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Cada uno de nosotros se cree uno, sin que ello sea verdad;
(…) porque cada uno de nosotros es muchos, sí señor, muchos
Luigi Pirandello
Seis personajes en busca de autor
No señores.
Para mí yo soy la que me creen ser.
Luigi Pirandello
Así es (si así os parece) 1
Sumario:
1. Mito de Iniciación y Transformación
2. Dilemas del Sujeto
3. ¿Hay un Individuo?
4. La tentación Mitomaniática
5. La Determinada Indeterminación del Yo
6. El Yo como Relación
7. El Mundo como Teatro del Yo
8. Identidad y Inidentidad
9. ¿Cuántos Yo hacen falta para conformar un Yo?
10. La visión Dionisíaca de la Educación
Resumen: La educación debe estar cada vez más cerca de la literatura, el arte, el teatro, el mito. Más
cerca de la comprensión como complemento indispensable del conocimiento. No hay conocimiento
verdadero sin comprensión. Frente a la crisis de la modernidad necesitamos una nueva aproximación al
sentido, porque no somos el centro del mundo y tampoco somos dioses. Nuestra razón es una pequeña
razón. A la vez, sin embargo, sigue presente el desafío de apostar por la vida y la hominización.
Pigmalión es una apuesta más por la vida. Llena de peligros, es una apuesta por la pasión de alcanzar
otras posibilidades de existir.
tomar un ejemplo relevante, creía que el hombre podía y, por lo tanto, estaba en el deber
de volver a ser el Dios “que es”. Si su esencia es divina, el camino del hombre no podría
ser otro que despertar y unirse a su esencia. La iniciación es pulsión del alma y los
realización. Pero igualmente el mito puede servir para apoyar una postura que
En esta tradición, observamos dos aspectos: Primero, el hombre, el ser humano, “es
algo”, hay una esencia que debe desenvolverse, expresarse, revelarse, realizarse. Es una
tradición esencialista y, por así decir, coincide con lo que esperamos intuitivamente que
“debe ser”, en efecto, nos parece normal que el hombre sea “algo”; Segundo, lo que
existencia y posesión a fuerzas heterónomas ajenas a él. En otras palabras, somos algo
que no hemos puesto nosotros, pero que es nuestro deber desplegar y esto constituye el
sentido de la vida humana: Un camino hacia algo superior, más allá de lo humano, una
realización trascendente. Hay que destacar, además, que si esta realización no estuviera
que Dios sea la Naturaleza, no cambia mucho las cosas en los aspectos que nos
interesan.
Pero, ¿Puede haber otra lectura? ¿Es posible que el “yo” no responda a una esencia y ni
siquiera sea “uno” y, de cualquier modo, tampoco haya sido inducido por
una existencia humana, se pregunta por qué o de quién habría recibido el hombre estas
3. ¿Hay un Individuo?
2
Ibídem, Página 41 y siguientes.
3
Ibídem.
De modo que siempre estaremos cuestionando este sentido de la existencia y, de alguna
“yo” (¿al Dios?) que llevamos por dentro, que educarnos a partir de la idea de que no
hay un “yo” o de que ese “yo” no está “fijado”, o no es uno, sino múltiple, disolvente,
potencial, emergente, espontáneo, caótico, complejo, pero en todo caso, que es creación
incluye dos aspectos muy complejos, (a) ¿somos algo? y (b) ¿lo que sea que somos se
¿hay un individuo??
4. La tentación Mitomaniática
Pigmalión cabe en cualquiera de las opciones, pero sus implicaciones no serán las
mismas, porque el tributo a pagar por la condición heterónoma, sea a Dios o a la Razón
(ambos con mayúscula), adquiere cualidades que sólo se sostienen por vía imperativa y
que, además, debe imponerse a todos los hombres. La verdad heterónoma exige ser
Entre otras cosas, si no fuese posible definir ese universal, habrá muchos problemas que
que nunca habrá un disidente? ¿Qué debo hacer si no logro persuadirle? ¿Estará
enfermo? ¿Tendrá cura? ¿Hijo del Demonio? ¿Qué hacer con él? ¿Lo ignoramos?
