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La oración hesiquiasta

Para poder comprender el presente capitulo vamos a estudiar la


DISCIPLINA DEL ALIENTO

Símbolos o conceptos simbólicos utilizados en esoterismo o religiones.

La ciencia del aliento se define como la técnica consistente en modificar y regular a gusto
la respiración, cambiando su ritmo para permitir obtener un mayor grado de concentración
fundamental en la meditación de diversas creencias.

Hay tres escuelas fundamentales: yoga, taoísmo y hesiquiasmo.*

1.- Respiración yoga.


La respiración es vida y el Yoga la utiliza como uno de los principios
fundamentales, la cual contempla 2 formas para obtener una respiración
apropiada: una para traer más oxígeno a la sangre y así al cerebro; y para
controlar el prana o la energía vital que conduce al control de la mente.

El Pranayama es la ciencia del control de la respiración la cual consiste en una


serie de ejercicios previstos especialmente para resolver estas necesidades y
para mantener el cuerpo saludable.

Pranayama o técnica de respiración es muy importante al igual que las asanas


(posturas del cuerpo) ya que su dominio se considera como la forma más alta
de disciplina que logra la purificación de uno mismo, la de la mente y el
cuerpo.
Las prácticas producen la sensación física real de calor, llamada tapas, que es
parte del proceso de purificar los Nadis, o los canales sutiles del nervio del
cuerpo. Esto permite experimentar un estado más saludable y permite que la
mente este más tranquila.

Pranayama significa control de la energía e incluye métodos de meditación,


regulación de la respiración, concentración. Como tal, el pranayama tiene
muchos usos. En la escuela del Yoga de Raja, el pranayama es la técnica
avanzada de calmar la respiración, de calmar el corazón, y de retirar la mente
de los sentidos.

En todo trabajo respiratorio la columna vertebral tiene que estar en su eje y proyectada.
La respiración se realiza por la nariz, si no se dan otras indicaciones.

Reconocer la respiración en las diferentes gravedades

Empezar por las posturas de auto-estiramiento progresando de la facilidad a la dificultad.


Tener presente el ritmo, espacio respiratorio y la diferencia entre la inspiración y la
expulsión.

Expulsar el aire en forma de suspiros

Si tu diafragma tiene poca movilidad puedes hacer las expulsiones en forma de suspiro,
es importante que la glotis esté totalmente abierta. Algunas veces propongo antes de
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este ejercicio, un trabajo corporal dinámico, o bailes o desperezarse y provocar el
bostezo con la finalidad de facilitar la movilidad del diafragma.

Alargar la expulsión y dejar que la inspiración sea espontánea.

Nosotros consideramos básico el empezar el trabajo del control respiratorio con estos
dos ritmos, alargar la espiración y las suspensiones:

Alargar la espiración.
Es el principio básico del trabajo respiratorio, nos lleva hacia la relajación y
psicológicamente tiene que ver con el soltar y el abandono. Si no nos vaciamos no
podemos recibir, si mis pulmones no se vacían hay parte del aire que no se renueva y
por lo tanto hay una mal nutrición del organismo.

La suspensión
Si afinas la atención puedes sentir un pequeño espacio, cuando acaba la inspiración y
antes que empiece la espiración. Lo mismo ocurre al final de la espiración y antes que
comience la inspiración. Esta atención centra mucho. Con la práctica este espacio se
hace de forma natural más largo y aparece las retenciones.
En los trabajos respiratorios con un ritmo voluntario es importante mantener el mismo
ritmo durante toda la práctica, que al principio no debe de pasar de los diez minutos.

Tumbado en supino, (boca arriba) haz el auto-alargamiento de columna, mantén los pies
en el suelo
1º Expulsa y deja que la inspiración se realice sola.
2º Expulsa muy relajado alargándola, encuentra tu ritmo y profundiza en el abandono (5
minutos).
3º Ahora sólo siente como se hace la respiración.
4º Manteniendo la postura estira los brazos hacia atrás, en una posición que te resulte
cómoda. Empieza a respirar profundizando en el abandono respiratorio, deja que la
inspiración sea muy suave. ¿Qué ocurre? siente la relación de la respiración y las
diferentes zonas del cuerpo: abdomen, lumbares, plexo, esternón, zona pectoral, cuello,
hombros…
Si hay acortamientos en la musculatura auxiliar de la respiración (escálenos, pectorales,
abdominales) o en la musculatura profunda de la columna este ejercicio incide
beneficiosamente sobre ella.

