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5.5.3. Seguridad Industrial: Se debe cumplir para esta actividad con el programa
general de Salud Ocupacional de la obra, y para efectos de atender adecuadamente
la parte correspondiente a la Seguridad Industrial se debe tener en cuenta que los
principales riesgos de enfermedad profesional y accidente de trabajo relacionados
con esta actividad son:
Las excavaciones se iniciarán una vez efectuada la limpieza y descapote del terreno,
la señalización para prevenir accidentes, el traslado o protección de las redes
existentes.
Cumplidos y observados los pasos anteriores se puede dar inicio a la labor de mover
la tierra, según los requerimientos del proyecto.
Las cunetas laterales y drenes que desagüen áreas en corte deberán desviarse a su
salida a través del terreno natural, de modo que se evite la erosión de los
terraplenes. Toda explanación deberá quedar conformada de acuerdo con las
exigencias de los planos dentro de las tolerancias indicadas por las especificaciones
respectivas. No se comenzará la explanación hasta tanto no se hayan aprobado los
trabajos de limpieza, desmonte y en las áreas necesarias el descapote, además, se
encuentren debidamente tomados todos los puntos topográficos en referencia para el
control de medidas. Las tolerancias admisibles para la aceptación de la explanación
serán las especificadas en el proyecto.
Las rampas pueden cortarse con el buldózer teniendo ciertas precauciones como la
de enterrar gradualmente la cuchilla, pues de hacerlo muy drásticamente se formaría
un escalón. Si el corte no puede iniciarse con distancia suficiente hacia atrás para
formar la rampa, se puede poner el escombro sacado en la margen de la excavación,
formando un montón apilado, de manera que el buldózer pueda reversar sobre él y
se incline con un ángulo adecuado para cortar.
El área que van a ocupar los montones se puede calcular o suponer colocando los
primeros montones en su costado más alejado. Las cargas sucesivas se tiran
avanzando hacia la excavación, luego se llevan las siguientes cargas sobre ellos
empujando los capotes de los montones inferiores hacia atrás. El montón se forma
entonces, por una serie de cuñas cuyo ángulo agudo apunta hacia la excavación. La
subida hacia el montón debe hacerse con una pendiente acorde a la potencia del
equipo y el criterio del operador y puede estar comprendido entre 1:5 y 1:2,5. Las
pendientes más suaves permiten empujar cargas mayores pero requieren más
espacio. Una vez creada la rampa se procede al corte de las capas inferiores.
Las rampas interiores pueden también quitarse por medio de pasadas oblicuas
desde cerca del centro, dirigiendo el buldózer de manera que la cuchilla quede
paralela al banco, al tiempo que llega a él. De esta manera puede recortarse el talud
que queda adelante del buldózer con el material extraído en la orilla afuera de la
excavación. Habiendo quitado una rampa del lado corto, el buldózer puede dar
vuelta para cortar gran parte del opuesto.
Después de quitar los taludes de los lados largos, se puede profundizar el piso del
corte empujando el material paralelamente a éstos. Para formar los taludes
requeridos por el diseño, se corta toda la longitud para tener una pendiente suave
que se va aumentando conforme se profundiza la excavación. Al acercarse el fondo
de la excavación a la rasante final, se detiene la excavación dejando cierta pendiente
para que el agua escurra hacia un extremo donde será retirada a través de una obra
de drenaje. La última capa se retirará con cuidado, justo antes de la entrega. De
igual manera se procede en los taludes. No resulta práctico excavar cepas para
cimentación de los muros abajo del nivel de la excavación general con buldózer. En
las obras de edificación la capa final de la excavación se debe hacer a mano, pues
este equipo produce alteraciones del suelo con su movimiento que pueden afectar
las condiciones de los trabajos posteriores en él.
También se puede utilizar el buldózer empleando el método de los cuatro montones.
Este es otro método para excavar este mismo sótano, y se puede aplicar cuando el
espacio lo permita. El suelo se empuja en cuatro direcciones. Con rampas cortadas
en cada banco se empujan hacia arriba los montones, cada montón se forma
principalmente de material que queda del centro hacia su lado. Con este plan, toda
la superficie de la excavación se puede trabajar como si fuera una unidad, con el
buldózer empujando siempre tierra al montón más cercano. Las cuatro direcciones
de empuje pueden tomarse en rotación o variarse de acuerdo con el gusto del
operador. Las ventajas de este método son la eficiencia que se obtiene, porque la
distancia de empuje es mínima. Se debe procurar que los cuatro montones sean
aproximadamente iguales pero su tamaño relativo puede variar sin cambiar el
método. El acceso y el espacio para almacenar material no son tan buenos como el
método del frente abierto. El material de las rampas después deberá retirarse
dejando una franja de circulación para acceder al fondo.
Se puede presentar el hacho de tener acceso limitado en algunos puntos del trabajo.
Cuando los árboles y otros edificios permitan la entrada del buldózer en solamente
unos puntos y en donde todo el escombro debe empujarse hacia afuera a través de
este lugar, los movimientos del buldózer tendrán que repetirse a cada nivel de corte.
Se corta en el mismo sentido del acceso y se gira para recorrer el banco que está
frente a éste, sacando los montones hacia arriba, ampliando cada vez más el
recorrido. Se avanza inicialmente de frente y luego al hacerse más amplio el sector
cortado se trabaja avanzando en diagonal, acercándose cada vez más a la esquina
opuesta del acceso. En los materiales blandos puede ser posible cortar las esquinas
con el buldózer empujando la tierra para aflojarlos, luego empujando el material hacia
atrás. Sin embargo, generalmente es más barato excavarlos a mano, arrojando el
material en el recorrido del tractor. Para hacer este tipo de excavaciones es
necesario un tiempo mayor que para hacer el de excavación abierta.
