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H. WALLON “Los origenes del caracter en el nifio.” Ed. Lautaro. Segunda parte Conciencia ¢ individualizacién del propio cuerpo Introduccion Conciencia corporal y “cenestesia” Estudiar por qué grados el nifo llega a realizar una no- cidn suficientemente coherente y unificada de su ser fsi- co, es, al mismo tiempo que plantear un problema particu lar de psicogénesis, mostrar In compleidad real de una nocién que la psicologia y Ia psicopatologia utlizan co- rrientemente, bao el nombre de cenestesia, como una es- pecie de elemento primitivo o de factor itimo, El anilisis, no inia mas alla y bastaria para explicar ciertas variacio- nes de la contiencia, suponer variaciones corres- pondientes de este elemento, En efecto, la necesidad, generalmente no satisfecha, de encontrar correlaciones orginicas para los hechos de la Vida psiquica determina, con frecuencia, que se sefiale a Ia cenestesia, 0 sensbilidad del propio cuerpo como sus- trato del sentimiento de personalidad. Si en dos momen- {os o en dos periodos de su existencia, un individuo tiene dificultad para reconocerse como él mismo, es su ceneste= sia Ia que cambié: y esta explicacién cémoda contribuyé fen gran medida, hace poco tiempo, a hacer admit, y aun 1 hacer surgir, esa sugestin que sirvié de ayuda, los ex 0s hoy inhallables de doble o triple personalidad. En los deiris de influencia, en que el enfermo tiene la mpresign de estar sin fronteas frente al otro y se imagi- Horr Wallon / Los origenes del carter en elit na, alterativamente, que sus actos, sus palabras, sus pen~ samientos son percibidos o le son impuestos por los otros, ‘esas ilusiones que se dan usualmente como fundamen tales, en tanto que son de aparicin frecventementetardi- ‘as en la evolucion de la psicoss, on precisamente las que parece posible atribuir, como a Su causa esencial einme- diata, a perturbaciones cenestésicas y sensoriales: voces en el viene, en el pecho, en la cabeza y por casualidad en las orejas, Se las llama alucinaciones cenestésicas 0 auditivas. ‘Entonees, si una perturbacién primitiva de la sensibili- dad debe tener por primera caracteristca una localiza cidn, una ubicacién, si bien no perfectamente circunscrip- ‘ta al menos suficientemente constant, lejos de eso, ocu- re que las mismas voces son ubicadas con algunos ins- tantes de intervalo en el vientre, después en la cabeza. Y si algunos enfermos afirman habeas oido, como corres- ponde, por las orjas, todo médieo conoce las dudas, ret- cencias y contradiceiones de la mayor parte de ellos, cuando se trata de hacerle asimilar verdaderamente estas ‘voces a voces naturales, de asiento auricular y de origen exterior, Pero esta necesidad, que parece tan imperiosa en ‘todos, de dar a las propias perturbaciones una expresién espacial y de situalas, con éxito muy variable, en su cuerpo 0 en el mundo exterior, no es la prueba de que es- tas localizaciones y su cortejo sensorial son una conclu sin o un simple resultado, mis que un punto de partida 0 ‘una causa? Lo que se da ala observacién, desembarazada del prejuicio sensualist, es estritamente, al mismo tiem- po que la tendencia a localizar los estados de conciencia, en alguna parte, la impotencia para mantener la distincién entre lo activo ¥ lo pasiv, entre el yo y el otro, Perturba- Conctencia corporal y “eenestesia” ciones, por consecuencia, muy anteriores a la Hamada percepeidn cenestsia Comiinmente se explicaron las ideas de negavion cor- poral, de enormidad y de inmortalided por una alteracién de la cenestesia, sin que hubiera mas prucba de esta alte- racidn que estas mismas idea. (Es posible, por otra part, ‘maginar una cenestesia a su medida? Y estas ideas mons- truosas, :no son mas bien la expresién, més allé de todo limite imaginable, dela angusiaperturbada y desmedida {ue siempre las acompafa” Abolicién u obtusion de la cenestesia se dice a menu do, para dar cuenta de los malos tratoso de las mutilacio- ‘eS que pueden infringirse a si mismos el