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RELATOS DEL PERSONAL DEL BATALLÓN “QUILLOTA”,

APARECIDOS EN EL DIARIO “EL CORREO DE QUILLOTA”


1880-1881. PRIMERA PARTE.
Recopilado por Eduardo R. Linqueo L. *
Q.E.P.D

El viaje del Batallón Quillota.- (Relato del Sub-Teniente del Batallón Francisco
Figueroa Brito).
Sumario: La orden de marcha-Preparativos el viaje a Santiago-La prensa de la
Capital-Los reverendos padres de la Merced-Nuestra gratitud - Distribución de
escapularios-La partida de Santiago-En viaje a Quillota - Decepción y reflecciones -
Llegada a Valparaíso-Los voluntarios brotan-A bordo del Amazonas-En marcha-La
navegación-En alta mar-Antofagasta-Recuerdos-La costa norte-El desembarco-Iquique-
Nuestro alojamiento-Domingo Quiróz - Resumen - Nuestra vida de campamento.
Iquique, setiembre 28 de 1880.-
Mui señor mío:
La última vez que conmovidamente me despedí de Usted, quizás para siempre,
pensando en el destino que cada cual tiene en el mundo, me prometí escribirle a Usted
todo lo que viese y me sucediese desde la salida del Batallón Quillota, al que tengo el
honor de pertenecer, hasta los pueblos del Perú donde se acantonase, aunque fuese por
ocho días. Quiero que usted sepa y trasmita a las demás personas amigas de usted y
mías, las impresiones que mi alma esperimente mientras dure al servicio de mi querida
Patria.
Por cierto que seré el último en retirarme de esta gloriosa guerra que Chile
sostiene contra sus dos enemigos, el Perú y Bolivia, si es que salve el pellejo de las balas
y me libre de las plagas inherentes a la guerra y a las localidades que pisemos, o que mis
superiores me consideren inútil para seguir sirviendo en el ejército. Si nada de esto hai
cumpliré hasta la última etapa de esta campaña.
Dispense estos arranques del patriotismo: usted me conoce mucho, sabe que no
soi fanfarrón, he visto que desde el principio de la guerra he trabajado en todo sentido
por salir, desde los primeros días en que Chile determino castigar la felonía de las dos
enemigas de la Patria nuestra que, solo el pronunciar su nombre electriza y conmueve el
corazón de todos sus hijos. Por consiguiente, es la verdad lo que en esta y en las
posteriores que le escriba verá estampada.
Pido otra disculpa: al escribir esta mi corazón que se dirije a tantos amigos y
protectores que dejé en esa, y que quisiera que cada uno supiese lo que espongo,
diciéndoles que la consideren como dirigida propiamente en particular a cada uno; pero

* Investigador del Museo Histórico Arqueológico de Quillota.


Fallecido recientemente.

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si el tiempo me falta para escribirle a todos, les prometo que cada carta que reciba será
contestada inmediatamente. ¡ Oh, querido señor! Solo saliendo de su Patria y pensando
en la familia y amigos, y en tantas cosas que halagan el corazón, y que se dejan con tanto
gusto por servir y defender el honor de esa patria, solo así se conoce mas grande, mas
intenso y mas ardiente el amor por ella. ¡Bendito y feliz sea siempre mi amado Chile!
Por fin pasemos al objeto materia de esta: Cuando nos llegó
la orden tanto tiempo deseada de prepararnos para salir, fue inmenso el contento de los
soldados como triste se pusieron los que se quedaban en este hermoso pueblo. En el
cuartel no veía mas que preparativos de marcha i se oían los gritos de ¡Viva Chile!,
Acompañados de palabras o expresiones oportunas y alegres que siempre profiere la
generosidad de nuestro Pueblo.
La despedida usted la presenció, y el camino a Santiago no fue mas que un
continuo gritar y cantar los himnos de la Patria y Yungai.
La entrada a Santiago fue, puede decirse, una verdadera ovación.
La prensa de la Capital habló sobre esto, del mismo modo que de la
comportación de nuestro cuerpo en el tiempo que residió en ella, como también de las
paradas militares de los días 18 y 19 del presente.
No puedo menos que demostrar en ésta la gratitud que el que suscribe, demás
oficiales y tropa del Batallón Quillota tiene para con los reverendos Padres Mercedarios,
por el desprendimiento tan generoso que tuvieron con nosotros, tanto por el hermoso
local que nos facilitaron, que ahí vivían como unos grandes regalones, como por los
muchos cariños, regalos y atenciones que nos hicieron. Que la Providencia colme cada
día mas y mas de toda clase de prosperidad y de excelente salud a esos dignos y
bondadosos padres.
En el sentimiento de la gratitud que abriga todo noble corazón el que les
dirijimos. Y aun mucho mas les deberíamos, si el Venerable Provincial hubiese dejado
que uno de esos dignos religiosos nos hubiese acompañado como capellán, como lo
deseaban algunos de ellos; razones poderosas que nos espuso el Provincial han
impedido que se satisficiese este patriótico deseo.
Nuestra salida de Santiago fue mas solemne todavía. Antes de marchar para la
estación el Batallón salió a la calle, y en la Plazuela de la Merced y calles adyacentes que
conducen a la Plaza de Armas se formó el Batallón en dos filas, abriendo calle, y todos
arrodillados y al toque de himnos marciales, recibió el escapulario de Nuestra Señora de
las Mercedes, puesto que varios religiosos de la orden con todas las ceremonias de estos
casos.

