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MOD ERN IDAD Y PO ST MO D E RNIDAD LITERARIAS

EN HI SPAN O AMÉRI CA*

Ó SCAR RIVERA- R oDAS

¡
I La Mo dernidad y la Po stmodemidad so n d o s conc ep tos críticos que pe rmiten
observar mejor el desarroll o de la literatura hispano americana producid a entre
los últimos dos fines de siglos: fines del siglo XIX y fines del siglo xx. Por ellos
se pueden reconocer los rasgos de esta literatura en sus nivele s de expresión y
d e contenido. La Mod ernidad y la Postmodernidad constituyen una exp erien-
cia radi cal d e crítica al pensamiento tra dicional provocando la crisis del mi s-
m o. Un nu evo m odo de pens ar y entender el mundo d etermina la literatura de
esta época.
•, En términos generales, la Modernidad se inicia hacia 1880 y concluye hacia
la mitad del siglo xx. Abarca do s periodos muy importantes ya descrito s por la
histo riogr afia literaria: «modernismo» y «vanguardismo».' La Postmodemidad,
por su pa rte , se inicia hacia 1950 en un desarr ollo que apa rentemente no tenni-

.. Texto origi n al, elaborado para est a ant ología.


1 Co nviene tener en cuenta la diferencia entre el «modernismo» que la hist oria literaria rus -

panoamericana estudia a entre 1880 y 1916, Y el término de la «Modernidad», l:jue ahora discu -
tirno s, como época previa a la «Postmodernidad». Por otra parte, dentro del contexto de Amé -
rica Latina, también es necesario recordar que la literatura bra sileña qu e se inicia haci a los año s
de t 920 se den omina o moJtTnismo brasilriro, qu e de acu er do a uno d e sus mayores estudiosos,
Mendonca T eles, se origina b ajo la influencia alropea. E ste investigador y poeta brasileñ o es-
cribe: "A a contrario do modernismo hispano-americano, mistura de formas pamasiano-simbo -
listas, o modernismo bresíleíro, co nhecido históricamente a partir de 1922, recebeu influen cias
dessas vanguardas europ éias, ainda l:jue constantemente negadas pelos seus própios fun dadores"
(Val/guarda 30). En realidad, el 11IoJtrnismo brasiieiro se corresponde co n el «vanguardismo»
hi sp an oamericano .

447
- ,
.,
na a finale s del siglo xx. A fin de seguir ~. orden, me ocuparé suces ivamen te seguridad lo q u e es el espacio? Va la ciencia al tanteo, camin an do como una cie -
ga, y juzga a veces que h a vencido cuando logra advertir un vago re flejo de la luz
primero de la modernidad y de spués de la modernidad; además, en cad a época
verdadera... Nada ha lo grad o saberse con absoluta seguridad en la s tres gran d es
trataré por sep arado aspectos del pensamiento y aspectos del lenguaje. En todo
expre si one s de la Naturaleza: h e chos, ley es, p rincipio s.'
caso, este trabajo no es má s que una corta reseña de resultados en ciernes so-
bre todo producto de reflexiones sobre textos estrictamente hispanoamerica- La realidad permanece incognoscible, entregando a cambio me ras re presen-
nos, en el amplio ma rco del pensamiento contemporáneo.
taciones de su apariencia, sus datos sens oriales , mientras los sentidos del sujeto
J que la contempla se asombran ante la profusión de aspecto s de sup er ficie. En-
I tretanto, la " vida consciente" se debate en el fracaso.
1. LA MOD ERNIDAD
'1 Incertidumbre y escepticismo. Estos son otros rasgos afine s al pensamiento
I crítico, ya como resultado del racionalismo, ya como e fe ct o de éste. El
Los comienzos de la modernidad hispanoamericana coinciden con lo s inicios
del «modernismo». Sus características más importantes son las siguiemes.? modernismo, siendo heredero del pensamiento idealista según el cual el mun-
do exterior es sólo un «dato» del mundo ulterior del cual parte, critica y diso-
a. El p ensamiento de la modernidad cia la dualidad de esa concepción. Descubre que sus percepciones representan
sólo la apariencia de las cosas y no ofrecen correspondencia con la esencia de
La mayor parte de estos aspectos no se clausuran exclusivamente con la mo- las mismas. Lo s texto s modernista s so n un testimonio de esa reflexión y ese
dernidad, se extienden ha sta la Postrnodernidad. No en vano ambos m omen- conflicto. Su s p oetas reconocieron lúcidamente la distinción entre la intuición
to s so n partes de un mi sm o proceso . sensible y la intuici ón inteligible, y la han convertido en m otivo de su escritura.
. Racionalismo y pensamúnto critico. Un profundo escepticismo ante las creen- Por primera vez en la literatura hi spánica, el modernismo m o str ó el problema
cias de la tradición caracteriza las do s décadas finales del siglo xx . Una de sus del conocimiento dentro del lenguaje y, a la inversa. el problema del lenguaje
preocup~ci?nes principales es la limitación de la inteligencia humana respecto dentro del conocimiento." Ya el primer text o de A ZUl... (1888) es una apertura
al con ocuruenro de las co sas. El discurso modernista tematiza el fracaso de ese de los sentidos para captar el "año lírico" en las diversas manifestaciones de sus
conocimiento. Rubén Darío lo expone en el so neto ~W fatal» (Cantos de vida cuatro estaciones. Sin embargo, (en " Au tumnal") ese reconocimiento sensorial
y esperanza): ."ser y .no saber nada", " p ues no hay dolor más grande que el do - se detiene sólo en la apariencia de la realid ad, cuya índole sustancial pennanece
,1
lor de ser ViVO'; ru ma yor pe sadwnbre que la vida consciente". Ell o de enero 1, por el contrario inconocible y enigmática. Toda trascendencia hacia la subs-
de 1894, Darío publica en La N ación, de Buenos Aires, el relato titulado "El tancia resulta indescriptible y. en consecuencia, toda fundamentación última
caso de la señorita Amelía". El personaje principal de ese relato, el ilustre sabio resulta imposible. E l asombro ante esa carencia hace escribir al sujeto percipiente:
doctor Z , respetado en las academias, citado en libros voluminosos, y que aca- " ... y allí todo era auroral .../ ¡Oh, nunca! Piérides, diréi s la s sacras dichas!
baba de publicar su última o b ra titulada La plástica de ensueño, advierte a un
grupo de convidados:
3 Cito de R. Daría . ClIento; fompktos. Ed. E . Mejía Sánc h ez. México : FCE, 1950. p. 299 .
4 He estudiad o est e aspe cto en el últ im o capí tulo (" E l p o smod ernismo y s u actitu d
~ Quié~ es el sa~,io que se atreve a decir u /o u así? N ada se sab e. Ignoramlls a epistem ológica") de mi lib ro sob re la po esía del siglo XJX. Allí también señalo que mi entra s el
Ignorabt11l1lS. ¿Qwen conoce a punto fijo la n oció n del tiempo ? ¿Quién sab e con modernismo tr ata de apoy ars e en la experiencia p ropia de la conciencia perceptora para logra r
el conocimien to del m und o, el romanticism o actúa según la concepción heredada de una con-
ciencia pre~ supu c sta que aseguraba su pensar en la escri rura. No había lugar para la experiencia
. 2 La crítica ya ha reconocido que el m ode rni smo inicia la modernidad en la litera tura hisp á- de l conocimie nto en la co nciencia romá ntica, puesto qu e éste ya estab a dado. Por eso estudio
ruca. Jv~n Sch~~ afirma qu e en " la evolución en mu cha que parte de la primera generación ahí mi sm o el ro ma nticismo hisp an oamericano dent ro del fenómeno de la intertextualidad: la
m~derrusta ~V1dencla el modern ism o de ntro de la m od ernidad" (N Jlt lJ()s ast dios 26). v éase ahí prim era generación, des p ués de recib ir los mensajes (de una conciencia pre-concebida) del ro -
rrusrno el arti culo de Robeno Femández Retamar, "Rubén D arío en las modernidades de nu es- manticismo europeo, ejecuta a su vez la t11lúió" de su discur so, cuya Ttapc;ón está ca rgo de la
tra Amé rica". segunda gen eraci ón y de la ter cera qu e, ade más de recibirlo, 10 nrisa.