Respeta tu propio ritmo, nunca fuerces.

La progresión en la respiración se hace con constancia y mucho respeto. Tu ritmo


respiratorio es aquel que mantiene unas constantes naturales en las fases
respiratorias. Si al final de una expulsión necesitas coger aire de forma forzada, o se te
acelera el corazón, o te sientes con ahogo, quiere decir que has perdido tu ritmo. Evita
los excesos. Hay un hábito muy arraigado que es el de correr para alcanzar metas, para
tener experiencias extraordinarias… Lo extraordinario está ocurriendo
cuando en tu práctica pones corazón,
te entregas y te desapegas
de los resultados.
e) Progresar hacia la delicadeza y sutileza en la respiración.
La respiración ha de ser silenciosa, continua y profunda. Trabajar con la respiración es

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algo muy delicado. En la medida que progresamos en la capacidad respiratoria, en
las suspensiones, se entra en la quietud mental y en el trabajo con las estructuras
sutiles del cuerpo, nadis y chakras. Ésta es la frontera donde la respiración se hace
con la sensación, la intención y la visualización. Se crean las condiciones para la
meditación.

2.- Respiración embrionaria

Método desarrollado por la alquimia taoísta que permite entre otras cosas absorber la
energía Chi del aire, ritmar y regular la respiración. Éste consiste en inhalar lenta y
pausadamente como si se formara una bola de aire que se hace descender hasta el
dantien (punto situado en el bajo vientre), mientras se cierra el punto hui yin, apretando
los músculos del perineo. En este momento se aplica el cerrojo del cuello y se retiene el
aliento durante la misma cantidad de tiempo en que se efectuó la inhalación. Finalmente
se debe espirar lentamente con la misma duración de tiempo que las fases anteriores.
Durante todo el proceso se debe mantener la lengua pegada firmemente al paladar.

A medida que se desarrolla la práctica se debe aumentar el periodo de las fases hasta,
en las etapas superiores, detener complemente la respiración.

Los beneficios de la respiración embrionaria son innumerables, permiten al practicante


mejorar su capacidad aeróbica, disminuir la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea y
prepara para la práctica de la alquimia sexual.

La respiración embrionaria tiene una gran afinidad con la práctica de tai chi, qi gong y
otras artes marciales.

Introducción a la respiración embrionaria

Muchos de los ejercicios de respiración taoísta distinguen cuatro etapas distintas:


inhalación, retención, exhalación y pausa.

Para efectuar ejercicios respiratorios es conveniente vestir ropas sueltas y realizarlos en


un lugar tranquilo. Los ejercicios pueden ser realizados de pie, en cuyo caso se sugiere la
posición del jinete, o bien sentados en posición de loto o en una silla. Lo fundamental es
realizar los ejercicios con una postura corporal relajada y con la columna derecha.

Inspiración:

Situados en la postura elegida, se relaja el abdomen y los hombros y se exhala para


desocupar los pulmones. A continuación se inicia una inhalación suave por la nariz,
dirigiendo el aire hacia la parte inferior de los pulmones, dilatando el diafragma y dejando
que el abdomen se infle. Una vez que la parte inferior de los pulmones se encuentre llena,
continúe inspirando para llenar la parte media y superior de estos. Una buena medida es
llenar los pulmones hasta sentirse cómodo y no más allá de ello.

Retención:

En esta fase se deben aplicar tres cerrojos que van a permitir concentrar y mantener la
energía.

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El primer cerrojo es el anal. Este comprende la musculatura del esfínter anal, que está
relacionada con los músculos responsables de la erección y la eyaculación. Un adecuado
control de esta musculatura es de mucha utilidad en el momento del orgasmo. En el
momento de la retención del aliento se debe contraer la musculatura de este cerrojo.

