ECONOMÍA DE PROGRESO

Y ECONOMÍA OLIGÁRQUICA

Working Paper 26 de diciembre de 2014

 ECONOMÍA DE PROGRESO
Y ECONOMÍA OLIGÁRQUICA

1. Las sociedades modernas tienden a configurarse

a sí mismas en torno a dos modelos que están
siendo progresivamente identificados y que se
están revelando crecientemente como modelos
no sólo opuestos sino difícilmente reconciliables.

2. Aunque con frecuencia ubicamos estos modelos

en el ámbito de la política económica, lo cierto es
que afectan al conjunto de la actividad política y
no sólo al ámbito del Estado sino también a la
estructura empresarial, los medios de
comunicación y las distintas estructuras sociales.

3. La economía de progreso se basa en una apuesta

clara del conjunto de la sociedad y de las
estructuras políticas a favor del interés general.
En base a este interés general, estos modelos
sociales impulsan la formación, el desarrollo
tecnológico y la inversión productiva. Y no como
instrumento "del beneficio empresarial" sino, al
contrario, como instrumento de la maximización
de la capacidad productiva per capita. Este
impulso sólo es soportable a medio plazo en un
entorno de poder democrático, que asegure el
sometimiento del conjunto de las estructuras
públicas y del tejido empresarial a las finalidades
de interés general. A su vez, la elevación
continuada de la capacidad productiva per capita
permite desarrollar estructuras sociales
crecientemente igualitarias en niveles de renta.

4. Por el contrario, la economía oligárquica se

configura en base a los intereses particulares de
los sectores económicos que controlan el poder
político y, habitualmente, los medios de
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comunicación. Los intereses de estos sectores son

presentados como "de interés general" por parte
de estos medios y se apoyan en políticas
económicas neoliberales, neoclásicas o
neokeynesianas que tienden a esquivar con
sorprendente insistencia los aspectos clave del
desarrollo económico y de las políticas anti-crisis.

5. La economía oligárquica necesita poblaciones

apáticas, consumistas y conformistas, para lo que
es imprescindible tanto el papel de los medios
como el de grupos sociales que,
autodenominándose "progresistas" o "de
izquierdas" en realidad tienen como papel
fundamental evitar el cambio social, asumiendo
una función supuestamente "redistributiva" a la
vez que evitan a toda costa posiciones
verdaderamente activas en las cuestiones clave
del desarrollo social y económico, que dejan en
manos de los sectores empresariales oligárquicos.

6. La economía de progreso es capaz de realizar

apuestas intensivas y concentradas en objetivos
específicos que aseguren la aceleración del
cambio social y económico. La economía de
progreso es, a medio y largo plazo, una economía
basada en el desarrollo social y económico, en la
permanente elevación del conocimiento y de la
capacidad creativa y organizativa de los
ciudadanos.

7. Por el contrario, la economía oligárquica apuesta

de forma continuada por los beneficios y la
acumulación de poder de los sectores que
controlan el poder político, habitualmente a
través del sector financiero. La
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desindustrialización, la financiarización y el sobre-

endeudamiento son una evolución natural de la
conducción de la política económica en base a
intereses oligárquicos. Y, cuando las crisis que
estas situaciones generan acaban en una
situación de estancamiento, las tentaciones de
buscar salidas en el conflicto político o bélico son
casi inevitables.

8. La economía de progreso es una consecuencia no

sólo de la asignación igualitaria de los recursos
sino de la asignación igualitaria del poder. Y ello
se soporta también en una elevación continuada
de la capacidad productiva per capita.

9. Al contrario, en la economía oligárquica la

"redistribución" de rentas no se soporta ni en una
democratización de la capacidad productiva de
las personas ni en una democratización del poder
sino en una concepción "caritativa" de la
redistribución, basada en una separación artificial
de "lo social" y "lo económico". Esta separación
asegura que las estructuras políticas y
económicas mantienen una configuración
oligárquica y que las organizaciones "caritativas"
(autodenominadas como "progresistas") se
soportan en un permanente fracaso y una
continuada frustración que es lo que, a su vez,
justifica su propia existencia. Lo realmente
importante, las estructuras y las estrategias
económicas, quedan en manos de una minoría
que asume y mantiene el verdadero liderazgo
social, frente a partidos políticos "asistenciales",
supuestamente "progresis-tas".
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10. La economía oligárquica es asistencialista. La

economía de progreso, al contrario, apuesta por
el empoderamiento de las clases populares,
empoderamiento productivo, social y político.

11. En este momento histórico, la opción entre

economía de progreso y economía oligárquica es
precisamente la gran disyuntiva ante la que se
encuentran nuestras sociedades, ante la que se
encuentra Occidente y ante la que se encuentra
el mundo en su conjunto.

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