448 449
la i
o rtidumbre de toda ver dad, y entregarse al juego libe-
qu e en el alma sintiera!" E l lenguaje carece de co rresponde ncia me tafísica con sencia metafíSica. o a mee .
la realidad . De este modo, el modernismo hispanoamericano abre el tem a de la del f d mentalismo realista-naturaltsta. • . .
rado e un a . L . . ' , de la ausencia m et afísic a (y la 11-
ausencia metafísica que la modernidad europea reclamará en el siglo xx. La cer- . . 'ti pe rceh/tva a tnt utcron
ConcunCla en tea "r . d 1 intuición sensible. Es de -
l . t: ·ble) concede pre ommtc a a
o o

tidwnbre modernista de esa ausencia disocia el signo y pon e en constante ries - mitaci ón ante o mte egl ., ial Pe se a todos los esfuerzos del sujeto,
go su discurso, que se afana en la bu sca del signi ficado al cual los poetas poste- o domini a la percepclOn senso n .
CU', pre orrutuo . s de su apariencia , sus dato s sen-
riores a 1905, con Enrique Gonzá1ez Martínez a la cabe za, llamaron el «sentido lid d a apenas las representaclone
la rea a entrega ape últi 1 s Si lo s sentidos se enfrentaban a la pro-
oculto de las cosas" (Lo1 senderos ocultos, 191 1). Gonz ález Martínez exh ortaba : soriales, aunque colondo~ y m . pe . 1 .. id conscient e" se debatía en el fra-
«Busca en todas las co sas un alma y un sentido/ o culto; no te ciña s a la apa- o d , ensonales mientras a V1 a
fusi ón e aspectos s . 1 d no eligió el lenguaje sens orial como
o

rien cia vana;/ hu sme a, sigue el rastro de la verd ad arcana.! escudriñanre el ojo d ' ejor que e IDQ errusmo
caso, se en ten era ich e rme ha qu erido señalar cier ta crítica, sino como
y aguz ado el o ído ". Es e sentido ocul to de las co sas, aunque intuido en la pe r- fi ' a capnc o como . .
,10. en Si ~' n Imposibilitado de aprehender y expresar el co no clIDlen tor;esen-
cepción n o era ot ra m anifest ación que la aesescia metafÍiica, la impo sibilidad uruca OpCIO . a.e se reduce a señalarlas por sus gestos y ormas
de con ocer el ente en su condición subs tancial. La literatura se convierte así en cial de las co sas, este lengu I b 1 tid s De ahí que par a el
ti • yectados so re os sen o.
un in strumento de reflexión y adquiere, innegablemente, un cariz ep istemo- externas: por s~s enor:ne~eC:t:r~e las co sas sign ifica: mi sterio del mundo.t En
lógico . No era su ficiente só lo captar el mundo sensible de los ob jetos - m uy moderms~o e conocu:m de ese movimiento es fen oménico, pero no porque
perceptual y sines tésico-, sino aprehender el mu ndo inteligible. Se justifi ca, este senti do, el lenguaje d o o, d 1 s fen ómenos externos y superfi-
entonces, que la modernidad literaria enfrentada a la cri sis de inquirir y tratar ,. rse en la escnpcion e o
solo qwera entretene , 1 s úni co s elementos dados de que dispone para
de expresar lo no-expresable, se hubiera entregado al juego sens o ria l y a las ciales, sino porque son e.sto.s, °d 1 d La exp resión sens o rial modernista
imá ge nes del signi ficant e, por una parte, o, p or o tra , a la escritura predomi- . . descnpclon e mun o.
su co nocmuento y . . d 1 pe rcibir so bre el pensar en la
nantemente conceptual en bu sca del signific ado ausente, tal como ocurre de s- di d como preemmencla e
debe ser e.~ten la . . t Sobre esa experiencia la literatura de enton-
pués en el vangu ardism o: por un lado los imaginista s {creacio nistas, ultraistas, teformulaclOn del conoctnUen o. 1 . El color el ritmo la imagina -
estridentista s, entre o tr os); por otro, lo s poetas reflexivo s «((Co ntem porá neos», c~~ or~a"!~ó su vi~ió.n d~l "::i~:~t:u :n~:li~nista de l~ escritur: modernista,
Vallejo, entre otros). En este punto el modernismo deviene vanguardismo, y
ambos muestran so bre todo la incertidumbre del pensamiento y del lengu aje.
cion plctonca y pl ástica, unp .
. . 1
~
llam o una conctencta crt lca
xr '/
perceptiva Es esencial para
'r .
o

.
se ort~ma en 10 qu: . previo al pensar. Su enunciación destaca la concienCia
Sus enunciad os disocian la rep resentación del universo entre lo conocible y lo este dis~urso e percl Ir. . e E l o ertibo (previo al pensar) desplaza al y o
desconocido. Amado Nervo, que en E l estanque de los lotos (1919) an hela libe - perceptiva y al yo perCI?lent · Y P d 1 creer) de la tradició n . Pero ese
rars e "del horror de pensar" y " del demonio consciente" ("Al cruzar los cami- o ibi
o V IO en 1a ceguera e
pienso (Sin percI tr pre , 1 .. di t con el lugar y el momento
no s"), escribe un texto de dos cuartetas , dedicado a «Heráclito»: " Mira todas . . '1 entra en re actort trec a
pe rcibir preVIO a pensar .. e ptora La conciencia establece una
las cosas curi oso, embelesado.y mas sin querer asirlas: como ves el reflejo/ de 1 . el ahora) de esa experiencia per e . . .
(e aquí y 1 bi t So bre esa experiencia percepUva enge
la luna en las agua s del estero encantado;/ como la im agen móvil de un rostro relación intramund~na con e o Je o .. bí f nda su propio pensar, su propia
en un espejo. z y acertarás, sin duda, porque nada se pla sma / fuera de ti; nin- \ de spués su pensa.rmento. Sobre el percI Ir u . odernidad-
guna forma realidad es.! y aun cuando su ilusoria corporeidad te pasma.y si
vas resueltamente a su encuentro, el fant asma l te dejará que pases de su enga -
, epi stemologl' a Y l~ ;no::~~ed1:X:::~:~~a~ ~u~;:~a~::~:~::
f::::talmente el
E n este rec h azo e cr
ño a través". En su incerti dumbre y desarraigo de todo modelo inteligible, el • . .
escepttc.lsm o ano
. ló .
te las concepciones rnetafíaico-te o ogtcas que
marcaron la cul-
1
desde la Colo nia. E l rechazo de ellas se expre sa en os
modernismo revela para la literatu ra hispánica co ntemporánea la condición tura latlnoamencana
ininteligible de la realidad. E sta exp eriencia con lo in inte1egible es también la ,
>

mayor experiencia de la crisis que la modernidad deja com o gran herencia p ara ,
\
liamen te en dos capítulos de mi lib ro sobre la poesía
d
• ~ Estos conceptos he desarrolla o am p.
I ." "El posmodernismo y su .actitud
la literatura co ntem poránea de la Posrm odernidad . E l vangua rdismo la resuel - del siglo XIX: "El m odernism o y su leona de a p oesI3 y
ve par cialmente mediante la apelación a un fenómeno singular: aceptar la au- epistemológica" .

