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Sc toma conciencia de ser, creando una lengua matriz que permita plasmar el
pensamiento sobre lo más íntimo y esencial; el ejercicio Jingñístico consiste en
desentrañar el lenguaje: «y desenrraiiarlo es rehacerlo, renovarlo, recrearlo»
(Unamuno, Ahora, 18-1-34).
El vocabulario unamuniano es innovador, propio de un hurgador del espíri-
tu, de un agitador de conciencias, que va más allá de las ideas establecidas,
recuperándolas primero para engendrar otras nuevas; crear, disfrutar del idioma,
de todas sus posibilidades de expresión; aferrarse a la idea de un lenguaje en evo-
lución, como todo lo vivo.
El pensamiento adquiere consistencia por el tamiz de la palabra: ser cons-
ciente y serse es tener experiencia de lo limitado, percibir la diferencia, distin-
guiendo una cosa de las demás. La necesaria captación de la discontinuidad
justifica la integración de diversos elementos verbales: préstamos y extranjeris-
mos, vocabulario dialectal, invenciones propias, obtenidas al emplear todos los
resortes idiomáticos, que le acercan a Ja verdad como pensamiento dialéctico’,
como suma de opiniones en conflicto y como pensamiento vivido: el filósofo, el
artista y el filólogo han de trabajar absolutamente compenetrados.
La riqueza temática de la obra unamuniana2 indica que su mirada no es uni-
direccional sino escrutadora de contrastes y diversidades, marcados por el espa-
«La respuesta no puedo ser unitaria. La palabra unamuniana a veces es poética, otras nivo-
lesca o teatral, otras trata de servir de una manera más aséptica, quintaesenciada a los intereses del
pensamiento. El emplazamiento en estos diferentes campos modula la última intencionalidad
común del vocablo unamuniano» (Carlos París, 1989, pág. 31.
Los ciemplos seleccionados pertenecen a ensayos y novelas de Miguel de Unamuno, Obras
Completas. Madrid, Escelicer. vols. 1, II, III, IV, V y VI. Otros datos en las obras Del sentimiento
Revista de Filologá¿ Románica, ni 14, vol. 1, 1997, págs. 257-280. Servicio de Publicaciones.
Universidad Complutense. Madrid, 997
258 Consuelo García Gal/orín
1. LA FORMACIÓN DE ABSTRACTOS:
Uno de los propósitos más firmes de don Miguel es hacer una lengua «menos
pobre en todo lo más íntimo (le lo espiritual y lo abstracto». En su obra se
advierte un desarrollo conceptual de innumerables matices, la originalidad dcl
pensamiento requiere innovaciones lingílísticas, por ello revive con nuevas
expresiones aquellas experiencias que dejaron su poso en el crisol de la con-
ciencia: «meter palabras nuevas, haya o no otras que las reemplacen, es meter
nuevos matices de ideas» (1, 1007), pero iluminado por la palabra, el escritor
vasco busca más allá de los límites de las impresiones, persigue la dimensión del
todo mediante formas de abstracción, que evidencian la complementariedad
dialéctica de lo continuo y de lo discontinuo (Meyer. 1962. 144).
El matiz inerementa la competencia de unos sufijos respecto de otros: Una-
muno prefiere el derivado salobre;, neológico respecto de salobridad: descarta el
tragico de la vida. Madrid, Austral. 1985. cuarta cd.: El espejo dc la nu.wrh’. Madrid. Austral. 1977,
novena cd.
En Prinzipu’n d< , St» w Ity y ha lite cuya pri niera edición es de 1 88<>, 1-lermuon Paul con-
cibe la evolución historíca a travcs de Li isociacion de los sonidos entre sí. y de éstos con las ideas.
Se trata de procesos psíquicos rclati vos a las imágenes de los sonidos, a los significados de las
palabras, a las caterorías gramaticales y a sus combinaciones (E. Ridruejo: 1989. 2<)). Anterior-
mente H. Ostbofl y K Brugmann ya se habían ocuparlo del cambio analógico.
En las obras de Pto Haí oja Valle Inclán y Unamuno se advierten coincidencias en los pro-
cedimientos de formacion dc palabt~ s md ementan la productividad (le algunos sufijos, sin 5013W-
terlos a dcterminad< rcstricciOnes (O nc u Callarlo 1993. 1. 465- 475).
Vocabulario unamnuniano: procedimientos para la jhrmación ele palabras. 259
«En una poláiquilla al menudeo suplanta la ingcoio.sídud al saber sólido» (1, 865).
«Pero así está hecho todo el artículo, hasta donde parece ser más benévolo, con
una ingenua ,n.ulíc.íosidcíd» (IV, 614),
«Peor aún que frialdad. urcííosidud (le él. Tienen el corazón (le arena, no de
hielo» (III. 36?).
«La agorera ji i ,stenosic/ad del cielo» (lii. 1<>4 1
«La scdvvsidc,d de stí nueva vid>» (JI?. 155).
«Nació de e50. (le lo de ser coitaos. de ese (todo dc ergonzosidad» (III, 1270).
En el (cíncioncro: ei,tíc,.sldad. ,río/to.frdc,d (De Kock, 44. 137).
«Porque éste no vid que la palabra latina substantia implica una concepción.
también launa, de la sn.acnn jididad.» tI, 1056).
«Es porque llegaron al fondí., de su propia vn i e vi a, de su propia upure; u ,uhdad»
(Del sentimicolo..., 1 3t>).
«Pero yo no logro bajar a tui vegelalic/cid. .1 mi material i(lad. a lo que se bace
cosa» (Nt 951).
«Esta mi incurable p lurilí tic ca lic/ud de atención » (Con Ira esto y aq cíel lo. 544).
« Enojado Don Quijote a? ver que Saíicho. mo ciclo de stí caracílidad. le pedía
salario» (III. 155).
En el Cunc.ío,;cro: ato ,iginuNdad. íesen cunen icílidad (De Rock 44).
«El dios es el toro; pero su divinidad es..., ¿cómo la llamaremos? Sea la tun-
dad» (España y los españoles, 739).
«~0bra común? Harto es que pueda hacer cada uno la suya - cada uno su
cadaunidad. remedando una frase de Montaigne» (Ibid., III, 786).
En eí Cancionero: rinucerontidad.señoridc,d. allendiclad (De Kock, 43. 44).
Muy neológicos resultan los que siguen, quizás por la peculiaridad de ser
adjetivos descriptivos, menos frecuentes como base ile este sufijo, aunque el
DRAE registra amarillez y rojez, entre otros:
«Van a curar con la salol,tez de la travesía ultramarina» (III. 779).
«La cara peclueña, la lanípiñez. cl sisiema óseo delicado» (y, 935).
«La lobreguez. de la iumba» t III, 11135).
«Pero sé cíue es una rase cuando sc desiaca sobre la azule: del cielo» (1. 467>.
Un importante estudio de Malkiel sobre -ez ¡-eza se enctntrará en Varela tcoord.. 1992. (>9-
112).
Vocabulario unamuniano: procedimientos para lajórmación de palabras. 263
~<Nuestraregeneracion o mas bien ingeneración o engendramiento cultural»
(OC. III, 1180).
«Que se pliega a la observación corriente, sin quintaesencianiiento.s ni nada de
alambicado» (Sobre la literatura catalana, 1294).
