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Muoz Morcillo, Jess: Open Antiquitas: esencia, impulso y legado de la cultura clsica, Karlsruhe 2007, pg. 29-41
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II
De una lectura rpida podemos deducir que tanto en la
stira II,8 de Horacio como en la V de Juvenal o incluso
en la Cena de Trimalcin de Petronio el comn
denominador es la degeneracin de costumbres. Pero
evidentemente no es lo mismo en cada caso. El salto
temporal de Horacio con respecto a Juvenal y Petronio, al
igual que sus distintas personalidades (Horacio es cerdo de la
piara de Epicuro en el buen sentido, Juvenal un cliente
amargado, Petronio un rbitro del buen gusto ), es suficiente
para dotar a sus composiciones de talantes muy diversos.
Veamos, pues, cul es el impulso satrico de cada uno.
Horacio trataba de retomar a Lucilio y competir con l
renovando su stira mediante un mayor cuidado estilstico,
aunque como dice Bieler1de la imitacin surge siempre la
personalidad propia de Horacio. No extraa que le
encontremos tratando un tema Luciliano, el del banquete.
Todo el tema de la stira es el mal gusto del nuevo rico
que pretende impresionar a sus invitados con tales
extravagancias que llega a removerles las tripas por su
vulgaridad. No exista entonces un deterioro tan marcado
de la amistad y las relaciones patrono-cliente o al menos
no era algo generalizado ni Horacio lo haba sufrido en su
propia carne como es el caso de Juvenal. Sin dejar de tener
su propia fuerza, el tono satrico de Horacio respecto al de
Juvenal est descafeinado. El pretendido adoctrinamiento
moral lleva a este ltimo al uso de un lenguaje ms duro en
Ludwig Bieler, Historia de la literatura romana, Gredos: Madrid 1971
(reimpresin de 1992)(= 1965, 2 edicin alemana), pag 216
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III
Resumiendo, esta lectura comparativa recoge la premisa
comn de la degeneracin de costumbres en el banquete
romano. La varidad de desarrollo de un tema recurrente
viene condicionado por las distintas pocas en que fueron
redactados los textos satricos as como por el talante
individual de sus autores. Esta observacin corrobora la
diferencia conceptual y estilstica del ejercicio literario de la
stira sin la necesidad de reconecer la existencia de
distintos gneros satricos cronolgica o estilsticamente
diferenciables. De aqu en adelante que cada uno escoja su
banquete preferido.
Salamanca, febrero 1996
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