren una importancia menor al que la corrupción resulta poco impor- no sólo perdió confianza en sus incom- que sepa convertir la oportunidad en todo en temas clave para el desempe-
desempeño de los individuos y le asig- tante cuando hay altos niveles de con- petentes autoridades, sino también desarrollo. Los países ricos en recur- ño económico, como lo fiscal y regula-
nan toda la trascendencia al Gobierno fianza en una sociedad. Una hipótesis en sus contrapartes sociales. La suma sos naturales, pero con malos gobier- torio). En México reprobamos en ca-
como factor de éxito económico. que se podría aplicar a México sugeri- de ambas es al menos un factor que nos (como nosotros en los setenta) da una de estas materias. Sin duda
La visión liberal que coloca al in- ría que la ruptura de esa confianza en permite entender las diferencias en- son un buen ejemplo de lo anterior: la debemos comenzar por mejorar la ca-
dividuo como centro y objetivo del las décadas pasadas explica la dife- tre los sesenta y la actualidad y, qui- explotación del recurso necesaria- lidad del Gobierno.
desarrollo se ve así confrontada con rencia del desempeño económico en- zá, el contraste en el desempeño eco- mente genera beneficios en la socie- www.cidac.org

RELATOS DE ANDAR Y VER Arquitectura


ERNESTO RAMOS COBO

Divagaciones de la maldad JORGE ZEPEDA PATTERSON

en Nueva York S
er una persona decente no es
cosa sencilla. Hace una se-
mana sugerí la lectura de
O como el propio autor lo señala en una entrevista
al diario El País: “ocurre que muchos chicos y
Fue un monólogo chicas de cualquier Estado americano eligen
de nuevo quedó claro que aquí se una media docena de libros para el

