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802-04-2697
COPU 6510
Examen Final
Articulación y Discursividad:
Según Jennifer Daryl Slack la articulación, “teoréticamente puede ser entendida como
una manera de caracterizar una formación social sin caer en las trampas gemelas de reduccionismo y
esencialismo”. Hay que destacar que esta definición es fundamentada en las conceptualizaciones que
Stuart Hall ha hecho en otros momentos sobre dicho concepto. Según el crítico cultural, articulación es,
una teoría para entender cómo los elementos ideológicos surgen en ciertas condiciones para ser
coherentes con el discurso, pero también es una manera de saber como los elementos son articulados,
de una manera o de otra, en coyunturas específicas para que validen algunos sujetos políticos”. Slack
entiende que la teoría de articulación es de “contextualización”. Por lo tanto las propuestas de la teoría
de articulación deben estar siempre acompañadas con los contextos que rodeaban las circunstancias
investigadas.
cambio paradigmático en los estudios culturales, de “un modelo de comunicación a una teoría de
con el movimiento posmoderno. Por ende, augura que la teoría de articulación está aún forjandose. Se
entiende que “la cultura contemporánea tiene unas cualidades desconcertantes que definitivamente
tienden a sobrellevar los conceptos críticos y teóricos que se generaron durante el principio del periodo
modernista”. Por lo tanto, Slack establece que la teoría de la articulación trabaja con la “epistemología
teoría y como método. Por lo tanto, debido a la aceptación que tuvo dentro de las esferas de estudios
culturales y la diversidad de aplicación que hay en los estudios, no se puede establecer un criterio claro
de un método de la teoría de la articulación. No significa que no exista el método, sino que no está
oficializado. Stuart Hall por su parte siempre ha tenido sus reservas en oficializar la metodología de la
teoría de la articulación dado que podría caer en la alta formalidad de las teorías del modernismo.
Según Hall, “la buena teoría es la que se pelea, no la que se promulga con gran fluidez”. Es en esta
informalidad que la teoría de la articulación toma como foco de estudio las discursividades y las
Ernesto Laclau entiende que los discursos de la política contemporánea se moldean a través de un juego
de lenguaje entre las categorías de lo “universal y lo particular”. Por tanto, según Laclau, “postular una
identidad separada y diferencial pura es lo mismo que afirmar que esta identidad se constituye a través
construcción de identidad se posibilita sólamente mediante la diferenciación de los otros. Por ende, los
grupos culturales forjan discursos que articulan la dimensión particular de cada uno; la posibilitan. Sin
remonta más en las inclusiones o exclusiones de las prácticas culturales de cada grupo interpelado en el
sistema de discursividades. De esta manera podemos visualizar las dos dimensiones principales de la
metodología de la teoría de articulación: universal - particular e inclusión - exclusión. Dado que según
Laclau, “no hay posibilidad de victoria en términos de una autenticidad cultural ya adquirida”. Los
debates contemporáneos se enfocan en la “hibridización” de los discursos a través del empleo, por
poder político negociado. Es decir, el poder político, en un sistema que intrínsecamente está atado a las
articulación de las posiciones discursivas que adopta. Para Laclau, parecería ser que el gobierno se va
articulando netamente a través de las tendencias del pópulo y que el discurso en sí no tiene relación con
ninguna fuerza de poder externa al propio grupo que se incluye en el discurso. Sin embargo, Stuart Hall
entiende que no es tan sencillo articular un discuro sin ser influenciado por “las fuerzas tendenciales”
de discursos que antes habían sido forjados. Por ejemplo, el discurso religioso aunque no
necesariamente tiene una relación directa con el discurso político, éste se ve influenciado en gran
Para poder visualizar la diferencia entre la propuesta de Ernesto Laclau y Stuart Hall
tenemos que imaginarnos un grupo de aves que vuelan juntas y están siendo amenazadas por un ave de
rapiña; en este caso el ave de rapiña podría ser cualquier evento, circunstancia o personaje que atente
contra la estabilidad del poder establecido. Bajo la propuesta de Ernesto Laclau en el plano de las
artiuclaciones y la formación grupal, las aves al verse amenazadas por una más grande se habrían
dispersado sin necesariamente tener correspondencia una con la otra excluyendo así toda identidad
universal que unifique el grupo. Por otro lado, bajo la propuesta de Hall, las aves se habrían mantenido
juntas y se habrían articulado en sincronía para confundir y protegerse entre ellas ante la amenaza del
ave que ataca. Estas dos propuestas no se anulan entre sí, simplemente representan distintas estratégias
El paradigma social actual está construido sobre una diversidad de discusividades que
aunque no tienen necesaria correspondencia entre ellas, se sincronizan discursivamente para incluir los
elementos ideológicos que los sustentan. De esa forma pueden excluir las ideologías o las práticas que
atentan contra la estabilidad del poder. Cada evento mediático tiene que pasar por un extenso escrutinio
hegemónico para ser transformado en algo inofensivo al sistema. El proceso de hegemonía que
caracteriza la forma en que el poder instituido apasigua toda amenaza discursiva es definido por
Canclini “como un proceso de dirección política e ideológica en el que una clase o sector logra una
apropiación preferencial de las instancias de poder en alianza con otras clases, admitiendo espacios
donde los grupos subalternos desarrollan prácticas independientes y no siempre funcionales para la
reproducción del sistema”. Para poder establecer la correlación que existe entre la discursividad y las
articulaciones del sistema elaborado por los grupos subalternos contemporáneos, primero debemos
explorar las condicones del orden que prevalecen para que se forgen.
