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CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN

Delegación Provincial de Córdoba

Córdoba
Delegación Provincial de Educación
I CERTAMEN DE POESÍA
Y RELATOS CIENTÍFICOS
Educación Primaria y Secundaria
Selección e introducción de
José Antonio Ruiz Delgado y Bartolomé Delgado Cerrillo
Coordinación Provincial del Plan de Lectura y Bibliotecas

Miembros del Jurado.-

 Esperanza Gijón Gabriel, profesora de Física y Química


(APCCC).
 Rosa Mª Moreno Castillo, catedrática de biología-geología
(APCCC).
 Sebastián Muriel Gomar, catedrático de Física y
Química(APCCC).
 José Antonio Ruiz Delgado, catedrático de Lengua Castellana y
Literatura.
 Bartolomé Delgado Cerrillo, profesor de Lengua Castellana y
Literatura.

CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
DELEGACIÓN PROVINCIAL DE CÓRDOBA

ASOCIACIÓN DEL PROFESORADO DE CÓRDOBA


POR LA CULTURA CIENTÍFICA (APCCC)

CÓRDOBA 2009
Ilustraciones de

Sheila M. Donas Miranda (portada) (C.E.I.P. “Albolafia” de Córdoba)


Josefa Jiménez Manzano (C.E.I.P. “Albolafia” de Córdoba)
Rosario Ruiz Fernández (C.E.I.P. “Albolafia” de Córdoba)
Soraya Cortés García (C.E.I.P. “Albolafia” de Córdoba)
Luz M. Hernández Rodríguez (C.E.I.P. “Gloria Fuertes” de Córdoba)
Ángel A. Vico Cerezo (C.E.I.P. “Gloria Fuertes” de Córdoba)
Mª Carmen Tardío Reyes (C.E.I.P. “Gloria Fuertes” de Córdoba)
Mª José Villalba Gómez (C.E.I.P. “Gloria Fuertes” de Córdoba)
Carmen Serrano Sánchez (C.E.I.P. “Gloria Fuertes” de Córdoba)
Clara Bellido Pedraza (C.E.I.P. “Gran Capitán” de Montilla)
Jesús Osuna Córdoba (C.E.I.P. “Ángel Cruz Rueda” de Cabra)

Dibujos.- Guillermina Ruiz Pérez


ÍNDICE DE CONTENIDOS

PRESENTACIÓN ------------------------------------------- 7
INTRODUCCIÓN ------------------------------------------- 8
A. RELATOS CIENTÍFICOS. Categoría 1ª A -------------- 9
(Primer y Segundo Ciclos de Primaria)

A. RELATOS CIENTÍFICOS. Categoría 1ª B-------------- 18

(Tercer Ciclo de Primaria)

A. RELATOS CIENTÍFICOS. Categoría 2ª ---------------- 39


(E.S.O.)

A. RELATOS CIENTÍFICOS. Categoría 3ª ---------------- 61


(E.S.Postobligatoria)

B. POESÍA. Categoría 1ª A ------------------------------- 65


(Primer y Segundo Ciclos de Primaria)

B. POESÍA. Categoría 1ª B ------------------------------- 81


(Tercer Ciclo de Primaria)

B. POESÍA. Categoría 2ª --------------------------------- 88


(E.S.O.)

B. POESÍA. Categoría 3ª (desierto)


(E.S.Postobligatoria)

-5-
I CERTAMEN DE POESÍA Y RELATOS CIENTÍFICOS
Educación Primaria y Secundaria

© Consejería de Educación de la Junta de Andalucía


Delegación Provincial de Córdoba

© De los textos: sus autores


© De los poemas: sus autores
© De las ilustraciones: sus autores

Dibujo portada.- Sheila M. Donas Miranda


Dibujo contraportada.- Josefa Jiménez Manzano

Diseño: José Antonio Ruiz Delgado


Bartolomé Delgado Cerrillo

Imprime: A. G. UNIGRAF SL
Depósito legal:

-6-
PRESENTACIÓN
Este I Certamen de Poesía y Relatos Científicos nace como un
espacio de participación abierta que permita a niños y niñas de Primaria,
y también a jóvenes de Secundaria desarrollar su capacidad de
expresión escrita, bien sea mediante su participación en la modalidad de
poesía, bien en la de relatos científicos. Este Certamen intenta promover
entre el alumnado la reflexión y el análisis a través de la palabra escrita,
complementado así su formación, favoreciendo la lectura y la escritura.
Uno de los objetivos que preside la convocatoria de este certamen,
desde la Delegación Provincial de Educación, es el afán de conocimiento,
en nuestro permanente empeño por fomentar la participación cultural y
promover la creación literaria. Y esto es así porque el lenguaje y la
educación son inseparables. La escolaridad tiene que rellenarse ante
todo de hablar y de escuchar, de leer y de escribir. Cultivar estas dos
últimas habilidades es función esencial de la educación moderna, pues
son instrumentos para penetrar en la cultura y ser penetrados por ella,
como vía de acceso al pasado codificado y al presente que no alcanza a
ver nuestra experiencia directa. Ésos son también los instrumentos para
abstraer, penetrando en los rasgos no evidentes de experiencia y de
todo nuestro tiempo.

Leyendo los textos de nuestro alumnado, nos reafirmamos en la


firme convicción de que lectura y escritura guardan una estrecha
vinculación. Desde aquí, debemos crear situaciones de lectura y
escritura en las que el alumnado pueda descubrir y construir distintos
textos.

Desde la Coordinación Provincial del Plan de Lectura y Bibliotecas,


esta Delegación es plenamente consciente de que lectura y escritura son
experiencias imprescindibles. La lengua es nuestro principal vehículo de
expresión y conocimiento; como tal, necesita ser empleada correcta y
apropiadamente si queremos que la comunicación resulte efectiva. En
cada situación y con cualquier intención, quien domina su lengua
entiende con más facilidad, lee mejor la realidad que le rodea y puede
encauzar más eficazmente sus fantasías. Pues leer y escribir correcta y
estéticamente es una forma de estar en el mundo más plenamente.

Quisiera terminar esta presentación expresando mi más sincera


felicitación a los alumnos y alumnas que han resultado premiados en
este certamen, felicitación que hago extensiva al resto de alumnos y
alumnas que han participado en él. Con esta magnífica acogida que ha
tenido este I Certamen de Poesía y Relatos científicos, iniciamos una
andadura que esperamos sea provechosa y duradera.

Antonia Reyes Silas,


Delegada Provincial de la Consejería de Educación en Córdoba.

-7-
INTRODUCCIÓN
La lengua no sólo se escucha, también se ve, se dibuja, se talla, se
esculpe, se filma, se canta... Con ella se sueña, se trabaja, se
promulgan leyes, se reza, se enamora, etc. Por eso, su uso no puede
constreñirnos por falta de recursos o destrezas; el empleo creativo del
lenguaje debe conducirnos, entre otras cuestiones, a la percepción de lo
distinto, a la estimulación de lo innovador, para lo cual es necesario que
la lengua se conciba como un conjunto en el que caben producciones
múltiples (en variantes dialectales o sociales, en registros, en tipologías
discursivas, formulaciones estructuradas, estilos...). La lengua es un
producto coral que los individuos enriquecen o empobrecen, por eso a
ningún profesor, sea de la especialidad que sea, puede resultarle
indiferente su correcta y elegante utilización.
Lo primero que tendrá que aprender un estudiante es que no se
escribe como se habla; se encontrará con dificultades para reproducir
ortográficamente pronunciaciones diferentes, la puntuación le resultará
pobre para manifestar las distintas entonaciones; indicar cambios de
ritmo, volumen o velocidades será complicado y, en general, existirán
riquezas del código oral que deberá desechar o manifestar de diversas
maneras (gestos, posturas, miradas...). Deberá darse cuenta de que lo
que diga o calle en un texto podrá analizarse como intencional o
significativo, por lo que tendrá que ofrecer pistas o claves para que el
lector se detenga a valorar lo que el autor desea destacar.

En el centro educativo, el alumnado debe tener la oportunidad de


aprender y usar la lengua, según contexto y funciones diferentes.
Hablando les enseñaremos a hablar; leyendo, a leer; y escribiendo, a
escribir. Estos, evidentemente, son los núcleos básicos de su
aprendizaje. En torno a ellos, deben articularse otros contenidos de los
que se derivarán otros objetivos. Teniendo siempre en cuenta que hay
una edad para hablar, leer y escribir, sin olvidar que la lectura es el
texto, y el texto, la lengua.
Los trabajos primados en este I Certamen de Poesía y Relatos
Científicos son un claro ejemplo de esas buenas prácticas de escritura
que se viene realizando en los centros educativos de Primaria y
Secundaria. Desde la Coordinación Provincial de Plan de Lectura y
Bibliotecas, expresamos nuestra enhorabuena más cordial y entusiasta
al alumnado ganador, así como al resto de participantes, y, cómo no, al
profesorado, que ha sabido motivar esta participación; y, por supuesto,
a la Asociación del Profesorado de Córdoba por Cultura Científica, por su
inestimable y desinteresada colaboración.

José Antonio Ruiz Delgado, Bartolomé Delgado Cerrillo,


Coordinación Provincial del Plan de Lectura y Bibliotecas
(Delegación Provincial de Educación).

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A. RELATOS CIENTÍFICOS
Categoría 1ª A

 Primer premio: Mi amigo el arco iris, Lidia


Gómez Hidalgo, 2º curso de Primaria (C.E.I.P.
“Ntra. Sra. de Araceli”, de Lucena).
 Segundo premio: El ciclo del agua, Cristina
Gómez Hidalgo, 4º curso de Primaria (C.E.I.P.
“Ntra. Sra. de Araceli”, de Lucena).
 Tercer premio: Aventura con los dinosaurios en
el parque de las ciencias, Carlos Peñalver
Blanco 4º curso de Primaria (C.E.I.P. “Ntra. Sra.
de Araceli”, de Lucena).

 Accésit: La última expedición, Alberto Cabello


Campaña, 1º curso de Primaria (C.E.I.P. “Ntra.
Sra. de Araceli”, de Lucena).
 Accésit: El descubrimiento, Alberto de Ayala
Mármol, 1º curso de Primaria (C.E.I.P. “Ntra. Sra.
de Araceli”, de Lucena).

-9-
PRIMER PREMIO:
Lidia Gómez Hidalgo,
alumna de 2º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Ntra. Sra. de Araceli”, de
Lucena.

MI AMIGO EL ARCO IRIS

Os voy a contar la historia que me sucedió a mí un día que


salimos al campo mis hermanos y yo. Empezó a llover y nos escondimos
debajo de un árbol para no mojarnos y evitar un resfriado. Vi entonces
que un nido se caía del árbol y fui a cogerle. Me di cuenta de que el
pájaro tenía una herida en el ala y pensé en curársela. De repente,
cayó un relámpago muy grande y me asusté. El pájaro se cayó al suelo y
se puso a piar de dolor. De pronto, salió el sol y vi el arco iris. Me quedé
maravillado con sus bonitos colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul,
añil y violeta. Fue entonces cuando me acordé de aquella historia que
me había contado mi tía acerca del arco iris. Era así:
Hace mucho, muchísimo tiempo, vivían unos niños en un lugar
llamado Borbollón. Estaban muy contentos, jugaban en los columpios,
saltaban, cantaban y reían. El lugar estaba rodeado de olivos y por allí
pasaba un pequeño río. Cerca, había una fuente donde sus madres
lavaban, se aseaban y bañaban. Todos los días el sol salía muy temprano
y les daba los buenos días con sus rayos. Luego empezaban con sus
trabajos: el padre a su trabajo, la madre a sus faenas y los niños al
colegio.
Al terminar el día, salía la luna para desearles felices sueños. Todos
estaban muy felices hasta que un día unos hombres empezaron a estropear
el lugar, dejando la basura tirada por el suelo, arrojando productos al
río, derrochando el agua y descuidando a los árboles que les daban
comida y refugio. Entonces el sol se puso muy triste y empezó a no
querer ir a Borbollón. Dejó de saludar a las personas por las mañanas
deseándoles buenos días y fue así como aquel sitio empezó a ponerse
gris y sombrío.
Todo estaba sucio y las personas que allí vivían estaban tristes,
sin ganas de jugar, reír ni trabajar. Los niños ya no se divertían ni

-10-
jugaban entre ellos. Todos los días miraban al cielo y recordaban a su
amigo el sol que se había enfadado mucho y con razón. NO HABÍAN
CUIDADO LA NATURALEZA. y así pasaron las semanas.
Un día fue tanta la tristeza de los niños que empezaron a llorar
todos a la vez y a pedir por favor al sol que volviese. Se comprometieron
a cuidar el medio ambiente y a no coger más de lo que necesitaban. Sus
padres se dieron cuenta de que sus hijos tenían razón y, llenos de pena,
todos los habitantes empezaron a llorar. Fue tanta la tristeza que el río se
llenó de lágrimas. Al día siguiente, el sol asomó tímidamente por
Borbollón. Sus rayos eran cada vez más fuertes, las lágrimas
empezaron a subir reflejando la luz del sol en un maravilloso arco
iros. El color gris desapareció del lugar. Las personas aprendieron a
cuidar la tierra reciclando la basura. Siempre que veáis el arco iris recordad
esta historia y no olvidéis lo importante que es reciclar.

-11-
SEGUNDO PREMIO:
Cristina Gómez Hidalgo,
alumna de 4º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Ntra. Sra. de Araceli”, de
Lucena.

EL CICLO DEL AGUA

Todo empezó una fría tarde de invierno. Estaba leyendo cuando


vi que empezaba a granizar. Entonces mi hermano le preguntó a mi
madre:
-Mami, ¿qué es eso?
-Eso es granizo -respondió mi madre-. Es una forma del agua.
Entonces recordé lo que nos había explicado la seño Mª. Carmen
acerca de los diferentes estados del agua.
-Antonio, -le expliqué- el agua recorre un ciclo, es decir, pasa por
diferentes estados: sólido, líquido y gaseoso. Cuando pasa de líquido a
sólido se llama solidificación; cuando pasa de sólido a gaseoso o al
revés, se llama sublimación; cuando pasa de gaseoso a líquido se llama
condensación; cuando pasa de sólido a líquido, fusión; y por último, de
líquido a gaseoso se llama evaporación.
A medida que yo le explicaba la lección, él ponía cara de
aburrido, así que añadí:
-¿Quieres que te cuente la historia de Llilla, la gotita de agua?
-Sí, vale -contestó entusiasmado.
-De acuerdo. Todo comenzó en una nube, una nube cualquiera como todas
esas que ves en el cielo. Llilla vivía en una nube grande y bonita que
todas las gotitas envidiaban. Entonces, un día, Llilla decidió
asomarse a ver qué había debajo de ella. Sin querer, resbaló y cayó.
Sus compañeras la acompañaron y cayeron todas, una tras otra, al río
Guadalquivir en forma de lluvia. Fue entonces cuando empezó el viaje.
Pasaron por hermosos lugares llenos de árboles frutales, muchos
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animales: conejos, caballos, pajaritos, hasta cocodrilos amistosos (dijo
en broma)... y desde el río vieron otras muchas cosas como monumentos,
catedrales, etc. Y así llegaron al Mar Mediterráneo. Allí las gotitas
conocieron sardinas, boquerones, salmonetes y otros muchos amigos.
-Recuerdo un día de mucho calor, tanto, que Llilla se evaporó y subió de
nuevo a su nube. Esta vez viajó desde la nube y recorrió otros países. Vio la
Torre Eiffell, pasó por Bruselas, Moscú, e incluso pasó por la China hasta
llegar al Polo Norte. Era tanto el frío que allí hacía y tanta su curiosidad
por conocer, que cayó de la nube en forma de nieve. Jugó con osos
polares, pingüinos, focas... y conoció a otra gotita llamada Lolo que vivía
en el iceberg más grande del Polo Norte. Juntas fueron a recorrer el
mundo buscando nuevas aventuras. Viajaron por playas llenas de
niños, alcantarillas un tanto pestilentes, sierras maravillosas e incluso
estuvieron en el grifo de una casa.
-Pero lo que no os podéis imaginar es que les gustaba tanto cambiar
de un estado a otro que así gastaban bromas a las personas y demás seres
vivos. Llilla y Lolo, después de tantos viajes y aventuras, decidieron
casarse y así lo hicieron. Tuvieron muchos hijos y cada día nos
regalan rocío, escarcha, hielo, lluvia, nieve, granizo, agua potable, ríos,
nubes, océanos, mares y muchísimas formas de agua más.
-Antonio, ¿te ha gustado el cuento de Llilla, la gotita de agua?
- Sí, me ha encantado. Gracias, Cristina. Además, ya sé mucho más
sobre el agua.

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TERCER PREMIO:
Carlos Peñalver Blanco,
alumno de 4º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Ntra. Sra. de Araceli”, de
Lucena.