1.5. El sufijo -ismo designa, como otros deadjetivales, la cualidad del pri-
mitivo, aunque presenta una peculiaridad importante: forma nombres de movi-
mientos artísticos y políticos. El DRAE recoge en 1899 absentismo, obstruc-
c¡on¡smo, oportunismo, y en 1914 añade socialismo, -¡sta, caciquismo, entre
otros. Desde el siglo xvtíi, la productividad del sufijo va en aumento, en español
y en otras lenguas, y Unamuno contribuye a aceleraría con su lenguaje: las dos
posibilidades de uso se advierten en la serie de denominaciones de partidos
políticos o de movimientos ciudadanos, donde perduran el nombre de los líderes
que los dirigieron, o el de personas carismáticas, con capacidad de influir en los
demás; sentido diferente tienen los derivados que nombran actitudes de apego a
la cultura de un lugar determinado, o aquellos que destacan lo peculiar de una
profesión. La gran vitalidad de este sufijo explica su uso con menor número de
restricciones, desde luego olvidadas por Unamuno, quien expande su campo
de derivación sobre las bases siguientes:
«El catalanismo es, y debe ser, sobre todo, harce/onismo; como el bi,kaitarris-
mo es, y debe ser, sobre todo, bilbainismo» (111, 873).
«Chinismo...marroqui.sníu» (De la enseñanza superior en España, 1, 53).
— Nombres de ~
«No incurramos en abogadisnio de la poesía» (III, 1345>.
«El fenómeno de un nuevo ira cadoris,nc,» (ibid.).
Otros derivados: ¡oa,sorettsnlo (1. 9 1 8), liíerarismnc, (III. 6 1 1).
descripcioriisnío (III. 528), poapoetisnio (III. 1,326).
2. EL MENSAJE HUMORÍSTICO:
Con humor intenta combatir la actitud necia o interesada de quienes emplean
la lengua para dogmatizar; sus palabras son las de un hombre valiente, cuyo afán
Vocabulario unamuniano: procedimientos para la /brmación de palabras. 265
De KocK comenta con acierto el neologismo nico/a, uno de los más característicos del
vocabulario unamuniano: «Un ejemplo célebre en el plano literario es el hallazgo de Unamuno de
nico/a en lugar de novela, para poner bien de manifiesto que sus novelas no tienen nada en
común con el género establecido y quede antemano desdeña toda crítica basada en las normas tra-
dicionales» (De Kock, 1968, 31).
Las actitudes de Unamuno y Machado son igualmente respetuosas, al referirse a la gente del
pueblo: «Recordad el proverbio de Castilla: ‘Nadie es más que nadie’, Esto quiere decir cuánto es
difícil aventajarse a todos, porque, por mucho que un hombre valga, nunca tendrá valor más alto
que el de ser hombre» (A. Machado, Juan de Mairena. VI).
266 Consuelo García Gallarín
tiempo que entendido, aficionado, studiosus, lento y calienta-libros» (1, 1151). ~‘He
sido un devora/ibros, sobre lodo de mis dieciséis a mis veintiséis años~’ (1, 1152).
«Gramaticaleros cazagazal>os» (1, 779). ~‘ldeoclasta, rompe-ideas» (1, 954),
2.4. El gusto por sustantivaciones en -ero es una afición que está arrai-
gando en la segunda mitad del siglo xx y que ya se aprecia en la obra del escri-
tor vasco; hoy los coloquiales ropero, motera, autobusero, ojera son algo más
que un accidente en la historia del procedimiento. Son ludónimos desealifica-
dores, puesto que designan a aficionados o a personas que viven de determinadas
actividades, no siempre reconocidas como profesiones.
adjetiva no decae en siglos posteriores: Lacra los emplea con prodigalidad, también Pío Baroja crea
originales zoónimos. como Alejo Carpentier.
14 Lang observa la especialización de -esa, como sutijo humorístico (1992, 2<)0); lo son tam-
bién derivados en -nte, de carácter no habitual: en la base se encuentran verbos de movimiento o
verbos que designan procesos internos: abra cadabrante, azarante, 1, 362; ramificantes 1. II 24, etc.
