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CARTA DE UN COMBATIENTE DE LA GUERRA

DEL PACIFICO QUE PERTENECIÓ A LA 2ª.


COMPAÑÍA DEL BATALLÓN ATACAMA Nº 1

Tacna, 15 de Junio 1880


Mi querida mamá:

Salud i felicidad les desea a todos quien las quiere i solo desea para Uds. Días de
ventura i tranquilidad.

Tan luego que estabamos en comunicación con nuestro Chile pensé en Uds. I escribi
una carta, tan solo para anunciarles lo nuevos triunfos de las armas chilenas i la forma
con que su hijo peleó en la memorable acción del 26.

Nada podía calmar mi justa desesperación; pues, comprendía demaciado bien, que la
noticia de la gran batalla del inmenso triunfo; no sería para Uds, sino un motivo de
dolor i de horrible ansiedad. En los momentos de la lucha nada se piensa; el hombre
desnudo de sus sentimientos, es una fiera rabiosa, que tiene solo el instinto de matar
antes que la muerte lo saque del combate.

Pero: después, el mas agudo dolor, la mas honda pena hiere i destroza nuestro pecho!
Ahí cuan horrible es el día

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que sigue a una batalla! El campo sembrado de cadáveres i heridos cuyos clamores
conmoverían al corazón más duro, es el triste espectáculo que sigue a la batalla i luego
nuestro pensamiento vuela a Chile i un nuevo pesar nos abruma i desconsuela!

Al recorrer el campo encontré amigos i jefes queridos que en su lecho de sangre


dormían el sueño eterno, amigos horrorosamente heridos y próximos a exalar, después
de sufrir increíbles torturas, si, porque nuestros heridos estuvieron abandonados a la
intemperie en una noche en que el frío, el hambre, la sed, fueron sus únicos
compañeros!

Luego mi pensamiento estaba con Uds i presentía que tan triste i desolador espectáculo
Uds se lo imaginarían, i me verían en su dolor en medio de tantos infelices. Tanto me
preocupó esta idea que solo pude tranquilizarme cuando tuve la inmensa dicha de
escribirles.

Quería contarles los mil sangrientos cuadros que a mis ojos se ofrecieron después de la
batalla; pero creo que es trabajo difícil, imposible; de modo que apartando mi vista de
tantos horrores me ocuparé de la lucha i sus incidentes; también siento no poder hacerlo
en general; pues que como soldado mas me preocupé de mi rifle que de ver los
movimientos de nuestra línea i de la del enemigo. Nues-

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tra línea de batalla ocupaba mas de una legua de modo que solo podemos detallar lo que
hizo nuestra división, menos talvez.

Salimos de Sama el Jueves 25 poco después de la salida del, sol en el orden siguiente: A
vanguardia la primera división, le seguía la segunda i a retaguardia marchaba la 3ª. La
4ª iba al cuidado del parque. La artillería i caballería debían salir 4 o 5 horas después.

A las oraciones estabamos a dos leguas del enemigo i acampamos para esperar el día.
En la noche tres centinelas de nuestras avanzadas casi se confundieron con los cholos,
de modo que hubo varios tiroteos.

Llegó el día i con ella farsa, apenas se hubo disipado la neblina vimos que una división
del enemigo estaba casi encima de nosotros.

Poco después nuestros cañones hicierón se retiraran. Cuatro Compañías guerrilleras de


nuestra división principiaron a avanzar a medida que ellos retrocedían. Luego también
todo el Ejército principió a avanzar en linea.

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A 3,000 metros rompieron ellos el fuego de cañón que fue contestado con un unísono i
atronador ¡Viva Chile!

Nuestra artillería rompió poco después un certero i nutrido fuego sobre la línea
enemiga.

Los primeros disparos del enemigo quedaron cortos pero, los que siguieron fueron mui
buenos, pues las granadas reventaban en medio de las filas de la División.

Funcionó la artillería una hora i obtuvo magnificos resultados; porque la del enemigo
apenas hacía fuego.

La infantería seguía avanzando i una loma oculta a nuestra vista las compañías
guerrilleras de vanguardia, de repente sentimos un nutridísimo fuego de rifle, las
guerrillas estaban ya a tiro de rifle i el enemigo en número de 4.000 rompieron el fuego
sobre ellas.

Media hora sufrió ese puñado de hombres el fuego inmenso del ejército enemigo.

La 2ª Compañía del Atacama, al mando del bravo Torreblanca avanzó hasta ponerse a
100 metros del enemigo. Un capitán del Santiago le dijo; “Capitán hagamos fuego a pie
firme hasta que llegue la División”.

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No pienso así contestó mi Capitán i creo que sino retroceden a balazos retrocederán a
bayonetazos. I como para probar sus palabras mandó a tocara la carga. Los soldados
vierón que iban a estrellarse contra un doble muro de bayonetas, que marchaban a una
muerte cierta; pero animados con el ejemplo del Héroe corrierón serenos a encontrar la
honrrosa tumba ! Allí murió él mandando cargar a sus soldados i animándolos con su
noble ejemplo. Jamás será suficientemente deplorada la muerte, de ese noble joven. El
era el mas simpático de nuestros oficiales, en una palabra era el brazo derecho de
nuestro batallón.

