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La ciencia del aliento se define como la técnica consistente en modificar y regular a gusto
la respiración, cambiando su ritmo para permitir obtener un mayor grado de concentración
fundamental en la meditación de diversas creencias.
En todo trabajo respiratorio la columna vertebral tiene que estar en su eje y proyectada.
La respiración se realiza por la nariz, si no se dan otras indicaciones.
Si tu diafragma tiene poca movilidad puedes hacer las expulsiones en forma de suspiro,
es importante que la glotis esté totalmente abierta. Algunas veces propongo antes de
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este ejercicio, un trabajo corporal dinámico, o bailes o desperezarse y provocar el
bostezo con la finalidad de facilitar la movilidad del diafragma.
Nosotros consideramos básico el empezar el trabajo del control respiratorio con estos
dos ritmos, alargar la espiración y las suspensiones:
Alargar la espiración.
Es el principio básico del trabajo respiratorio, nos lleva hacia la relajación y
psicológicamente tiene que ver con el soltar y el abandono. Si no nos vaciamos no
podemos recibir, si mis pulmones no se vacían hay parte del aire que no se renueva y
por lo tanto hay una mal nutrición del organismo.
La suspensión
Si afinas la atención puedes sentir un pequeño espacio, cuando acaba la inspiración y
antes que empiece la espiración. Lo mismo ocurre al final de la espiración y antes que
comience la inspiración. Esta atención centra mucho. Con la práctica este espacio se
hace de forma natural más largo y aparece las retenciones.
En los trabajos respiratorios con un ritmo voluntario es importante mantener el mismo
ritmo durante toda la práctica, que al principio no debe de pasar de los diez minutos.
Tumbado en supino, (boca arriba) haz el auto-alargamiento de columna, mantén los pies
en el suelo
1º Expulsa y deja que la inspiración se realice sola.
2º Expulsa muy relajado alargándola, encuentra tu ritmo y profundiza en el abandono (5
minutos).
3º Ahora sólo siente como se hace la respiración.
4º Manteniendo la postura estira los brazos hacia atrás, en una posición que te resulte
cómoda. Empieza a respirar profundizando en el abandono respiratorio, deja que la
inspiración sea muy suave. ¿Qué ocurre? siente la relación de la respiración y las
diferentes zonas del cuerpo: abdomen, lumbares, plexo, esternón, zona pectoral, cuello,
hombros…
Si hay acortamientos en la musculatura auxiliar de la respiración (escálenos, pectorales,
abdominales) o en la musculatura profunda de la columna este ejercicio incide
beneficiosamente sobre ella.
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algo muy delicado. En la medida que progresamos en la capacidad respiratoria, en
las suspensiones, se entra en la quietud mental y en el trabajo con las estructuras
sutiles del cuerpo, nadis y chakras. Ésta es la frontera donde la respiración se hace
con la sensación, la intención y la visualización. Se crean las condiciones para la
meditación.
Método desarrollado por la alquimia taoísta que permite entre otras cosas absorber la
energía Chi del aire, ritmar y regular la respiración. Éste consiste en inhalar lenta y
pausadamente como si se formara una bola de aire que se hace descender hasta el
dantien (punto situado en el bajo vientre), mientras se cierra el punto hui yin, apretando
los músculos del perineo. En este momento se aplica el cerrojo del cuello y se retiene el
aliento durante la misma cantidad de tiempo en que se efectuó la inhalación. Finalmente
se debe espirar lentamente con la misma duración de tiempo que las fases anteriores.
Durante todo el proceso se debe mantener la lengua pegada firmemente al paladar.
A medida que se desarrolla la práctica se debe aumentar el periodo de las fases hasta,
en las etapas superiores, detener complemente la respiración.
La respiración embrionaria tiene una gran afinidad con la práctica de tai chi, qi gong y
otras artes marciales.
Inspiración:
Retención:
En esta fase se deben aplicar tres cerrojos que van a permitir concentrar y mantener la
energía.
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El primer cerrojo es el anal. Este comprende la musculatura del esfínter anal, que está
relacionada con los músculos responsables de la erección y la eyaculación. Un adecuado
control de esta musculatura es de mucha utilidad en el momento del orgasmo. En el
momento de la retención del aliento se debe contraer la musculatura de este cerrojo.
