Вы находитесь на странице: 1из 3

LA ECONOMÍA, ATRAPADA DETRÁS DEL PODER

Por el Lic. Aldo M. Abram, Director Ejecutivo del Centro de Investigaciones de


Instituciones y Mercados de Argentina (CIIMA-ESEADE), Diario La Nación , 18
de octubre de 2009, Suplemento Económico – pág. 18.

A partir de fines de marzo de 2009, se comenzó a consolidar la confianza en que el


mundo había evitado la profundización de la crisis y que estaba pronta a terminar. Esto
llevó a los inversores a abandonar lentamente sus posiciones conservadoras y a colocar
su dinero en activos cada vez más riesgosos. Por ello, los mercados internacionales
tendieron a mejorar y, en forma creciente, integraron al alza a los países emergentes. En
la medida en que esos recursos incrementaron el financiamiento de las economías y la
confianza se empezó a contagiar, la caída de la demanda encontró su piso y, con ella, la
merma del nivel de actividad.

Esto tuvo su impacto positivo en la Argentina, pues se moderó el incremento de la


salida neta de capitales durante el período preelectoral y, una vez superado, ayudó a
disminuirla. Esa salida de recursos es la contracara de un mayor ahorro, es decir, menos
consumo e inversión, que se transforman en dólares que van a parar “debajo del
colchón”, lo que disminuye el gasto interno y, por ende, el nivel de actividad. También
juega a favor la mejora de los precios de las commodities y de la demanda externa, que
consolidan las posibilidades de reactivación local.

Hay un factor interno que colaboró en la mejora de las perspectivas, y es el resultado de


los comicios del 28 de junio. Si uno era consciente de que había que descartar los
escenarios de cambios de rumbo del actual gobierno, surgían tres alternativas. Una era
que se fortaleciera al kirchnerismo y abriera el camino a un mayor avance sobre el
sector privado, los medios y la Justicia, para compensar el desgaste del poder de la
actual gestión. Esto hubiera generado más conflictividad política y económica, y
hubiera actuado como un lastre para la recuperación del nivel de actividad. La segunda
posibilidad era que una dura derrota “K” terminara con una crisis institucional. A la
corta, porque, al no poder profundizar el modelo, abandonaban el gobierno o, a la larga,
por el desgaste y la conflictividad derivados de mantener el rumbo sin contar con el
poder político suficiente. Todos sabemos el costo económico y social de un hecho como
éste.

El 29 de junio, comenzó a generalizarse la opinión de que el resultado había sido el


mejor posible. Un kirchnerismo que perdía las elecciones, pero que conservaba cierto
poder para negociar condiciones mínimas de gobernabilidad en la transición que llevaría
a una nueva presidencia. La contraparte de esta negociación era, no sólo la oposición,
sino un peronismo (incluido el disidente) que buscaría limitar los excesos de la actual
gestión para poder llegar a 2011 con el partido en condiciones de poner al próximo
presidente. De esta forma, la incertidumbre política sería menor y las posibilidades de
seguir al mundo en su recuperación, mayores. Así, no extraña que se potenciara el alza
de los mercados de activos financieros locales.

Hoy quedan dudas de que estemos en este camino. Si bien inicialmente el diputado
electo Néstor Kirchner admitió la derrota y la pérdida del liderazgo del peronismo al
renunciar a su presidencia, ante la falta de un contenedor, ha vuelto a dominar la agenda
política. No es que no entendió el mensaje de las urnas como acusan sus opositores. Sí
lo entendió un 30% de los argentinos lo votó para que profundizara el modelo y está
cumpliendo eficazmente con su mandato. Lo hace consiguiendo los apoyos que necesita
en el Congreso para aprobar los proyectos de ley que consoliden ese rumbo y el poder
necesario para gobernar. En realidad, los que no entendieron la demanda de sus
electores fueron los políticos de la oposición y del peronismo disidente, a los que se les
pedía que limitaran los excesos de actuales y que no sólo no lograron llevar agua para su
molino, sino que permitieron que fluyeran fuera del redil algunos de sus supuestos
aliados. También deberían analizar sus votos “anti-K” quienes lo depositaron por
algunos sectores pseudoprogresistas que hoy juegan abiertamente con el Gobierno.

Nuevas herramientas

Así, el kirchnerismo consigue las herramientas para reconstruir el poder hegemónico


perdido:

a) Logró la renovación de las facultades delegadas, lo que, sumado a los superpoderes


light, le dará capacidad de manejo fiscal arbitrario.

b) El proyecto de presupuesto 2010 tiene variables subestimadas que muestran


proyecciones de ingresos conservadoras. Si a eso se le suma que probablemente se
envíen al Congreso propuestas de aumento de impuestos, el Poder Ejecutivo volverá a
contar con una interesante masa de recursos excedentes a disposición para su uso
discrecional mediante decretos de necesidad y urgencia. Es decir, recuperará la “caja”
que escasea actualmente.

c) Consciente de que para recuperar la imagen necesitan una economía floreciente, el


Gobierno decidió recuperar el crédito a través de un nuevo canje de deuda, un trato más
normal con el FMI y la refinanciación con el Club de París.

d) Más allá de los cambios realizados en el proyecto de medios, el Gobierno mantiene


instrumentos para debilitar y condicionar en su capacidad de crítica al periodismo
independiente. Merece un artículo aparte el nuevo avasallamiento de los derechos, no
sólo el de los que están relacionados con los medios, sino del resto de los argentinos que
veremos acotada nuestra libertad de elección y de expresión.

e) La embestida de la AFIP contra un holding de medios, si bien fue admitida


oficialmente como un error, dejó un preocupante mensaje al empresariado argentino.

f) Con provincias que, como la Nación, gastaron más de lo que podían antes de las
elecciones, ¿conviene dejar en el presupuesto de 2010 la facultad delegada al Poder
Ejecutivo de renegociar y hacerles quitas a las deudas que tienen con el gobierno
nacional? Estos conforman más del 70% de los pasivos provinciales. ¿No se corre el
riesgo de que lo usen como “zanahoria” para domesticar gobernadores? Quizá, si se
juzga necesaria esta refinanciación, debería fijarse una regla general para aplicarse a
todas las provincias por igual.

Si bien podríamos seguir sumando ladrillos a esta construcción “K”, lo que llama más
la atención es la incapacidad del resto de ponerle límites. Particularmente, de los
peronistas que pretenden sustituir al kirchnerismo en el poder y que olvidaron que la
gente los votó para que lideraran un cambio ahora y no cuando ellos consideraran
conveniente. Los justicialistas necesitan estar a la sombra de un caudillo y, a pesar de
que el árbol “K” se ve algo podado, la realidad es que parece ser el único disponible,
por lo que no debería sorprender que hayan conseguido el apoyo de muchos aliados de
dirigentes justicialistas de discurso opositor. Convendría recordarles que, con tiempo,
los árboles pueden recuperar su fronda. Por otro lado, el resto de la oposición sigue
jugando al donPirulero, en el que cada cual atiende su juego, mientras el Gobierno se
fortalece y avanza en su modelo. Quizá los economistas e inversores deberíamos revisar
el escenario político local sobre el que estamos proyectando el futuro de la economía
argentina.

Puede leer más artículos sobre temas que hacen a la calidad de vida
de los argentinos en http://ciima.wordpress.com/

Вам также может понравиться