Según Roland Barthes, “todo objeto en el mundo puede pasar, de una existencia silente a
un existencia oral, para luego ser apropiada por la sociedad, donde no hay ley, natural o artificial, que
prohiba hablar sobre la cosa”. Ésto es sólo el sistema semiótico para Barthes. La semiología consiste en
la relación que hay entre representamen, significante y signo para nombrar objetos, entender conceptos
o generar ideas. Lo que se entiende como especial de este proceso es que cuando el objeto es utilizado
por la sociedad, éste pierde el control de su significado dado que no hay ley, natural o artificial, que
prohiba hablar sobre el objeto y otorgarle significados distintos. En esta situación el signo está sujeto a
una condición mítica dado que se sumirá a una cadena infinita de significaciones. Es decir, el mito,
según Barthes “es un sistema de comunicación; un mensjae. Nos permite percibir que un objeto, un
concepto o una idea no es mito, sino que el mito es un modo de significación, una forma”. El sistema
mítico es un sistema que va por encima del sistema semiótico, es un sistema que refleja todas las
posibles significaciones que se le pueden dar a la significación que se obtiene de un signo. El sistema
mítico se resume a una cadena de significaciones que podrían llegar al infinito. Por otro lado, Stuart
Hall nos dice que “el significado se entiende, no como un acto natural y arbitrario, sino como la
intervención de la ideología en el lenguaje”. Por lo tanto cuando hablamos de articulación del discurso
por los grupos sub-alternos, no referimos a la capacidad que llega a tener un grupo para transformar el
mito que hay detrás de una concepción universal del discurso oficial y suplantarla con una concepción
que de ser particular llega a ser universal. Que ésto ocurra no significa que esa concepción particular no
discurso desde fuera de las arcas del poder del discurso oficialista. Es así como las discursividades y las
Cuando nos referimos a cultura visual, según Nicholas Mirzoeff, nos estamos refiriendo
“al concernimiento con los eventos visuales en los que la información, el significado o el placer son
vistos por el consumidor a través de una interface”. Jean Baudrillar, por otro lado, argumenta que en la
cultural visual “lo real es producido por unidades miniaturizadas, matrices, bancos de memoria y
modelos de comando. Por lo tanto éstos, pueden reproducirce una infinidad de veces. No tiene que ser
racional, ya que no está medida en contraste con ningún ideal o experiencia negativa”. Cuando
hablamos de cultura visual en el contexto contemporáneo, nos estamos refiriendo a las virtualidades,
que según Mark Poster, son “situaciones que sustituyen o simulan ser otras”. Sin embargo, el entorno
de las virtualidades no se restringe a lo digital, sino que se representa también en los procesos
culturales sistematizados. Para poder entender las vitualidades debemos contextualizarlo con la
sociedad de la información y la era posmoderna, pero para asimilar ambos conceptos, primero debemos
semiológico. Es decir, cuando hablamos de semiología, nos enfocamos en “el significando, que es el
concepto, el significante, que es la imagen acústica (imágen mental) y la relación que se genera entre el
concepto y la imágen, la cual forma el signo (que podría ser una palabra), que a su vez se convierte en
una entidad concreta”. Sin embargo, Barthes por otro lado entiende que “la semiología tiene unidad
sólamente en el nivel de las formas, no al nivel de los contenidos; su contexto está limitado, se restringe
segundo orden, dado que se contruye a través de la cadena semiológica que existió antes. Según
Barthes, “en el sistema mítico, el signo que se obtiene a través del sistema semilógico se convierte en
un nuevo significante”. De esta manera podemos deducir que el sistema mítico devela el espectro de
significados que se genera detrás de cada signo y a su vez el próximo espectro que se genera a partir de
Es dentro del oceano infinito de las significaciones míticas que podemos contextualizar
la era posmoderna y la sociedad que la hace posible: la sociedad de la información. Marzoeff expresa
que la “posmodernidad es cultura visual”. No obstante, debemos diferenciar la cultura visual de otras
culturas pasadas que podrían considerarse visuales. El arte (arquitectura, pinturas, escultura, etc.) existe
desde hace mucho. Se podría decir que las culturas indígenas o clásicas eran visuales en el sentido
artístico. Sin embargo, las culturas del pasado se diferencian de las culturas posmodernas en la
velocidad con la que se puede reproducir el arte. “Benjamin mencionó hace mucho que el montage
destruiría para siempre el aura de la obra de arte única y singular. Una vez destruida el aura del arte
único puede ser reiterado que se entra en una nueva era que no puede ser contextualizada usando los
