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entender la arquitectura TUM) (Ta al-la i coyoe historia y significado Leland M. Roth prologo de Josep Maria\Montaner GG ‘ss crstalizacion de su estructura = ent desplegar dela forma. Esta es la rain secnologin vargaitectura estan tan relacionadas -Se= Rohe, “Conferencia a los estudiantes del ‘Pttcnico de lines” (1950), en Conrad U ‘ed Manifestoes on 2005-Ceomuy ‘(Wersion castellan: Proganas y manifies- sSetzctura del siglo xx, ultovial Lumen, 1573). ‘see mis aparente de un edificio es su lo que lo hace permanecer en pie. nas evidente en los tiempos actuales -lpasado, va que los arquitectos ¢ in- se deleitan en crear estructuras cada esbeltas, como si quisieran desafiar _=Ssvedad. La tension que experimenta- ‘i contemplar una estructura tan deli- ‘que parece en peligro de colapso “SesSente nos ilustra sobre la diferencia en- "= estructura fisica -literalmente, los hue- Ss cdificio- y estructura perceptible, & ==, lo que vemos. No son la misma cosa, "= == sna columna puede ser mucho mas “Se de lo estructuralmente preciso, sim- ‘peeente para damos la sensacion de que tic- Se & saficiente resistencia para cumplir su “Sectido, Tal es el caso de las macizas co- ‘= del templo de Poseidén en Paestum 221). ‘Si comparamos el edificio de la Lever ‘Seshers Company en Nueva York (1951- 2) de Skidmore, Owings & Merrill [2.2], “ee = de diémetro, Bl espesor dela envoltura = savor en los puntos en que tiene tenden- somper, alcanzando los 6,4 m (2/ pies) S sesor en la base. El muro del tambor que sostiene las 5.000 toncladas que pesa la pula, también de 6,4 m de espesor, esti alue- cado por una serie de nichos de 4,3 m (14 ies) de fondo, de tal manera que, de hecho, funcionan estructuralmente como 16 con- tuafuertes radiales conectados en sus partes superiores por medio de bovedas de cafén radiales. Ademés, la edipula y el tambor es- tan entrelazados por medio de arcos de des- y robustas bévedas de canon insertos en la masa del mortero de argamasa para ayudar a dirigir las fuerzas, Otro factor importante fue la seleccion graduada de los caementa de los coneretos, segtin su peso y resistencia a compresién, El concreto es una pasta viscosa hecha mez- clando agua, un drido de piedra macha- cada (en latin, eaementa) y un material aglo- merante derivado de la caliza. En el hormi- -g6n del Panteén se emplearon distintos tipos de drido segun la zona del edificio; el mas denso y pesado, de basalto, en el anilla de ci- mentacién, donde se concentraban las ma- yyores cargas, mientras que en la parte de la at 32 Los elementos de la arquitectura ciipula mas cercana al culo se emples un arido muy ligero de piedra pomez, para re ducir el peso propio de la copula. En este punto, conviene hacer una pau- sa para aclarar la diferencia entre el concre- to, u hormigén que empleaban los romanos, yel que usamos en la actualidad. En ambos ‘casos, la composicién bisica es similar, pero elagente aglomerante del concreto de los ro- manos era la puzolana, una ceniza volcdni- ca que experimenta una reacei6n qufmica al molerla y mezelarla con agua, formando una piedra artificial. En el hormigon moderno, desarrollado en Inglaterra en 1924 por Joseph Aspdin, el agente aglomerante esta hecho de creta y arcilla, cuidadosamente calcina- das y trituradas hasta reducirlas al estado pulverulento. Al mezclar este polvo con agua, arena y grava, la piedra artificial resultante se parece mucho a la piedra caliza natural que se encuentra en la regién de Port- land (Inglaterra), tal como observé el propio ‘Aspdin, Esta es la raz6n por la cual este ce- mento artificial sigue laméandose cemento portland. Tanto para los romanos como para nosotros, el cemento restiltaba demasiado costoso como para hacer edificios enteros s6lo con cemento. Incluso el mortero que se emplea en las juntas de los ladrillos y los blo- ques de piedra se alarga ahadiéndole arena, mientras que el 4rido que se emplea en la fa- bricacién del hormigén es una mezcla gra- duada de arena y grava. En el concreto romano, los ladrillos y losetas que aliviaban los arcos tambign servfan como una espe- cie de arido de gran tamaiio. Como la piedra, el hormig6n es sumamente resistente ala compresién, pero relativamente débil a las fuerzas de tracci6n. Los romanos se aperci- bieron de esta debilidad