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OPINIÓN.

PENSAMIENTO

Fin de la polémica
Han transcurrido seis meses desde la publicación en Cuadernos de Pedagogía del artículo “¿Es pública la escuela
pública?” y desde entonces se han sucedido réplicas y contrarréplicas. La discusión ha convivido en dos
escenarios paralelos: por una parte, la sección de “Opinión” de esta revista, y por otra, un foro virtual habilitado
desde la Universidad de Salamanca.
El foro sigue activo en esta dirección: http://www3.usal.es/dcforum/general/10.html (hasta final de curso). El
debate sobre el papel se cierra aquí con las interesantes aportaciones de su iniciador, Mariano Fernández Enguita,
y de uno de sus principales críticos en estas páginas, José Contreras. Uno y otro abordan de nuevo conceptos
como el sentido de lo público, la “exculpación” del profesorado o la reestructuración de la gestión escolar.

debate, Escuela Pública, profesorado

Respuesta a mis críticos


Mariano Fernández Enguita*

He de decir, ante todo, que no lamen- llos cuya opinión más aprecio. No se me las que voy a tratar: primero, porque no
to en modo alguno haber escrito el ar- oculta que los mensajes del profesora- tendría sentido recrearme en los apoyos;
tículo “¿Es pública la escuela pública?”. do constituyen una muestra sesgada, segundo, porque las tres críticas a mi
Cuando lo envié a Cuadernos ya preveía ni que mis colegas tienen a menudo opi- artículo llevadas a cabo por “expertos”
polémica, pero no tenía idea de cómo niones más matizadas, pero sigue sien- que se han publicado (Contreras, Imber-
iba a ser. No quiero decir que no me do un balance reconfortante. non y Yanes) expresan muy bien, creo yo,
arrepienta, como algunos parecen pedir, las reacciones más amplias suscitadas
sino que las respuestas han sido mucho ante el mismo. Tal como decía Hegel de
más gratificantes y estimulantes de lo “Me hubiera gustado que el de- la filosofía, que no era sino “su tiempo
que anticipé, ya que esperaba una reac- expresado en el pensamiento”, así pue-
ción más o menos unánime en contra, bate versara sobre el diagnós- de decirse también de los intelectuales y
tanto del profesorado como de mis cole- tico, la explicación y la solu- expertos en materia de educación. De
gas “expertos”. Al señalar abiertamen- ción de los problemas de la hecho, los mensajes más satisfactorios
te la corresponsabilidad del profesora- para mí —y los más entusiastas— han
do en la situación de la escuela pública escuela pública, pero no ha si- sido precisamente aquellos de los profe-
rompía, creo, con una tradición muy do así” sores y profesoras, maestros y maestras,
arraigada en el sector —que también que han visto en el artículo, según sus
era, en parte, la mía—: culpar de todo a propias palabras, lo que ellos ya pensa-
la Administración en particular, o al ban y, por un motivo u otro, no habían
sistema en general, mientras que noso- sabido, podido o querido decir. La crítica
tros, el profesorado y sus habituales por- de la maestra Juana Mª Galán, por otra
tavoces, quedaríamos limpios de polvo y parte, resulta también muy representa-
paja. En vez de una masiva repulsa he re- tiva de las opiniones “contrarias” susci-
cibido cerca de un centenar de mensajes El lector de Cuadernos que haya seguido tadas entre el profesorado.
electrónicos, en general de profesores, la polémica habrá encontrado interven- Me hubiera gustado que el debate, sobre
de los cuales bastante más de la mitad ciones divididas más o menos por igual todo en estas páginas, versara sobre el
son de apoyo, mientras que el resto se re- entre favorables y desfavorables —quizá diagnóstico, la explicación y la solución
parte entre opiniones contrarias y, en haya faltado incluir algunas de las me- de los problemas de la escuela pública,
menor medida, divididas; y, en vez del nos definidas, o más ambivalentes—, pero no ha sido así. Mi artículo trataba
distanciamiento o la crítica de mis cole- lo que supone una sobrerrepresenta- solamente los dos primeros aspectos,
gas de profesión, he recibido lo que en- ción de las desfavorables, pero son éstas, sin entrar para nada en las posibles solu-
tiendo como un apoyo por parte de aque- ciertamente, las que ahora importan y ciones. Algunos corresponsales me han

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demandado soluciones, y algunos críti- munidad escolar, el desmoronamiento encontrar todas las opiniones y tam-
cos me han reprochado el hecho de no de la dirección y la labor disuasoria del bién, si así lo desea, añadir la suya:
aportarlas. Por mi parte, considero que claustro. La explicación, en las conse- http://www3.usal.es/dcforum/general/
los tres aspectos pueden y deben ser se- cuencias indirectas de la feminización, 10.html.