AVENTURA CON LOS DINOSAURIOS EN EL PARQUE DE


LAS CIENCIAS

El día 1 de febrero de 2009 era el cumpleaños de Elías y sus


padres decidieron, como regalo, llevarle al Parque de las Ciencias en
Granada. El sábado se pusieron en marcha hacia allí y, cuando llegaron,
Elías se sorprendió por la variedad de actividades que había. Se divirtió
mucho con la bola de una tonelada, con el atrapa-sombras, con el ajedrez
gigante.
Cuando llegó a la sala del velocirráptor, vio un cartel que le
interesó mucho. En él decía: CIERTOS ESTUDIOS CREEN QUE
ES POSIBLE CREAR UN DINOSAURIO MEZCLANDO EL
ADN DE VARIOS DINOSAURIOS OBTENIDOS POR EL
ABDOMEN DE UN MOSQUITO EN EL INTERIOR DE UN
ÁMBAR CON ADN DE ANFIBIO. Elías vio varios vídeos de esos
animales.
Al acercarse a la maqueta del velocirráptor, vio otro cartel más
pequeño en el que decía: "NO TOCAR. EXPERIMENTO EN EL
INTERIOR DE LA MAQUETA" Elías no la tocó. De pronto, la
maqueta se rompió y en su interior descubrió tres huevos que, en un par de
segundos, empezaron a moverse y romperse. Elías se sorprendió al ver dos
extraños seres. Después de observarlos un rato, se dio cuenta de que no los
reconocía y decidió esperar un poco más. De pronto, los reconoció: ¡Eran
dos crías de dinosaurio!
Elías pensó: ¿Alguien más habrá asistido a este nacimiento? Se dio la
vuelta, no vio a nadie detrás de él. El niño pensó: el de las púas era el este...
estego... estegosaurio. Y el otro ...¿Cuál era? El de la gorra en forma de hoz
era el... Miró a su derecha y vio el cartel de la entrada: ¡Velocirráptor! Se fijó
en el huevo que no estaba roto; y pensó que si se lo llevaba, nadie lo notaría.
Y así lo hizo, y abandonó el edificio.
-14-
Se fue corriendo a buscar a sus padres que estaban en el espectáculo de
aves rapaces. Se sentó con ellos sin mencionar lo ocurrido con los huevos. De
pronto, el otro edificio del que acababa de salir, explotó. De las ruinas salió
un velocirráptor. ¡Pero... gigante!
Elías se asustó. De repente, el huevo que tenía en el bolsillo
empezó a moverse y romperse. Elías lo sacó de su bolsillo y lo miró. De
él salió un ptosaurio que, al ver a Elías, saltó hacia él. De pronto, como
por arte de magia, se volvió gigante. Elías pensó que a lo mejor podía
pasar como en las películas y libros: que el animal le hiciera caso. Elías gritó
al Ptosaurio:
-Vamos, ataca al Velocirráptor. Elías tenía razón. ¡Le hizo caso!
Entonces ideó un plan de ataque para los enemigos. Después de
horas de lucha que parecieron una eternidad, consiguieron vencerles. Cuando
todo cesó, Elías corrió hacia sus padres que estaban escondidos y asustados
desde que empezó la lucha. Al verle, se alegraron muchísimo y le miraron
detenidamente por si tenía alguna herida. No tenía ninguna.
Elías se acordó del Ptosaurio, corrió hacia él y le dijo:
-Vamos, ve a una isla desierta. Allí podrás vivir tranquilo. Adiós amigo,
te echaré de menos- Y el dinosaurio emprendió el vuelo.
Elías se fue con sus padres y volvieron a Córdoba. Había pasado
el mejor cumpleaños que hubiera podido desear o imaginar.

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ACCÉSIT:
Alberto Cabello Campaña,
alumno de 1º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Ntra. Sra. de Araceli”, de
Lucena.

LA ÚLTIMA EXPEDICIÓN

Érase una vez tres científicos: Alberto, Jorge y Juan. Cada uno
estaba especializado en algo diferente. Alberto era especialista en
alienígenas, Jorge en meteoritos y Juan en combinados de materias. Un día,
los tres científicos fueron de expedición a la montaña prohibida porque
vieron caer una gran bola de fuego. Cuando llegaron, Juan esperó fuera y
los otros dos entraron al interior.

Alberto vio algo verde, se acercó y esa sustancia se le pegó en el


brazo. Intentó quitársela, pero le fue imposible. Empezó a sentirse mal y
se fueron rápidamente al laboratorio. Juan se puso a investigar y el
estudio duró varias semanas. Cuando lo supo, Juan descubrió que era
una minicápsula de transformación llamada Aliebot.

Alberto tocó un botón y se vio transformado en un alienígena


robótico que echaba fuego. A partir de entonces Alberto, Jorge y Juan
lucharon contra el mal y vivieron muchas aventuras con sus poderes
sobrenaturales.

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ACCÉSIT:
Alberto de Ayala Mármol,
alumno de 1º curso de Primaria (C.E.I.P.
“Ntra. Sra. de Araceli”, de Lucena).

EL DESCUBRIMIENTO

Érase una vez en Roma, ciudad donde ocurrían unas cosas muy
poco comunes: la gente, los objetos se rompían estando en la mesa, los
objetos desaparecían, y todo era culpa de una niña que podía controlar las
cosas, porque descendía del reino de Hirule, un reino ancestral. Sus
padres tuvieron un accidente de coche en Estados Unidos de viaje. Sus
espíritus aún vagan por el mundo en busca de su hija.

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A. RELATOS CIENTÍFICOS
Categoría 1ª B

 Primer premio: La máquina de los


descubrimientos, Rafael Ruiz Liñán, 6º curso de
Primaria (C.E.I.P. “Castillo de Anzur”, de Puente
Genil).
 Segundo premio: Alberto y su ciencia, Gonzalo
Zarco Jiménez, 5º curso de Primaria (C.E.I.P.
“Salvador Vinuesa”, de Córdoba).
 Tercer premio: Los últimos soñadores, Pablo
Bonilla Fernández, 5º curso de Primaria (C.E.I.P.
“Salvador Vinuesa”, de Córdoba).

 Accésit: Una aventura geológica, Rafael


Antúnez Valenzuela, 5º curso de Primaria
(C.E.I.P. “Salvador Vinuesa”, de Córdoba).
 Accésit: Darío y el meteorito, Álvaro Rojano
Gálvez, 5º curso de Primaria (C.E.I.P. “Salvador
Vinuesa”, de Córdoba).
 Accésit: Mentes inquietas, respuestas
científicas, Carmen Bellido Bellido y José A.
Botelo Relaño, 5º curso de Primaria (C.E.I.P.
“Gloria Fuertes”, de Córdoba).

-18-
PRIMER PREMIO:
Rafael Ruiz Liñán,
alumno de 6º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Castillo de Anzur”, de Puente
Genil.

LA MÁQUINA DE LOS DESCUBRIMIENTOS

¡Hola! Mi nombre es Rafa y os voy a contar el suceso más


extraordinario de toda mi vida. Jamás pensé que algo inventado por mí
diera tanto que hablar. Desde que era un renacuajo, mi gran afición era la
Arqueología, y dentro de esta especialidad mi gran debilidad es la
Egiptología. En mi cabeza nunca ha faltado la ilusión por conocer otras
culturas y poder embriagarme del exotismo de antiguas y raras
civilizaciones. Por eso, llevaba años estudiando la posibilidad de
desarrollar una máquina capaz de trasladarme al pasado. Cuando me
embarqué en esta aventura, me acompañaba un compañero de la
infancia, Iván, quien, además de amigo, es mi ayudante, y junto a él he
vivido esta fascinante e increíble aventura que me ha hecho sentir unas
sensaciones inimaginables hasta entonces.
Todo comenzó un buen día. Los pájaros cantaban alegremente y
el sol iluminaba con todo su esplendor. Yo estaba llamando a Iván con
mi teléfono móvil:
-Iván, pásate ahora por mi casa, quiero que hoy terminemos la máquina
ROSETTA. A lo que él me contestó:
-¿Hoy? Todavía nos queda bastante, seguramente no nos dará tiempo.
-Tranquilo -le dije-, yo he estado trabajando desde el amanecer, sólo
tenemos que perfeccionar unos simples detalles.
¿En serio? -se sorprendió-. Bueno, vale me pasaré dentro de una hora o
así.
-Espera, Iván.
-¿Sí?
-Los dos estamos a pocos pasos de convertir nuestros sueños en realidad.
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-Sí, es verdad -me dio la razón, pero luego cambió de tema-. Bueno,
tengo que dejarte. Voy a vestirme, todavía estoy en pijama., nos vemos
luego, adiós.
-Hasta luego -no sabía qué pensar.
Me dirigí al sótano, que es donde tenía situada la máquina
ROSETTA. Bajé las escaleras con mucho cuidado de no tropezar y ahí
estaba ella, con un brillo impoluto y una gran majestuosidad. Estaba
formada por un aro de hierro rematado con una aleación de titanio y
unos generadores encima del aro que producían una cantidad enorme de
energía. Al lado de la máquina, había colocado un ordenador con el que
elegir la época y la fecha de viaje, conectados entre sí. Cuando terminé
de revisar la máquina, no vi entrar a Iván y me llevé un susto enorme.
-¿Cómo has entrado? -le pregunté.
-Te has dejado las llaves en la puerta, tómalas.
Me las guardé en el bolsillo de mi bata blanca. Después estuvimos
trabajando un largo rato hasta que por fin estuvo lista. Era una
verdadera obra maestra. En una sola palabra, era INCREÍBLE. Antes
de hacer la primera prueba estuvimos brindando con un rico mosto, que
llevaba guardando desde hace mucho tiempo, para celebrar este gran
acontecimiento. Después de terminar de tomar ese delicioso néctar,
teníamos que decidir a qué época trasladamos.
-Escoge la época a la que quieres viajar, Iván.
-No, por favor, te concedo este gran honor -me ofreció mi amigo, con
toda amabilidad.
No quise pensar y cogí una fecha al azar. Inmediatamente
pusimos en marcha la máquina ROSETTA y nos acomodamos dentro
de ella. Comenzó a vibrar y, de repente, se abrió un vórtice que nos
absorbió con una fuerza que no sabría calcular. Fueron unos instantes
angustiosos. De pronto, se hizo la oscuridad.
Estuvimos unos minutos inconscientes. Me despertaron los
aleteos de un buitre volando en círculos. Me incorporé lo más
rápidamente que pude. Estábamos en medio de un desierto. Iván estaba
todavía tirado en el suelo, le llamé inmediatamente:
-Iván..., Iván, despierta, amigo.
Con cara soñolienta bostezó, y se levantó del suelo:
-¿Donde estamos? ¿Ha funcionado la máquina?
-No lo sé -le dije aún perplejo.

-20-
De repente, detrás de nosotros se alzó una sombra gigantesca:
era nuestra máquina. Había venido con nosotros al viaje. Iván dijo
sorprendido:
-Entonces, ha funcionado.
-Eso parece, compañero.
Camuflamos como pudimos la máquina del tiempo y
caminamos unos diez kilómetros. Estábamos muy cansados, agotados
por la caminata. Pero todavía no era de noche y había que aprovechar
la poca luz del sol que quedaba. Por eso decidimos seguir andando. Sin
embargo, empezamos a oír voces, que venían de lejos. Unas extrañas
voces. También, al mismo tiempo, comenzó a levantarse un viento que
penetraba en el cuerpo, y acababa calándote los huesos. Seguimos
caminando hasta que la noche lo oscureció todo. Pero tuvimos tiempo
de encontrar el origen de las voces. Tras una duna había un campamento.
Nos acercamos con mucho sigilo, hasta colocarnos detrás de una tienda
de campaña. Había un fuego muy acogedor, y muchas personas
sentadas alrededor de él. Parecían miembros de alguna tribu nómada.
Sacaron de la lumbre un buen pedazo de carne. Mi amigo y yo sentimos
el hambre que habíamos casi olvidado por tanta emoción. Esperamos a
que aquellas personas se durmieran para acercarnos a la hoguera.
Todavía se podían apreciar las ascuas del fuego. Pero mi atención estaba
fija en la carne restante. Con más rapidez que una liebre, me abalancé
sobre ella, y me la llevé. Aún quedaba bastante. Así que esa noche
comimos muy bien y, después de retirarnos a buena distancia de aquel
campamento, dormimos toda la noche de un tirón. Soñé, por
supuesto, que viajaba por todo el mundo con Iván en busca de
aventuras.
Al día siguiente, nos levantamos muy temprano. La noche
anterior no pudimos apreciar que al lado del campamento había unos
caballos. Con mucho cuidado, nos acercamos hasta ellos, y cogimos los
dos que parecían más fuertes. Cabalgamos y cabalgamos deprisa hasta
que, a lo lejos, divisamos una caravana y la seguimos. Íbamos aún
bastante retirados de la caravana cuando ésta se paró en seco delante lo
que después supe que era el mismísimo Valle de los Reyes.
Nunca antes había estado allí, pero había leído mucho y había
visto muchas imágenes. Había soñado con ir algún día. Era una
verdadera obra de arte. Las estatuas, aunque en parte destruidas,
estaban perfectamente cinceladas. Aquello era verdaderamente
hermoso. Había jeroglíficos tan bien labrados como las estatuas.
Me acerqué a ellos; ya estaba a punto de apreciarlos con más
-21-
detenimiento cuando se acercó hasta mí un grupo de unos veinte
hombres de los que viajaban en la caravana. Al mando del grupo estaba
una persona bastante peculiar. Tenía el cabello negro mezclado con pelo
canoso y bigote. Iba perfectamente trajeado, muy elegante. Cuando me
fijé con más detenimiento en su rostro, me recordó sin duda a alguien
que había visto cientos de veces en libros y en Internet, era... ¡el
mismísimo Howard Carter! ¡Dios mío, no me lo podía creer! Se acercó a
mí y se cruzaron nuestras miradas. Dirigiéndose a mí, su voz rompió el
silencio:
-Hello! What's your name?
-Hello, Mister Carter! -ya estaba seguro de su identidad-. My name's
Rafael. I'm from Spain.
No lo podía creer, pero se paró a mi lado y dialogamos durante
un buen rato. Hasta nos invitó a almorzar. Cuando terminamos de comer,
el señor Carter nos explicó que venía a inspeccionar por última vez el
Valle de los Reyes, por si había algún hallazgo o reliquia escondida que no
hubieran descubierto antes. Y nos invitó a acompañarle durante el
recorrido por el templo. Bajamos unas escaleras con mucho cuidado.
Todo estaba sumergido en la más absoluta oscuridad, pero Howard
encendió una lámpara de aceite, y todo fue bañado por la luz. Pudimos
ver que de allí partían tres pasillos. Iván y yo nos dirigimos al del
centro. Allí olía a moho. Nos separamos del grupo para investigar aquel
lúgubre lugar. Todo estaba oscuro, pero, de repente, se encendió una luz.
El pasillo terminaba en una puerta. Pero pasaba algo raro, las paredes se
iban estrechando y se movían rápidamente. Corrimos hasta una salida,
y, cuando faltaban unos cuarenta centímetros para que se cerrara, la
puerta se abrió y pudimos entrar justo a tiempo en otro habitáculo. Un
brillo intensísimo cegó nuestros ojos. Era una estatua de la diosa Serket,
recubierta de oro macizo.
Éramos dos simples personas admirando la grandeza y
majestuosidad de aquella obra. Pasado un rato y tras comprobar que
aquel pasillo no se iba a cerrar más, lo recorrimos y nos reencontramos
con la expedición de Howard Carter. Aquel era uno de los momentos
más maravillosos y fascinantes de la historia. Había leído tanto sobre
ello. Nos dirigimos entonces hacia la tumba del faraón Tut Ankh
Amón y estuvimos un buen rato observando. Sabía que, en el siglo
XX, fue uno de los hallazgos más importantes de la Arqueología. Por
lo que esto fue para mí una de las experiencias más emocionantes,
magníficas e inolvidables de toda mi vida.
Cuando hubieron pasado esos instantes, nos dirigimos hacia el
sarcófago. Howard Carter nos llamó para que le ayudáramos a retirar la
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tapa, que pesaba muchísimo. Con mucho esfuerzo conseguimos quitarla, y
dejó al descubierto una máscara maciza de oro, con incrustaciones de
lapislázuli y cornalina, que medía alrededor de unos cincuenta centíme-
tros. Lo estuvimos pensando durante unos instantes y no quisimos
retirar la máscara aún, así que, cogimos nuestras cosas y nos fuimos,
pero con la satisfacción de haber descubierto uno de los secretos mejor
guardados de la historia.
Esta máscara está actualmente expuesta en el museo de El Cairo.
Cuántas veces había yo querido ir y ver su majestuosidad con mis
propios ojos. Y allí estaba yo, ayudando a descubrirla. Antes de que
oscureciera nos retiramos a descansar, porque después de una larga
jornada, nos merecíamos un buen descanso. Iván, a mi lado, dormía
como un bendito. Yo, sin embargo, no pude pegar ojo, ya que tenía un
cúmulo de sentimientos que no podía ordenar, era nerviosismo, alegría,
miedo, entusiasmo...
Cuando los rayos del sol se filtraron por la tienda de campaña,
nos levantamos, nos lavamos la cara con agua de una cantimplora, y
tomamos un poco de café amargo. El resto de la expedición se levantó,
incluyendo al gran Howard Carter. Nos despedimos de ellos con tristeza,
pero a su vez con una gran alegría por haber compartido estas horas de
aventura con ellos. Así que con un apretón de manos, nos dijimos adiós.
Iván y yo nos montamos en los caballos y nos fuimos galopando hasta la
máquina Rosetta. Si hubiera sido una persona, la habría abrazado con
todas mis fuerzas, porque, gracias a ella, habíamos vivido esta trepidante
e inolvidable experiencia.
Nos sentamos en ella, la programamos para volver a casa, y, de
repente, se volvió a abrir el vórtice que nos succionó con más fuerza
que la vez anterior. En un abrir y cerrar de ojos volvimos a mi sótano.
Todo estaba en orden y en silencio. Y los dos a la vez dijimos:
-Quiero viajar otra vez en el tiempo -afirmamos a la vez, y acordamos
que al día siguiente lo hablaríamos.
Cuando Iván se fue de mi casa, planifiqué a dónde podríamos
viajar de nuevo. Así que, después de meditarlo bastante rato, decidí que
íbamos a viajar al futuro. Quería ver qué grandes avances había
experimentado la Humanidad. Así que me dije: “Al año 2060”. Esa noche
volví a emocionarme porque al día siguiente iba a ver un nuevo mundo.
De nuevo íbamos a vivir una gran aventura, pero esta vez en el
futuro. Tenía miedo, pero a la vez estaba esperanzado de ver una
generación diferente. A la mañana siguiente, estaba totalmente
descansado, y por supuesto, preparado para el acontecimiento. Recibí a
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Iván a las diez de la mañana, y, cuando los dos ya estuvimos en el
sótano, volví a programar la máquina. Al terminar, los dos nos
sentamos en ROSETTA. Nos relajamos, y de nuevo, la fuerza
descomunal nos absorbió.
Cuando despertamos, estábamos al lado de un contenedor de
basura bastante extraño, la verdad. Miré los edificios que nos rodeaban,
eran grandísimos, enormes. En medio de los edificios había unas cúpulas
que unían las dos mitades, la extraña circunferencia era de un color azul
claro, el edificio estaba plagado de ventanas. Iván y yo nos levantamos
cuidadosamente del suelo para no tropezar, fuimos andando por unas
calles muy limpias. Había personas de todas las razas y culturas posibles. Y
andando felizmente pensé para mis adentros: "Por fin se acabó la
discriminación".
Nos llamó la atención la vestimenta que utilizaban las personas
del futuro, ya que llevaban unos uniformes bastantes parecidos que
tenían una insignia de un globo terráqueo. Seguimos caminando hasta
llegar a una plaza, donde había muchísimos centros comerciales, y la
gente casi se rozaba codo con codo. Anduvimos un buen rato
contemplando los grandes cambios que había experimentado el mundo.
De pronto vimos a lo lejos un edificio en el cual se podía leer en su
fachada Biblioteca Municipal. Nos acercamos a ella y entramos. La gente
nos miraba extrañados, como si fuéramos de otro planeta, aunque no
nos dirigieron la palabra durante todo el tiempo que estuvimos allí.
Estuvimos hojeando todos los libros y documentación que allí
había. La biblioteca también poseía una sala de ordenadores de última
generación, así que nos pusimos manos a la obra y empezamos a buscar
datos del tiempo transcurrido. Buscando y buscando, encontré que
habían descubierto la vacuna contra el sida, y cuál fue mi sorpresa que el
creador de dicha vacuna era... ¡YO!
Iván y yo nos cruzamos las miradas, y nos quedamos mudos
durante unos instantes, hasta que pudimos recuperarnos de aquella
noticia. Seguimos buscando más datos sobre el acontecimiento que
acababa de conocer, y que me había dejado perplejo. Más perplejo me
quedé cuando descubrí que tres años antes había recibido el Premio
Nobel de Medicina por mi aportación al descubrimiento de aquella
vacuna. Todas las experiencias vividas durante el poco tiempo que
estuve en dicho año fueron positivas y alentadoras. La violencia de
género había desaparecido, y las personas eran todas iguales ante la ley, y
vivían en paz y armonía. Los países tercermundistas habían
experimentado un gran crecimiento.

