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Créditos institucionales
Dirección General
Inmujeres-DF D.R.
ÍNDICE
Introducción p. 7
Directora General del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal p.16
¿Por qué hablar de las mujeres en el tema emergente de la violencia urbana y de las p.20
ciudades seguras?
Sra. Ana Falú
Directora Regional del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer, Región
Cono Sur
El Gobierno Local: un buen vecino para la Seguridad de las Mujeres en las Ciudades p.65
Sra. Alejandra Massolo
GIMTRAP-Punto Focal, Red Mujer y Hábitat
Distrito Federal, México
Mesa 1: La responsabilidad del Estado para garantizar los Derechos Humanos p.81
de las Mujeres
Dimensiones del papel del Estado y sus responsabilidades hacia las Mujeres p.90
Directora de Igualdad y Diversidad Social de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito
Federal
Alianzas Feministas para la Globalización de los Derechos Humanos de las Mujeres p.108
Sra. Giulia Tamayo, Sección Española de Amnistía Internacional. Madrid, España
Conclusiones p.122
Avances y Retos para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencias p.124
Directora de Fomento y Concertación de Acciones; Instituto de las Mujeres del DF
Conclusiones p.139
Conclusiones p.158
Conclusiones p.171
Mesa 5: Mujeres Jóvenes y Seguridad Ciudadana p. 173
Uso del Espacio Público y Construcción de Ciudadanía de las Mujeres Jóvenes p. 186
Sra. Perla Sofía Vásquez Díaz; Coordinadora de Elige, Red de Jóvenes por los Derechos
Sexuales y Reproductivos, AC
Conclusiones p. 190
Recomendaciones
Anexos p.204
Introducción
La violencia de género es una violación a los derechos humanos de las mujeres y debe ser incluida necesariamente en
las políticas de seguridad urbana. (Liliana Rainero, Centro de Intercambio y Servicios Cono Sur-Argentina, Coordina-
ción Red Mujer y Hábitat- LAC)
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) para
el año 2005, la población total del Distrito Federal se estimó en 8,720,916 millones de personas,
de las cuales 4,171,683 eran hombres y, 4,549,233 correspondía a mujeres.
Sin lugar a dudas, como resultado de los procesos de modernización, la vida de las mujeres
capitalinas ha experimentado grandes modificaciones en su calidad de vida y desarrollo. En
los últimos años se reporta un descenso importante en la tasa de fecundidad (el promedio de
hijos nacidos vivos1 es de dos); los niveles de alfabetización muestran altos porcentajes (95%
de las mujeres de 6 años y más sabe leer y escribir); en su mayoría (93%) habitan en localidades
urbanas, caracterizadas por el acceso a servicios públicos, menores índices de pobreza, y en
términos generales, mayor acceso al desarrollo.
No obstante, la violencia contra las mujeres es un tema pendiente. Al respecto las cifras son
contundentes: de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los
Hogares (ENDIREH, 2006) el Distrito Federal ocupa el tercer lugar en el porcentaje de inciden-
cia de violencia contra la mujer. Respecto a su ocurrencia, la violencia ejercida por la pareja, en
donde 43.5% de las mujeres con alguna relación conyugal señala haber recibido alguna clase
de maltrato por parte de la pareja, y la violencia comunitaria es padecida por el 59.6% de las
capitalinas. Así, la Ciudad de México ocupa el primer lugar en cuanto a la violencia ocurrida en
los espacios públicos2 (violencia comunitaria):
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· 72.3% de las mujeres en el rango de 20-24 años de edad, reconoció haber sido objeto
de violencia comunitaria. En el grupo de 55 años y más, la prevalencia es de 38.9%.
· Las expresiones ofensivas, así como el miedo a sufrir un ataque o abuso sexual, consti-
tuyen los incidentes de violencia comunitaria más frecuentemente padecidos.
· Según datos de la ENDIREH (2006), 550 mil mujeres han sido víctimas de violencia
emocional; mientras que 312 mil experimentaron hechos de abuso sexual, como toca-
mientos ó manoseos, o bien, fueron forzadas a tener relaciones sexuales ó las obliga-
ron a realizar actos sexuales por dinero.
· Respecto del tipo de agresor que las mujeres señalan con más frecuencia, en el primer
lugar están los hombres desconocidos, con 90.3%.
Los altos índices de violencia comunitaria dejan un mensaje claro: la violencia contra las
mujeres rebasa el ámbito de lo privado, y las relaciones de parentesco o consanguinidad3.
Y, es que si bien, la creación de marcos legislativos y políticas públicas en torno de la vio-
lencia familiar representan un gran avance a fin de garantizar los derechos humanos de las
mujeres, es así mismo evidente la invisibilización de aquellas violencias que trascienden las
relaciones familiares4.
Como han señalado distintas académicas, un abordaje integral de la violencia contra las muje-
res implica atender aquella que sucede en los espacios públicos, y colocarla como tema central
en la agenda de seguridad ciudadana5. Lo anterior no es tarea sencilla, pues implica por una
parte, superar la visión político-militar que en los países de América Latina ha tenido del tema6
de la seguridad, colocando esta vez el énfasis en el pleno ejercicio de los derechos humanos, y
facilitando que la población se desarrolle libre de temor y libre de carencias materiales7. Pero
además, implica un reto más grande: reconocer que las mujeres tienen derecho al uso y dis-
frute de la Ciudad, que el espacio público (no únicamente la casa) es un lugar para ellas, pues
ahí justamente es donde se hace posible el desarrollo de sus proyectos personales -estudiar,
trabajar, acceder a la cultura, participar activamente-, y la construcción y pleno ejercicio de su
ciudadanía.
Es pertinente mencionar que el día 2 de Septiembre aconteció una reunión cerrada con titula-
res y funcionarias/os de las distintas dependencias del Gobierno del Distrito Federal involucra-
das/os en el desarrollo de acciones para la construcción de una sociedad segura, igualitaria y
equitativa para las mujeres. Dicha reunión se llevó a cabo con la intención de reflexionar y llegar
a puntos de acuerdo respecto de las acciones en política pública que en materia de seguridad
resultaba meritorio fortalecer y/o impulsar, a fin de garantizar el derecho de las mujeres a una
vida sin violencias.
Por otra parte, el Encuentro constituye también una acción que se suma a las iniciativas regio-
nales, que desde hace un par de años promueven intervenciones participativas en el espacio
público para incidir en la prevención de la violencia de género que ahí se suscita, mismas que
forman parte del Programa Regional “Ciudades Seguras: Violencia hacia las Mujeres y Po-
líticas Públicas”, impulsado por UNIFEM, cuyo propósito central es: fortalecer una ciudadanía
activa de las mujeres en el ejercicio de sus derechos, a fin de reducir la violencia pública y privada
que se ejerce contra ellas en las ciudades.
8 De acuerdo con el Artículo 4 de la Ley del Instituto de las Mujeres del DF, el objeto general del Instituto es: “Promover, fomentar e instrumentar las condiciones que posibiliten la no discri-
minación, la igualdad de oportunidades, el ejercicio pleno de todos los derechos de las mujeres y su participación equitativa en los ámbitos, social, económico, político, cultural y familiar, así
como, diseñar, coordinar, aplicar y evaluar el Programa General de Igualdad de Oportunidades y no Discriminación hacia las mujeres y los que de éste se deriven”.
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Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
Sesión Inaugural
La inauguración del Encuentro Internacional de Ciudades Seguras para las Mujeres,
tuvo lugar el día 3 de septiembre en el Patio Virreinal del Edificio de la Jefatura de
Gobierno del DF, contando con la participación de la Directora del Instituto de las
Mujeres del DF; la Sra. Teresa Rodríguez, Directora Regional del Fondo de Naciones
Unidas para la Mujer, Oficina para México, Centroamérica, Cuba y República Domini-
cana; Sra. Ana Falú, Directora Regional del Fondo de Desarrollo de las Naciones Uni-
das para la Mujer, Región Cono Sur; el Secretario de Seguridad Pública; el Procurador
General de Justicia del DF y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Dada la importancia del discurso político emitido por el C. Jefe de Gobierno, en lo que
respecta a la construcción de seguridad de las mujeres en la Ciudad de México, a con-
tinuación se colocan las partes sustanciales de dicho pronunciamiento.
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En el Gobierno de la Ciudad de México, estamos muy complacidos de ser sede del En-
cuentro Internacional de Ciudades Seguras para las Mujeres.
Considero que el tema que hoy nos ocupa, la seguridad ciudadana, en pocas ciudades
del mundo se está abordando bajo la perspectiva de género; y esto es lo primero que
deseo subrayar.
Por lo anterior, una de las tareas fundamentales del Gobierno de la Ciudad de México
es la lucha por la equidad de género y por una convivencia fundada en el respeto a los
derechos humanos. Para que tengamos equidad de género debemos hacer muchísi-
mas cosas: formular nuevas políticas públicas; realizar los cambios legislativos que re-
sulten pertinentes; trabajar directamente con la ciudadanía. Por lo anterior, plantear el
tema de seguridad bajo la perspectiva de género es un tema mayor, de ahí la relevancia
el que hoy tengamos un Encuentro para abordar, conocer, socializar las experiencias
que están sucediendo en diversas ciudades de nuestro continente sobre la seguridad
para las mujeres.
El tema central es pensar las ciudades desde el punto de vista de las mujeres; nosotros
en la Ciudad de México lo estamos haciendo. Quiero decirles que no ha sido tarea fácil,
lo primero que hemos tenido que hacer es visibilizar y poner en la agenda aquellas
violencias que generalmente no se registran; el primer paso ha sido registrar, conocer
y actuar sobre el fenómeno.
Como sociedad nos tenemos que proponer frenar esa violencia que, como acabo de
mencionar, normalmente no está en la agenda pública. Pero, en esta Ciudad sí se en-
cuentra en la agenda pública, y fue un primer punto de partida.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
que hemos tomado con la intención de colocar el punto de vista de las mujeres. Por
ejemplo, si ustedes recorren el Metro de la Ciudad de México, - uno de los más grandes
del mundo-, se podrán dar cuenta que no tiene instalaciones para mujeres en ningún
lado; no hay una sola guardería en toda la red, no hay ni sanitarios. Es un transporte
absolutamente pensado y diseñado para uso masculino, aunque el mayor número de
usuarios sean mujeres.
Ante dicho escenario, las próximas líneas del Metro que ahora estamos diseñando, res-
ponden a las necesidades de las mujeres. Esto es, estamos previendo instalaciones cons-
truidas bajo la perspectiva de género, que incorporen las necesidades de las mujeres.
Indudablemente vamos por buen camino después de año y medio de habernos plan-
teado el que la Ciudad tiene que ser para las mujeres, con las mujeres, por las mujeres;
hoy en día, podemos decir que hemos dado ya pasos muy importantes en ese camino,
y además la sociedad nos está respaldando.
Hoy en la mañana leía una carta publicada en un periódico de circulación nacional que
decía:“¿Pero cómo ponen autobuses sólo para mujeres? Nada más existen 15 unidades
en esa ruta, y nosotros tenemos que esperar otro camión”. Definitivamente, las acciones
que estamos implementando tienen detalles que debemos afinar, pero finalmente no
vamos a cejar en esos cambios; porque estas acciones también sirven para visibilizar
que hay algo que los varones no estamos haciendo bien, que tenemos que modificar
nuestra actitud.
Voy a contestar la carta a este lector diciéndole:“Existen autobuses exclusivos para mu-
jeres, porque los varones no nos comprometemos con la equidad de género; cuando
hayamos logrado ese fin, ya no van a ser necesarios camiones exclusivos”. La pregunta
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no es por qué tenemos ese camión, sino cuánto nos vamos a tardar en que ya no sean
necesarios autobuses sólo para las mujeres.
Ahora estamos entrando en otro terreno, casi siempre polémico. Yo he dicho que un
gobierno que no genera polémica, es un gobierno mediocre, es una gerencia; en-
tonces, nuestro gobierno actualmente se ha dado a la tarea de distribuir libros sobre
sexualidad10. El tema nos importa muchísimo, me atrevo a decir que la forma en que
vemos y entendemos la sexualidad, ordena y organiza nuestra visión del mundo. Por
consiguiente, impacta en el cómo los varones nos comportamos con las mujeres, cómo
organizamos nuestros valores.
Ése es finalmente el propósito, el objetivo de todo lo que estamos haciendo. Sin duda,
si mantenemos el paso, si respaldamos todas las nuevas iniciativas que están en la
agenda, estoy prácticamente seguro que vamos a lograr un cambio muy importante
respecto de cómo vemos, cómo entendemos la presencia femenina en nuestra socie-
dad, y cómo la asumimos en la agenda pública.
Les doy la bienvenida, muchas gracias por estar en la Ciudad de México, las/os invito a
que se queden y conozcan toda la ciudad.
10 “Tu futuro en libertad”, coordinado por la Secretaría de Educación Pública del Distrito Federal.
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Para UNIFEM es motivo de gran satisfacción poder estar y compartir en esta gran Ciu-
dad de México, las experiencias para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres im-
pulsadas por este Gobierno del DF.
Desde el punto de vista de UNIFEM, cuyo trabajo está enmarcado en el ejercicio y goce
de los derechos humanos por parte de las mujeres y por parte de todos, la tarea em-
prendida en la Ciudad de México, la cual es muy singular y líder en la región, significa ir
construyendo ciudadanía e ir construyendo democracia. Los espacios públicos son los
que realmente permiten la libertad a las personas, y en este caso, el permitir la libertad
de movimiento a las mujeres en una ciudad sin miedos y libre de violencia es el gran
desafío y la apuesta de este Gobierno en este Encuentro Internacional, lo que realmente
es un ejemplo para la región, y por qué no decirlo también, un ejemplo para el mundo.
Trabajar de esta manera cobre diferentes significados: respeto, tolerancia, diversidad. Sig-
nifica también incorporar a todas y todos, a esta multiculturalidad, esta gran riqueza que
tiene este país en este espacio que es la ciudad, y que es un espacio de todas y todos.
Felicito al Gobierno del DF por estas iniciativas, a la Directora del Inmujeres DF, a todos
los Secretarios y quienes trabajan en estas áreas para hacer de esta ciudad una Ciudad
Libre de Violencia.
Muchas gracias
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Buenos días, señor Jefe de Gobierno; Lic. Teresa Rodríguez, Directora Regional de UNI-
FEM, oficina en México, Centroamérica, Cuba y República Dominicana; Arq. Ana Falú,
Directora Regional de UNIFEM Regional, Región Brasil Cono Sur; (...)Secretario de Segu-
ridad Pública del DF; (...) Señor Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito
Federal; (...) Presidenta de la Comisión de Equidad de Género de la IV Legislatura de la
Asamblea Legislativa del DF, señoras y señores integrantes del Gabinete del Gobierno
del Distrito Federal, funcionarias y funcionarios de las distintas dependencias del Go-
bierno de la Ciudad y de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, autori-
dades locales y personalidades de los Institutos y Consejos Municipales de los estados
y de los Municipios de la República.
Gracias a todas las mujeres y hombres que de diferentes estados y diferentes países
hacen presencia en este evento: Chile, El Salvador, Argentina, Bolivia, Perú; sin duda
aprenderemos muchísimo de todas sus experiencias.
La seguridad humana, dice (...), significa proteger las libertades vitales; significa pro-
teger a las personas expuestas a amenazas y a ciertas situaciones de inseguridad y
violencia, robusteciendo sus fortalezas y aspiraciones. La seguridad humana conecta
diferentes tipos de libertades: libertad frente a las privaciones, libertad frente al miedo,
libertad para actuar en nombre propio.
Liliana Rainero nos dice por su parte, que el territorio de la ciudad es uno de los ám-
bitos donde se expresa la violencia contra las mujeres, afectando sus vidas cotidianas,
limitando sus proyectos personales y sus derechos ciudadanos. Así también, que la uti-
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Por ello, es prioritario repensar la planeación urbana con perspectiva de género para el
uso y disfrute pleno de espacios públicos incluyentes. Por eso, reclamamos el derecho
a la Ciudad para las Mujeres.
Cómo usan y disfrutan las mujeres y los hombres las ciudades. Cómo trata la ciudad a sus
mujeres y a los hombres para circularla, disfrutarla, recrearla, gozarla en igualdad de condi-
ciones. Cómo afecta la seguridad y cuánto cuesta la seguridad en el mundo. El BID nos dice
que entre el 10 y el 5% del Producto Interno Bruto. Esto es parte de lo que analizaremos
gracias a las experiencias de personas tan importantes que nos acompañan hoy.
En este evento vamos a abordar diferentes temas como por ejemplo: cómo transitar de
seguridad pública a seguridad ciudadana; cómo tenemos que considerar la seguridad
ciudadana como un bien público; cómo hacer que la violencia contra las mujeres, aque-
lla dirigida a un sector de la población, sea concebida como aquella susceptible de ser
padecida por más de la mitad de la población; cómo hacer visible que la violencia contra
las mujeres en la comunidad manifiesta la condición de subordinación de las mujeres;
cómo identificar la violencia institucional, ésa que ejercemos muchas veces funcionarias
y funcionarios; y provocamos la doble discriminación de las mujeres que viven violen-
cia; cómo emplear los programas educativos dirigidos a los hombres dentro y fuera del
gobierno, especialmente a niños y jóvenes que aprendan relaciones más equitativas,
porque no es un asunto de ropa, tapar o destapar, sino que es un asunto que tiene que
ver con patrones socioculturales establecidos.