Se excava ahora una zanja hasta el fondo con su orilla izquierda en la línea de la
excavación, y el material excavado se vacía al frente. El extremo lejano de la zanja
formará una curva de radio corto hacia adentro. Luego se hace retroceder la
máquina unos cuantos metros cortando el extremo izquierdo de la zanja hasta ser
casi vertical, debido a la posición más extendida del cucharón. La zanja de la pared
frontal se prolonga luego tan cerca de la máquina como sea posible y el material
entre ella y el corte central se corta en capas hasta el fondo. La línea central será
irregular.
Se debe tener especial cuidado con las rampas. En la mayoría de los casos, la pala
del cucharón de brazo corta una rampa hacia abajo, dentro de las líneas que marcan
la excavación que deben tener la pendiente y ser de tal material que los camiones
cargados puedan subir por ella. La pendiente puede ser de uno en cinco a uno en
doce, según la potencia de los camiones y las cargas que se les pongan. La
pendiente se hace tan suave como la longitud y la profundidad de la excavación lo
permitan, para que puedan llevarse las mayores cargas.
Si el terreno está inclinado, la rampa debe cortarse partiendo del punto más bajo en
la orilla en la que los camiones tienen acceso.
También es necesario trabajar con sumo cuidado los fondos de las excavaciones. Lo
recomendable, como ya se dijo, es terminar las excavaciones a mano o con equipo
muy liviano para no alterar las condiciones del suelo.
5.8. TERRAPLENES:
Consiste en la construcción de llenos con materiales extraídos de la excavación, de
zonas de préstamo y de las explanaciones, de acuerdo con los alineamientos,
pendiente, perfiles transversales, dimensiones indicadas en los planos y en la libreta
de topografía. Los materiales para terraplenes y rellenos no podrán contener
desperdicios como raíces, césped y otros materiales parecidos, o en cualquier caso,
orgánicos. Antes de proceder a la colocación de los materiales para terraplenes se
deberá haber efectuado el trabajo de desmonte o descapote. Toda la superficie de
suelo existente sobre la cual se ha de colocar el terraplén deberá ser escarificado de
manera que el suelo que se usará como material para llenar se ligue bien con la
superficie existente. El fondo del suelo sobre el que se hará el terraplén debe ser
conformado de tal manera que asegure que no se forme una superficie de falla entre
el terreno natural y el lleno. En superficies de alguna importancia se deben conformar
escalas y llaves que aseguren la estabilidad del lleno. Si el material del suelo natural
está muy suelto, se debe hacer una compactación antes de iniciar el lleno.
Cualquier tipo de tierra mineral o de roca se puede utilizar para el terraplén, pero la
arcilla y el limo son generalmente malos. Se ablandan cuando se mojan, cambiando
con frecuencia el volumen. Pueden actuar como mechas para elevar el agua a la
superficie. El humus debe evitarse, igualmente que la tierra vegetal, que es una
mezcla de suelo mineral y de humus. La arena y la grava suelta y limpia tienen una
excelente resistencia pero proporcionan una mala tracción, son difíciles de
compactar y deben mezclarse con otros materiales. Los mejores terraplenes son
mezclas de dos o más de los tipos de materiales sencillos. La arena y la grava son
mejores cuando están mezclados con suficiente arcilla o limo para que les sirva de
cementante. Los suelos ligeros con un elevado porcentaje de arena o grava son
buenos cuando el trabajo debe hacerse en lugares o en estaciones lluviosas,
absorben y drenan grandes cantidades de agua y no se hacen resbalosas con
facilidad.
Es conveniente que los terraplenes queden bien unidos a la superficie sobre la que
descansan para evitar la formación de zonas saturadas, canales de agua y
posiblemente el abatimiento de los taludes. Esto se puede lograr generalmente
quitando la vegetación , la capa vegetal y arando surcos en dirección transversal al
talud del terreno. Cuando el área que se va a terraplenar está mojada, irregular o
que de alguna manera impida el paso de la maquinaria, la primera capa se construye
descargando la carga de los camiones de volteo en el terreno y emparejando el
material con buldózer hasta una altura que sea cuando menos suficiente para
soportar las unidades de acarreo sobre los lugares blandos o sobre los obstáculos.
Después de que se ha formado un piso transitable, el resto de las capas se forma por
medio de camiones, traíllas o cualquier otro tipo de acarreo.
Si la superficie es irregular pero transitable, se pueden rellenar los lugares bajos con
capas compactadas o quitar las salientes, antes de colocar la parte principal del
terraplén. El manejo y compactación del material de relleno se dificulta con la
presencia de piedras sueltas. Las rocas, aun las de tamaño pequeño, interfieren con
la conformación. Si su diámetro es mayor que el que va a tener la capa de terraplén,
sobresaldrán arriba, entonces puede hacerse necesario el tamizado del material
proveniente de la excavación.
Generalmente, es inconveniente que una unidad muy cargada comience una ruta
nueva en un terraplén blando, porque la potencia y los esfuerzos producidos en la
máquina resultan excesivos. El primer recorrido lo debe hacer una máquina de vacío
en el viaje de regreso, después pueden caminar las unidades cargadas por esas
huellas. Se puede evitar que las huellas se hagan muy profundas apisonando con
máquinas vacías toda la faja que se quiera compactar, antes de utilizarlas cargadas.
Si se están utilizando en el acarreo tantas unidades que haya probabilidad de que
choquen, se deben separar los dos sentidos de la circulación y cambiarse las rutas
según sea necesario. Si con el tránsito en dos sentidos se puede utilizar con
seguridad, la misma ruta, se puede desviar gradualmente a un lado.
• Descapote
• Construcción de drenajes
• Obras de mitigación de impacto ambiental