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EFECTO INVERNADERO
Con frecuencia hablamos del “efecto invernadero”, pero ¿en qué consiste?
El efecto invernadero es la consecuencia lógica e indeseada de la cantidad de gases
contaminantes que diariamente se emiten a la atmósfera.
La emisión de gases contaminantes a la atmósfera se origina por diversas causas, las
principales son: la industria en general, las centrales térmicas, la quema incontrolada
de basuras y los motores de los vehículos.
Nos vamos a referir a la emisión de gases contaminantes que causan los millones de
vehículos que diariamente circulan por todo el mundo.
Es vital que los millones de vehículos que diariamente circulan por todo el mundo
contaminen lo menos posible para que el aire que respiramos esté libre de contaminación.
Los motores de los vehículos convierten la energía térmica producida por la
combustión del carburante (gasolina, gasóleo, etc) en energía cinética, es decir, en
movimiento.
No olvidemos que el motor de un vehículo es lo más parecido a un horno, donde se quema
carburante (energía térmica) cuya combustión pone en movimiento el vehículo (energía
cinética).
Es fundamental que los motores estén siempre en buen estado de mantenimiento para que
la combustión sea lo más perfecta posible y para que sus emisiones contaminantes sean las
menores posibles.
La combustión del carburante a altas temperaturas en el interior de los motores resulta muy
perjudicial para el medio ambiente, produciéndose diversos gases contaminantes que se
expulsan a la atmósfera por el tubo de escape.
El principal gas contaminante que expulsan los motores es el dióxido de carbono o
C02, así como otras diversas partículas contaminantes fruto de la combustión del carburante
también muy perjudiciales y tóxicas para el hombre y para el medio ambiente.
Si la combustión es perfecta la expulsión de gases es menos contaminante que si la
combustión es “imperfecta” (debida en general al mal estado del motor), produciéndose así
una mayor emisión de gases y de partículas contaminantes.
Los millones de motores que diariamente circulan por todo el mundo emiten a la atmósfera
millones de toneladas de gases contaminantes, principalmente C02, que se acumulan en la
estratosfera produciéndose así el denominado “efecto invernadero”, una especie de lente
contaminante que favorece el calentamiento del planeta.
Cada conductor debe procurar de que su vehículo contamine lo menos posible, pero
¿qué podemos hacer?
Muy sencillo: primero, tener siempre el vehículo en perfecto estado de mantenimiento;
segundo, utilizar el vehículo solo cuando es necesario; tercero, circular siempre de forma
ecológica; cuarto, utilizar siempre productos de alta calidad y respetuosos con el
medio ambiente como, por ejemplo, es el aditivo con grafito para gasóleo Marly C2i-
Diesel: sus ventajas son las siguientes:
Facilita el arranque del motor en frío (causante del 80% del desgaste del motor).
Limpia y lubrica el circuito de alimentación (inyectores y bomba de inyección). Limpia
y lubrica el sistema de combustión (válvulas, segmentos, pistones y cámaras de
combustión). Reduce el consumo de carburante (de -5% a -8%). Reduce la
contaminación (hasta -60%) y protege el medio ambiente.
En nuestras manos está tomar pequeñas decisiones que son muy eficaces para la
protección del medio ambiente, ahora solo depende de ti.
1. Introducción
La temperatura de nuestro planeta es perfecta para la vida. Ni demasiada fría, como
Venus, ni demasiada caliente, como Marte. Gracias a estas condiciones, la vida se
extiende por todos sitios. La Tierra recibe el calor del Sol. Algunos gases de la
atmósfera la retienen y evitan que parte de este calor se escape de retorno al
espacio.
Hoy día esta situación de equilibrio delicado esta en peligro a causa de la
contaminación de la atmósfera, que provoca que los gases retengan mucho calor
cerca de la superficie. Las temperaturas de todo el planeta han aumentado en el
ultimo siglo y esto podría provocar un cambio climático a nivel mundial.
El aumento del nivel del mar y otros cambios en el medio ambiente representan
una amenaza para todos los seres vivos.
El termino efecto invernadero hace referencia al fenómeno por el cual la Tierra se
mantiene caliente y también al calentamiento general del planeta. Para mantener
las condiciones ambientales optimas para la vida es indispensable que entendamos
las relaciones complejas que se establecen entre la Tierra y la atmósfera.
