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Freud formula la pregunta "¿qué quiere una mujer?". En el Sem. 17, pág. 137 Lacan
afirma: “Pero desde el momento que ustedes formulan la pregunta: "¿Qué quiere
una mujer?", sitúan la cuestión a nivel del deseo. Todos saben que ubicar la cuestión
a nivel del deseo con respecto a la mujer es Interrogar a la histérica.”
Así como a Freud lo detiene el hecho de ubicar la pregunta del lado del deseo, a la
histérica de ese deseo, masculino, guiado por el falo y la ley paterna, la satisfacción
que a ese deseo se articula, le hacen obstáculo en el acceso a una posición
femenina, la dejan ubicada del lado hombre, del lado en que no se tiene acceso al
otro cuerpo, como se veía en el caso de la COMPLASENCIA.
La histérica apunta a señalar una vida sexual insatisfecha; es algo que está
escondido y no se ve. Freud será el primero en dar una nueva lectura al saber
médico sobre el síntoma histérico, a ese goce del síntoma que la histérica ha hecho,
y del cual a la vez que puede ser una queja también encierra un goce.
Lacan, por su parte, comienza por decir en 1958 que el síntoma "va en el sentido
de un deseo de reconocimiento, pero este deseo permanece excluido, reprimido".
Lacan destaca que el síntoma no es el signo de un disfuncionamiento orgánico,
como lo es normalmente para el médico y su saber médico: "viene de lo Real, es lo
Real". El síntoma no es una verdad que dependa de la significación. Y si es la
"naturaleza propia de la realidad humana".