0 оценок0% нашли этот документ полезным (0 голосов)
22 просмотров64 страницы
La conjunción cuerpo-máquina que lentamente se gestó durante esos recorridos permitió que mi cuerpo fuera rehabitado por una fuerza vital que se opone a la dictadura de la razón. Caminar-mirar-sentir se volvió una estrategia para resignificar la relación cuerpo-espacio por un lado, y la relación de mi yo con mi propio cuerpo por el otro lado. Transitar el tiempo-espacio para ir al encuentro de un instante determinado de luz, se tornó finalmente en una forma de autorretrato. Estas imágenes no se centran en la realidad fotografiable que existe a ambos lados de la frontera méxico-americana, sino en mis modos de ver y percibir la temporalidad/especialidad de los acontecimientos que de esa realidad específica se desprenden.
San Diego (California) / Quito (Ecuador); junio-diciembre de 2012.
La conjunción cuerpo-máquina que lentamente se gestó durante esos recorridos permitió que mi cuerpo fuera rehabitado por una fuerza vital que se opone a la dictadura de la razón. Caminar-mirar-sentir se volvió una estrategia para resignificar la relación cuerpo-espacio por un lado, y la relación de mi yo con mi propio cuerpo por el otro lado. Transitar el tiempo-espacio para ir al encuentro de un instante determinado de luz, se tornó finalmente en una forma de autorretrato. Estas imágenes no se centran en la realidad fotografiable que existe a ambos lados de la frontera méxico-americana, sino en mis modos de ver y percibir la temporalidad/especialidad de los acontecimientos que de esa realidad específica se desprenden.
San Diego (California) / Quito (Ecuador); junio-diciembre de 2012.
La conjunción cuerpo-máquina que lentamente se gestó durante esos recorridos permitió que mi cuerpo fuera rehabitado por una fuerza vital que se opone a la dictadura de la razón. Caminar-mirar-sentir se volvió una estrategia para resignificar la relación cuerpo-espacio por un lado, y la relación de mi yo con mi propio cuerpo por el otro lado. Transitar el tiempo-espacio para ir al encuentro de un instante determinado de luz, se tornó finalmente en una forma de autorretrato. Estas imágenes no se centran en la realidad fotografiable que existe a ambos lados de la frontera méxico-americana, sino en mis modos de ver y percibir la temporalidad/especialidad de los acontecimientos que de esa realidad específica se desprenden.
San Diego (California) / Quito (Ecuador); junio-diciembre de 2012.
generosa hospitalidad; a Mara Gracia y Noah por la paciencia; a Aaron y Kevin por la inspiracin; a Jeongtae Paeng por el reencuentro; a mi gran amigo Ernesto Proao por su dedicada labor en la seleccin y el tratamiento de las imgenes y por su esmerado diseo. 3 Border-Light Indagaciones en el tiempo-espacio lumnico de California/Mxico Alex Schlenker Mirar/caminar El acto fotogrfco me resulta siempre un ejercicio del recuerdo, no por esa nocin comn segn la cual lo fotografado deviene en la suspensin eterna de un momento determinado, sino porque al empuar una cmara (as como se empua un arma de defensa y ataque) el acto de encuadrar me obliga a recordar tal como lo sugiere la etimologa de la palabra recorderis: volver a pasar lo vivido por el corazn. Desde hace poco aos, tomar una foto es para m un acto de invocacin de mi padre muerto, mi primer maestro de fotografa. Lo ms normal, cuando me asomo al visor de la cmara, es escuchar sus palabras entremezclando el amor de padre con las estrictas instrucciones del profesor de fotografa. A ms de sus enseanzas, recib de mi padre y mejor amigo dos grandes regalos en mi infancia: una cmara de fotos y el hbito de recorrer el mundo a pie. Cuando a los 7 aos me regal mi primera cmara propia hasta ese momento haba dependido del prstamo tolerado que mis padres me hacan por instantes de sus propias cmaras, 4 yo era an un nio austraco de padre alemn y madre colombiana, criado en esa gris Viena de inicios de la dcada de los setenta. Una tarde mi padre haba vuelto