Nos han señalado nuestras compañeras expertas que de nada nos sirve que se disminu-
yan los delitos contra las mujeres, si la percepción del temor es mayor.
En esta ciudad la diversidad entre nosotras es enorme. Las mujeres nos hemos incorpo-
rado todo tipo de actividades al igual que los hombres, pero no es así con el ejercicio de
los derechos, ni con el disfrute de la ciudad.
Queremos ser bien tratadas en esta ciudad, y para las mujeres que la transitan, ser bien
recibidas por esta ciudad. Porque a pesar de todo o pase lo que pase, la transitamos.
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Me han preguntado qué elementos nos han hecho funcionar en este Programa de Via-
jemos Seguras y en los programas que han promovido el Instituto de las Mujeres y el
Gobierno de la Ciudad de México. Son tres aspectos: voluntad política, que nos hemos
arriesgado a tomar decisiones, siempre acompañadas y lideradas el propio (...), y que se
piensa desde, para, por y con las mujeres de esta ciudad.
Así también, por el papel fundamental que han tenido la Procuraduría General de Jus-
ticia del DF, de la Secretaría de Seguridad Pública, de LOCATEL, del Consejo Ciudadano
de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del DF, del personal del Instituto de las
Mujeres que están ahí en los Módulos de Atención del Metro, del Sistema de Trans-
porte Colectivo, de la Red de Transporte Público, de la Secretaría de Transportes y Via-
lidades del DF, del Sistema de Transportes Eléctricos, de Metrobús y del Instituto de la
Juventud.
No podemos dar marcha atrás en lo logrado, y ahora vamos por el Taxi Seguro para las
Mujeres, con un modelo de atención a las víctimas de violencia con Casas de Emergen-
cia, donde se les atenderá inmediatamente, y con Centros de Justicia para todas ellas.
El BID señala que en el 2011 las mujeres estaremos incorporadas en un 54% al espacio
público. En la Ciudad de México nos hemos incorporado ya un porcentaje altísimo al
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Les damos la cordial bienvenida y les agradecemos su presencia. Será de gran valor
todas las observaciones que surjan para lograr el acceso a la justicia, que es lo que
promovemos desde la seguridad de las mujeres, porque estamos convencidas que nos
merecemos una ciudad más segura para todas, donde no se nos invisibilice y se nos
considere ciudadanas de segunda; una ciudad más segura para recorrerla, disfrutarla
en igualdad de condiciones, y sobre todo, sin ningún tipo de discriminación.
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Conferencias Magistrales
¿Por qué hablar de las mujeres en el tema emergente de la violencia urbana y de las ciu-
dades seguras? Sra. Ana Falú, Directora Regional. Fondo de Desarrollo de las Naciones
Unidas para la Mujer, Región Cono Sur.
A las mujeres nos gusta ejercer nuestros derechos, decidir sobre nuestro cuerpo y vivir en nuestras
Ciudades con libertad (Ana Falú. Ciudad de México, Septiembre 2008)
El Movimiento Feminista desde hace muchos años ha tenido una militancia por los
derechos humanos y por los derechos de las mujeres, y ha evidenciado que no hay
democracia, ni gobernabilidad sin las mujeres. Ha resaltado además, la responsabilidad
de los Gobiernos y de las Organizaciones de la Sociedad Civil en la construcción de
Ciudades más seguras para todos y todas, y Ciudades seguras para las mujeres.
Sin lugar a dudas, las mujeres sufren de manera particular la inseguridad y la violencia,
lo que las ha llevado a desarrollar estrategias de autoprotección que despliegan en la
vida cotidiana. Sin embargo, la violencia genera miedo en las mujeres, lo que limita su
capacidad de participar, hacer vida política, social, cultural, restringe sus derechos y
esto fortalece sus dependencias. Un sujeto dependiente disminuye su confianza para
participar y se fortalece la percepción exterior de un mundo amenazante.
A pesar del miedo, las mujeres han desarrollado estrategias grupales, colectivas y con
los Gobiernos. El Programa Viajemos Seguras en el Sistema de Transporte Público de la
Ciudad de México, es un ejemplo de lo anterior. A las mujeres nos gusta ejercer nuestros
derechos, a decidir sobre nuestro cuerpo y vivir en nuestras Ciudades con libertad.
En el tema de las Ciudades Seguras para las Mujeres es posible destacar experiencias
exitosas como las desarrolladas en la Ciudad de Montreal, y se han sumado muchas
mujeres académicas y hombres a repensar estos problemas.
La creciente violencia urbana se ha transformado en un problema central en la vida de
la ciudad, y esto afecta al ejercicio de los derechos ciudadanos de las mujeres y hom-
bres de todas edades y clases sociales.
A partir de 2007 la humanidad es mayoritariamente urbana; actualmente más del 50%
vive en ciudades. Un resultado evidente es que las Ciudades crecen, se complejizan,
se fragmentan y se segregan. Indagar cómo impacta a la autonomía de las mujeres la
apropiación y uso de las ciudades, es fundamental.
¿Por qué nos interesa este tema? No sólo porque es un tema agobiante, no sólo porque
las mujeres somos pioneras; sino porque creemos que existe una continuidad respecto
de los patrones de violencia que se ejercen en el mundo privado y en el mundo pú-
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
blico. Tenemos la convicción de que las ciudades no son iguales para los hombres y
para las mujeres; el ser hombre y ser mujer desde la construcción cultural, implica una
distinta forma de mirarnos a los hombres y a las mujeres en la vida de las ciudades.
Estamos frente a un fenómeno mundial. Sin embargo, en las Ciudades de América
Latina, al desafío creciente que representa atender la violencia urbana, es menester
atender de forma paralela, otros desafíos:
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· Aun cuando el las últimas décadas, las mujeres han empezado a tener presencia
en el espacio público, no podemos omitir que éste (el espacio público) sigue sien-
do masculino y que el fenómeno de la violencia nos está haciendo retroceder lo
ganado, limita la autoestima y reafirma sentimientos de inseguridad. Las mujeres
abandonan los espacios públicos, lo cual potencia esa inseguridad, que es circu-
lar y acumulativa, por lo que es necesario trabajar en la confianza hacia las institu-
ciones. Si no hay confianza en las instituciones y en la ley, tenemos una sociedad
que se compromete poco y asume en sus manos la propia seguridad.
11 Asamblea General de las Naciones Unidas. Conferencia Mundial de Derechos Humanos; Viena 14-25 de Junio, 1993
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
Es la libertad lo que nos lleva a la seguridad, es la igualdad la que nos lleva a la seguridad, es el
aprendizaje de no sentir temor por el otro, el que nos lleva a la seguridad.
Entre muchos de los cambios sociales que ha habido en las últimas décadas, uno
fundamental ha sido el cambio del uso del tiempo, de las formas de movilidad y
de comunicación.
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Es un hecho que en muchas ciudades de la región el temor está presente. Hay algunos
urbanistas que argumentan que el refugio en la vida privada es funcional al actual
modelo de urbanismo globalizado, un urbanismo que parte de intentar contener el
mundo en la casa, en el barrio, en el sector, para de esta manera constreñir el encuentro
con la gente diferente. Bajo este contexto, el complemento son las autopistas, el uso
indiscriminado del automóvil, que va organizando un espacio urbano que tiene esta
característica de limitar el contacto entre las personas.
El investigador Néstor García Canclini señala que el espacio público de las calles que-
da como espacio abandonado por el temor y la violencia, síntoma de una des urbani-
zación y de olvido de los ideales modernos de apertura, universalidad de los derechos,
igualdad y comunidad; ponderando la separación entre sectores diferentes, irreconci-
liables que quieren dejar de ser visibles y ver a los otros.
Las grandes interrogantes saltan a la vista: ¿cómo recuperamos la noción positiva del
espacio público diverso? ¿Cómo responder y no destruir, por temor, los lugares colecti-
vos de encuentro? ¿De qué forma reforzar una convivencia que ahuyente el fantasma,
real o imaginario, del miedo?
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
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Es significativo que cuando pensamos en las ciudades nos referimos al tejido urbano.
Las ciudades casi por definición son el lugar donde la gente coincide, se encuentra, se
entreteje. No es casual que históricamente el escenario natural del ciudadano, en tanto
actor social está vinculada con la experiencia en la ciudad, y la participación en una red
de entramados de espacios sociales, organizaciones, movilizaciones de variada índole,
de sentidos abiertos y disponibles a la ciudadanía.
En la siguiente imagen se refleja la manera como el espacio público se vincula con una
mejor calidad de vida privada, que permitan desarrollar valores como el encuentro
entre amigos, entre la pareja, con uno mismo, con la experiencia de poder caminar por
un parque y reflexionar.
La siguiente imagen es una foto de la ciudad de Galicia, en la cual están los hombres
jugando a las cartas un día domingo, donde se percibe una tranquilidad y una manera
de construir relaciones cercanas y un mundo menos cerrado.
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Existen muchas paradojas y muchos nudos entre lo que es público y lo que es privado.
Yo quiero subrayar este concepto del espacio público, como un espacio de encuentro
y también de desarrollo. En muchas ciudades de América Latina, y principalmente en
las grandes ciudades, hay una relación contradictoria con el espacio público urbano y
con la identidad. Por ejemplo, hemos hecho encuestas con jóvenes de distintos luga-
res, quienes declararon que son de un lugar y no del otro: “yo soy de esta cuadra y no
soy de la otra cuadra”. El reto es cómo deconstruir esa brecha con los otros, cómo cons-
truir ciudades que puedan generar espacios de encuentro y de aprendizaje colectivo.
Al respecto, tenemos que reflexionar que lo público puede ser un espacio positivo de
aprendizaje y a la vez, de asentamiento del temor.
En los espacios públicos, es donde hay también una construcción del miedo y del en-
cierro que incomunica a las mujeres, y que se vincula con las condiciones físicas de
dichos espacios, lo que las lleva a recluirse en las viviendas. Las mujeres tienen miedo,
les asustan las escaleras de uso común, los balcones, los rincones, tienen miedo al am-
biente social, a los otros. Así, el corolario del miedo es el encierro, la pérdida de libertad;
es decir, un contexto donde se reduce la posibilidad de descubrir el mundo.
No obstante, tampoco hay que olvidar que el espacio público tiene múltiples atributos
que se pueden resaltar: lugares de identificación, de manifestaciones públicas, de in-
tercambio social, de animación urbana y de expresión comunitaria.
12 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
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Me gustaría destacar también, la manera en que una mayor integración social influye
positivamente en la seguridad, lo que supone organizar la diversidad local, integrar y
preservar, promover la comunicación entre grupos diferentes, grupos de jóvenes, mu-
jeres adultas, que habitan un territorio común; a partir de esas construcciones colecti-
vas es como se va construyendo mayor seguridad.
Las claves entonces son el fortalecimiento de la autonomía, la libertad, mayores posi-
bilidades de vida colectiva y de encuentro con otros. Es por ello que necesitamos ana-
lizar la ciudad en su conjunto; tenemos que reconocer a los distintos actores sociales,
ubicar maneras de cómo construir esta interacción social en forma más colectiva.
Ahora quiero hablarles sobre un proyecto que desarrollamos en Chile, y que me pare-
ce maravilloso. Es una iniciativa que tuvimos el privilegio de diseñar en conjunto con
las organizaciones de una población, cuyos lideres apostaron a reconstruir el espacio
público; pero vino la dictadura, y eso fue imposible. Después de muchos años el Mi-
nisterio de la Vivienda hizo un concurso de espacio público. Ganamos ese concurso y
construimos estos espacios, diseñándolos participativamente.
Pero, igual de fundamental es que la comunidad se apropie del entorno, que construya
lazos de confianza, que ayude a potenciar su capacidad de organizaciones y formula-
ción de nuevas iniciativas. Es decir, hay una dimensión espacial, física y una dimensión
social y cultural.
Otra lección que me gustaría compartir con ustedes respecto del diseño participativo
es que éste es un medio, un medio para expresar la necesidad de aspiraciones específi-
cas de género, de edad, de seguridad, de recreación, de cultura; también para establecer
jerarquías y prioridades.
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Aquí quiero rescatar que el espacio público debe ser tan importante, incluso más im-
portante en términos de calidad física, espacial, que la vivienda en los sectores de me-
nores recursos: la gente necesita un espacio público de calidad. En muchos programas
de vivienda solamente se pone el foco en el ámbito de la vivienda, que por lo general es
pequeña, y es para los sectores de escasos recursos, en los cuales las mujeres principal-
mente viven con esas restricciones y no tienen este espacio cercano de intercambio.
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“La Seguridad en las Políticas Públicas: un Enfoque desde los Derechos Humanos
de las Mujeres”. Sra. Giulia Tamayo, Sección Española de Amnistía Internacional.
Madrid, España.
No va a haber seguridad para nadie si no hay seguridad para las mujeres; es decir, una Ciudad es
segura, en la medida en que es segura para las mujeres
Dicho esto, quiero situar mi ponencia insertando las cuestiones de género en las ini-
ciativas sobre Ciudades Seguras en un contexto más amplio, particularmente en lo re-
ferente a la construcción de seguridad. Para ello voy hacerlo a partir del marco de los
Derechos Humanos, desde el cual quiero justamente desarrollar todos los elementos
que considero que dentro de las políticas públicas hay que considerar.
En primer lugar yo titulé la intervención como: “La Seguridad en las Políticas Públicas:
un Enfoque desde los Derechos Humanos de las Mujeres”. Con la elección de este título
deseo referirme no particularmente a las políticas públicas de seguridad, sino al abor-
daje que sobre la seguridad se realiza dentro de las políticas públicas.
Con ello me refiero a que en realidad se produce seguridad no solamente a través
de una línea, sino que son las políticas macro, integrales, aquellas que van constru-
yendo la seguridad.
En este punto deseo señalar que usualmente las políticas públicas en materia de segu-
ridad en la región, han sido derivadas o desplazadas a especialistas, cuya formulación
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generalmente ha sido desde una lógica muy vinculada a lo policial, a lo militar, a la mi-
rada masculina.
Dicho lo anterior, quiero mencionar que hace precisamente más de 10 años en la Cuarta
Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing 95´), el movimiento global por los Derechos
Humanos de las Mujeres, ya habíamos advertido acerca de que algunas políticas ma-
cro podían tener más incidencia sobre nuestras vidas que meras políticas puntuales de
igualdad o programas puntuales. Señalábamos que probablemente si no se detenían
las tendencias que ya se advertían, íbamos a llegar con las manos vacías a la revisión
una década después de la mencionada Conferencia.
Los Derechos Humanos necesitan Estados que los garanticen, que los respeten, porque
hay una función bastante importante que hace que los Estados devengan en garan-
tes de los mismos. Me refiero a lo que se ha llamado como el principio de la debida
diligencia o la obligación de los Estados de ejercer la debida diligencia. Ahí se inscribe
precisamente el deber de prevenir, el deber de proteger y el deber de hacer realidad los
Derechos Humanos de todas las personas, incluidas las mujeres.
Sin embargo, para que los Estados puedan desenvolverse como garantes efectivos, se
necesita invertir en producir, entre otras cosas seguridad. Y ésa fue la condición que
lamentablemente fue bloqueada en medio de toda esta reingeniería global que se des-
encadena hacia la década de los años 80, y se cristaliza a partir del nuevo milenio.
También en el nuevo milenio crecieron discursos bastante complejos, -no eran nuevos
en realidad-, pero eran muy demoledores en materia de derechos humanos. Por ejem-
plo, algunos Estados lideraron la idea de que, ante la inseguridad, los Derechos Huma-
nos debían ceder.
Con el año 2001, en septiembre, no sólo cayeron dos torres, sino que se inició una
obra devastadora con relación a los Derechos Humanos. Y éste es el contexto en el
que también las mujeres estamos pugnando por encontrar seguridad, por encontrar
un hábitat libre de violencia.
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En el marco de estos contextos, las ciudades han devenido en un punto donde las
violencias se intensifican, produciéndose diversos fenómenos, y las percepciones de
inseguridad se agudizan.
Es curioso, hace tres siglos precisamente las ciudades eran la representación de la pro-
tección frente a todo lo que se consideraba el mundo no regulado, el mundo en el
cual sólo el ejercicio de la fuerza era el que prevalecía; mientras que las ciudades eran
el espacio precisamente donde se encontraban los ciudadanos, negociaban, y sobre
todo se ponían límites al poder. Actualmente, no solamente hemos encontrado nue-
vos discursos -que insisto no son novedosos- en materia de seguridad, en medio de los
cuales se pretende hacer ceder los Derechos Humanos.
Ésta siempre ha sido una tentación muy grande, y América Latina conoce esa tenta-
ción de hacer caer los Derechos Humanos.
Pero sin embargo, se han trazado tendencias por las cuales las personas comienzan a
redefinir la otredad. En los años 90 tuve la ocasión de hacer una investigación en dos
barrios de Lima, Perú, muy marcados o estigmatizados socialmente por la violencia,
donde nuestra intención era –también- ver cómo la violencia contra las mujeres se ins-
cribía dentro de ese entorno. Así, curiosamente el barrio “A” decía que el barrio “B” era
el peligroso, y el barrio “B” decía que el barrio “A” era el peligroso; y cada uno se atribuía
los signos contrarios, con lo cual se llegaba a la conclusión de que ambos barrios eran
seguros e inseguros a la vez.
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De esta manera, incluso dentro de las propias identidades se van creando otras modu-
laciones, y yo creo que precisamente el género es el que tiene una gran capacidad para
arrastrar el punto crítico de lo que es la seguridad.
Dicho eso, también quiero mencionar que en los Derechos Humanos hay elementos
que son absolutamente fundamentales tenerlos en cuenta en las políticas públicas.
Los Derechos Humanos no son aspiraciones, son parte de un sistema jurídico, del siste-
ma internacional, y por tanto las mujeres hemos dado una lucha muy fuerte, y hemos
venido a apropiarnos del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos. ¿Qué sig-
nifica esto? Que son imperativos, que se deben cumplir por los Estados; no están para
ser considerados únicamente bajo la buena voluntad de los gobiernos.
Normalmente los Estados, en materia de todo lo que se refiere a violencia contra las
mujeres lo han derivado a lugares muy marginales dentro de las políticas y los progra-
mas. De hecho, con frecuencia son programas o políticas episódicas que no han tenido
continuidad ni se han acumulado en el tiempo. En el caso de América Latina, con fre-
cuencia han estado asociadas a fondos que proceden precisamente del ámbito inter-
nacional; no se han considerado a partir de los presupuestos nacionales y locales.
En ese sentido, los Derechos Humanos obligan precisamente a ver que no estamos
ante los programas de gobiernos únicamente, sino ante obligaciones de Estado. En
España por ejemplo, a pesar de que estamos muy entusiasmados en Amnistía Inter-
nacional con la Ley de Protección Integral, la aplaudimos mucho porque realmente lo-
gra insertar conceptos fundamentales que proceden de todas las obligaciones en esta
materia. Sin embargo, en el momento de la rendición de cuentas, cuando hacíamos
observaciones13, el Gobierno central nos decía: “¡Ah!, pero lo que hagan las comunida-
13 En el caso de España hay una delegación de competencias en función de la organización política, en este caso dividida en comunidades autónomas.
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Aquí hay un elemento clave en materia de Derechos Humanos: los Estados deben
rendir cuentas integralmente; o sea, los Estados no pueden escudarse en que deter-
minada acción es competencia del poder local, y no del nivel federal; tienen que res-
ponder unitariamente.
Eso implica también el desarrollo políticas públicas macro, en las cuales tenemos que
asegurar que la organización política de nuestros Estados no sabotee la posibilidad de
que sea garante de Derechos Humanos. Esto es uno de los grandes desafíos.
Otro desafío tiene que ver con el debilitamiento de los Estados, en donde hay otros
agentes que tienen más poder que los Estados; a eso le llaman ingobernabilidad.
Se nos pidió tanto que adelgazáramos a nuestros Estados, que ahora casi no hay recur-
sos para invertir en llevar adelante mínimamente o con garbo las cuestiones de justi-
cia. Con frecuencia observamos que algunos entes tienen más poder que los Estados:
por ejemplo los agentes económicos. Hay agentes económicos que han negociado
beneficios de desregulación a nivel laboral, fuera de la tributación; tienen una serie de
privilegios, y es un espacio de no derecho.
Curiosamente muchos de estos agentes tienen que ver con el negocio de la maquila,
en donde las personas solamente somos un factor de producción; la seguridad de las
mujeres no importa. Muchas de las mujeres que han sido asesinadas en Guatemala, en
Perú, en Ciudad Juárez, México, fueron atacadas mientras se dirigían a sus trabajos, en
donde por supuesto no había transporte seguro, ni adecuada iluminación en las calles.
Amnistía Internacional -por ejemplo-, no sólo se tuvo que dirigir al Estado mexicano,
sino también hizo un pronunciamiento dirigido a las empresas, para evidenciar a quie-
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nes se están beneficiando de esta situación respecto de las mujeres. Y sin embargo
fueron muy pocos los que realmente decidieron remontar la situación.
Porque además de los Estados, debemos lograr que esos agentes que han conseguido
tanto poder, también rindan cuentas con relación a los Derechos Humanos. De mo-
mento están tan desvinculados, que en los tratados comerciales están ausentes los
Derechos Humanos; pareciera que están por encima de los Derechos Humanos. Éste
es otro de los desafíos: cómo integrar a los agentes económicos para que entiendan
que las personas no son solamente un factor de la producción, sino que las personas
tienen Derechos que deben ser respetados.
Además de los agentes económicos está presente el crimen organizado (que quizás
también son agentes económicos), porque tenemos que saber que la economía es pa-
radójica. Los lazos entre lo formal y lo informal, lo criminal y lo no criminal se enlazan,
se frecuentan, conviven en América Latina de manera impresionante.
En este mundo del crimen organizado también las mujeres se han insertado, y obvia-
mente se han insertado con las mismas ubicaciones y posiciones de desigualdad. Con
frecuencia son las primeras en ser atrapadas por el sistema criminal, porque están en
la primera línea, y son las más vulnerables.
Pero también son las víctimas del crimen organizado, son las víctimas de la trata y la
explotación sexual, a nivel nacional e internacional. Bajo este contexto, ¿cómo entra-
mos a todos estos patrones que están significando nuevos riesgos para las mujeres? Ya
no estamos hablando únicamente de la violencia en la familia, -sin tener actualmente
condiciones que nos hablen de una erradicación de este tipo de violencia-; ahora nos
enfrentamos con la impetuosa necesidad de abordar el conjunto de violencias.
Curiosamente en los últimos 20 años, muchos de los países de América Latina se han
focalizado en las políticas que tienen que ver con la violencia familiar; en las cuales,
además han “dado vueltas” aferrándose en temas como la conciliación, a pesar de que,
en materia de Derechos Humanos eso es absolutamente imposible e inaceptable. Y
han estado circulando y le han renovado los nombres, han hecho caer procesos, y la
verdad es que ya no estamos como para continuar con esta situación. Es decir, desde el
movimiento de mujeres tenemos que comenzar a mostrar impaciencia, porque cada
minuto perdemos miles de mujeres a causa de la violencia.
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Hoy en día, tenemos nuevas herramientas, como por ejemplo indicadores para medir la
violencia contra las mujeres, los cuales -una vez homologados- permitirán hacer com-
paraciones entre países, visibilizar que la violencia contra las mujeres no solamente se
mide a través de la tasa de criminalidad, la tasa de mujeres asesinadas, sino también es
posible medirla a través de lo que se llama la tolerancia.
Hay que avanzar también en esta dimensión, y hay que hacerlo de manera sistemática
para ver si efectivamente las políticas están dando resultado. Al margen de lo anterior,
existen también indicadores de proceso, sobre los cuales deben rendir cuentas los Es-
tados, pues tienen que ver con sus obligaciones en materia de Derechos Humanos.
Es evidente que en todas las ciudades se genera violencia, pero los Estados tienen que
demostrar que hacen todo lo que está en sus manos para poder erradicarla. En ese
sentido, una medición, poniendo énfasis en el cumplimiento de las obligaciones de los
Derechos Humanos, es imprescindible.
Los programas que se puedan desarrollar en los diferentes ámbitos juegan con mu-
chas de las capacidades que las mujeres han ido desarrollando a niveles locales, lo
importante sin embargo es lograr que esas capacidades no continúen perdiéndose.
Insisto: nos estamos agotando, y espero que no se agoten nuestras energías, lo que
esperamos es que se agote nuestra tolerancia ante la violencia.
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“La experiencia de la Alcaldía Mayor de Bogotá”. Sra. Martha Lucía Sánchez Segura,
Alcaldía Mayor de Bogotá, Colombia.
En medio del conflicto armado, atraviesan muchos tipos de violencias para las mujeres,
una de ellas tiene que ver con el desplazamiento. En Colombia cerca de cuatro millones
de personas se encuentran en situación de desplazamiento, la mayor parte de ellas son
mujeres. Entonces, aparte de todas las dimensiones de las violencias socioeconómicas
que se entrecruzan en las grandes ciudades, tenemos el tema del desplazamiento.
Esta es la situación del contexto en que vivimos, y esa es la situación de Bogotá.
Así, el día de hoy les voy a compartir los esfuerzos que estamos haciendo desde la Al-
caldía Mayor a través de la Política Pública “Mujer y Género”, desde donde trabajamos
particularmente sobre el tema de la violencia contra las mujeres, intentando realizar
un abordaje integral desde todos los derechos humanos. En Bogotá recientemente
hubo una reforma administrativa, -en el 2006-, tras la cual quedaron 12 sectores; noso-
tras como Política Pública Mujer y Género quedamos en dos de ellos: en el sector de
planeación como la Subsecretaría Mujer, Género y Diversidad Sexual, y en el Instituto
de la Participación, a través del cual se hace toda la formulación, el seguimiento y la
evaluación de las políticas públicas.
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· El Derecho a una Vida Libre de Violencias, que está en el centro pues conside-
ramos que es trasversal a todos los demás.
· A la salud plena.
Todo el Plan lo trabajamos bajo una serie de estrategias, entre las cuales destacan la
institucionalización, la transversalización, la comunicación, la territorialización y la co-
rresponsabilidad. Esta última, hace énfasis en la interlocución permanente que se hace
con el movimiento de mujeres, y con las organizaciones de base. El tema es no sola-
mente trabajar en el nivel de la administración distrital, sino también trabajar sobre
todo con las administraciones locales.
Bogotá tiene 20 localidades, cada una con un Alcalde o una Alcaldesa local, que es ele-
gido por el Alcalde Mayor de una terna que presentan las Juntas Administrativas Loca-
les. En la administración anterior hubo una interesante incidencia del Alcalde para que
fueran 10 mujeres y 10 hombres. Pero lo interesante aquí, lo que quería posicionar es el
tema de los fondos de desarrollo local, y cómo a través de todo el proceso de interlocu-
ción que se tuvo en esta nueva administración pudimos tener mayor incidencia, sobre
todo para el tema del Derecho a una Vida Libre de Violencia para las Mujeres.
En materia del Derecho a una Vida Libre de Violencias, el Plan de Igualdad de Opor-
tunidades está estructurado a través 129 acciones afirmativas, 18 de las cuales corres-
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ponden a este Derecho. En el marco del mismo, hemos trabajando todo el tema de
formación conceptual, metodológica y técnica para quienes aplican las políticas de
prevención, atención, sanción y eliminación de las violencias de género.
Otra de las acciones afirmativas contempladas en el Plan está relacionada con la con-
memoración del 25 de noviembre. El 2006 se designó como el Año Distrital de la No
Violencia Contra las Mujeres, en el marco del cual realizamos el Primer Congreso In-
ternacional de Violencia Contra las Mujeres y Justicia de Género; se hicieron eventos
conmemorativos, trabajamos con UNIFEM en el desarrollo de los 16 Días de Activismo
por los Derechos de las Mujeres, y con ellas, impulsamos también diferentes campañas
territoriales como la de la “Silvatina Ciudadana”, y la campaña de “Alerta Roja”, ambas
relacionadas con la prevención de la violencia sexual.
No les tengo que explicar más al respecto, pues ustedes conocen perfectamente la
importancia de evidenciar las violencias que afectan la vida de las mujeres.
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Pusimos en marcha la campaña “Sin Espacio para la Violencia: Bogotá Segura para las
Mujeres”, participamos en la Media Maratón de Bogotá con botellas de agua cuyo ad-
hesivo decía: “Tómate la ciudad sin miedo, sin violaciones, sin agresiones, con respeto
y derechos para las mujeres”,“Refresca a Bogotá”. La idea es participar en los diferentes
eventos deportivos y culturales que realiza la ciudad, posicionando lemas en contra
de las violencias hacia las mujeres.
En el tema particular de cada una de las localidades se escogió a Suba (una de las lo-
calidades más grandes de Bogotá), para desarrollar un proyecto piloto precisamente
de Ciudades Seguras para las Mujeres, en el marco del cual realizamos talleres, elabo-
ramos una agenda de incidencia trabajada en foros con los candidatos a la Alcaldía
Mayor; y construimos alianzas con organizaciones y redes de mujeres.
En el tema local se logró que en Ciudad Bolívar (otra localidad) se realice un ejercicio de
re significación de lugares inseguros para las mujeres. Esta es una muestra de los ejerci-
cios de geo-referenciación que hemos llevado a cabo a través del mapeo social en las
localidades. Es importante decir que el tema de la geo-referenciación no es un ejercicio
de un solo día, por el contrario, representa un proceso en el que se aborda la formación
en derechos de las mujeres, y el punto culminante es el tema de hacer el mapeo de los
lugares inseguros para las mujeres, y buscar la re significación de los mismos.
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En esta tarea, tenemos un reto muy importante relacionado con el tema de la partici-
pación y descentralización, en donde creemos que estamos haciendo un trabajo muy
interesante, pues por primera vez el Gobierno, en su Plan de Desarrollo se compromete
a tener presupuestos participativos, y creemos que la incidencia que podemos hacer
allí tiene muchas posibilidades.
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terializa en el Programa: “Bogotá Segura y Humana”, por medio del cual buscamos que
se le de una prevalencia y un lugar especial a todo lo que tiene que ver con el Progra-
ma Distrital de Justicia y Género, y al Proyecto de creación y fortalecimiento del Centro
Análisis por Convivencia. Lo mismo en el programa de Amor por Bogotá, que también
quedó en el plan de desarrollo.
De esta manera, uno de los retos más grandes al que nos vamos a enfrentar es la trans-
versalización territorial de nuestros Planes maestros referentes a los temas de seguri-
dad y movilidad en el espacio público.
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“El Gran Desafío: San Salvador, Ciudad Segura para las Mujeres”. Sra. Gema Chacón,
Concejala del Gobierno de San Salvador, El Salvador
Nosotras hemos tenido que esperar 462 años para tener por primera vez una Alcalde-
sa, espero que no tengan que pasar otros 400 para tener otra Alcaldesa. El próximo año
–en marzo- vamos a tener elecciones, y tengo confianza en que podamos dar continui-
dad al plan de Gobierno de San Salvador.
Como les mencionaba, el tema de la seguridad ciudadana de las mujeres es muy nue-
vo, yo diría que no tiene ni siquiera un año incorporado en la agenda del Consejo
Municipal de la Ciudad de San Salvador. Así que estamos como dicen “en pañales”, con
muchísima expectativa. Recientemente San Salvador va a ser parte de las Ciudades
beneficiadas por el Programa Ciudades Seguras: Violencia hacía las Mujeres y Políticas
Públicas, que impulsa UNIFEM. Realmente estamos seguras que participar en el pro-
yecto va a ser un empujón tremendo para poner en el nivel que debe estar el tema
de la seguridad ciudadana de las mujeres que es medular; o sea, si no lo abordamos
estamos invisibilizando toda la problemática de vulnerabilidad y de vulnerabilización
social de las mujeres.
Hay otras limitantes -creo yo-, y tiene que ver con que el Gobierno local tiene un pe-
riodo de tres años, por lo que es un tiempo bien pequeño para proyectar acciones a
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largo plazo; además, las competencias de los mismos son limitadas. Por decirles algo,
no tenemos absolutamente ninguna competencia sobre el transporte, ni siquiera po-
demos mover paradas de buses y tenemos también serias limitantes presupuestales;
ésa es una característica de muchas ciudades nuestras.
Otra cuestión que nos afecta gravemente es la polarización política. El Gobierno local,
del cual formo parte, es presidido por el partido de izquierda, de oposición al Gobierno
Central que se distingue por ser de la extrema derecha. Este contexto, limita muchísimo
aquello que podemos realizar. Por mencionarles otro ejemplo, uno de los Diputados
de derecha recientemente mencionó: “sobre mi cadáver va a pasar la ratificación de
la CEDAW”. Otro de la misma fracción dijo: “el lugar de las mujeres es la casa, no tienen
que andar en la calle”. Estos son –como dicen en mi país- nuestros padres de la patria.
Con esas limitaciones San Salvador ha sido gobernado por el mismo partido, el Fren-
te Farabundo Martí para la Liberación Nacional el FMLN. Éste es su cuarto periodo, y
cualquiera diría que eso debería haber implicado un avance importante en lo que es la
política de género; lamentablemente no fue así.
Otra limitante que tenemos que visibilizar respecto del fenómeno de la violencia con-
tra las mujeres, es que El Salvador como país y San Salvador como capital, no tienen
registros ni estadísticas. No conocemos exactamente cuál es la situación de la violen-
cia contra las mujeres. Ése es uno de nuestros grandes retos, y pensamos que debemos
avanzar en este punto.
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Una limitante más es la poca denuncia, lo cual muestra que es un efecto del poco
tratamiento que se le ha dado al tema, de la poca infraestructura que existe, y resul-
tado de las pocas cosas que ha podido hacer el Gobierno tanto nacional como local
en este punto.
Por ejemplo, a mí estos foros me han dado la total convicción de que el tema de se-
guridad ciudadana contra las mujeres debe ser un punto prioritario en la agenda del
próximo Gobierno de San Salvador. Creo que hemos logrado incidir en el gobierno
para que lo retome de esta manera, y ahora regresaré con toda la a fuerza y la energía
positiva para exigir que sea así.
Las expresiones más comunes contra las mujeres son las violaciones, la violencia intra-
familiar, el abuso sexual donde se incluye gravemente a niñas y niños, el acoso sexual
y los feminicidios. La cuestión –como les mencionaba- es que no tenemos registros.
Lo más actualizado que tenemos ahorita tiene que ver con la violencia intrafamiliar,
y la verdad quién sabe qué tan confiable es. Sobre los otros tipos de violencias no
tenemos nada.
A nivel del país se han hecho esfuerzos para dar cuenta de la violencia, pero insisto no
provienen del gobierno. En el nivel nacional hay organizaciones de mujeres, por ejem-
plo que tienen Observatorios sobre la violencia de género, y han empezado a registrar
esta situación. Hemos podido, en el caso de los feminicidios, tener algún registro na-
cional, por cierto alarmante; pasamos de 211 a más del doble, y ustedes pueden ver la
triste gráfica de cómo esto va aumentado. Es un fenómeno que urge, urge tomarlo en
serio y diseñar políticas públicas efectivas que puedan atacarlo.
Según la Fiscalía, en la Unidad de Delitos contra la Mujer y la Niñez, cada 40 horas hay
una violación en la zona norponiente de San Salvador, una de las zonas más violentas
del país y donde hay concentración de pandillas y de maras. Pero también hay hacina-
miento serio en esa zona; es una de las más hacinadas del Departamento.
Hacia finales de la década de los 90, se instaura una política de género en San Salvador.
Durante los dos primeros periodos del Dr. Silva arrancó con cierta fuerza, lamentable-
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Actualmente, y por primera vez en San Salvador, vamos a tener un sistema de indica-
dores que nos permitirá medir el avance en la aplicación de la política. Aquí quiero
mencionarles que tenemos siete objetivos a alcanzar dentro de la política; tres de ellos
relacionados con el fortalecimiento interno de la Alcaldía, lo que está estrechamente
vinculado con la transversalización de la perspectiva de género Y, además cuatro ob-
jetivos hacia la población. Dentro de ésos, hay uno específico de convivencia ciudada-
na, donde ya tenemos indicadores relativos a violencia de género.
Claro, esta última acción implicaría toda una estrategia que posibilite una estrecha vin-
culación con la Fiscalía General de la República, y desarrollar buena interlocución con
el nuevo gobierno que asuma la presidencia.
Para nosotras es fundamental la Mesa Ciudadana de Mujeres, pues con ellas desde la
Alcaldía hemos podido diseñar excelentes propuestas relacionadas con la normativa
interna para el acoso sexual, y la discriminación por orientación sexual. Dicha Mesa,
tiene sus debilidades todavía, yo creo que una de las principales es lograr que ade-
más de organizaciones de mujeres, exista representación territorial. Ese paso es muy
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importante, pues significaría lograr que participen ahí mujeres que están cerca de las
otras mujeres, que viven en las localidades, en los territorios; creo que esto facilitaría las
rutas para la atención, la denuncia de la violencia y el maltrato que viven.
Para todo este trabajo, tenemos un marco normativo que nos guía, en donde resalto
la Política Municipal de Equidad de Género, y el Plan de Acción Quinquenal. Reciente-
mente, y a raíz de que el tema de seguridad se ha puesto en la mesa del Consejo Muni-
cipal, se aprobó muy recientemente la Política Municipal de Convivencia y Seguridad
Ciudadana, la cual fue revisada por la Unidad Técnica de Género y la Concejalía de la
Mujer para que tuviera enfoque de género. Es una de las primeras políticas que en
desde su formulación tiene enfoque de género.
De entre las acciones que hemos hecho para prevenir la violencia de género, destaca una
campaña permanente impulsada en todo San Salvador, así como el trabajo de atención
jurídica y emocional que brindamos a las mujeres a través de los Centros de Desarrollo.
También, impulsamos una serie de acciones afirmativas hacia las mujeres. En específico
voy a mencionar aquellas que tienen que ver con la uso de los espacios públicos:
· Una es las ciclo vías con una vigilancia permanente de personal del Cuerpo
de Agentes Metropolitanos (CAM), que es un símil de la policía metropolitana,
nada más que no está armada; además, saben cómo tratar e identificar situacio-
nes de violencia hacia las mujeres.
· Por otra parte, con apoyo del CAM hemos impulsado un proceso llamado “Las
esquinas sin violencia: sitios seguros para las mujeres”, Por suerte el Director del
CAM es un hombre sensibilizado con respecto al enfoque de género, y eso ha
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Existen otras iniciativas que estamos llevando a cabo, pero para no tomar más tiempo,
solamente quiero reafirmar nuestra disposición como Gobierno local en el combate a
la violencia de género. Por último, quiero dar las gracias a UNIFEM por haber conside-
rado a San Salvador, como una de las Ciudades donde se impulsará el Programa Regio-
nal de Ciudades Seguras para las Mujeres; el habernos tomado en cuenta seguramente
nos va a empoderar, ayudar y a darnos fuerza para poder seguir trabajando en este
tema de violencia contra las mujeres.
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“Creemos que hay seguridad cuando uno puede ejercer sus derechos libremente, caemos en la
inseguridad cuando los derechos no pueden ser ejercidos libremente”
Quiero destacar el discurso de hoy del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, porque
indudablemente ha mostrado un compromiso impostergable, un compromiso mani-
fiesto de tipo político para con la gestión en esta materia.
Rosario es una Ciudad de un millón 200 mil habitantes aproximadamente. Algunos di-
cen que es la segunda ciudad del país, tiene un gobierno socialista desde hace 18 años,
que tuvo que convivir o sobrevivir con gobiernos nacionales y provinciales que no eran
del mismo signo político, lo que generó desencuentros importantes y se vio dificultada
la gobernabilidad. Pese a lo anterior, seguimos adelante con las convicciones y con los
principios, marcando una distancia y una diferencia de criterios en cuanto al manejo
político. Bajo nuestra administración, innovamos –lo cual fue muy difícil- en cuanto a
varios conceptos; uno de ellos fue el de democracia, en donde nuestro énfasis es tener
un gobierno que opera a través de representantes cercanos al pueblo, y con el pueblo.
De ahí que nuestro gobierno siempre adoptó una posición de tipo participativo por
parte de la ciudadanía, al punto de que todas las gestiones que tienen que ver con las
políticas públicas municipales tienen una participación activa desde los distintos secto-
res de la sociedad. Hasta el presupuesto municipal es de tipo participativo.
Antes de continuar, quiero decir que el Municipio de Rosario está dividido en seis Dis-
tritos (que son como una especie de mini municipalidades), donde se descentraliza la
parte administrativa y la parte operativa.
A través de esos Distritos, la gente puede realizar distintos trámites: desde liquidaciones
de impuestos, hasta ejecutar juicios ante el Tribunal; pueden casarse, porque existe un
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Registro Civil ahí; pueden sacar sus documentos de identidad o renovarlos; hay oficinas
que tienen que ver con la promoción social y con la salud pública. Dentro de las oficinas
que tienen que ver con la promoción social está la Oficina del Área de la Mujer, del Área
de la Niñez, de la Diversidad Sexual y de la Tercera Edad.
Decía que tenemos un presupuesto participativo. Esto significa que los ciudadanos,
a través de Asambleas, deciden cómo se va a utilizar el recurso, cuáles son los temas
prioritarios que se deben atender. Estos procesos conllevan una evaluación de viabili-
dad técnica, son votados por la misma ciudadanía, dando una orden de prioridades de
atender inmediatamente, y aquellos que van a ser ejecutados posteriormente. Se que
a ustedes les interesa saber la manera en que el presupuesto participativo incide en
el tema de la mujer y el de la violencia hacia dicho sector. Indudablemente el Área de
la Mujer ha trabajado mucho con las Consejeras que intervienen en las Asambleas del
presupuesto participativo, generando una sensibilización acerca Del tema, con la fina-
lidad de promocionar proyectos que tienen que ver con talleres de concientización en
esta temática.
Bajo esa concepción se creó un cuerpo que hoy me toca dirigir, que es la Guardia Ur-
bana Municipal. Es un cuerpo de seguridad ciudadana que no porta armas, que tiene
como herramientas fundamentales para realizar su trabajo, -y para lo cual fueron ca-
pacitados- el diálogo, la mediación, la disuasión. Sus integrantes tienen la facultad para
levantar infracciones y para clausurar establecimientos que contravengan la ley.
Nuestra intervención en lo que tiene que ver con la seguridad de las mujeres es con
relación a la violencia que ocurre en los espacios públicos, con la seguridad en la vía
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pública. Así, nuestro trabajo está muy ligado a lo que podríamos llamar una especie de
policía de proximidad; nuestros elementos caminan por las calles, por los barrios, se
establece un diálogo permanente con los/as vecinos/as.
En esta tarea trabajamos mucho en las zonas periféricas. Rosario tiene una de las polí-
ticas de salud pública más importantes de América. En este sentido, en las zonas peri-
féricas cuenta con 42 Centros de Atención Primaria, cinco hospitales de gran enverga-
dura municipales, dos de los cuales han sido modernizados con nuevos edificios: uno
de ellos es el Hospital de Niños; y el otro, el Hospital de Emergencias.
Por otro lado, tenemos un área muy moderna para atender la maternidad de manera
gratuita. Contamos también con un Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias.
Esto qué significa, que ahí la gente puede realizar cualquier tipo de estudios médicos,
a través de un carnet que le garantiza la gratuidad de la atención y después vuelve a la
atención primaria de la salud para continuar con su tratamiento o lo que amerite. Para
que tengan una idea, aproximadamente 50% del presupuesto municipal está destina-
do a salud.
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De esta manera, repartimos volantes, afiches, donde de manera muy simple se les dice
cuáles son las acciones que tienen que ver con el maltrato psicológico, maltrato físico,
maltrato sexual y el maltrato económico. Muy simplemente en un folletito.
El Área de la Mujer tiene un teléfono verde, que es un 0800 gratuito, donde la mujer
víctima o en situación de riesgo puede llamar y será atendida por una psicóloga que
cuenta con un protocolo de preguntas, a través de las cuáles se detecta el nivel de
gravedad por el que está pasando esta mujer. A partir de eso, se le asesora y se inician
algunas acciones que tiendan a frenar la violencia.
La Guardia Urbana Municipal fue elegida por CISCSA14 para ser capacitada, para sen-
sibilizar a sus miembros, cuyos integrantes son 50% mujeres y 50% hombres. Así, du-
rante un año el personal fue capacitado en este sentido, y trabajamos duramente en
la conformación de un protocolo de actuación, el cual parte de la concepción acerca
de que la seguridad no puede enfocarse desde un punto de vista solamente, sino que
debe tener una visión transversal, donde participen todos los actores necesarios. En un
inicio fue un gran error nuestro no haber contado con una visión transversal, -tenemos
que decirlo porque de los errores también se aprende-. Es decir, en los primeros años,
cada instancia nos enfocábamos en nuestro trabajo, y cada uno encaraba el tema des-
de su pedacito de actuación. Hoy no, hoy estamos trabajando interdisciplinariamente
en el abordaje de estos temas.
Hace falta enfatizar que ese 70% de las mujeres de la zona centro que denuncian la
violencia que experimentan, buena parte de ellas no conoce sus derechos, y otra parte,
conociendo sus derechos no saben los caminos o tienen miedo de encarar los caminos
para dar salida a su problemática.
Nos hemos encontrado con mujeres que han recurrido a la Guardia Urbana golpeadas,
ya hartas; y nos confiesan que desde hace 15 años han sido golpeadas, maltratadas.
¿Cuál es nuestra función en ese momento? Rescatarla, no dejar que el hombre conti-
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núe con su agresión, contenerla. En eso nos diferenciamos bastante la policía, porque a
veces no quieren ir a denunciar, porque generalmente los maridos y/o concubinos son
conocidos o cómplices en muchos negocios irregulares de los policías.
En muchos casos nos han confesando que han ido a la Comisaría, -es más, lo hemos
comprobado cuando nosotros las acompañamos- y les han dicho: “No, yo conozco al
marido, y seguramente si le pegó habrá sido por algo”. Y en muchos casos esa concep-
ción lleva a que no le tomen la denuncia directamente. Entonces hemos optado -en
vez de ir a las Comisarías-, llevarlas directamente en nuestros móviles junto a la asesora
legal del Área de la Mujer, o a la Fiscalía para que ahí realice la denuncia.
Lógicamente también se les lleva al Centro de Salud para que sean atendidas, al médico
legista, y poder seguir con este trayecto de contención; y en algunos casos se les traslada
a Hogares. Tenemos dos Hogares y está planificado para el próximo año abrir 12 Hogares
en total. En esos espacios, a cargo del Área de la Mujer, se realizan talleres de contención.
Pueden ir con los niños hasta que el Poder Judicial tome una decisión acerca de si ordena
la salida del marido o no de la casa, y ella pueda volver sin ningún riesgo.
También en algunos casos, nos dejan a la Guardia Urbana el control para asegurar que
el agresor cumpla la orden del Juez, y no se acerque a la mujer. Para lo cual, los propios
Guardias Urbanos proporcionan a las mujeres sus celulares, para que los puedan lla-
mar ante cualquier situación de riesgo.
Por último quiero hacer hincapié un poco en los trabajos del Área de la Mujer, que tie-
ne dos líneas de actuación bien marcadas al respecto:
· Una es la que tiene que ver con la atención de la víctima; es decir, a través del
teléfono verde o a través de sus profesionales, a través de los Hogares, a través
de sus talleres.
Dentro de los programas que hoy están en marcha, quiero hacer mención del Pro-
grama: “Equidad Educativa para Alumnas-Madres Embarazadas”; mediante el cual se
atiende a las mujeres de 12 a 18 años, en muchos casos abandonadas por su pareja, en
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
otros casos maltratadas o abusadas. Estas mujeres se inscriben en los Distritos, y me-
diante el Programa es posible la actualización de sus documentos de identidad; recibir
atención médica, seguimiento a su embarazo, y continuar con su escolarización. En
este sentido, el Municipio les otorga 100 pesos mensuales–el equivalente a 33 dólares-,
para contribuir a su permanencia en las escuelas.
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Trabajamos con mujeres de base y trabajamos con mujeres profesionistas, porque creemos que
para lograr el desarrollo de las mujeres debemos estar unidas; nosotras partimos de la firme
convicción acerca de de que si la mujer avanza, la sociedad también.
El Poder Legislativo está integrado por 158 Diputados que representan a la población,
comúnmente nombrados “los padres y madres de la patria”. Del total de Diputados,
sólo hay 20 mujeres; así, es evidente la gran representatividad que tienen (y han tenido
siempre) los hombres en la historia de Guatemala.
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
trabajando en conjunto con la (Académica) Dra. Marcela Lagarde quien nos ha guiado
por estos espacios de lucha por la igualdad de las mujeres. Así, aprovecho la ocasión
para brindarle un agradecimiento especial.
Gracias al apoyo de mujeres como ella, hoy en día en Guatemala tenemos una Ley Con-
tra el Femicidio, perdón, porque en Guatemala no se adoptó el término Feminicidio,
ya que el Gobierno argumentó que acuñarlo era ir contra de ellos mismos, pero como
sabemos, las autoridades generalmente no responden al llamado de las mujeres.
Las mujeres que ustedes pueden observar en esta diapositiva, son representantes de
la Coordinadora de Mujeres por el Derecho a la Tierra y la Propiedad, son mujeres de
base con las que nosotras trabajamos. Trabajamos con mujeres de base y trabajamos
con mujeres profesionistas, porque creemos que para lograr el desarrollo de las muje-
res debemos estar unidas. Nosotras partimos de la firme convicción acerca de de que
si la mujer avanza, la sociedad también.
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Las acciones en torno del tema de la seguridad para las mujeres se han impulsado
en buena medida desde la sociedad civil. Por ejemplo, este proyecto lo va a manejar
Fundación Guatemala, porque si el recurso ingresara directamente a la municipalidad
de Livingston o a la municipalidad de Guatemala, éste entraría en un rubro general, lo
cual implicaría una gestión posterior para realizar acciones en torno de las mujeres.
Regresando al proyecto piloto, éste tiene una duración de seis meses; y se refiere fun-
damentalmente a la implementación de estrategias de intervención del Programa de
Ciudades Seguras. Su objetivo general tiene que ver con la puesta en marcha de inicia-
tivas innovadoras para excluir la violencia hacia las mujeres en las ciudades; como por
ejemplo, el diseño y operación de políticas públicas en la materia, promover procesos
participativos de actores y actoras locales, particularmente de las mujeres. Las mujeres
difícilmente logramos llegar a puestos de toma de decisión, por eso debemos ir incor-
porándonos poco a poco en los puestos de decisión de universidades, del gobierno,
de las municipalidades.
Tenemos también que apoyar a las redes y las organizaciones de mujeres, para fortale-
cerlas y lograr incidir en las agendas de los gobiernos locales y así, prevenir la violencia
de género en las ciudades, trabajando con las personas responsables del diseño e im-
plementación de las políticas públicas de género en los gobiernos locales de aquellas
Ciudades involucradas en el programa.
Deseo destacar que este Programa cuenta con resultados, actividades e indicadores
muy bien definidos. Por ejemplo, en términos de resultados, pretendemos la realiza-
ción de un Plan Operativo con el Gobierno local de la Ciudad de Guatemala a través
de la Oficina Municipal de la Mujer, inclusive, estamos ya trabajando en el marco de un
convenio de colaboración entre UNIFEM y el Municipio.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
itinerante para mujeres que vincula los contenidos de los instrumentos internaciona-
les de derechos humanos como la CEDAW, la Convención de Belem Do Pará y su Pro-
tocolo Facultativo con sus Programas. Pretendemos en este marco, que se incluyan he-
rramientas para la promoción de Ciudades Seguras desde la perspectiva de género.