450 45 1
textos mod~rnistas ~ través ~e la seculariz~ción del vocabulario de las religio- se empeñaban en condenar el cuerpo y tratar de mantenerlo expulsado de la
nes y sus rit os. D ario, por ejemplo, parodia el acto de la mi sa católica con el 't experiencia humana. Esta recuperación y reflexión de lo sensible r~chaza toda
acto eró tico -sexual (elre, misa est», Prosas profanas). :1
, la tradición ascética que el cristianismo quis o imponer en la Colonia. La con-
Temporalidad: presente. Ver que el yo percibo modernista desplaza al y o pien- ciencia latinoamericana se reconocerá en su propio cuerpo, étni ca e hi stórica-
so (o yo creo) de la tradición es comprender que la enunciación modernista mente diferente a la imagen abstracta del ser humano de la tradición occiden-
l'
e.ntra. en relación con el lugar y el momento (el aquí y el ahora) de esa exp e- tal. La concie ncia latinoamericana se reco nocerá en su cuerpo (mujer u hombre),
nencra a. l~ v~z pe rcepto ra y enunc iativa . Además, el instan te del aquí y del 1 ligado a su espacio geográfico y tiempo histórico : a su propia cultura. Es tos
~hora privilegia al ~~es ente de la enunciación. El presente se impone en el re- ,1 son los oríge nes de los discurs os fem enino y masculino de la Pos ttno derni dad
lieve de la ~~ncepclOn tempo ral frente al pa sado o al futuro (propios del mito Ij'l latin oam ericana , co mo veremos m ás adelante. E n semejante circunsta ncia, el
y de las religiones) que son desplazados a posiciones secundarias. La única cer- modernismo no deja de preocuparse por el conocimiento sensible (prese nte y
;1
tidum~~e es la per~epción del momento, que a su vez resulta - fru stran te y ¡' posible) y el inteligible (aus ente y fru strado). El vanguardismo retoma esa pre-
I
pa~adoJIcamente- Intrascendente. La exp eriencia de la temporalidad presente 1 ocupación en su s dos expresio nes básicas, la imaginista y la reflex iva. Resulta
ratifica el rechazo ~e l~s con cepciones doc tri nales que o bligan a despreciar el
pres~nte de la conciencia respecto al mundo y su relación con el cuerpo qu e lo I, ejemplar, en este cur so de refl exión, la qu e hará J osé Gorostiza en Muerte sin
fin , donde muestr a la pugn a de la inteligencia sitiada por la piel. " Lleno de mi ,
pe rcl~e; rec haz o qu e favo rece a un futuro fantástico de la «vida etema» qu e sitiado en mi epide rmi s...", La literatura de la P ostmodernidad desa rr ollará
I
t~nd~la lugar en un espacio ~jeno al mundo y en un tiempo ajeno a la expe- I ampliame nte el tema de la sensualidad y sexualidad en el siglo xx.
r~~ncla humana. La temporalidad presente se entiende mejor en la considera-
clan de la sensualidad. i' b. El I, nguaj ' de la modernidad
Sensualidad. La percepción sensorial, como primera fue nt e del co nocimien-
to ~ del pensar, ligada la experie ncia cognoscitiva de la instant aneidad del sen- II Respecto a lo s aspecto s pri ncipales del lengu aje de la m odernidad, se pueden
so rio ~ondu c e n a la. co ncie n cia del se r- cuerpo, qu e se re cono ce p o r su ti destacar los siguientes:
sens~ah~~d. Los s~ntJdos y la sensualidad adquieren importancia primaria en 1
Inadecuación del lenguuje. Bajo las co ndiciones de un conocimien to limitado
I~ ubIcacI~n del suj eto en el mundo cotidiano. La modernidad en América La-
n~a, gracias a la exp eriencia de los escritores modernista s, marca el descubri-
,1:
• l"
no es posible la expresión plena del lenguaje, que se toma incompatible con la
exp eri encia humana y mi sterioso en la dificultad de articular el sentido. Ahí
miento de una ~ens.ibilidad propia, por la cua l la razón encuentra su p rop io
cuerpo. La c.oncIencla / cuerpo se regocija entonces no sólo en lo sensible, sino
",1' empieza también la frustración de la expresión en el modernismo: no po der

en l~ ausencl~ ~e verdad m etafísica, o de metafísica verdadera, por ser una au- "f decir lo q ue se ha exp erimentado ya sea como conocimiento, ya sea como lo
que no se ha llegado a conocer, aunque se haya intuido esa presencia que que -
sencra que alivia. Es~a op eración moderni st a permite apreciar un aspecto im- 1:
·1 • \ dará indecible. La intuición de una manifestación no conduce siempre al cono-
portante del pens~ento de la modernidad: la introducción del cuerpo en el '- cimiento de lo sub stante implícito en ella. En el prólogo a Prosas profanas, Darío
pen sa~. ~a percep~lOn y el momento en que ésta se reali za forman parte del define al lenguaje como un objeto que debe ser conocido en su doble índole:
conoc.IInJen~? sensl~le y su reflexión. El cuerpo, co n su s sensaciones, otorga
un a ~enslOn sensible al p ensar. La razón se sujeta a la sens ibilidad de la vi-
, "cada palabra tiene un alma", y que existe en cada verso «ademá s de la harmonía
verbal, una m elodía ideal". Daría intuía la naturaleza del signo que sólo en el
ven~la percep tiva. Gracias a la sensación , la concie ncia qu eda anclada en el es- siglo XX fue de finida po r Sauss ure (como entidad integrada por significante y
pac te y. tiempo propios, y puede o bservarse mejor (auto-re flexio nar) , contem - significado). Para González Martínez, entender el «lenguaje de las co sas» signi -
plar n:eJor el espacio y el tiempo a los que queda ligada por el cuerpo. Sólo así ficaba entender cómo la s cosas debieran lle gar al lenguaje humano sin la
se entienden l~s proce sos de identidad e identificación que se desarrollarán en interferencia de las opiniones o convenciones sobre las mismas cos as; signi fica-
la Po stmodereidad. Este proceso fue una auténtica recuperación del cuerpo, ba co nocerlas a través de la mirada no conceptual de las mismas. No entender
que a su vez refuta las concepciones tradicionales impuestas en la Colonia q ue el lenguaje de las cosas era, así también, carecer del co nocimiento de las mis -