y, en algunos casos, afiadieron barras de hierro al concreto, aun que, en general, preferfan utilizar arcos de descarga de ladrillo y losetas, Desde medi dos del siglo xIx se viene insertando barras de hierro 0 acero en los encofrados, antes de verter el hormigén, en aquellos lugares en que previsiblemente se van a desarrollar los esfuerzos de traccién. Este hormigén refor zado es lo que conocemos como hormigén armado, El encofrado es una de las desventajas ‘econémicas del hormigén. El hormigén re- cién amasado es un material denso y visco- so, y debe ser contenido en encofrados, 0 moldes, hasta que haya curado y secado; el encofrado es el equivalente a la cimbra que se utiliza en la construccién de arcos. ‘Tanto en tiempos de los romanos como ac- tualmente, esto conlleva la construccién de importantes y costosas estructuras de ma- dera, en especial en edificios de gran ta- mao, que luego hay que retirar, una vez el hormigén haya adquirido la suficiente resistencia. Las capulas, particularmente las de gran- des dimensiones, como la del Panteén de Roma, son espacios poderosamente evoca- dores, pero su planta circular dificulta la adi- cién de espacios adyacentes. A este problema, que se agudiz6 hacia el siglo wv d. de C., Jos ar- quitectos bizantinos le encontraron una in- geniosa solucién consistente en disponer la ctipula sobre una planta cuadrada. El ele- mento que hizo posible esta transici6n fue el tridngulo curvilineo llamado pechina [2.20]. Imaginemos un cuadrado sobre el cual que- remos disponer una ciipula, Primero cubra- mos el cuadrado con una semiesfera que toque sus cuatro esquinas. Después, corte- mos la semiesfera mediante cuatro planos verticales que pasen por los lados del cua- drado, de manera que, al mirar hacia abajo, se siga viendo un cuadrado. Seguidamente, cortemos el casquete superior de la semies fera mediante un plano horizontal que pase 2.20, Diagrama de une bxiveda sobre pechinas 221. Santa Sofa iglesia de la Dena Sabiduria), Estambut intinopla), Tarai, 7. Vista interion sto por el vértice de los semicirculos verti- cakes que contienen los cuatro lados del cua- Sado, La figura resultante tiene una forma ular en su parte superior, mientras que = parte inferior es un cuadrado. Los cuatro =angulos cunvilineos que quedan de la se- ssiesfera son las pechinas, que nos permiten Secerla transici6n de la planta cuadrada in- Sor a la planta circular de arriba. La igle- de Santa Sofia de Constantinopla (hoy ‘embul, en Turqufa), proyectada por doro de Mileto y Antemio de Tralles, fue sstruida entre el 532 y el 537 (2.21, 13. 6]. Como en el Pante6n de Roma, el es. © encerrado es impresionante; aqut, la =Spula tiene un didmetro de 32,6 m (107 } pero, con los dos casquetes de cuarto sfera de descarga y las bévedas de ca- s, la distancia libre total de un extremo = otro de la iglesia es de 76,2 m (250 pies), Base de la cipula de Santa Sofia esta ele é2 40,2 m (132 pies) sobre el plano del Laconstruccién del edificio pasé por un simero de visicitudes. Debido al consi- Seble peso y a que la mamposteria de los “Solidez”: ¢c6mo se sostiene un edificio? 33 arcs de descarga estaba todavia hiimeda, el edificio comenz6 a deformarse mientras se construfa, de manera que, cuando se lea alla base de la cttpula, el espacio a cubrir se habia ensanchado mas de lo previsto, pese a Jo cual la capula qued6 terminada, aunque no duré mas de veinte anos, Tras los dos terre- motos de los afios 553 y 557, la cipula se vino abajo; aunque fue reconstruida, volvié a des- plomarse tras el terremoto del afto 989. Para evitar que se acentuaran las inclinaciones ha- cia afuera de los elementos sustentantes, fue~ ron reforzadas las pechinas de los lados horeste y stireste con enormes contrafuertes, ya que a lo largo de su eje longitudinal la cit ppula ya estaba suficientemente reforzada por os dos medios casquetes; éstos,a su ver, fue ron apuntalados por semiciipulas més pe- quefias y bovedas de canén achaparradas, apoyadas en columnas y pilastras, Como re- Sultado, las fuerzas ejercidas hacia afuera y hacia abajo por la cupula a lo largo del ee principal fueron conducidas por toda esa eas- cada de semicdpulas y bovedas hacia la par- te baja de la iglesia. Pese a todo, a lo largo del eje mas corto, los machones originales se 34 Los elementos de la arquitectura 2.23, Robert