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Tomás de Torquemada

FUENTE.- ENCICLOPEDIA CATOLICA

Primer Gran Inquisidor de España, nacido en Valladolid en 1420; murió en Ávila el 26 de


Setiembre de 1498. Era sobrino del célebre teólogo y cardenal, Juan de Torquemada. En su
temprana juventud ingresó al monasterio Dominico en Valladolid, y más tarde fue nombrado
prior del Monasterio de Santa Cruz en Segovia, puesto que desempeñó durante veintidós años.
La Infanta Isabel lo escogió como su confesor mientras estuvo Segovia, y cuando ella asumió el
trono de Castilla en 1474 él se convirtió en uno de sus más confiados e influyentes consejeros,
pero rechazó todos los altos nombramientos eclesiales, prefiriendo permanecer como un
simple fraile.

En ese tiempo la pureza de la Fe Católica en España estaba en gran peligro por los numerosos
Marranos y Moriscos, quienes, por razones materiales, se convirtieron en falsos convertidos
del Judaísmo y Mahometismo al Cristianismo. Los Marranos cometieron serias atrocidades en
contra de la Cristiandad y se propusieron judaizar toda España. La inquisición, que los
soberanos católicos habían autorizado que establezca Sixto IV en 1478, había, a pesar de las
injustificadas crueldades, fallado en su propósito, principalmente por ausencia de
centralización. En 1483 el papa nombró a Torquemada, quien había sido un inquisidor
asistente desde el 11 de Febrero de 1482, Gran Inquisidor de Castilla, y el 17 de Octubre le
extendió su jurisdicción hasta Aragón.

Como representante papal y oficial de mayor rango en la corte inquisitorial, Torquemada


dirigió la empresa entera de la Inquisición en España, fue autorizado a delegar sus facultades
inquisitoriales a otros Inquisidores de su propia elección, quienes permanecían bajo su
responsabilidad, y estableció las apelaciones a la Santa Sede. Él inmediatamente estableció
tribunales en Valladolid, Sevilla, Jaén, Ávila, Córdoba y Villa Real, y, en 1484, en Zaragoza para
el Reino de Aragón. También instituyó un Consejo Superior, que consistía de cinco miembros,
cuyo jefe tenía la obligación de ayudarlo en la escucha de las apelaciones (ver INQUISICIÓN --
La Inquisición en España). Convocó una asamblea general de inquisidores españoles en Sevilla,
el 29 de Noviembre de 1484, y presentó un bosquejo de veintiocho artículos como guía. A esto
añadió varios nuevos estatutos en 1485, 1488 y 1498 (Reuss, "Sammlungen der Instructionen
des spanischen Inquisitionsgerichts", Hanover, 1788). Los Marranos encontraron poderosas
maneras de evadir los tribunales en los judíos de España, cuyas riquezas los habían hecho muy
influyentes y sobre los que la Inquisición no tenía jurisdicción. En esta situación Torquemada
pidió a los soberanos que exijan a los judíos que se conviertan en cristianos o que abandonen
España. Para frustrar esta medida los judíos acordaron pagan al gobierno español 10,000
ducados si los dejaban tranquilos. Existe una tradición que cuando Fernando estaba a punto de
ceder a la tentadora oferta, Torquemada se le apareció, sosteniendo un crucifijo en lo alto, y
exclamando: "Judas Iscariote vendió a Cristo por 30 monedas de plata; Su Alteza está a punto
de venderlo por 30,000 ducados. Aquí está Él; tómelo y véndalo." Dejando el crucifijo en la
mesa abandonó la habitación. Principalmente a través de esta mediación los Judíos fueron
expulsados de España en 1492.

Se ha escrito mucho sobre la inhumana crueldad de Torquemada. Llorente registra que


durante el mando de Torquemada (1483-98) 8800 personas fueron quemadas y 9654 fueron
castigados de diferentes formas (Histoire de l'Inquisition, IV, 252). Estos datos son altamente
exagerados, como ha sido concluyentemente probado por Hefele (Cardenal Giménez, cap.
xviii), Gams (Kirchengeschichte von Spanien, III, II, 68-76), y muchos otros. Incluso el
historiados judío Graetz se satisface sosteniendo que "bajo el primer Inquisidor Torquemada
en el transcurso de catorce años (1485-1498) por lo menos 2000 judíos fueron quemados
como pecadores impenitentes" ("Historia de los judíos", Filadelfia, 1897, IV, 356). La mayoría
de historiadores sostienen con el protestante Peschel (Das Zeitalter, der Entdeckungen,
Atuttgart, 1877, pp. 119 sq.) que el número de personas quemadas desde 1481 hasta 1504,
cuando Isabel murió, fue cerca de 2000. Si la forma de Torquemada de indagar y castigar a los
herejes era justificable es un asunto que debe ser decido no sólo comparado con el nivel penal
del siglo quince, sino también, y principalmente, a través de una investigación sobre la
necesidad de preservar el cristianismo en España. El cronista español contemporáneo,
Sebastián de Olmedo (Chronicon magistrorum generalium Ordinis Prædicatorum, fol. 80-81)
llama a Torquemada "el martillo de los herejes, la luz de España, el salvador de su país, el
honor de su orden".

MOLÈNES, Torquemada et l'Inquisition (París, 1877); BARTHÉLEMY, Erreurs historiques (París,


1875), 170-204 FITA, La Inquisición de Torquemada en Boletín Acad. Hist., XXIII (Madrid, 1893),
369-434; TOURON. Histoire des hommes illustres de l'ordre de Saint Dominique, III (París,
1746). 543-68; TARRIDA DEL MARMOL, Les Inquisiteurs d'Espagne (París, 1807); RODRIGO,
Historia verdadera de la Inquisición, II, III (Madrid, 1877); LEA, History of the Inquisition in
Spain (London and New York, 1906-08).

MICHAEL OTT

Transcrito por Wm Stuart French, Jr.

Traducido por Armando Llaza Corrales

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