Cerrojo abdominal, este se sitúa debajo del ombligo y se debe aplicar una ligera tensión
de la musculatura de esta zona, de forma de darle sostén a los órganos abdominales.
Cerrojo del cuello. Aquí se debe contraer ligeramente la barbilla y cerrar la glotis.
Junto a estos tres cerrojos hay que presionar la punta de la lengua contra el velo del
paladar para cerrar el circuito de los canales de control y de función.
Exhalación:
Terminada la fase de exhalación ocurre la pausa reiniciando el ciclo con una nueva
inspiración.
Las tres fases se realizan en el mismo periodo de tiempo, inicialmente se puede contar
en forma mental partiendo con diez tiempos. Esta cantidad, se incrementa en forma
paulatina a medida que se va mejorando en experiencia.
Una práctica regular de este ejercicio mejora las funciones vitales, la salud en general y
establece la base para tener orgasmos sin eyaculación.
Hesiquiasmo (en griego, hesychia, 'quietud'), término que designa una tradición
contemplativa que aparece a partir del siglo IV en el monacato cristiano oriental. Los
monjes de esta tradición, en concreto los de los monasterios del monte Athos, se
dedicaban a la oración mental continua destinada a lograr la unión con Dios. La forma
más popular de oración era la oración de Jesús, conocida en general también como
'oración del corazón' consistente en las palabras: 'Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten
misericordia de mí, que soy pecador'. Los hesiquiastas repetían la oración sin cesar,
regulando la respiración al recitado de la oración. A través de este método físico de
oración esperaban dirigir y mantener la concentración mental en el nombre de Dios. Esta
práctica fue atacada con violencia por el monje humanista ítalo-griego Barlaam el
Calabrés; en respuesta, el teólogo bizantino san Gregorio Palamas compuso las Tríadas
en defensa de los santos hesiquiastas. La posición de Palamas se vio avalada por los
concilios de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla en 1341, 1347 y 1351. El hesiquiasmo
se hizo muy popular en Rusia y continúa practicándose entre los cristianos orientales. Se
publicó una antología, conocida como Philocalia, de los textos de esta tradición en
Venecia en 1782 por san Nicodemo.
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El objetivo del hesicasmo es la búsqueda de la paz interior en unión mística con Dios y
en armonía con la creación. Las tres características fundamentales del hesiquiasmo son:
2.-El silencio, para obtener la revelación del futuro y del mundo ultratarreno; y
Practica.
Con alguna razón se ha calificado al hesicasmo como una práctica que mantiene
semejanzas con el Oriente, es más, muy probablemente hayan existido influjos
provenientes de la India; aunque algunos sostienen que la influencia pudo ser a la
inversa; la parte central de la doctrina se basa en una reunión con la deidad y para esto
se da un conjunto de prácticas fisiológicas y psicológicas; por ejemplo.
1.- Mantener la inmovilidad física y psíquica (para esto lo más común era mirarse
fijamente el propio ombligo) mientras se recita incesantemente la llamada "plegaria a
Jesús" o "plegaria del corazón" la cual consiste en una reiteración de una misma frase
según el ritmo relajado de la respiración: "Señor Jesús Cristo hijo de Dios ten piedad
de mí que soy pecador".
El primer método ha permitido la práctica a los laicos que llevan una vida activa.
Antiguamente se hacia con la cabeza reclinada sobre el pecho, lo cual llevó a que los
hesicastas fueran acusados por sus adversarios.
1.- Isaac de Siria, Obispo de Nínive (s. VII): «Oh nombre de Jesús, llave de todos los
dones, abre para mí la gran puerta de tu casa del tesoro para que pueda entrar y
alabarte, con la alabanza que nace del corazón, como respuesta a tus misericordias
que vengo experimentando de un tiempo acá; pues tú has venido y me has
renovado con la conciencia del Nuevo Mundo».
2 .- Abba Sisoes, quien en una ocasión confiesa que durante treinta años había rezado
así: «Señor Jesús, protégeme de mi lengua».
3.- El camino hesicasta (termino derivado de hesiquia palabra griega para quietud,
tranquilidad, reposo), que es, precisamente, de lo que se está hablando. Se trata del
conjunto de medios cuyo ejercicio favorece la unión con Dios a través de la `oración
incesante´, la continua memoria de Dios (mneme Zeoú ).
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4.- Según el mismo Ciclo copto, Macario le habría aconsejado a Evagrio Póntico (345-
399), quien al parecer estuvo hacia el 383 en el desierto de Nitria y unos años después en
el de Las Celdas, entre el Cairo y Alejandría, permanecer siempre firme en el Señor,
«pues no es fácil decir a cada respiración: Señor Jesucristo ten piedad de mí; yo te
bendigo mi Señor Jesús, socórreme».
5.- En un texto atribuido a Evagrio se dice: «A cada respiración agregad una sobria
invocación del nombre de Jesús y la meditación de la muerte y la humildad».
6.- Diadoco, obispo de Fótice (m. c. 468), es partidario de la purificación interior por la
sanante memoria del Señor Jesús, meditando incesantemente en este glorioso nombre en
las profundidades del propio corazón. En una ocasión enseña: «Si un hombre empieza a
progresar cumpliendo los mandamientos e incesantemente llamando al Señor Jesús,
entonces el fuego de la gracia divina lo impregnar», incluso a los sentidos exteriores del
corazón». En otro pasaje afirma: «El intelecto, cuando hemos cerrado todas sus salidas
por el recuerdo de Dios, exige, absolutamente, una actividad que ocupe su diligencia. Se
le dará entonces el `Señor Jesús por única ocupación y para que responda por entero a
su fin». Las condiciones ascéticas y morales como requisito para el `ejercicio del Nombre
se perciben, por ejemplo, cuando dice: «Si el alma es turbada por la cólera, oscurecida
por los vapores de la ebriedad, o atormentada por una tristeza malsana, el intelecto
no será capaz de convocar la viva memoria del Señor Jesús, ni forzándolo».
7.- Barsanufio, el egipcio, y Juan de Gaza (s. VI), de quienes conservamos sus cartas
espirituales, plantean una estrategia ascética para combatir los malos pensamientos
mediante el recurso al nombre de Jesús, ya que el mejor medio de lucha es confiar, desde
nuestra impotencia, en Aquél que nos da la victoria: «Cuando durante la salmodia, la
oración o la lectura, te viene un mal pensamiento, no le prestes atención sino más bien
concéntrate más en la salmodia, la oración o la lectura. Si el mal pensamiento persiste
esfuérzate en invocar el nombre del Señor y el Señor te auxiliará y suprimirá las astucias
de los enemigos». Y en otra ocasión: «cuando el ardor de la batalla aumenta, también tú
aumenta tu fuerza clamando: `¡Señor Jesucristo! ¡Tú ves mi debilidad y mi aflicción,
ayúdame y líbrame de quienes me persiguen (Sal 142, 6); a Ti acudo para
refugiarme (Sal 143, 9)!'». Al hablar de la dispersión de la mente, se lee que uno debe
recogerse diciendo: «Señor, perdóname en consideración del santo nombre».
9.- En ella el anónimo autor opta por una única forma para ser incesantemente repetida:
«Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador». La clave de esta
aproximación se centra en la memoria y el corazón, punto de anclaje de la atención. Es
allí donde debe acogerse el nombre del Señor. «Permanece en tu corazón clamando el
nombre del Señor Jesús para que el corazón se fije profundamente en el Señor, y el
Señor en el corazón, y los dos sean uno». Así, pues, habiendo sido fijada una fórmula,
aún queda cierto trecho que recorrer antes de llegar a la metodología psico-física del
monje de origen latino, Nicéforo, del siglo XIII.
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10.- San Juan Clímaco (580-650), vivió en el desierto del Sinaí. En su obra, un
indiscutible clásico espiritual de todos los tiempos, recomienda «que la memoria de
Jesús está unida a tu respiración».