Cerrojo abdominal, este se sitúa debajo del ombligo y se debe aplicar una ligera tensión
de la musculatura de esta zona, de forma de darle sostén a los órganos abdominales.

Cerrojo del cuello. Aquí se debe contraer ligeramente la barbilla y cerrar la glotis.

Junto a estos tres cerrojos hay que presionar la punta de la lengua contra el velo del
paladar para cerrar el circuito de los canales de control y de función.

Exhalación:

Los pulmones se vacían en orden inverso a la inspiración en forma suave y gradual,


relajando el cerrojo abdominal y el del cuello. Al igual que en esta fase el aire se debe
expulsar por la nariz, a menos que el clima sea muy caluroso. En todo momento la lengua
se mantiene pegada al paladar.

Terminada la fase de exhalación ocurre la pausa reiniciando el ciclo con una nueva
inspiración.

Las tres fases se realizan en el mismo periodo de tiempo, inicialmente se puede contar
en forma mental partiendo con diez tiempos. Esta cantidad, se incrementa en forma
paulatina a medida que se va mejorando en experiencia.

Una práctica regular de este ejercicio mejora las funciones vitales, la salud en general y
establece la base para tener orgasmos sin eyaculación.

3,- RESPIRACION Hesicasmo.

Hesiquiasmo (en griego, hesychia, 'quietud'), término que designa una tradición
contemplativa que aparece a partir del siglo IV en el monacato cristiano oriental. Los
monjes de esta tradición, en concreto los de los monasterios del monte Athos, se
dedicaban a la oración mental continua destinada a lograr la unión con Dios. La forma
más popular de oración era la oración de Jesús, conocida en general también como
'oración del corazón' consistente en las palabras: 'Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten
misericordia de mí, que soy pecador'. Los hesiquiastas repetían la oración sin cesar,
regulando la respiración al recitado de la oración. A través de este método físico de
oración esperaban dirigir y mantener la concentración mental en el nombre de Dios. Esta
práctica fue atacada con violencia por el monje humanista ítalo-griego Barlaam el
Calabrés; en respuesta, el teólogo bizantino san Gregorio Palamas compuso las Tríadas
en defensa de los santos hesiquiastas. La posición de Palamas se vio avalada por los
concilios de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla en 1341, 1347 y 1351. El hesiquiasmo
se hizo muy popular en Rusia y continúa practicándose entre los cristianos orientales. Se
publicó una antología, conocida como Philocalia, de los textos de esta tradición en
Venecia en 1782 por san Nicodemo.

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El objetivo del hesicasmo es la búsqueda de la paz interior en unión mística con Dios y
en armonía con la creación. Las tres características fundamentales del hesiquiasmo son:

1.-La soledad, como medio de huir del mundo;

2.-El silencio, para obtener la revelación del futuro y del mundo ultratarreno; y

3.-La quietud, para conseguir el control de los pensamientos, la ausencia de


preocupaciones y la sobriedad.

Practica.

Con alguna razón se ha calificado al hesicasmo como una práctica que mantiene
semejanzas con el Oriente, es más, muy probablemente hayan existido influjos
provenientes de la India; aunque algunos sostienen que la influencia pudo ser a la
inversa; la parte central de la doctrina se basa en una reunión con la deidad y para esto
se da un conjunto de prácticas fisiológicas y psicológicas; por ejemplo.

1.- Mantener la inmovilidad física y psíquica (para esto lo más común era mirarse
fijamente el propio ombligo) mientras se recita incesantemente la llamada "plegaria a
Jesús" o "plegaria del corazón" la cual consiste en una reiteración de una misma frase
según el ritmo relajado de la respiración: "Señor Jesús Cristo hijo de Dios ten piedad
de mí que soy pecador".

Se puede practicar de manera:

• Libre: Permite llenar el vacío entre lo tiempos de oración y las actividades


ordinarias de la vida y unirse a Dios en momentos de trabajo.
• Formal: Concentrados y con exclusión de toda otra actividad. A ello ayuda estar
sentados, con poca luz, los ojos cerrados, ayudándonos si es preciso de un rosario
oriental u occidental, son un medio para concentrarse mejor.