268 Consuelo Garcící Go/lar,;>
Por los textos anteriores, y por los que siguen, descubrimos en don Miguel al
escritor conceptista, sus conocimientos sobre la etimología de las palabras le sir-
vieron para mostrar posibilidades expresivas:
«Claro está que estas lijeras apuntaciones sobre las grafías, las logias (acen-
túase en la i, no vaya a tomárseles por logias masónicas) y las cracias, no he
querido sino sugerir al lector la riqueza de matices que se adquiere tratando lin-
gilisticamente ciertos conceptos» (IV, 495).
3.2.1. Latinismos:
3.2.3. Tecnicismos:
AjAn-
«Hase añrmado del cristianismo pritil tiv, acasO con precipitación, que fue
anescatológico» (Del sentimiento..., 70).
<‘Sabio acmest ético y anestésico» (Relatos novelescos, 842>.
«No agradan mucho a don Avito las peculiares ideas. o según él no ideas, mii-
e/cas» (11,367).
«Asintpatía. es decir, i micapacidad de ponerse en el casi> de otro y de ver las
cosas como él las ve» (III, 36<)).
Anti-
“Se llamaban el batracio y el antibatracio» (II, 868).
«— Es un hombre abortado. Es el onU- sobre- hombre» <tI, 3.56). También
antiestatismo, antimaquetismo, etc. (& 1.5.).
Des-/dis-/de-
“No sirve perdonar lo incientíficos que son nuestros literatos» (Amor y peda-
gogía. II, 405).
«Yde esta su situación intelectual, o más inintetectuat» (II. 873).
‘Intangible e umoíb/e mnuchedumbre humana» (II, $84).
«Será muás bien un retozo de ininceligencia» (III. 1185).
intra-
‘<¿Historia? Allí todo es prehistórico, o mejor, para decirlo con términos que
puse en circulación, todo es intrc,Jiistórico» (1,522). También intrahistoria e ¿otra-
españclizar.se, i;ítracientífico. intra—concicuite» (1, 793, 788, 814).
No todos los verbos en -izar tienen una lectura causativa, pueden ser verbos
intransitivos o transitivos, «según que la base se incorpore al verbo en -iz-a-
como argumento efectua(n)do o cognado, o como afeeta(n)do o resulta(n)do»
(Pena, 255): epitetizar, epitomizar, antologizar, soliloquizar, etc. Los verbos
en -íz-a derivados de adjetivos suelen expresar causatividad: inibecilizar, mito-
logizar, ramplonizar pero es en esta subclase de verbos en -izar donde la situa-
ción causativa puede transformarse en una «situación interna resultativa median-
te la alternancia «ausencia] presencia» de la forína pronominal concordada»
(Pena, Ibid., 259). En Unamuno jacobinizar Ijacobinizurse (dar! tomar carácter
jacobino), africanizarse, iníraespañolizarse, etc.
274 Consuelo García Gal/art,,
“Y poniéndose a cidear mientras proclamaba que había que cerrar con siete lía-
ves el sepulcro del Cid» <Del sentimiento 256).
<‘Y como que se abrazan y cohermanan o cofradean en la santa unidad del cre-
púsculo» (1, 507).
«Mientras esea haciendo caracolitoscon el rabo» (III, 738).
<‘Pero no al modo metafísico, aunque metajYsiqueara» (Ití, 1091).
“Y mormc,jeaba el rosario de continuo» (It, 197),
“¡Ah. Sancho, Sancho, y cómo bamboleas en itt (e y perioleas>’ (III, 184).
‘No laltará quien diga que cíuijoteo, metiéndome con molinos de viento» (1,
OIt)).
“Verbenea,; el Martin Fierro, el Santos Vega y otras composiciones por el esti-
lo en giros» (1, 1007).
Zcn;garrear (En el cancionero. De Kock, 17).
