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Daisaku Ikeda
¡Felíz año nuevo! Qué alegría siento al ver a todos ustedes, mis amados compañeros
de 192 países y territorios, llenos de vitalidad, unidos por el objetivo común de
la concreción de la paz mundial y dispuestos a emprender un nuevo año de
magníficas contribuciones en su comunidad y sociedad.
Ya están sólidamente asentadas las bases del Kosen-rufu mundial –deseo acariciado
tanto por Shakyamuni como por Nichiren Daishonin-. Gracias a los dedicados
esfuerzos de nuestros compañeros del mundo entero, los nobles Bodhisattvas de la
Tierra, que con su arduo empeño han triunfado sobre innumerables obstáculos a lo
largo del camino, la concreción de este objetivo se ha vuelto posible.
Conforme a la declaración de Daishonin: “No quedan dudas de que [...] la gran Ley
pura del Sutra del Loto será propagada ampliamente por todo el Japón y los demás
países de Jambudvipa [el mundo entero]”2, fueron los maestros y discípulos de la
Soka Gakkai que se lanzaron valerosamente a esta empresa en la era contemporánea,
lanzándose al mundo para transmitir sus convicciones a las personas, invitándolas
al diálogo de vida a vida.
El Kosen-rufu mundial comienza con el acto de alentar a las personas que están
bien distantes de nosotros. El espíritu fundamental del Sutra del Loto está en
ayudar a cada persona a descubrir cuan infinitamente noble y suprema es su vida, y
posibilitarle manifestar la sabiduría y el poder de la naturaleza de Buda que
posee inherente.
Entre los miembros con quienes me reuní hace cincuenta años, en mi primer viaje a
los Estados Unidos, en octubre de 1960, había varias mujeres japonesas que, al
término de la Segunda Guerra Mundial, se habían casado con ciudadanos
norteamericanos. Muchas estaban tan tristes y desanimadas por las innumerables
dificultades enfrentadas en el nuevo país que comenzaban a nutrir la idea de
volver a Japón.
Escuché con atención lo que tenían que relatarme sobre las dificultades y
privaciones y las orienté con todo mi ser: “No se desvaloricen... ¡No necesitan
sentir envidia de los demás! Las señoras poseen una gran misión. ¡Desde la
perspectiva del budismo, las señoras son mucho más nobles e importantes que una
reina! Les pido que, por medio de la fe, hagan resplandecer el brillo del sol de
la felicidad en su corazón”. Varias de estas mujeres respondieron sinceramente
aceptando el desafío. Conscientes de la profunda misión que poseían, se levantaron
decididas. Como describe Daishonin: “Al principio, solamente Nichiren recitó Nam-
myoho-renge-kyo, después, dos, tres y cien personas lo siguieron, recitando y
enseñando a los otros”.3 Estas mujeres, verdaderas Bodhisattvas de la Tierra,
unidas por profundos lazos kármicos, se volvieron nobles pioneras del Kosen-rufu
mundial.
En el primer viaje al exterior, en 1960, que duró veinticuatro días, visité los
Estados Unidos, Canadá y Brasil. En este corto período, fueron creadas 17
comunidades, fundados distritos en Brasil y en Los Ángeles y establecidos
distritos generales en las Américas del Norte y del Sur. Tales eventos, pequeñas
piedras lanzadas en la inmensidad del océano, pasaron desapercibidos a los ojos
del mundo. Mas las ondulaciones creadas hace cincuenta años dieron inicio a
incontables y gigantescas ondas para la paz mundial –a un movimiento poderoso
basado en el Budismo de Nichiren Daishonin.
Desde entonces, medio siglo pasó. Construimos una vasta red de rica diversidad que
trasciende fronteras nacionales y étnicas y que abarca personas de todos los modos
de vida. Hemos realizado todo eso con la actitud respetuosa y perseverante del
Bodhisattva Jamás Despreciar, que se entablaba en diálogos y ofrecía palabras de
aliento a innumerables personas.
Los lazos de vida a vida que compartimos con nuestro maestro en la fe, y la mejora
de carácter que experimentamos al aplicar las enseñanzas del maestro, inciden de
manera directa en nuestro crecimiento y nos posibilita atravesar los estrechos
confines de nuestro ego, transformar el karma y conquistar brillantes victorias en
la comunidad y en la sociedad.
Por muchas décadas, en mis propuestas anuales para el “Día de la SGI” y en varios
otros fórums, he bregado incansablemente por la abolición de las armas nucleares –
el ardiente deseo y el testamento final de mi maestro-. Hoy, hay un nuevo
movimiento global por la paz, por un mundo libre de armas nucleares. Estoy
convencido que esta es una señal de que nuestro planeta está comenzando a moverse
en dirección a un “Siglo de la Vida”, a un “Siglo de la Paz” –objetivo al cual la
SGI se ha venido dedicando hace largos años.
La humanidad aún tiene por delante muchos desafíos. Mas la llave para solucionar
todos los problemas –sea para edificar una paz duradera, sea para proteger el
medio ambiente, sea para superar crisis económicas- está en despojarnos de toda la
apatía e ideas preconcebidas que nos hacen exagerar la situación como una realidad
implacable e insoluble. Tengo la firme convicción de que los problemas causados
por los seres humanos pueden ser resuelto por los seres humanos.
Mi esposa y yo estamos orando de todo corazón para que ustedes, nuestros preciosos
compañeros, sean protegidos por las funciones del Universo, disfruten beneficios y
buena fortuna incalculables e inicien el año con total seguridad.
1° de enero de 2010
Daisaku Ikeda
Presidente de la Soka Gakkai Internacional
Notas:
1. WND-1, pág. 1.026.
2. WND-1, pág. 550.
3. END-5, págs. 252-253.
4. MOURÃO, Ronaldo Rogério de Freitas; IKEDA, Daisaku. Astronomía y budismo: Una
jornada rumbo al distante Universo. Getulino Kiyoshi Nakajima, trad. São Paulo:
Editora Brasil Seikyo, 2009, pág. 139.
Traducción tentativa del original en portugués publicado por Adrian Beccar Riancho
en http://budismosgi.ning.com. Esta es una traducción no profesional y podría
contener errores de interpretación. ¡Muchas gracias por su comprensión! Gelio R.
Fernández, 25/12/09, Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina.