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Uno. Voy a dejar de mentir. Voy a dejar de fumar. Voy a dejar de tener miedo a la oscuri- dad. Dos. Nunca mas voy a cometer errores por- que es de noche o hace frio 0 tengo sobre la ca- beza una nube melancélica. Tres.Tengo que dejar de perder el tiempo. Cuando Ilegue a casa voy a ponerme a escribir.|No voy a atender el te- léfono ni a comer los restos de mi heladera ni a leer todos esos libros que esperan como rasca- cielos en la mesita de luz. Cuatro. Mafiana voy a cumplir treinta afios. En lugar de hacer una fiesta voy a meterme en la bafiadera a leer mis diarios viejos.\ZA qué edad termina la juventud? | Cinco\.No escucho mi corazén debajo del agual Podria morir ahora y no me daria cuenta. Si me muero quiero ser cremada y que mis cenizas va- yan al mar o al rio o que las tiren en el inodo- ro. [Prefiero estar muerta debajo del agua que debajo de la tierra. Seis, Tengo que aprender a respirar mejor. Me gustaria que el aire saliera de mi sin que me diera cuenta, como si fuera 11 Lola Arias una sirena hundida en una bafiadera. Siete. Mis brazos son largos cuchillos que atraviesan el agua. A veces me parece que mis brazos no me pertenecen, que alguien los mueve por mi. ¢Qué hora es? Cuando termine este largo, voy a sa- carme las antiparras para ver el reloj que cuel- ga de la pared de azulejos. Ocho. Tengo los ojos empafiados. Ya son las tres, la hora del ejército de nifios nadadores. Los nifios se arrojan de panza al agua mientras gritan vocablos indige- nas. Las nenas se quedan mas timidas al borde de la pileta y esperan a los profesores. Hay dos nenas con mallas idénticas sentadas una al lado de la otra. Parecen gemelas; no, son gemelas. Las gemelas miran su reflejo en el agua y se rien. Tengo que volver a nadar. ¢Cudntos largos voy? Creo que ocho o nueve. Entonces este es el diez. No pienso parar hasta hacer veinte largos. No, mejor treinta largos sin parar. Si pierdo la cuen- ta de los largos tal vez me quede nadando has- ta que se haga de noche. Once. Ayer volvi a so- fiar con piletas de natacién. Estaba en un fiesta que estaba repleta de piletas de natacién de di- ferentes tamafios. Yo iba nadando en todas las aguas hasta que me metia en una que era com- pletamente negra y espesa, y no podia mover los brazos. Doce. En el andarivel derecho nada una mujer embarazada con una panza enorme. Me pregunto si el bebé también nada crawl 12 Los posnucleares adentro de la panza. [Estar embarazada es con- vertirse en una pileta de natacién en miniatu- ra,|Trece. (La pileta es una autopista. Todos los nadadores quieren tomar la delantera, como los autos] Odio al hombre de slip rojo que nada de- lante de mf. Cuando intento pasarlo por el cos- tado, se tuerce contra el andarivel cortandome el paso. Si pudiera elegir, comprarfa una pileta solo para mi, como la que tiene el bebé adentro de su madre. ¢Cudntos iba? ¢Once largos? En- tonces este es el doce.[Nadar es como tomar una droga. Veo mitades de cuerpo verticales 0 a ve- ces solo piernas que patalean o cabezas corta- das que se hunden y emergen sobre el borde del agua) Trece. Los nifios flotan y patalean aga- rrados de unas tablas de plastico amarillas y azules. Cuando yo tenia cinco afios me rompi los dos dientes de leche contra el borde de una pileta. Algunos nifios se pusieron a bucear en busea del pedazo de diente partido pero no lo encontraron. A partir de entonces, cada vez que sonrefa se vefa un agujero en mi boca y todos me decian «la vieja sin dientes». Catorce. Igual, cuando era nifia nunca fui muy admirada por mi belleza. En la escuela nadie se enamoraba de mi ni queria ser mi novio ni escribia mi nom- bre dentro de un coraz6n, Quince. No sé por qué mi padre siempre me vestfa con ropas de varon, Supongo que mi padre queria un hijo y 1 VO Lola Arias tuvo cuatro hijas mujeres. Dieciséis. Cuando respiro del lado derecho, puedo ver al guarda- vidas de la pileta. Inmovil en su sillita de vigi- lar parece un policia melancdlico al costado de una avenida. Supongo que preferiria estar fren- te al mar, cuidando a los nifios de las olas ase- sinas o dejando que el sol le perfore la piel. Aca no entran el sol ni los péjaros, ni hay que cru- zar la arena que quema los pies para meterse en el agua. Diecisiete.