Respecto de los indicadores, estamos colocando los siguientes: que la Ciudad de Gua-
temala cuente con un Plan Operativo de dos años para disminuir la violencia contra
las mujeres; que el número de mujeres que atienda la Escuela Municipal Itinerante,
conozca y promueva la protección integral de los derechos de las mujeres.
Otro de nuestros resultados, tiene que ver con mujeres jóvenes de los barrios margina-
les de ciertas zonas de la ciudad de Guatemala; quienes por medio de esta iniciativa, se
encuentran realizando incidencia local en espacios públicos, con la intención de lograr
un barrio sin violencia contra las mujeres.
Una cuestión que quiero destacar es que estamos trabajando mediante alianzas estra-
tégicas. Creemos que siempre tenemos que estar aliadas con otras organizaciones; por
ejemplo, actualmente vamos a empezar a trabajar con una organización local en todo
lo que tiene que ver con el sector de mujeres jóvenes. De esta manera, estamos priori-
zando acciones de formación, la realización de jornadas de encuentros y reuniones de
coordinación; caminatas exploratorias en los barrios, a manera de trazar un diagnóstico
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piloto sobre los tipos más frecuentes de violencia contra las mujeres jóvenes. Tenemos
también pensado el desarrollo de un mapeo sobre los lugares más inseguros y los más
seguros que ellas consideran en sus barrios. Las acciones vinculadas a la apropiación
de espacios públicos y la promoción de la cultura, son otras de las actividades a desa-
rrollar con el grupo de mujeres jóvenes.
Los indicadores en este sentido, tienen que ver el conocimiento por parte de las mu-
jeres jóvenes sobre los tipos de violencia y las propuestas de acción. No sólo es sa-
ber que existen causas de violencia, sino cómo desde las mismas mujeres podemos ir
avanzando en su solución.
El cuarto resultado que pretendemos alcanzar tiene que ver con el trabajo específico
en el municipio de Livingston, en el Departamento de Izabal, que es la zona Caribe de
Guatemala; ahí, estaremos trabajando con la Oficina Municipal de la Mujer. Ya hemos
trabajado con ellas y con la Red de Promotoras Municipales en Derechos Humanos de
las Mujeres; que fue un proceso que iniciamos con el apoyo del Instituto Interameri-
cano de Derechos Humanos. En el marco de dicha iniciativa, se formaron 20 mujeres,
que no sólo tienen la potestad de levantar denuncia, sino que tienen el papel de ase-
sorar a la Oficina Municipal de la Mujer. Después de que se les capacitó mediante un
Diplomado, se conformó la Red, y son ahora las asesoras que se encargan de apoyar al
Alcalde y apoyar a la encargada de la Oficina Municipal.
Las actividades que se tienen para este periodo son: establecer acuerdos con la Ofici-
na Municipal para diseñar un plan operativo a dos años sobre Ciudades Sin Violencia
para las Mujeres; fortalecer la Red de Promotoras Municipales; seleccionar un barrio
del Municipio para trabajar procesos piloto con las Procuradurías Móviles (el cual ya se
está iniciando); realizar caminatas, con la intención de que las mismas mujeres reco-
nozcan su Municipio, se apropien de los espacios dónde se sienten más seguras, y nos
indiquen en cuáles no lo son, para de esta manera apoyarles y lograr una mejor cali-
dad de vida; realizar talleres de sensibilización con los agentes de la Guardia Urbana.
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en el que secuestraron a los 20 policías, hasta la semana pasada16 sólo existían dos
policías para todo el Municipio y, tras varias gestiones, hemos logrado que vuelva la
Guardia al Municipio.
Por otra parte, tenemos programado desarrollar una iniciativa sobre formación ética y
profesional en los temas de reducción de violencia contra las mujeres, que sea asumi-
da por la Policía de Turismo y la Policía Nacional de Livingston.
Por último, también quería comentarles que todos estos avances se han logrado en
buena medida, gracias al importante impulso de las organizaciones de mujeres y des-
de las alianzas estratégicas que hemos podido establecer.
Gracias nuevamente a Olga Segovia, a Liliana Rainero y Ana Falú, que han sido “arqui-
tectas” de este proyecto de Ciudades Seguras, que ahora está a punto de iniciar su
implementación en Guatemala.
16 Con relación a las fechas de realización de este Encuentro, esta referencia de la semana pasada, corresponde a la última semana de agosto de 2008.
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“El Programa Ciudades sin Violencia para las Mujeres: Ciudades Seguras para todos/as
en San Juan de Lurigancho (Lima) y su impacto en el Proceso de Construcción del Plan de
Igualdad de Oportunidades del 2008”. Sra. Diana Miloslavich Túpac, Centro de la Mujer
Peruana Flora Tristán. Lima, Perú.
En síntesis, para abordar la problemática de la violencia, debemos tener acciones claras, metas
bien definidas e indicadoras que nos permitan dar cuenta de los avances. Pero, también son
importantes las alianzas que establezcamos con organizaciones, con las instituciones privadas y
públicas, pues éstas representan recursos fundamentales.
Voy a compartir el día de hoy con ustedes la experiencia que realizamos en 2004 en
Perú con apoyo de UNIFEM, a través de su Fondo Fiduciario. Se trató de un proyecto
que duró un año y que lo desarrollamos en conjunto con CISCSA17, en ese momento
con las compañeras Liliana Rainero y con el equipo de Rosario. A partir de esa expe-
riencia, se desarrollaron distintas líneas de trabajo que continúan impulsándose por
otras organizaciones en los mismos Distritos inicialmente contemplados.
Lo que a continuación expongo responde un poco a una de las inquietudes que expo-
nía Giulia Tamayo en su exposición; me refiero al tema de la sostenibilidad de nuestras
propuestas. En este sentido, una de las cosas que quiero plantear tiene que ver con las
formas en las que logramos hacer que las iniciativas desarrolladas permanezcan en las
organizaciones de mujeres y en las organizaciones feministas.
Provengo de una organización que el próximo año cumple 30 años. Parte de nuestra
labor tiene que ver con una apuesta política, que prioriza el trabajo cercano con el mo-
vimiento de mujeres y el movimiento feminista en el Perú, con el firme propósito de
mejorar las condiciones de vida de las mujeres.
El Programa que desarrollamos durante el 2004 tenía como objetivo garantizar ciuda-
des seguras para todos y todas, en especial para las mujeres, niñas, jóvenes y adultos
mayores, así como lograr una exigibilidad de los derechos humanos, y en concreto del
derecho a una vida sin violencia.
Entre los objetivos específicos destacaba la incidencia con los Gobiernos locales, parti-
cularmente en la formulación de políticas públicas, mediante las cuales se garantizara
el derecho a vivir en una ciudad libre de violencia para las mujeres.
17 Centro de Intercambio y Servicios Cono Sur- Argentina; Coordinación Regional de la Red Mujer y Hábitat de América Latina.
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Y por otro lado perseguíamos también el objetivo de desarrollar instrumentos que re-
cuperaran experiencias de los países de la región, para dar respuesta a la multiplicidad
de expresiones de violencia y garantizar ciudades seguras para las mujeres. Me quiero
detener en ese objetivo, el cual se centró en el diseño de instrumentos por medio
de los cuales se recuperaran las experiencias feministas (regionales e internacionales)
que en torno al tema se han desarrollado.
En este sentido, muchas de las cosas que nosotros hemos impulsado en Perú, han re-
tomado la experiencia de la Ley de Igualdad Real en Costa Rica, pasando por las expe-
riencias de las Comisarías en Brasil, y por la Ley de Cupos en Argentina.
Por esta razón, durante el 2004 nos pareció necesario recuperar lo que sobre el tema de
Ciudades Seguras se estaba llevando a cabo. Así, la experiencia de Canadá y de la Red de
Mujer y Hábitat eran iniciativas importantes que quisimos recuperar para el Perú.
Con este antecedente, otro de los objetivos que nos planteamos fue el de generar
información y conocimiento acerca de la problemática de violencia e inseguridad ciu-
dadana; luego, capacitar a funcionarios públicos acerca de la implementación de polí-
ticas de seguridad urbana desde un enfoque de derechos humanos.
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las víctimas, -antes del estudio pensábamos que era algo espontáneo-. Es decir,
saben su camino al trabajo, al mercado, a la escuela. Bajo este contexto ocurre el
hurto, el robo y las agresiones.
Me gustaría destacar que estos procesos no son estáticos, van cambiando; nosotras
por ejemplo, iniciamos el Programa en un momento donde en el Perú había un proce-
so de centralización, y hoy la situación ha cambiado.
Otro dato a destacar es que en el 2004 fue posible la aprobación de un decreto que
establece la obligación de contar con presupuestos participativos en todo el país. En
nuestro caso, dentro del presupuesto municipal hay un 20% que se define mediante
un mecanismo democrático, donde las y los actores participantes se pueden inscribir,
presentar sus proyectos y debatir acerca de la manera como se utilizará ese dinero. No
es mucho, sólo es un 20%, pero las mujeres lo hemos sabido aprovechar.
En la experiencia del 2004 estaban los Comités Distritales de Seguridad Ciudadana, los
cuales son un legado de lo que nos dejó la época de la violencia política en nuestro
país, donde inclusive había atentados por medio de bombas. Teníamos una inseguri-
dad de esa naturaleza.
En medio de ese contexto, los municipios crean un servicio de “serenazgo” que patru-
llaba la ciudad. Pero, una vez que la dictadura cayó fue posible instaurar un régimen
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En Perú también por ley, existe un Plan de Desarrollo Distrital. Antes, cada Alcalde o
Alcaldesa que llegaba al poder, hacía un plan estratégico quién sabe sobre qué. Ahora
eso ha cambiado, tenemos un Plan de Desarrollo del Distrito, que no puede cambiarse
cada cuatro años, cuando hay un cambio de Alcalde o Alcaldesa; ahora ya no pueden
llegar y decir: “no me gusta este plan y hago uno nuevo”. No, porque ahora los planes
son de más largo plazo, y están protegidos por un legislación.
En el Plan de Desarrollo del Distrito durante el 2004 logramos introducir una línea es-
tratégica acerca de la seguridad ciudadana. De esta manera, logramos mejorar la infra-
estructura urbana, mejorándose la iluminación, los parques, se habilitaron los terrenos
descampados, entre otras acciones.
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La situación actual ha mejorado, pero continúan los altos índices de inseguridad ciuda-
dana contra las mujeres dentro del Distrito, razón por la que dentro del Plan existe un
objetivo estratégico que tiene que ver con la reducción de las diversas formas de vio-
lencia contra las mujeres en el Distrito de San Juan, a través de políticas y programas.
Por ejemplo, una de las acciones es incidir sobre el impacto de los efectos que la violen-
cia produce en el desarrollo del Distrito. Esta acción estratégica debe tener una meta
con la que medimos los avances: que al 2013, el 45% de mujeres y hombres lideresas
de organizaciones sociales de San Juan de Lurigancho desarrollen capacidades para
detectar, derivar y prevenir la violencia contra las mujeres.
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“El Gobierno Local: un buen vecino para la Seguridad de las Mujeres en las Ciudades”.
Sra. Alejandra Massolo, GIMTRAP-Punto Focal, Red Mujer y Hábitat. DF, México.
En correspondencia, las políticas y estrategias de los gobiernos locales, buenos vecinos de las
mujeres, tiene que responder adecuada y oportunamente a la diversidad de necesidades y ries-
gos de las mujeres en las ciudades.
Esto fue un encargo a partir del Programa de Naciones Unidas de UN-HABITAT18. De-
bemos reconocer el papel pionero de las mujeres y de la ciudad y el Gobierno local
de Montreal, quienes establecieron una conexión entre el Programa UN-HABITAT y la
colaboración de Organizaciones No Gubernamentales de Mujeres, a partir de la sede
Montreal, para la realización de la encuesta.
Es decir, aparece la presencia del Gobierno local como un aliado en los trabajos y pro-
yectos que las organizaciones de mujeres están promoviendo, a favor de la seguridad
de las mujeres en las Ciudades.
Son alianzas de muy diversa índole, con distintos objetivos y actividades, pero que
comprueba que los Gobiernos locales en el mundo sí pueden ser aliados confiables
de las organizaciones de mujeres que están luchando contra la violencia y por lograr
ciudades y espacios públicos más seguros.
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Lo son también el diseño de mapas de los lugares de mayor inseguridad para las mu-
jeres que han sido nombrados “los mapas de la ciudad prohibida para las mujeres”.
En otra vertiente, un conjunto de herramientas que tienen que ver con apoyos para
capacitación, formación, guías, manuales, muestran una gran utilidad para lograr una
ciudad más segura paras las mujeres.
Por lo que hace a la encuesta señalada, uno de los resultados más importantes es el
papel que tienen los Gobiernos locales con relación a este tema. Estoy convencida de
que actualmente hay un nuevo perfil, un nuevo papel y se están desarrollando nuevas
prácticas desde los Gobiernos locales, que comprenden los asuntos de la seguridad
ciudadana de las mujeres en los espacios públicos como una competencia y una res-
ponsabilidad del quehacer municipal.
¿Qué es lo que nos dice este resultado? Que a pesar de que aún existe un papel dis-
tante, y yo diría hasta ineficiente y negligente en los temas de las violencias contra las
mujeres y la seguridad de las ciudades, también tenemos elementos, indicios, pruebas,
de que los Gobiernos locales están actuando diferente frente a las problemáticas de
las violencias que sufren las mujeres en las ciudades.
De cualquier manera, con una buena o mala gestión, son las instancias a quienes les
toca más directo atender las demandas, los conflictos, las molestias y los disturbios
de la población debido a los problemas de violencia, por lo que bajo este contexto se
plantea la seguridad de las mujeres en las ciudades y el nuevo papel que han de des-
empeñar los Gobiernos locales.
Este nuevo papel nos lleva a reflexionar, discutir y llegar a ciertos consensos respecto
de la definición de buen gobierno local, o como yo lo denomino “el buen vecino de las
mujeres”. Esto es, el significado y responsabilidad de un nuevo perfil, de un nuevo papel
del gobierno local como un buen vecino, se sustenta en que es la instancia de gobier-
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Entonces, la proximidad hay que caracterizarla según qué tipo de gobierno se trata;
de qué tipo de gobierno local hablamos. Afortunadamente, hace ya más de una dé-
cada en algunos gobiernos locales está apareciendo un nuevo papel respecto de la
atención a la violencia contra las mujeres, tanto en los espacios públicos como en los
espacios privados.
Este nuevo papel, este nuevo desempeño de los gobiernos locales con relación a las
violencias contra las mujeres es de extraordinaria y enorme importancia para la cali-
dad de vida cotidiana de las mujeres en los espacios públicos y privados. Pero también
es de enorme importancia para la democratización de las relaciones sociales de géne-
ro, en las ciudades y en todos sus espacios. Es decir, aquí hay un papel no solamente
de responsabilidad del gobierno local sobre la atención a las violencias, sino un nuevo
papel en cuanto a la democratización de las relaciones sociales entre hombres y mu-
jeres en las ciudades.
Bajo este esquema, la proximidad del gobierno local ahora sí adquiere un sentido con-
creto de presencia positiva de la autoridad municipal. La proximidad se traduce con-
cretamente en una presencia positiva, efectiva, eficaz, eficiente en relación a las distin-
tas situaciones, demandas y problemáticas de violencias contra las mujeres.
Es entonces cuando podemos decir que el gobierno local está adquiriendo un perfil
protagonista Aquí tenemos la experiencia del Gobierno de la Ciudad de México, y algu-
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nos otros que estamos conociendo en este evento, con este nuevo perfil protagónico
de liderazgo institucional. No de un liderazgo personalista de la típica cultura política
latinoamericana caciquil, caudillezco, personalista. No, son liderazgos institucionales,
modernizadores, innovadores del papel y gestión de los gobiernos de las ciudades.
Hoy en día está apareciendo este nuevo rostro de proximidad del gobierno local como
un buen vecino para la seguridad de las mujeres en las ciudades. Así se me ocurre de-
nominar este nuevo perfil del gobierno local: “un buen vecino”, en lugar de ese rostro
distante, indiferente, negligente y hostil que suelen presentar los poderes públicos mu-
nicipales ante las violencias que sufren las mujeres en sus comunidades y localidades.
Un bueno gobierno local debe tener tres características que considero definen, carac-
terizan, el perfil del gobierno local como buen vecino de las mujeres: amabilidad, res-
ponsabilidad y confiabilidad. Y además debe reunir tres requisitos básicos: el primero
es voluntad política efectiva y sostenida por parte del Alcalde o Alcaldesa19. Esta vo-
luntad política efectiva y sostenida es indispensable, pero no es suficiente; se requiere
también en los Consejos Municipales o Cabildos la presencia de mujeres y hombres
sensibilizados sobre los derechos humanos de las mujeres y la problemática de la vio-
lencia de género.
Ahora bien, el buen gobierno local con estas características en nuestros países, tene-
mos que reconocer que son una excepción, una rareza en el conjunto de los 16 mil
375 municipios que se calcula existen en América Latina. Si bien son una excepción, de
todos modos lo importante es que existen algunos casos. Esto es importante, aunque
sean excepciones, porque representan ejemplos de demostración de que sí se puede
que los gobiernos locales si pueden cumplir o transformarse para atender los temas de
violencia contra las mujeres y la seguridad de las mujeres en las ciudades.