parados. Al menos, porque un diag- los efectos perversos del sindicalismo y
nóstico más o menos certero es perfec- la crisis vocacional. Sobre los elementos
tamente viable sin una explicación del diagnóstico he de decir que sí ha ha- Metadebate sobre “lo publicable”
adecuada de las causas y sin una solu- bido ciertos puntos de interés en el deba-
ción a los problemas, si es el caso (lo te en torno a la falta de responsabiliza- Al comienzo de mi artículo de marzo
contrario, por supuesto, no es cierto, ción y la dirección, pero no en cuanto al (“La mitad del cielo y tres cuartos de la
pues no puede haber explicación sin resto. Por lo que respecta a los elemen- tierra”), anuncié que, ya por entonces,
diagnóstico ni solución sin ambas co- tos de la explicación, ha provocado una me parecía que mi primer artículo había
sas). Pero, aunque deliberadamente evi- previsible y fuerte reacción la cuestión suscitado sobre todo dos polémicas: la
té entrar en el terreno de las soluciones de la feminización —sobre la que ya feminización y lo políticamente correc-
—que, por definición, están siempre volví en el número de marzo—, pero no to, y que de lo primero me ocuparía ya y
por contrastar—, sí intenté sistematizar así las relativas a los sindicatos —quizá lo segundo lo dejaba para este momen-
sin embargo tanto un diagnóstico como porque ninguno se haya sentido parti- to. Por su cuenta y riesgo, José Gimeno
una explicación. El diagnóstico se cen- cularmente aludido— ni a la vocación Sacristán ha acertado de lleno, creo yo, al
traba en la reducción del calendario y la —tal vez porque no elegí bien el térmi- señalar que, aparte del debate sobre lo
compresión del horario, el mal uso del no o debí reducirla a un componente de público, existe también un metadebate,
tiempo de trabajo de libre disposición, la la profesionalidad—. Es inviable dete- que en este intercambio ha ensombreci-
falta de responsabilización por el con- nernos aquí sobre todos y cada uno de do al anterior, sobre lo publicable. En al-
junto del centro, la hostilidad hacia la estos puntos, por lo que no puedo más gunos de mis críticos esto se traduce en
participación de otros sectores de la co- que remitir al lector al foro, donde podrá pocas ideas y muchos calificativos, y en
otros, en posicionamientos poco o nada
justificados o incluso incoherentes, a mi
juicio, con sus propios análisis. En otras
palabras, parece que el problema no re-
side tanto en si tengo razón o no sino en
que “he mentado la bicha”. No cabe res-
ponder en unas pocas páginas a todo lo
que han escrito mis críticos en esta revis-
ta —tanto más en la red—, pero sí a lo
fundamental.
De mis cuatro críticos (en estas páginas),
sólo uno, Juana María Galán García, es
una maestra de a pie. Su argumento
es inequívoco: ella tiene la experiencia
de haber trabajado en varios centros; yo,
como mucho, habré visitado alguno, si
es que lo he hecho. Y su experiencia le
dice, ante todo, que los centros son es-
tupendos y mantienen magníficas rela-
ciones con los padres, etc. Yo no tengo
ninguna posibilidad de discutir cómo
son los centros en los que ella ha trabaja-
do, pero sí puedo decir dos cosas. La pri-
mera es que, en contra de lo que piensa
Galán (y, siendo maestra, es hora ya de
que lo aprenda), la ciencia no se cons-
truye sobre la base de la experiencia es
pontánea, sino contra ella. Si nos fiáse-
mos de esa experiencia, todavía estaría-
mos viendo girar el sol alrededor de la
Tierra. Cuando yo digo que en los cen-
tros pasa esto o lo otro no lo hago a partir
de mi experiencia, sino basándome en la
observación y la interpretación: obser-
vación de los hechos (directa o a través
de diversos documentos e indicadores) e
interpretación de las experiencias de
muchas Juana Marías (obtenida a través
Montse Senserrich. de entrevistas, grupos de discusión, etc.).