2. El efecto invernadero
La atmósfera de la Tierra está compuesta de muchos gases. Los más abundantes
son el nitrógeno y el oxígeno (este último es el que necesitamos para respirar). El
resto, menos de una centésima parte, son gases llamados "de invernadero". No los
podemos ver ni oler, pero están allí. Algunos de ellos son el dióxido de carbono, el
metano y el dióxido de nitrógeno.
En pequeñas concentraciones, los gases de invernadero son vitales para nuestra
supervivencia. Cuando la luz solar llega a la Tierra, un poco de esta energía se
refleja en las nubes; el resto atraviesa la atmósfera y llega al suelo. Gracias a esta
energía, por ejemplo, las plantas pueden crecer y desarrollarse.
Pero no toda la energía del Sol es aprovechada en la Tierra; una parte es "devuelta"
al espacio. Como la Tierra es mucho más fría que el Sol, no puede devolver la
energía en forma de luz y calor. Por eso la envía de una manera diferente, llamada
"infrarroja". Un ejemplo de energía infrarroja es el calor que emana de una estufa
eléctrica antes de que las barras comiencen a ponerse rojas.
Los gases de invernadero absorben esta energía infrarroja como una esponja,
calentando tanto la superficie de la Tierra como el aire que la rodea. Si no existieran
los gases de invernadero, el planeta sería, cerca de 30 grados más frío de lo que es
ahora. En esas condiciones, probablemente la vida nunca hubiera podido
desarrollarse. Esto es lo que sucede, por ejemplo, en Marte.
En el pasado, la Tierra pasó diversos periodos glaciales. Hoy día quedan pocas
zonas cubiertas de hielo. Pero la temperatura mediana actual es solo 4 ºC superior a
la del ultimo periodo glacial, hace 18000 años.
Marte tiene casi el mismo tamaño de la Tierra, y está a una distancia del Sol muy
similar, pero es tan frío que no existe agua líquida (sólo hay hielo), ni se ha
descubierto vida de ningún tipo. Esto es porque su atmósfera es mucho más
delgada y casi no tiene gases de invernadero. Por otro lado, Venus tiene una
atmósfera muy espesa, compuesta casi en su totalidad por gases de invernadero. ¿El
resultado? Su superficie es 500ºC más caliente de lo que sería sin esos gases.
Por lo tanto, es una suerte que nuestro planeta tenga la cantidad apropiada de gases
de invernadero.
El efecto de calentamiento que producen los gases se llama efecto invernadero: la
energía del Sol queda atrapada por los gases, del mismo modo en que el calor queda
atrapado detrás de los vidrios de un invernadero.
En el Sol se producen una serie de reacciones nucleares que tienen como
consecuencia la emisión de cantidades enormes de energía. Una parte muy pequeña
de esta energía llega a la Tierra, y participa en una serie de procesos físicos y
químicos esenciales para la vida.
Prácticamente toda la energía que nos llega del Sol está constituida por radiación
infrarroja, ultravioleta y luz visible. Mientras que la atmósfera absorbe la radiación
infrarroja y ultravioleta, la luz visible llega a la superficie de la Tierra. Una parte
muy pequeña de esta energía que nos llega en forma de luz visible es utilizada por
las plantas verdes para producir hidratos de carbono, en un proceso químico
conocido con el nombre de fotosíntesis. En este proceso, las plantas utilizan
anhídrido carbónico y luz para producir hidratos de carbono (nuevos alimentos) y
oxígeno. En consecuencia, las plantas verdes juegan un papel fundamental para la
vida, ya que no sólo son la base de cualquier cadena alimenticia, al ser generadoras
de alimentos sino que, además, constituyen el único aporte de oxígeno a la
atmósfera.
En la fotosíntesis participa únicamente una cantidad muy pequeña de la energía
que nos llega en forma de luz visible. El resto de esta energía es absorbida por la
superficie de la Tierra que, a su vez, emite gran parte de ella como radiación
infrarroja. Esta radiación infrarroja es absorbida por algunos de los componentes
de la atmósfera (los mismos que absorben la radiación infrarroja que proviene del
Sol) que, a su vez, la remiten de nuevo hacia la Tierra. El resultado de todo esto es
que hay una gran cantidad de energía circulando entre la superficie de la Tierra y la
atmósfera, y esto provoca un calentamiento de la misma. Así, se ha estimado que, si
no existiera este fenómeno, conocido con el nombre de efecto invernadero, la
temperatura de la superficie de la Tierra sería de unos veinte grados bajo cero.