Y respira de forma distinta: un grito


agudo y alargado de ese guitarris-
ta que conserva aún la esperanza; un bas-
descoordinado, apenas
perceptible, interrumpido
en ocasiones por los rechinidos
paréntesis navideño. Ahora sólo ha-
blaré de un volumen, aún cuando no
estoy seguro de recomendar su lec-
marcharse a Irak a torturar gente. Éticamente
están muy confundidos, está claro. Pero se puede
entender esta confusión cuando existen juristas
tión de energúmenos gritando: “Aquí es-
del subterráneo. Hombre –me
tura. Se trata de un libro sobre la que en ese país legitiman la tortura, ¿qué puedes
tamos” con el dedo índice; un aglomerado maldad, no obstante llevar por títu- esperar? Cuando se les da una formación militar
y contorsionado río de rostros cruzando decía—amo esas cámaras. lo Las Benévolas, escrito por Jonat- con arreglo a eso, ¿qué esperas? No puedes esperar
la avenida bajo una lluvia incipiente; una Mi padre tenía una idéntica. han Littell.
que alguien no te torture porque sea un buen tipo
silueta desolada, frágil (probablemente Falleció. Son pesadas, es No es casual que esta novela se
indecisa), que lentamente desciende la verdad… Con una de ésas haya convertido en el libro del año y se apiade, debes exigir que nadie torture a nadie,
escalera hacia las fauces del subterráneo;
podría romperle la cabeza a en Europa y recibido el premio sencillamente porque existen leyes que lo prohíben
un chico pasado de kilos golpeando el
un cualquiera (y se quedaba
Goncourt, máximo galardón litera- y que eso se castigue”.
aparato, con chamarra abultada, con sus rio francés. Relata las memorias de
últimos mechones húmedos, ya, casi rom- viendo al horizonte del Maximilian Aue, un funcionario de
piéndolo y gritándole a ese teléfono que vagón, con su boca entreabierta la SS a quien “le tocó” exterminar y unos enfermos, gestos habituales inocentes han muerto “por culpa de
le devuelva las monedas; una rubia, casi de dientes filosos). Pero no torturar a enemigos políticos del ré- en su profesión. El médico tampoco nadie”. Ellos no participaron en el
albina, casi de ojos transparentes y cie- gimen Nazi durante la Segunda mató a nadie; sencillamente confir- ataque a las torres de Nueva York
gos, esperando ignoro que monedas bajo
puedo tener una en mis Guerra Mundial. Pero no se trata de mó un diagnóstico, ateniéndose a y la mayoría no había tenido alguna
un despojo de trapos sucios; una pareja manos. Si tengo una la una obra más sobre el Holocausto. criterios fijados por otras instan- relación con norteamericanos como
recargada en un poste mordiéndose los lanzo y le disparo, la hago Se trata más bien, y de allí la con- cias. El peón que abre la llave del los que oprimieron el gatillo que se-
labios con los ojos abiertos; un tren con pedazos… pufff… pufff… moción que este libro ha causado, de gas, esa persona que es, pues, la gó sus vidas. No es “culpable” el
su luz frontal que llega abrupto con su espero que me entiendas… la manera en que el ser humano que se halla más próxima en el académico neoconservador que en
carga de rechinidos; unas puertas que no puedo tener una en mis puede cometer las mayores atroci- tiempo y en el espacio al asesinato, calidad de asesor impulsó la tesis
destrabando su metálico comprimir me dades en nombre de la fe, el bien co- realiza una operación técnica bajo del “castigo preventivo contra los
ceden el paso al interior del subterráneo; manos, hombre… mún o simplemente por la legítima el control de sus superiores y de enemigos de Norteamérica”, ni el
un asiento aislado, ése, el que ya ocupo, y necesidad de hacer su trabajo de los médicos. ¿Quién es culpable, presidente reconvertido al evange-
que tiene aire de vitrina y de sala de con- cha y con la abertura unida con un segu- manera correcta y eficiente. pues? ¿Todos o nadie? ¿Por qué iba lio urgido en dar un golpe por razo-
fesiones; un brazo largo y negro que im- ro. Su cabeza era la capucha y detrás de O como el propio autor lo señala a ser más culpable el operario en- nes de Estado, ni el general eficien-
pide se cierren las puertas, y un par de la abertura –de no más de 10 centíme- en una entrevista al diario El País: cargado del gas que el operario en- te que optimiza el número de vícti-
ojos negros abordando a última hora con tros de ancho—, se lograba ver sus ojos “ocurre que muchos chicos y chicas cargado de las calderas, el jardín o mas. Y desde luego tampoco es cul-
fuerza de placa teutónica; un tren que en profundos, sus dientes afilados, su pio- de cualquier Estado americano eli- los vehículos?” pable el soldado que dispara a un
su acelerar se reitera como el teatro de cha rala y canosa. Ya había yo percibido gen marcharse a Irak a torturar Esto es válido incluso para el turbante amenazador. Ni el oficial
todos los sueños. su curiosidad por mi armatoste, pero no gente. Éticamente están muy con- soldado que dispara su fusil en la que “interroga” prisioneros, con-
Me metí a este tren subterráneo neo- me di cuenta que me estaba hablando. fundidos, está claro. Pero se puede sien de otro hombre. El condenado vencido de que la información que
yorkino por pura casualidad. Me ocurrió Decía algo así como la cámara… y hacía entender esta confusión cuando fue puesto allí por otros hombres. arranque salvara vidas de compa-
de pronto andar en una calle húmeda y un gesto como de armar un cubo Rubik existen juristas que en ese país legi- El que aprieta el gatillo no es más triotas. Todos “hacen” su deber.