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Como soy más aficionado a los métodos llegó el artículo, pasaba un gratificante un tanto unilateral, y con una cuidadosa
cualitativos e intensivos, cuando esto se fin de semana profesional con cerca de selección de los intertítulos diseñada
repite, cuando una y otra vez añadir un medio millar de maestros de la escue- para enardecer a las huestes ofendidas.
caso nuevo no modifica el panorama, la pública. Conclusión: su experiencia A continuación afirma que culpo de to-
supongo que se ha alcanzado un nivel de alentaba la esperanza, mi artículo es mio- do al profesorado, y sólo al profesorado.
saturación. La segunda es que, sin la me- pe. Aunque banal, el argumento resulta Luego viene la prueba del nueve: el ene-
nor duda, Galán y yo tenemos ideas dia- interesante, porque revela con claridad migo (los padres de la Reforma, la Admi-
metralmente distintas sobre lo que es el flanco débil de muchos “intelectuales nistración actual, la escuela privada) se
un buen centro, según resulta manifies- orgánicos” del profesorado: tomar la par- frota las manos con lo que digo, pues
to en pasajes como éstos: te por el todo. Se pasean por jornadas, afirmo lo mismo que López Rupérez, lo
“Teníamos unas relaciones inmejora- cursos y seminarios y se creen que lo que cual me condena sin remisión a las lla-
bles con los padres de los alumnos, que ven y oyen allí es representativo. Es co- mas (lo que me lleva a preguntarme:
tenían puestas a su disposición las nor- mo observar África desde la barra del ¿habrá sido cesado éste de la Comuni-
mas y cuentas de la escuela.” O sea, que Club Méditerranée. No dudo de que exis- dad de Madrid por coincidir con un iz-
se les informaba de lo ya decidido. quierdista, o esos “rituales de pureza y
Me “mandaron [...] a un colegio que esta- no contaminación” se dan sólo entre no-
ba en la otra punta de la comunidad y “Se revela con claridad el flan- sotros?). Finalmente, llega la cosmo-
además ubicado en un barrio malísimo visión de la nueva complejidad, audaz-
(el barrio, no el colegio)”. Típico: colegio co débil de muchos intelectua- mente desentrañada por el “semisesudo
idóneo, caído en un barrio erróneo. les orgánicos del profesorado: titular”.
“Afortunadamente al año siguiente me tomar la parte por el La capacidad de tergiversar de Contreras
enviaron como definitiva a unas aldeí- es bastante notable: si digo que las maes-
tas de la sierra de Cazorla en las que da- todo […]. Es como observar tras se ven forzadas a compatibilizar sus
ba clase a niños normales.” Por fin libre África desde la barra del Club papeles extradoméstico y doméstico pe-
de anormales, subnormales y paranor- Méditerranée” ro con recortes en ambos, él dice haber
males. leído que “están más preocupadas por
Todo esto adobado con los dos grandes hacer la comida en sus casas que por
tópicos que abren la Biblia de la “quinta enseñar en la escuela”, convirtiendo una
columna”: alumno malvado (de Prima- constricción objetiva en una alegre elec-
ria) que agrede al profesor y demanda a ta medio millar de magníficos maestros ción subjetiva, a ver si consigue que se
una profesora de las proximidades por en Cataluña: seguramente los habrá por enfaden; si afirmo que los sindicatos
accidente infantil. De paso, Galán se miles entre los 27.004 funcionarios de basan sus políticas en el denominador
despacha contra la integración y la for- la escuela pública. Pero, si el gran indica- común (y así lo cita en otro lugar), redu-
mación en valores, pero no sin antes re- dor de Imbernon es la asistencia a unas ce éste al hecho de que se basan en la
procharme mis “claras tendencias polí- jornadas, ¿por qué no divide el total por mayoría, convirtiéndolos en mero re-
ticas”, mi “marcada misoginia” y cantar los asistentes? ¿O por qué no repara en flejo de ésta, y el razonamiento en pura-
“las virtudes de la escuela privada”. Su la evolución de las Escuelas de Verano, mente circular, como si los sindicatos
carta ratifica buena parte y no refuta na- los MRPs o los cursos de formación en (que nunca bajan de media docena en la
da de lo que decía en mi artículo; aparte general? Cabría pensar que sólo les di- enseñanza) estuvieran obligados a se-
de una respetable interlocutora, veo en ce a los maestros lo que quieren oír, pe- guir a la mayoría y ésta sólo pudiera for-
ella un caso más que me reafirma en el ro yo considero que es sincero: él dice lo marse sobre el denominador común; si
diagnóstico. Debería agradecer a Cua- que ve, y en ese fin de semana observó digo que la docencia ha dejado de ser
dernos el haberla elegido, pero he de aña- lo que tenía más cerca, los asistentes a producto de la vocación, me reprocha
dir que quien lo desee encontrará críticas las jornadas. Ahora bien, ésa es preci- que la considere como una “esencia na-
—a mi juicio mejores y más fundadas— samente la definición de la miopía: no tural”, y no “algo que se recrea o se masa-