de una de sus habituales visitas a ese almacn de fotografa que en ese entonces exista junto a otros tantos de su clase en la gran avenida Mariahilfer-Strasse. Estos almacenes vivan del boom que supuso la segunda democratizacin de la fotografa con la que aparecan cada vez ms fotgrafos y con ellos cmaras ms modernas y novedosas. Apenas uno pona un pie en uno de estos fantsticos lugares poda ya contemplar el mar de cmaras recin llegadas, escoltadas en la estantera por su legin de objetivos de toda distancia focal. El vertiginoso desarrollo de las cmaras, cada vez ms sofsticadas, hizo que rpidamente surgieran en la parte trasera de las tiendas, estrechos mostradores que vendan modelos anteriores de la Canon, la Leica o la Contax, y en muchos casos incluso de segunda mano. Mi padre, habitante asiduo de estos rincones, visitaba semanalmente una de estas tiendas para recoger sus tiras de diapositivas (alrededor del 90% de las cerca de 30 000 fotografas que mi pap tom durante su vida fueron tomadas en pelcula de diapositivas), probar alguna cmara recin llegada a la seccin de usados para conversar con los vendedores que, tras aos de conseguirle los distintos lentes que l us durante su vida en su Contax Zeiss Ikon, ya lo conocan de sobra. Fue en una de estas visitas que mi padre adquiri a un muy buen precio el modelo ms bsico y descontinuado de las rfex de la serie F de Yashica, una marca japonesa que empleaba el tipo de montura sobre la que calzaban los lentes Carl Zeiss de la marca Contax que l mismo usaba. 5 As, yo podra usar uno que otro de sus lentes en mi propio cuerpo Yashica. Imagino a mi padre cerrando el trato con la misma determinacin con la que hizo todo a lo largo de su vida; pocas horas ms tarde yo reciba de sus manos esa cmara que, ms all de todas las fotos que tom con ella durante muchos aos, me cambi la vida para siempre. Hasta el da de hoy, tres dcadas ms tarde, conservo esa cmara la cual, a pesar de su media docena de accidentes, no ha dejado de funcionar. El segundo regalo de mi padre, ms silencioso y sutil, pero no menos importante, consisti en una enseanza fundamental: el mundo hay que verlo a pie. Guiados por mi padre recorrimos durante dcadas todas las ciudades de Europa a pie. Praga, Londres, Belgrado, Salzburgo, Basilea, Madrid, Ljubljana, Budapest, Pars, etc. nos recibiran en ms de una ocasin como una familia de peatones. La estrategia fue siempre la misma: arribbamos a la ciudad en tren o carro (rara vez en avin) y durante varias semanas, mientras nos alojbamos con alguno de los tantos parientes que siempre tena mi padre en estas ciudades (mi abuelo alemn y mi abuela suiza descendan de familias numerosas que, a travs de las generaciones se haban regado por Europa y el mundo entero), haramos nuestra la ciudad de turno recorrindola de punta a punta y exclusivamente a pie. Para mi padre esa no era tan solo la mejor manera de apropiarse de una ciudad ajena, era la nica. En estos recorridos l y mi madre seran durante aos los encargados de ir haciendo el correspondiente registro fotogrfco del mundo que se desplegaba ante nosotros; l en pelcula de diapositivas, ella en pelcula blanco y negro. En algn momento, cuando cumpl cinco o seis aos, me dejaran tomar una o dos fotos del rollo que estaba por acabarse. Aunque de esas primeras incursiones fotogrfcas en el 6 espacio me ha quedado para siempre el hbito de estos actos fotogrfcos nomdicos: caminar y fotografar, visualmente no he podido rescatar ms que una foto tomada por m a los seis aos en Pars, en la primavera de 1976. El resto es memoria borrosa. Aunque con el paso del tiempo me he ido despojando de muchas cosas que me fueron constituyendo durante aos, mantengo como parte de mi identidad el fotografar y el caminar. Me interesa de manera especial la relacin con aquello que llamo el espacio- vaco, una porcin especfca del mundo con la que (an) no tengo ninguna relacin afectiva, cognitiva, o esttica. As, la curiosidad por lo desconocido me permite