|Debe de ser hipnotico sen- tarse a mirar a los nadadores. Son como robots que repiten una y otra vez la misma coreogra- ffa: respiraciones, brazadas, patadas en el agua) Dieciocho. Una mujer muy vieja nada en ca- mara lenta con la cabeza afuera del agua. Sus piernas son tan flacas y arrugadas que parecen las ramas de un arbol seco, Cuando nada, da la sensacion de que sus piernas fueran a quebrar- se y quedarse flotando en la superficie del agua como pedazos de un barco hundido. Diecinue- ve. Apenas salga del agua, voy a llamar por te- léfono a mi madre. La ultima vez que la vi te- nia el pelo como un nido con migas de pan. Le pregunté si podia peinarla y ella dijo que si. Y asi estuve peinandola un rato largo. Su cabeza en mi mano era como la cabeza de un muerto. Veinte. Si alguna vez tengo una hija, creo que le pondria un nombre corto para poder decirlo todo el tiempo. Los nombre largos me dan ga- 14 Los posnuoleares nas de llorar, Veintiuno. Cuando Lloro en publi- co las personas me miran como a un perro. Pero “a mf me gusta llorar en el supermercado, en la cola del cajero automatico, en el restaurante mientras como un plato enorme de fideos. Vein- tidds. No se puede llorar debajo del agua. No se puede besar ni comer ni dormir debajo del agua. | A veces me parece que podria quedarme dor- mida mientras estoy nadando y que mi cuerpo seguirfa nadando sin parar. Veintitrés. Me due- le el pie derecho. Voy a parar. Es un calambre. Siento un clavo atravesando mi pie, como si yo fuera un Cristo nadador cargando una cruz acudtica. Si muevo el pie hacia arriba apretan- dolo con mi mano, el dolor se calma. Tengo que agarrarme del borde de la pileta como un aho- gado para no hundirme. Voy a seguir. Veinti- cuatro. Yo creo que Dios no esté en el cielo sino en el fondo del océano.\Cuando estoy en el agua tengo sentimientos religiosos, como si nadar y pensar fuera una forma de rezar en movimien- to.) Veinticinco. Asomo la cabeza en la respira- cién de crawl y veo a través de la nube de mis antiparras empafiadas una nadadora parada al borde de la pileta. Es igual a mi. Tiene mi mis- ma pose y una malla idéntica a la mia pero no puedo ver bien su cara. Esta tan quieta y con- centrada que parece que fuera a saltar de un precipicio. Me detengo en el borde para verla 15 Lola Arias mejor y ya no esta. Veintiséis. A veces, creo que hay fantasmas que van conmigo a todos lados. Cada vez que pasa una bicicleta a toda veloci- dad, creo ver a mi ex novio con sus pantalones cortos y sus zapatos de obrero. Veintisiete. In- cluso cuando estoy en otro pais, lo descubro a través del espejo retrovisor, andando en bici- cleta detras del taxi que me lleva al aeropuerto. Veintiocho. ¢Qué hora es ahora? La clase de los nifios debe de haber terminado, no se escuchan mis gritos ni chapoteos. Veintinueve. Tal vez los profesores los ahogaron a todos. /O tal vez los nifios se quedaron dormidos haciendo la plan- cha, sofiando que ya son viejos,|Treinta. Mafia- na voy a cumplir treinta afios. En algun lado lef que a los treinta el cuerpo empieza a envejecer. Mis pies estan cansados y mi coraz6n esta seco como un cactus, Este es el ultimo largo.

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