por parte de otros maestros y profesores ver más allá de cierta distancia, luego... cra en el propio ejercicio cotidiano del
en la mencionada página web. ¿quién es el miope? Tal vez disponga de oficio”, como si pensara (él) que los do-
Vayamos ahora con mis críticos exper- mejores fundamentos para lo que dice, centes entran a trabajar con cero años,
tos. El razonamiento de Imbernon se pero entonces debería ser más respe- sin tiempo para formarse una idea de lo
reduce a que mi artículo no pasa de ser tuoso con su público y mostrárselos, en que quieren ser y hacer, y confundiendo
un conjunto de “generalizaciones ab- vez de regalarle los oídos. Yo estoy a la de plano la vocación, que es anterior,
surdas y poco constructivas (propias de escucha. con la satisfacción o el compromiso, si-
una conversación de café)”, al cual él multáneos a tal ejercicio. O si afirmo
opondría “el análisis de la posibilidad de que “los intentos innovadores de las Ad-
construir un espacio educativo público La complejidad de Contreras ministraciones y, en especial, cualquier
en el que la responsabilidad de la escuela propuesta de que el profesor se respon-
es educar a la nueva ciudadanía necesa- La crítica de J. Contreras es más comple- sabilice de algo que no sean su clase y
ria para (re)construir la democracia” (al- ja, tan compleja que resulta difícil saber su aula, tropiezan con una denodada
go mesiánico, diría yo). Hay más califi- en qué consiste. Primero muestra un resistencia”, él lee que mientras que la
cativos, pero el argumento es ése. Aparte enorme enfado con el artículo, que se Administración está preocupada por in-
de los buenos deseos, siempre encomia- hace patente en sus improperios hacia el troducir innovaciones y leyes democrá-
bles, Imbernon cuenta con una eviden- “sesudo catedrático”. Después lo resu- ticas, se dice, el profesorado se muestra
cia concluyente: precisamente cuando le me, por decirlo suavemente, de forma hostil y las hace naufragar, como si mi

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argumento fuese que la Administración gara a concluir algo por el estilo” (¡cómo
no para de mejorarlo todo y el profesora- suena esto a abandono del buen cami-
do de fastidiarlo, en vez de que lo que no, revisionismo, desviación de la línea
vengo llamando la “quinta columna”, correcta, apostasía, etc.!) y pretender que
que constituye una parte importante del todo se explica por lo que pasa en la es-
profesorado, se resiste simplemente a cuela de su hijo; inconsistencia argu-
las medidas cuando son innovadoras, lo mental, pero coherencia en el estilo de
que no le impide aplaudir la inercia o polemizar.
cualquier medida regresiva —y recurrir Aunque yo no he convertido ni conver-
a la Administración, o al reglamento, co- tiré la complejidad en bandera, Contre-
mo el mismo Contreras indica, contra ras puede leer mi artículo “La escuela co-
las propuestas innovadoras de los cole- mo organización: agregado, estructura y
gas—. Si yo digo que falta un diseño de sistema”, escrito por la misma época
la “carrera docente” porque no existen que el de Cuadernos y publicado en Re-
mecanismos que incentiven al buen vista de Educación (nº 320, 1999). Apar-
profesor, etc., él deduce que propongo te de volver a constatar que se me veía ve-
que el premio sea abandonar las aulas. nir, encontrará, desde la primera página,
Y así, hasta el aburrimiento. que no sólo no niego la complejidad, si-
Pero lo esencial de la tesis de Contreras no que ésta se halla en la base de mi ar-
es la complejidad. Mi artículo y yo le he- gumento. Dicho en pocas palabras, el
mos sorprendido porque en él me com- problema no consiste para mí, como
porto “no como un analista que busca cree Contreras, en que una mayor o me-
comprender las razones profundas de lo nor parte del profesorado trabaje más o
que pasa, sino como un impetuoso afec- menos horas (eso podría ser justo o in-
tado que confunde lo que le pasa con lo justo, pero es otra historia), sino en que,
que pasa y que eleva unos cuantos tópi- en condiciones de complejidad crecien-
cos a la categoría de explicación de un te, la respuesta a las demandas y oportu-
fenómeno que es mucho más comple- nidades del entorno no puede venir sólo
de cada profesor, sino de la escuela como
organización, y que tanto la inercia de la
“Contreras presenta como Administración, que la solidifica como
estructura burocrática, como el ensi-
imagen de la complejidad la mismamiento y el enclaustramiento
mera descripción de unos (nunca mejor dicho) del profesorado,
cuantos problemas internos a que la reducen a un caótico agregado,
suma o montón de individuos, le impi-
la escuela y la expresión de su den funcionar como un sistema ágil,
propia confusión” flexible, eficaz (¡oh, perdón, he dicho efi-
caz, como el malvado Rupérez!) y com-
prometido con la sociedad a la que debe
servir.