Entre los componentes de la atmósfera implicados en este fenómeno, los más
importantes son el anhídrido carbónico y el vapor de agua (la humedad), que
actúan como un filtro en una dirección, es decir, dejan pasar energía, en forma de
luz visible, hacia la Tierra, mientras que no permiten que la Tierra emita energía al
espacio exterior en forma de radiación infrarroja.
CONTRIBUCION
GAS* FUENTES PRINCIPALES AL CALENTAMIENTO
%
En 1970 había 500,000 vehículos en la Ciudad de México, hoy, a pesar de los datos
oficiales contradictorios se estima que existen más de 3,500,000, por lo que se ha
agravado el problema de la contaminación del aire. Además se siguen sacrificando
áreas verdes para el crecimiento anárquico de la mancha urbana, lo que agudiza el
problema. Aún a pesar de todas las condiciones negativas la gran metrópoli sigue
creciendo a un ritmo desmesurado. La cultura ecológica se tendrá que adquirir a
través de la educación y de la aplicación de leyes más severas que normen la
conducta. Asimismo implica el poder compartir el mismo espacio con muchos
millones de personas. No se trata de conseguir una tecnología responsable sino de
decidir de forma responsable la administración de la tecnología.
El estudio de Greenpeace también midió el ozono en el Ajusco y en el Desierto de
los Leones mostrando una concentración aún más elevada que en el centro de la
Ciudad, y estudios de la Universidad de Chapingo encontraron que ocasiona la
muerte de los Pinus hartwegii en el Ajusco y debilita al oyamel o abeto haciéndolo
presa fácil del gusano descortezador en el Desierto de los Leones.
Muchas de las medidas tomadas, como es obvio, dejaron sentir sus efectos
benéficos en otras ciudades del país afectadas también por problemas más o menos
graves de contaminación atmosférica. Puede decirse que en esos años se construyó
toda una infraestructura humana, tecnológica e institucional, y un sólido acervo de
instrumentos y políticas que permitieron poner bajo control un proceso hasta
entonces desbocado.
Los cambios de siglo siempre estimulan la imaginación y el afán humano de
escudriñar los signos del futuro. En lo que toca a la calidad del aire de la agobiada
ciudad no hay excepción; además, tres cosas pueden hacer despertar un interés
adicional por una aventura prospectiva.
Primera: los niveles de contaminación atmosférica en la Zona Metropolitana del
Valle de México continúan en niveles absolutamente inaceptables, tal vez sin
paralelo en el mundo en lo que toca a ozono y a otros oxidantes fotoquímicos.
Segunda: la reanudación de un crecimiento económico sostenido hará aumentar
aceleradamente el número de vehículos en circulación, el total de kilómetros
recorridos y el consumo de combustibles, lo que puede echar por la borda muchos
de los avances logrados en la última década.
Tercera: el debilitamiento y pausa observada en el diseño de políticas y de
instrumentos normativos y la disgregación de los equipos técnicos formados en la
ciudad desde los años ochenta así como de sus capacidades ejecutivas.
Las soluciones las dan principalmente las decisiones políticas y se cree que aún
ahora, inmersos en una severa crisis económica, no se debe olvidar que el hombre
perdona a veces, pero la naturaleza nunca. Los resultados que empezaron a
manifestarse con claridad desde el año de 1995 se sumaron, probablemente, a un
ciclo favorable de condiciones meteorológicas de gran escala para mitigar los
episodios más agudos de contaminación atmosférica: menor número y severidad de
inversiones térmicas y menor virulencia en la actividad fotoquímica. Otros factores
dieron un empujón adicional para desplazar al tema de la calidad del aire de las
agendas de discusión pública: cierta complacencia, una memoria ciudadana volátil
y el encantamiento de la alternancia en el poder; incluso, desde esta última, se llegó
a celebrar como propia no sólo la obra de años anteriores sino la benevolencia
meteorológica. Esta última le ha dado a la ciudad un cierto y casi literal respiro. Así
lo dicen las estadísticas de los últimos años.