‘> La Iengcía vasca es la expresión de scts recuerdos de la infancia y las voces dialectales le des-
cubren el alma del pueblo llant> (De Kock, 1968. 10-23): son muchas las que recuerda y dc dis-
tintos territorios peninsulares: voces canarias, voces extremeñas, etc., además de las salmantinas:
astmmsmo muestra m nterés por palabras de otros dominios Iingiiisticos de la Pen ínsula Ibérica en
tmtchos escritos: Paisajes, De mi país, Por tierras de Portugal y de España, Andanzas y visiones
esp~tñolas, Paisajes del alma. Recordando a Pereda. Del país vasco. De Fuerteventura a Paris,
Madrid, Castilla y León, Aragón, Extremadura, etc. (OCí).
276 Consuelo Ccxreía Gal/aria
Manotera 1, 623. M. «Islote que permite pasar a la otra orilla del río, en la
prov. de Salamanca» (Unamuno).
Vagilera 1, 307. E. «Regatera» (De Lamano)
Nombres de plantas:
A¡ilma/es:
Zalampierno 1, 535. «Resto de una res comida por los lobos» (Unamuno).
Jorge, 1, III 9 «abejorro», en Santander.
Objetos diversos:
no).
Pisgo 11, 1095. M. «parte superior de un recipiente».
Chiribitil, chibiritil, chibitiril: III. 534 M. «Cobertizo en que se guardan los
chivos, en Salamanca» (Unamuno).
Vocabulario navarro:
Aurrescu «danza pecuJiar del País vasco» (aurresku, II, 169), batzarre «reu-
nión importante» (1, 143), beterri «zona baja» (1, 110), bocho «agujero» (botxo,
1, 135), para Unamuno Bilbao es «su bochito», buztanicara «aguzanieves» (buz-
tanikara, 1, 121). chacolinada «celebración con chacolí» (txacolinada, 1, 141),
chapelgorri «guipuzcoano» (txapel gorri, 1, 630), chimbo (txinbo «curruca»,
II, 210). chi rene «gracioso» (txirene, 1,98), chirripito «agradable» (txirripitin, 1,
155), dindirri ~<pingajo» (1, 151), erdera «idioma que no es el vascuence» (1,
140), maitagarri «amable» (1, 133).
— Ga licisínos:
«Sobre las cómodas y armarios juguet.i líos y baratos bibclc,tes de todas clases»
(1, 318).
«No pasaría de ser una /,c,utc;cle. un golpe cíe i ngetiio» (1. 245).
« No hace tanto í,rut» tI, 258 ) -
«Sátiros y centauros anémicos ti-aducidos del francés hoícvc;rderc;» t III. 597).
“No es cnt)see uencia dc a;-ribísnio » (III. 1 244).
«En el ;nétier, en el oficio» (III. 113).
«A clamar contra el snobismo y 1)0<50> <III. 287).
«Se da Libre curso con tiestas beneficiarias, s keoíícsves y bailes caritativos» (1.
75<)).
« Y ahora parece ser que es el ci;mc —el ci;wnmatógrato— eí que mata a uno y a
otro» (111,316).
“Somos it nos í~<nc~ us. utíos gol los, un os ci;-ri; ‘istcis. como dicen me ssi eu rs les
Anglicismos:
Y los oc tblos alienigenas tampoco hacen doble enií>leo, c1íte ito ;oiti;i oc> es
reonton cualqu ura» (1. lOO?).
Es la íacttc. u del que resiste, es la formación de los grandes trusis» tI. 983).
« De í la civil izaci tio con el fe rrocarri 1, el me légrvtlo. el teléfono. el vi c,ter— <lose;,
y lles ate 1~ cultmo vi etí el attna» (3. 353).
C ambo eí leade,- del catalanistno» (1. 434),
» Y del togles trolley hacemos tinte» (1, 1 t)07).
«Advierto a los lectores maliciosos que nunca faltan— que yo no bebo nás
que agua, siendo lo que los i ng lcses II ini to un ,cerotcdcr» (III, 3 8).
‘<Una lengua artificial, cíe clu gos un volapuk» (1. 876>.
Mitin lmeeting. metitígiie 1 301 snob¡smo. sport. rep<’rier, entre otros.
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280 Consuelo García Gallarín