Cuando, a continuación, Contreras ex-
pone “unos cuantos apuntes” sobre esa
jo”. Puedo asegurar que no me pasa ni complejidad, “a ver si arrojan algo más
me ha pasado nada o casi nada, y que si de luz”, debo decir que el resultado es de-
me hubiera dejado llevar por lo que al- cepcionante. En este punto alude a la
guna vez me ha podido pasar o he vis- comprehensividad, los objetivos contra-
to pasar, habría sido sangriento; pero, dictorios, la inexistencia de una idea
como investigador, hace ya tiempo que común sobre la educación, la multiplici-
aprendí a distinguir un caso particular y dad de funciones, el dominio del discur-
especial de una sucesión interminable so psicopedagógico, etc. No es que estas
de casos típicos, que es de lo que hablo. ideas sean inadecuadas: con matices,
Sin embargo, no puedo dejar de decir podría mostrarme de acuerdo con todas
que ese argumento —“confunde lo que y cada una de ellas. Lo que sucede es
le pasa con lo que pasa”, “eso es un caso que, lisa y llanamente, nos dejan donde
aislado”, etc.— es el típico de quien no estábamos. Contreras presenta como
quiere ver y, por cierto, también el de la imagen de la complejidad la mera des-
defensa corporativa del profesorado con- cripción de unos cuantos problemas in-
tra las críticas y denuncias de padres y ternos a la escuela y la expresión de su
alumnos. Ítem más, resulta inconsis- propia confusión. Resulta asombroso,
tente afirmar en el mismo párrafo que por ejemplo, que atribuya la compleji-
“desde hace años, la forma en que ar- dad al hecho de que “quienes antes eran
gumenta” (yo) “hacía previsible que lle- excluidos del sistema escolar, ahora per-

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manecen dentro”. En realidad, debería Insisto en que no pretendo negar la com- 37 horas y media semanales, preocupar-
decir: “quienes antes eran excluidos de plejidad de la institución escolar o la tarea se por el conjunto del centro, dejar y has-
la Secundaria superior, o de los institu- educativa, ni mucho menos las de su en- ta reclamar que el director dirija, respe-
tos, ahora entran”; y, si hubiese escrito torno, pero me gustaría saber por qué tar y acatar lo acordado por el consejo,
poco después de 1970: “quienes antes produce tan devastadores efectos y sirve etc.; son tan obvias que no creí que hu-
eran excluidos de la Secundaria inferior, para justificar un panorama tan gris en la biese que añadir un decálogo. Entu-
etc.”; y, en 1932: “quienes antes ni siquie- escuela pero no en la sanidad, la hoste- siasmado con su papel de sociólogo afi-
ra pisaban la escuela...”. En otras pala- lería, la informática o el sector del metal. cionado —a la complejidad—, parece
bras, confunde la complejidad de la edu- olvidar que de quien espera el profeso-
cación con la perplejidad de quienes se rado consejos, técnicas, recomendacio-
quejan más sonoramente —ahora, los De problema a coartada nes, etc. es de él, del pedagogo —o di-
profesores y profesoras de Secunda- dactólogo—, no de mí. Yo no albergo la
ria—, olvidando que lo que es nuevo La respuesta es sencilla. Con la ayuda de menor duda de que una crítica no cons-
para ellos resulta ya viejo para otros (no teóricos como Contreras, la complejidad tituye todavía una solución, pero tampo-
digo que sea lo mismo, pero sí que no es pasa de ser un problema por analizar, o co de que ni siquiera puede empezar a
algo nuevo; por otra parte, seguramen- una coordenada del análisis, a convertirse buscarse ésta sin una formulación clara
te habrá notado que esa complejidad ya en una coartada. Se transforma, como la del problema. Es lo que intento al escri-
está llegando a la universidad). bir: aclarar el problema, tenga o no la so-
No sé tampoco de dónde saca la idea de lución; sin embargo, opino que Contre-
que la escuela haya sido alguna vez una ras utiliza la tinta como los calamares:
institución “con un fuerte consenso a su “Entusiasmado con su papel para oscurecerlo.