idiota y el de~ ‘mente, Pero su pretendida insensibilidad no seria més que ‘una condicién puramente negativa de no-impedimento y ‘no bastaria para dar cuenta del gusto que tienen en provo- arse lastimaduras a sf mismos. Para el idiota, su ensaiia~ ‘miento en golpearse o en morderse coincide siempre, por cl contrari, con una actividad muy diferenciada, aunque ‘monétona, que parece poder ser egulada o suscitada solo ‘por matices muy finos de impresiones cenestésicas 0 sen- soriales.? Los golpes y las carcias que se da traducen el conflcto, que en el persste en su estado de exaltacién, centre dos sistemas de sensibiidad y de reacciones que en estado normal se presenta uno reducido por el otro: el sis- tema de relaciones con el exterior y el sistema de conmo- cones intimas. Su concurrencia, al exasperarse, hace que Jos espasmos, manifestacién combinada de la sensibilidad ¥ de tas rlaciones subjetivas, no se dejen reducir sino por Wallon, Pyeoiogepatologgu, Alan Paris, 126, p58 2 Wil nt run, et, p O14 owt Wallon / Lex origenes del carter ene io cexcitaciones periféricas gradualmente més intensas. Es lo que se observa, aparte de idiots, en las crisis emotivas en ‘ue la sensibilidad orginica y aftetiva tienden a dominar sobe Ia otra.” En la célera y en la desesperacién extre- mas se ve a los niflos, y aun a los adultos, golpearse, tor- ccerse las manos, morders, irarse de los cabellos. En lo que respecta al demente, muchas reacciones par= ciales, muchas fantasias hipocondriacas muestran que la causa de sus automutilaciones no es su insensibilidad ee nestésica, Lo que parece favorecerlas, cualquiera sea el ‘motivo ocasional, es la disolucién de este conjunto cohe- rente y coordinado que una actividad adulta y normal tiende a constitu y a reconstituir sin cesar, aia luz, no solamente de sus metas exteriores, sino también de su ser ‘ntimo, que debe mantener en todas las tareas emprendi- das, El poder de realizacién mental se lo sustituye por el ddesmenuzamiento de los automatismos y de las sensibili- dades, Desmenuzamiento en la duracion y en el espacio que reproduce lo que puede observarse cn todo niflo pe- quefo, pero con consecuencias mucho més graves que acarrean las ocasiones, los habitos, los mecanismos de ac- tividad propios de la edad adulta, En lugar de que la im resin sufida ola verstiidad naciente susciten una res- ‘puesta en la que se totalicen los intereses y las posbili des del momento, se producen extrafls cortocicuitos. EL suftimiento sentido permanece extrao al automatismo ‘que es su causa y no le impide proseguir hasta la mutila- ‘cid inclusive. Puede aii, indirectamente, contibuir rmantenerio por la puesta en acciéa indiferenciada que di- funde alrededor de si * Verte pane Concenca corre y “ene Estos ejemplos muestran que la cenestesia deberia ser considerada como algo muy distinto a una sensibilidad clemental y bruta, para jugar los papeles que tan fécil- ‘mente le son atribuidos, Pero no es tratada como tal por ‘uienes la utitizan. Hecha para dar bajo Ia forma de una palabra cémoda Ia ilusién de introducir en los problemas, de psicologia la consideracién del organismo, es de hecho el simple reflejo de las nociones a las cuales se supone {que debe servir de soporte y no deberia agregar alli abso- Tutamente nada, Exiraha alos estudios que pudieron em- ‘prenderse sobre la sensibilidad intro y propioceptiva, so- bre la sensbilidad protopatica, sobre las relaciones de la sensibilidad y de los estados afectivos, sobre los interva- los de rapidez nerviosa entre las diversas formas de sensi- bilidad', permanece siendo bajo su forma global la con- ciencia del cuerpo, es decir, una simple especializacion de Ja conciencia, tal como Ia puede definir la introspeccion ‘Consiste en Ia aplicacion del sentido intimo al organismo, del que seria la representacién inmediata, Y esta representacién expresaria lo esencial de este su realidad FBGPYB tanto, no so es reduc el dominio de la psico- Jogi al de la concincia, sno querer expla por una 5 pecie