de Luzarchs, Notre-Dame de Amiens, ‘Ainiens (Francia), 1221-1269. Las bovedas de Notre Dare de Amiens son cuadripartdas, con cuatro nervios curves en cada una de las eras del coro 9 de la nave mostraron insuficientes para resistir los es- fuerzos, acentuados por los terremotos, por Jo cual hubo que aitadir los contrafuertes de las torres exteriores que podemos ver en la actualidad La idea de colocar la cttpula romana so- bre pechinas permitié cubrir una sala cua- dada o rectangular con una céipula y afiadir espacios anexos a sus lados, en ocasiones cu- biertos con cipulas mas pequenas. Tal es el caso de la iglesia de San Marcos de Venecia, cuya planta en forma de cruz exenta est cu- bierta con cinco cipulas [13.24-13.26] Pese a la innegable utilidad de la bove- da por arista romana, su inconveniente prin- cipal fue que sélo funcionaba bien en cruifas de planta cuadrada; en crujias rectangulares o trapezoidales, las lineas de los aristones (If- reas de interseccion de las bovedas) se cur- vaban y la boveda perdia rigidez estructural; ademés, tales bévedas eran de dificil reali- zacién por las dificultades inherentes a la ta- lla de la piedra, La solucién a este problema se logré por primera vez hacia el afio 1110, en Durham (Inglaterra) y en Saint-Denis (Francia). Consistia en construir unos ner~ vios diagonales autoestables a lo largo de las Iimeas de interseccién de las bévedas, asi como también a lo largo de los bordes ex- ternos de las mismas [2,22]. Posteriormente, se rellenaban los recuadros de las bovedas. Habia nacido la boveda nervada o béveda de ceruceria, Una de las ventajas de la béveda ner- vada fue la gran reduccién de cimbras que suponia. Una vez construidos los nervios y recuadros de una crujia, las cimbras po- dian aprovecharse para la siguiente. Ademés, los albafiiles medievales usaban arcos apun- tados, construidos con dos sezmentos de cir cunferencia; mediante el simple cambio de los centros de las dos cimbras que formaban el arco, los albaniles podian construir los ar- cos de todos los lados de un trapezoide o de cualquier cuadrado o recténgulo irregular de Ja misma altura, Asi se construyeron las bé- vedas de cruceria de la mayorfa de las cate- drales géticas, como la de Notre-Dame de Amiens, en Francia, empezada en 1221 [2.23] Armaduras de cubierta Los romanos también emplearon otro tipo estructural que, mucho mas tarde, en los si- ACO S24 Comparacion de tivos de corcha. Buse elles hay eerchas medivales (armadura de dos péedolas,armadura de Spessolon annadura sétcn)y modelos de cerca patentaos del siglo (armanduyas Howe, rast, Whipple, Bren y Fink) Sos XIKY Xx, result6 basico para cubrir gran- = cdilicios: la armadura de cubierta 0 cer- oha. La armadura de cubierta tradicional =staba hecha de piezas de madera dispues- ss formando celdas triangulares [2.24]. El snzulo, porsu geometria indeformable, no pecdie cambiar de forma, a menos que se dis- sersione o flexione alguno de sus lados. De shi que, disponiendo un triangulo junto a emo, sea posible construir figuras alargadas ‘Sestante resistentes pese a su relativa ligere- = Las cerchas de madera fueron usadas pro- Sssamente por los romanos en la cons- sruceién de cubiertas de gran variedad de Seemas y siguieron utiliz4ndose durante la edad media, especialmente en la construc~ Sen de grandes graneros para el pago de los Se2mos. Un soberbio ejemplo medieval de cercha de madera es la cubierta gotica de la Santesca nave de Westminster (West- senster Hail), en Londres, construida entre 1594-1399 por el arquitecto Henry Yevele y 1 campintero Hugh Herland, con una luz de 207 m (68 pies), la mayor construida en ma- dera de toda la época medieval (15.16). Las grandes catedrales géticas, como la de ‘Amiens, se cubrieron con cerchas de made- ra instaladas sobre las bévedas de crucerfa. Durante el siglo xix se inventaron muchas formas nuevas de cercha que, a menudo, fue- ron bautizadas con el nombre del ingeniero que las emple6 por primera vez (en la figura 2.24 se muestran algunos ejemplos), La cer cha, en especial la de acero, permite salvar uces importantes, de ahi que fuera muy em- pleada para cubrir grandes espacios cerra- dos. Valga como ejemplo la que se utiliz6 en la Galerie des Machines, el mayor de los e de la Exposicién Internacional de Paris de 1889 [19.22], que se cubri6 con una se~ rie de cerchas curvas que salvaban una luz de 114,9 m (377 pies). En este caso, como ‘ocurre con cualquier arco, se generaban im- portantes empujes laterales en la base, pero no fue necesaria la construccion de grandes contrafuertes va que los extremos de las cer- chas curvas fueron arriostrados entre si por debajo del suelo mediante tirantes de acero. 