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¡Que imponente y majestuoso era esto! ¡Cuantas lágrimas rodaron del corazón a
los ojos! ¡Cuantas se vieron correr por los rostros de muchos de los que estaban
presentes y aun en el de los mismos militares! No olvidaré jamás la impresión que me
causo ver a mi valiente Mayor Ramirez al recibir el escapulario, ni tampoco lo que me
ocasionó mi arrogante Comandante, ni la de mi hijo Francisco 2º. La Providencia me es
testigo de la fé con que le pedí que a todos los que formamos es este Batallón nos diese
fuerza, valor y corazón para sobrellevar con paciencia y honor toda la campaña, y volver
a nuestro Chile bien cubiertos de glorias adquiridas en buenas y valientes jornadas y
batallas.
Concluida esta ceremonia marchó el Batallón por la Alameda seguido de un
numeroso acompañamiento de jente. Nos embarcamos en buén orden y salimos a los
gritos atronadores de ¡Viva Chile!, y al son de la Canción Nacional. Ví llorar a muchas
personas a nuestra despedida.
El camino diré fue mas alegre de regreso que cuando íbamos a Santiago. Nos
alegraba por otra parte el pensar que íbamos a ver a Quillota y a nuestras familias, pero
también nos causaba tristeza la idea de la separación, quizá eterna, que tendríamos que
hacer. Las estaciones por donde pasábamos estaban llenas de jente: parecía que todos
se habían dado cita para recibirnos. De muchas personas recibimos puñados de flores
que nos tiraban.
La pasada por Quillota no puedo describirla: nos causó a todos un rato
desagradable el que no hubiese parado la máquina dos minutos a lo menos. Mas,
reflexionando después, digo la verdad, vimos que fue bien acertada la medida de que no
parara el tren, porque habría sido mui terrible la separación, sobre todo de las familias
que quedaban en esa. Mas vale así; por la Patria se debe empezar a sufrir esto y otros
disgustos y dolores peores: en eso estriba el carácter del buen chileno. Quien ama a su
Patria y se sacrifica por ella, ama a su familia, amigos y protectores.
Llegamos a Valparaíso y ahí nos encontramos con que la estación estaba llena de
un gentío inmenso, y que no podíamos marchar al lugar donde deberíamos
embarcarnos.
Era tanto el entusiasmo que le diré lo que me pasó a mi:
Mientras hacia embarcar los bultos y equipajes de nuestro Batallón se me
presentaron cinco individuos pidiéndome los llevase en el cuerpo, o trabajase porque los
admitiesen de soldados, entre los cuales habia dos jovencitos mui decentes. Yo les
espuse que nuestro Batallón tenía mas jente de la dotación requerida, que no se
admitían mas voluntarios decididos y no soldados que después se hubiesen de arrepentir
y quisiesen retirarse. Me contestaron que no se arrepentirían jamás, que lo habían