de ilusion animist a onciecia por fa conienea, poner In causa en los efectos mismos.Intimente, Cua. Tesquiera sean los subterugios empleados, descompsi- cin del tod en imagenes particulates y de diversas espe- cies, después recomposicidn por arifcios © mecanismos Sariables, el resultado no puode, en definitive, dar nada nis que los datos iicales. Puro jucgo verbal o,ewando ‘mucho, de aniisis conceptual, encerado en si mismo * Sherrington Hed, H, Walon, H.Péon. 18 7 ewr Wallon / Ls origens det carter ene nito sin contacto con las acciones, hallazgos y consecuencias de loreal El remedio a lo que puedan tener de inmovilizante para Ja vida psiquica su reduecién a apercepciones de alguna ‘manera estiticas, y su fragmentacién en imagenes igual- ‘mente inertes, se bused, pero vanamente en Ia afirmacién de su dinamismo global o en su fragmentacién en dina- mismos parciaes, en tendencias de diversa naturaleza Nada se agrega al sumar a su definicién otra, sino que el ‘tiempo y el devenir son necesarios para la revelacién de su contenido. Sin duda, este contenido no esté dado en un ‘momento sino en potencia, en lugar de ser explicitamente aislable de un golpe, pero no es menos un dato definitivo, fen la medida en que el devenir invocado es un devenit particular, el devenir de alguna cosa, Poner en forma pro- _resiva la explicacion del efecto por si mismo, es cambiar ‘mucho la explicacién, Sin duda, el estudio del psiquismo puede proponerse conocer entre otros objetos el origen o el papel de aquello {que alcanza una formulacién consciente y se ofrece asi a Ia introspeccién. Pero alli, para ella, 6lo hay hechos en ‘medio de hechos y no principios de explicacion. En eon- secuencia, en lugar de acordar a las impresiones y nocio- nes de la conciencia el poder de revelar a cada uno lo que pasa, no solamente en si mismo sino también en el oto, y e atribuirle asi una significacion estable y universal, el psiedlogo no los tomari en cuenta en estado puro y por si misma, sino que las interpretara en sus maniestaciones actuales, es decir, en su forma concreta de manifestarse, y en sus relaciones con las posibilidades que le ofrecen en. ese momento el sujeto mismo o la circunstancia. Es el linico método que permite evitar las falsas asimilaciones, Concencia corpora y “onesies los anacronismos, y que puede hacer descubrir, bajo los, aspectos y las formulaciones convencionales de la vida Psiquica, sus verdaderos medios de realizacion, Desde este punto de visa, nada puede resultar tan fil ‘en errores 0 en ensefianzas como la psicologia del nfo, ‘Confundiro distinguir las etapas que separan estas mane- ras de reaceionar y de pensar de aquellas que se atribuyen al adulto, es, o prolongar las ilusiones de la psicologiain- ‘ospectiva por Ia mas falsa de las perspectivas,o bien re- conocer, plano por plano, las funciones que han debido imtervenir sucesivamente e integrarse unas a otras, para conducir a estas unidades superiores de la vida consciente ‘ode la vida psiquic, cuya unidad actual estamos tentados de tomar por una simplicidad esencial y primitiva.Inter- esa, pues al estudiar al nto, confrontar sus manifestacio- nes de actividad entre si, de manera de otorgarle su ver- dadera significacién, al reconocer, edad por edad, cual son sus posibilidades funcionales. Capitulo 1 Las premisas psico-fisiolégicas de la conciencia corporal ‘Asi como la nocién del yo psiquico implica, con una suficiente organizacién de las reacciones simultineas 0 ‘sucesivas y de sus motives intimas o extemos, Ia oposi ‘cidn més 0 menos latente y virtual de personalidades ex- ‘raftas a su propia personalidad, para el yo corporal, su rocién no se limita a la intuicién, ain suficientemente ‘coordinada, de los érganos y de su actividad: ella exige aque se haga la distncién entre lo que debe ser referido al ‘mundo exterior y lo que puede ser atribuido al propio cuerpo, como definigndolo en sus diferentes aspectos. ‘Una condicion indispensable, sino automaticamente sufi- cient, es, por Io tanto, que