12.- Es interesante señalar que ya hacia principios del siglo XII hay un testimonio de un
monje ruso conocido como Svjatocha (o Sviatosa), que en el mundo habría sido un tal
príncipe Nicolás. De él se ha dicho: «Nadie nunca lo vio ocioso. Siempre tenía las
manos ocupadas en algún trabajo manual. Y en todo momento sus labios repetían:
`Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí».
14.- Estos planteamientos son semejantes a los del referido Nicéforo en un escrito, al
parecer, definitivamente suyo: `Sobre la sobriedad y la guarda del corazón. En él dice:
«Tú sabes que tu respiración es la inhalación y exhalación de aire. El órgano que
sirve para esto son los pulmones que están alrededor del corazón. Así que el aire
que pasa por ellos envuelve al corazón. Es así que la respiración es una vía natural
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al corazón. De modo que habiendo recogido tu mente en ti mismo, condúcela por el
canal de la respiración por el que el aire llega al corazón y, juntamente con el aire
inhalado, fuerza a tu mente a descender al corazón y permanecer ahí». Más adelante
dice Nicéforo: «Además, debes saber que cuando tu mente queda firmemente
establecida en el corazón, no debe permanecer en silencio y sin hacer nada, sino
que debe repetir constantemente la oración: `¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten
piedad de mí!´, y nunca cesar. Pues esta práctica, manteniendo la mente libre de
sueños, la vuelve evasiva e impenetrable a las sugestiones del enemigo y cada día
la conduce, más y más, a amar y anhelar a Dios».
16.-. El texto muestra como su núcleo las enseñanzas de Nicéforo sobre: «El método de
ingresar al corazón por la atención mediante la respiración, juntamente con la
oración: `Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi.». Resulta significativo que
las instrucciones cubren una variedad de aspectos constituyendo al mismo tiempo un
tratado de la teología de la oración y también un plan de vida para el hesicasta. Los
esfuerzos por demostrar los antecedentes de `la oración propuesta en San Juan
Crisóstomo, San Juan Clímaco y Hesiquio, entre otros, son notorios.
Kallistos Ware insiste en el carácter secundario que la tradición hesicasta otorga a las
técnicas psico-físicas, resaltando la centralidad de la `oración del nombre de Jesús,
de la `oración del corazón (de la mente en el corazón), que como verdadero don de
Dios no está ligada a técnica alguna. Sin embargo, partiendo de la concepción de la
unidad del ser humano, afirma: «El cuerpo no es sólo un obstáculo que sobrepasar,
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una protuberancia de la materia a ser ignorada, sino que tiene un rol positivo que
jugar en la vida espiritual y está dotado con energías que pueden ser encauzadas
para el trabajo de la oración». Sería, pues, sólo como una ayuda para la concentración
en `la oración que el método neo-hesicasta emplea las posturas corporales, el
sincronizado ritmo respiratorio y la concentración cordial.
18.- El trapense Basil Pennington cuando afirma: «la expresión oración a Jesús es un
paraguas que cubre una variedad de métodos». Habría una sencilla práctica devoción
al de repetir el nombre del Señor. También se daría el uso de jaculatorias con amplia
libertad. Y finalmente el método fijado por el neo-hesicasmo con la fórmula y las prácticas
psico-físicas, en diverso grado.
20.-. Por ejemplo, la hermana Kunne Ginnekins (m. 1398), discípula del fundador de la
Devotio Moderna', Gerardo Groote (1340-1384), repetía incesantemente esta o una
jaculatoria similar: «¡Querido Señor Jesús, cuándo vendrás a mi casa?» En su larga
agonía, hay testimonios que así lo indican, San Francisco Javier (m. 1552) repetía
incansable: `¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí! ¡OH Virgen, Madre de Dios,
acuérdate de mí!'. La oración por jaculatorias y aspirativa ha sido muy alabada y
alentada en un receptivo occidente. Habría incluso que decir que la vida espiritual
en occidente, a lo largo de los siglos, está regada de oraciones breves y fervientes.
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La yoga en los ejercicios psico-corporales, la respiración embrionaria al
transmutar los espermas/óvulos, y el Hesiquiasmo en la oración al padre de toda
paternidad en el nombre de Jesucristo.
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