19 En el caso de ciudades como el Distrito Federal y Buenos Aires, a esta figura se le denomina Jefe ó Jefa de Gobierno.
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Son procesos destacados, y se necesitan por supuesto muchos más, porque no es so-
lamente por la seguridad de las mujeres en las ciudades, sino que es para mejorar la
calidad de vida ciudadana y la convivencia cívica en las ciudades.
Por ejemplo, las violaciones y asesinatos de las mujeres por el sólo hecho de ser mu-
jeres, atenta contra la convivencia pacífica y civilizada en el mundo urbano moderno,
que, como ya sabemos es un mundo mayoritariamente de ciudades. Este atentado a
la convivencia pacífica y civilizada debido al ejercicio de la violencia contra las muje-
res, debería motivar repudio en la opinión pública y de los medios de comunicación,
-como otros incidentes violentos que sí generan un fuerte repudio social-, porque son
incidentes que atentan contra la vida y la integridad de las mujeres.
· Se reconoce que las mujeres tienen razón al tener miedo, al percibir miedo. Se
retoman las experiencias de las mujeres en materia de prevención y soluciones,
se toman en cuenta las experiencias, los saberes cotidianos, para impulsar solu-
ciones en materia de seguridad.
Acerca de los agentes de intervención, éstos deben tener las siguientes características:
· Por lo que se sabe, no hay ninguna ciudad en el mundo que garantice total-
mente la seguridad; entonces bajo este panorama, un buen gobierno local debe
estar presente y acompañando. No puede garantizar absoluta seguridad porque
son ciudades de seres humanos, por lo cual el conflicto es inherente a la vida
social. Pero, debe estar ahí presente, acompañando; y esto tiene una enorme im-
portancia respecto de la sensación, la vivencia de las mujeres, pues ellas saben
que a alguien le importa su seguridad, y ese alguien es la institución de gobierno
local, a través de sus instancias, dependencias, políticas y acciones.
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Así también relaciona la inseguridad únicamente con las estadísticas sobre los crí-
menes donde aparecen menos mujeres: “pero si a ustedes las matan menos”. Claro el
tema de los datos son importantísimos, llevar bien las estadísticas es fundamental,
pero este enfoque minimiza la inseguridad de las mujeres basado solamente en los
datos de las estadísticas.
Bien pues, en estos dos enfoques tenemos una distinción; aunque claro nada es esque-
mático, ni rígido, pero el gobierno como buen vecino es el que procura, que trata de
actuar focalizando la seguridad de las mujeres en el sentido de autonomía y empode-
ramiento, y son los que están dando los mejores resultados.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
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Finalmente una reflexión: las mujeres usan y circulan la ciudad llevando diariamente
en su mente y en sus traslados, relaciones, afectos y obligaciones de sus vidas cotidia-
nas en la familia, en el trabajo, en el barrio, en la colonia. Por lo cual, la seguridad de las
mujeres en las ciudades tiene que ver entonces con una variedad de personas, varie-
dad de relaciones, variedad de afectos y variedad de obligaciones.
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De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Rela-
ciones en los Hogares 2006 (ENDIREH), la Ciudad de México ocupa el tercer lugar en
el porcentaje de incidencia de violencia contra las mujeres, superada por Jalisco y el
Estado de México.
Ante ello, durante el primer trimestre del 2007, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de
México solicitó al Inmujeres-DF coordinar el trabajo interinstitucional para diseñar un
programa de prevención, atención y sanción de la violencia sexual en el Sistema de
Transporte Público de la Ciudad de México.
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El Programa está pensado para aplicarse en todos los medios del Sistema de Transpor-
te Público de la Ciudad, abarcando la cobertura en todas sus rutas y líneas, mediante
tres acciones de coordinación interinstitucional.
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A partir del 20 de noviembre de 2007, el METRO destinó tres espacios en los pasillos de
las estaciones:
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· Asesoría a mujeres que acuden a los Módulos para otras materias, enlace y/o
canalización de la víctima a las instancias competentes.
El procedimiento de atención para los servicios que prestan los Módulos Viajemos Se-
guras consiste en:
- Las o los policías (PA, PBI, Seguridad del STC remiten a la víctima al Módulo Via-
jemos Seguras.
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Presentación de denuncia
Del 23 de enero al 16 de mayo de 2008 se llevó a cabo la Prueba Piloto, operado con un
solo Módulo en la estación Balderas, con un total de 81 casos atendidos, de los cuales 44
fueron por abuso sexual.
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TOTAL DE CASOS CASOS POR ABUSO SEXUAL CASOS POR OTRAS VIOLENCIAS
329 286 41
Sexo de víctima
MUJERES HOMBRES
305 24
Edad
Rango de edad víctima Rango de edad probable responsable
10 – 68 15 – 74
De los 282 casos referidos a los Módulos Viajemos Seguras por los elementos de Segu-
ridad de la SSPDF para la asesoría jurídica y acompañamiento a la víctima:
Denuncias presentadas ante las Denuncias presentadas ante Denuncia presentada ante M. P del Munici-
Agencias Especializadas para Deli- el Ministerio Público No. 50, pio de Tlalnepantla. Canalización y segui-
tos Sexuales, PGJDF PGJDF miento
201 5 1
Denuncias ciudadanas presentadas en los Mó- Denuncias presentadas ante Juez Cívico
dulos, sin iniciar proceso jurídico
60 49
Consignaciones Libre bajo reservas Libre bajo Libre por Conducta Libre por Falta de Mesa de Trá-
de Ley Caución Atípica Elementos mite
124 11 22 2 14 3
77
78
Procesos “irregulares”
Desistimientos en MP Otorgamiento de Perdón Se dio a la fuga No se sabe aún
5 22 2 14
TIPO DE VIOLENCIA BALDERAS HIDALGO INDIOS VERDES PANTITLÁN PINO SUÁREZ TOTAL
Principales acciones
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· Sistematización diaria, semanal y mensual por lugar, hora, estación, datos del
agresor y la víctima en los Módulos Viajemos Seguras, a fin de alimentar la infor-
mación a las autoridades competentes.
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Mesas de debate
Mesa 1. La responsabilidad del Estado para garantizar el
ejercicio pleno de los Derechos Humanos de las mujeres.
“Ciudades Seguras: Un Paradigma Amplio de Seguridad Humana” Sra. Teresa Incháus-
tegui Romero, Catedrática e Integrante del Consejo de Evaluación del Desarrollo Social
del Distrito Federal.
Considero que una de las cuestiones que se imponen como parte de la construcción
de las políticas de seguridad, y sobre todo de la seguridad con perspectiva de género,
es salir de esos diagnósticos que solamente se restringen a la parte de los delitos y de
las faltas; ya sean faltas administrativas o cívicas, para que de esta manera, se pueda
plantear efectivamente un abordaje que incorpore estas políticas dentro de un mar-
co más amplio, como el que sobre seguridad humana ofrece el PNUD20 a finales de la
década de los 90, en donde la seguridad se compone de una serie de elementos: segu-
ridad física, seguridad y acceso a derechos exigibles bajo un contexto donde existen
organismos responsables de atenderlos, de proveerlos y de dirimir también aquellos
casos en donde el acceso a los mismos no ha sido efectivo. Por supuesto el derecho a
la integridad personal, el derecho a la protección de los bienes, son claves; es decir, la
seguridad tiene que ver con la salud, con el bienestar y con la construcción de entor-
nos seguros.
En ese sentido, la política de seguridad es tratar de cerrar todas las puertas a la incerti-
dumbre y a la inseguridad, que son ya el pan nuestro de cada día en todas las ciudades
del mundo.
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En México por ejemplo, estamos viviendo toda una explosión de histeria e incertidum-
bre por la falta de seguridad; pero el tema sigue centrado en dos o tres aspectos ele-
mentales que son muy importantes, como es el tema de los delitos y concretamente el
tema de secuestro, poniendo también de relieve por supuesto, la falta total del Estado,
la ausencia del Estado protector, que ya no existe en México. El Estado mexicano ha
tenido un proceso de desmantelamiento brutal, no solamente porque los derechos se
han debilitado, porque los derechos sociales y los servicios sociales cada vez son me-
nores, sino porque también se ha cedido la autonomía del Estado a actores privados
legales o ilegales.
El crimen organizado representa la comisión de actos ilícitos a gran escala, que requie-
ren -por su puesto- de una organización logística que no es posible llevar a cabo si no
hay contubernio de las autoridades. Entonces, hablar de crimen organizado sin hablar
del contubernio de las autoridades, pues es estar tirando al vacío; un gobierno no pue-
de cuestionar el crimen organizado, si no está encarcelando a todos los que tienen que
ver con esa criminalidad.
Considero que el Gobierno del Distrito Federal está dando pasos en este sentido. Creo
que tanto lo que se ha iniciado en el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal y la
Secretaría de Seguridad Pública del DF, en el tema del transporte seguro es muy im-
portante. Pero aún falta profundizar en la parte de entornos seguros, y no solamente
tener una política de persecución del que comete una falta cívica o de plano del que
comete un delito, sino profundizar, a la par, en instrumentos de política que nos permi-
tan avanzar en acciones de prevención y de re-educación.
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
Por ejemplo, una encuesta de victimización en el Distrito Federal arrojó datos sobre los
factores que generan inseguridad en las personas, y ahí se evidencia que no sólo tiene
que ver con la dinámica delictiva. Dicha encuesta visibiliza que existen otras fuentes de
inseguridad presentes en la Ciudad, y tienen que ver con la falta de banquetas, la falta
de semáforos para peatones, la falta de pasos seguros.
En algún momento leí que el Distrito Federal está dentro de las principales ciudades
del país donde las muertes por atropellamiento son impresionantes, y ello victimiza
mucho más que el delito menudo en la calle, convirtiéndose en una importante fuente
de inseguridad.
Plantear entornos seguros, significa también recuperar esos espacios, construir ban-
quetas. Ésta es una ciudad inhóspita desde el punto de vista del peatón, por lo que
tiene que recuperarse. De igual manera, reconstruir el tejido social, recuperar el espa-
cio público es también una manera de quitar el espacio a la criminalidad y devolverlo
a la sociedad.
En ese sentido, me parece que hay que abordar el concepto de Ciudades Seguras, utili-
zando un paradigma amplio de seguridad humana. Creo que la formación de Consejos
Ciudadanos en los vecindarios, pueden ser un vehículo interesante para abrir la partici-
pación ciudadana y para que la gente se apropie del espacio público. Porque en Méxi-
co hay la idea de que lo público no es de nadie, -es de todos y no es de nadie- o, como
es público, es del gobierno, y que el gobierno lo atienda; o, como es espacio público
y es de todos, también es mío y yo lo privatizo y pongo rejas. Es decir, esas ideas bajo
las cuales la gente actúa en el espacio deben replantearse, para lo cual, los Consejos
pueden ser una vía apropiada.
Yo he dicho por ejemplo, que si en lugar de los señores que privatizan las aceras pu-
siéramos parquímetros accesibles (no de esos parquímetros carísimos que cuestan un
dineral como los que están en Reforma o los que están en la Zona Rosa), que sean de
tarjeta y en donde te otorguen un ticket que avale tú pago, y a partir del dinero que
ahí se genera, se formara un fondo para arreglar las baquetas, para limpiar los parques
o para pavimentar las banquetas, la gente sentiría que ese espacio es suyo.
Debemos abogar por este tipo de iniciativas, pues podría representar una manera de
recuperar el espacio, para que la gente se empiece a apropiar del espacio público, pero
en el buen sentido de cuidarlo y que sea de toda la ciudadanía. No sé que tan viable sea
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llevar a la práctica lo que estoy planteando; me imagino que no es tan difícil de hacer,
y que esto es parte de la recuperación también del tejido social y de la ciudadanía.
Si queremos que las mujeres sepan cuáles son sus derechos, si queremos que la ciu-
dadanía los conozca y que los ejerza, lo primero que debemos hacer es crear esas con-
diciones. Tenemos que hacer además, un esfuerzo muy grande para revertir la inercia
que traemos de no participación, de desmovibilización, de desaliento, y de resignación
al encierro.
Un enfoque de este tipo generaría un entorno mucho más favorable para abordar el
tema de la seguridad de las mujeres, ya que entraría dentro de un paquete global de
una iniciativa macro. Desde mi punto de vista, es indispensable lanzar una iniciativa
más amplia donde Ciudades Seguras, se articule el tema de los entornos seguros.
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“Claves para el Ejercicio Real de los Derechos Humanos de las Mujeres”, Consejera Jurí-
dica y de Servicios Legales del Distrito Federal
Cuando se logra conjuntar la parte jurídica con la parte política, con la parte económica, y ade-
más viene la garantía social, que es relevante porque significa la aceptación de algo que la gente
siente como propio, es cuando tú internalizas el derecho y lo sientes tuyo
Muchas veces el derecho consagra derechos que no se pueden ejercer; esto impacta el
ejercicio pleno de los mismos. Por ejemplo, el nacimiento de la Constitución Mexicana
es particularmente extraño; desde que nace la primera Constitución Federal (en 1824)
ésta consagró derechos que estábamos muy lejos de poder ejercer, pero esto se consi-
deró como un hecho natural.
Es decir, si yo les pregunto ¿desde cuándo somos una República Federal? Cualquier
abogado o abogada les va a decir que desde 1824, pero un politólogo/a les va a decir
que hace dos décadas, ambos ambas con referentes totalmente distintos, porque el
derecho plasma cosas desde una realidad jurídica distinta a la realidad cotidiana. Pero
esto que para nosotros los abogados es natural, para la mayoría de los observadores,
sociólogos, psicólogos, politólogos, comunicadores no es así, y te dicen: ¿bueno, en qué
mundo viven los abogados diciendo que existen cosas que sólo existen en el papel?
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de la mujer sea una realidad? Fundamentalmente considero que tiene que ver con
cuatro factores:
Los estrictamente jurídicos, que son muy importantes porque no sólo se trata de plas-
mar el derecho sustantivo, el derecho como lo quieran ver expresado a nivel del dere-
cho humano fundamental o de la garantía, y otra es la serie de normas que acompañan
al ejercicio a ese derecho, que nosotros le llamamos la parte adjetiva, la parte proce-
dimental. Pero además, ante quién los ejerzo, ¿existe la instancia? Es indispensable la
existencia de todo el aparato jurídico que acompañe a la norma sustantiva, porque si
no haces todo el entramado jurídico, tu derecho, de entrada, ya es la crónica de una
ineficacia anunciada.
A esta situación, los teóricos le han nombrado en latín “leyes ad pompam et ostenta-
tionem”, algo así como: “de manera pomposa y para el relumbrón ahí está plasmado,
aunque sepas que es imposible ejercerlo”. En particular a mí me tocó ver la reforma al
4° Constitucional en materia indígena, cómo llegó después de una consulta al Instituto
de Investigaciones Jurídicas y cómo alguien en la Presidencia de la República tachó el
texto lo suficiente, como para que quedara con la vaguedad necesaria que impidie-
ra su aterrizaje. Entonces una se pregunta: ¿cómo es posible que quieras plasmar un
derecho que, de entrada no quieres que se ejercite? Pero como todas sabemos, hay
razones políticas que lo marcan así. Así, el primer tema es cuando plasmas un derecho,
cómo no sólo te debes quedar en la redacción del derecho sustantivo, sino continuar
con todo el entramado jurídico complementario.
Segundo. Tiene que haber la decisión política para que ese derecho se ejercite. Puede
haber una adhesión política para decir: lo colocamos para resolver y para subsanar pre-
siones coyunturales de distintos sectores (ambientalistas, indígenas, mujeres); para dar-
les gusto. Ahí ya se logró plasmar, aunque después sepamos que no se va a ejercitar.
Entonces tenemos que tener la decisión política de nuestro lado, y por eso ha sido tan
importante el apoyo que actualmente tenemos del Jefe de Gobierno, quien tiene la
firme convicción de que los derechos sean una realidad, no que queden solamente
plasmados y ya. Por eso existe la presión para que no sólo se hable de un presupuesto
con perspectiva de género, sino que se realice todo el trabajo necesario para que eso
sea una realidad. Así, el factor político es indispensable.
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El más difícil de lograr son las garantías económicas, porque requieren de la creación de
una infraestructura, de apoyos y de medidas que desafortunadamente son limitadas.
Cuando se logra conjuntar la parte jurídica con la parte política, con la parte económi-
ca, y además viene la garantía social, que es relevante porque significa la aceptación de
algo que la gente siente como propio, es cuando tú internalizas el derecho y lo sientes
tuyo, y es parte del trabajo que se hace cotidianamente en el Instituto de las Mujeres y
en la Dirección de Igualdad y Diversidad Social, para que las personas no lo vean como
una imposición, o como algo ajeno.
Pero el solo tamaño de la Ciudad de México, te habla de que lo que la gente ha traído in-
ternalizado es el centralismo, aunque luchemos por ser federalistas, y por eso pareciera
que estamos luchando siempre contra la corriente; y en muchos casos sucede así.
Lo más relevante en el tema de los derechos de las mujeres, es que este empodera-
miento que se ha logrado en lo individual y en lo colectivo, vaya acompañado de un
proceso de apropiación de los mismos, y sobre todo de lograr coincidencia entre lo
que socialmente se desea, con lo que jurídicamente se busca.