El primer método ha permitido la práctica a los laicos que llevan una vida activa.
Antiguamente se hacia con la cabeza reclinada sobre el pecho, lo cual llevó a que los
hesicastas fueran acusados por sus adversarios.

Testimonios y referencias de la oración hesiquiasta:

1.- Isaac de Siria, Obispo de Nínive (s. VII): «Oh nombre de Jesús, llave de todos los
dones, abre para mí la gran puerta de tu casa del tesoro para que pueda entrar y
alabarte, con la alabanza que nace del corazón, como respuesta a tus misericordias
que vengo experimentando de un tiempo acá; pues tú has venido y me has
renovado con la conciencia del Nuevo Mundo».

2 .- Abba Sisoes, quien en una ocasión confiesa que durante treinta años había rezado
así: «Señor Jesús, protégeme de mi lengua».

3.- El camino hesicasta (termino derivado de hesiquia palabra griega para quietud,
tranquilidad, reposo), que es, precisamente, de lo que se está hablando. Se trata del
conjunto de medios cuyo ejercicio favorece la unión con Dios a través de la `oración
incesante´, la continua memoria de Dios (mneme Zeoú ).

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4.- Según el mismo Ciclo copto, Macario le habría aconsejado a Evagrio Póntico (345-
399), quien al parecer estuvo hacia el 383 en el desierto de Nitria y unos años después en
el de Las Celdas, entre el Cairo y Alejandría, permanecer siempre firme en el Señor,
«pues no es fácil decir a cada respiración: Señor Jesucristo ten piedad de mí; yo te
bendigo mi Señor Jesús, socórreme».

5.- En un texto atribuido a Evagrio se dice: «A cada respiración agregad una sobria
invocación del nombre de Jesús y la meditación de la muerte y la humildad».

6.- Diadoco, obispo de Fótice (m. c. 468), es partidario de la purificación interior por la
sanante memoria del Señor Jesús, meditando incesantemente en este glorioso nombre en
las profundidades del propio corazón. En una ocasión enseña: «Si un hombre empieza a
progresar cumpliendo los mandamientos e incesantemente llamando al Señor Jesús,
entonces el fuego de la gracia divina lo impregnar», incluso a los sentidos exteriores del
corazón». En otro pasaje afirma: «El intelecto, cuando hemos cerrado todas sus salidas
por el recuerdo de Dios, exige, absolutamente, una actividad que ocupe su diligencia. Se
le dará entonces el `Señor Jesús por única ocupación y para que responda por entero a
su fin». Las condiciones ascéticas y morales como requisito para el `ejercicio del Nombre
se perciben, por ejemplo, cuando dice: «Si el alma es turbada por la cólera, oscurecida
por los vapores de la ebriedad, o atormentada por una tristeza malsana, el intelecto
no será capaz de convocar la viva memoria del Señor Jesús, ni forzándolo».

7.- Barsanufio, el egipcio, y Juan de Gaza (s. VI), de quienes conservamos sus cartas
espirituales, plantean una estrategia ascética para combatir los malos pensamientos
mediante el recurso al nombre de Jesús, ya que el mejor medio de lucha es confiar, desde
nuestra impotencia, en Aquél que nos da la victoria: «Cuando durante la salmodia, la
oración o la lectura, te viene un mal pensamiento, no le prestes atención sino más bien
concéntrate más en la salmodia, la oración o la lectura. Si el mal pensamiento persiste
esfuérzate en invocar el nombre del Señor y el Señor te auxiliará y suprimirá las astucias
de los enemigos». Y en otra ocasión: «cuando el ardor de la batalla aumenta, también tú
aumenta tu fuerza clamando: `¡Señor Jesucristo! ¡Tú ves mi debilidad y mi aflicción,
ayúdame y líbrame de quienes me persiguen (Sal 142, 6); a Ti acudo para
refugiarme (Sal 143, 9)!'». Al hablar de la dispersión de la mente, se lee que uno debe
recogerse diciendo: «Señor, perdóname en consideración del santo nombre».