36 Los elementos de la arquitectura 225, 6 F- Murpley and Associates, MeCormick Pac, Chicago, 19701971. Esta mea espacial. dseRada por Gene Sian te ices de-48 7 mets (150 pes) en arb deciones yer va spe ota de 7.63 hctreas Uv acres. 12.26, C.F. Atuphy ond Assets, pabeltn comnenartiveR. Kemper Crosby, Kansos City (Misr). 1973 sta ‘pala sapctl dena por Hela lle est suspend de es impresionoss certs ridimensionales cade ia “decles de 8.25 motos de tray 98.75 ets deb (27 por 324 pes 227. R. Buckotinster Fuller, pabelton de Estados Unid Exposicién Universal de Montreal de 1967, Montreal (Quebec, Canada), destruido por wn icendio en 1976, Una giganteseaesfera taba contenida en el terior de una mata ‘tural cura de ‘cero ligero Mallas espaciales y citpulas geodésicas Andlogamente a lo que se ha visto en las es- smucturas de columna y dintel o de arco, tam- bien la cercha puede ampliarse a las tres dimensiones, formando un nuevo tipo de es- tructura. La cercha extendida a las tres di- ‘mensiones se convierte en una mala espacial, suna estructura relativamente nueva que em- e76 a usarse para grandes Itces hacia 1945, Como la cercha plana, puede cubrir grandes luces. Si se proyecta adecuadamente, pue- de apoyarse virtualmente en cualquiera de Jos puntos de unién (nudos) de sus barras, como en el McCormick Place, en Chicago 1970-1971), de C. F, Murphy and Associates 25], Una fascinante variacion de este sis- tema estructural es el pabellén conmemora- tivo R. Kemper Crosby, en Kansas City Misuri), construido también por C. F, Murphy en 1975 [2.26]. Aqui, la cubierta esta colga- da de la parte inferior de unas impresionan. ses cerchas tridimensionales vistas, de tubo de acero y 104,2 m (342 pies) de luz. Del mismo modo que el arco, por rota: Para un andlisis estructural del Panteén, “Se Robert Mark y Paul Hutchinson, “On the ‘Ses of the Roman Pantheon”, en Art Bulletin, = sar0, 1986, pp, 124-134, Veanse también MSstone, Developments in Structural Form, y BE Sbesoni. Why Buildings Stand Up (citado en Se ssecrencia de leetura anterior). 4 Sobre el andlisis del colapso de las pasare- SS Hyatt Regency, véase Steven S. Ross, ‘Session Desasters: Design Failures, Causes, Se Peewation, Nueva York, 1934, pp. 338-406, En See & 1986, el estado de Misuri revoes las “SSSe profesionales de los das ingenieros de es- Ses gue habsan proyectado las pasarelas, Bee de que éstos fueran acusados de negli ‘S== prolesional grave en noviembre de 1985, nes ~sea para sugerir solidez y materialidad, © bien espiritualidad y clespojamiento de cua- lidades materiales—forman parte de la visién que una cultura ti Ta segunda parte del libro, la solidez de las piramides no es sino una expresién de la no- cién inmutable que los egipcios tenian del universo, la proporci6n del templo griego es tuna representacién del ideal de equilibrio de la filosoffa griega, la verticalidad de las ca- tedrales géticas es una expresién de la es- peranza medieval de aleanzar el cielo y los delgados soportes de las pasarelas del Hyatt Regency son el tributo de nuestra jactancio- sa pretensidn de conquista de la gravedad a través de la tecnologia, Elcdmo constrttimos dice casi tanto de nosotros como el qué cons- truimos. BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA Condit, Carl W., American Building: Materials and Techniques from Beginning of the Colonial Settlements to the Present, 2 ed,, Chicago v ‘Nueva York, 1982, Condit, Carl W., American Building Art: The Nineteenth Century, Nueva York, 1960. Condit, Carl W., American Building Art: The Twentieth Century, Nueva York, 1961 Davey, Norman, A History of Building Materials, Nueva York, 1971, Gordon, James Edward, Structures: Or Why Things ‘Don 1 Fall Down, Nueva York, 1978, Mainstone, Rowland J,, Developments in Structural Form, Cambridge, Massachusetts, 1975, Ross, Steven, Construction Disasters: Design Failure, Causes and Prevention, Nueva York, 1984; in-

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