vivir en ese encuentro con el vaco una suerte de asombro, una sensacin cada vez ms despreciada por el mundo contemporneo. Punto de partida para este acontecimiento del yo en el espacio-tiempo es el ajuste de las variables del experimento que sugiere la separacin de la experiencia sensible de la rutina mecnica que supone lo cotidiano. Caminar y crear, caminar y develar la creacin sin permitir que la razn contamine lo sensible. As, caminar y mirar deviene para m en un acto artstico que interpela el mundo y escudria desde mi experiencia especfca de cclope bpedo la realidad que se insina. Recorrer el mundo apoyado tan solo en la cmara se vuelve una de las tantas posibles aproximaciones que, desde el arte, reclama para s la capacidad de responder de varias maneras a una misma pregunta que se inscribe en mi propio cuerpo como la bsqueda de alguna forma que me permita reencontrarme con el mundo y por ende conmigo mismo. Esta estrategia de recorrer/mirar el espacio persigue en ltima instancia el re-encuentro con el vaco. En el vaco est mi yo; busco entonces 7 habitar concientemente el espacio para poder rehabitar mi cuerpo por fuera de la razn que condiciona y modifca lo sensible de la experiencia vivida. As, caminar y mirar se unen a travs de la luz que atraviesa el espacio y llega hasta mi lente para narrarme un mundo que parece estar all afuera, pero en realidad se oculta en mi interior.
De fronteras (im)pensables: breves apuntes conceptuales/metodolgicos La absurda idea de una lnea que divida una porcin del mundo en dos espacios distintos me intriga. Todas las fronteras que he cruzado a lo largo de mi vida me intrigan. Sea en el plano material o simblico, esa lnea artifcial siempre me ha atravesado de una u otra manera y siempre con la misma temeridad con la que yo, en respuesta, he tratado de auscultarla a travs de mi lente. Me asombra la pretensin con la cual, en un punto determinado del espacio, la artifcialidad de un concepto inventado disponga la separacin del mundo en partes distintas y separadas. Cmo es posible que, a partir del trazado de esa lnea imaginaria, el espacio sea distinto a ambos lados de la misma? La disciplina geogrfca ha establecido con precisin una estrecha relacin entre lugar(naturaleza) y ser humano, llegando a describir con infnidad de detalles de qu manera los individuos nos acoplamos al lugar que recorremos o incluso habitamos. An as, siento que a esa ecuacin le falta una tercera variable que aporte precisin y complete la relacin lugar-sujeto: la luz. Para quienes habitamos ese complejo lugar denominado trascmara, el mundo es mundo en tanto portador y receptor de la mirada 8 que, en mi caso como en el de muchos otros hacedores de imgenes, se articula a partir de la luz. Finalmente hay que pensar los trminos lugar-sujeto-luz como mbitos atravesados por el tiempo. El vocablo alemn Augenblick se traduce literalmente como mirada de los ojos y es usado para denominar un breve instante. As, el paso del tiempo por infnitesimalmente pequeo que este sea podra ser medido en las unidades visuales denominadas instantes de mirada. En ese sentido, y volviendo al carcter dialctico de la relacin tiempo-espacio, el mismo espacio puede entonces ser medido en instantes de mirada. Siguiendo estas precisiones, Border-Light se articul a partir de una segunda estancia en la frontera de EEUU y Mxico durante junio y julio de 2012 la primera fue en 2007. Los distintos trayectos que surgieron durante esas semanas son absolutamente aleatorios y, en la mayora de casos, no conectan los distintos puntos del espacio a travs de un sentido lgico, sino mediante gestos momentneos que, articulados en una secuencia casi errtica, devolvan mi relacin con el espacio al cuerpo. As, el espacio no era atravesado, sino construido desde el acto fsico de recorrerlo. Esta suerte de caminatas no-pensadas fueron generando una nocin especfca del tiempo en relacin al espacio atravesado/creado. Ms all de toda medicin matemtica, el tiempo superaba el encarcelamiento de su representacin para volverse vivencia. Y el tiempo vivencial es siempre inasible. En el instante mismo en que intentemos nombrarlo, se habr desvanecido por siempre, dejando en el cuerpo un recuerdo innombrable. 