¿Mejor suprimirlo? Aquí, decimos, Pigmalión tiene espacio para actuar. Pero su
funcionamiento no puede estar sino al servicio del poder dogmático: Dios, Religión,
Tradición, Razón, Ideología, Partido, Líder. Habrá una verdad última que revelar y
comprender o, en todo caso, seguir y esa sería la tarea educativa del hombre. Como tal,
esa verdad no es y no puede ser cuestionable. La educación, así, sería entendida como el
hombre y saca lo que ya Dios o la Naturaleza o la Razón puso allí. Es todo. ¡Ah! Si esto
ayer. Además, por si fuera poco, este camino cancela las posibilidades de la filosofía, la
ética y la libertad, porque si la verdad última está escrita no hay espacio para la
fuerzas imaginarias lo que visto de cerca no es más humano que nuestra pequeña
existencia. Un resultado de la ansiedad de existir y saber que la muerte está allí, como
superarla. Esta podría ser la única alternativa que haga viable al ser humano. Pero en
por el Siglo XX: No existen esencias irreductibles o, como sostuvo Nietzsche, “la
noción de esencia no se pierde (…), sino que adquiere una nueva significación.4 No hay
un Dios, posiblemente habrá muchos, pero uno es imposible. La divinidad es que haya
conocido hasta ahora. Por si fuera poco, además, moriremos sin esperanza de
prometido no existe. Por cierto, tampoco hay un “yo” sino muchas fuerzas constitutivas.
Esas fuerzas, sin embargo, no pueden arar en el mar y “la propia cosa (el propio yo) no
es neutra, y se halla más o menos en afinidad con la fuerza que actualmente la posee”.
posibilidades? ¿Contribuirá a la hominización? Son enormes los abismos que abre esta
perspectiva, pero la primera pregunta vuelve a ser: ¿Hay un sujeto que proyectar? ¿Hay
un Yo? El Profesor Edgar Morin, nos ubica rápidamente en la complejidad del tema
“(…) en casi todas las lenguas existe una primera persona del singular” y, “(…) como lo
ha indicado Descartes: si dudo, no puedo dudar de que dudo, por lo tanto pienso, es
decir que soy yo quien piensa.” Sin embargo, “(…) si examinamos a esas personas (ese
por naturaleza ni designio divino, sino por autopoiesis, es decir por autocreación. En
palabras del Profesor Humberto Maturana: “Un ser vivo es un sistema autopoiético
molecular”, entiéndase, “(…) el ser vivo es, como ente, una dinámica molecular, no un
4
Giles Deleuze, Nietzsche y la filosofía, Editorial Anagrama, 1998, Barcelona, Pág. 12.
5
G. Deleuze: “Los Dioses están muertos; pero se han muerto de risa al oír decir a un Dios que él era el
único”, Ibídem, Pág. 11.
6
Edgar Morin, “La Noción del Sujeto”, en Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad, Editorial Paidós,
1992.
relaciones que se conserva en un continuo flujo molecular” y, final y contundentemente
afirma, “(…) no es que el ser vivo use esa dinámica para ser, producirse o regenerarse a
sí mismo, sino que es esa dinámica lo que de hecho lo constituye como un ente vivo en
explicar el ser vivo, “(…) porque hay un aspecto sistémico que la molécula no
contiene”7.
molecular. Toda esta reflexión del Profesor Maturana es acerca del ser vivo y quiere
decirnos que desde el más simple ser vivo, visto como organización, lo que priva es la
Siendo así las cosas para todo ser vivo y siendo la subjetividad humana una cúspide de
la auto-eco-organización, qué queda para el sujeto humano, una entidad para la cual ha
6. El Yo como Relación
Las consecuencias que se derivan de esta propuesta son enormes. En primer lugar, se
sentido clásico del término. Pero, a la vez, esto no niega que el sujeto exista. Existe
7
Humberto Maturana, Veinte años después, Material de Bibliografía del Diplomado. Los subrayados son
nuestros.
recurrentes, que en el tiempo van definiendo una herencia, un linaje, una historia
Pigmalión tendrá que medir sus posibilidades. Cuando decimos que el sujeto es el
resultado de sus relaciones, queremos afirmar, en el sentido fuerte, que el individuo “es”
sus relaciones.
Entonces ¿Cómo se expresa la existencia del sujeto? Si las relaciones son los
constituyentes de la vida, esto es, la producen, y si, además, en estas relaciones el factor
Trataremos de explicarnos.
evolución, los Personajes son las Representaciones que, como fuerzas, se apoderan del
Así, la vida del sujeto es una “función (…) en el teatro del mundo” que le tocó vivir y
crear, además, “él, en algún punto misterioso, no es idéntico con el papel que representa
y (…) sin embargo tiene que identificarse con él para ser verdaderamente él mismo”.8
nos lleva nuevamente al punto 1 de este papel. Pero no regresaremos, porque para
nosotros la función no puede ser más que autopoiesis y autonomía, imaginación radical
y creación pura del ser humano, epigénesis que resulta de las relaciones de
8. Identidad e Inidentidad
inidentidad entre el yo y el papel”, “no ser idéntico con el papel que se representa pero
tener que identificarse con él supone una no identidad y una mediación” y el profesor
Jacinto Choza se pregunta: “la inidentidad entre el yo y el papel, ¿requiere ser resuelta
manera afirmaba que la divinidad es “(…) que haya Dioses, que no haya un único
Dios”. Entonces, análogamente, para que exista un yo es necesario que existan muchos
enseña que el todo es más que sus partes y, simultáneamente, también menos. Porque
hay cualidades de la parte que, por efecto de cierta organización, no pueden desplegarse,
pero están allí. Potencialmente, esperan su momento. En nuestra vida es posible que
8
Jacinto Choza, “Las representaciones del Yo en Pirandello”, citando a H. U. von Balthasar,
Teodramática, 1. Prolegómenos, Encuentro, Madrid, 1990, pp. 46-7.