8.- Conviene, también, traer a colación el testimonio de Filemón. Al recomendar un


camino espiritual a un hermano, le dice: «Ve, practica la sobriedad en tu corazón, y en
tu pensamiento repite sobriamente, con temor y temblor: `Señor Jesucristo, ten
piedad de mí´». En otra ocasión amplía la fórmula: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten
piedad de mí».

9.- En ella el anónimo autor opta por una única forma para ser incesantemente repetida:
«Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador». La clave de esta
aproximación se centra en la memoria y el corazón, punto de anclaje de la atención. Es
allí donde debe acogerse el nombre del Señor. «Permanece en tu corazón clamando el
nombre del Señor Jesús para que el corazón se fije profundamente en el Señor, y el
Señor en el corazón, y los dos sean uno». Así, pues, habiendo sido fijada una fórmula,
aún queda cierto trecho que recorrer antes de llegar a la metodología psico-física del
monje de origen latino, Nicéforo, del siglo XIII.

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10.- San Juan Clímaco (580-650), vivió en el desierto del Sinaí. En su obra, un
indiscutible clásico espiritual de todos los tiempos, recomienda «que la memoria de
Jesús está unida a tu respiración».

11.- Escribía Hesiquio casi al final de su primera centuria revelando la inmensa


importancia que daba a la invocación del santo nombre. La sobriedad y la atención se
intercambian en el marco de una estrategia de lucha contra los malos
pensamientos. La humildad, la atención, la resistencia al mal y la oración son
condiciones para la batalla espiritual. La búsqueda de la pureza de corazón y la memoria
de los propios pecados permiten recibir la ayuda del Señor. «El recuerdo y la invocación
ininterrumpidos de Nuestro Señor Jesucristo producen en nuestro interior un estado
divino, a condición de que no seamos negligentes en la constante oración a Cristo, en la
sobriedad perseverante y en la obra de la vigilancia. En todo tiempo sea así como
invocamos a Jesucristo, Nuestro Señor, clamando con un corazón ardiente para
entrar en comunión con su santo nombre, manteniéndolo como una chispa en nuestro
corazón. Pues la constancia, en la virtud como en el vicio, engendra al hábito; y el
hábito es como una segunda naturaleza» Pero, inspirándose en San Juan Clímaco,
Hesiquio parece ir más lejos, al punto de haber servido de fundamento, o al menos de
referencia, para las técnicas psico-físicas que aparecerán después. «A la respiración de
tu nariz une la atención (nespis) y el nombre de Jesús». «Verdaderamente feliz es el
hombre en quien la `oración a Jesús se prende al poder del pensamiento y lo llama
continuamente en su corazón, así como el aire está unido con nuestros cuerpos y la
llama a la mecha de la vela». A pesar de lo que parece implicar, lo impreciso aún del
lenguaje no permite afirmar con total seguridad que lo que propone Hesiquio sea una
coordinación de los ritmos respiratorios con la `oración.

12.- Es interesante señalar que ya hacia principios del siglo XII hay un testimonio de un
monje ruso conocido como Svjatocha (o Sviatosa), que en el mundo habría sido un tal
príncipe Nicolás. De él se ha dicho: «Nadie nunca lo vio ocioso. Siempre tenía las
manos ocupadas en algún trabajo manual. Y en todo momento sus labios repetían:
`Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí».

13.- El método hesicasta. Está precedido por la obediencia del corazón, y la


constante presencia de Dios en la conciencia, estableciendo rectas relaciones con
Dios, el padre espiritual, los demás hombres y las cosas. Insistiendo en la
necesidad de estar libre de toda preocupación, con la conciencia tranquila y sin
atadura pasional alguna, se debe: «mantener la atención dentro de sí mismo, en el
corazón. Mantener la mente ahí (en el corazón), tratando por todo medio posible de
encontrar el lugar donde está el corazón, para que una vez hallado, la mente se
centre en él», y así «manteniendo la mente en atención, mantener a Jesús en el
corazón, esto es, su oración: `Señor Jesucristo, ten piedad de mi.». Esta oración
sería la base de toda la vida espiritual, pues es particularmente apta para superar la
desintegración interior, domar las pasiones, conquistar la humildad y andar en
presencia de Dios.