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La contaminación había disminuido hasta tal punto que el cambio
climático ya no preocupaba a los científicos e investigadores, porque nos
habíamos concienciado de que este planeta es nuestro y a él le debemos
la vida, y por el cual tenemos que luchar. De este último viaje me quedó
un buen sabor de boca, y volví a casa entusiasmado y esperanzado sin
temer al futuro que me esperaba. Voy a luchar con toda mi energía por
lo que quiero y creo, porque creer es poder. Porque todos los seres
humanos tenemos que combatir para crear un mundo mejor.

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SEGUNDO PREMIO:
Gonzalo Zarco Jiménez,
alumno de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Salvador Vinuesa”, de Córdoba.

ALBERTO Y SU CIENCIA

El colegio de Alberto era para niños muy inteligentes, pero él era


el ídolo de los empollones. Todos decían que era un genio de las ciencias
experimentales. Cuando se ponía a pensar, tenía la costumbre de tocarse la
ceja izquierda. Alberto era bajito, delgado, moreno, de ojos marrones y de
nariz pequeña. Llevaba una camisa azul a cuadros marrones y unos
pantalones vaqueros que le llegaban hasta el esternón, con lo que se le
veían los calcetines y eso le daba un aspecto ridículo. Era muy simpático y
le gustaba hacer amigos y jugar a las apuestas con ellos. Tenía aficiones un
tanto extrañas, para un niño de su edad, como leer libros de biografías de
Einstein, Newton, Shakespeare... y, jugar al fútbol, aunque se le diera
fatal.
-¡Eh, Enrique!- dijo Alberto.
-¿Qué, Alberto?
-¿A que no puedes meter soplando esta chapa dentro de la botella,
aunque la botella esté puesta horizontalmente?
-¡No soy tan torpe!
Lo intentó varias veces, pero no lo consiguió, incluso la chapa se
salía de la boca de la botella.
-¿Cómo?
-Es porque la forma de la botella redirige el aire hacia fuera e impide que la
chapa entre, incluso hace que se salga. Es sólo un problema de diferencia
de presiones.-añadió sabiamente.
Con trucos de este tipo ganó varias apuestas. Una tarde estaba
jugando con Enrique y su hermano Nicolás, cuando llegó una extraña
furgoneta negra de la cual salió una mujer y dos tipos de aspecto
bonachón, pero todos con gafas de sol.
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-¡Buenos días, niños!- chilló la mujer.
-Buenos días... -dijeron inseguros los niños.
-Nos llamamos Marcos, el grueso, Julio, el delgado, y yo, Alicia. -Nosotros
somos Julián, Pedro y Álvaro- mintió con inteligencia Alberto. -¿Queréis
que os demos un helado?- inquirió Alicia.
-No, gracias.
-¡Oh, vamos! ¡Podéis comer uno! -insistió Julio.
-Tenemos de fresa, chocolate, nata, vainilla...
-Creo que están tramando algo- sugirió Nicolás.
-¡Bueno...! ¡Venga! Por un sólo helado... -dijo Enrique.
-¡Genial! –dijo Marcos.
Se fueron acercando y acercando...
-Metedlos en la furgoneta -dijo Alicia.
-¡No! ¡No!
¡PUMM!.. Y quedaron en completa oscuridad. Cuando abrieron la
puerta les deslumbró la luz de fuera. Los fueron empujando hasta un
calabozo.
-¡OH, no... no... no, no, NO!! -dijo Enrique.
-¡Shhhh! ¡Callad! -dijo Nicolás.
-¿Lo oyes? -dijo Alberto
-"PPSSSSH" -Sonó hasta cuatro veces.
-¡Mirad! ¡Qué tontos! -se habían dejado la puerta abierta. -¡Salgamos! -
aventuró Alberto.
Cuando salieron vieron la furgoneta y pudieron darse cuenta
de lo que había sido aquel sonido... ¡Habían desinflado los cuatro
neumáticos!
-¡Ostras! ¡Han desinflado las ruedas!
Alberto empezó a tocarse la ceja izquierda... "La expansión,
gases, laca, fuego" ¡Sí! ¡Ayudadme, busquemos por la casa algunas
cosas!. Los secuestradores se habían marchado en otro vehículo y los
habían dejado solos. Pusieron laca en spray dentro del neumático y lo
encendieron con un mechero... ¡Se infló el neumático de inmediato! y
así los restantes.
-El calor expande los gases, y como la laca es un líquido inflamable...-
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empezó a explicar Alberto.
-¡Sí, sí! ¡Vamos tío, sácanos de aquí!
Alberto apenas sabía conducir, sólo lo que su padre le pudo
enseñar en un lugar apartado, pero fue suficiente para llegar al pueblo
más próximo. Allí acudieron rápidamente a la comisaría más cercana y
pudieron explicar su rocambolesca aventura. Pudieron dar la descripción
de los tres secuestradores. El comisario avisó de inmediato a los agentes
de carretera que pudieron detenerlos a unos cincuenta kilómetros de allí.
-¡Enhorabuena, niños! Gracias a vosotros hemos podido detener a la banda
de Alicia, se dedicaban a secuestrar niños y a mandarlos a trabajar a
fabricas ilegales del extranjero -felicitó el comisario.
Todos los niños del colegio se enteraron de la aventura de Alberto y
sus amigos y de cómo las ciencias experimentales les habían salvado de un
trágico final en algún país lejano, a partir de entonces todos los niños del
colegio se aplicaron más en sus estudios.

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TERCER PREMIO:
Pablo Bonilla Fernández,
alumno de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Salvador Vinuesa”, de Córdoba.

LOS ÚLTIMOS SOÑADORES

Pablo y Enrique eran dos hermanos que desde pequeños soñaban


con ser uno de los mejores científicos del mundo entero. Para ello,
siempre habían estado estudiando mucho para que cuando les llegara su
oportunidad no la desperdiciaran. Pablo era un brillante estudiante de
medicina. Su especialidad era la alergología, porque quería ayudar a
aquellos niños que, como él , siempre se tienen que estar medicando para
poder llevar una vida normal.
Enrique era un prometedor estudiante de química. Su ilusión
mayor era conseguir inventar algo que no provocará alergias de ningún
tipo, ya que él mismo, sufría desde su más tierna infancia un problema en
la piel que le provocaba crisis de dermatitis. Al llegar a casa por las noches,
Pablo y Enrique compartían sus ilusiones y proyectos.
Con el paso de los años, la vida de los dos hermanos tomó
caminos muy distintos. Pablo trabajaba en un laboratorio médico
intentando mejorar medicamentos contra diferentes tipos de alergia.
Enrique, de espíritu más aventurero, se encontraba en el Amazonas
estudiando diferentes tipos de plantas tropicales.
Un día, hablando por teléfono, Pablo le comentó a Enrique lo
desanimado que estaba porque no lograba reducir la cantidad de
medicamentos de las personas alérgicas. Éste le respondió que estaba
conviviendo con una tribu indígena que no mostraba ningún síntoma de
alergia de ninguna clase. Al escuchar a su hermano, Pablo se dio cuenta
que no era en el laboratorio donde debía de investigar, sino en la
naturaleza y al lado de Enrique.
Tras el tiempo necesario para dejar sus trabajos de laboratorio en
buenas manos, Pablo se reunió con Enrique en su campamento en el
Amazonas. Juntos recogieron, clasificaron y estudiaron todo lo referente a
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la vida de aquel pueblo indígena: su forma de vida, su rutinas diarias, sus
trabajos, su comida, etc. Juntos descubrieron que aquel pueblo tomaba
todas las mañanas una infusión de una planta muy pequeña y peculiar
desconocida para ellos. Recolectaron varias muestras y de otras plantas de
la misma familia. Al estudiarla, comprobaron, desilusionados, que
solamente crecía en aquel apartado lugar del Amazonas y que se
encontraba en peligro de extinción.
Los dos hermanos regresaron a Córdoba y realizaron un
proyecto para que aquel lugar no desapareciera. Al mismo tiempo
buscaron en sus laboratorios, en Internet, en sus libros y enciclopedias,
otras plantas que tuvieran similares características a la descubierta en
el Amazonas. Tras muchos años de duro trabajo de investigación, de
hacer múltiples ensayos fallidos, lograron extraer un suero con
propiedades casi milagrosas, que no sólo servía para los problemas de
alergia, sino que tenía multitud de ventajas para otro tipo de
enfermedades, puesto que no tenía apenas efectos perjudiciales para
el cuerpo humano.
Tras una vida dedicada a la investigación, Pablo y Enrique
vieron recompensados todos sus esfuerzos al recibir multitud de
premios y distinciones. Pero lo que de verdad los llenaba de felicidad
era saber que, gracias a su descubrimiento, muchísimas personas
podrían vivir sanas y felices. También les llenaba de satisfacción que
lo habían conseguido juntos, como tantas noches, siendo niños y
adolescentes, lo habían hablado y soñado.

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ACCÉSIT:
Rafael Antúnez Valenzuela,
alumno de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Salvador Vinuesa”, de Córdoba.

UNA AVENTURA GEOLÓGICA

Había una vez, en Sevilla, una clase de 5° de Primaria que


iba a hacer una excursión por el campo. Marta, la señorita, señala a Pepe y
Marcos diciendo:
- Vosotros que sois los más gamberrillos, ni se os ocurra hacer una de
vuestras travesuras.
El día de la excursión todos iban muy preparados con sus
bocadillos y sus mochilas. Mientras caminaban, la señorita les
explicaba parte de las cosas que veían. En una de las paradas, que la
señorita hizo para explicar la clase de árbol que tenían delante, fue
una oportunidad para que Marcos y Pepe hicieran de las suyas. Los
dos chicos no se escaparon para hacer una gracia, sino porque
oyeron un ruido que les intrigó. Marcos se escondió en un árbol y
después se metió en una especie de cueva que había en la pared, Pepe
hizo lo mismo seguidamente. Cuando entraron, vieron a un grupo
de hombres, trabajando en distintas actividades cada uno.
-¿Qué hacéis? - preguntó Marcos.
-Somos geólogos - respondió un hombre que parecía ser muy inteligente.
-¿Y qué es la geología? -volvió a preguntar Marcos.
-Es el estudio de los materiales que forman el globo terrestre y las
transformaciones que la Tierra ha sufrido a lo largo del tiempo, y el
estudio de los fósiles -respondió un muchacho de no mucha edad, que
miraba con atención las piedras de la pared de la cueva.
-¿Y qué son los fósiles? -preguntó Pepe adelantándose esta vez a Marcos.

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-Son restos orgánicos que se han conservado enterrados en los
estratos terrestres anteriores al período geológico actual, contestó una voz al
fondo de la cueva.
A Pepe, que había estado callado, parecía interesarle la geología,
porque miraba con atención lo que hacían los trabajadores. Marcos se
dirigió con pasos lentos al que podía ser el jefe y le preguntó:
- ¿Podríamos quedarnos a veros sin molestar?
Pepe se quedó extrañado pero a la misma vez se le iluminó la
cara porque ¡le interesaba la geología! Y eso de observar a los
trabajadores no le sería tarea difícil. Al cabo de un rato, el jefe les
propuso a los dos chicos colaborar con ellos en tareas fáciles, por
ejemplo: mirar a través de un microscopio las piedras más raras e
interesantes. Más tarde, a la media hora aproximadamente, a los chicos
les sonaban las tripas y decidieron buscar a los compañeros de su clase
para comer, pero... ¡ya no estaban, ni se les veía a lo lejos! Los
geólogos los ayudaron a encontrar a sus compañeros y,
disimuladamente, se unieron al grupo, que no se había percatado de su
escapada, dándoles las gracias por su ayuda a sus amigos los geólogos.
Cuando regresaron de la excursión, la señorita les propuso hablar
cinco minutos sobre un tema. Marcos y Pepe se prepararon los dos juntos
el tema de la geología y lo expusieron a la clase. La señorita los felicitó, no
sólo por el sobresaliente que habían sacado, sino también por lo bien
que habían trabajado, ya que era raro que Marcos y Pepe, dos niños
poco estudiosos a los que lo único que les interesaba eran la Play y el
fútbol, lo hicieran tan bien. Y así, cuando se hicieron mayores, se
interesaron por el estudio de los fósiles, y ahora son famosos geólogos.
Con esta historia os habréis dado cuenta de que un tema que os puede
parecer aburrido, al conocerlo de verdad, puede ser apasionante y
dedicarte a su estudio cuando seas mayor; eso es lo que les pasó a
Marcos y Pepe en su "aventura geológica".

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ACCÉSIT:
Álvaro Rojano Gálvez,
alumno de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Salvador Vinuesa”, de Córdoba.