452 453
ma s. Sin conocimiento de las co sas, . ué se ti d .
ra será siempre falli da La d "1 .. cq p e e decir de ellas? Toda escritu- modernista -consciente de su falibilidad - es una cadena de analogías, asocia-
. est USJOn ante el lengua¡"e impli h l l' , 1
del saber humano lo cual difi l h . I lea a a imitaci ón ciones, correspondencias: una pluralidad reftrencial de signi ficantes en pos de
• icu ta a ma s aun tod . de scri
que puede ser la realidad su bstancial A o intento p or escnbir lo i un signi ficad o. En una de sus primeras y escasas reflexiones so bre la poesía de
inutilidad del oficio propio del poeta.' G¿;:~~eez c;:;o ~ema de est3_ literatura: la su tiempo, otro extraordinario modernista, Ricardo Jaimes Freyre escribía en
ras» (La muerte del cisne) dice " «M. 1 arnnez en «Mañana los poe- 1896: " si el pensamiento es de suyo nebuloso y sus contornos indecisos, un a
que no logr amos eoton;r los . an~na os p o etas can~arán en divino l verso \, expresión d ara, n atural y co rr ecta sería absolutamente antiartístíca"." La ause n-
no / alm - . de h oy'; nuevas constelaciones darán otro d esti- cia de sentido de be ser suplida con la sobreabundancia del significante. Este ca-
a sus as mquretas con un nuevo temblor l / y od ' . .. ,¡
será en vano./ será el afán de siempre el id énríco ar t o •sera ~util. ~odo ! rácter suplementario del signi fican te ante la finitud y ausencia de signi ficado se
j1
dentro del corazón./.../ recogerán dei polvo la aba:::~la
1; misma nrue~la muestra clara en el primer soneto (<<S~ emp re") con el que Jaimes Freyre abre su
con ella nuestra misma canción" (OC 143) . En 1935 bli Ira / y ca~taran ![. Castalia bárbara (1899) y cuyos terc eto s finales dice n: "Vuele sobre la roca soli-
Poemas truncos. y más ta rde co nf , .pu rca un a co lecció n de taria,! peregrina p aloma, ala de nieve/ como divina hostia, ala tan leve/ como
conocimiento de las Cosas se mani~;:~a ~~elas~enmensa!e fue i~c~mpleto.6 Si el un copo de nieve; ala divina, / copo de nieve, lirio , hostia. neblina,! peregrina
haber manifestación. Esta crítica de 1; mode~d s; ¡,ono~ento no puede I paloma imaginaria.;." , Más de una decena de significantes tratan de suplir, con
entenderse en una dimensión li b engua,e humano debe su so breabundancia. la ausencia del signi ficado que tratan de expresar. Con una
amp a, que a arca no tanto al sisre Iinmiisri
como a lo s productos de ese sistema: ideologías doctrinas ma . gurs uco ¡ I tenninología muy en uso en estos día s puedo afirmar que el modernismo expe-
no pod rían expresarse de o tra m ane ra ue no fu , co~cepclOnes que I rimentó la duda deconstructiva. La identidad metafísica de las cosas es des-cono-
textos escritos libros Y entr - be l ese por lo s discursos orales, " cida, des-concert an te, des -n aturalizada . El m oderni sm o percibía lo que un siglo
, . e estos ca en o s docwn t . 1 fu 1-
ta~es, como lo s escritos a los que debe regirse el e ten ; .s ~ocla es ndamen- después hará proponer a Derrida su deconstrucción, es decir, "volver enigmático
rruenro humanos: las escrituras constiru n en muento y comporra, I lo que cree entenderse bajo los nombres de proximidad. inmediatez, presencia"
mados «sagrados» de las conce ciones relieios de lo s E~tados o los textos Ila- [Gramal%gla 91J , Así. pues, e! modernismo supone la inhahilidad del lenguaje
culturales fab ricad o s co n el len~aje L
gran des fabricante s d e estos prod~ct~s
.T~as.,. Es de cir, tod?s lo s p ro duc tos
1;0ogtd . YI las doct~nas h an. sido las
as li pa ra la design ación exacta de las cosas. Renuncia a la univocidad del significa nte
que se multiplica en su afán de comunicar lo s rasgo s con lo s cuales podría defi-
coe rcitivamente sus creencias. Incluso la 'c o~;:pc;~~ ~ar 1sus Id eals e l~poner 1, nir mejor al objeto y expresar asimi smo mejor el conocimiento. Se acumulan
esas circunstancias no es ate
.. . '
e a natura eaa, vi sta en
a cosa que un producto cultural iI lo s referentes y se organizan constelaci ones, asociaciones y analogías, en cuya
G'7J'1S "'i,,
e! pen
':J~ saaL- PercribiIr y no poder expresar
.
ibi '
, percr 1I y no poder alcanzar
d
l¡ ~
dispersión una palabra explica a otra palabra que es explicada por una tercera,
sin alcanzar el significado que se quiere aprehender, diseminando el sentido o
sarruenro comp leto era asimismo hallar oscura la e .,
el mundo, disponer de referentes inciertos' xpr.e~IOn que refiriera '11 tratando de in tegra r el sen tido diseminado: crisis refe rencial. Por eso su expre-
tes. La ineptitud del len ' . ' trope~ar Con la cnsts de los referen- I~ sión se caracteriza por un a cadena de signi fican tes, un a pluralidad referencial que
Dario bl ~,e retroalimenta la Insuficiencia del co no cimiento trata de referir un significado. E se esfuerzo del significante hace ver que final-
fi sa la que no es posible acertar Con la cifra, puesto que se . . . .
orma que no encuentra su estilo" _ persigue una mente todo lo que se ha logrado es que el lenguaje se refiera a sí mi smo.
y se redu ce a un "b ' d .y que, en consecuencia, fracasa la expresión Metalengu(~je. El modernismo exp erimenta que lo s referentes del lenguaje poé-
oron e pe nsarruento que bus ca ser r "G .
IIa este concepto al cual denomina .. . osa . orosuza desarro- tico ya no se correlacionan con las cosas de la realidad extraliteraria tal como la
"E n el espacio ins / presencia y fuga " en sus sonetos de 1939: de scriben los referen tes de la lengua convencional, sino con las propias palabras
omne que separa el fruto de la fl el .
en que germina su aislamiento / .or, pensamienmy del acto de ésta que devienen en palabras-cosas. La referencia se hace interna y el discur-
, una muerte de agujas me acapara" El discurso so se remite a sí mismo. El lenguaje poético, ya convertido en metalenguaje y
"

, ante la ausencia de las cosas habla de sí mismo. (Esta experiencia del Moderni s-
6 Me he o cupado d e la poesía d E ' . ,
modernidad (G uad alajara, 1996 ). e nnque Gonzalcz Martínez en mi libro E l p enJa,. de ia
7 Las breves reflexione s de Jaitne s Preyre aparecieron en L1 QMina na 3 (Buenos Aires, 1896).
454
455
mo es llevada a su extremo en el vangu ardism o por J o sé Gorostiza y su «Poema import an te s o bras de la filoso fía m exica na y latinoamericana en lo s prim.eros
frus trado»). En el esforzado intento modernista po r conocer las cosas se pu ede años de la década de 1950. No en vano esa meditación siguió el rumbo abierto
ver su p ropi a p reocupación on to lógica. Así también, se p uede ver cómo revisa de sde la p erspectiva de la Revolu ción por Antonio Caso (1883-1946), Samuel
su propio discurso y opera una meta-poética, que se acentúa en su paso al van - Ramo s (1897- 195 9), Leopoldo Z ea (1912) , h asta Octavio Paz (19 14)
guardismo entre 1905-1920 que se caracteriza por su actitud gnoseológica. Las -para citar los nombres más conocidos. En .ese contexto i~pe. hacia 1947 ,
operac iones que se inician en el modernismo se cierran en el vanguardismo. rari- el grup o «Hiperi ón», encabezado por Zea e Integr:do p or J ovene~. pen s~d~res
ficando la continuidad de la historia literaria. Asimismo, la Modernidad es con- entr e los que destaca Emilio Uranga (1921-1988). La pr eo cupac ton p rincip al
tinuada por la Po stmodernidad, que ante la desvalorización (y ausencia) de ]0 de «Hiperi ón» era crear un espacio para la reflexión propia. de modo especial
substan te (subs tancia o esencia) de la realidad, debe re-describir a ésta y re-inter-. para pensar una filosofía americana y. reflexionar la co.ndición o n toló gica del
pretarla desde su materialidad. ya desconocida como es la realidad concebida se- ser mexicano. E l laberinto de la soledad (1950), de Octavio Paz, es p roducto de
gún la meraflsica de la tradici ón y su conceptualización del mundo. la vivencia de eso s día s y su titul o remite implícitamente a ese momento in te-
lectual que se puede de scribir como «límite», al que se en frentab a la conciencia
al ver la caída de lo s grandes di scurso s fundamentalista del pensamiento occi-
11. LA POSTMODERNIDAD dental. Si se permitiera extractar un enunciado que manifestara el motivo
fundamental de ese libro. diría que su fin es dar un anuncio del aniquilamiento
Los rasgos son profundizado s por la Po stmodemidad en el marco de un pensa- del pensamiento tradicional. Es e anuncio señal aba con cierto patetismo : «fren-
miento que debe también resena rse. Si la Modernidad se caracteriza por la cri - te a no sotros no hay nada. E stamos al fin solos) . Presenciaba el derrumbamiento
sis y pérdida de la creencia en lo s sistem as metafisico-teológicos que pretenden de valores sus tanciales de la cultura occidental. Escribía: "El mito. la biografía,
ordenar el mundo e imponer su «sabe r» y «autoridad», la Postmodernidad, que la hi st oria y el poema re gistran un período de so led ad y retiro" (184) . Y el
recibe esa herencia, la radicaliza pa ra llevar a su culminación el proceso de de s- capitulo titulad o «Nuestros días» concluye co n es tas ideas :
creimiento en lo s fundamentos de la tradici ón. Además. de sde la exper iencia
histórica contemporánea, pr opone otro sentido y orden. Si la Modernidad de s- y ahora, de pronto , hemos llegado al limite: en uno s cuantos años hemos agora-
cubre la ausencia de sentido en el mundo tras rechazar las representacione s do todas las formas históricas que poseía Europa. No nos queda sino la desnudez
p rerendidamenre «verdaderas» de la tr adición. la Postmodernidad propone un o la mentira. Pues tras este derrumbe general de la Razón y la Fe, de Dios y la
em~leo renovad o de la expresión y del pen samiento para obtener una interpre- Utop ía, no se levantan ya nuevo s o viejos sistemas intelectuales, capaces de al-
tac ion del mundo como producto de un a práctica so cial. bergar nuestra angustia y tranquilizar nuestro desconcierto; frente a nosotros no
hay nada. Est amos al fin solos. Como todo s los homb res... Somos, po~ primera
vez en nuestra historia, contemporáneo s de tod os los hombres (Labennto 174).
a. E l pensamiento de la Postm odernidad

