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VII
Recientes investigaciones muestran que para una mejor adecuación de los educandos
al mundo del trabajo –sostenido cada vez más en las NTIC- competencias como saber
reconocer la información que se busca (en la Web, por ejemplo), validarla, analizarla y
producir inferencias, así como concluir en síntesis comprensibles y transmisibles,
basadas en juicios fundados, constituyen habilidades más relevantes que “integrar-
aprender” aquella información –con lo que el papel de la memorización se pone en
discusión- dada la alta velocidad de obsolescencia del conocimiento técnico y la
evidencia de que la información que se posee es de menor valor que la que no se
tiene, en el marco de acelerados procesos de innovación productiva y de servicios.
Merced a la Web y la Internet, el “copy and paste” para realizar trabajos estudiantiles
se expande sin límites, mientras los profesores luchan inútilmente por evitar una
práctica que se corresponde ajustadamente con las nuevas condiciones de las fuerzas
productivas. Tal inadecuación es como si la Escuela del siglo XIX hubiera buscado
afanosamente que los alumnos siguieran aprendiendo a tejer a mano, en medio de la
eclosión de telares a vapor. La respuesta para poner al día estas inconsistencias no es
la persecución de la mala práctica del “copy and paste”, sino la redefinición del modelo
de enseñanza, uno que la aproveche de manera que, a partir de aquella, el alumno
aprenda a usar más sinónimos y antónimos, sus definiciones y matices, a redactar y
editar, a reconocer fuentes fiables, métodos de búsqueda, formulación de hipótesis y
resultado de la investigación y formas imaginativas de comunicar sus trabajos.
En Chile, desde hace una par de décadas se ha ido materializando un fenómeno social
que supera las diferentes políticas institucionales propuestas por el Estado, cual es
que, sea por razones económicas, cambio cultural o ambos, la proporción de alumnos
que buscan ingresar a las Universidades y quienes lo hacen a Institutos o Centros de
Formación Técnica se ha revertido, no obstante la multiplicación por seis de quienes
llegan a los centros de estudios superiores tradicionales y privados. En la actualidad,
según datos del Ministerio de Educación, la relación entre estudiantes universitarios y
educandos de carreras técnicas es de uno a siete. Esta correlación, hace sólo tres
décadas, era la inversa.
Este proceso parece resultado más del “mercado” que de políticas educacionales
dirigidas, así como de una integración decidida y agresiva de las empresas y el propio
aparato estatal a las tendencias de desarrollo de las fuerzas de producción basadas en
las NTIC. Dicha incorporación –más impuesta que resultado de una estrategia nacional
y que se ha “montado” en su inevitabilidad- ha suscitado un cambio de proporciones
en el sentimiento empático de los chilenos respecto de lo que es “valorable” en materia
del saber, induciendo a miles de jóvenes que antes buscaban integrarse al mundo del
trabajo en áreas de la producción industrial o agroindustrial o carreras culturalmente
apreciadas, a educarse en la gestión de conocimientos en el sector servicios,
favoreciendo carreras como el turismo, comercio, las artes, diseño, arquitectura,
biología, investigación, ciencias duras, la academia o el servicio público.
Es cierto que las NTIC, integradas a los procesos de producción industrial extractiva o
agroindustrial han significado un enorme avance en la productividad de factores en un
país cuyo PIB, como vimos, se explica aún fuertemente por el aporte de estas áreas.
Pero en la última década la relevancia del sector servicios y otros vinculados al
conocimiento, han crecido con fuerza, generando nuevos espacios de especialización
que abarcan tanto el ámbito de la sociedad industrial-agrícola tradicional, como áreas
del conocimiento, maximizado por el uso de las NTIC y hasta hace poco relativamente
minusvaloradas socialmente.
Y aunque las habilidades para el uso de las NTIC, tienen necesariamente su base en
anteriores habilidades, como la lectura comprensiva de textos tradicionales, pues en
ambos casos (analógico y digital) los educandos usan sus conocimientos sobre
estructura gramatical y pilares curriculares de ciencias fácticas o del texto, leer en
medios digitales –convergentes hacia un mix de texto y audiovisualidad- tiene además,
sus propias complejidades.
A éstas especificidades del educando NTIC, habría que agregar los resultados de
investigaciones recientes sobre sus características “multitarea”, es decir, el alumno que
junto con estudiar, está conversando con sus pares mediante celular, “chateando” o
enviando mails por su ordenador con diversas funciones en operación, al tiempo que
escucha música en adminículos nómades como el MP3 o el propio computador.