DARÍO Y EL METEORITO

Hola. Soy un niño de 5° de primaria y estoy totalmente loco por


la astronomía. Os voy a contar una historia sobre ella. Era una noche de
verano, el viento soplaba suavemente. Darío, un aficionado a la
astronomía, estaba sentado en su butaca preferida observando los
planetas, las estrellas, la luna, etc. con el microscopio que le habían
regalado por su cumpleaños, era de los más buenos que el había tenido
nunca. Estaba observando Júpiter y de repente...
BOOOOOM, el estruendo más ruidoso que nunca había oído.
Fue corriendo a ver qué había pasado y, cuando llegó, se encontró un gran
meteorito. Darío exclamó ¡Madre mía!, al ver una enorme roca de aspecto
volcánico con muchos agujeros que estaba casi enterrada en el suelo por el
impacto.
Aquella noche fue la mejor de toda su vida, nervioso corrió para
contarle a todos sus amigos lo que le había pasado y llevarlos hasta el
lugar donde había caído el meteorito. Cuando volvió con todos sus
amigos se encontraron el agujero nada más, rodeado con una gran cinta
de color amarillo de la Policía. La decepción de Darío y sus amigos fue
enorme, hasta que un amigo dijo que fueran todos a preguntar a la
Policía qué había hecho con el meteorito.
A la mañana siguiente, todos llegaron a la comisaría para saber qué
había ocurrido la noche anterior. Un policía le explicó que tuvieron que
llevárselo en un camión especial, porque no sabían si podía ser peligroso
para los habitantes de la ciudad y que, una vez analizado en el Centro
Nacional de Meteoritos, lo enviarían al Museo Astrológico de la capital
del país, ya que había sido uno de los descubrimientos más importantes
de la historia de la ciencia.
Darío se pasaba los recreos contando a sus compañeros lo
ocurrido, ellos se quedaban asombrados cada vez que lo oían y se
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formaban corros para escucharlo. Un día, el profesor de Conocimiento
del Medio llegó a la clase diciendo que había visto en la tele el traslado del
meteorito al Museo y planteó la posibilidad de hacer una excursión para
visitarlo, los gritos de alegría de la clase se oían por todo el colegio. Por fin
llegó el gran día, el de la excursión, el viaje era muy largo, pero todos los
niños estaban entusiasmados y con mucha ilusión de llegar al museo.
Cuando llegaron quedaba otra gran sorpresa, debajo del gran meteorito
había una placa que decía que el nombre del descubridor era un niño
llamado DARÍO. Para él, esto fue una gran sorpresa que le hizo llorar de
emoción y se convirtió en el mejor día de su vida.

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ACCÉSIT:
Carmen Bellido Bellido y
José Antonio Butelo
Relaño,
alumnos de 5º curso de
Primaria del C.E.I.P. “Gloria
Fuertes”, de Córdoba.

MENTES INQUIETAS, RESPUESTAS CIENTÍFICAS

HIPÓTESIS: El agua experimenta cambios de estado según la temperatura a que se


encuentre. Estos cambios son: de líquido a gas evaporación; de gas a líquido,
condensación; de líquido a sólido, solidificación y de sólido a líquido, fusión.
¡Hola soy José Antonio! José para mis amigos y amigas.
Este año nos alegramos mucho de que haya llovido, pero la lluvia nos
ha fastidiado muchas excursiones, como ésta que os voy a contar.
Nos fuimos toda la clase con mi maestra de excursión al
campo, queríamos conocer la Meseta Blanca, y de paso ver los
accidentes geográficos, como queda tan cerca... Pero cuando nos dejó
el autobús, apenas anduvimos diez minutos empezó a llover como sólo
lo hace cuando decidimos hacer alguna excursión. Así que empezamos a
correr rápidamente para el autobús, pero estábamos como una sopa.
Al llegar al colegio, pusimos todos los calefactores para secamos.
El agua se evaporó. Como fuera hacía mucho frío y dentro mucho
calor, los cristales quedaron empapados del vapor de agua
desprendido. Comenzamos a hacerle preguntas a nuestra maestra. Me
gusta esta maestra porque ella no se enfada cuando le preguntamos cosas,
ella solo quiere que aprendamos. Ella también dice que las peleas (eso sí
que la enfada), no sirven de nada, sólo para salir calentitos y con un
enemigo más.
-Maestra, ¿por qué se empañan los cristales? -preguntó Carmen.
-Por el vapor de agua, os estáis secando con el calorcito; el agua pasa a
todos los lugares de la habitación. En los cristales es donde más se nota.
Al contacto con los cristales fríos de las ventanas, las gotitas de vapor se
condensaron y se deslizaron por ellos como si fueran pequeños ríos de

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gotitas de agua.
-¡Maestra, maestra! En los cristales de las ventanas se están formando
como ríos pequeñitos de gotitas de agua, comenté.
-Eso son las gotitas de vapor, que, al enfriarse con el cristal, se condensan
y se forma nuevamente agua.
El patio del colegio estaba empapado, lleno de agua y charcos.
Terminó la jornada y regresamos a casa. Esa noche hizo mucho frío y a la
mañana siguiente amaneció con los charcos helados.
-¡Mira, José! Donde ayer había charcos, hoy tenemos hielo. Vamos a
decírselo a los demás -dijo Carmen.
A la hora del recreo salió el sol y fundió el hielo.
-Como veo, el agua al final vuelve a ser agua. Esto es el "Ciclo del
agua" .
-Sí, como tú Carmen, al final siempre eres Carmen ...ja, ja, ja... - ¡No te
burles de mí!
-Si lo digo en serio, siempre somos nosotros mismos...
HIPÓTESIS: algunos cuerpos se ven aumentados de tamaño por un juego de lentes.
Aquella excursión quedó anulada y como salió el sol varios días
seguidos decidimos ir a la campiña, muy cerca del cole, para coger
muestras de insectos. Así los observaríamos al microscopio. En la
campiña Antonio cogió una mosca y se la dio a la maestra, pero viva. Le
dijo:
-No la mates.
-No tengo ni la más mínima intención de hacerlo, pero necesitamos
objetos inertes para poder colocarlos en el porta -contestó la maestra.
-Yo sé dónde hay muchos insectos muertos cerca de aquí. Así
sólo los reciclaremos para aprender, sin necesidad de matar nada.
Además, podemos ver algas cogiendo agua de un charco estancado, dijo
Javier.
-Ahí mismo hay una charca para poder cazar animalitos pequeños, y
los veremos moverse a través del microscopio, son tan pequeñitos... -dijo
Rocío.
-Sí , pero cuando los veamos los devolvemos al campo -comento
Antonio convencido.
Javier comenzó a pensar y al cabo de un rato dijo:

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-Haremos un cilindro abierto con un envase de dos litros, al que
pegaremos un embudo. Lo colocaremos en el fondo del charco, le
ponemos un linterna acuática y los animalitos irán para la luz. Los
tomaremos prestados mañana.
-Listo, ¿Quién trae una linterna acuática, un embudo, el cilindro...? -
preguntó Rocío.
-Pues yo mismo -respondió Javier.
Y se pusieron manos a la obra...
HIPÓTESIS. Según la densidad de un cuerpo, el cuerpo flotará, se hundirá o
permanecerá en suspensión.
Llegó el calor y mi amiga Carmen me contó lo que le sucedió en
la playa un fin de semana. Mira José, cuando llegué a la playa con mis
juguetes favoritos, me sentía la niña más feliz del mundo. Sólo a ti soy
capaz de contarte cuáles son: una chapita de hierro que se resbala muy
bien sobre cualquier superficie; un osito de esponja, que uso para
ducharme después y un patito de goma. Yo creo que estos tres juguetes
son también muy amigos entre sí. Estando en la playa, subió la marea y
se los llevó mar adentro. La chapita se quedó abajo, la esponja se quedó
en suspensión y el patito por encima de la superficie. Estaba muy triste,
porque yo sabía que ellos también lo estarían. Eran mis juguetes
favoritos y siempre estaban juntos. No esperaba que al día siguiente
ocurriera lo que te voy a contar. Un golpe de mar devolvió a la playa los
juguetes. Me di cuenta al ver al patito de goma a lo lejos. El patito,
evidentemente, estaba flotando, la esponja estaba subiendo y bajando y
la chapa en el fondo, entre la arena. ¡Fue mi mejor día de playa! Recuperé
mis juguetes preferidos... Muchas veces los niños y niñas somos felices
con cosas que los adultos ni os imagináis...
HIPÓTESIS. Los sólidos tienen características identificables. Se pueden utilizar
nuestros sentidos para identificar sólidos.
Casi al final de curso, nuestra amiga Rocío cumplió los once años.
Nos invitó a todos los niños y niñas de la clase a una fiesta que
celebramos en los patios de su comunidad. El padre hizo pastelitos y
bizcochos de todas clases. Su hermanita Sara estaba muy nerviosa, así que
su padre le dijo:
-Anda, Sarita, échale azúcar glasé por encima a estos
bizcochitos.
-Sí, papi.

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Pero Sarita pensó: ¿Y si pruebo a echarle harina, sal fina,
bicarbonato...? Será todo tan divertido. Tal y como lo pensó lo hizo.
Todos jugaron mucho hasta que llegó el momento de soplar las
velas y tomar los pastelitos caseros del papá de Rocío. Al probarlos,
niños y niñas enmudecieron por prudencia. Algunos no estaban malos
del todo, pero otros... estaban vomitivos. El padre se percató de
inmediato y cayó en la cuenta de la personita que había elegido para
adornar sus pastelitos, que estaba muy risueña. La llamó aparte y ésta
le confirmó como había sustituido el azúcar por otros elementos.
Menos mal que el papá de Rocío es un hombre ocurrente. Escondió
una bolitas de colores por los árboles del patio y dijo:
-Vamos a hacer cuatro equipos para jugar a la búsqueda del tesoro:
poneos aquí los tengáis un pastelito un poco insípido y lo de arriba sea
harina; aquí los que su pastelito esté salado; aquí los lo tengan con sabor a
medicina, amargo, y aquí los que tengan uno con un agradable sabor
dulce.
Todos se colocaron y pasaron el resto de la tarde buscando las
bolitas de colores... Al final fue tan divertido, tan divertido, como
aprender de todo lo que nos rodea.

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A. RELATOS CIENTÍFICOS
Categoría 2ª

 Primer premio: Una visión apocalíptica, Celia


Lozano Granados, 2º curso de ESO (IES
“Marqués de Comares”, de Lucena).
 Segundo premio: Espejo reflejado, Lorena
Corral Ortega, 2º curso de ESO (IES “Marqués de
Comares”, de Lucena).
 Tercer premio: La mejor lección de mi vida,
José M. Garrido Hernández, 2º curso de ESO
(IES “Álvarez Cubero”, de Priego de Córdoba).

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PRIMER PREMIO:
Celia Lozano Granados,
alumna de 2º curso de ESO del IES
“Marqués de Comares”, de Lucena.

UNA VISIÓN APOCALÍPTICA


De repente escuché un gran estruendo que procedía de la puerta,
como si algo se resquebrajase. Me levanté asustada, por lo que podía estar
pasando y me dirigí hacia la puerta de entrada. Una vez me asomé a la
puerta, estuve a punto de caer al vacío, tan sólo me salvó la rápida
intervención de mi madre ,que me agarró con fuerza del brazo, a lo que yo
respondí con un grito.
- ¡Estas loca! -me dijo muy alterada- ¡Casi te matas!
- Euh... -respondí algo aturdida.
Aún no acababa de asimilarlo, ¿cómo era posible que delante
de mi casa donde antes no había nada hubiese aparecido de golpe y
porrazo un precipicio de tales dimensiones? No podía ser posible,
¿estaría soñando todavía? Entonces me acordé de mi madre.
- Mamá, ¿qué ha pasado aquí?
- ¿Cómo dices? -me preguntó mi madre extrañada.
-¿Pues que cuándo ha aparecido esta “grieta”?
-Esa grieta lleva desde que recuerdo y la has estado viendo todos los
días, así que déjate de tonterías y desayuna, que tienes que ir a la compra.
Estaba aun mas aturdida, si antes no entendía nada, ahora
menos. Desayuné como me dijo mi madre y, cuando me dio la lista de
la compra, me dispuse a salir. Una vez quise salir de mi casa, descubrí
que no sabía cómo, así que me puse a averiguarlo. Me dirigí hacia la puerta de
salida, pero por allí no se podía salir. Cuando se abría la puerta no había
nada, sólo vacío. Fue entonces cuando me acordé de la salida de la
cocina, aunque no estaba tal y como yo la recordaba. Ahora no se podía
salir por la puerta y tocar el suelo, había que pasar por un puente levadizo
un tanto peligroso. Era uno de esos puentes de madera que se
balanceaba con el solo rumor del viento; así que decidí buscar otra
salida, pero después de recorrer toda la casa no encontré ninguna. La
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única solución que me quedaba era pasar por aquel siniestro puente. Me
armé de valor y me dispuse a salir, pero cuando llegaba a la mitad del
puente, éste empezó a temblar demasiado. Corrí y corrí con todas mis
fuerzas hasta que llegué a tierra firme. Aquel temblor resultó ser un
movimiento de placas, un movimiento divergente para ser exactos,
que separó la casa del resto del barrio un poco más. Eso era lo que
pasaba, la casa se iba separando del barrio poco a poco, y su
consecuencia sería sin duda que mi casa se perdería en la nada de aquí a
muy poco tiempo.
Aún extrañada por todo lo que estaba pasando, decidí
dirigirme a hacer la compra, pero ni siquiera me dio tiempo a doblar
la esquina de mi calle cuando ya volvía a pasar algo extraño. Mi
vecino el señor Hantbert, un coronel ya retirado, de unos sesenta y pocos
años -yo diría-, estaba gritando como un loco. Me acerqué hasta
donde se supone que debía de estar su casa, la cual, como ya me
suponía, no estaba. Estuve buscándolo largo rato por las casas
colindantes, sin ningún resultado. Cuando ya estaba a punto de irme,
volví a oírlo. Pero esta vez su voz no procedía de ninguna de las
casas, más bien del cielo. Miré entonces hacia arriba y descubrí
asombrada que mi vecino, su casa y todo su recinto volaban libremente
por debajo de las nubes. Pero no gritaba por estar suspendido en el
aire, es más, eso no parecía extrañarle. Le gritaba a algo del suelo.
Cuando se percató de mi presencia, comenzó a gritar mi nombre como
un loco y a pedirme ayuda.
-Terry, ayúdame, he perdido a Valento.
-No se preocupe, señor Hantbert, yo encontraré a su gato.
A todo esto, Valento era un gato callejero de color canela, al
cual el señor Hantbert tenía mucho aprecio. Lo había acogido cuando
estaba enfermo sólo para curarlo, pero una vez este se recuperó le cogió
tanto cariño que decidió quedárselo. Así que decidí buscarlo. Resultó
que tras una hora de búsqueda apareció medio dormido en el salón de
la casa, maullando. Cuando lo oí miré hacia arriba y recordé que el
señor Hantbert vivía en una casa flotante, pero ya me iba extrañando
menos, aún así era muy inusual. Parecía como si la astenosfera hubiese
ascendido y la casa del vecino flotase sobre ella. Esto era muy raro.
Primero mi "casa-iceberg" y luego esto. Seguía sin entender nada. Me
fui a hacer las compras como si nada y cuando volví a casa, ya no había
puente por el que pasar.
-¿Qué hago ahora? -me dije a mi misma- ¿Cómo pasó?

-41-
De pronto tuve una idea. Cogí aire, me llevé los dedos a los labios y
silbé. Pero no ocurrió nada.
-Ja ja ja -reí a carcajadas- ¡Qué tonta he sido! ¿Cómo iba a...?
No me dio tiempo a terminar la frase cuando una especie de
ascensor de piedra se plantó delante de mí. Resultó que no era tan
tonta como yo pensaba. Sucedió lo mimo que había pensado que
sucedería. ¿Por qué no iba a aparecer un ascensor de un silbido si mi
casa se alejaba cada vez más del barrio y la de mi vecino flotaba? Me
había dado cuenta de que todo podía pasar. Entré en el ascensor, el cual
subió demasiado deprisa para mi gusto. Una vez se paró bajé y entré en
el salón. Fui a la cocina para buscar a mi madre, cuando de repente
toda la casa se movió y sin poder controlar mi equilibrio caí al suelo.
-¡Más cosas raras no, Dios mío!- supliqué- ya he tenido bastante.
Pero nada más incorporarme el suelo volvió a temblar, aunque
con más suerte por mi parte que pude agarrarme a la mesa. Ya ni
siquiera me asombraba de cada una de las nuevas calamidades que
sufría.
-¿Será el Apocalipsis? -me pregunté con cierta ironía.
De repente, esta vez con mucha más fuerza, un nuevo sismo
sacudió mi casa, quedando esta vez la mayoría de los muebles en el
suelo. Una vez todo pasó, fui a buscar a mi madre que se encontraba en
la cocina, debajo de un mueble.
-¡MAMÁ! -grité.
Pero ella no respondía.
-¡Mamá! -intenté de nuevo sin resultado alguno.
Mis ojos se llenaron de lágrimas, que se deslizaban incesantes
sobre mis mejillas. -Mamá-dije entre llanos y sollozos. Mientras en el
salón se estaba abriendo un gran agujero por el que no cesaba de salir
humo; el calor aumentaba y el volcán que se encontraba de bajo de mi
casa estaba preparado para entrar en erupción. Yo lo sabía, pero no
me quise separar del cuerpo de mi madre y quise esperar con ella a
que mi fin llegase. Al cabo de segundos se oyó una gran explosión.
-BUUUM.
En ese momento me desperté; sentí un gran estruendo que
provenía de la puerta de entrada pero lo deje pasar, fui a buscar a mi
madre y la abracé con todas mis fuerzas.