La Postmod em idad es fun dam entalmen te re flexiva y hermené utica: ah o nda su . El anuncio refiere la situación «lími te» en que el aniquil amiento (la n ad a
radical del n ihilismo) uniforma, iguala, a la masa human a. Finalmente se anu-
reflexi~n de la que obtendrá sus parámetros para un a nueva interpretación de
laron las jerarquías fundamentalistas de ciertas culturas. etnias y doctrinas que
su realid~~ y condición. No podría ser de otro modo ante la in certidwnbre y
autoproclamaban su sup erio rida d ante otras. En esa situación límite de so le-
el escepncIsmo heredados de la Modernidad.
dad. an te el vacío metafísico y lo s vacío s del saber. el esc ritor lati no am erican o
Autoconocimiento. Hacia la dé cad a de 194 0 se in icia una nueva etapa en la 1 de scubre su alienación cultural, el haberse ap artado d e su propia cultura. lo

'
reflexió n de la ra zón crítica hi spanoamericana que corresponde a la Post -
modernidad." E jem plar y pionera fue la realizada en México, pues dio lugar a

t
9 D e la siguiente manera Z ea dedica a ese gru po su lib ro La ji/olofia (omo compromiso (1952):
"A Ricardo Guerra, Joaquín McG regor, J orge P errilla, Salvador Reyes Nevérea, Emilio tj eanga,
8 _ He exp ues to estas ideas en la pa ne final del cuarto ensayo de mi lib ro E l pe1lsar M la mo · .
dmudad poilúa (G uad alajara . 1996) . Fa usto Vega y Luis Villoro, fun dadores del Grupo Filosófico Hiperi ón".

_ _ _ _ _ _l~
.
45 6 457

_
. visión de la realidad.
El 1 tinoamericano reconstruye su p ropia
cual le permite buscar su identidad y diferenciarse a sí mISmo con relación a lo s diferen te . ; ser a., d la realidad; además, reco noce que la versión que tra-
otros. especialmente ante la cultura de E uro pa central con la cual hab ía mante- que es en SI su versl~n .~o m o strad a co mo la central y original. es so~amente
nid o una relación de depend encia. Para el hispanoamericano será una necesi- dicional~~nte l~ h~:a a::eridad y la diferencia so stie nen al pen~amiento d,e la
dad encontrar la diferencia propia dentro de la tradición o cciden tal a la que se o tra v ersto n mas. . . ..... rea de cons truir el sen tido d e su epo-
d .d d l unoamencan a en su UI
mantuvo ligada; no para negarla sino para distinguirse de ella: de scubrir la PostmO erru a a onstrcctíva pudo realizarse sólo d espués d e la gran
alteridad en sí mi smo y afirmar a la vez su identidad. tensión que abrirá en su ca. Pero est a nueva ~~apa e d 1 od ernidad que m o stró la ausencia de
d consrruCclon opera a por a ro d
conciencia una dimensión intra e intersubjetiva de constante o scilación dialéctica tarea. d e e 1 fi '
i nes meta isrco-reo ] 0' oica s tradicio n ale s• con gr an es
0"
entre la separación y la re -unión o re -conocimiento. Zea definía ese momento sen u do en. as. con~:pc o r id tadamente por el anuncio de Paz: " Fr en te
, d slgruficaclon releo o s acer .
como etapa de «aut oconocimiento», y admitía que esa etapa le llevó a escribir c actos e • ,. 1953 . "El hombre de nuestro tiempo
hay nada " Zea clamara en . .
el libro publicado en 1953 . Allí dic e: "Esta es la etapa en la cual se encuentra la a nos~tro~ n:na nueva t~oría que justifique su vida práctica y le ~é senn~
Cultura Americana. Etapa de «autoconocimiento»... Fruto de la mi sma es este necesita e relación entre una y otra ha quedado rota. no coordin an ~a.
en sayo por hacer comprender tanto a no sotros. como a otro s pueblos distintos Parece que la •. 1 alid d lo ideal con lo real. E s necesana una
fi . ece reñido con a re a , ,
al de esta América. la serie de notas que pueden perfilarla y su relación con las meta I SIC O p~r _, d s lanas" (A mérica 179) . G onzález Marnne z
culturas cuyo contacto ha ido ofreciéndole el material ob jetivo para su forma- nueva coordl~aclon entre lo s o P , esa falta de coordinación entre
ción " (A mén"ca 92). Tres lustros de spués volverá sobre ese momento para escri- denunció precisamente a lo lar~o de .~u ~~:sl:ntre lo metafísico y la realidad.
bir lo siguiente: " A través de la soledad. d e viejos sufrimien tos . el latinoameri- lo ideal y lo real o , como aquI .e~cn ~ 'amien to de la postmodemidad lati-
cano. y con el latin o am ericano el hombre no occidental. se ha encontrado a sí E ste es .el con~:iOenU;:;g:e p:r:: :n ~~~s9
su «E ns ayo de una onto~ogia d~~
mi smo com o hombre. El hombre occidental, p or su lad o. en función de la noamencana. . d di do a O ctavio Paz
. 1952 su libro A nálisis del ser mexicano, e ca .
soledad y sufrimien tos a que sus propias accio nes le condujeron, tropezará, tam- meXIcanO)) y en .d d d e dar sen tido al análisi s del ser
bién. con el hombre . Ya no consigo mi smo, ya que si de algo estaba seguro Con su lib ro sale al p aso de est a necest . a de conceptos. Acaso ratificando el
. ' . ara proponer una serie .
este hombre era de su humanidad, sino con la humanidad de los otros hom- hispanoamencano P, . di al. Europa dejó de ser centro y modelo,
. d Paz haci a o tro anuncio fa c . b
bres" (Filosofía americana 108). anuncio e , " d eflexión de la que podía o tener
e Hi spanoamérica tenia su pro~l~ centro e r
Identidad y alteridad. Lograr reconocer las diferencia s de id en tid ad para el
lo s rasgo s de su identid ad. E scribía:
pensamiento hispanoamericano. dentro del pensamiento occidental. fue tarea
de est o s años. La cate goría identidad/alteridad fue una estructura fundamental d odelos Todas las instancias arquetíp icas han cadu-
La hor a empe~~~;~o~~ni~e:que todavía confían en salvarse haciendo el aparato
en lo s orígenes del pensamiento hispanoamericano de la Po stmodemidad, lo
d i
cu al implicaba som eter a un cuestionamiento radic al el conc ep to tr adicional de ~ ~e: 6~~c~~e los idcal~s defo~dos de las metrópo~: ta::~::::~u~~c~::~:
identidad. E l ori gen, o la raíz. o el signi ficado de lo hispanoamericano había ap render. La metr ópol i h a d~!ado. de ser mod~gunlo. a d~ ideal y de elevación . Al
permane cido irrecuperable (aus en te) tra s la destrucción cultural de la inva sión exclusiva cara de la explot aCl0n SlD pr omesa a
europea y la imposición de la Co lonia en el siglo xv. De ahí la urgencia de su , '