alrededor y con una clara definición de de sociólogo aficionado En realidad, su gran argumento es éste:
roles” (como no se refiera al franquis- “Echarle la culpa al profesorado es só-
mo). La mitad del movimiento obrero,
—a la complejidad—, parece ol- lo reconocer como culpable a quien usa
por un lado, y la práctica totalidad de la vidar que de quien el profeso- el sistema, y no al propio sistema y a sus
aristocracia, por otro, se resistieron du- rado espera consejos es de él, otros personajes (inspección, delegados
rante mucho tiempo a llevar a sus hijos a provinciales, consejeros y burócratas
la escuela. Si “consenso” significa tener
del pedagogo —o didactólogo—, que componen la Administración) [...].
una misma idea de la educación, creo no de mí” Pensar que quien mantiene la estructu-
que católicos, liberales, marxistas y ra funcionarial y sus vicios [...] es el pro-
anarquistas, por ejemplo, se entendían fesorado, pero no, también, el resto del
bastante peor en el primer tercio de siglo funcionariado, es querer mirar sólo a
que ahora; y si significa sólo valorar más globalización, el neoliberalismo, el pen- una parte. Si la organización del sistema
o menos la escolarización, nunca se hizo samiento único, el-niño-que-agredió-al- educativo [...] conforma las bases de las
tanto como en la actualidad. Tampoco profesor o los-padres-que-demandaron- instituciones y de la cultura en la que se
creo que la educación no desempeña- a-la-escuela, en una invocación ritual. socializa el profesorado, ¿por qué se
ra funciones diversas, ni objetivos am- Todo el mundo lo intenta hacer lo mejor culpa sólo al socializado?”. Pero, ¿de dón-
biguos o contradictorios, hace medio posible, pero es que es mucho más com- de saca Contreras que yo culpo sólo al
siglo. La complejidad, aunque cambian- plejo, viene a decir Contreras. Pero yo no profesorado? Para empezar, no me gus-
te y sin duda creciente, siempre ha esta- veo qué hay de complejo en la “hora 25” ta la palabra “culpa”, pues no pienso que
do ahí, y el problema no es tanto su pre- ni en decidir la elaboración de las nor- las personas concretas hayan hecho na-
sencia como que la escuela ya no puede mas y las cuentas junto con los represen- da distinto de lo que habrían hecho cua-
mantenerla a raya, fuera del recinto, ni tantes de los padres y alumnos, en vez de lesquiera otras en su lugar. No creo que
administrarla a su antojo, sino que ha “ponerlas a su disposición” cuando ya el problema resida sólo en “los” actores
de afrontarla en colaboración y concu- están hechas (como celebraba Galán), (a diferencia del “sistema”), ni que se en-
rrencia con unas familias que en mu- etc. “Hace tiempo que MFE viene ha- cuentre sólo en “esos” actores (los profe-
chos casos poseen un nivel cultural blando de los docentes como si él supie- sores, a diferencia de los otros), ni que se
igual o superior al del profesorado, con ra lo que hay que hacer en su caso y como halle tampoco en “todos” ellos (que no
unas comunidades que ya no están dis- si él supiera hacerlo, pero sin demostrar existan diferencias). Lo esencial, eso sí,
puestas a ver allanada su cultura, con los ninguna de las dos cosas.” Me resulta es que no estoy dispuesto a situar todos
medios de comunicación y con ese aba- difícil imaginar una crítica más vacua. A los problemas en “el sistema” más “la
nico ilimitado de oportunidades que no ser que todavía ande por la XI tesis so- Administración”, aunque muchos pue-
constituye la ciudad en sí misma, que va bre Feuerbach, debería saber mi crítico dan residir ahí. Hace tiempo que no par-
muy por delante de la escuela. Dicho en que una cosa es el ser y otra el deber ser, ticipo de la idea de la inocencia beatífica
pocas palabras, que el profesorado ya no y que no es inevitable tratarlos juntos. del profesorado ni de ningún otro colec-
monopoliza nada, excepto las notas y Tampoco yo sé qué es lo que Contreras tivo (esto debe de ser lo que Contreras
con reparos. De hecho, lo que hay de sabe hacer o hace, y lo cierto es que sólo llama “la forma en que argumenta sobre
más específicamente nuevo y que afec- me interesa lo que dice, porque no lo es- el mundo de la enseñanza y sobre el pro-
ta en mayor medida y directamente a la toy investigando a él (aunque él parece fesorado”). En el fondo, Contreras trata a
escuela en la nueva complejidad, a sa- empeñado en investigarme a mí). Por lo los profesores como menores de edad
ber, la multiculturalidad y la aceleración demás, no parece difícil deducir algunas (“socializados”), a los que las fuerzas
sustancial del cambio social, no entra, consecuencias sobre qué se debería ha- irresistibles del sistema y las arbitrarie-
sorprendentemente, en su descripción. cer a partir de lo que yo afirmo: trabajar dades de la Administración (¡qué inco-

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herencia!) manejan como títeres (como laridad (o a la complejidad), es lo que plo, el neoliberalismo)? ¿Y cuántas res-
alternativa a esta representación de la Contreras y tutti quanti no pueden acep- puestas airadas enviaron para denun-
noche de los muertos vivientes, se pue- tar. Porque, en contra de lo que macha- ciar que también existía un problema
de idealizar cualquier cosa que hagan conamente afirman, mi artículo no afir- interno? ¿No será esto el “pensamiento
como “resistencia”). Curiosamente, este maba en ningún lugar que ése fuese el único”?
