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Al hacer una síntesis magistral de las ideas siglo XVIII, Kant encontraba cierta
inadecuación entre las dos componentes de la división convencional de la
filosofía, la teórica y la practica; por lo que su obra está dedicada en buena
parte a elaborar una crítica de la legitimidad de tales modos de conocimiento
como posibles doctrinas. Por un lado está la teoría como facultad del
entendimiento, que proporciona al hombre el conocimiento sobre los
fenómenos de la naturaleza a través de conceptos de aplicación objetiva y
universal; y por el otro, la práctica como uso de la razón, que pone a la
libertad como base de todas las acciones y deseos del hombre y le dispone a
la aplicación de leyes morales.
De esta inadecuación surge la estética como tránsito entre los usos teóricos
y prácticos de la razón, a su base están los sentimientos de placer y dolor
que guían la facultad de juzgar estéticamente, ello es pensar los objetos sin
conceptos o determinaciones, sino por la reflexión sobre la diversidad de
sentimientos o afecciones sensibles que producen, luego estos juicios de
gusto no aportan nada al conocimiento de estos objetos sino que encuentran
lugar en la imaginación y subjetividad de cada cual. La aplicación o uso del
juicio estético como tránsito, hace posible la existencia del arte como vínculo
del conocimiento de la naturaleza y el ejercicio práctico de la libertad.
1
La monografía de grado “las diseñadoras y los diseñadores que habitamos nuestro
tiempo”, presentada en julio pasado para optar al titulo de diseñadora industrial, dejo
abiertas varias reflexiones. Ésta, sobre la consideración de la estética en la transformación
social de nuestro tiempo, abre un camino de exploración dentro del campo de la educación
artística. Ver: http:/lasdisenadorasylosdisenadores.tk
mismo el fin de su existencia, el hombre, que puede determinarse a si mismo
sus fines por medio de la razón, o, cuando tiene que tomarlos de la
percepción exterior, puede, sin embargo, ajustarlos a fines esenciales y
universales y juzgar después estéticamente también con ellos, ese hombre
es el único capaz de un ideal de belleza, así como la humanidad en su
persona, como inteligencia, es, entre todos los objetos en el mundo, única
capaz de un ideal de la perfección.»2
De seguro una educación que disponga a las personas de este tiempo hacia
una formación y sentimiento de ideas estéticas, despertaría en ellos una
autoconciencia histórica, un actuar político; sería capaz de exponer
sensiblemente contenidos absolutos, haría un llamado a experimentarse a sí
mismos como medios que vehiculan tales contenidos, abriría caminos
inciertos que muchos otros podrían emprender en la búsqueda de la
perfección.