Cuando tienes los cuatro fundamentos para la eficacia del derecho, lo que vas a lograr
es obviamente una eficacia real y no que te quedes en el papel. En el Distrito Federal
ahora están dadas las condiciones sociales, políticas, jurídicas, y hay que batallar con
las económicas, pues son justamente las más sensibles.
Nuestro trabajo tiene como propósito -no ser la que da las ideas originales, porque
esas las aportan las áreas-, sino brindar la última revisión para cuidar no sólo la cons-
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titucionalidad, sino la coherencia con otras normas, y que se quede a nivel de ley, o a
nivel reglamentario, a fin de ir armonizando el marco legal. El orden jurídico como un
sistema, finalmente debe tener cierta coherencia y debe tener una armonía entre sus
partes, por eso se habla de un sistema jurídico, y a veces el sistema se hace asistemáti-
co por una serie de reformas.
Además de este trabajo de creación normativa hay una relación muy estrecha desde
el punto de vista de los contenidos con la Asamblea Legislativa y con el Tribunal Su-
perior de Justicia. Con la Asamblea para que quede claro cuál es la intención de esa
legislación, y cuando discutan los diputados sepamos no sólo lo que está dicho en
el papel, sino que haya todo un soporte adicional que muestre hacia dónde vamos y
cómo forma parte de una política pública. Entonces, parte del trabajo que se hace en
la Consejería es cuidar ese nivel de referencia conceptual y de análisis, para el seno de
la Asamblea Legislativa.
Respecto del Tribunal Superior de Justicia, nos falta un trabajo inmenso con los jueces,
porque el Poder Judicial es un actor político (no sólo jurídico) de mucha relevancia
al momento de plantear una evolución jurídica; no sólo del Distrito Federal sino de
México, por el rol que empezaron a jugar los otros dos poderes. No es que el Poder Ju-
dicial de pronto haya querido tener la relevancia que tiene, sino fue lo que se propició
a partir de que el poder Ejecutivo se empezó a adelgazar respecto del viejo Ejecutivo
omnipotente, y el nuevo rol de los Congresos y de la Asamblea. Eso provocó que el
Poder Judicial comparta otro rol.
Pero la mayor lucha que tenemos con el Tribunal Superior de Justicia, es que los jueces,
todavía no usan como arma cotidiana los Tratados Internacionales, las Convenciones.
Estos actores continúan limitándose a los Códigos Civiles, a las reglas de toda la vida, y
no han podido dar este salto de creatividad judicial que a veces es fundamental, sobre
todo cuando se ven los temas de familia y los temas de la mujer.
Porque como sabemos, los temas que vienen heredados del Código Napoleónico no
tenían una perspectiva de género.
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Además la Consejería cuenta con la Defensoría de Oficio. Esta labor se realiza desde el
Área de Justicia Cívica, la cual resuelve faltas menores que implican las cuestiones de
la convivencia mínima en el DF, a partir de la Ley de Cultura Cívica, la cual por cierto,
no ha sido valorada en su justa dimensión.
Y, es que hay cuestiones que sin llegar a ser delito, llegan a los Juzgados Cívicos, los cua-
les son 70 en la ciudad. Nos falta no sólo la difusión de la existencia de estos Juzgados,
sino de permanente capacitación de los jueces para que las mujeres se sientan apoya-
das y sientan que acudir al Juzgado Cívico les significa la resolución de conflictos, y no
mantener esta permanente amenaza de inseguridad. La Cultura Cívica es algo que se
debe trabajar todos los días e ir haciéndola propia.
Si llevamos todo al ámbito penal, la sociedad también se hace caótica; tenemos que dis-
tinguir el nivel de cada cosa. Estoy completamente convencida de que hay casos, como
los de violencia hacia las mujeres, donde no es conveniente la conciliación, pero existen
asuntos menores que se pueden desarrollar en el área de Justicia Cívica. Entonces, parte
de la otra propuesta que tenemos que hacer es que haya muchísima más coordinación
con el área de Justicia Cívica.
Inclusive estamos proponiendo al Jefe de Gobierno, que haya más juzgados itinerantes,
porque la sola movilización al Juzgado Cívico les representa a muchas personas una
pérdida de tiempo. La propuesta en concreto es que en algunas estaciones del Metro
tengamos juzgados itinerantes y en algunos parques públicos también, como lo hace-
mos cuando hay partidos de fútbol en estadios. Actualmente, tenemos todo el mecanis-
mo listo para empezar a hacer este trabajo.
De todas maneras creo que el esfuerzo que ha hecho el Gobierno de la Ciudad, y sobre
todo esta búsqueda permanente de dar soluciones integrales, ha dado como resultado
el que hoy estemos tratando temas de eficacia y no de conseguir algunos derechos.
Considero que sobre el tema de los derechos, ya logramos muchísimo con relación a
la lucha que se inició en los 70; actualmente estamos –por fortuna- buscando que este
ejercicio sea pleno.
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“Dimensiones del papel del Estado y sus responsabilidades hacia las Mujeres”, Direc-
tora de Igualdad y Diversidad Social de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito
Federal.
Desde mi punto de vista las dimensiones que tenemos que tocar para que el Estado
cumpla con el papel de garantizar la seguridad de las mujeres son tres. La primera, es
el marco jurídico, la segunda dimensión es la política pública y, la tercer dimensión es
la del presupuesto.
Creo que en la Ciudad de México tenemos un marco jurídico suficiente para encuadrar
una política pública que nos permita construir una Ciudad Segura. De entre la legisla-
ción vigente en el Distrito Federal, podemos encontrar la Ley de Desarrollo Social, la
Ley de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, por su puesto en la Ley de Acce-
so de las Mujeres a una Vida libre de Violencia en el Distrito Federal, la Ley de Asistencia
y Prevención de la Violencia Familiar, y me parece también importante señalar la Ley
para Prevenir y Erradicar la Discriminación en el Distrito Federal.
En materia de política pública lo primero que tendríamos que ubicar, es que tenemos
un Programa General de Gobierno con siete ejes programáticos que nos permiten ir
ubicando las distintas iniciativas que aquí se han mencionado. Nuestros ejes son:
· Reforma política.
· Derechos plenos a la ciudad y sus habitantes, por supuesto ahí estamos inclui-
das las mujeres.
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Quiero de manera particular señalar, que la política pública que se requiere para cons-
truir una Ciudad Segura para las Mujeres tiene como marco la Ley de Desarrollo Social,
donde hay principios clave, como por ejemplo el principio de igualdad, el de equidad
social, el de equidad de género, el de justicia distributiva, el de diversidad, el de exigibi-
lidad, el de transparencia, a través de los cuales es posible construir la política pública.
No solamente tenemos el marco jurídico de nuestra parte, sino que tenemos también
el Programa General de Gobierno y el Programa de Desarrollo Social, donde nuestra
Dirección22 es parte sustantiva de la Secretaría de Desarrollo Social. Nuestro programa
“Ciudad con Equidad, Incluyente y Participativa” tiene como ejes transversales la equi-
dad de género y la igualdad sustantiva, la participación ciudadana, la no discrimina-
ción, el reordenamiento territorial y la recuperación de espacios públicos.
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A partir de esos señalamientos, empezamos a diseñar una política pública que nos per-
mitiera, por un lado, la inserción social de aquellas mujeres que egresaban de albergues;
para lo cual fue necesario lograr vinculación interinstitucional con todas las dependen-
cias que permitieran garantizarle a esas mujeres gratuidad en el transporte, acceso al
empleo, acceso a la salud, acceso a instancias infantiles, a educación para los hijos; es
decir, a un conjunto de servicios que realmente las mujeres requieren para poder conti-
nuar con su nuevo plan de vida una vez que han elegido romper con la violencia.
Pero por otra parte, veíamos que hay muchas mujeres que solamente llegan a las uni-
dades de atención, que no van al albergue, que continúan en sus casas; y que desde su
concepción deciden dar la lucha desde ahí.
Ante eso nos dijimos: no, ahí también tenemos que entrar. De esa convicción surge el
Programa del Seguro Contra la Violencia Familiar, que consiste en la entrega de apoyo
económico directo a las mujeres que viven una situación extrema de violencia, el cual
les permite una base mínima económica para lograr la autonomía que necesitan para
continuar con el proceso de liberación de la violencia.
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Estos dos programas, tanto el de Inserción Social, como el del Seguro Contra la Violen-
cia Familiar, tienen un componente que es muy importante: el de la vivienda. Se trata
de brindar vivienda a la mujer para que pueda tener un espacio físico que le permita
iniciar una nueva vida junto con sus hijas e hijos, o el espacio físico que les permita
poner distancia en lo que decide qué rumbo quiere continuar en medio de la decisión
de poner fin a la violencia.
· La tercera etapa era la relativa a cómo sostener el proceso; o sea, cómo gene-
rar un proceso de participación social no en el marco del mejoramiento de la
infraestructura (luminarias, pavimento, cancha deportiva) sino en función del
proceso mismo de la participación comunitaria. Entonces, la tarea fundamental
fue la convocatoria a la construcción de redes sociales de apoyo.
Las líneas de acción que sostienen esta estrategia son las siguientes: vinculación aca-
démica, generación de indicadores y detección de riesgos, el auto diagnóstico comu-
nitario, la formación de comités de participación social, jornadas vecinales para la re-
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cuperación social en los espacios públicos, y por su puesto acciones concertadas con
la sociedad civil.
Hemos establecido también acciones concertadas con la sociedad civil, con Organiza-
ciones de la Sociedad Civil como Tech Palewi, AC, con un trabajo de prevención sobre
violencia familiar desde la comunidad; AFLUENTES S.C, es otra de las organizaciones
con la que hemos trabajado, a través de una campaña de sexualidad juvenil, a la que le
llamamos “Sin respeto no hay sexo”, la cual consiste en ir a territorio, con la comunidad
y tocar el tema de la sexualidad en los jóvenes.
Con CIMAC24 empezamos a trabajar, con las asambleas comunitarias, los comités de
administración de recursos y las redes sociales. Entonces, en cada una de estas redes
o comités se nombraron personas para empezar a formar voceros en la comunidad, y
a través de CIMAC impulsamos una acción que se llamó “Construyendo justicia social
con equidad”.
Y finalmente con TENZIN, que es una organización de actores con quienes echamos a an-
dar el Programa Barrio-Cinema; a través del cual llevamos cine, arte y la cultura al barrio.
Así, ha sido una estrategia armada y con la sociedad civil, con organizaciones de espe-
cialistas en distintos temas, a fin de ir construyendo una agenda que le permitiera a
la comunidad definir distintos temas sobre los cuales trabajar y a la par, ir formando,
generando conciencia entre los habitantes de la comunidad.
La columna vertebral de esta estrategia han sido las jornadas vecinales para la recu-
peración social del espacio público. El año pasado intervenimos en 97 espacios públicos:
plazas, jardines, parques, módulos deportivos en las 16 Delegaciones, y a la fecha tenemos
constituidas alrededor de 140 redes sociales. La sustentabilidad de esta estrategia recae
23 Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
24 Comunicación e Información de la Mujer, AC.
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La primera estrategia del Programa Una Ciudad para Compartir y Disfrutar, a la hora de
sistematizarla y de enfrentar una problemática muy puntual que se suscitó en una de las
Delegaciones del DF (Gustavo A. Madero.- Caso News Divine), nos llevó a hacer un plan-
teamiento distinto. De este nuevo planteamiento surge la estrategia “El Barrio es Nuestro”
con la misma línea de trabajo, pero dirigida fundamentalmente a las y los jóvenes.
Uno de los ejes centrales trabajados con ellos/as, tiene que ver con la organización
de la ciudad. Partimos de que la organización de la ciudad determina finalmente la
forma en que experimentamos el tiempo, el espacio, la convivencia, la comunicación,
la participación, la identidad. Así, necesitamos recuperar el espacio público para poder
influir en esa forma de organización. El Gobierno de la Ciudad convoca a las y los jóve-
nes a participar en “El Barrio es Nuestro”, porque buscamos facilitar el encuentro entre
personas y grupos, así como reconocer nuestras identidades. Ahí tocamos el tema de
las emociones y de los sentimientos, porque queremos informar sobre sexualidad para
que puedan ejercer la sexualidad de manera responsable, porque queremos mejorar la
seguridad pública y comunitaria.
Bajo este escenario “El Barrio es Nuestro” es una estrategia que se cruza con un Plan
piloto que estamos desarrollando en esta Delegación, en donde el tema central es el
de la seguridad ciudadana.
De esta manera, empezamos a trabajar con 400 policías, quienes están capacitados
en el desarrollo de habilidades para la cultura del buen trato y la resolución pacífica
de conflictos. Aquí el tema fundamental es el de una policía sensible y capacitada, en
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Si nos diéramos a la tarea de hacer una correlación entre todo esto que hemos ido
planteando y nuestros principios, estoy segura que encontraríamos elementos para
que la gente pueda exigir el cumplimiento de sus derechos.
“Experiencia de la Red de Investigadoras por una Vida Libre de Violencia” Sra. Mayela
García Ramírez25. Coordinadora Nacional de Red de Investigadoras por la Libertad y
la Vida.
La violencia feminicida -desde esta concepción- no son solamente los asesinatos, sino todas
las muertes violentas de mujeres, las que en muchos de los casos van acompañadas de
impunidad. Es un proceso de violencia extrema que se va agudizando, no es que de repente
sucedió; representa la acumulación de una serie de violaciones a los derechos de las mujeres
que se va agravando.
La Red, es una iniciativa que surge a partir de la Comisión Especial del Feminicidio,
cuando la Dra. Marcela Lagarde se encontraba trabajando en la elaboración de la Ley
General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. En este contexto, en
primer lugar se hizo una investigación diagnóstica sobre la violencia feminicida en
todo el país, y la Red de Investigadoras surge de este trabajo.
25 En representación de la Dra. Marcela Lagarde y de los Ríos.
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Visibiliza también, tipos distintos de violencia, -además de los ya trabajados por no-
sotras y por las instituciones, como la violencia psicológica, física y sexual-, como son
la violencia económica y la violencia patrimonial. Esto es muy importante colocarlo,
porque entonces la Ley lo que evidencia es que la violencia contra las mujeres tiene
que ver con el desarrollo y tiene que ver con la democracia, tiene que ver con las con-
diciones de las mujeres para ejercitar los derechos, como aquí ya se ha dicho.
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Hay una relación directa entre la violencia que vivimos las mujeres, los distintos tipos
y modalidades, con los distintos niveles de desarrollo, con los distintos niveles de ac-
ceso a la salud, al empleo, a la educación, a todo lo que tiene que ver con el ejercicio
de derechos.
Ante esto, la investigación diagnóstica fue muy importante porque nos permitió co-
nocer en nuestro país (por Municipio, por localidad, por comunidad, por estado) cuáles
eran los distintos grados de marginación, de exclusión, de discriminación, de subor-
dinación de las mujeres, y cómo esos factores se cruzaban con los diferentes tipos y
modalidades de la violencia.
Así, la investigación es muy profunda, tiene aportes muy importantes; porque además
se investigó los hechos ocurridos por los homicidios dolosos y culposos en todo el
país. Y a partir del esfuerzo de documentación de fuentes oficiales hoy la Red puede
decir que desde el año 2002 a la fecha26 han ocurrido 10 mil asesinatos de mujeres en
nuestro país (2002 al 2008), lo cual es gravísimo.
La investigación da cuenta de estos datos, los cuales están ordenados por estados, por
municipio, por grupos de edad, por mujeres indígenas, y demás indicadores que tie-
nen que ver con el desarrollo, y están cruzados con la violencia feminicida.
Así también, la ley aporta la construcción de este concepto teórico, que después pasa
a ser jurídico y político, me refiero a la violencia feminicida; que es fundamental, es
muy importante.
26 Primera semana del mes de septiembre de 2008, sería el marco referencial para determinar la fecha actual, a la que hace alusión la expositora.
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Estos datos nos va otorgando claves de por dónde tienen que trabajarse las políticas
públicas de seguridad, fundamentalmente para garantizar el ejercicio pleno de los de-
rechos de las mujeres. La violencia feminicida -desde esta concepción- no son sola-
mente los asesinatos, sino todas las muertes violentas de mujeres, las que en muchos
de los casos van acompañadas de impunidad. Es un proceso de violencia extrema que
se va agudizando, no es que de repente sucedió; representa la acumulación de una
serie de violaciones a los derechos de las mujeres que se va agravando, que ocurre
en un contexto de impunidad y de tolerancia social; y, entonces las mujeres terminan
muchas de las veces con muerte violenta.
¿Qué otros tipos de muerte violenta pueden conceptualizarse desde todo este contex-
to que les mencionó? La muerte materna las cuales son muertes evitables en nuestro
país, que ocurren, según esta investigación, de manera mucho más grave en ciertas
localidades, donde las mujeres no tienen acceso a la salud, a la educación, al seguro, en
fin a una serie de derechos. Las muertes de mujeres a causa del VIH/SIDA, también se
considera violencia feminicida, pues muchas de ellas están directamente asociadas a
la violencia.
El diagnóstico del que les hablo es público. El Congreso Federal tiene todos los docu-
mentos, y todas las fuentes están en la página: www.mujeresvidaylibertad.com
Estoy plenamente convencida de que representa un instrumento pedagógico, y de
construcción de argumentos que pueden ser muy útiles para la generación de pro-
puestas y de negociaciones.
