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KASPÁROV 'versus' DEEP BLUE: ¿QUIÉN GANARÁ LA PARTIDA?

A juzgar por la cara que se le quedó a Gari Kas- do tan poco (el número de frases que un niño
párov al final de su pulso ajedrecístico con el de hecho oye antes de romper a hablar, el nú-
ordenador Deep Blue, el título de este artículo mero de jugadas que el ajedrecista humano de
parecerá tonto. Los 32 procesadores en paralelo hecho calcula antes de mover)”.
del cerebro de silicio dieron dos jaques mate y
sólo recibieron uno de los cinco asaltos, lo cual Hay dos formas de jugar bien una partida de aje-
es, sin duda, una victoria, pero me pregunto drez: teniendo mucho talento o teniendo mucho
qué tipo de partida se ha estado jugando estos tiempo. Yo soy un ajedrecista del montón, pero
días en Nueva York y, por tanto, qué significa el si pudiera invertir un millón de años entre juga-
resultado. De acuerdo con la mercadotecnia del da y jugada, ramificando con lápiz y papel el ár-
duelo –no olvidemos que ante todo hemos asis- bol de variantes casi hasta el infinito antes de ca-
tido a un prolongado y brillantísimo spot publi- da movimiento, podría ganar prácticamente a
citario de IBM– se trataba de una lucha entre “el cualquiera; con ello demostraría una paciencia
representante del género humano” y “el repre- descomunal, pero no una inteligencia descomu-
sentante de las máquinas” (no sé qué dirán las nal. Pues bien, esto es en esencia lo que han lo-
máquinas, pero a mí me molesta un poco ser re- grado los programadores de Deep Blue (y ben-
presentado por un tipo con tan poco sentido ditos sean por ello, porque es algo de lo que
del humor como ha demostrado el campeón del podríamos sacar mucho partido): han hecho que
mundo ante la derrota) en un juego que, a su un jugador mediocre gane casi siempre, gracias
vez, “representa la inteligencia”; por tanto, ha- a que su apabullante velocidad le permite “com-
bría que decir que las máquinas han derrotado a primir” el tiempo en un orden de magnitud gi-
los humanos en una tarea inteligente. Me parece gantesco. Digo que se trata de un jugador me-
que quienes piensan eso han visto una repre- diocre –y ya es decir mucho– exactamente por la
sentación tergiversada. misma razón por la que el maestro le reprocha
al niño que cuente con los dedos o que resuelva
Todos pusimos los ojos en blanco al saber que los problemas por el método de “la cuenta de la
Deep Blue calcula unos 200 millones de jugadas vieja”. Con este método nunca progresaríamos
por segundo, y no es para menos; como ha di- mucho en matemáticas, ni en ajedrez, ni en
cho Leontxo García en sus crónicas para EL competencia lingüística, pues nuestro cerebro
PAÍS, esto es más de lo que Kaspárov podrá cal- carece de la capacidad de memoria (espacio) y
cular en toda su vida. Pero el dato tiene una de la velocidad de procesamiento (tiempo) de
interpretación bien elocuente: Kaspárov no ne- un cerebro electrónico; a cambio dispone de un
cesita esa potencia de cálculo para jugar mara- soberbio programa que “exprime” la informa-
villosamente al ajedrez y ganar a Deep Blue, co- ción con resultados pasmosos.
mo hizo en la primera partida; o al revés, la
máquina calcula una cantidad impresionante de ¿Es inteligente Deep Blue? He aquí una pregunta
jugadas que para el ser humano son irrelevantes capciosa, porque la inteligencia es una habilidad
o pueriles, sencillamente porque no las distin- con muchas caras. Deep Blue es lo que los téc-
gue de las interesantes. Estamos ante el viejo nicos llaman un “sistema experto”, un programa
combate entre la maña y la fuerza, y esto no tie- adaptado a una tarea de decisión. Un sistema ex-
ne nada de trivial cuando de lo que hablamos perto puede equipararse a la inteligencia huma-
es justamente de la inteligencia aplicada a un na en una multitud de tareas computables y “ru-
juego. En una ocasión le oí a Noam Chomsky tinizables”, y, en la medida en que el ajedrez lo
una frase referida al aprendizaje del lenguaje sea, lo que Deep Blue hace es equiparable a la
que podría valer también para este caso: “Pare- inteligencia. Ahora bien, en otra de sus caras
ce mentira que seamos capaces de lograr tanto –mucho más atractiva–, la inteligencia humana
(hablar un idioma, llegar al jaque mate) sabien- es justamente lo opuesto de la rutina, una espe-
cie de “salto intelectual” por el que una tarea lo- temente (en sentido amplio) con una máquina
gra ser resuelta no de acuerdo con una pauta jugando al mismo juego rutinariamente. Lo que
preestablecida, sino mediante una decisión crea- se desprende del resultado es, en todo caso,
tiva que genera así una pauta inédita. Y aún hay que ese juego podría perder su vitola de coto
una tercera cara más compleja y determinante: la privado de la inteligencia humana, y con ella,
propuesta de tareas nuevas (la fijación de metas, buena parte de su misterio. Aunque me extraña-
la concepción de proyectos), como cuando se ría: al fin y al cabo es un juego, y los juegos son
inventa un juego o se decide un fin, individual o para divertirse. A Deep Blue, la victoria o la de-
social. Estos dos últimos aspectos hacen de la in- rrota no le da ni frío ni calor, pero está claro
teligencia una herramienta de investigación, algo que no puede decirse lo mismo de Kaspárov,
sustancialmente distinto del cálculo e infinita- quien, a pesar del berrinche, seguro que se ha
mente más dúctil. divertido.