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pensado mucho y que solo esperaba que llegase el Batallón Quillota para enrolarse, pues
eran quillotanos y que querían ir a Lima cobijados por nuestro estandarte.
Yo les hice varias observaciones. Todo esto sucedía delante de un gentío
inmenso que nos rodeaba.
Por fin viendo tanta exigencia, aplaudí este proceder, y solo me lleve cuatro para
presentarlos a mi Comandante, dejando uno porque lo consideraba enfermo y débil.
¡Cual sería mi sorpresa cuando a bordo del “Amazonas” me encontré con que se habían
agregado al Batallón una veintena mas de valientes voluntarios? Dígase lo que quiera, el
Batallón ha sido afortunado en todo lo que ha hecho y en todas partes donde ha estado.
Que le sea también propicia la campaña y entrada a Lima y esta dicho y hecho todo.
El “Amazonas” era un colmenar, pues estaba lleno de militares de diferentes
cuerpos: llevaban sus 1500 a 1800. El número total de oficiales, inclusa la oficialidad
nuestra, sería como cerca de 200.
La despedida del nuestro fue vivando a Chile y cantando.
Pocas horas después muchos estaban ya mareados. Dormimos todos contentos
y de la manera que cada cual pudo acomodarse, abrigándose con un poncho. Esto
sucedió en la noche del Martes 21. El día Miércoles se acomodó mejor la tropa y se pasó
el día sin novedad tocándose de tiempo en tiempo piezas musicales que alegraban mas
el alma del chileno. El jueves y el viernes lo mismo; tan contentos iban todos que se
improvisaban bailes y se tocaba mucho la alegre cueca.
Todos estos días no vimos tierra, porque el “Amazonas” se internó mar adentro,
solo el viernes a las 10 A.M. divisamos a lo lejos el ancla que existe en una de los cerros
de Antofagasta. La mar estaba brava ese día; el sol no lo habíamos visto tampoco.
A la una ya estábamos ya en la rada de Antofagasta, donde el buque se detuvo
como una hora para que bajasen a tierra cuatro oficiales del Melipilla, después de la visita
de estilo de la Capitanía
Desde este punto ya nuestra memoria comenzó a recordar hechos gloriosos
realizados por nuestros valientes marinos en la actual contienda. ¡Honor y gloria
inmortal! A todos ellos, a Arturo Prat, que simboliza la gloria y el lema legendario que
dejastes para siempre ante la faz del mundo de que “Un chileno jamás se rinde sino
muere por su Patria”, mi corazón te paga un tributo de admiración y de gratitud, y pronto
estaremos postrados alrededor de vuestra tumba para recordar tu vida y tus hechos, y
también bendecirte, asimismo la oficialidad del Batallón Quillota depositará sobre su
tumba gloriosa una corona y una lágrima de gratitud.
Siguió el Amazonas su camino cerca de la costa, y aunque a la distancia, vimos
los cerros y los lugares de los ataques o combates que tubo nuestra escuadra contar la

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del Perú; Angamos, Chipana, Punta Gruesa, etc.