Muerto el i el Subteniente Martínez la 2ª empezó a retirarse; pero volvió


inmediatamente que nos vieron a avanzar.

Mi batallón se dispersó i luego avanzó de frente rompiendo el fuego a muy corta


distancia. Igual cosa hizo el Santiago i el segundo que estaba a nuestra derecha.

Un fortín que tenía el enemigo a la derecha hacia sobre nosotros un nutrido fuego, las
granadas reventaban sobre

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atacameños.

El enemigo avanzaba a paso de carga i como nuestra izquierda no había ningún cuerpo,
pudieron flanquearnos consuma facilidad.

De esta manera los Atacama se vio envuelto por una infernal lluvia de granadas, de
balas de ametralladoras i rifles. El enemigo avanzaba hasta en cuatro filas i por resistir a
tan valioso i violento ataque tuvimos que retirarnos como una cuadra; para
concentrarnos.

La retirada se hizo paso a paso i muy en orden, hasta que se creyó conveniente. El
enemigo al pasar sobre nuestros heridos los destrozó a bayonetazos, llenando con esto
nuestros corazones de odio; inmediatamente que se oyó el toque de “A la carga
Atacameños”. Todos prorrumpieron en un entusiasta ¡Viva Chile! Cargaron como furias
sobre los peruanos que creyeron cierta nuestra retirada, venían mui risueños i contentos.
Hicieron alto i nos esperaron a pie firme; pero cuando se convencieron de que nuestra
carga era hecha con la resolución de vencer o morir empezaron a ceder poco a poco,
hasta que se convirtió en verdadera fuga. El miedo les dio alas; pero no los puso tan
luego fuera del alcance de nuestras balas que le hacían numerosas bajas.

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Los heridos fueron muertos a culatazos en retorno de lo que habían hecho con los
nuestros, el día de combate. No se hizo prisioneros, todo los que caían en poder nuestro
fueron muertos como perros… Ellos lo quisieron así.

El Santiago i el Segundo fueron reforzados por el Coquimbo i Chacabuco i lograron


casi a un tiempo con el Atacama derrotar al enemigo.

Al mismo tiempo el fuerte atacado por la izquierda de nuestro batallón i por la 3ª


Divición, caía en nuestro poder.
En la derecha la 1ª Divición se batió heroicamente i arrolló al enemigo al mismo tiempo
que lo derrotaba en el centro i en la izquierda.

Durante las 4 horas de combate de nuestra artillería colocada a retaguardia a 2.500 mts
hizo un certero fuego sobre el fuerte i sobre la infantería enemiga.

Apenas se conoció la derrota del enemigo, la caballería empezó a perseguirla, logrando


hacerles una mortandad horrorosa.

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Al frente de la 2ª Divición o mejor dicho en el centro había dos ametralladoras i dos


piezas de artillería que nos causó mui graves daños.

Nuestras ametralladoras no pudieron funcionar bien. Las bajas de enemigos se aprecian


en un número cuatro veces mayor que el número a que asciende las nuestras.

La 3ª Divición que atacó de frente al fuerte agotó sus municiones; pues la resistencia
fue tenaz. Los Carabineros de Yungay se ocuparon en distribuirles municiones.

La 1ª Divición sufrió también el terrible fuego de dos ametralladoras; sufriendo muchas


bajas; pero a pesar de todo arrollarón al enemigo.

Cuatro horas de un endemoniado fuego tuvimos que sufrir i el enemigo las


consecuencias de tan vergonzosa fuga con fuerzas superiores a las nuestras, con buena
artillería i mejores ametralladoras no tuvieron el valor de resistir hasta quemar el último
cartucho.

Verdad es también que durante las 4 horas de combate pelearon con el mismo ardor,
que los chilenos; pero cuando nos vieron relucir nuestras bayonetas, el pánico más
espantoso

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se apoderó de los aliados i no pensaron sino en salvar el pellejo sin embargo no fueron
muchos los que tuvieron esa dicha.

Es esta la gran batalla relatada en pocas lineas i sin orden ninguno, pues como digo mas
arriba no me preocupé sino de mi rifle. Cuando el enemigo estuvo a 30 pasos de
nosotros, fue la única vez que miré nuestra linea i vi con placer que en toda ella
peleaban no como hombres sino como leones. Cuando digo también más arriba la 3ª i 4ª
Divición que estaban a nuestra izquierda, tardaron mucho en llegar i resultó de ese
atraso, que el Atacama quedara aislado, durante una hora i media.

Por consiguiente fuimos nosotros los únicos que pudimos pensar en derrota i sin
embargo jamás cruzó nuestras mentes tan negra idea; por el contrario todos los
corazones estan alegres pues, todos teníamos la convicción de que una espléndida
victoria coronaría nuestros esfuerzos.
Así es que todos avanzaban y serenos, desafiando a la muerte; los Jefes con heroíco
esfuerzo estimulaban a los soldados i el noble sacrificio de estos le a-

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lentaban a ellos. Hubo muchos que ciegos de coraje i despreciando la vida fueron a
buscar la muerte en medio de las filas enemigas.