No me atrevería a decir si alguna vez consegui- Ha habido en este asunto, con todo, algo que
remos llegar desde los sistemas expertos a siste- no divierte. El espectáculo ha girado sobre un
mas inteligentes en este sentido amplio. Parte concepto reduccionista de inteligencia depri-
del problema es que, por ejemplo, ni el propio mente y peligroso. Pensar no es sólo calcular
Kaspárov sabe cómo elige ciertas jugadas decisi- bien los medios dados los fines, sino sobre todo
vas (eso que llamamos “intuición” es un bonito elegir bien los fines dados los medios. ¿Qué se
nombre para una gran ignorancia), y así es difí- ha estado escenificando en Nueva York estos
cil saber qué es exactamente lo que queremos días? Si la metáfora era la de un pulso entre inte-
reproducir en la máquina. Recientemente ha ha- ligencia humana y artificial, y el resultado, la
bido noticias de un programa informático capaz victoria de esta última, ¿cuál es la moraleja? “La
de demostrar teoremas matemáticos “de un mo- victoria de la máquina sería espantosa”, declaró
do creativo”, pero no sé hasta qué punto esa Kaspárov; yo diría que, tal como se ha vendido,
afirmación es rigurosa. es mucho peor que eso, porque nos devuelve
Las máquinas que hoy somos capaces de cons- falazmente una imagen de nosotros mismos en
truir cubren solamente la primera de las facetas la que somos derrotados en nuestra inteligencia
de la inteligencia que mencionaba antes, y lo por una máquina inexorablemente fiel a las ins-
hacen cada vez mejor. En este sentido, alivian trucciones de su amo. Puede que el auténtico
de una gran cantidad de responsabilidad y de vencedor de la partida haya sido IBM, que en
trabajo a la inteligencia humana, que tiende a esta comedia es el representante de cierta ideo-
pagar su versatilidad y su creatividad con mu- logía socioeconómica, extendida hoy como la
chos errores y con cansancio, y que además es- peste, que sueña con individuos eficaces en la
tá sometida a límites físicos infranqueables. No ejecución de las tareas encomendadas, pero pa-
sabemos si con ello basta para crear un ajedre- sivos en el diseño de las mismas.
cista infalible, pues las combinaciones del aje- Siempre que no caigamos en esa estafa intelec-
drez son tan incalculables –incluso para Deep tual, el éxito de Deep Blue es una buena noti-
Blue– que no es fácil decir si se parece a las da- cia, porque mejora nuestros medios. ¿Quién de-
mas y a las tres en raya, donde el jugador que cidirá cómo utilizarlos? La frase de Chomsky
sale tiene asegurada la victoria o el empate a tenía una segunda parte, ya no referida al len-
condición de que no se equivoque, o bien tiene guaje, sino a las miserias sociales: “También pa-
más que ver con el mus y el póquer, donde, rece mentira que seamos capaces de lograr tan
además de calcular, el jugador tiene que espe- poco sabiendo tanto”.
cular con lo que ignora y dar pasos, por así de-
cir, en un vacío de reglas. De momento, la lucha El País, 21 de marzo de 1997. Ángel Manuel
a la que hemos asistido no ha enfrentado a un Faerna, profesor de Historia del Pensamiento
hombre y una máquina en un juego inteligente, Filosófico y Científico en la Universidad
sino a un hombre jugando a un juego inteligen- de Castilla-La Mancha.

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