El Sábado llegamos a Iquique y desembarcamos como a las doce del día en
medio de mucha gente del Rengo, y al son de los himnos de Yungay y la Canción
Nacional. Todos aquí han admirado la bizarría y moralidad de la tropa y cuando han visto
al Batallón de parada, con su estandarte y banda de música, haciendo sus evoluciones al
toque de corneta, se han sorprendido y no creen la prontitud con que se organizó en tan
poco tiempo. De lo que espreso me atengo a la prensa de este pueblo para que se juzgue
de mi veracidad.
No diré nada de este pueblo, pues bastante conocido lo tienen por los muchos
detalles que se han dado tanto en cartas privadas como por la prensa. Solo sí le diré que,
a cualquier punto que se mire en esta tierra del Perú solo se encuentra tristeza, aridez, y
me parece un terreno así como si hubiese sido maldecido por la Providencia; esto es, en
comparación al terreno mas inculto y abandonado de mi Patria.
No en vano dicen los extranjeros que Chile es el paraíso de América.
Aquí estamos todos contentos: tanto la tropa como los oficiales están bien
comidos y atendidos. La tropa esta distribuida en dos grandes cuarteles situados en la
misma calle, y a distancia de cuadra y media uno de otro. La casa de la oficialidad del
cuerpo es espaciosa, bien ventilada y bonita. Todos los oficiales comemos juntos en una
mesa bien larga mandada a hacer a propósito. Se nos suelen juntar algunos oficiales de
otros cuerpos, de modo que, las dos veces que comemos al día, nuestra mesa esta
siempre bien animada y bulliciosa, no faltando los brindis sazonados con sabrosa chicha
chilena, y bien condimentada comida que nuestro simpático amigo Domingo Quiróz
sabe hacerla y dirijirla.
A propósito de este entusiasta amigo, le estamos muy agradecidos por la fineza
que ha hecho, acompañándonos hasta este pueblo, y ahora a determinado
acompañarnos y compartir con nosotros las peripecias de la campaña. Un ¡Hurra! Por
este entusiasta. Seguro estoi que en esa lo echarán de menos.
De viaje no sabemos cuando nos movamos, pero se corre con mucha insistencia
que aquí se formará una división que operará sobre las fuerzas de Leiva, Arequipa. En
fin, lo que sea tronará y ojalá sea pronto, pues nuestro Batallón ansía pelear y adquirir
glorias, aunque sea a cuestas de las tres cuartas partes de su dotación. Es verdad que
todavía no se ha ejercitado al tiro al blanco, pero lo hará pronto, según he oído decir.
Por último nuestro método de vida es enteramente militar: solo nos ocupamos
en estar bién aptos en esta materia. Se trabaja desde las 04,30 A.M.. Todos estamos
buenos y satisfechos, acordándonos mucho de los que dejamos en ese pueblo.

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Basta, no le escribo mas porque ya sale el correo, y ni el tiempo de sacar en


limpio esta carta hai. Dispense pues el desaliño y borraduras con que va escrita.
Le prevengo que haga el uso que crea conveniente de esta carta; publíquela si le
parece.
Mande alguno a casa a saludar a mi familia en mi nombre. Dígnese contestarme
y mándeme algún periódico cualquiera.
Reciba espreciones de gratitud y amistad de S.S.
Francisco A. Figueroa B.
Iquique
Sumario: Romería al Cementerio-La tumba de Arturo Prat- Discurso del
Subteniente del Batallón Quillota don Francisco Figueroa Brito.
Octubre, 4 de 1880.
El día de hoy el batallón Quillota hizo una esplendida romería al cementerio de
Iquique, con el propósito de meditar en la vida y hechos de Arturo Prat, Serrano y demás
compañeros de heroísmo. Al efecto salio todo el batallón armado con su banda de
música, seguido de una inmensa concurrencia de pueblo. El acto fue imponente y
conmovedor.
Esta romería se hizo a nombre de la Provincia de Valparaíso, donde existe el
sagrado hogar del héroe que abrió la primera página de gloria de la presente guerra, y
mas en particular por el de Quillota.
La sepultura de Prat es tan modesta como la de los pobres de solemnidad. Una
sencilla reja de madera llena de inscripciones y firmas de los que la han visitado, es todo
lo que se ofrece a la vista del que la contemple. En su cercanía se encuentra la tumba de
Serrano y otros, tan humildes como la primera.
Los sepulcros de los grandes hombres no necesitan mas brillo que el de sus
propias virtudes.
Lo mas notable de esta romería fue el discurso que pronunció junto a la tumba
de Arturo Prat el Subteniente del Batallón Quillota, don Francisco Figueroa B.
Tanto la tropa como la concurrencia que lo acompañaba lo escucharon con
emoción y en medio de un respetuoso silencio. Helo aquí:
“Señores:- Nos encontramos delante de la modesta tumba del glorioso e
inmortal Arturo Prat, y alrededor de esta misma tumba se encuentran reposando el
sueño del justo los demás compañeros que con el tuvieron la gloria de morir por la Patria.
¡Loor y Gloria eterna a ellos!
¿Qué objeto tiene, señores, esta romería? ¿A que se presenta aquí
el batallón Quillota? ¡Ah, es que hemos venido a depositar sobre esta tumba histórica,