14.- Estos planteamientos son semejantes a los del referido Nicéforo en un escrito, al
parecer, definitivamente suyo: `Sobre la sobriedad y la guarda del corazón. En él dice:
«Tú sabes que tu respiración es la inhalación y exhalación de aire. El órgano que
sirve para esto son los pulmones que están alrededor del corazón. Así que el aire
que pasa por ellos envuelve al corazón. Es así que la respiración es una vía natural

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al corazón. De modo que habiendo recogido tu mente en ti mismo, condúcela por el
canal de la respiración por el que el aire llega al corazón y, juntamente con el aire
inhalado, fuerza a tu mente a descender al corazón y permanecer ahí». Más adelante
dice Nicéforo: «Además, debes saber que cuando tu mente queda firmemente
establecida en el corazón, no debe permanecer en silencio y sin hacer nada, sino
que debe repetir constantemente la oración: `¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten
piedad de mí!´, y nunca cesar. Pues esta práctica, manteniendo la mente libre de
sueños, la vuelve evasiva e impenetrable a las sugestiones del enemigo y cada día
la conduce, más y más, a amar y anhelar a Dios».

15.- Gregorio el sinaíta (1255-1346). Sus consejos tienen un carácter práctico y


presentan el método con magistral claridad: «Colócate en un asiento o incluso en un
lecho, curva la espalda, inclina la cabeza sobre el pecho, recoge tu espíritu y
enciérralo en tu corazón y fija toda tu atención. Repite entonces de una manera
continua, ya de viva voz, ya mentalmente esta invocación: `Señor, Jesucristo, ten
piedad de mi o `Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mi. (A la que algunos añaden
«pecador» como culminación). Vigila bien que el espíritu no se escape de tu
corazón, evita cuidadosamente todo pensamiento extraño (sus avisos se extienden
a la presencia de colores, imágenes o formas, advirtiendo especialmente contra la
imaginación-fantasía), aunque fuera noble y excelente, pues te distraería del
pensamiento de Dios. Para ello retarda el ritmo de la respiración». En Atos la fórmula,
empleada por los monjes en Gaza y en el Sinaí, quedará fijada y vinculada a ejercicios
psico-somáticos, en el marco, para entonces ya tradicional de la purificación del corazón,
la lucha contra las pasiones y el recogimiento en Jesucristo.

16.-. El texto muestra como su núcleo las enseñanzas de Nicéforo sobre: «El método de
ingresar al corazón por la atención mediante la respiración, juntamente con la
oración: `Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi.». Resulta significativo que
las instrucciones cubren una variedad de aspectos constituyendo al mismo tiempo un
tratado de la teología de la oración y también un plan de vida para el hesicasta. Los
esfuerzos por demostrar los antecedentes de `la oración propuesta en San Juan
Crisóstomo, San Juan Clímaco y Hesiquio, entre otros, son notorios.

17.- El contexto de la oración a Jesús es la fe. El obispo griego-ortodoxo Kallistos


Ware, sostiene: «El Nombre es poder, pero una repetición puramente mecánica,
por sí misma, es incapaz de lograr algo. La Oración a Jesús no es un talismán
mágico. Como en todas las operaciones sacramentales, se requiere que el hombre
coopere con Dios a través de su fe activa y su esfuerzo ascético. Estamos llamados
a invocar el Nombre con recogimiento y vigilancia interior, manteniendo nuestra
mente en las palabras de la Oración, conscientes de a quién nos dirigimos y quién
nos responde en nuestro corazón». Este autor contemporáneo, conocedor del
entusiasmo por las disciplinas orientales del mundo hodierno, dice enfático que la
`oración a Jesús´ «no es un instrumento para ayudarnos a concentrarnos o relajarnos.
No es simplemente una parte de un `yoga cristiano´, un tipo de `meditación trascendental´
o un `mantra cristiano´... es una invocación dirigida a otra persona: Dios hecho Hombre,
Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor».