-42-
SEGUNDO PREMIO:
Lorena Corral Ortega,
alumna de 2º curso de ESO del IES
“Marqués de Comares”, de Lucena.

ESPEJO REFLEJADO

Me desperté. Aquel día lucía un sol deslumbrante, caso extraño en


mi pueblo que desde hacía semanas las corrientes de aire no movían
las nubes para damos un rato de luz. Los agricultores estaban ya
preocupados, al no darles la luz a sus cultivos no había forma de que
estos crecieran, dato lógico si tenemos en cuenta que para el
crecimiento de las plantas es totalmente necesario tener una humedad y
una temperatura adecuadas, junto con la luz solar, ya que sin ella no
sería posible la fotosíntesis.

Seguramente a los agricultores les habrá alegrado este magnífico


día. Me pasé un buen rato contemplando por mi ventana la montañosa
cordillera originada por la convergencia entre dos placas continentales.
Ese maravilloso río hoy corría con sus limpias aguas cristalinas sin
arrastrar material erosionado a su paso, su largo cauce, desde el pico más
alto de la montaña hasta desaparecer por la umbría más recóndita del
amplio valle verde que hoy también parecía distinto. Después de esta
pausa me puse mis vaqueros y la camiseta negra que tuve puesta el día
anterior. Hubiese preferido que fuese de otro color, el negro no era
muy apropiado para aquel día, ya me habían explicado en el colegio
que los colores oscuros daban más calor que los claros, esto ocurría
porque mientras que el negro absorbe todos los rayos de luz, los claros
los reflejaban, repelando al mismo tiempo la temperatura.

Cogí mis gafas de lentes divergentes, mi problema de ser miope y


no pode ver con claridad los objetos lejanos me condicionaba mucho
mis actos, pero por suerte tenía desde hace ya unos días mis nuevas gafas.
Me fascinaba la estructura de aquellos cristalitos, más anchos por los
bordes que por el centro para que de esta forma al pasar los rayos de luz
por los cristales se dispersen, con lo cual conseguimos que la imagen se
forme justo en la retina, y no por delante de esta, que es lo que ocurre si
-43-
no las tengo puestas.
Bajé las escaleras y fui a la cocina para hacerme el desayuno. Cogí
un brick de leche del frigorífico y eché en un cazo la cantidad aproximada
de un vaso. Mientras dejaba que se calentara fui un momento a ver la
tele. Tras intentar varias veces encenderla sin éxito recordé que desde el
día pasado no teníamos energía eléctrica en todo el pueblo. La causa era
que el carbón que hasta entonces utilizábamos para obtener energía se
había acabado. El proceso de obtención era el siguiente: el carbón
calentaba agua en una caldera para transformarla en vapor a alta
presión. Este vapor era conducido hasta una turbina que se movía
cuando le llegaba el vapor. La turbina transmitía este movimiento a un
generador. Este generador es capaz de producir energía eléctrica a partir
del movimiento que le transmite la turbina. Ya nos venían advirtiendo
desde hace semanas que intentásemos ahorrar energía porque no había
suficientes recursos para comprar el carbón necesario. Todo esto había
ocurrido porque se había formado una cadena de males: mi pueblo vive
principalmente de la agricultura y claro, no nos iba demasiado bien en
este sector por las abundantes lluvias y el escaso sol. Pero creo que este
problema pronto se solucionará, el alcalde lleva tiempo haciendo trámites
para procurar nuestras necesidades. Cuando me quise dar cuenta la leche
estaba a punto de rebosar el borde del cazo. La retiré rápidamente de las
llamas.

Señores y señoras, acabamos de presenciar una vaporización,


paso de líquido a gas, concretamente una ebullición, o sea, una
vaporización forzada, todo un espectáculo -dije haciéndome el gracioso,
aunque esto también me sirvió de repaso para el examen del próximo
lunes-. Me bebí la leche rápidamente, demasiado deprisa, muy rápido, tan
rápido que se me formó una bola ardiente que me bajaba con lentitud por
el esófago. Respiré aliviado al dejar de notar el sofoco. Cogí unas galletas
y salí al garaje y, como no, allí estaba papá lleno de tiznones por todas
partes con uno de sus raros inventos:

-¿Qué es esta vez? ¿Una sandwichera que vuela a control remoto? ¿O tal
vez unas zapatillas ultrarápidas? ¡Ah sí! ¡Ya sé! ¡Estás terminando de
perfeccionar aquella botella que automáticamente llenaba un vaso de agua
cuando detectaba la sed! Pero, papá, el resultado no fue bastante bueno,
la verdad, puso todos los sillones del salón empapados. Aún recuerdo
la regañina que te echó mamá cuando vio aquel desastre...

-Si hijo, yo también me acuerdo, pero no me lo menciones más que


menuda vergüenza sigo pasando cuando recuerdo que por obra de tu
madre se enteraron todos los vecinos. Por cierto, hablando de mamá, ha
-44-
ido a visitar a su prima a la ciudad y volverá al anochecer, así que hoy
hago yo la comida, no vuelvas muy tarde.

-Sí sí papá, tranquilo ¿pero que estás fabricando esta vez?

-Verás hijo, este problema de la falta de energía eléctrica para el pueblo


tiene que acabar, así que me he planteado crear una fuente de energía
renovable. Estoy trabajando en un aparato que transforma la energía
cinética de los saltos de agua en energía eléctrica cuando la fuerza del
agua mueve un generador. Para poder utilizarlo tendríamos que
colocarlo en el salto de agua que hay en el río de la montaña, así no
tendremos que comprar tanto carbón. Esta alternativa es muy limpia,
todo el mundo debería llevarla a cabo si no queremos destruir nuestro
ecosistema. Muchos combustibles contaminan el medio ambiente con
residuos muy contaminantes para la fauna y la vegetación, pero las
energías renovables son una buena solución para acabar con este
problema.

-¡Qué buena idea papá! ¡Verás qué éxito va a tener! Bueno, me voy que he
quedado con Dani en diez minutos en su casa.

-Vale, pásalo bien y ten cuidado. ¡Ah! Y no te vayas por el sol que estamos
a 95° F o 308° K, como prefieras llamarlo.

-¿Qué? ¿Qué es eso de grados Fahrenheit y grados Kelvin? ¿Qué son esos
nombres que suenan a chino? -dije extrañadísimo-.

-¿Aún no te han enseñado eso en la escuela? Mira Pablo, Fahrenheit y


Kelvin son el nombre de unas escalas termométricas, utilizadas en los
Estados Unidos y en el sistema internacional como medida de
temperatura, respectivamente. Con unas simples fórmulas puedes pasar
de grados Centígrados a cualquiera de estos dos. O sea, que decir que
estamos a 95º F o 308° K es lo mismo que si decimos 35° C, que es la
temperatura que tenemos. ¿Lo entiendes hijo?

-Más o menos. Ya sabes que las ciencias no son mi fuerte. Bueno papá,
no me retrases más que tengo prisa, ya me lo explicarás mejor otro día
-dije mientras corría veloz hasta la puerta-. Como quieras, ¡pero no
corras que te puedes caer por el camino!

Salí por la puerta y un calor sofocante me recorrió de arriba a


abajo. Había estado interesante eso de las escalas termométricas que me
contó papá, lo poco que había entendido me gustó. El camino a la
-45-
casa de Dani se me hizo interminable, y eso que solo vivimos a dos
calles de distancia, pero esta temperatura era infernal. Por fin llegué.
Llamé a la puerta, pero salió su madre.

-¡Hola Pablo! ¿Cómo estás? Seguro que agonizando con esta ola
de calor que nos ha venido.

-¿Quieres pasar? - dijo casi sin respirar.

-No gracias, sólo venía buscando a Dani, habíamos quedado. ¿Dónde


está?

-Mi hijo se acaba de ir a la cabaña que tenéis entre las ramas del gran
árbol, dice que allí se estará más fresquito, aquí en casa, sin poder
utilizar el aire acondicionado, no se está a gusto. Y a saber el tiempo que
nos queda sin tener corriente eléctrica...

-No mucho, vecina, no puedo adelantarle nada más, pero ya verá cómo
esto se soluciona, y de una forma muy limpia -le consolé mientras me
deba la vuelta para ir corriendo a la cabaña.

Cuando llegué a nuestro refugio y subí las escaleras, me encontré


a Dani tirado en el suelo, durmiendo como un bebé. No quise despertarlo,
así que también me puse yo a dormir un ratito. De pronto, sin saber
cómo, estaba en medio del valle que hay frente a mi ventana. Unos
metros más adelante había una fractura en el suelo, una diaclasa.
Mientras observaba aquella grieta escuché a alguien que me llamaba por
detrás, era Dani.

Cuando me alcanzó, se quedó sorprendido, al igual que yo.


Habíamos jugado miles de veces en aquel valle, pero nunca habíamos
visto aquella rotura del terreno. Sin esperarlo, salió de ella una pequeña
nave espacial, nos quedamos totalmente atónitos cuando se posó con
suavidad en el suelo y un ser un tanto extraño salió por una puerta. No
era precisamente la imagen que yo tenía de un extraterrestre. Era un ser
bajito, de un metro y medio aproximadamente, y bastante rechonchito la
verdad. Llevaba un traje blanco ceñido, que acababa en forma de zapatos,
y sobre la cabeza un casco transparente. Parecía más un astronauta que
un ser del interior de la Tierra.

Se plantó frente a nosotros y extendió las manos a modo de


saludo. Seguidamente se quitó el casco de la cabeza y el sonido que
escuchamos a continuación fue muy desagradable. El sonido tenía
-46-
intensidad alta y un tono tan agudo que sentías como te chirriaban los
tímpanos y la cadena de huesecillos. Al ver nuestras caras de dolor, sacó
de un maletín un aparatito. Giró una manivela y sentimos cómo el
sonido disminuía. Poco a poco fuimos notando que ese sonido no era
ruido, sino una voz.

-¿Os ha hecho mucho daño mi voz? ¿Estáis bien ya? Asentimos con la
cabeza. Siguió hablando.

-Me alegro. Siento mucho mi estupidez. Nunca me acuerdo de cambiar


el tono y la intensidad de mi voz cuando subo a la superficie terrestre.
En el interior de la Tierra el sonido viaja a otra velocidad y no es
molesto.

-¿En el interior de la Tierra?

-Sí, yo vengo de allí. Pero eso no es posible. El tema pasado trataba de la


geodinámica interna de la Tierra y cuando estudiamos la estructura
interna del globo terráqueo nos explicaron que en el interior de la
Tierra se pueden llegar a alcanzar temperaturas próximas a los 6600°
C. Te desintegrarías si vivieras allí.

-Por eso hemos inventado unos trajes con unas telas que soportan
muy bien las altas temperaturas y presiones, y estos cascos que nos
permiten respirar con normalidad.

Nos quedamos boquiabiertos. No nos podíamos creer que


aquello fuese verdad. Cómo iba a ser posible que bajo nuestros pies
existiera una civilización y a pesar de tantos estudios no nos hubiésemos
dado cuenta hasta ahora.

He subido a la superficie porque he ganado un concurso de


escritura y me han permitido subir y elegir a dos humanos para que
conozcan nuestro modo de vida. Y como a los primeros humanos a
los que he visto sois vosotros, pues sois los que vendréis conmigo al
interior de la Tierra, si queréis claro.

No me dio tiempo a procesar esa información, cuando Dani ya


había respondido que sí. Y mira que es rápido el proceso de entender las
cosas. Se tardan milésimas de segundo desde que percibimos un sonido
hasta que es interpretado en el cerebro, lo explico: el pabellón auditivo
recoge los sonidos del medio, los concentra y los dirige hasta el
conducto auditivo externo hasta el tímpano. Esta membrana vibra
-47-
cuando le llega la onda sonora y transmite ese movimiento a la cadena
de huesecillos que a su vez la transmiten al oído interno a través de la
ventana oval. Ésta provoca la vibración de un líquido que se halla en el
interior del caracol. El líquido mueve unas células que también se
encuentran en el interior del caracol y esas células transforman las
ondas sonoras en impulsos nerviosos que a través del nervio auditivo
llegan al cerebro, donde se interpretarán y se percibirá el sonido.
Increíble cómo un proceso tan largo de explicar tarda tan poco tiempo en
ocurrir. Nos subimos a la nave.

- Bueno chicos, ¡rumbo al centro de la Tierra! Por cierto, me llamo TRES


MILLONES E CINCUENTA Y UNO. En el lugar donde yo vivo, cada
uno nos llamamos a través de números y de letras.

- Yo soy Dani.

-Y yo, Pablo -respondí-

-Dani y Pablo, vamos a iniciar el descenso. Yo os iré explicando las


distintas capas por las que pasemos para que conozcáis la estructura y la
composición del globo terráqueo.

Ahora mismo nos encontramos en la corteza terrestre que llega a


unos 50 Km. de profundidad. Esta capa es la más superficial y está
formada básicamente de silicio y aluminio puede llegar a alcanzar los
600º C. de temperatura. A la corteza le sigue el manto que puede
llegar a los 2900 Km. Está formada sobre todo por silicio y magnesio y
su temperatura asciende a los 2500º C. Miré a Dani y estaba sorprendido,
no hacía más que mirar por la ventana, la verdad es que impresionaba ver
magma tan cerca de ti.

- Empiezo a sentir mucha presión -se quejó Dani. Es totalmente normal.


Aunque la nave esté aislada del exterior para no notar la presión ni
temperatura exterior no es suficiente para hacerlos desaparecer
totalmente. Así que poneos unos trajes que hay en ese maletín, son
como el mío y estos sí que aíslan del todo.

Mientras me lo ponía vi algo que había en el maletín, parecía un


anillo.

-Oye, TRES MILLONES E CINCUENTA Y UNO... ¿Qué es esto?


-Es un anillo que protege de las malas vibraciones; son muy comunes en
mi ciudad.
-48-
-¿Ah sí? Yo nunca había visto uno así.
- Te lo regalo
-Oh, no, gracias, pero no puedo aceptarlo.
-No, cógelo llévatelo de recuerdo, yo ya tengo el mío, cógelo, Pablo. Vale,
gracias, te lo agradezco.
-De nada chaval.

Me lo guardé en el bolsillo y siguió hablando.

-Chicos, ahora estamos en el núcleo, la capa más interna de la Tierra que


puede llegar a los 6370 Km. de profundidad. Principalmente está formada
de hierro y níquel y su temperatura alcanza los 6600° C. ¿Veis todo ese
magma y rocas? Pues bien, la Tierra, por determinadas presiones,
los expulsa liberando una gran cantidad de energía. Se denomina
energía geotérmica.

En ese momento se me vinieron a la cabeza papá y su invento.

-Atención, agarraos, que estamos llegando al núcleo interno. Aquí las


rocas dificultan mucho el acceso.

Empezamos a sentir que la nave rebotaba y que chocábamos.

- Pablo, me estoy asustando.


- No te preocupes Dani verás como pronto llegamos.

Miré por la ventana y vi una gran roca que se dirigía hacia


nosotros. Me puse muy nervioso y empecé a sudar.

-¡Socorro! ¡Vamos a morir aplastados! ¡Socorro! ¡Socorro!

Abrí los ojos. Estaba en la cabaña y Dan¡ seguía a mi lado


como un tronco. Lo desperté en seguida.

-Dani, Dani, despierta corre. Verás cuando te cuente lo que me ha pasado.


-Ay Pablo, ¿qué quieres? Déjame dormir hombre.
-No, despiértate rápido. Que he tenido una idea fabulosa para tener
electricidad en el pueblo.

Nada más decir esto pegó un salto. Se notaba que el pobre no


había podido dormir por las altas temperaturas de la noche pasada.

-49-
Mientras nos dirigíamos a mi casa le conté y lo que había ideado. Llegué
a casa, pero papá se veía decaído.

-¿Qué te pasa papá? ¿Por qué estás así?

Mi invento del generador en el salto de agua de la montaña ha


sido un fracaso. He estado midiendo la altura de la cascada y no hay
suficiente distancia hasta el suelo para que el agua caiga con la fuerza
necesaria. Nos quedamos sin energía eléctrica para un buen tiempo

- No papá, tengo una solución, una energía renovable llamada energía


geotérmica. Esta energía procede de la energía del interior de la Tierra y
al igual que la energía hidráulica es muy limpia.
- Hijo, ahora que lo dices, tienes razón. Se me está ocurriendo una
idea y creo que esta vez no fallará.