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donde yacen los restos del mártir del sacrificio, del amor a la Patria y del deber severo y
exacto, una lágrima de gratitud y de admiración! Los derechos al reconocimiento y a la
gratitud son pues mui justos y fundados, como son los motivos naturales del deber
patrio. Es que hemos venido a fortalecer nuestro espíritu para prepararnos con ardor y
valentía a soportar la ruda campaña que pronto vamos a emprender para ir a castigar la
felonía de nuestros enemigos en el centro mismo, en el corazón de esa Nación que nos
ha ofendido, y cuyo territorio que actualmente pisamos es una etapa de la hermosa
epopeya de glorias conquistadas por los valientes del ejército chileno que ya nos han
precedido. Es que hemos venido a pedir las inspiraciones del patriotismo al espíritu del
para siempre heróico e inmortal Prat, a fin de imitar y seguir el ejemplo que nos dio en el
hecho memorable del 21 de Mayo de 1879.
Ved el alma de ese valiente marino que, dominada del amor del bien público, del
amor a la Patria y de la consigna impuesta por el deber de sus jefes, llena de feliz
entusiasmo, de una pasión tan fuerte que lo hace olvidarse de si mismo, para pensar solo
en el brillo puro de la estrella inmaculada de Chile, hace que la tripulación de la gloriosa
Esmeralda y Covadonga solo se inflamen en el deseo de darle mas glorias a la Patria; solo
ven este objeto y se sacrifican gustosos por obtenerlo.
La gloria es el patrimonio de los que hacen grandes bienes al hombre, a la Patria
y a la humanidad. Por último es que hemos venido no solo por nosotros sino en
representación de toda la Provincia de Valparaíso, y mas en particular de Quillota, a
depositar sobre esta lápida una corona emblema de la inmortalidad, la gloria y la
gratitud.
Señores una Nación que ha tenido hijos como los prohombres de nuestra
independencia, como Prat, Serrano, Ramirez, Riquelme, Torreblanca, Thomson y miles
de valientes mas que han sucumbido con brío y con honor en los combates que ha
habido, no puede ser jamás vencida. Una Nación que tiene millares de hijos que siguen
imitando el ejemplo de los que ya nos han precedido a la gloria de inmortalidad, y cuyos
nombres serán estampados en las páginas de oro de la historia, no puede ser jamás
doblegada ni mancillada, sino que siempre se levantará radiante , pujante y progresista,
sirviendo de ejemplo a las demás naciones sud-americanas; se levantará, vuelvo a decir,
siempre altiva y derramando por todas parte los rayos que simbolizan la vida del trabajo,
la honradez, el progreso en todo sentido material y moral, así como se levanta hacia el
cenit el sol que nos alumbra, y que con sus hermosos y radiantes rayos vivifica todo lo
que abarca con su potente luz. Así es y será Chile, siempre magnánima y generosa,
siempre pródiga de su sangre y sus tesoros cuando lleva el fin de castigar a quien la
ofenda. ¡Dichosa y feliz nación que tiene tales hijos y siempre se inspira en nobles