bú squeda. Permanecía. también de sde la mi sma Co lo nia. como una alterid ad


., Clladtrnos Americanos 2 (Marzo~Abril 1949) Y su lib ro
marginada: au sente. pero por el vacío dejado siem p re presente, como la parte 10 E l artí culo de U ranga ap areclO en ' M' " 19 52 E l Gobierno d el Estado de
en som b ras y mal conocida de la propia id entidad. Re-pensar la identidad en b ajo el sello de la editori al Porrúa y O b regon, eXlco , . uatro tomos Pan mis citas
blic ó 1990 la serie de sus obras comp1eres en e . .
relación con esa alteridad, de sde una posición hist órica en la segunda mitad del G uanaiuato pu ICO en
,
. d di I- ó n tj ranga que no só lo tem a una
A·{ " del ser mex ICano e esta e lC · . "
siglo xx, tuv o resultados tan fecundos como originales. Latinoamérica no po - emplearé el vo 1ume n na m s ". ibilid d fina para la poesía. al dedicar su
" 1 sarraento sino una sensr a 1
mentalidad ngurosa pa ra e ~en" , al oet a de E/labtrinto de la so/tdad, pero también a la poe-
dia seguir considerándose una provincia europea, puesto que es y ha sido siem- libro a P az mues tra su adnll raclon P . ibuian al análisis del ser mexicano (Aná-
p re otra realidad diferente. Sentirse otra re alidad le permitió comprender me- sia. Consideraba que los gran des po etas de su p ars conm
jor su propia identidad, y hallar una categoría para su nueva reflexión: ser lisis 55).
459
458
confrontamos con nuestro modo de ser no podemos escapar al imperativo de Frente a ese pensar no estamo s ante ninguna catego~a sino. de .cara a un
asumirnos como somos (A nálisis 139).11 "prejuicio arraigado" que los pensadores e~ropeo~ sos tu vier on S1O. ,runguna ra -
, ritica lo que no deja de demostrar la ingenuidad de su reflexión. El euro-
zon c , , t. H "
Se puede entender mejor ah ora que la ausencia de una «susta ncia original» . e se definió crédulamente como el «ser humano uruver sai». acren-
peo slem pr ., , " . .,
que la razón crítica de la Modernidad hispanoamericana descubre está en rel a- dolo así presumía de «sus tan cia» donde debi ó hall ar :010 una ~~ns tltUClOn
ción (o es un efecto) de su pa sado colonial, cuando las operacio nes de repre- accidental del hombre" , como el ser humano de cualquier o tra reglOn. Le co s-
sión ideológica de la Co nquista avasallaron y de struyeron el pen samiento nati- tó mucho entender al europeo que sólo podía definirse como «accide n te» ant~s
vo a fin de despob larlo y su st ituirl o por la creencia y la re tórica d e lo s de entrar en relación con la «sustancia» de lo humano. La s categorías ontológi -
co nquistadores.V Esa creencia y su retórica fueron rechazadas por el pensamien- cas de Uranga so n explícitas: "toda interpretacidn del hombre como criatura JUS -
to de la modernidad. Si bien en el primer cuarto del siglo XIX se produj o la tancial nOI pance inhumana"; del mi smo modo, "[t]odo alejamien~o del ser como
emancipación política, una verd ad era emancipación intelectu al no empezó an - accidente implica cierto intento de sustancialización y toda vecindad con el ser
tes de la m odernidad, y su avance ha sido lento y parcial. Resulta m uy acertada como accidente cierto intento de accidentalizarse" (62; el énfasis es suyo). Un
la cate goría de «sus tancia/accide n te» que Ura nga emplea en su análi sis del ser año d espués, en 1953, Zea escribirá algo simi lar: «El hombre o~cidental ha sta
m exicano, y que me perrnito extenderlo en sus aspectos generales al ser latino- n uestros días n unca había creído ne cesario justificar su humamdad. Todo lo
americano . Uranga señala preeoneeptos y "prejuicios arraiga dos" en el pensa- que él era, su cultura, historia y existencia como tal, eran, sin más, la m ás alta
miento occidental, inapropiados para modelar criterios propios del pensamien- exp resió n d e lo humano... Nunca estuvo en duda, la ~i~ers~lidad ~e su ser
to hispanoamericano. Por esa razón alentaba la construcción de «u n nuevo hombre. Ser, por ejemplo , francés, inglés o alem án, signi ficó ser Siem p re el
h umani smo »: hombre por excel encia... Ha sido la última crisi s de la cultura la que ha pue sto
en tela de jui cio esta pre sunción y p retensión" (A mérica ~7-8 8) . "
Cuando se habla del hombre en general, en verdad se mienta al hombre euro - Emancipación literaria. De u n modo similar a las refl exIones. ontol ógica s de
peo, que le resulta como saldo de su historia que no hay más idea gene ral del
lo s pensadores latino am ericano s, la literatur a de la Postmoderrudad de esta re-
hombr e que su propio ser europeo. El europeo no se plantea la cuestión de su
gión necesita reconocer su dependencia de las literaturas. europeas para lograr
propio ser porque identifica. sin más, 10 humano y lo europeo. Nosotros en cam-
bio tenemos que justificamos (AnáJisis 90). su emancipación. No puedo dejar de señalar do s he.chos lID?ortantes al re,spec -
to o En 1966, gracias al esfuerzo de intelectuales lannoamencanos se logro que
la Dirección G eneral de la UNESCO emprendiera un estu dio sob re las cultu-
ras de América Latina a trav és de sus expresiones literarias. Com o consecuen-
11 D estaco esta cita que procede de la parte IV de su libro titulada «Poes ía», porque es un cia de esa resolución se realizó una reunión en 1967, en Lima, Perú. Por otra
ensayo sobre Ramón Lóp ea Velarde, de cuya p oe sía Uranga extrajo categorías para su aná lisis parte, en 1968 se llev ó a cabo el Congreso Cultural de La Habana. en el que
del ser mexicano. Al expli car la inclusió n de esta poe sía en sus reflexi ones, reitera la import an -
tu vo lugar un ciclo so b re la literatura latinoamericana, entre el. 16 de enero y
cia (jue él veía en la ta rea poé tica: "Mientras se suscit aba la investigación sobre lo me xicano los
poetas seguían su camino, hab laban, pero su tr an smisión, su cosecha no podía ser apareada con el 22 de febrero. Lo s traba jos del ciclo de La Habana se publicaro n en 197 1,
la de los meditador es por(jue éstos, en su empe ño de excluir. no les reconocieron ningún dere- baj o el título Panorama actual de la literatura latinoamericana. Lo~ trab ajos de
cho , Pero nosotros reclam amo s como ú nica o rigina lid ad la de haber escuc had o a los p oetas" la reunión de Lima aparecieron en 1972 en otro vo lu m en bajo el nombre
(Aná lú ú 142).
América Latina en su literatura.13 Los trabajos de ambos volúmenes se ñalab an
12 De las cons ecuencias de esa represión ideológica en el pensamiento nativ o me he ocupado
en mis articulo s «Semió tica de la manipulación en el discurso co lonia l», A ccionu Textuales. Re- unánimemente la aparición de una conciencia literaria que rec onocía su pr opia
vista de Teona J Análisis 4-5 (Enero-J ulio 1993): 87.124; «El en cuentro de do s m undos: la escri-
tuca de dios y la vo z m utilada», ColsniallAtin A merican Hi$torical RevieJP 3:4 (pa n 1994): 423 -
4 57; e ..Ideol ogía )' crí tica en el pensami ent o colonial indígena», Ma! de 500 año! de Cultura en
Mix lco. Co m p ilació n de Lilia Granillo V áaqcea. Mé xico: U niv ers idad Autónoma Metropolits - B En mis citas de esto s volúme nes, ab reviaré sus tirulos con PA (Panorama...) y AL (A mi-
na-Azcap otzalco, 1994, pp . 15-40. rica...).

