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"La mujer no existe". "Ya no hay más hombres".
Se trata de dos proposiciones fuertes, ontológicas, pero asimétricas.
La primera, afirmada por Lacan, es universal.
La segunda, aunque pronunciada por muchas mujeres que sí existen, es particular.
En los consultorios psicoanalíticos no se escucha la primera frase, pero se la comprueba. En cambio, sí se escucha, y mucho, la segunda frase. Como queja particular pero repetida. Un buen análisis permite comprobar que esa frase no se puede comprobar. Y sí se puede refutar. Una (frase por mujer) por una.
"La mujer no existe". "Ya no hay más hombres".
Se trata de dos proposiciones fuertes, ontológicas, pero asimétricas.
La primera, afirmada por Lacan, es universal.
La segunda, aunque pronunciada por muchas mujeres que sí existen, es particular.
En los consultorios psicoanalíticos no se escucha la primera frase, pero se la comprueba. En cambio, sí se escucha, y mucho, la segunda frase. Como queja particular pero repetida. Un buen análisis permite comprobar que esa frase no se puede comprobar. Y sí se puede refutar. Una (frase por mujer) por una.
"La mujer no existe". "Ya no hay más hombres".
Se trata de dos proposiciones fuertes, ontológicas, pero asimétricas.
La primera, afirmada por Lacan, es universal.
La segunda, aunque pronunciada por muchas mujeres que sí existen, es particular.
En los consultorios psicoanalíticos no se escucha la primera frase, pero se la comprueba. En cambio, sí se escucha, y mucho, la segunda frase. Como queja particular pero repetida. Un buen análisis permite comprobar que esa frase no se puede comprobar. Y sí se puede refutar. Una (frase por mujer) por una.
Se trata de dos proposiciones fuertes, ontolgicas, pero asimtricas.
La primera, afirmada por Lacan, es universal. La segunda, aunque pronunciada por muchas mujeres que s existen, es particular. En los consultorios psicoanalticos no se escucha la primera frase, pero se la comprueba. En cambio, s se escucha, y mucho, la segunda frase. Como queja particular pero repetida. Un buen anlisis permite comprobar que esa frase no se puede comprobar. Y s se puede refutar. Una (frase por mujer) por una. Freud, varn viens, invent una curiosa disciplina que se ocupa no tanto de lo que el hombre es sino ms bien de lo que le falta. Eso que le falta constituye al sujeto humano, y el Psicoanlisis muestra cmo cada prjimo y cada prjima se las arregla con ese eso que les falta. La negacin es una de las maneras, astuta y sofisticada, que Freud seal como procedimiento econmico para no saber lo que se sabe: So con una mujer, no era mi mam dir un soante. Freud, austero, tachar el no. La negacin es el modo de presentar lo que se es en el modo de no serlo: so con la mam. Mujeres que se quejan ms de lo que suean, apelan a un procedimiento similar: No hay ms hombres. Pero aqu el dispositivo se complejiza, se trata de una negacin que oculta otra negacin. Se dice No hay ms hombres en vez de Hay ms hombres, ay!, pero no para m. Una catstrofe demogrfica es utilizada para tapar una excepcin personal. Los agrupamientos de solos y solas distribuyen de modo inequitativo la soledad. Las mujeres que dicen que no hay hombres piensan que los hombres estn solos y que las mujeres son solas. Dependen entonces de un hombre para ser una no sola. La histerizacin actual de muchos hombres se transforma en evitacin o fugafbica cuando comprueban que son requeridos ms que re queridos, que son imprescindibles para que una mujer tramite un drama ontolgico. Entonces le piden un taxi. Y entonces ellas vuelven a comprobar que, para ellas, no hay ms hombres.
Sola es el nombre que conjuga sucesiva y simultneamente a la castracin, la
privacin y la frustracin. Hombre es lo que le falta, lo que le quitan, lo que no hay, lo que ya (no) les va a crecer. Y cuando aparece uno, aparece como oportunidad nica. Como soga para un ahogado. Y se aferran a esa soga con la desesperacin de la que ya no puede esperar. No buscan una experiencia amorosa sino un salvataje existencial. Hombre es entonces el nombre de lo que le falta. Si una mujer logra correr al hombre de ese lugar, advertir extraada que ese hombre deja de correr. Jon Maynard Keynes, quien advirti sobre el riesgo de dejar todo librado al arbitrio de ofertas y demandas, dijo: Lo inevitable nunca ocurre, lo inesperado, siempre.
Fuente: Mller, E. (2011), Mujeres sin hombres. El psicoanaltico, 7, 29-30.