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sentimientos!
La situación actual de los contendientes ya esta determinada: Chile debe pasear
las huestes vencedoras por las calles y plazas de Lima para imponer una paz duradera,
para que una y otra Nación puedan someterse al trabajo y la tranquilidad completa hai
que llevar a cabo la empresa de enarbolar triunfante la gloriosa insignia de la Patria en
los baluartes de Lima y el Callao para dictar enseguida una paz sólida y estable.
La felicidad de Chile esta basada en una política honrada, y lo estamos probando,
porque en Chile a pesar de la guerra, cada uno trabaja en paz para su subsistencia y la de
su familia: la tierra bien cultivada le produce la abundancia, la industria toma un libre
vuelo, el comercio florece en el seno de la libertad, la población crece siempre a
proporción de la abundancia y facilidad de subsistencia. Una Patria que hace a sus hijos
felices halla en ellos defensores valientes y prontos a sacrificar sus vidas y sus intereses
por la felicidad pública.
Militares del Batallón Quillota, recordad que tenéis que seguir las huellas de
vuestros padres, que pelearon valerosamente en Pan de Azúcar, en las puertas de Guías
y en Yungay, en la campaña de 1838 y 1839. Atended y veremos al bravo entre los bravos
que sereno e imponente lucha tenazmente contra su poderoso enemigo, y a su voz
poderosa de mando envía la muerte y esparce el terror. Pero ¡Ah! No puede un débil
barquichuelo resistir a su poderoso enemigo. Realiza entonces actos de heroísmo sin
nombre y va a caer tiñendo con su sangre la cubierta del blindado enemigo, y a su
ejemplo lo siguen otros valientes como Serrano y Aldea, brillando en sus ojos la
grandeza de alma de cada uno, pues la elevación de sentimiento desinteresado al grado
del sacrificio heroico se debe puramente al sentimiento del amor patrio, virtud
encarnada en el espíritu y en la sangre de los descendientes de Arauco.
Fortalezcamos nuestro espíritu para adquirir el valor guerrero y la intrepidez que
menosprecia los peligros y la muerte cuando se trata de los intereses de la Patria, porque
la fortaleza es la virtud que combate por la justicia.
Señores, todos conmovidos y respetuosamente tributaremos un sentido y
patriótico homenaje a la memoria del grande y valiente marino Arturo Prat, que nos legó
un ejemplo digno de imitar y una divisa que seguir. La divisa debemos tenerla siempre en
nuestra memoria, y es: Un Chileno no se rinde.
Iquique.
31 de Octubre de 1880.
La espedición de Lynch.El 10 del actual estaba la espedición de Lynch en las
cercanías de Guadalupe y Trujillo, y la naves que lo acompañaban en Pacasmayo.

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Copia del decreto que declara en armas al batallón Quillota.

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Estracto de una carta de un Oficial del Batallón Quillota que dirigió a un amigo,
de esta:
“Ayer tuvo nuestro Batallón una inspección por el señor coronel Marcos A.
Arraigada y varios otros jefes de esta graduación, contándose entre ellos el señor
Intendente Alfonso. Las Compañías de Granaderos y cazadores nos dispersamos en
guerrilla, ejecutando los mas difíciles cambios sobre la marcha y a paso de trote; en igual
forma el fuego en avance y ejecutando ambas guerrillas un lucido simulacro de combate.
Las otras Compañías 1ª, 2ª, 3ª y 4ª evolucionaban a marchas rápidas y a paso de trote
ocultándose. Los movimientos eran ejecutados con una destreza admirable. Los señores
Jefes presentes quedaron mui satisfechos con nuestros adelantos, siendo nuestro
Comandante objeto de felicitaciones y asegurándole que el Batallón Quillota marcharía a
Lima, dándosele pronta colocación en las divisiones de vanguardia; así es que, nuestros
esfuerzos y sacrificios pronto se verán coronados por el vehemente deseo de ir a Lima. El
día antes el Señor Altamirano, visitó nuestros cuarteles. A esa hora se encontraba el
Batallón en el baño, con excepción de la Compañía de Cazadores, a la cual se ordenó
hiciera ejercicio de armas. Admirado quedó el Sr. Altamirano y su comitiva de Jefes que lo
acompañaban de la destreza y precisión en la ejecución de los movimientos de los
Cazadores el señor coronel Arraigada, no se pudo contener y dijo a los concurrentes,
“estos muchachos trabajan admirablemente bién”. Orgulloso debe haber estado el señor
Altamirano por el grado de adelanto a que ha llegado una de losbatallones de la Provincia
de su mando; pues, en su semblante se dibujaba la emoción que sentía. En este
momento el Mayor Ramírez me dice que pronto vamos a partir para La Noria, haciendo la
marcha de a pie para irnos acostumbrando a las marchas y no nos pillen desprevenidos,
como también dormiremos algunas noches en pampa raza, y de regreso nos darán la
colocación que nos corresponde en el ejército que va a operar sobre lima, a donde todo
el mundo quiere ir y probarle a los cholos una vez mas que no nos asusta las minas de
dinamita, que al último ellos se llevan la peor parte: al fin son hombres que saben
aprovechar mui bien su trabajo.

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