olvido de la responsabilidad personal só-
lo puede llevar a la manipulación rous-
soniana del ambiente. “La ventaja de debatir con Ya- La amenaza de la privatización
Pero, ¿por qué lee lo que yo no he dicho y
no lee lo que he dicho? ¿Por qué ese em- nes es que, si se deja de lado el Pero lo que en Contreras es compleji-
peño en que culpo de todo a todo el pro- perifollo literario, sólo hay una dad, perplejidad y hasta confusión, en
fesorado? Porque con ello se rompe el idea (si es que se puede llamar Juan Yanes, mi último crítico, se con-
pacto de silencio que, al parecer, debe vierte en una visión diáfana y cristalina
mantener el intelectual orgánico con así): ¡nos quieren privatizar!” del mundo: por un lado, la escuela públi-
su público. No está de más recordar que ca, defendida con “amor” y “pasión” por
mi artículo no era un tratado sobre la su caballero blanco, encaramado en la
escuela pública, sino que sólo pretendía almena; por otro, amenazantes entre las
responder a una pregunta poco sencilla, negras olas de la globalización, los fan-
pero sí bastante clara: ¿es realmente tasmas del rendimiento, la evaluación,
pública?, ¿en qué sentido es pública? el control..., tras los cuales se esconden
Aunque la escuela privada, tanto más la único problema, sino que era un proble- el neoliberalismo “rabioso” y “feroz” y
concertada, está sometida a una fuerte ma y que iba a tratar precisamente de él. la política “ruin”. La ventaja de debatir
regulación, sus críticos suelen dar por A eso responde, de hecho, la metáfora de con Yanes es que, si se deja de lado el
sentado que sólo sirve al interés públi- la “quinta columna”, al supuesto de que perifollo literario, sólo hay una idea (si
co en la medida en que sea compatible hay otras que asedian a la escuela públi- es que puede llamarse así): ¡nos quieren
con el privado (económico, ideológico u ca desde fuera, pero no están solas. Lo privatizar! Mi artículo era “un alegato
otro), de manera que tienden a no conce- que pasa es que están dispuestos a que en toda regla a favor de la privatización”,
derle ni siquiera el beneficio de la duda, se trate cualquier problema... menos és- “Enguita está diciendo: [...] Privaticen,
mientras que la pública se encontraría te. ¿Cuántos artículos habrán leído Con- por favor, privaticen sin reparos”, y así
siempre “por encima de toda sospecha”. treras y otros cancerberos del funciona- una y otra vez. Para dar un toque de co-
Que se diga que sí hay sospechas y que riado dedicados sólo a algún problema lor, me atribuye también la propuesta
no todo se reduce a la propiedad o la titu- exógeno de la escuela pública (por ejem- de “depuración del cuerpo de Magiste-
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rio, depuración del profesorado de En- formación de futuros profesionales de universitarias), es la opción elegida por
señanza Secundaria”. Esta obsesión per- la educación esté pasando hoy por las un 76% de los profesores de Secundaria
secutoria tiene un nombre clínico, pero manos de este émulo de Savonarola. y un 88% de los maestros. Estos profe-
ahora poco importa. No existe un razo- Abrumado por tanta acusación por pri- sores, evidentemente, quieren producir
namiento con el que debatir, pero sí una vatizador y por la firmeza en la defensa público y consumir privado, pero que
manera de construir el argumento en la de lo público de mis detractores, quise los demás consuman público y produz-
que vale la pena detenerse un instante. saber en qué medida esto era real. Co- can privado. Ya sabe Yanes dónde ir a
Yanes apenas dedica un par de líneas a lo nozco un rosario de casos de profesores lanzar, a partir de ahora, sus soflamas.