Nada más decir esto se puso manos a la obra con un nuevo


invento. A los diez días ya había construido su invento. Lo colocaron en
la fumarola que hay en el pueblo. Estaba allí el alcalde junto con
los concejales y todos los vecinos del pueblo. Entonces la fumarola
comenzó a expulsar gases. A los diez segundos se encendieron las
farolas, los semáforos y los letreros de las tiendas. Todo el mundo se
puso a dar saltos de alegría y a abrazarse. Todo esto gracias a un sueño,
un sueño nos ha devuelto la felicidad.

-Pablo, hijo... Toma, cariño, he encontrado esto en el bolsillo de tu


pantalón.

No me podía creer lo que estaba viendo ¡Era el anillo que me


había regalado el hombre del sueño! ¡Pero si todo había sido un sueño!
¿Cómo sería posible? Un sueño sí, eso creo que fue, bueno, o tal vez no...

-50-
TERCER PREMIO:
José M. Garrido Hernández,
alumno 2º curso de ESO del IES “Álvarez
Cubero”, de Priego de Córdoba.

LA MEJOR LECCIÓN DE MI VIDA


El anochecer estaba por llegar. El viento mecía los árboles, los
pájaros retornaban a la calidez de sus nidos, y la luz crepuscular lo
cubría todo con un manto anaranjado que calentaba todo aquello
que acogía. Estaba sentado en una silla del siglo XIX, leyendo por
enésima vez mi libro favorito, "El príncipe de las matemáticas", en
el patio de mi gran mansión. Y entonces, los recuerdos surgieron en mi
mente como una cascada en la que caía toda el agua del mundo,
recordaba un día como aquel, en el cual aprendí la mejor lección de
toda una vida. Decidí plasmarlo en papel, con tal de que las
personas que lo lleguen a leer lo transmitan a sus hijos de generación
en generación. Esta historia es un cuento, un relato, tras el cual se
oculta la sombra de la verdad, que testifica que todo esto fue un hecho
real que cambió mi vida, y me hizo verla desde un punto de vista
diferente.
Todo empezó durante los primeros días de curso en los que
entraba por fin al instituto, lugar que consideraba de genios en mi
tierna infancia, ni que decir tiene de aquellos alumnos de
bachillerato, que nos sacaban medio cuerpo por aquel entonces,
aprendían cosas que se nos escapaban a nosotros y nos miraban a los
"nuevos" con risitas a nuestra espalda sin malas intenciones. Yo
siempre había querido ser de mayor profesor de matemáticas, pues las
matemáticas siempre habían sido para mí una asignatura interesante, con
cierto grado de intriga, algo que me atrae, y me hace feliz, en cuanto
encuentro la ansiada solución a un problema de gran complicación.
En esos días, nuestro profesor de matemáticas, Pablo, se dedicó
a repasar los números naturales y los enteros, que formaban en su
totalidad bellas operaciones en las cuales se entremezclaban los
corchetes, los paréntesis, las sumas, las restas ... dando, por fin, una
solución que no era la que parecía en un principio. Al final, mandó un
-51-
conjunto de problemas para hacer en la casa.
-Mañana los corregiremos, -comentó con una sonrisa mientras sonaba
el timbre que anunciaba el cambio de clase.
Esa tarde quedé con mi mejor amiga, Carla, para la resolución de
dichos problemas. A los dos nos gustaban las matemáticas, y éramos
muy buenos cada uno en distintos campos, sin descuidar los otros: yo
tenía muy buena mano con la Aritmética y la Geometría, y Carla un
talento especial para las Funciones y la Estadística.
Resolvimos los nueve primeros problemas rápidamente, como
siempre había sido para nosotros. Aun así, al llegar al último ejercicio,
empezó lo que yo siempre recordaré como la mejor lección de mi
vida.
-Anda, este problema es muy complicado, creo que este nos va a
ocupar mucho tiempo, -empecé a decir en cuanto ojeé el ejercicio por
primera vez.
-No puede ser, déjame verlo, -contestó Carla incrédula.
Tras decir eso se acercó bastante más a mí para ver el enunciado.
Al oler su perfume de olor a rosas y lavanda me sonrojé tanto que Carla
lo notó.
-Oye, James, creo que tienes fiebre, estás de colorado, me comentó
un poco preocupada- ¿Estás bien?".
-Sí, no te preocupes, Carla, es que me ha entrado calor de repente, -
contesté con una sonrisa tímida.
Carla se encogió de hombros y continuó batallando contra
aquel problema que se nos intentaba resistir. Tras estar 20 minutos
intentando averiguar su solución, Carla exclamó ya un poco exasperada:
-Ya no puedo más, podría habernos puesto un problema un poco
menos complicado, como, por ejemplo... l-1+1-1+1...así hasta el
infinito.
-Por supuesto, eso daría 0, pero... ¿Qué tal si lo complicamos solo un
poco?
Carla me miró, sonriente e interesada, mientras empezaba a
escribir en el papel lleno de cuentas de aquel problema imposible: 1-1+1-
1+1-1+1-1+1... 1= 0.
-Esta es la cuenta que comentaste hace nada ¿No?, -le pregunté.
Ella asintió. Continué escribiendo...

-52-
-Aún así, si aplicamos la asociativa de los números enteros: 1-1+1-1+1-
1+1-1+1... = 1+ (-1+1-1+1-1+1-1+1...). Y si reordenamos el
paréntesis aplicando la conmutatividad: -1+1-1+1...= 1-1+1-1+1...
tendríamos: 0=1-1+1-1+1-1+1-1+1... = 1+ (-1+1-1+1-1+1-1+1...) =
1+ (1-1+1-1+1 ) = 1+0=1
Me sorprendí por lo que había descubierto, pues la solución
que daba era totalmente incoherente.
-¿Qué pasa, James?, -me preguntó Carla, de nuevo preocupada al ver
mi expresión pálida y sorprendida.
Lentamente y con expresión temerosa, escribí la solución:
0=1+0=1. Me levanté en cuanto lo escribí y empecé a pasearme de un
lado a otro.
-Algo pasa aquí... ¿Cómo puede ser esto: 1=0?
Carla, me miró con una expresión indescifrable un buen rato,
como si estuviera reflexionando, entonces se levantó y me puso la mano
en el hombro.
-No te preocupes, James, a lo mejor es algo que no hemos dado
todavía".
-Pero... ¿Por qué dices eso?
-Ahora me arrepiento de haber protestado por la complicación del
problema... si te digo eso, James, es para que dejes de
preocuparte de esa confusión.. .mira, hagamos el problema y
olvidémonos de lo que he dicho...
Lentamente, me fue llevando hasta la silla y nos pusimos
manos a la obra. Al final, tras unas infernales dos horas, pudimos
encontrar la solución a aquel horrible problema. Un poco más tarde,
mientras salía de casa de Carla y me disponía a volver a la mía, me ponía
a reflexionar sobre la ecuación planteada: Jamás, en toda mi vida,
JAMÁS, no había podido encontrar una solución para cuestiones
matemáticas mucho peores.
En casa cené aparentemente tranquilo, aunque en mi interior
seguía metido en el mar de la desesperación dónde los 1 y -1 esfumaban
todo mi ser y me disolvía en las tinieblas. Esa noche no pude dormir. A
la mañana siguiente, fui al colegio con la intención de preguntarle tal
duda al profesor de matemáticas. La primera hora de lengua fue muy
lenta, los adjetivos y artículos eran un sinónimo equivalente a los +1
y los -1, y hacía que me confundiera completamente, además, Carla me
miraba de reojo desde su sitio, que estaba muy cerca del profesor, lo
-53-
cual hizo que se ganara un 0 por la falta de atención prestada, aunque, al
parecer, eso no le importaba.
Al fin sonó el timbre que anunciaba el cambio de clase. El profesor
de matemáticas llegó como siempre, puntual. Todos nos sentamos, y, tras
comprobar que todos habían hecho los ejercicios, empezó a mandar a
los alumnos a la pizarra para su resolución, y su posterior explicación.
A mí me tocó resolver, coincidencia del destino, el problema
número 10. Me acerqué a pasos lentos y decididos a la pizarra, y lo que
hice fue fruto de la impulsividad, ante algo que se me escapaba de las
manos. Empecé a escribir la operación planteada el día anterior: 1-1+1-
1+1-1+1-1+1... 1= 0...
-Aun así, si aplicamos la asociativa y conmutativa de los números
enteros se obtiene: 0=1-1+1-1+1-1+1-1+1... 1 = 1+ (-1+1-1+1-1+1-
1+1...) = 1+ (1-1+1-1+1 ) = 1+0=1 Entonces: 0=1+0=1. Por
tanto 0=1.
El profesor me regañó muy enojado.
-¿Pero qué has escrito? ¡Ve borrando eso y haz el problema 10!
Repentinamente ruborizado y avergonzado por tal acto
irreflexivo, borré lo que había escrito en la pizarra y comencé por la
resolución del problema 10. Al terminar, noté una mirada muy
penetrante a mi espalda, me volví, y observé que era Carla, con una
expresión enfadada y... ¿Preocupada?
Finalizó la hora, todos iban hacia la clase de educación física
cuando el profesor me llamó. Me acerqué lentamente. Cuando se
hubieron ido todos, el profesor me puso la mano en el hombro, tal
como había hecho Carla el día anterior, y me dijo:
-Supongo que respecto a lo que has hecho antes, querrás una respuesta
¿no?
Asentí impaciente.
-Por desgracia, a lo que has escrito en la pizarra no te puedo
responder, todavía te falta tiempo y nivel para saber la verdad oculta
de esa operación en términos infinitos... Mira, te lo voy a explicar
mejor: Imagínate que las matemáticas son como un edificio que has de
construir, pero para construir el edificio perfectamente, necesitarás
empezar por los cimientos y luego ir construyendo el resto planta por
planta. Así son las matemáticas, debes conocer determinadas cosas
antes de saber otra de un nivel mucho mayor, así que paciencia, todas
esas dudas que te nublan serán resueltas cuando ya sepas más cosas. Aun
-54-
así, si quieres, podemos quedar una tarde y podemos dar cosas que son
de tu nivel, y que todavía no hemos dado por este curso.
Rechacé la oferta, no sin antes darle las gracias, aunque en
el fondo me sentía decepcionado y alegre: Alegre, porque encontraría
la respuesta tarde o temprano, y decepcionado, por no saberlo ahora.
Al salir de la clase, vi que Carla me estaba esperando.
-Se supone que lo de ayer lo habías olvidado -me espetó con una
mezcla de preocupación y enfado. Además, he escuchado lo que te
había dicho el profesor, y creo que tiene toda la razón.
-Ya, pero no puedo evitar dejar de pensar en esa dichosa operación que
no tiene solución.
Carla me miró desesperada, y negando con la cabeza.
-¡Eres cabezón ¿eh?! ¿Para qué me preocupo por ti con tal de que no
empieces a obsesionarte para que luego no tengas en cuenta mis
opiniones...? ¡Lo hago porque te conozco, y sé que cuando algo se te
mete en la cabeza no te lo puedes sacar a menos que alguien te ayude,
pero ya estoy HARTA de que sigas siendo tan tozudo, y siempre te
tenga que estar ayudando! ¿Sabes? Yo también tengo mis problemas, y
me los tengo que tragar. Nunca he tenido a alguien a quien le pueda
confiar mis cosas porque la única persona en la que puedo confiar
está siempre obsesionada con cosas que no son importantes ni
vienen a cuento. Porque no sepas algo de mates no te vas a morir ¡¿No?!
No sé por qué te digo todo esto, lo único que hago es perder el
tiempo.
Dicho esto, se alejó a paso ligero, al tiempo que se secaba unas
lágrimas que le habían empezado a salir mientras me miraba enfadada.
Me quedé paralizado en medio del pasillo. Todos los de alrededor
que habían presenciado la discusión me miraron, algunos con risitas,
otros con una cara de decir "Qué desagradecido, con la buena amiga
que tiene". No pude soportarlo más, y, avergonzado como alguien que
se había revolcado en el barro, me encaminé, también a paso ligero, al
gimnasio.
El resto del día Carla no me dirigió la palabra, es más, se sentó
con sus otras amigas, lo cual les extrañaba, pues siempre estaba
conmigo. Al salir de clase, volví solo, pensaba que tenía que pedirle
perdón por no tener en cuenta a Carla, y no pudiera escucharla por mis
preocupaciones. Pero, por otro lado, algo en mi interior decía que debía
seguir adelante con la serie infinita, como así lo había llamado el
-55-
profesor.
Por la tarde empezó a llover, mientras esparcía por mi mesa
unos cuantos folios, y pensaba sobre cómo iba a abordar el problema.
Entonces me pregunté: ¿Y si planteo alguna otra situación similar? ¿Y si lo
hago... con el número 2? Empecé a escribir rápidamente: 2-2+2-2+2...=0,
pero si ponemos 2+ (-2+2-2+2-2...) y razonamos de la misma forma que
lo hice con los 1 y -1, se llega a la conclusión: 0=2+0=2, por tanto 0=2.
Mi miedo se iba acentuando por momentos, pero le eché valor al
asunto, entonces pensé en otra alternativa ¿Y si lo intento resolver
desde un punto de vista algebraico?, entonces sería: X=2-2+2-
2+2...con lo que X=0 y si...2-2+2-2+2...= 2-(2-2+2-2+2...), obtenemos
la ecuación X= 2-X, entonces ... 2X=2, sería ...X=1, igual que antes...
Mientras tanto, pasaba el tiempo y la lluvia retumbaba cada vez
más fuerte en el tejado. Y si ahora pongo: X=3-3+3-3+3-3...sería X=0, y
si... 3-3+3-3+3...= 3-(3-3+3-3...), obtenemos la ecuación X=3-X,
entonces ...2X=3, sería ...X=3/2. ¿Cómo es esto posible, una misma
operación dando resultados 0, 1, 3/2? No me rendí, a pesar de las
evidencias de que eso iba a dar siempre distintas soluciones.
Decidí entonces probar con el número 10. Si llamo X=10-10+10-10...,
entonces X=0 y si... 10-10+10-10+10...= 10-(10-10+10...), obtenemos
la ecuación X=10-X, entonces ...2X=10, sería... X=S.
Me levanté de golpe, y empecé a pasear de un lado a otro de mi
habitación con los papeles en mis manos, mientras que revisaba toda
cuenta, todo símbolo.. .sin éxito. Por una serie de sumas y restas de
series numéricas que daban por resultado 0 tenía todos estos
resultados: 1, 3/2, 2, 5 ... e imaginaba que por muchos números que
abordara, siempre me iban a dar soluciones distintas. Me acerqué a la
ventana y me apoyé en el cristal. La lluvia era fina como alfileres que
descendían de los cielos, no hacía mucho frío.
Decidí dar un pequeño paseo, con tal de despejarme un poco la
cabeza, a ver si descubría el fallo, y solucionaba ese dichoso dilema. Al
verme mi madre tan serio y pensativo con el abrigo dispuesto a salir,
me preguntó qué me pasaba, y le contesté "Quiero pensar, madre".
Mi madre sonrió, pues creía que iba a quedar con alguna amiga,
cuando el motivo por el cual daba el paseo era totalmente diferente.
Paseé un buen rato, y me disponía a volver cuando decidí
sentarme un rato en el parque de la avenida, para relajarme un poco del
paseo realizado. hí sentado, y pensativo, recordé lo que nos había contado
nuestro profesor Pablo, sobre un matemático muy famoso llamado
Évariste Galois (1811-1832), que abrió un gran campo de las
-56-
matemáticas, siendo muy joven, por cierto, muriendo a la edad de 21
años en un duelo, y escribiendo la noche de antes todas sus
investigaciones.
Así como otro matemático llamado Gauss (1777-1855) que,
durante su tierna infancia, tuvo una célebre anécdota, que demostró que
su destino como matemático iba a ser brillante como un lucero. Tenía
Gauss diez años cuando un día en la escuela el profesor mandó sumar
los cien primeros números naturales. El maestro quería unos minutos de
tranquilidad, pero transcurridos pocos segundos, Gauss levantó la
mano y dijo tener la solución: "los cien primeros números naturales suman
5.050. Y efectivamente fue así. ¿Cómo lo hizo Gauss? Pues
mentalmente se dio cuenta de que la suma del primer término con
el último, la del segundo con el penúltimo, y así sucesivamente, era
constante: 1, 2, 3, 4,..., 97, 98, 99, 100 ---- 1+100 = 2+99 = 3+98 =
4+97 =... = 101. Con los 100 números se podían formar 50 pares, de
forma que la solución final venía dada por el producto 101- 50 = 5050.
Y no descartar a grandes mujeres matemáticas, como Sophie
Germain, de la cual dijo Gauss:
"Pero cómo describirte mi admiración y asombro al ver que mi estimado
corresponsal Sr. Le Blanc se metamorfosea en este personaje ilustre que me
ofrece un ejemplo tan brillante de lo que sería difícil de creer. La afinidad por las
ciencias abstractas en general y, sobre todo, por los misterios de los números es
demasiado rara: lo que no me asombra ya que los encantos de esta ciencia sublime
sólo se revelan a aquellos que tienen el valor de profundizar en ella. Pero cuando
una persona del sexo opuesto que, según nuestras costumbres y prejuicios, debe
encontrar muchísimas más dificultades que los hombres para familiarizarse con estos
espinosos estudios, y sin embargo tiene éxito al sortear los obstáculos y penetrar
en las zonas más oscuras de ellos, entonces sin duda esa persona debe tener el valor
más noble, el talento más extraordinario y un genio superior. De verdad que nada
podría probarme deforma tan meridiana y tan poco equívoca que los atractivos de
esta ciencia que ha enriquecido mi vida con tantas alegrías no son quimeras que las
predilección con la que tú has hecho honor a ella “.
(En la actualidad el porcentaje de mujeres que cursan estudios
matemáticos es idéntico al de los hombres. Las matemáticas están
presentes en el ser humano, ¡sin distinción de sexos!).
Entonces pensé que podía ser yo uno de esos matemáticos,
dotados de una capacidad matemática espectacular, que podían llegar a
niveles muy altos sin tener que esperar mucho tiempo. Mientras bajaba
las escaleras del parque me encontré con D. Antonio, antiguo profesor
de mi padre cuando este iba la escuela, ya jubilado, iba muy despacio.
-57-
Me miró, me sonrió, y me dijo que le diera recuerdos a mi padre. Al
verlo con el bastón en la mano izquierda, y sujetando un paraguas
azulado por la mano derecha, tuve el impulso, inexplicablemente, de
acompañarle. Le pregunté si quería que le acompañara un rato, a lo cual
asintió agradecido. Cuando, tras un largo paseo, nos sentamos en un
banco, me preguntó preocupado. “¿Te ocurre algo?”. Y así comenzó
una conversación que nunca olvidaré, en el parque, en un día de lluvia
poco apacible, con D. Antonio, quién, según mi padre, decía que el
descubrimiento de lo aprendido era un descubrimiento personal. Mi
padre también decía que era un profesor eficiente, aunque muy
exigente con los deberes, ya que, según él, decía que el éxito estaba en el
esfuerzo y la constancia de cada día. Fue una conversación que me
abrió los ojos, que me hizo comprender que las matemáticas, en lo
deductivo, te pueden hacer caer en error si se parte de unas hipótesis
falsas, suposiciones que creemos que son una cosa y luego son otra.
Me preguntó si la hipótesis que me había planteado era verdadera
o falsa, o si había empleado las herramientas matemáticas necesarias, o...
Fue pasando el tiempo, y fue oscureciendo, hablamos de axiomas,
de lógica, de teoremas, historias de matemáticos y matemáticas, de algo
extraño como la demostración por reducción al absurdo, por
reducción... Para terminar, me contó una historia anecdótica que
ocurrió en la facultad donde estudió.
Comenzó: “Cuando yo estaba en la facultad, nos contó un
profesor de cálculo una anécdota que nunca olvidaré ...y quiero que tú
siempre la recuerdes. Me preguntó si conocía la aproximación por
redondeo, a lo que le contesté afirmativamente. Pues bien, un profesor de
Bioquímica, en sus experimentos, dedujo una situación que era
totalmente imposible. Según lo que me contó mi profesor, se pasó
varias noches repasando cada cálculo que había realizado en busca de
algún error, aunque no encontró ninguno. Entonces, desesperado,
recurrió a mí profesor de cálculo, para que le ayudara en dichas
operaciones. Tras unas horas de estudio, encontró la respuesta, una
respuesta elemental, pero que en su inicio llegaría a error; comentó
que lo llamó por teléfono diciéndole:
-Querido amigo, no es que hayas fallado en cálculos, ni ecuaciones,
sino simplemente que desde el principio has arrastrado un error por
redondeo que con los numerosos cálculos, bien realizados por cierto,
han hecho que llegaras a un resultado erróneo.
Me quedé perplejo por la historia que me había contado. Me
preguntó qué deducción había sacado de esta historia. Me quedé