sea posible Ia ligazén entre Ia actividad que esti voleada hacia ef mundo exterior y la {que se refiere més inmediatamente a las necesidades y a las actitudes del cuerpo. Pues el estado del sistema ner- vioso en el nacimiento se opone a eso segim las compro- baciones del anatomista C. Von Monakow. Entre ambas ro hay interaccién funcional en tanto no estén mieliniza- das las fibras nerviasas del sistema vestibular, del cleo ‘ventral, del cuerpo trapezoide, de la oliva superior, de los nijcleos motores. La soldadura no comienza a realizarse as premias pico-fisoligleas de a conteeia corporal hhasta después del Ser. mes, prosigue hasta el 6° y no esti ‘acabada antes del 12" ara comenzar, hay pues disociacién entre los dferen- tes dominios funcionales: el dominio interoceptiva que es el de la sensibilidad visceral; el dominio propioceptivo que comprende las sensaciones ligndas al equilibrio, alas, acttudes, a los movimiento, y el dominio exteroceptivo 0 dela sensbilidad vuelta hacia las excitaciones de origen, exterior. Entre sus manifestaciones, cl intervalo cronol6- ico es considerable, Las funciones interoceptivas son las, mds precoces, las exteroceptivas as mas tardias. A) Sensibilidad interoceptiva De todas las manifestaciones orgénicas, las que estin cen relacién con el tubo digestivo y la alimentacion son las que pareven tener mayor concomitancia con et desarollo psiquico del nifio. A este respecto, la funcién alimenticia supera mucho a la crculacién y aun ala respi- racidn, En efecto, el corazén late desde el periodo fetal, si su ritmo, su papel, se modifican en el nacimiento sien todo el curso de Ia existencia su actividad esté perpetua- mente influida por las peripecias de la vida orgénica y Dsiquica, si es el origen de sensaciones frecuentemente ‘violentas, sin embargo, sus funciones no son, drectamen te un motivo de actividad, Las mismas caratersticas va- Jen para la Funciones vaso-motoras, En cuento a la respiracién, comienza con la vida extra uteri; es el primer acontecimiento. El reflejo de enfris riento perférico que conduce a la primer inspiracin es 18 74 How Wallon / Los orgenes del cardetren el mito sequdo, desde los primeros minutos, por ots reflejos 0 reacciones que tienen su punto de parida 0 suasento en cl rbol respiratorio: estorudo, gro y aun un bostezo, si, al menos conforme a la opinion coriente el besteo e& una simple modifeaci6n respratria. Yo mostré ya que se refiere més bien, por intermedio de esiramienio, ala Sensibilidad artculary als reacciones taicas, es deci, a dominio propiocepivo.” No hay revlador de las alter natvas por las_que pasa la actividad psiquica mas sensi- ble que las variacionesrespirtoia; no obedecen, como la circulacién, a dreeciones puramentereflejs oautomi- tics; estn al mismo tiempo bajo la dependencia directa dela Voluntad. Si tienen un lugar de primer plano en los automatismos de la emocin: ris, sollozos, suspios, es tambien de ela que nacen el canto y la palabra, activida- des plenas de automatismo, peo de origen mental y pet= Petuamente sometdas al contol mental La impresiones ‘espiratoras penetran de muchas manera la sensibilidad priquica, La asimilacion que Freud hace dela angusta a Ja vuelta de ls impresiones que estuviron ligadas ata primera inspiracin del recién nacido soo tien, sin dda, valor de un mito; pero la verdad de este mito esl lte- racién respratova que seala todo acontecimient de la Vida o de la actividad psiquieas. Sin embargo, cuando Ia respiracion llega a ser por si misma un motivo de activi- dad, eta ocupacién, que es bastante precozen el no pe- quo y a veces exiremadamente divesificada, responde ‘menos alos eptitos orgnicoso afeaivos gue una gim- asin muy especializada, que va a poder proveer al en- 5 Verla pare * Beats La Sggetion pa, N. Zasshi, Bologne, 1923p sean Las promis pico fstoigias de la concent corparal ‘uaje de sus mecanismos sensorio-motores. Los primeros reflejos de la alimentacién se atrasan peas respecto a los reflejosrespiratorios. Durante el par- to, mientras