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Introducción
1. Dialéctica clásica
El término “dialéctica” nos viene del griego y significa “práctica del diálogo”,
“práctica de la conversación” y también “práctica de la discusión”, “práctica
del discurrimiento”, “pensar entre dos.” A estas prácticas les corresponde un
arte o técnica: “el arte de la conversación” o “la técnica dialéctica”. En su
origen, sin embargo, la dialéctica es la aplicación de métodos efectivos de
refutación, un aspecto de lo que en términos llanos podría llamarse “pericia en
el debate.” La dialéctica es una práctica de la argumentación por vía de la
pregunta y la respuesta. En su forma más sistemática, como veremos, la
dialéctica comienza como la observación de principios estables para la
refutación.
1.1. Zenón
1.2. Sócrates
2. Dialéctica y diálogo
PROPUESTA
...
PRO:
CONTRA:
3. sufriré más
En este punto, Ernesto no sabe qué hacer: la balanza está equilibrada, o, peor
aun, parece pesar más del lado de los argumentos a favor del temido
imperativo, lo que poca gracia le causa... Pero aquí recuerda Ernesto las líneas
de un poema que repetía en su niñez: "en este mundo traidor, nada es verdad
ni es mentira, todo es según el color del cristal por que se mira". Y mientras
resaborea esta última frase, "... todo es según el color del cristal por que se
mira", Ernesto recuerda también algo que había captado en el curso aquel,
sobre cómo los argumentos a favor podían transformarse en argumentos en
contra (y viceversa, aunque aquello no le venía a la memoria en este
momento). Con este impulso, Ernesto ataca nuevamente al odioso imperativo,
produciendo argumentos que transforman los argumentos a favor en
argumentos en contra:
CONTRA-PRO:
Como vemos, el principio general del sistema que Ernesto pone en función es
simple: para cada postura avanzada en el razonamiento pueden abrirse
infinitas posturas, tanto a favor como en contra. Como la aplicación es
recursiva, la ramificación es, en principio, infinita. El modelo del pro y el
contra establece un modo de mapear el campo de batalla de una
argumentación, tanto antes como después de ocurrida: antes, como una
herramienta para la estrategia y la planificación; después, para el registro o la
descripción de lo sucedido.
Notamos que, sin la oposición real de un interlocutor interesado en lo
contrario, la libertad intrínseca del mecanismo nos puede llevar a cargar
tendenciosamente la balanza para un lado, de acuerdo a lo que nos conviene,
de acuerdo a nuestros intereses, deseos, temores, pertenencias, inclinaciones,
creencias, prejuicios, valores. Lo normal es que, individualmente, primen los
motivos por sobre las razones (lo que, irónicamente, se conoce como
“racionalización” en terminología común). Sin embargo, en el encuentro
dialógico, un espacio se crea en el que las posturas parciales, motivadas, se
enfrentan. Y en ese espacio de convivencia humana surgen exigencias de
racionalidad que se relacionan con las formas de argumentar y con el terreno
específico de las materias tratadas y que pueden pasar a regir en el encuentro y
arbitrar por sobre las posturas parciales. El espacio del diálogo neutraliza así,
en parte, la tendencia individual a argumentar “racionalizando” las posturas,
es decir, creando razones ad hoc de acuerdo a lo que nos conviene.
***
I EJERCICIOS
1. Establezca las garantías que juegan en los pros y los contras de Ernesto.
2. ¿Qué funciones están involucradas en los contra-pros de Ernesto?
3. Dibuje el esquema de los pros y los contra que se produce en el
razonamiento de Ernesto
II SESIONES
(b) Cada vez sabemos menos y menos: la ciencia no es más que una
secuencia de teorías que luego demuestran ser falsas, de modo
que lo que se acumula en la historia del conocimiento es falsedad
tras falsedad: la verdad nunca se alcanza, el conocimiento es una
ilusión.