460 461
y entonces la distinción pierde su importancia . Para un escritor francés o inglés,
d~p~~dencia fren~e a lo s modelos europeo s y sus esfuerzos por superar esa su - el mundo suele llamarse Francia o Gran Bretaña ... Son las inevitables miopías
rmsron . Me refenré a alguno s trabajos de esos do s vo lúmenes. del desarrollo. La diferencia está en que un escritor latinoamericano sabe que su
Desalienacíán. La de sajenación fue propuesta por J o sé Re vuel tas en el co n- comarca no es el mundo . (AL 366)
greso de La H abana. Revuel tas enfocaba la literatura latinoamericana dentro
de un context o específico de alienación: un m od o de no -ser lo que debiera ser. E l paso que señala Benedetti, de lo regional a lo universal, signi fica presen-
Aunque .su exposici ón consideraba m ás aspectos p olíticos del m omento , sus tar se en la comunidad mundial con los rasgo s de identidad p ropio s. Ya no como
observaciones permiten ver que la literatura la tin oamericana, al corresponder- seres marginales de la cultura europea, que se consideró siempre central, sino a
se co n ~na cultura del en tonces llamado «terc er m undo», pert enecía "a un con - pa rtir de la cultura propia. Pero pa ra el~o era necesario re~onoc.e.r ajeno el ~ír­
texto alienado de la cultura o ccidental" (PA 303). En consecu enc ia, «com p ren- culo europeo , e identificar lo propio. SI el proceso de la m vaston y col oniza -
der. lo específico de la alien ación del Tercer Mundo • y d enrro de eso la de 1o s ción iniciado en el siglo XV fue un som etimi en to a la cultura europea, proceso
p~tses de .América Latina, no s permi te asumi r el fenómeno d entro de sus t ér - claramente enajenante, la Postmodernidad impulsa la de salienación del ser y
nuno s umvers~e s. como parte del proceso de la de sajenación human a y dentro de la cultura de este continente. Benedetti agregaba que, "s alvo excepciones muy
de las co n trad iccio nes en que la lucha por est a de sajenación se de senvuelve": obvias, el escritor latino am ericano sabe pertenecer a un co n tinent e desespera-
esa
.. acció n era. reali zada tan to por la conciencia individual como por la eon ., damente esperanzado. a una suma de comarca s borro samente un idas , no sólo
crencra o rgant~a da (PA 304-305). Forma s de conciencia organi zad a son , par a por la afinid ad de lenguas sino también por el subd esa rro llo, la explotación, el
Revueltas.
. la literatura, el arte y la ciencia. El lenguaje es ' conc retamen te • " un analfabetismo Y la miseria" (AL 367). E sta conciencia de pertenencia a una re -
I~~trurnent~ de relación pennanente y d e expresión del pensamiento, la expre- gió n en de sarr ollo es bás ica para la bú squeda del senti do en la Postmodernidad.
sron matenal del pensami ento" (PA 310). E l «tercer mundo» d ebí a sos tener su António Ci ndid o enfoca también los oógenes de la literatura latinoamericana
lu~h a. de ~~e el punto de vista de la conciencia, " desd e el punto de vista de la en su verdadero lugar: en la dependencia d e las literaturas europeas. Claro que
ob jetivación de ~ sta conciencia en la realidad pr áctic a" (PA 307). Revuelta s ex- esa dependencia fue un hecho casi natural dad as las circunstancias de la inva-
hor~aba al maneJo. de una conciencia organizada capaz de articular. por el len - sión y colo nización europea; más aún , fue inevitable. La emancipación litera-
guaJe, un pe~ s.anuento .logr ar la desalienación cultural. E l lenguaje, asimismo, ria de las literaturas europeas que se ha producido en la década de 1960, con el
como expreslOn material del pensamiento , permitiría establecer un modelo auge de la novela latinoamericana, se p rodujo, sin embargo. no sólo como re -
apropiado para ~I inte~cambio constante de experiencias y co no cimi en to s en acción a la enajenación estrictamente literaria sino también como reacción contra
u~ mundo ~e dlfere~clas y des igualdades. La literatura de la posmodernidad la enajenación social impuesta por el imperialismo económico del siglo xx . Por
hispanoame~cana esta a la espera de estudios sob re su compleja manifestación otra parte. la desalienación literaria ha sido el primer paso respecto a la
que de~uncla formas d e co lonización y propone modalidades de de salienación. de salienación cultural --que aún no se completa a fine s del siglo xx- y qu e
. Identtdad cultural propia . Mario Benedetti ya veía en la lite ratura Iatinoame- reaccio na contra sistema ideológicos coercitivo s. Bien afirma Cindido que "cuan-
ncana de la década de 1960 una tradición nue va: "nuestra tradición es nueva" to más se entera de la realidad trágica del su bd esarrollo , más el hombre libre
afinn~ba (A L 365). E sta tradición emergía de la experi encia social y existencial que piensa se deja penetrar por la inspiración revolucionaria, es decir, cree en
propia de .lo s países en desarrollo . El es crit or lati n oamericano de la la nece sidad del rechazo del yugo económico del imperialismo, y de la modifi-
Po stmo~er~dad es un individuo, usando pal abra s de Benedetti, "conscien te de cació n de las estructuras internas, que alimentan la situación de subdesarrollo "
su margt~ali~ad con re~~~cto a lo s grandes mercados de la cultura" (AL 366). (AL 347). Agrega que a partir de los movimientos artisticos del decenio de 1920,
E sa c~noencla le p~rtn1no da~ el pa so de sde la condició n de marginalidad hasta d e la conciencia estético-social de lo s añ o s tr einta y cuarenta, de la crisis del
lo :.egto nal y de spues a lo universal: "pasar po r la com arca para llegar al mun- de sarroll o económico y de experimentalismc técnico de años poste riores, "em-
do . Agrega: pezamo s a sen tir que la dependencia se dirige hacia una interdepend encia cul-
rural . Esto no sólo les dará a lo s escri to res de Latin o am érica la conciencia d e
Para el escritor europeo, es frecuente que la comarca se confunda con el mundo,
46 3
46 2
su unid~d en la diversid~d,. sino también favorecerá obras maduras originales,
Explica que "[e]l peso del analfabetismo ~n la socied~d latinoame~icana contri-
que sera~ lentam~nte ~sl~adas por otros pueblos, incluso los de los países
buvc cho a esa concentración del gema de la oralidad. y conviene recordar
metropolitanos e unpenalistas. El camino de la reflexión sobre el subdesarrollo uyo mu ", "" fi " l"d d
que al analfabetismo de las masas correspondía casi sl~m~re la .super era I a
lleva, en el .te~ren~ de la cultura, al de la integración transnacional, puesto que
de la cultura de los escritores" (AL 381). El lenguaje htera~1O ~e la Pos t-
lo que era rmrtacron va cambiándose cada vez más en asimilación recíproca"
modernidad construye así, a partir del habla de sus pueblos, la identidad por la
(AL 347). ~o se puede negar e¡ue la emancipación más evidente en el campo
~el pensanuento lograda por América Latina ha sido la emancipación de su cual se define.
Los actores literarios. La búsqueda de la identidad propia se manifiesta de modo
literanu:a, reconocida ciertamente modelo diferente por otros continentes. Esta
es precrsamenrs la prueba de su Posdmodernidad. ás evidente a través de la persona literaria (poeta, narrador. personaje). Jorge
~nrique Adown hablaba, en la reunió~ de La Habana, de una "crisis de~ realis-
b. El lenguaje de la Pos/modernidad mo" y la explicaba así: "Se debe a que los escritores salidos de la pequena bur-
guesía, a pesar de su honestidad. a pesar de su inclina~ión sin.cera. no cono~en
a los trabajadores. y entonces proyectan en el personaje trabajador s~s. propIOs
El proceso señala~o en el nivel pensamiento se refleja en el nivel del lenguaje problemas. lo cual nos da personajes falsos. Hay. pues, un desconocimiento de
de la Postmodermd.ad. del cual me ocuparé ahora. Conviene insistir en que la mentalidad de clase" (FA 222). Adourn veía que el personaje -que no es
esto~ ra:~os se extIenden desde la Modernidad. aunque llevados a su pro- otro que el autor- de la novela latinoamericana de los sesenta b~sca te~az­
fundIzaclOn y transformación en esta nueva etapa. Destacaré principalmente
mente su identidad. "La interminable búsqueda del ser en su propIO labennto
dos de ellos, que muestran más claramente su identidad: el discurso y los acto- yen el laberinto de los demás" (PA 210) caracteriza las obras de Rulfo, Cort~zar,
res.
Fuentes, Onetti, Carpentier, Vargas Llosa, entre otros. Respecto a la misma
La oralidad del discurso. Los esfuerzos de identidad a través de la desalienación literatura de los años sesenta, Benedetti llamaba la atención sobre un tipo de
de lo ~jeno y revaloració~, de. lo . ~ropio dan lugar a un nuevo discurso. cuyo
personaje que "se va cargando, no exactamente de conci~ncia socia.l, pero sí .de
lenguaje no es tanto creacion IndiVIdual del escritor sino modalidades del habla