9
Ibídem, pp. 41.
realicemos muchos aspectos de nuestro yo, pero con toda seguridad es imposible que
los realicemos todos. Una vida no puede desplegar sino una fracción de sus
posibilidades, nunca la totalidad. Entonces, vistas así las cosas, el Mito de Pigmalión, la
tendencia natural a conducirse según lo que los demás y las circunstancias esperan de
uno, es sorprendentemente obvio. No puede ser de otro modo. Pero no sólo resulta
obvio, sino también indispensable y como tal se manifiesta en el teatro del mundo
siempre. Así las cosas, debería considerarse un deber hacer algo al respecto. Trabajar a
problema de la hominización.
La crisis del sujeto es la crisis del binomio sujeto-objeto, es crisis de identidad y crisis
es un camino para examinar la noción del sujeto como resultado de múltiples fuerzas y
relaciones, porque un solo yo es imposible. Si puede ser útil para re examinar el sujeto,
origen. La pregunta de Nietzsche “¿Por qué estos valores?” debe ser recuperada e
implica reenfocar el ejercicio del pensamiento como acción y no como reacción. ¿Por
qué hoy sigue siendo necesario cuestionar los valores? Pues porque la crisis de sentido
es una crisis de valores. Intentar superar la Edad de Hierro de la que nos habla el
sino que entendemos que ambos están presos en una visión reactiva de la vida, que no la
afirma sino que se manifiesta siempre a la defensiva. Tanto la reacción burguesa, como
que no hay acontecimiento “cuyo sentido no sea múltiple: Algo es a veces esto, a veces
aquello, a veces algo más complicado, de acuerdo con las fuerzas (los dioses), que se
apoderan de ello.” Estas fuerzas son Pigmalión constelizando y multiplicando a cada yo,
pluralismo exige la interpretación que consiste en “en el delicado” arte de sopesar las
“fuerzas que definen en cada instante los aspectos de una cosa y sus relaciones con las
demás”.10 Sustituya usted la palabra “cosa” por “yo” y verá el poderoso significado de la
dionisíaca de Nietzsche. Una visión que no teme preguntar “Y, ¿quién se atreve a decir
que hay más pensamiento en un trabajo que en un placer?”11 El reto de la educación del
futuro tendrá que pasar entonces por la reivindicación del ser humano como afirmación
existencial.
10
Deleuze, Ibídem, Página 11.
11
Deleuze, Ibídem, Página 18.
Nuevamente, sin embargo, aparece el fantasma de la función, ¿quién define la función
error y la desilusión está siempre presente, como para advertirnos. Eso es, pensamos, lo
que Fernando Pessoa nos recuerda en el siguiente poema que concluye con un giro
pero que puede resolverse siempre con un insólito renacimiento de las posibilidades
garantizado, pero tampoco perdido y siempre podrá escribir su historia para demostrar
que es sublime, aún después del peor de los descensos. Frente a esta realidad trágica,
propone una nueva imagen y es que el hombre debe someter “lo verdadero a la más
dura prueba, de donde la verdad sale tan descuartizada como Dionysos: (es) la prueba
del sentido y del valor”.13 Porque cuando alguien quiere “la verdad”, para Nietzsche lo
12
Deleuze, Ibídem, Página 145.
13
Deleuze, Ibídem, Página 151.
de los valores detrás de los valores, que desnuda el supuesto objetivismo científico.
prueba del “sentido y del valor”. Esta es nuestra apuesta y Pigmalión puede ser parte de
esa apuesta. Una apuesta por la pasión de alcanzar otras posibilidades de existir. Porque
“pensar no es nunca el ejercicio natural de una facultad”. Sino que “Pensar depende de
las fuerzas que se apoderan del pensar”.14 Para terminar y nuevamente parafraseando a
Nietzsche, sustituya “pensar” por “yo” y verá el poder desafiante de esta profunda
reflexión.
14
Deleuze, Ibídem, Página 151.