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I. Problemas en su definición
I. Su definición
a) Identidad n-sexual
E. –Me parece muy bien que empecemos de una vez por todas con
estos puntos tan polémicos y tan jugosos. Veamos, en principio, ese
último que nombraste: la fidelidad. La fidelidad siempre es un tema
actual, y una noción que está redefiniéndose continuamente. De
todos modos, intentaremos ver algunas constantes que permanecen
en su definición y que nos complican a la hora de entendernos en
relación al amor.
Una constante que funciona como principio básico de la fidelidad
es la exclusividad. Ser fiel es ser exclusivo de otro en el momento de
hacer explícitos nuestros deseos. En general, se lo entiende como
principio implícito del contrato de pareja. No hace falta decirlo. Es un
elemento que funciona a priori al momento de establecer una relación
“amorosa”. Sólo se explicita, justamente, cuando sucede lo contrario;
es decir, cuando una pareja establece una relación que normalmente
llamamos “liberal”, y que también normalmente no deja de producir
una sensación de extrañeza. Así, una relación que no contemple la
exclusividad, es entendida como algo que no se toma “en serio”, y
que por lo tanto queda fuera del campo del amor. Tener una relación
liberal con alguien significa que una de las partes implicadas no ama
“verdaderamente”.
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Con “pareja convencional” no nos queremos limitar a la noción de pareja heterosexual, sino abarcar el
acuerdo más general que entiende la relación paradigmática de amor como una relación que es,
esencialmente, de a dos. Mi media naranja!
Así las cosas, cualquier deseo por un tercero es signo de peligro.
Desear a alguien más es: o no amar verdaderamente a nuestra pareja
o ya estar engañándola. Por supuesto, el engaño se produce cuando
ese deseo es concretamente liberado sin el consentimiento de la otra
parte implicada en el contrato amoroso. No engañar, o sea ser fiel, es
reprimir el deseo, esconderlo, nunca conducirlo hacia fuera con otro.
De este modo, al cercar el deseo en nosotros mismos generamos una
experiencia conflictiva. “Deseo otros, pero no quiero engañar, pero sí
amo…”
Desde nuestra utopía proponemos sustituir la pareja
fidelidad/exclusividad, por la de incondicionalidad/intensidad. Ser
incondicional con alguien no implica exclusividad de deseo.
Incondicionalidad apunta más bien a aumentar la intensidad con la
que amo, con la que experimento, con la que deseo; pero no siendo
exclusivo a alguien. De este modo, la libertad de deseo y de
experimentación con otros ya no se viviría como un engaño o como
un conflicto.