Aún se esta a tiempo de evitar una catástrofe ecológica de mayores consecuencias,
solo hay que fomentar el uso de los vehículos eléctrico-solares, desalentar el uso de
los vehículos particulares, fomentar el uso de vehículos que consuman gas,
fomentar el transporte público, fomentar el uso de la bicicleta (como en otros
países), evitar el establecimiento de industrias contaminantes y sacar de las Ciudad
todas las que quedan (que aportan 10 veces más partículas suspendidas que los
vehículos, casi 30 veces el bióxido de azufre, el doble de los óxidos de nitrógeno y
casi la mitad de los hidrocarburos, en comparación con los vehículos). La
reforestación urbana y rural y la restauración de la Cuenca de México.
Elevar la calidad de la gasolina, hacer más estrictos los reglamentos para los
vehículos nuevos, que nuestras normas de calidad del aire sean cuando menos
similares a las que se aplican en California, que se midan los contaminantes al nivel
que se respiran y se de información verdadera y confiable a la población y crear
seguridad pública. Las soluciones tecnológicas están muy cercanas, las gentes con el
poder político y económico, tienen la última palabra.
6. Cambios climáticos predichos para el siglo XXI
Queda claro que la previsión de cambios en los próximos 100 a 150 años, se basan
íntegramente en modelos de simulación. Comprensiblemente la gran mayoría de
los modelos se han concentrado sobre los efectos de la contaminación antrópica de
la atmósfera por gases invernadero, y en menor grado, en los aerosoles
atmosféricos. La mayor preocupación presente, es determinar cuánto se entibiará la
Tierra en un futuro cercano.
En la última década, varios modelos complejos de circulación general (GCMs), han
intentado simular los cambios climáticos antropogénicos futuros. Han llegado a las
siguientes conclusiones:
• Un calentamiento global promedio, de entre 1,5 y 4,5 °C ocurrirá, siendo la
mejor estimación 2,5 °C.
• La estratosfera se enfriará significativamente.
• El entibiamiento superficial será mayor en las altas latitudes en invierno, pero
menores durante el verano.
• La precipitación global aumentará entre 3 y 15%.
• Habrá un aumento en todo el año de las precipitaciones en las altas latitudes,
mientras que algunas áreas tropicales, experimentarán pequeñas disminuciones.
Modelos más recientes dependientes del tiempo, que acoplan los componentes
oceánicos y atmosféricos, han entregado estimaciones más confiables, los
resultados más significativos indican:
• Un calentamiento global promedio de 0,3 °C por década, asumiendo políticas no
intervencionistas.
• Una variabilidad natural de aproximadamente 0,3 °C en temperaturas aéreas
superficiales globales, en una escala de décadas.
• Cambios en los patrones regionales de temperatura y precipitaciones similares a
los experimentos de equilibrio.
Aunque los modelos CGM proveen las simulaciones más detalladas de los cambios
climáticos futuros, los constreñimientos computacionales evitan que sean usados
en estudios de sensibilidad que permitan investigar los defectos potenciales futuros
en el mundo real, con respecto a las emisiones de gases invernaderos.
Usando las sensibilidades de "mejor estimación", se generan escenarios que dan un
rango de calentamiento entre 1,5 y 3,5 °C para el año 2100. Bajo condiciones sin
intervención, la temperatura superficial global promedio, se estima aumentaría
entre 2 y 4 °C, en los próximos 100 años. Hasta las proyecciones más optimistas de
acumulación de gases invernadero, no pueden prevenir un cambio significativo en
el clima global del próximo siglo. En los peores escenarios, la temperatura
superficial global promedio, podría aumentar en 6 °C para el año 2100.
Como conclusión, la temperatura global promedio podría aumentar entre 2 y 4 °C
para el año 2100, si el desarrollo global
continúa a los ritmos actuales. Si se incorpora la influencia de los aerosoles
atmosféricos al modelo, el calentamiento disminuye a aproximadamente 0,2 °C por
década, en los próximos 100 años. Esta tasa de cambio climático, aún así, es más
rápido que en cualquier otro momento de la historia de la Tierra. Si las naciones no
actúan, el mundo podrá experimentar numerosos impactos adversos como
resultado del calentamiento global futuro.
7. Posibles Soluciones
La única defensa razonable ante el cambio climático es la reducción drástica de
emisiones de dióxido de carbono cambiando el sistema energético y por tanto el
económico, renunciando a la devoradora filosofía de desarrollo sin limites. Se ha
calculado que la estabilización de la concentración efectiva de C02 en la atmósfera
requiere la reducción de emisiones de origen energético al 70% del nivel de 1990
para el año 2020, y aun así dicha estabilización sólo tendría lugar una década
después con una cantidad de dióxido de carbono un 8% mayor que en 1990.