mismos marcos teóricos”. Mirzoeff, por otro lado, entiende que “lo posmoderno es la crisis causada por
visualizar”. Formulado así, la diferencia primordial entre la cultura visual que Mirzoeff nos presenta
con otras culturas del pasado que pudieron ser visuales recae en la capacitación tecnológica masiva en
comunicación podemos delinear los procesos que implicaron a finales del siglo XX una restitución del
poder de clase y a su vez el surgimiento de una sociedad de la información. La fusión entre las
dimensiones privadas y públicas que se dio mediante el National Security Act en 1947 catalizó el
conocimiento operacionalizado concido como los “think tanks”. A partir del establecimiento de todo
pensamiento para elaborar aplicaciones sociales sistémicas y así re-estructurar el paradigma social. En
la década de 1990, las redes instaladas mediante los proyectos de las autopistas de información gracias
a las aplicaciones teóricas de los “think tanks” fueron catalíticos de una masificación de las
digital que fundamentara el sistema. Mark Foster entiende que “la metáfora de “autopista de
información” sólo se enfoca en el movimiento de la información y deja fuera del debate los varios
cíberespacios en el internet dónde una vasta trasmisión de imágenes, videos y textos se convierten en
se puede concebir como una infinita resignificación de lo que constituye lo social, el individuo por una
permiten la creación de espacio digital o interfaces son lenguajes universales que se están utilizando
alrededor del mundo para crear nuevas aplicaciones y accesos a lo social a través del mundo digital. En
este nuevo paradigma, la sociedad se convierte en una masa maleable tanto por el individuo como por
la institución.
A través de la relación que tienen los individuos con las instituciones y la distribución de
información en la que ambos están inmersos se genera la híperrealidad. Según Jean Braudillard la
del territorio, no es un referente o una substancia. Es la generación de lo real a través de modelos sin el
origen real: es hiperreal. El territorio ya no precede el mapa ni lo sobrevive”. Por lo tanto cuando
hablamos de lo hiperreal, estamos extendiendo lo real al plano de las significaciones míticas y de paso
nos sumimos a la digitalización de los procesos culturales. La simulación de los modelos sociales o
económicos del sistema actual están sumergidos en “el producto de una síntesis que irradia modelos
simulación comienza con la liquidación de todo los referentes y su resurrección artificial en los
significaciones míticas. Es decir, el sistema que Roland Barthes entiende como intrínseco a la
efecto de desparrame que implica la diversidad cognitiva. La simulación está en la médula de los
Dado que, según Baudrillard, en la práctica “el capital solamente puede funcionar detrás
de una supraestructura moral”(Baudrillard, 7). Se puede inferir que el gobierno, en el sistema neoliberal
simula un discurso moralista para darle coesión al desparrame económico que se implica
intrínsecamente en el sistema de una era posmoderna para así poder llevar a cabo el proceso
discurso a cada evento social que se desata dentro del sistema por los cambios arbitrarios que se
generan en el marco económico. Sin embargo, según Stuart Hall “ en una sociedad posmoderna, la
diversidad y la pluraridad de las superficies que se pueden producir saturan al individuo. Por lo tanto,
hay que reconocer la rica base tecnológica de la producción cultural actual, la cual nos posibilita
simular, reproducir, reiterar y recapitular eternamente”. De este modo se conforma lo que Poster llama
de la realidad, ya los modelos operacionalizados o “think tanks” podrían llegar a simular eventos
disucurso para permitirle tanto a las instituciones como a los individuos articular virtualidades que
conforman una nueva sociedad. El concepto de lo social que originalmente se generaba en las culturas
populares de las ciudades, hoy día se ve plasmado en un nuevo contexto. Parecería ser que tanto el
humano como la institución, en su eterna dialéctica del progreso están transformando el marco de lo
social a tal magnitud, que al igual que en la analogía que hace Baudrillard con el cuento de Borges
sobre el mapa del tamaño de la tierra que luego se confunde con ella misma, podría ser aplicado a la
realidad virtual que la tecnología y el avance científico han desarrollado. A pesar de que Baudrillard
presenta el concepto de la hiperrealidad como una radicalización y mecanización del sistema mítico, el
hecho de que los humanos tengan un plano fuera de lo físico dónde estructurar lo social podría ser tan
peligroso como benigno para la civilización. Algo tenemos asegurado y es que la realidad ya no existe
y que por lo tanto, dentro del plano hiperreal debemos construir significaciones que estimulen las
virtualidades para que un grupo cultural, de resistencia o no, pueda generar las condiciones de