de frío, después otra, una escalera, unos imaginario, mordiéndose los labios y timan la tortura, ¿qué puedes espe- que el último eslabón de la cadena Sólo son personas cumpliendo con
frenéticos mordiéndose los labios, y unas volteando a verme desde sus ojos pro- rar? Cuando se les da una formación de quien se espera no se haga más su trabajo, es decir, desencadenan-
puertas como preámbulo de este asiento fundos. Entonces fue que le ofrecí que la militar con arreglo a eso, ¿qué espe- preguntas. “Como la mayor parte do el mal, de manera sistemática,
donde veo pasar una a una las estaciones tomara. Que la tuviera en sus manos. ras? No puedes esperar que alguien de la gente, no pedí convertirme en atroz y devastadora.
del Metro. Me gustaría tener aquí un es- Que la agarrara. Pero él se negó con no te torture porque sea un buen ti- asesino, Si hubiera estado en mi ma- Es exactamente el mismo meca-
pejo, y verme, y sentir la soledad de aho- gesto de repulsión y casi lanzó un aulli- po y se apiade, debes exigir que na- no, me habría dedicado a la literatu- nismo que permite la reproducción
ra, mas sólo tengo las mismas ventanas do. Entonces empezó a hablar. die torture a nadie, sencillamente ra”, concluye el oficial nazi. de la corrupción o la injusticia en
del vagón, que borrosas reflejan entre Fue un monólogo descoordinado, porque existen leyes que lo prohí- Ciertamente hay sicópatas en la México. Eso es lo que lleva a mu-
ráfagas de luz mi imagen más nítida: apenas perceptible, interrumpido en ben y que eso se castigue”. guerra que se solazan con la cruel- chas personas a dormir con tranqui-
unas ojeras, un gorro de colores y colga- ocasiones por los rechinidos del subte- La verdadera maldad no se en- dad. Pero las atrocidades masivas lidad a pesar de trabajar en juzga-
da en el cuello una Nikon f2. rráneo. Hombre –me decía—amo esas cuentra en el comportamiento de son cometidas por hombres y muje- dos y prisiones de Chiapas que han
Esa cámara aún es de filme y es la cámaras. Mi padre tenía una idéntica. los sicópatas, sino en la aceptación res que siguen haciendo en la gue- condenado a chivos expiatorios por
que comúnmente uso. La luz se debe me- Falleció. Son pesadas, es verdad… Con activa del hombre común y corrien- rra lo mismo que hacían durante los la matanza de Acteal; o lo que con-
dir manualmente, ajustar la velocidad o una de ésas podría romperle la cabeza a te que se convierte en una máquina tiempos de paz: obedecer órdenes. duce a ministras de la Suprema
aperturar el diafragma. Es un bloque du- un cualquiera (y se quedaba viendo al trituradora de otros hombres. Así “Los hombres corrientes que for- Corte como Olga Sánchez Cordero a
ro de metal con aire de sueño de anticua- horizonte del vagón, con su boca entre- lo explica el propio torturador: “en man el Estado son el auténtico peli- votar a favor del “Gober Precioso” y
rio: con ella es necesario pensar la ima- abierta de dientes filosos). Pero no pue- el programa de exterminio de los gro. El auténtico peligro para el su procuradora, a pesar de que eso
gen previamente porque cada rebobinar do tener una en mis manos. Si tengo enfermos, seleccionados mediante hombre soy yo, y sois vosotros”, di- abrirá la impunidad de otros gober-
son pesos menos; con ella la emulsión son una la lanzo y le disparo, la hago peda- disposiciones legales, los recibían ce el personaje. nadores para torturar y victimizar.
químicos verdaderos sabor salitre; con zos… pufff… pufff… espero que me en- en un edificio unas enfermeras pro- Él no escogió estar allí de la La verdadera maldad no reside en
ella no existe la infatigable e indiscrimi- tiendas… no puedo tener una en mis fesionales que registraban la en- misma forma que la víctima tam- el pederasta que atormenta a meno-
nada imagen olvidada en el interior de un manos, hombre… trada y los desnudaban; unos médi- poco lo hizo, argumenta el tortura- res, el funcionario que urde corrup-
disco duro; con ella –gracias a ella— es Eso fue lo último que dijo. No oí más. cos los examinaban y los llevaban a dor. ¿De veras? ¿No hay elección? telas o el judicial que secuestra per-
posible beber jazz, quietamente, en un Impetuoso, de pronto, se levantó co- un cuarto cerrado; un operario ¿Lo único que nos separa de con- sonas en sus ratos libres. El corazón
cuarto oscuro por ininterrumpidas horas. rriendo hacia el fondo del vagón, abando- abría el gas; otros, limpiaban; un vertirnos en un asesino –peor aún del mal consiste en creer que eso no
Probablemente por eso la f2 le llamó nando al cerrar la puerta. Todavía lo vi policía extendía el certificado de en un torturador- son las circuns- tiene que ver con nosotros, y que,
la atención a ese mi vecino de asiento. monologando, ya en movimiento, mar- defunción. Cuando, después de la tancias? Creer eso y aceptarlo es cuando lo tiene, creer que el hecho
Un chico alto, flaco, con una barbilla ra- chándose para siempre rumbo a la salida. guerra, interrogaron a esas perso- la verdadera maldad, y ésa es en el de obedecer órdenes nos exime de
la y una piocha larga y canosa. Andaba Sin duda este sitio respira de forma dis- nas, todas dijeron: ¿Culpable yo? fondo, la tesis de este libro terrible toda responsabilidad. El verdadero
encapuchado. Traía una de esas sudade- tinta. La enfermera no mató a nadie, se y desesperanzador. mal consiste en vivir de rodillas.
ras grises de basquetbolista con capu- ramoscobo@hotmail.com limitó a desnudar y a tranquilizar a Cientos de miles de iraquíes www.jorgezepeda.net

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