Sin embargo, no es menos cierto que la satisfacción de las necesidades básicas del
Tercer Mundo, formado por el 80% de la humanidad y donde tiene lugar el 90% del
aumento de población, conlleva un crecimiento de la demanda energética que
podría alcanzar un 4 0 5% anual en las actuales condiciones. Para dar salida a
ambas prioridades hay que aplicar simultáneamente dos estrategias: el ahorro de
energía mediante la racionalización del uso y el empleo de tecnologías eficientes, y
obtención de la energía imprescindible por métodos renovables de bajo impacto
ambiental. Todo ello dentro de un necesario cambio de modos de vida, reduciendo
el consumo en el Norte para que el Sur tenga margen para aumentar el suyo hasta
niveles dignos.
Las crisis del petróleo de los años 1973 y 1979 demostraron que el ahorro puede
considerarse en sí mismo una fuente de energía: la intensidad energética (energía
necesaria para producir una unidad de PIB) de la CE se redujo en un 25% (en el
estado español sólo un 3%). El informe de la Comisión Mundial para el Desarrollo y
Medioambiente (informe Bruntland) señala que es posible reducir a la mitad el
consumo de energía de los piases Ricos y crecer simultáneamente un 3% anual.
Requiere un considerable esfuerzo la reconversión de las economías occidentales
para aprovechar el potencial de ahorro, aunque, irónicamente, algunos analistas
sostienen que en un verdadero mercado libre, no deformado por la presión de
grupos de interés, seria la opción natural pues la obtención y quema de un barril de
petróleo, por ejemplo, es más cara que la implantación de medios de eficiencia que
evitarían necesitarlo.
Es fundamental que la demanda energética de los países en vías de desarrollo se
satisfaga con tecnologías eficientes, la utilización de la mejor tecnología disponible
podría proporcionar, en ciertos piases, un nivel de servicios similar al de Europa en
los 70 con un consumo de energía solo un 20% superior al que tenían en los 80.
Además la eficiencia reduce el número de centrales necesarias, por tanto libera
capital y disminuye la sensibilidad al coste de suministros.
Las medidas aplicables para disminuir el impacto del transporte son,
esencialmente, maximizar la eficiencia de los vehículos mediante normas de
obligado cumplimiento para fabricante y usuarios (limites de velocidad) y reducir
su utilización fomentando una amplia red de transporte público con incentivos para
el tren, y una política urbanística que favorezca el uso de la bicicleta y cierre el paso
del coche al centro de la ciudad (todo lo contrario a la construcción de
aparcamientos subterráneos). También planificación del territorio para disminuir
las necesidades del transporte y la dependencia del coche privado en el urbanismo
disperso.
No faltan vías de solución a los problemas que enfrenta el planeta, sino voluntad
política de llevarlas a cabo, como ejemplo véase que a lo largo de los últimos diez
años menos del 1% de los prestamos del Banco Mundial se han dirigido a proyectos
de eficiencia.
Las posibilidades de alcanzar metas que permitan minimizar los efectos del cambio
climático implícito en el proceso actual de desarrollo, dependen de un esfuerzo
concertado entre todos los países de la Tierra. La distribución de las cargas deberá
basarse en principios de justicia y equidad, tomando en consideración la
responsabilidadacumulada hasta la fecha, la capacidad de cada país de contribuir al
alcance de las metas que se tracen, y el derecho de todos los pueblos del mundo al
disfrute de una vida digna.
La deuda ambiental que han generado los países industrializados debería traducirse
en asistencia tecnológica y financiera, para que el avance social y económico de los
países en desarrollo no desemboque en una mayor destrucción de los recursos
naturales del mundo, y en los aumentos previstos en las emisiones de gases que
amenazan la estabilidad planetaria. No hay mucho tiempo para la duda, el
panorama con que se presenta el nuevo siglo es muy sombrío y nuestra capacidad
para modificarlo disminuye con la acumulación de C02. Cuanto más se retrase la
adopción de nuevas tecnologías energéticas eficientes y blandas más difíciles serán
las medidas a tomar.
Cómo transformar el vinagre en hidrógeno para tu coche
Con la idea de evitar los gases de efecto invernadero, desde hace tiempo se
ha considerado la generación de energía sostenible a partir del hidrógeno.
Sin embargo, hasta ahora la mayoría del hidrógeno se obtiene del gas
natural, el cual no es un combustible muy ecológico.