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El documento describe la evolución de la crítica de arte desde el siglo XVIII, cuando Diderot criticaba las exposiciones públicas en el Salón de París, hasta la actualidad. Se pasó de una crítica basada en tratados doctrinales a una crítica selectiva e impresionista influenciada por las vanguardias artísticas, y luego a una democratización del arte y la crítica con la apertura de los Salones y galerías privadas en el siglo XIX.
El documento describe la evolución de la crítica de arte desde el siglo XVIII, cuando Diderot criticaba las exposiciones públicas en el Salón de París, hasta la actualidad. Se pasó de una crítica basada en tratados doctrinales a una crítica selectiva e impresionista influenciada por las vanguardias artísticas, y luego a una democratización del arte y la crítica con la apertura de los Salones y galerías privadas en el siglo XIX.
El documento describe la evolución de la crítica de arte desde el siglo XVIII, cuando Diderot criticaba las exposiciones públicas en el Salón de París, hasta la actualidad. Se pasó de una crítica basada en tratados doctrinales a una crítica selectiva e impresionista influenciada por las vanguardias artísticas, y luego a una democratización del arte y la crítica con la apertura de los Salones y galerías privadas en el siglo XIX.
Casi dos siglos despus de haber sido formulada, en albores de la poca
contempornea, la descripcin hecha por Diderot de la crtica del arte an sigue vigente. Me refiero a lo que escribi el filosofo francs sobre el Saln de 1756 en Paris. Diderot estaba aludiendo a una categora esencial de la modernidad: que debe juzgar en trminos de actualidad slo critica la presencia del presente, habla al azar, porque lo que se exhibe en el Saln, dado el numero abundantsimo de cuadros colgados, la arbitrariedad de procedencia, condicin, tamao, gnero y ubicacin en las paredes () la costumbre tradicional de este tipo de exposiciones pblicas hasta prcticamente el siglo XX consista en el amontonamiento de obras, sin atender a un orden lgico o esttico que a nosotros hoy nos parecera un caos indescifrable. Diderot quiere mostrar la naturaleza esencialmente relativa, por mediatizada, de esa crtica de arte basada en el juicio sobre la actualidad. El trmino moderno hace referencia simplemente a lo hecho a modo de hoy. La propia existencia del Saln est condicionada por la irrupcin de una oferta y una demanda artstica completamente nuevas; por una extensin sustancuak del mercado de obras de arte, que en su progresivo crecimiento, se hizo cada vez ms abstracto y annimo. Todos estos datos nos revelan la gestacin de un pblico cada vez ms numeroso e influyente; un pblico que en la mayor parte de los casos, careca de cualquier relacin personal con los artistas. Fundamentalmente formado por burgueses apelando a su condicin de simples amateurs o aficionados, no formaba parte natural de ninguna institucin oficial encargada de velar por el gusto artstico, como le corresponda hacer entonces a las academias, lleg, no obstante, a crear poderosas corrientes de opinin e incluso a hacerse con el control ideolgico y formal de algunas de estas academias, como ocurri, a finales del siglo XVII, con la estatalizada y muy poderosa academia francesa, que termin siendo dirigida por uno de los ms clebres de estos aficionados, el coleccionista y terico Roger de Piles. Las exposiciones pblicas de carcter peridico recibieron el nombre de Salones. En 1737 se institucionaliza el Saln como acontecimiento pblico, marca el comienzo de la regulacin peridica bienal, que se celebraron los aos impares. En el siglo XIX, cuando la estatalizada academia francesa rompi el restringido crculo profesional y abri libremente las puertas al pblico, nos advierte del ideal democratizador que en el futuro se le asignar al arte. Se pas a reivindicar la discriminacin, donde la calidad recobraba sus derechos sobre la cantidad y el discernimiento sobre el espontneo entusiasmo. Los escritores expertos en cuestiones artsticas antes de este siglo, solan practicar fundamentalmente uno de estos 3 gneros: el memoralista, que consista en una recopilacin de datos biogrficos de artistas clebres, siguiendo el modelo de las vidas de Vasari; el tratado doctrinal, donde se compendiaban las normas ideales del clasicismo; y por ultimo, el tratado tcnico, que consista, a diferencia de los recetarios artesanales del medioevo, en el desarrollo prctico-terico de algunas de las disciplinas cientficas o retricas, como ser experto en perspectiva, proporciones, fisionoma, anatoma, iconologa, etc. Una caracterstica comn a cualquiera de estos gneros, era su concepcin intemporal.