Kallistos Ware insiste en el carácter secundario que la tradición hesicasta otorga a las
técnicas psico-físicas, resaltando la centralidad de la `oración del nombre de Jesús,
de la `oración del corazón (de la mente en el corazón), que como verdadero don de
Dios no está ligada a técnica alguna. Sin embargo, partiendo de la concepción de la
unidad del ser humano, afirma: «El cuerpo no es sólo un obstáculo que sobrepasar,

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una protuberancia de la materia a ser ignorada, sino que tiene un rol positivo que
jugar en la vida espiritual y está dotado con energías que pueden ser encauzadas
para el trabajo de la oración». Sería, pues, sólo como una ayuda para la concentración
en `la oración que el método neo-hesicasta emplea las posturas corporales, el
sincronizado ritmo respiratorio y la concentración cordial.

18.- El trapense Basil Pennington cuando afirma: «la expresión oración a Jesús es un
paraguas que cubre una variedad de métodos». Habría una sencilla práctica devoción
al de repetir el nombre del Señor. También se daría el uso de jaculatorias con amplia
libertad. Y finalmente el método fijado por el neo-hesicasmo con la fórmula y las prácticas
psico-físicas, en diverso grado.

19.- La oración mediante jaculatorias es conocida en occidente, por lo menos,


desde tiempos de San Agustín y Casiano, como se ha señalado.

20.-. Por ejemplo, la hermana Kunne Ginnekins (m. 1398), discípula del fundador de la
Devotio Moderna', Gerardo Groote (1340-1384), repetía incesantemente esta o una
jaculatoria similar: «¡Querido Señor Jesús, cuándo vendrás a mi casa?» En su larga
agonía, hay testimonios que así lo indican, San Francisco Javier (m. 1552) repetía
incansable: `¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! ¡OH Virgen, Madre de Dios,
acuérdate de mí!'. La oración por jaculatorias y aspirativa ha sido muy alabada y
alentada en un receptivo occidente. Habría incluso que decir que la vida espiritual
en occidente, a lo largo de los siglos, está regada de oraciones breves y fervientes.

21.- El padre Hausherr, en su obra El Nombre de Jesús, refiere algunos datos,


verdaderamente inverosímiles, de unos campeones occidentales de la oración por
jaculatorias en este siglo XX. El jesuita William Doyle que apuntaría a cien mil (sic)
repeticiones diarias, superado por un lasallista, el hermano Mutien-Marie, de quien se
decía efectuaba unas trescientos setenta mil (sic) aspiraciones al día. Juan Bautista
Reus (m. 1947), otro jesuita, quizá siguiendo tradiciones que se remontan al tiempo del
fundador San Ignacio de Loyola (1491-1556) o atento a las orientaciones del quinto
General de la Compañía de Jesús, el napolitano Claudio Aquaviva (1545-1615), quien
recomendaba «volar mentalmente hacia Dios por medio de frecuentes aspiraciones
y así encontrar a Dios presente en todo lugar», repetía unas doce mil veces al día la
jaculatoria: «Jesús, José y María». Obviamente no se trata de una competencia, pero
estos testimonios, más allá de las asombrosas cifras, claramente dejan sentado que
también en occidente se practica el ejercicio de breves oraciones dirigidas a Dios como
saetas de amor, en cuya trayectoria surgió la `oración a Jesús´.

22.- El otro testimonio es el de San Ignacio de Loyola, quien en sus Ejercicios


espirituales da diversas orientaciones sobre varias posturas corporales, ambientes, uso
de potencias, y ritmos respiratorios. Así, por ejemplo, sobre esto último dice: «El tercero
modo de orar es, que con cada un aliento o resolló se ha de orar mentalmente
diciendo una palabra del Pater noster o de otra oración que se rece, de manera que
una sola palabra se diga entre un aliento y otro».

Nosotros practicamos las tres modalidades de la ciencia de la respiración.

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La yoga en los ejercicios psico-corporales, la respiración embrionaria al
transmutar los espermas/óvulos, y el Hesiquiasmo en la oración al padre de toda
paternidad en el nombre de Jesucristo.

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