sustantivo para contraponer, a mis ob- públicos que son padres de alumnos No alimento la pretensión de haber ela-
servaciones sobre el calendario y el hora- privados, pero no dispongo de cifras. Sin borado el diagnóstico definitivo de la es-
rio escolares, “las interpretaciones más cuela pública, ni tampoco de su profeso-
serias sobre los procesos de intensifi- rado. He querido, simplemente, sacar a
cación del trabajo del profesorado”. No “No alimento la pretensión de la luz una parte del problema, que a mi
piense el lector que pueda hallar más, juicio permanecía oculta hasta el mo-
porque no lo hay. Pero yo, primero, no haber elaborado el diagnóstico mento (en el debate público). A partir de
comparto sino muy parcialmente la te- definitivo de la escuela públi- aquí, creo que necesitamos —aparte de
sis de la intensificación, y no soy el úni- ca. He querido sacar a la luz todo lo demás— un debate más amplio
co; segundo, no sé que habría de ex- sobre el papel relativo del individuo —el
traordinario en ella, pues la historia del una parte del problema que, a docente— y la organización —la escue-
trabajo desde la revolución industrial es mi juicio, permanecía oculta” la—, así como sobre el modelo de profe-
la de su reducción e intensificación si- sionalidad que se debería defender. En
multáneas; y, tercero, viniendo de quien circunstancias normales, habría dedica-
viene, no habría estado de más alguna do a estos temas este artículo de cierre
referencia a la jornada singular, la jor- solicitado por Cuadernos, pero me pare-
nada continua (o “intensificación del tra- ce que el tipo de reacciones aquí comen-
bajo del alumnado”), la hora 25, la inte- embargo, he obtenido otras: las de los tadas es tan estéril que resulta el primer
rinidad permanente y otros logros del profesores públicos que, pudiendo op- obstáculo a eliminar. Mientras toda críti-
proletariado funcionario frente al neoli- tar como funcionarios y mutualistas por ca a la estrategia colectiva del profesora-
beralismo y la globalización. Fuera de MUFACE, eligen la sanidad privada. No do, o a sus consecuencias sobre la escue-
esto, he de decir que los análisis pueden se me ocurre un solo argumento a favor la pública, encuentre respuestas del tipo
centrarse en las estructuras o en los pro- de la escuela pública que no pueda utili- “mi escuela va muy bien” (Galán), “to-
cesos, en las relaciones o en la acción, pe- zarse también a favor de la sanidad pú- do el mundo es bueno” (Imbernon), “el
ro eso no garantiza que sean simples ni blica, de manera que supongo que los in- asunto es más complejo” (Contreras) o
complejos. Un ejemplo de simpleza es- condicionales de la una lo serán también “nos quieren privatizar” (Yanes), seguirá
tructural es, precisamente, la visión ma- de la otra. Pues bien, ahí van: en el año la actual deriva; incluso si éste fuera el
niquea del debate como una batracomio- 2000 han elegido algún tipo de entidad único problema, y tanto más si, como se
maquia (si se me permite sustituir los colaboradora privada (el equivalente de han encargado de señalar mis críticos y
gatitos por ranitas) entre los servicios la escuela concertada), en vez del Institu- yo no voy a negar, existen otros muchos.
públicos y las fuerzas privatizadoras que to Nacional de la Seguridad Social (el Mejor dar la cara que esconder la cabeza.
alimenta Yanes. Después de todo, él no equivalente de la pública), el 81% de los
argumenta: denuncia. Advierte a los lec- miembros de los cuerpos docentes. Pero
tores de que no pierdan el tiempo con las lo más chocante, al menos para mí, es * Mariano Fernández Enguita sigue sien-
sutilezas subjetivas del enemigo, ya que que frente a un 62% entre los catedráti-
do (con perdón) catedrático de Socio-
“objetivamente” es un privatizador. Lo cos de universidad (será por su poco se-
logía en la Universidad de Salamanca.
demás es pura farfolla enteramente pres- so) o un 60% entre los titulares (y un
cindible. Y lo terrible es pensar que la 70% y un 65% entre los de enseñanzas

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