9 Las imgenes captadas en la experiencia surgen a travs de una serie de incursiones a pie en el espacio fronterizo en el que, alternando entre San Diego y Tijuana los lados geopolticos de la lnea imaginaria, me propuse desarrollar acciones fsicas que nacan de impulsos espontneos relacionados con el acto de caminar sin rumbo preconcebido. As, la direccin, la amplitud y la frecuencia de mis pasos no obedecan a estrategias de la refexin mental, en el sentido ms racionalista, sino a un intento ms corporal por generar un conocimiento especfco sobre el tiempo-espacio de la regin escogida para mi proyecto. Los distintos datos obtenidos desde el cuerpo que transitaba el espacio de frontera desencadenaban una serie de impulsos que accionaban una precaria cmara suspendida entre mis manos. As, mientras el cuerpo conoca, el cuerpo registraba; y mientras registraba, aprenda. De esta manera se cumpla el axioma de Bruce Chatwin, legendario viajero ingls, para quien un conocimiento que no se tradujera en viaje era impensable; y un viaje que no se transformara en conocimiento era intil. En ese punto Border-Light requera de una forma mayoritariamente corporal para registrar el tiempo-espacio. Entend entonces que, acorde con las polticas del cuerpo y de la mirada que estaba asumiendo, cualquier mquina que yo empleara para registrar el tiempo y el espacio deba ser lo sufcientemente imperfecta para dar mediciones cronogrfcas y volumtricas subjetivas e imprecisas posibles. Por el otro lado, tal mquina deba tomar en cuenta los aspectos lumnicos como un factor de cohesin entre el tiempo y el espacio. Conceptualmente la cmara fotogrfca era el 10 instrumento ms adecuado, pero no en las versiones sofsticadas, que en su diseo le han apuntado a la fdelidad, precisin, nitidez y exactitud. Busqu entonces un modelo que, paradjicamente, me garantizara esa suerte de imperfeccin. El resultado fue la adquisicin por algo menos de veinte de dlares de una cmara lomogrfca de cuatro lentes a la que, ni bien sali de la caja, le arranqu el simulacro de visor que le quedaba, aferrndome sin tregua al deseo de eliminar toda posibilidad de organizacin de la mirada sobre el espacio; ste deba quedar enfrentado a mi famante caja negra, sin ms instrumentos de navegacin que mis manos y mis pies. La conjuncin cuerpo-mquina que lentamente se gest durante esos recorridos permiti que mi cuerpo fuera rehabitado por una fuerza vital que se opone a la dictadura de la razn. Caminar-mirar-sentir se volvi una estrategia para resignifcar la relacin cuerpo-espacio por un lado, y la relacin de mi yo con mi propio cuerpo por el otro lado. Transitar el tiempo-espacio para ir al encuentro de un instante determinado de luz, se torn fnalmente en una forma de autorretrato. Estas imgenes no se centran en la realidad fotografable que existe a ambos lados de la frontera mxico-americana, sino en mis modos de ver y percibir la temporalidad/especialidad de los acontecimientos que de esa realidad especfca se desprenden. San Diego (California) / Quito (Ecuador); junio-diciembre de 2012. 11 Un fotgrafo en el borde de la maqueta Ernesto Proao Vinueza Tijuana, la ciudad ms nrdica del sur, hace honor a su condicin de ciudad-frontera, permeable a todo y a todos, lugar de paso, de trfco de toda clase de productos legales e ilegales, de hombres y mujeres que, como una marea incesante, migran con ilusin hacia la muerte, la esclavitud, el desarraigo, por la promesa del dlar. Cerca aguarda San Diego, la extica 1 ciudad norteamericana, donde se siente ese fujo migratorio del sur y la poderosa maquinaria comercial del primer mundo, todo lo que las pelculas norteamericanas venden como su maqueta USA est all, esa maqueta ser igual a lo largo y ancho del