-58-
pensativo, y, al final, saqué el valor de aquella experiencia: Si una
deducción basada en operaciones matemáticas ciertas llega a un
resultado falso, la respuesta estaría en investigar si la hipótesis empleada
es correcta o no, o simplemente está mal planteada.
De repente cesó la lluvia, ya era de noche, y el profesor se
levantó, se despidió, y se le olvidaba su bastón. Fui a dárselo, lo recibió
sorprendido y con los ojos brillantes.
-Lo siento, se me olvidaba, pero esta conversación que he mantenido
contigo ha hecho como si rejuveneciera.
Se fue yendo, lentamente, tranquilamente, hasta que giró por
una esquina y ya no lo pude ver más. Volví a sentarme, pensativo; por
fin mis preocupaciones, mis conjeturas, habían tenido una respuesta. La
respuesta que te lleva a la seguridad, a la comprensión y a la espera.
Recordé a mi profesor de matemáticas, que me comentó que las
matemáticas eran como la construcción de un edificio, planta por
planta, lentamente, afianzándose, esperando a llegar a las plantas más
altas, no sin antes pasar por las intermedias. Esta reflexión y el tiempo
pasado con D. Antonio en un banco y en un día de lluvia sin pizarra, ni
ordenador, junto con la explicación de mi profesor sobre la
comparación de las matemáticas con la construcción de un edificio,
todo ello hizo que aquel día se convirtiera en... LA MEJOR LECCIÓN
DE MI VIDA.
Sin embargo, también recodé a Carla, con quien me había
peleado, y que tenía razón. Me llevé las manos a la cabeza, y cerré los
ojos.
-¡Qué tonto he sido! No debería haberme puesto tan cabezón con
ella, tenía razón, yo siempre me estoy preocupando por cosas que
tienen solución, mientras que ella... no sé. Nunca me ha contado sus
secretos, mientras que yo le he dicho todas mis tonterías; pero no
puedo pedirle perdón, seguro que está muy enfadada conmigo -me
empecé a decir a mí mismo.
-No lo está, James.
-Sí lo est...
Abrí los ojos y levanté la vista: Ahí estaba Carla, mojada
por la lluvia, aunque sonriente y... ¿ruborizada?
-Sabía que estabas aquí.
-Carla, yo... -empecé a decir mientras me levantaba.

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Entonces, me tapó la boca con dos dedos.
-Tranquilo, James, sé lo que vas a decir, además, yo también tengo
algo que decirte.
Entonces me besó, por primera vez. Me dejé llevar por su
esencia embriagadora, y le respondí con el mismo entusiasmo que ella.
Al terminar, los dos nos fundimos en un abrazo, mientras que las
luciérnagas bailoteaban alrededor con su fuego nocturno.
-Te quiero, James -me susurró al oído.
Cerré los ojos una vez más, y, tras un buen rato, le respondí
mientras acariciaba su sedoso pelo castaño como las hojas de otoño.
-Yo también.
Ya era de noche, todo estaba silencioso, aunque por fin
había terminado mi gran historia.
-James -me llamó una voz melodiosa como el agua.
Me volví, y pude ver a Carla, tan guapa como siempre.
-¿Ya se han dormido los niños? -le pregunté tranquilo mientras la
abrazaba profundamente.
-Sí, duermen profundamente.
Entonces los dos nos cogimos de la mano, y salimos de la
casa camino al cementerio. Todo estaba silencioso, con un leve
matiz de tristeza, soledad, y desolación. Los dos fuimos andando
entre las tumbas, buscando la que tantas veces habíamos visitado.
Al final, tras un largo pasillo, ahí estaba, en una lápida blanca, en
la cual estaba inscrito: AQUÍ YACE ANTONIO GÁLVEZ,
PROFESOR Y AMIGO. Me arrodillé ante la tumba de aquel que me
enseñó la mejor lección de mi vida, dejándole un narciso blanco.
Una lágrima silenciosa fue a parar al suelo bajo el cual yacía
una de las mejores personas del mundo. Y, aun así, a pesar del tiempo
transcurrido, le di las gracias a D. Antonio una vez más, por hacerme
ver que las matemáticas eran una aventura, un reto, un descubrimiento.

-60-
A. RELATOS CIENTÍFICOS
Categoría 3ª

 Accésit: Dos mundos opuestos, Sara Requena


Buenosvinos, 1º curso de BACHILLERATO (IES
“Mario López”, de Bujalance).

-61-
ACCÉSIT:
Sara Requena Buenosvinos,
alumna de 1er curso de BACHILLERATO
del IES “Mario López”, de Bujalance.

DOS MUNDOS OPUESTOS


Nubes de humo tóxicas, agitación y mucho ruido daban a
entender que ya había amanecido en la ciudad de Lympus, en la cual
vivo desde hace mucho tiempo. He decidido contaros cómo es y cómo
me siento viviendo en ella. En Lympus, la gente, cada mañana, sale de
sus casas malhumorada y se dirige hacia una dura y larga jornada de
trabajo, las caras de la gente muestran cansancio, preocupación, agobio
y malestar general. El aire es asfixiante y el frío insoportable, ya que el
Sol es mucho más viejo y produce menos energía y calor. La ciudad está
cubierta por una barrera invisible, para protegerse de los rayos gamma y
ultravioleta. Esta barrera abarca más allá de los límites de la ciudad,
porque es necesario un ambiente extenso para cultivar. Estos cultivos
están modificados genéticamente, porque, como la tierra no es fértil, los
alimentos resultan poco nutritivos.
Se dice que en la antigüedad había una capa de ozono fuerte;
ahora está tan débil que todo lo dañino pasa sin problemas. Casi no
hay vegetación. Todo está tan contaminado que es casi un planeta
muerto. La ciudad de Lympus es una de las pocas que quedan y que
poco a poco va recibiendo menos noticias del resto del mundo.
La naturaleza es un tema que a muy pocos preocupa, pues no la
respetan, la maltratan y abusan de ella, talan los escasos bosques que
quedan. ¡Menudo atraso! En lugar de cuidar su planeta y sus recursos para
seguir obteniendo más en el futuro, siguen exprimiéndolos hasta que
terminen por agotarse. Los habitantes de Lympus no reciclan, apenas
saben lo que significa esa palabra, con sus flamantes coches no ecológicos
contaminan la ciudad constantemente, malgastan energía, etc.
Simplemente a ellos lo de cuidar el medio ambiente les da igual, no lo
consideran una cosa transcendente en sus vidas, pues con despreocuparse
del asunto y vivir cada cual consigo hacia dentro con sus preocupaciones,
sus alegrías, sus penas, sus triunfos y sus fracasos... les sobra y les basta,
viven en una burbuja, la cual pronto estallará y tendrán que hacer frente a
lo que en un pasado no hicieron y que deberían haber hecho: cuidar esa
-62-
naturaleza que tantos beneficios les proporciona.
En Lympus, la natalidad está estrictamente controlada, porque la
contaminación produce mutaciones en los fetos, y hay mucho riesgo de
que nazcan niños con problemas físicos y mentales. Ahora son las 13
horas, momento en el que el sol se encuentra en su punto medio, y por lo
tanto irradia más calor. La gente sale de sus trabajos para almorzar, luego
deberán seguir con el resto de la jornada soportando condiciones
inhumanas. El gobierno de la ciudad está organizado en unas cinco
personas escasas. La primera tiene el poder ejecutivo y legislativo, la
segunda reemplaza a la anterior en caso de ausencia o muerte, y las otras
tres son autoridades consultivas. Estas cinco personas son las que
concentran el poder y los beneficios en la ciudad. Al terminar de trabajar,
la gente se dirige lentamente a sus hogares. Pero además del caos de la
ciudad, se suman los grandes conflictos en las propias casas. Como
consecuencia del cansancio y el estrés permanente, la gente se vuelve
irritable y poco tolerante, y esto genera peleas o cosas peores. Los gases
tóxicos se condensan y las lluvias ácidas sofocan la ciudad todas las
noches. La ciudad de Lympus ya está acostumbrada.
Pero yo no podía aguantar más esta situación, por lo que un
buen día decidí marcharme de esta cuidad. Aunque pasé meses e incluso
años fuera de Lympus, al final encontré otra ciudad. Se trata de la ciudad
de Lork de la cual os voy a contar cómo es y de lo maravillada que estoy
con ella. Son las 36 horas. El Sol, rojo como un rubí, se oculta por el
oeste. Empieza a caer la noche, y por ello las flores de algunos árboles se
empiezan a cerrar. El cielo está exuberantemente poblado de astros. Las
luces de la ciudad iluminan la noche. La gente que pasea por los caminos
y los vehículos que transitan animan aun más la alegre ciudad, las vías y
calles tienen sensores que indican, en tiempo real, la densidad del tráfico.
Envían las señales directamente a los coches inteligentes, que deciden por
sí mismos qué trayecto escoger. El aire es puro, ya que los vehículos
funcionan con baterías. Hay instalaciones de energía eólica fuera de la
ciudad, estas producen energía que luego sirve para recargar baterías y
otros objetos. La ciudad se alimenta de energía solar. Los rayos
ultravioleta son una fuente de energía que se descubrió hace poco.
La educación es muy importante para la civilización de Lork. Los
niños acuden a unos edificios que actúan como las llamadas "escuelas" de
la antigüedad. El método de enseñanza es diferente. Se ha descubierto
que hay mejores maneras de educar a los más jóvenes y convertirlos en
miembros activos y civilizados para vivir en comunidad. Aquí se vive sin
preocupaciones. Cada uno se ocupa de su tarea y no hay discusiones.
Nadie le dice a nadie qué debe hacer, ya que cada uno lo sabe bien. La
gente tiene buenos pensamientos, porque viven en paz. Viven en paz,
-63-
porque la gente tiene buenos pensamientos. En Lork no existe la
corrupción, ni las mentiras, ni el mal; por las razones anteriores, se respeta
la naturaleza, pues cada uno es consciente de que dañar el medio ambiente
puede tener consecuencias irremediables, prácticas como el
antiecológico consumismo, la deforestación, el no reciclar la
contaminación acústica y lumínica no se dan en Lork, pues sus
habitantes están muy comprometidos con el medio en el que habitan.
Los parques y las zonas verdes de la ciudad se mantienen limpias gracias
a la colaboración mutua de cada uno de los habitantes de Lork, pues no
conciben su vida en un entorno en que no se respete la naturaleza,
piensan que sin ella su vida no tendría sentido, pues de esa forma apenas
se podría respirar, no habría flores que les dieran color a sus campos ni
pájaros para deleitarse con su canto tan maravilloso, ni tampoco
dispondrían de alimento, pues al no haber ni animales, ni plantas ni
nada, resultaría imposible sobrevivir.
El gobierno de esta cuidad no es difícil de comprender. Está
integrado por doce miembros no permanentes. Nadie tiene el poder
absoluto ni se siente superior (porque no lo es). De estos, tres son de
joven edad, otros tres son ancianos y el resto son de edad media. Esto es
así porque de esta manera hay decisiones variadas, y hay tanta sabiduría
como ideas frescas. Todos los lorkienses respetan las leyes establecidas por
este gobierno, y si alguno las incumple, es sancionado, cosa que rara vez
se produce, pues por lo general los lorkienses suelen ser personas muy
pacíficas, amables, no egoístas y con muy buen humor que no harían
daño a nadie. Las viviendas casi no cambiaron desde los tiempos remotos,
ya que siempre será necesarias paredes, suelo y un techo para refugiarse.
El dormir es muy tranquilo, porque la ciudad es silenciosa, casi no hay
ruidos de ningún tipo; al descansar más y mejor, el estrés no se da, pues
todo el mundo goza de muy buena salud, llevan una dieta equilibrada y
realizan deporte de manera regular, gozando del contacto con la
naturaleza. Las luces se van apagando para ahorrar energía y Lork se
prepara para descansar.
A veces, si uno presta atención, es posible divisar alguna
constelación completa. Hoy no era la ocasión, el cielo se encuentra
nublado. Lo mejor en estos casos es irse a dormir y soñar con un cielo
estrellado, como en las pinturas de esos grandes artistas antiguos. Por
extraño que parezca, en Lork no hay muchos artistas, porque no
necesitan pintar para expresarse. Todo lo que tienen aquí es perfecto y el
sueño de cualquiera es algo como la cuidad de Lork. Sin duda, yo cada
vez me siento más feliz de haber encontrado esta ciudad pues, vivir en la
ciudad de Lork es algo maravilloso, es un mundo perfecto en el que sin
duda resulta muy agradable vivir.
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B. POESÍA
Categoría 1ª A
 Primer premio: Una estrella, Clara Bellido Pedraza, 3º
curso de Primaria (C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla).
 Segundo premio: Alegría, Luz Mª Hernández
Rodríguez, 4º curso de Primaria (C.E.I.P. “Gloria Fuertes”,
de Córdoba).
 Tercer premio: Los tres deberes del día, José A. Curado
Gálvez, 1º curso de Primaria (C.P.R. “Ana de Charpentier”,
de La Carlota).