sociedad (es decir, a medida que la sociedad ensancha su unportancla en la VIda
de los propios pueblos. Se trata de la construcción de un lenguaje basado en
individual), su actitud ante la naturaleza ya no es de estupor y sumisión» (AL
los rasgos de la oralidad de cada pueblo. Son acertadas al respecto afumaciones
360-61). El nuevo personaje no es ni héroe individualista -c-victima del destino
co~o las de ~ub.én Bareiro Saguíer, quien considera que los escritores surgidos o ser aislado-e- ni mero engranaje de una presión social, sino que "es individuo
~acla .e~, medio SIglo "hacen de la renovación lingüística el eje de la creación y a la vez es sociedad; el fragmento de plural sin dejar por ello de ser
l~tera~a (AL 31) ~ que . e~a renov~ción permitió la inco rp oració n a la lengua ineluctablemente singular" (AL 364). Este es el cambio más notable: "La socie -
literaria ~eJ lenguaje COtldla.no, regional, coloquial, del habla popular. Agrega
dad no está fuera sino dentro de él" (AL 365). Finalmente. puedo agregar que
que esa litera~.a se caracrenza por ser una «síntesis» de las tensiones y aportes
las construcciones tradicionales del «yO» literario son otras en la Postmodemidad
culturales múltiples, encuentros conflictivos, experiencias anteriores en un
y remiten a modos de ser que corresponden a una variedad heterogénea de dis -
enfo~ue y expresión a I~ vez también múltiple y sintético (AL 39). Pa;a Emir cursos de etnias, géneros y condiciones sociales. El discurso femenino se ha
R~d~guez Monegal, la literarura de los años sesenta. además de mantener su destacado mejor dentro de este conjunto heterogéneo de modos de ser.
~axlm.o compromiso con la literatura misma, y de ser un constante "cues- El propio modelo. Que la literatura de la Postrnodernidad ha desarrollado su
tlonanue~to de l~ obra misma, de su estructura y de su lenguaje; cuestionamiento propio modelo. es cierto, aunque es difícil medir los efectos pragmáticos de ese
~el medio, del libro y de la tipografía, cuestionamiento total" (AL 142); esa modelo en los mismos lectores latinoamericanos. En todo caso, la lectura de
literatura rescata e~ folletín, el cuento popular. la poesía anecdótica y argumental
escritores extranjeros ha reconocida" su diferencia y originalidad. En la misma
(~ 145), el monologo oral (hablado), la confesión, y de ese modo disuelve los reunión de La Habana, José María Castelet presentaba su trabajo «L a ac tu al
~eneros (A~ 147). J.osé Guilhenne Merquior es más explícito al afirmar que la literatura latinoamericana vista desde España». Su testimonio sintet iza ba lo s
literatura latlnoamencana se separó de la línea occidental mediante la oralidad.
aspectos discutidos: "Alrededor de los años 60, empezaron a llegarno s los tu-
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mores, po r decirlo así, de que existía un a literatura latinoamericana , ya no era del lengu aje, del sentido y de la interpretación, que supera a las represen tacio -
la vieja literatura de los grandes clásicos latinoamericanos, sino que era un fer- nes fijas y - supuestame nte verdaderas- de la tradición. . .
mento nuevo, era una visión original del mundo" (PA 53). Definía a esta litera- Po r eso mi smo, ante la dificultad de represe ntar la realidad en la Mo derni-
tura mediante cuatro características: a) "la reflexión, la meditación, el intento dad , debido a las discrepancias entre el co nocimie nto de las cosa~ y las defini-
de adentrarse sobre cada realidad nacional" en un afán de llegar a las raíce s de cione s y descripciones tradicionales de las mismas; la Po stmoderrudad se. define
la identidad propia; "una tentativa de definirse y de definirse para algo" (PA más por la búsqueda del entedimiento y . l~ expre si~n de su realidad, intenta
57); "una meditación en profundidad sobre la identidad nacional y la identidad interpretaciones. representaciones y definiciones radlcalr.nente nue vas. . ,
personal de cada uno" (PA 58). b) libertad formal, despreocupación de los gé- En la Modernidad, la expresión de los textos aparece incompleta y asrstema-
neros y la teoría; a cambio, intento de encontrar los medios idóneos para la rica; la Postmodernidad, en cambio, organiza complejamente en obras general-
expresión. c) " fantasía como embellecedo ra de la realidad"; "la introducción, la mente extens as y de lecturas variables: Pa z, Cortázar, Vargas Llosa.
aparición de muy diversas formas de lo que en líneas generales podriamos lla- Si la Modernidad se caracterizó por la crisis y pérdida de las cree ncias en un
mar la fanta sía"; probablemente " co mo contraste a una realidad que muchas sistema de orden y autoridad respec to al mundo, la Posrm odernida d radicali za
veces es una realidad caótica, es una realidad demencial, es una realidad de un ese proceso en su bú squeda de nuevos órdenes y sentidos alternativos cuyo re-
mundo en convul sión y de un mundo en lucha" (PA 59). d) Voluntaria evasión sultad o es una heterogeneidad de discursos y modos de ser y saber.
de las viejas normas clásicas y académicas de la lengua; "gran libertad lingüística, La Modernidad todavía emplea construcciones tradicionales del «yo» (del se";
la gran libertad en la creación, en la recreación de la lengua"; "la violación de la Postmodernidad deconstruye las mismas. La Modernidad se enfrenta a pre-
toda una serie de normas gram aticales, sintácticas, da una s posibilidades real- ocupaciones epistemológicas, relacionadas con el saber; mientras, la Postmoder-
mente insólitas para nosotros, para los escritores españoles" (PA 60). nidad encara preocupaciones de identidad: lo s modos de ser, abnendo un espa-
cio amplio y heterogéneo para la manifestación de esas modalidades. .
In. M O DE RNIDAD vs. POSTMO DE RNID AD La Modernidad se había distanci ado, elitista, de la cultura de las masas, míen-
tras la Postmodemidad se involucra con ella. En la Modernidad se advierte ciert a
Para terminar podría seña lar algunas contraposiciones entre la Modernidad r ausenci a de compromiso con la rea lidad social y con la historia, inclusive con
la. Po stmodemidad .literarias en Hi spanoamérica, adv iniendo, como al princi- el efecto pragmático de sus propios textos sobre los lectores, po rque sus aut o-
pIO de este artículo, que se trata apenas de un esfuerzo inicial para diferencias r" re s prefieren aislar se en la subjetividad de la experiencia. La Po stmodernidad
ambos momentos de un mi smo proceso. muestr a obviamente su compromiso con su sociedad y su historia, y el aban-
La .Modernidad se caracteriza por una extremada subjetividad, que se pierde dono de la subjetividad le permite abrir la participación pragmática co n el lec-
paulatinamente en la Postmodernidad. Este aspecto se puede ver también como tor. En la década de los setenta, la Postmodernidad literaria asume una actitud
una contraposición de p sicologi smo vs. anti -p sicologi smo. política evidente en su protesta contra las dictaduras militares latinoamericanas
La Modernidad, particularmente su poesía, estaba preocupada por las esen - de entonces.
das y la expresión de éstas; la Po stmodernidad se desentie nde de ellas. En fin, pe se a los cambios introducidos, la Postmodernidad está muy le jos
La clara actitud experimenralisra de la Mo dernidad se afloja y es abandonada de sus fines, si los tiene ya. No podemos engañam os. La Postmodemidad, como
en la Postm~demidad_ Octavio Paz señ ala ese hech o cuando afirma qu e en el un a época que se debe a su pensamiento, aún está en sus comien zos. Deberá
p.~stv~~guardismo que se inicia en 1945 disminuye el afán po r la experimenta- realizarse un profundo cambio en los sistemas de conduc ta humana qu e to da-
ere n. N o se trataba, como en 1920, de inventar, sin o de explorar", escribe vía so n determinados y regidos, no tanto por un a ética como po r las concep-
(Hijos 209). ciones tradicionales metafísico-teológica s, que se ven reforzadas por nuevas
Ant~, la au sencia de sentido en el mundo que limita el conocimiento y la corrientes conservadoras . Esa regresión no sól o se registra en América Latina
exp:-eslOn .en la Modernidad, la Postmodernidad construye su reflexión y len . sino en el mundo con el recrudecimiento de la violencia or ganizada por las
guaje mediante paradojas, op osicio nes y aporía s, en un juego del habla dentro viejas doctrinas que pierden su poder. Sin embargo, este recrudecimiento es la

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mayor prueba, p arad ójicamente, del efec to re novador que han p rovoc ado la SCHULMAN, lvan A. ed . . Guanajuato . Gobierno del Estado de Gua -
Modernidad y Postrn odernidad con su propio p ens ar -e-radicalm ente humano
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