que solamente la cabeza del recién nacido habia salido, Preyer pudo obtener, por excitacién de los, labios, un reflejo de succién, Suecion y deglucin se pa- recen por la forma, por el encadenamiento, por la estrecha y precisa coordinacion de sus movimientos al peristaltis- ‘mo esofigico, gistrico, intestinal y s6lo difieren por su siento periférico y su mayor diversificacion, Pero ésta es tuna particularidad de grandes consecuencias. Teniendo que abrir o cerrar el tubo digestivo la actividad bucal de- sarollay afina sus conexiones, sus mecanismos, sus apt- ‘tudes discriminativas. Llega a ser una especie de interme diario entre las necestdades del organismo y el medio ex- terior. En los primeros tiempos, el nico relejo de defen ‘a alimenticia es la regurgtacién, Al cabo de un mes la reaccién llega a ser preventiva y se transporta hacia Ia parte delantera de Ia boca. Bajo ia influencia de la sacie~ dad, de un malestar digestivo, la punta de la lengua gol- pea contra el pezin o la tetina, los labios rechazan y es- ‘eupen. Después del 2° mes, el hambre puede, fuera de to- dda exeitacién local, provocar movimientos’ de suecion CCon el erecimiento dental aparece la tendencia a morder. Alaflo, cuando la soldadura de Monakow se ha hecho, el noes capaz de tomar espontineamente su alimento, En las primeras semanas de su existencia, al mamas, est totalmente absorbido por fos movimientos de su boca 1y de su faringe, los parpados cerrados, los pufos lige ‘mente apretados, el antebrazo flexionado, Durante el 2° ew! Wallon / Los orgenes del eardtr ene iio 'mes abre ya los ojos durante largo rato, Después del 4°, sonrie a su nodriza, vuelve la cabeza hacia una persona ‘que se aproxima, se interrumpe en ocasidn de un débil es- Uimulo auditivo 0 visual. Las excitaciones exteroceptivas pueden ya disputar su atencién a sus funciones interocep- tivas. Pero pronto los érganos interoceptivos van a servir ‘de 6rganos exteroceptivos, ef mundo exterior ira tomando ‘una importancia gradualmente mayor para el nifio a me- dda que se establezcan las conexiones entre estos dos dominios de su actividad, Llevando todo To que él tora a su boca, que es la zona de sensibilidad mas despierta de su cuerpo, aprende a distinguit las cosas entre si Es lo que W. Stem Hlamé periodo del espacio bucal Espacio que, evidentemente no hay que entender en el sentido del espacio homogéneo y de alguna manera inde pendiente de las cosa, en el cual hemos aprendido a dis- tribuirlas y ordenarlas, sino como el sistema mas preciso de referencias que permite a un nifio de esta edad atribuir Tas cosas sus cualidades de volumen y de forma. En efecto la sensibilidad de la lengua y de los labios, tenien- do que regularse segin un fino modelado sobre el pezin y el chorro de leche, que medir el grado de su presin, que ligar la sucesion de sus contraceiones, es, desde el naci- ‘miento, de las més diferenciadas y minuciosamente coor- dinadas. Pero no puede agregar al control que ejeree s0- bore el automatismo, funciones de bisqueda, en tanto que nuevas conexiones no la hayan transportado del sistema interoceptivo hacia el sistema exteroceptivo. Es alrededor del aio que la sensibilidad urinara,inte- ‘grindose en ef conjunto permite al niflo controlar sus Las premisas psc fisiolgicas dela concincia corporal ‘micciones. Sin duda, en el hombre, no esta bajo la estre~ cha y visible dependencia de ciertos factors psiquicos ta- les como el olfato, como ocurre en el perro, por ejemplo, La dependencia parece més dil y menos exclusiva. Pa- rece también intervenir menos profundamente en su vida, afectiva, No hay quizé all, por otra parte, més que una apariencia, debida simplemente a 1a educacion y a las ‘buenas costumbres: el interés sereto que el adulto pueda {ener por sus funciones urinarias, las satisfacciones o ma- Testares que puedan ocasionarle se exteriorizan menos vo- Tuntariamente que en el nif. Por otra parte, en el nifio puede agregarse muy temprano a esto, por iniciacién re- ciproca o por