 Accésit: Los pollitos, Cristian Madrid de la Rosa, 6º


curso de Primaria (C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla).
 Accésit: La primavera, María Gómez Expósito, 1º curso
de Primaria (C.P.R. “Ana de Charpentier”, de La Carlota).
 Accésit: Llega la primavera, Sofía Ruiz Gámez, 1º curso
de Primaria (C.P.R. “Ana de Charpentier”, de La Carlota).
 Accésit: Mi colegio, Tamara Pérez Pedraza, 3º curso de
Primaria (C.E.I.P. “Llanos del Espinar”, de Castro del Río).
 Accésit: Mi pueblo y mi colegio, Adrián Alguacil Barba,
3º curso de Primaria (C.E.I.P. “Llanos del Espinar”, de Castro
del Río).
 Accésit: La sombra aleja el sol, Carmen Morán Espuny,
1º curso de Primaria (C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”,
de Lucena).
 Accésit: Ya es primavera, Clara Mª Estepa Gómez, 1º
curso de Primaria (C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”, de
Lucena).
 Accésit: El cocodrilo del Nilo, Gonzalo Bejines Galisteo,
3º curso de Primaria (C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla).
 Accésit: Los niños, Alicia Lobato Pérez, 3º curso de
Primaria (C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”, de Lucena).
 Accésit: Poesía para la amistad, Marta Cantero
Moyano, 3º curso de Primaria (C.E.I.P. “Nuestra Señora de
Araceli”, de Lucena).
 Accésit: El colegio, Irene Crespín Higueras, 3º curso
de Primaria (C.P.R. “Ana de Charpentier”, de La Carlota).
 Accésit: El sol dorado, Manuel J. Ariza Gémez, 1º curso
de Primaria (C.P.R. “Ana de Charpentier” de La Carlota).

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PRIMER PREMIO:
Clara Bellido Pedraza,
alumna de 3º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla.

UNA ESTRELLA

Hay una estrella en el cielo


que brilla como un lucero.
La estrella se cayó al mar
y no sabía nadar.
¡Pobre estrellita,
tan chiquita y tan solita,
que se ahogó
por no saber nadar solita
y por ser tan pequeñita!

Clara Bellido Pedraza

-66-
SEGUNDO PREMIO:
Luz Mª Hernández Rodríguez,
alumna de 4º curso de Primaria
(C.E.I.P. “Gloria Fuertes”, de Córdoba).

ALEGRÍA

Alegría, a mi padre,
alegría, a mi madre,
alegría, alegría,
que viene el aire.

Vamos a los pinos,


vamos al parque,
correo que te corre,
viento, viento,
aire, aire.

Luz Mª Hernández Rodríguez

-67-
TERCER PREMIO:
José A. Curado Gálvez,
alumno de 1º curso de Primaria del
C.P.R. “Ana de Charpentier”, de La
Carlota.

LOS TRES DEBERES DEL DÍA


Por las mañanas me levanto
justo al amanecer,
de la cama pego un salto
y al cole voy a aprender.

Un, dos, tres:


estudiar, jugar, aprender.

Las matemáticas no se me dan bien,


el Conocimiento del medio... flipo con él
y otras asignaturas aprendo:
lenguaje, plástica e inglés.

Un ,dos, tres:
estudiar, jugar, aprender.

En el recreo con los amigos


nos lo pasamos divertido
almorzando bocadillo
y ,jugando al pillo, pillo.
Un, dos, tres:
estudiar, jugar, aprender.

Algo que me encanta del día:


la hora del fútbol llegó:
¿Cuelo un gol? ¿Sí? ¿No?
¡Dentro de la portería entró!

Un, dos, tres:


estudiar, jugar, aprender
es el resumen del día
de hoy y de ayer.

-68-
ACCÉSIT:
Cristian Madrid de la Rosa,
alumno de 6º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla.

LOS POLLITOS

A dormir pío, pío,


a dormir que hace frío.
El sol ya se marchó
y el día terminó.
Nuestra madre, clo, clo,
apurada nos llamó:
Juanito, Carlitos y Pedrito,
venid con mamá, que hace frío.
A la ducha hay que entrar
de uno en uno y sin parar.
El pijama nos vamos a poner
para que frío dejemos de tener.
A dormir, pío, pío,
a dormir, que hace frío.
Bajo el ala apretaditos
dormiremos calentitos.
Le pediremos a papá
que un cuento se ponga a contar.
Pío, pío, pío, pa,
nos queremos acostar. Mª José Villalba Gómez
Buenas noches, papá,
buenas noches, mamá.
Pío, pío, se acabó,
porque el sueño ya llegó.

-69-
ACCÉSIT:
María Gómez Expósito,
alumna de 1º curso de Primaria del
C.P.R. “Ana de Charpentier”, de La
Carlota.

LA PRIMAVERA

Rosas rojas muy hermosas


nacen en primavera
en el jardín de mi abuela.
Amapolas rojas
y lirios blancos
florecen en primavera
en el campo de mi abuela.
¡Qué bonita la primavera!

Sheila M. Donas Miranda

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ACCÉSIT:
Sofía Ruiz Gámez,
alumna de 1º curso de Primaria del C.P.R.
“Ana de Charpentier”, de La Carlota).

LLEGA LA PRIMAVERA

Llega la primavera,
los pájaros cantan;
el sol ilumina las hojas
que yo veo en el árbol
desde mi balcón.

Rosario Ruiz Fernández

-71-
ACCÉSIT:
Tamara Pérez Pedraza,
alumna 3º curso de Primaria del C.E.I.P.
“Llanos del Espinar”, de Castro del Río.

MI COLEGIO

A este colegio tan bonito,


en el que yo estoy estudiando,
todas las mañanas tempranito
con mis compañeras voy andando.

Con todos mis amigos


en el recreo jugamos
y con el juego muchas veces
el bocadillo olvidamos.

Cuando toca la sirena,


todos corremos a la fila,
y siempre hay una nena
que se cuela por fina.

Ya sólo quedan dos horas


para irme a mi casa
a ver si termino las tareas
y por la tarde ¡a bailar
salsa!

¡Por fin llegó la hora


de que toque gimnasia!
Hoy salgo de mi colegio
con ganas de volver mañana.

-72-
ACCÉSIT:
Adrián Alguacil Barba,
alumno de 3º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Llanos del Espinar”, de Castro
del Río.

MI PUEBLO Y MI COLEGIO

Mi pueblo, que es pequeñito,


ahora que llega el calorcito
se pone muy bonito.
Los árboles florecen,
llegan las golondrinas
y las nubes desaparecen.
Los niños jugamos
en nuestro parque chiquitito.
Nos tomamos la merienda
y jugamos juntitos.
Nuestro cole está regular
y, aprovechando que ahora no llueve,
lo van a arreglar.
Se suben al tejado
y las tejas van a quitar,
a ver si por fin las goteras
pueden solucionar.
Mi pueblo también necesita
un centro médico tener
para que cuando nos pongamos malitos,
nos puedan atender.
Mi pueblo es pequeñito
y muchas cosas le faltan,
pero, con tiempo y esfuerzo,
todas las cosas se apañan.
Yo, desde chiquitito,
he vivido aquí,
y aunque todo sea pequeño
¡me encanta estar aquí!

-73-
ACCÉSIT:
Carmen Morán Espuny,
alumna de 1º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”, de
Lucena.

LA SOMBRA ALEJA EL SOL

La sombra aleja el sol.


Las nubes alejan el sol.
La lluvia apaga el fuego
del sol brillante.
Así en el cielo azul
se crea el arcoíris.

Josefa Jiménez Manzano

-74-
ACCÉSIT:
Clara Mª Estepa Gómez,
alumna de 1º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”, de
Lucena.

YA ES PRIMAVERA

Ya es primavera.
Y las flores florecen,
La hierba crece,
Los niños juegan
Y el viento sopla.

Sheila M. Donas Miranda

-75-
ACCÉSIT:
Gonzalo Bejines Galisteo,
alumno de 3º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla.

EL COCODRILO DEL NILO

El cocodrilo del Nilo se llama Tumilo


¿Y quién sabe si está en vilo?
El cocodrilo del Nilo parece estar dormido:
¿A alguien se le ha ocurrido que puede haberse ido?

¿Qué tendrá el cocodrilo?


El cocodrilo se comió un pez gigante
que le hizo daño en su estómago de elefante
y se levantó tan campante.

El cocodrilo del Nilo se encontró con un camello


que se llamaba Gesello y era muy bello.
Fueron a cazar y encontraron un jaguar
llamado Romilar, con un gran lunar.

Los tres se hicieron amigos.


Cada uno de una especie animal,
cosa que no es muy habitual
por este, ni por otra lugar.

-76-
ACCÉSIT:
Alicia Lobato Pérez,
alumna de 3º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”, de
Lucena.

LOS NIÑOS

Los niños jugando.


Los niños corriendo,
en el patio,
la abuela
está sonriendo.

Los niños llorando,


la abuela curando
y al final todos juntos
acabaron cenando.

La abuela feliz,
los niños también.
El abuelo llegó
y todos a dormir.

-77-
ACCÉSIT:
Marta Cantero Moyano,
alumna de 3º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Nuestra Señora de Araceli”, de
Lucena.

POESÍA PARA LA AMISTAD

Tengo que confesarte


-¡quién lo iba a pensar!-
que yo lo que más quiero
es amor y libertad.

Inteligente como nadie,


con el alma hasta los pies,
un corazón brillante
y unos ojos reflejando tu niñez.

En verano eres una ola,


en primavera un clavel,
en otoño un madroño
y en invierno, no lo sé.

En la tierra o en el cielo,
donde quiera que estés,
contigo, a tu lado,
yo siempre estaré.

-78-
ACCÉSIT:
Irene Crespín Higueras,
alumna de 3º curso de Primaria del C.P.R.
“Ana de Charpentier”, de La Carlota.

EL COLEGIO

Los libros del colegio son divertidos


y con ellos aprendo,
leo, escribo y me divierto.
Muchas asignaturas tengo,
de las cuales me sorprendo.
Con lengua, las letras aprendo,
con mates, los números son especiales,
con cono, los huesos y músculos estudio.
Diferentes son mis actividades:
en el teatro me río un rato,
en el baile muevo mi esqueleto
y con todo ello paso el día completo.

-79-
ACCÉSIT:
Manuel J. Ariza Gémez,
alumno de 1º curso de Primaria del
C.P.R. “Ana de Charpentier” de La
Carlota.

EL SOL DORADO

El sol es redondo
como una pelota,
como un queso.
Nadie puede darle un beso.
Es amarillo,
tiene brillo
y es muy chiquitillo,
como un membrillo.

A. Ángel A. Vico Cerezo

-80-
B. POESÍA
Categoría 1ª B

 Primer premio: Mi reflejo, Raúl Trinidad


Prados, 6º curso de Primaria (C.E.I.P. “Ángel Cruz
Rueda”, de Cabra).
 Segundo premio: La amapola, Soraya Cortés
García, 6º curso de Primaria (C.E.I.P. “Albolafia”,
de Córdoba).
 Tercer premio: El sol, Jesús Osuna Córdoba,
6º curso de Primaria (C.E.I.P. “Ángel Cruz Rueda”,
de Cabra).

 Accésit: Compartir, Laura Ruiz Fernández, 5º


curso de Primaria (C.E.I.P. “Albolafia”, de
Córdoba).
 Accésit: Niño pequeñito, Antonio Galisteo
Arrebola, 5º curso de Primaria (C.E.I.P. “Nuestra
Señora del Rosario”, de Luque).
 Accésit: Mi lunita, Lucía Madrid Delgado, 5º
curso de Primaria del C.E.I.P. “Gran Capitán”, de
Montilla).

-81-
PRIMER PREMIO:
Raúl Trinidad Prados,
alumno de 6º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Ángel Cruz Rueda”, de Cabra.

MI REFLEJO

Cuando me miro al espejo,


veo un curioso reflejo.
Imagen
que me extraña mucho.
¿Cómo seré yo ese chaval?
¡Ah, que es carnaval!
Todos van disfrazados
y un poco extrañados,
pues toda la gente
va diferente...
Ya decía yo que el espejo
mostraba otro reflejo.

Carmen Serrano Sánchez

-82-
SEGUNDO PREMIO:
Soraya Cortés García,
alumna de 6º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Albolafia”, de Córdoba.

LA AMAPOLA

Amapola colorá,
que entre el trigo estás.
Yo te daré mi casa
y tu suelo labraré
para que te pongas hermosa.
Yo, como un niño, te querré.
Seguirás agarradita,
amapola colorá,
para que los vientos
no te lleven
cuando empiecen a soplar.

Soraya Cortés García

-83-
TERCER PREMIO:
Jesús Osuna Córdoba,
alumno de 6º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Ángel Cruz Rueda”, de Cabra.

EL SOL

Al son del sol


baila la luna.
Al son del sol
bailo yo.
Al son del sol
bailan las personas.
Al son del sol
bailan los ancianos.
Al son del sol
nosotros nos alegramos.
Al son del sol
todos nos acostamos.

Jesús Osuna Córdoba

-84-
ACCÉSIT:
Laura Ruiz Fernández,
alumna de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Albolafia”, de Córdoba.

COMPARTIR

Dame lo que te sobre,


que yo lo aprovecharé.
Mis sueños son tus días,
tu vida, que yo soñaré.
Dame lo que recoges,
lo que me pides tú para mí.
Enséñame a crear vida,
mi sonrisa, para ti.
En mi tierra no hay flores,
en mi tierra sólo hay un color,
el color del desierto,
donde florecen la esperanza y la ilusión.

Sheila M. Donas Miranda

-85-
ACCÉSIT:
Antonio Galisteo Arrebola,
alumno de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Nuestra Señora del Rosario”,
de Luque.

NIÑO PEQUEÑITO

Niño pequeñito,
ven a bailar;
unas botas chicas
te voy a regalar.

Ven luego a pescar.


Una caña larga
te voy a dar.

El niño contestaba:
Yo lo que quiero
es dormir
en este bonito cojín.

Ven entonces a cantar


como los canarios
del tío Julián.

Ven a estudiar
una bella melodía
para el día de Andalucía.

Y así termina esta poesía.

-86-
ACCÉSIT:
Lucía Madrid Delgado,
alumna de 5º curso de Primaria del
C.E.I.P. “Gran Capitán”, de Montilla.

MI LUNITA
Luna lunita,
¿por qué eres tan bonita?

Allí en el cielo brillando


y viéndote tan chiquitita...

Luna, lunita,
ven a acunarme
y, después, ven a besarme.

Mª Carmen Tardío Reyes

-87-
B. POESÍA
Categoría 2ª

 Primer premio: Noche de tormenta, Lidia


Alcalá Rueda, 2º curso de E.S.O. (I.E.S. “Álvarez
Cubero”, de Priego de Córdoba).
 Segundo premio: La flor de los valores, José
M. Garrido Hernández, 2º curso de E.S.O.
(I.E.S. “Álvarez Cubero”, de Priego de Córdoba).
 Tercer premio: Desierto.

-88-
PRIMER PREMIO:
Lidia Alcalá Rueda,
alumna de 2º curso de E.S.O. del I.E.S.
“Álvarez Cubero”, de Priego de
Córdoba.

NOCHE DE TORMENTA
Cae la tarde.
La noche aparece
y el cielo estrellado
no quiere perderse.
La luna no brilla,
tampoco las estrellas.
Las nubes se acercan
formando tormentas.
Ruidosas luces
del cielo llegan;
gotas pequeñas
mojan la Tierra.
Sobre las siete
se acaba la fiesta,
todo el mundo recoge,
¡la mañana se acerca!
La noche atrayente...
el alba la llama,
rayos luminosos
asoman la cara.
Despacio aparece,
brillando a lo lejos,
una esfera perfecta
que despierta mis sueños.

-89-
SEGUNDO PREMIO:
José M. Garrido Hernández,
alumno de 2º curso de E.S.O. del I.E.S.
“Álvarez Cubero”, de Priego de Córdoba.

LA FLOR DE LOS VALORES

La flor de los valores


gira, gira
la flor de los valores
sin parar.
Todos los pétalos
cantan una canción
llena de vida,
ritmo, y color.
El pétalo alegre
reparte alegría
durante todo el tiempo
sea noche o día.
Al pétalo solidario
le gusta compartir
por todo el mundo
risas y regaliz.
El pétalo creativo
mar de ideas,
juguetes, tiovivos,
cifras y letras.
Al pétalo de la igualdad
le gusta demostrar
que hombres y mujeres somos
lo mismo en realidad.
La flor gira
con un fin
sincero y sencillo:
mejorar el mundo.
La flor de los valores
gira, gira
la flor de los valores
hasta el fin de los días.
-90-
Este libro, que contiene el
I CERTAMEN DE POESÍA Y RELATOS
CIENTÍFICOS.
Educación Primaria y Secundaria

se terminó de imprimir en Villa del Río (Córdoba)


en los talleres de Artes Gráficas UNIGRAF,
en tirada de 350 ejemplares

el día 23 de abril de 2009,

dentro de las actividades programadas por


la Delegación Provincial de Educación de Córdoba
con motivo de la conmemoración
del DÍA DEL LIBRO
-

CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
Delegación Provincial de Córdoba

CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN
Delegación Provincial de Córdoba

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