pas, clones como los hbridos blancos de Star Wars. En este libro, Alex Schlenker, armado con una cmara anloga de cuatro lentes, intenta que atisbemos estas dos realidades con visiones que parecen venir del borde en todos los sentidos, del borde visual, del borde del pensamiento, del borde de la situacin, el autor toma la foto desde una clandestinidad asumida, los personajes se desplazan en los bordes, la tcnica usada es en s misma metfora de la situacin de frontera. En este escenario las fotografas no proveen una narracin de acuerdo al cnon occidental, la idea de Schlenker es justamente su opuesto, desdibujar el texto lineal, la lgica imperante, su experimento visual busca desenganchar 2 la tcnica fotogrfca 12 del aparataje colonial que la sustenta. Contrario a la pretensin moderna de lograr la abstraccin universal, la prctica artstica deber apostar por su potencial desde la especifcidad de la experiencia concreta desde la cual irrumpe para desafar y desestabilizar esas formas de poder. 3 Trato de imaginar al autor de Border-Lights atravesando las fronteras entre Mxico y Estados Unidos, tratando de verifcar las diferencias, la luz entrando en su cmara, y viene a mi memoria un trnsito similar hace muchos aos entre la exYugoslavia casi al borde de su desintegracin y en vsperas de entrar en el conficto que la desmembr, y Albania, tambin al borde de la cada del comunismo de Enver Hoxha. Me veo detenido entre los dos pases, en un lugar que tericamente es zona de nadie, metfora del absurdo humano, al otro lado, hacia el este, un contingente de soldados serbios deambula aburrido; hacia el oeste, el mismo espectculo, pero los soldados albaneses contrastan por sus uniformes chinos, ms all de la lnea de frontera, hacia Albania, se atisba un campo sembrado de alambre de pas y casamatas antiareas, las construcciones de cemento salpicando el paisaje montaoso hasta donde alcanza la vista, saco mi cmara y enfoco, la tensin se derrama en el aire como una llovizna fra, alguien se acerca para decirme discretamente que guarde el aparato para no ser detenido, interrogado, expurgadas mis razones de captar la imagen prohibida, la amenaza es real e inmediata, no hay dilaciones para ejercer la mxima violencia en el borde de un territorio. 13 As como la frontera es tierra de nadie tambin es un lugar peligroso, como si no funcionaran las mismas leyes de la fsica, algo enrarecido hay en estos interregnos que nos hemos inventado los seres humanos, fotografar la frontera no slo es un desafo al orden, la seguridad, el poder, tambin es un esfuerzo de imaginacin por captar lo que no existe, implica inventar lo exgeno, porque es intrnseco del homo sapiens buscar la diferencia, aunque sea mnima, para as poder adorar esos fetiches llamados patria, escudo, himno, raza, idioma, que encerramos dentro de lneas slo visibles en los mapas. Estoy seguro que este trabajo no intenta una lectura fcil, tampoco el deleite, sino emplazar a quien revisa sus pginas en un limbo visual donde necesariamente tendr que cuestionar/se para poder salir casi indemne, para no caer en el abismo que nos aguarda en el borde de la maqueta. Notas: 1 Utilizo el trmino extico para defnir todo aquello que me es extrao, incomprensible, rayano casi en 2 Schlenker se hace eco de las tesis de Walter Mignolo, quien entiende desenganche como una opcin para apartarse de las disputas por el control de la verdad, sugiriendo el trmino se entienda tambin como desprendimiento y apertura. Link. Arte, investigacin y docencia. Schlenker, Alex, Indisciplinar el conocimiento: investigar desde/con la prctica artstica (Apuntes para el captulo olvidado del informe Gulbenkian), PUCE-CAC, Quito, Ecuador, 2012, p.10. 3 Ob. Cit., p.9. Borderlight: A horizontal strip of lights, hung parallel to the proscenium of a theater; used to provide general stage illumination; a long striplight hung above a theater stage for general illumination; a striplight hung upstage of a border, for lighting the stage.