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RAMN PIANGO
16 DE SEPTIEMBRE 2014 - 12:01 AM
La escasez de alimentos, de medicinas, de seguridad personal, de seguridad jurdica, de pasajes
areos, de educacin de calidad, de salubridad, de papel de peridico, de libertad de expresin,
todas estas carencias tan diferentes tienen rasgos en comn, y uno de ellos es particularmente
significativo desde la perspectiva poltica: una ausencia radical de confianza.
Esa ausencia de confianza tiene como eje la falta de credibilidad de quienes tienen en sus manos
el desempeo de alguna funcin pblica indispensable para la sociedad, para el normal
desempeo de la vida social e, incluso, para la satisfaccin de necesidades bsicas. Eso va desde la
defensa de la integridad fsica de los ciudadanos, para no morir asesinados, hasta la posibilidad de
conseguir en farmacias la medicina necesaria para atender una enfermedad o poder comprar, sin
mayores penurias, el alimento que acostumbramos comer. La gente no cree en explicaciones de
por qu sufrimos tales carencias y mucho menos en promesas de que estas sern subsanadas en
plazo razonable. Los extremos de las explicaciones y las promesas han sido aniquilados por la
desconfianza en mbitos muy diferentes. De all el compra todo lo que puedas o, mucho peor, el
cuidado con la polica porque te puede asaltar o matraquear.
Tal estado de cosas, de naturaleza obviamente psicosocial, tiene asideros en la realidad, en una
dura realidad cuyo deterioro cada vez ms extremo no sabemos cunto durar ni cmo terminar.
Sobre las causas precisas de este estado de cosas podemos diferir y discutirlas con la profundidad
y tiempo que queramos, pero seamos conscientes de que cuando se crean vacos de confianza,
esperanza y orden, las sociedades tienden a generar maneras de llenarlos sin consultar a los
analistas ni a los actores polticos que han descuidado su liderazgo olvidando que de este se
espera que contribuya a proteger la sociedad, a crear un sentido de direccin y orden. A
establecer confianza.