Mi ayudante Arce, dio pruebas de un valor sin límites de un heroísmo sin igual
¡ Cuando mas cerca estabamos del enemigo gritó con atronadora voz. “A ellos, a la
carga bravos Atacameños” i clavando las espuelas al caballo fue a revolverlo en medio
de los espantados cholos repartiendo a derecha a izquierda tremendos hachazos; volvió
a nuestras filas; pero arrastrando sin duda por su destino arremetió por dos veces mas al
enemigo, hasta que una bala traidora puso fin a tan preciosa existencia. Desapareció de
entre nosotros para ir a ocupar en el templo de la inmortalidad un lugar de preferencia
entre nuestros heroes.

Los soldados, arremetiron con furia i desde ese momento el enemigo empezó a ceder,
hasta que, impotentes para resistir tan temerario empuje, empezaron a retirarse
desordenadamente.

¿Cómo murieron nuestros demás oficiales? Imitando el denuedo increíble, el arrojo sin
rival de nuestros nobles Jefes, de nuestro querido amigo Arce, como Torreblanca,
condignos de que sus nombres se inmortalicen en el bronce.

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Nuestro comandante, como ajeno a todo cuanto sucedía seguía inperterrico por las
huellas de sangre que ivan dejando sus soldados. Antes de saber la muerte de sus dos
hijos, seguro estoi que su corazón rebosaba de alegría i cuando fue sabedor de tan
irreparables perdidas, su corazón estaría oprimido de dolor, pero en su semblante ni
alegría, ni dolor se reveló, sino el valor sereno de los heroes.

Todos los cuerpos han rivalizado en arrojo i decisión. Muchos Jefes de Cuerpos han
sido heridos porque ivan a la cabeza de su tropa estimulándola con la palabra i con el
ejemplo….

El Coquimbo es uno de los cuerpos que mas a sobresalido el estandarte fue traspaso 18
veces. 3 oficiales, 2 sargentos i varios soldados, murieron a la vera de tan querido
estandarte.

Los primeros que llegaron al fuerte fueron 1 oficial, el Subteniente Castro del Atacama i
varios soldados al mismo tiempo que entraban por otro lado oficiales i soldados del
Lautaro.

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Cuando se sostuvo a pie firme el fuego por una i otra parte hubo una mortandad
horrorosa i tal fue que para siempre han quedado allí demostrandolo dos líneas de
cadáveres en mas de una legua de extensión. Es esta una verdadera curiosidad i una
prueba de la tenaz resistencia que el enemigo puso i del esforzado empuje con que se
venció todos los obstáculos i dificultades que impedían nuestro paso.

La carrera del enemigo se hacía cada vez mas precipitada i nosotros a pesar de nuestros
deseos de darles alcance nos resolvimos a seguirles paso a paso. En las Ambulancias
enemigas encontramos gran número de heridos enemigos que al vernos se arrastraban
por el suelo pidiendo misericordia; algunos lloraban como niños i dos decían que eran
muy afectos a los chilenos i que habían sido obligados a tomar las armas en contra
nuestra. Cuando llegamos frente a Tacna, mandaron un parlamentario a pedir la plaza;
los peruanos hicieron fuego sobre él.

El general ordenó entonces a la Artillería que hiciese fuego a la ciudad ….. comenzar i
…… se rindiera la plaza, el est…(ilegible).. pero la entregó . A nosotros los acamparon
a poca distancia del campo de batalla

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Durante muchos días nos ocuparon en recoger heridos, enterrar muertos i recoger armas
i municiones.

Una vez que se terminó esta piadosa tarea nos acamparon en la población, donde nos
alojaron en una Quinta de los suburbios de la población.

La tan famosa ciudad no es como la pintaban. Sus edificios son de mal gusto; sus calles
estrechas i sucias i en toda la ciudad se respira un aire fétido que proviene de las
acequias que cruzan las calles.

Tiene en cambio hermosísimas i mui simpáticas morenas que consiguieron lo que no


logró el ejército aliado, es decir rendir a los chilenos. Con mucha insistencia corre el
rumor que nos llevan a Copiapó i que tanto el Intendente como nuestro comandante
trabajan con mucho empeño en este sentido.

Habiendo quedado casi solo en la Compañía porque los otros sargentos han caido …
(ilegible)…, casi no tengo tiempo para escribir i esta que solo era un borrador me veo en
la

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necesidad de mandarla.

La toma de Arica fue una tragedia sangrienta, conosco los pormenores pero me falta
tiempo para darlos a conocer.

Juan M …(Ilegible).. estuvo aquí ….. (ilegible).. saludara a nombre de él.

Nuestros heridos no han podido ir todos porque algunos lo estan de mucha gravedad.

Como Ud habrá visto en los diarios este es el cuerpo que mas bajas ha tenido.
Un abrazo a todos los amigos i a todos los de mi casa i Ud recibalo de su hijo que tanto
la quiere.

José Antonio Tricó V.

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