descubrimiento personal, un cierto grado de curiosidad y de goce sexual, ue en ese caso la asociacién permanece petsistente, es un hecho incontestable. Pero separados estos placeres, Ia impaciencia urinaria en esta- do puro es frecuente en su vida psiquica. Y cuando lo hace patalear, en el momento en que suffe un contratiem- po que le impide satisfacer su necesidad; esto no es una de su simple simulaci6n, Es el acompafiamiento habitual de su deseo, de su espera o de su angustia En cuanto al interés que tiene, con frecuencia, por el cchorro de su orina, © aun por su orina recogida en un re- cipiente, son manifestaciones que traducen mis bien sen timientos elementales y confusos de potencia funcional, de creacién, “de pestenencia” de los cuales la infancia, ‘como por otra parte, la involucién senl y el simple estado de distraccién, de funciones naturales, de deyecciones y residuos corporales. Desaparicion de distinciones, que se barn mis tarde en el sensorium conmsne, o que se han "Lew: Bratl “J ow Wallon / Ls orgenes det cardeter ene mito abolido, entre el propio cuerpo y aquello que se refiere 8 41 por aigin lazo sensible, entre la existencia y la accién, centre las diferentes formas de la actividad, orginica, psi= quica o exterior. Peto estos efectos diversos, unidos a la sensibiidad urinara, son relativamente complejo, tardios ¥y se extienden a través de varios aos de la primera infan- ia, B) Sensibilidad propioceptiva La sensbilided propioceptiva contribuye de manera preponderante a constiuir la nocién del propio cuerpo. Sus primeras manifestaciones son contemporineas del nacimiento y remontan aun al periodo fetal. Esta en rela- ion con un sistema de funciones que suftieron el desarro- lo de la actividad moriz desde su estado més arcaico hasta sus posibilidades actuals, que responden a la soli= Difreniaiony progres de las reaccioneseteroerptivas ro provoca reaccién en el nfo que estd mamando. De to das las sensiblidades que en realidad la componen, mani- fiesta slo las mas orwinicas, las mas afectivas, con ex- ‘gin lugar del espacio. Poco a poco, sus gestos de defensa se organizan para hacer frente exactamente ala amenaza. [La rientacién de su atencidn se hace més abstracta. Con- tinia mirando en la direccién en que desaparecié un ju ‘guete 0 una persona. Su reaparicién le causa un asomiro {g070s0. Busca con la mirada las personas de su alrededor, sigue al que se aleja con un rostro interrogativo y como reflexionando; su percepcida se hace menos simple y me- nos sucesiva. A lo que él aprehende actual ¢ inmediata- mente se agrega lo posible, lo prevsto, lo esperado. Su ‘mimica responde a estos progresos. Hay acttudes de ‘asombro, la boot ¥ los ojos abiertos, la frente rigida, los owt Wallon / Lo orgenes del carter ene io brazos extendas lateralmente o el busto inclinado hacia Ja fuente de las impresiones que lo ocupan, Por una especie de efecto inverso y complementario, al ‘mismo tiempo que refiere a su fuente comin sus impre- siones del mismo origen, llega a ser capaz de alejarse de ellas, de distribuir en otra parte su interés. Al familiarizar- se-con aquello que es en expectativa, es mas apto para ce- der frente alo que realmente es. El pasa entre impresio- nes de una misma fuente y el pasaje de una fuente a otra van ala par. En lugar de impresiones fragmentarias que lo acaparan cada una totalmente y cuya sucesién no puede ser mas que una especie de pareelacién cielica, se opera ‘con la unificacibn de su eampo pereeptivo, la de su conti- nuidad mental, Mientras mama puede mirara una persona ‘2 su lado, sonreir a su nodriza, interrumpirse un instante para interesarse por una excitacién auditiva o visual de ‘debi intensidad, La posibilidad de estos progresos esté ligada, evidentemente, a la maduracién concomitante de los centros que gobiernan el equilibrio y las sinergias fun- ccionales, Es al comienzo de este periodo (101° dia) que et nifio lega a seguir con la cabeza, con una precision me-

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