Apenas se referan a la actualidad, incluso cuando a partir del siglo XVII se
acepto el que se pudiera hacer alusin a artistas an vivos o muy recientemente fallecidos. Se distinguan no slo por la frmula convencional entre antiguos y modernos, sino creando una subdivisin sutil entre estos ltimos que daba pie a los modernissimi, que no eran sino los que trabajaban en el presente. Se presupona que la obra por ellos realizada trascendera al tiempo, revelando su naturaleza clsica, ejemplar, eterna. La historia no era sino la repeticin circular de un mismo ciclo biolgico, proceso fatal completamente previsible. El nuevo crtico de arte, como el tambin nuevo pblico al que se diriga, no era casi nunca un profesional en la materia, sino un aficionado que saba escribir bien, capaz de persuadir retricamente al lector sobre la bondad y agudeza de sus juicios. Era en definitiva, un experto en conocer las expectativas artsticas del pblico, al que pretenda aclarar por qu gustaba lo que gustaba, alguien que presta su voz al juicio popular. Se trataba de jvenes escritores desconocidos que buscaban la fama a travs del libelo que aprovechaba cualquier acontecimiento de la actualidad, tambin conocidos como chasseurs de nouvelles. Slo lograron sobrevivir gracias a los gneros espurios del panfleto, el folletn, y la literatura periodstica. En su mayora los libellistes eran gente educada, familiarizados con el pensamiento especulativo de altos vuelos, la teora poltica y las novedades literarias. Gran parte de lo que llamamos pensamiento de la Ilustracin encontr, gracias a ellos, formulacin en un discurso accesible al pueblo. Un discurso que juzgaba las novedades artsticas presentadas como acontecimiento pblico y que, por lo tanto, posea una naturaleza inorgnica y un alcance moral relativo, adems, obviamente de utilizar como soporte un medio de comunicacin peridico dedicado a comentar sucesos de inters publico. Diderot escriba su crtica de arte de los Salones apara la Correspondence Litteraire de Melchior Grimm. En ella se defina a la perfeccin el estilo de hacer crtica con carcter no oficial, un estilo que renunciaba a lo doctrinal, y sobre todo, a toda pretensin globalizadora, se trataba de una forma de hacer crtica completamente selectiva, en la que se elega el tipo de recorrido por el Saln, se elogiaba o se denostaba unos cuadros ignorndose el resto y se cultivaba el exabrupto , el rapto lrico, la consideracin moral o el alarde de erudicin sin ningn orden ni concierto, de una manera caprichosa, al dictado de las impresiones fugaces condicionadas por el albur del itinerario, de lo puntualmente entrevisto en medio de un caos de sensaciones. El triunfo de la crtica de arte como gnero estuvo directamente relacionado con la democratizacin del Saln, donde ciertamente se mezclaban las clases sociales. Fue entonces cuando se ciment la separacin acadmica entre la historia y critica del arte, como dos universos antagnicos, reservndose la primera la mera recopilacin y clasificacin de datos y documentos, mientras que la segunda se especializaba en la valoracin. El que la historia se institucionalizase acadmicamente a travs de las universidades, mientras que la segunda continuase su periplo en el medio en que naci, no hizo ms que perpetrar los caminos divergentes entre lo alto y lo bajo, el discurso oficial y el popular. Abri asimismo una perspectiva diferente para los artistas, que no slo venan considerablemente ampliado el nmero de hipotticos compradores y
podan disfrutar de la fama, un antdoto que contrarrestase su recusacin oficial. El
Saln favorecera a los ms conocidos, porque no tenan nada que perder en su exhibicin pblica. Por eso empezaron a pedir una mayor flexibilidad de criterios por parte de los jurados de admisin, ms oportunidades de exponer, y mejores condiciones de exhibicin. Cuando los gobiernos decidieron demaggicamente ampliar lmites, la calidad baj. No se habla de otra cosa sino de los artistas incomprendidos. Sin la seleccin de la academia, no habr saln, y sin saln, el arte esta expuesto a perecer. Lo que denuncia Balzac, todava hoy sigue sin resolver: la democratizacin de la cultura a costa de rebajar su calidad. As, al Saln oficial se le unieron los salones de los rechazados, para que nadie se quede afuera. Adems en el siglo XIX surgen las galeras privadas. El critico deba comportarse como contemplador, en artista, como proclamaba Baudelaire al exigir un compromiso poltico, parcial, apasionado, el obligado seguimiento de los constantes cambios le hacia depender de las vanguardias que acabaron defendiendo lo que en cada momento haba que considerar artstico. Baudelaire se convirti en el campen de la causa del romntico Delacroix, como Thor y Champfeury salieron en defensa de Courbet, Zola del naturalismo de Manet, Geffroy del impresionista Monet, Fenn de los posimpresionistas, Huysmans de los simbolistas, etc. El escndalo producido en el Saln de 1863 con las obras presentadas por Manet, donde Georges Bataille considero ese ao como el decisivo para el arte contemporneo y Picon lo llam el nacimiento de la pintura moderna. El escndalo fue porque la joven que apareca en el desayuno campestre estaba desnuda y era totalmente reconocible como un personaje contemporneo, no una Venus. Manet demostr que su pintura es de carcter autnomo y autorreferencial. La novedad artstica es ms objeto de consumo que de crtica. Hoy nadie posee en exclusiva el control de la presentacin pblica o del enjuiciamiento crtico de los artistas. Imaginar que un critico de arte puede construir o destruir el prestigio de una artista es mucho imaginar.