La Red de Investigadoras sigue trabajando ahora en lo que tiene que ver con homo-
logar los marcos jurídicos en las entidades federativas. Yo le decía a la Directora del
Inmujeres-DF hace un ratito, que estando aquí en el Encuentro ya me quiero venir a
vivir al DF porque ¡qué maravilla! Es una cosa impresionante, y lo digo porque si yo les
contara lo que pasa en Veracruz y en los demás estados del país, es una cosa terrible.
Hace apenas tres días dos compañeras mujeres del Cabildo, de un Municipio allá en
Veracruz fueron despedidas por difundir la Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia, pues se considera que la Ley ofende a los hombres. Entonces,
claro, yo me quiero venir a vivir al DF, porque supongo que aquí esto ya no sucede.
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Pero la Red no sólo está impulsando este trabajo de reformas legislativas, está llevando
a cabo todo un trabajo de interlocución con distintas entidades como los Institutos de
las Mujeres, los Sistemas creados para atender, prevenir, sancionar y erradicar la violen-
cia contra las mujeres, los cuales son mecanismos que la Ley de Acceso ha construido,
para que efectivamente el ejercicio del derecho a una vida libre de violencia cuente
con la política pública correspondiente, coherente con la legislación y que permita ir
generando las condiciones para ejercitar estos derechos.
Por ejemplo, el Banco Nacional de Datos e Información sobre Delitos Violentos contra
las Mujeres27, si ustedes lo revisan, podrán observar que toda la información ahí conte-
nida, toda la metodología del Banco, está nuevamente referida únicamente a la violen-
cia intrafamiliar, ni siquiera a la violencia contra las mujeres en el ámbito familiar.
Entonces hay mucho trabajo que hacer, hay una gran distancia entre la Ley sustanti-
va, la Ley General y las políticas públicas que se están derivando. Les invitaría a que
podamos conocer colectivamente la Ley General y sus correlativas en los estados. Te-
nemos que avanzar en el empoderamiento de las mujeres, entendida ésta condición
como el tránsito de las mujeres a la libertad.
27 Constituye una de las obligaciones que la Ley establece, y esta a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública.
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“Retos Feministas y la Construcción de Seguridad para las Mujeres” Sra. Ximena Machi-
cao Barbery, Coordinadora Internacional del Centro de Información y Desarrollo de la
Mujer CIDEM / Bolivia.
Con relación al tema de seguridad y el papel de los feminismos, yo creo que es indudable que
los feminismos de antes, de ahora y los que vendrán han jugado un rol fundamental porque la
seguridad o la inseguridad tiene que ver con el ejercicio de los derechos. Y quienes hemos puesto
de manera sustantiva, de manera permanente el tema de los derechos -sin lugar a dudas hemos
sido las feministas- y los movimientos de mujeres.
Ahora, esto del “Sí se puede” ya está tan politizado, puesto que unos sí pueden, y otros
no pueden, pero la idea es que lo retomemos de manera asertiva, desde la libertad. Y la
libertad tiene que ver con el ejercicio de los derechos, y el derecho a decidir es un dere-
cho no negociable para las feministas por lo menos.
Con relación al tema de seguridad y el papel de los feminismos, yo creo que es indudable
que los feminismos de antes, de ahora y los que vendrán han jugado un rol fundamen-
tal porque la seguridad o la inseguridad tiene que ver con el ejercicio de los derechos.
Y quienes hemos puesto de manera sustantiva, de manera permanente el tema de los
derechos sin lugar a dudas hemos sido las feministas y los movimientos de mujeres.
Es muy difícil ver cuál es el papel, porque es un tema que nosotras hemos agendado
públicamente, y que se ha ido construyendo con base a alianzas con otros grupos de
mujeres, con otros movimientos sociales, con la institucionalidad pública. Y en ese reco-
rrido hemos logrado muchísimas cosas; en otras cosas hemos ido retrocediendo, por-
que la conquista de los derechos no son procesos lineales. Creo -y lo han dicho muchas
autoras, además latinoamericanas- que estamos en una lucha de poder, de una disputa
de poder, con poderes muy fuertes de tipo político, económico, religioso, y además, en
una lucha contracultural.
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102
Así, estas luchas son procesos que dependen de las condiciones, de los contextos po-
líticos, sociales (globales, regionales, nacionales, locales) que tienen la posibilidad de
avanzar, pero también tienen la posibilidad de retroceder. Actualmente existe un grave
riesgo de ir más atrás de como estábamos hace 20 años, en términos de nuestros Go-
biernos, -sean de izquierda o no de izquierda-, con excepción del Distrito Federal, el
cual hoy por hoy es ejemplo en América Latina respecto de la aplicación y el ejercicio
de derechos. Pero si vemos el contexto regional, no tenemos muchas cosas como para
celebrar; todo lo contrario.
Esto es, se vislumbra un gran avance de la derecha, de los grupos ultra conservado-
res. Por ejemplo, Tabaré Vázquez28 con un gobierno de izquierda, quiere vetar la Ley del
Aborto en el Uruguay. Sin embargo, esto es también una señal de que algo bien hemos
hecho las mujeres; ellos están asustados, y por lo tanto se están cerrando.
Porque, como decía Liliana Rainero, yo también creo que el feminismo es la fuerza más
revolucionaria del Siglo XX y del Siglo XXI. Somos una amenaza para un sistema y un
poder construido de manera binaria hombres-mujeres, sexo-género que nos ha hecho
estar a las mujeres en situaciones de desventaja histórica, cultural, social, económica.
Pero, pese a ello hemos ido avanzando, nos hemos ido empoderando, hemos ido cre-
ciendo, y como muestra este Encuentro y los proyectos que estamos desarrollando, por
ejemplo, con el Proyecto “Ciudades Seguras: Violencia de Género y Políticas Públicas”, es
un ejemplo de que las cosas se pueden enfrentar de otra manera.
Me parece que muchas de las cosas que se han estado discutiendo en estos días, tienen que
ver con la institucionalidad democrática. Los temas que hemos tocado nos están plantean-
do muchos retos a las feministas, a las redes feministas, a las organizaciones feministas.
Un reto es complejizar mucho más los debates. Por ejemplo, ¿qué tipo de democracia
queremos construir las mujeres y las feministas? ¿Qué tipo de Estado? Creo que aquí
hay un desafío conceptual y político muy importante, porque decimos: “queremos de-
mocracias”, pero ¿qué democracias queremos? ¿Cómo las queremos vivir?
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
El otro tema que me parece sustancial, es el de las alianzas. Hablar de esta necesidad de
construir estrategias, pactos políticos, desde nosotras con otros actores institucionales,
movimientos sociales, implica una mirada hacia fuera, pero requiere también tener una
mirada hacia dentro de los movimientos de mujeres y de los movimientos feministas, y
abordar las grandes dificultades que tenemos las feministas para construir alianzas.
Esta dificultad tiene en principio una explicación básica (aún cuando es más comple-
jo), la cual radica en reconocer que entre nosotras hay también intereses. Los intereses
crean relaciones de poder, crean liderazgos, y no tenemos aún los mecanismos sufi-
cientes para dialogar políticamente entre nosotras sin que eso signifique rupturas. Creo
firmemente que todas somos necesarias, o sea, nadie está demás, porque contra lo que
tenemos que pelear es tan grande, tan poderoso y tan fuerte que todas somos necesa-
rias en estas luchas.
Aquí hay un desafío muy grande: construir pactos y alianzas políticas con base en agen-
das comunes, donde tengamos consensos básicos. El consenso es fundamental, ya que
implica el que yo hablo desde una posición política feminista que quiere contribuir a
transformar la sociedad y cambiar el mundo, y ése es el consenso que creo que podemos
tener todas; cómo hacerlo y los instrumentos para llevarlo a cabo es la parte difícil.
Me parece que estos son algunos temas que debemos incorporar a nuestras iniciativas,
a proyectos como el que está impulsando UNIFEM, porque el tema de la violencia no
solamente es del hombre a la mujer; muchas veces la violencia también se gesta entre
nosotras. Tenemos que replantearnos eso y reconocer que existe esa situación, porque si
no empezamos a deconstruir esas relaciones nos pueden hacer mucho daño, y nos pue-
den quitar mucha eficacia en la acción política hacia adelante. No vamos a poder lograr
ir más allá si no somos una fuerza política que tenga acciones estratégicas fortalecidas.
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“Más mujeres en la calle sin miedo y sin violencia”. Sra. Liliana Rainero, Coordinadora
Regional de la Red Mujer y Hábitat de América Latina.
¿Hasta qué punto podemos hablar de democracia en sociedades donde persiste la violencia
hacia las mujeres, ¿Cuál es el límite de aceptabilidad o tolerancia con el poder que sustenta y
legitima esa violencia? Lo anterior, es la interpelación que el feminismo hace a nuestra sociedad,
la deuda necesaria de saldar, y un desafío para el Siglo XXI.
Creo que el feminismo es la revolución cultural más potente y perdurable del siglo pa-
sado, que ha permitido interpelar la política, la ética, resinificar conceptos como ciuda-
danía, y democracia.
La presente exposición parte desde un lugar concreto, desde el aporte del feminismo, y
desde un ámbito que es la Red Mujer y Hábitat de América Latina, la que tengo el gran
honor de coordinar.
Los temas de preocupación no son privativos de la Red; sin duda que son compartidos.
Alimenta y son alimentados por otras redes feministas de la región, que construyen co-
tidianamente reflexiones y acciones para mejorar la vida de las mujeres. En ese sentido,
me parece que esos temas cruzan dos grandes líneas: el territorio de las ciudades, don-
de se expresan las relaciones sociales, culturales, políticas, económicas; y la vida de las
mujeres con relación a ese territorio, lo que les ofrece los obstáculos que ahí encuentran
y nuevas posibilidades.
En este sentido, es importante decir que, con relación a la vida de las mujeres en las
ciudades, la perspectiva feminista aportó una visión crítica al enfoque tradicional del
fenómeno urbano y produjo nuevas e innovadoras contribuciones.
Así, desde este lugar, al incorporar en el análisis del espacio urbano las estructuras de las
relaciones entre hombres y mujeres en la sociedad, permitió ver de que al mismo tiem-
po que el territorio es la expresión de estas relaciones, las relaciones de género inciden,
construyen el espacio físico.
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En este sentido, las mujeres se ven especialmente impactadas por esta distribución te-
rritorial de los servicios, puesto que la disponibilidad de estos servicios influye en la
posibilidad del acceso al mercado de trabajo, a la organización de las actividades co-
tidianas, a la cantidad de trabajo doméstico que realizan, y sobre todo al disfrute del
tiempo libre.
Así, resulta significativo lo que algunos autores señalan, que si bien la revolución de las
tecnologías ha permitido acortar las distancias entre las personas, también ocasiona
que las personas estén cada vez más circunscritas a su propio territorio. En el caso de
las mujeres, podemos decir que hay mujeres de sectores populares que no conocen
el centro de sus propias ciudades, porque no disponen del transporte público que las
acerque al mismo.
Las relaciones entre los individuos están inmersas en un contexto social determinado,
en el que se sitúa la violencia personal cara a cara entre éstos y éstas; la estructural, que
como su nombre lo indica emana de las estructuras sociales, y la violencia cultural, que
deriva de distintas prácticas comunitarias.
29 Programa Regional Ciudades Seguras: sin violencias hacía las Mujeres
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Y es que si bien el espacio público es considerado de uso universal, al que pueden ac-
ceder varones y mujeres; esto no es así, pues hemos sido socializados para que lo uti-
licemos y nos comportemos en este espacio de manera diferente. En este sentido me
gustaría señalar un estudio que hemos realizado en varias ciudades de América Latina,
donde queríamos ver, analizar las pautas culturales que aún perviven en jóvenes, en
mujeres y en varones respecto de nuestros comportamientos en el espacio público.
A partir de dicho estudio, pudimos detectar que son las mujeres las que cambian sus ru-
tinas cotidianas por temor y dejan de hacer actividades; cuando se les pide su opinión
ante ciertas afirmaciones (“las mujeres no tienen que circular por determinados lugares
a determinada hora porque es riesgoso” o “las mujeres no debieran vestirse provocati-
vamente para evitar ser agredidas en la calle”) sorpresivamente nos encontramos con
que un alto porcentaje de la población se adhiere dichas afirmaciones.
Acerca de los comentarios y las definiciones sexistas o excluyentes que emiten los Jue-
ces ante un hecho de violencia contra una mujer cometido en la calle, realmente es cier-
to e ilustra de una manera muy completa lo que estoy diciendo. Hay una Antropóloga
en Argentina quien sostiene que existe una gran brecha entre el avance de las leyes y
la efectividad de las mismas, lo cual radica en el nudo cultural que pervive en nuestras
sociedades acerca de la discriminación hacia las mujeres.
Se han hecho muchos estudios en distintas ciudades, donde se ponen de alguna ma-
nera a prueba hipótesis del feminismo, respecto de cómo es posible que en sociedades
avanzadas y con tantos logros respecto al estatus socioeconómico de las mujeres y a
derechos ganados, pervivan grados de violencia honestamente escandalosas.
Algunas de estas hipótesis feministas dicen que a cuanta más igualdad social, mayor
acceso a la educación, al mercado de trabajo, a un estatus socioeconómico mayor por
parte de las mujeres, menores son las posibilidades de ser violentadas. Otra hipótesis,
sostiene que entre más derechos ganados, el patriarcado se siente más amenazado en
sus privilegios, generando reacciones mucho más violentas contra las mujeres.
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Para finalizar, quiero hacer referencia a las enseñanzas que es posible recabar del pro-
ceso de implementación del Programa Regional en las distintas ciudades. Desde el Es-
tado se pueden pensar acciones alternativas para promover ciudades más seguras, a
partir de un compromiso político con la equidad de género, el cual ha de expresarse
en la existencia de áreas específicas de promoción de los derechos de las mujeres que
lideran procesos. Dichas acciones deben posibilitar la transversalización de las políticas,
comprometiendo otras áreas de gobierno, que permitan pensar el tema de la seguridad
sin limitarla a un área específica.
Quiero terminar haciendo una alusión a la frase de una investigadora francesa, quien
afirma que: “En las sociedades democráticas ricas los procesos de exclusión social cons-
tituyen un escándalo, porque ponen en cuestión los valores mínimos en los que se fun-
da el orden social y la idea de justicia que preside su organización”.
En esta línea de reflexión cabe para mí la pregunta, ¿hasta qué punto podemos hablar
de democracia en sociedades donde persiste la violencia contra las mujeres? ¿Cuál es el
límite de aceptabilidad o tolerancia con el poder que sustenta y legitima esa violencia?
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Sabemos que constantemente nos acechan los reveses, sabemos que los derechos ganados sig-
nifican para otros el recorte de sus privilegios, todo eso hay que tomarlo en cuenta. Los hombres
nunca pierden derechos por los derechos que ganan las mujeres, lo que pierden son privilegios. Y,
una sociedad democrática no puede estar formada por personas que tienen privilegios.
Durante la segunda oleada del feminismo -ubicado entre los años 60 y los años 70, vi-
vimos una serie de teorías y prácticas que nos han dividido. Hay también muchísimas
prácticas, muchas teorías, pero sobre todo muchos momentos en los que hemos ob-
tenido logros que nos han unido fuertemente. Lo ganado en la Conferencia de Viena30
no habría sido posible, de no haber juntado todas las fuerzas, dejado de momento a un
lado nuestras diferencias para poder lograr lo que finalmente obtuvimos.
Las diferencias, las discrepancias que podamos tener dentro de los feminismos y las fe-
ministas, es algo que incluso debe de robustecernos. No obstante, debemos dedicarle
el tiempo para reflexionarlas.
Por eso, una de las cuestiones más urgentes que debemos tener en cuenta es ubicar
qué ha funcionado, qué no ha funcionado, qué orientaciones, o por lo menos qué pre-
guntas debemos plantearnos para poder fortalecer los avances que hemos tenido.
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Sabemos que constantemente nos acechan los reveses, sabemos que los derechos ga-
nados significan para otros el recorte de sus privilegios, todo eso hay que tomarlo en
cuenta. Los hombres nunca pierden derechos por los derechos que ganan las mujeres,
lo que pierden son privilegios. Y una sociedad democrática no puede estar formada
por personas que tienen privilegios.
En este contexto, -insisto- tenemos ya muchos años en esta segunda oleada del fe-
minismo contemporáneo, las feministas ya no estamos únicamente en nuestros colec-
tivos de origen, aunque muchos de ellos subsisten, estamos des localizadas. Algunas
feministas se encuentran precisamente en ubicaciones como el ámbito público. Hay
otras feministas que por ejemplo, también teníamos una agenda de género en otros
ámbitos que eran del espacio social.
Lo que quiero decir es que podemos tener diferentes ubicaciones y saber que aún así
es posible el establecimiento de alianzas para hacer que sucedan cosas. Porque para lo
que tenemos que estar unidas es para hacer que sucedan cosas o para evitar que suce-
dan reveses. Las discrepancias, las diferencias teóricas podemos dedicarles muchísimo
tiempo, pero no creo que sean las relevantes. Por ejemplo en esta misma mesa, desde
luego yo tengo algunas discrepancias con relación a la manera como se contabiliza
la violencia contra las mujeres, la conceptualización, el marco, incluso puede ser que
tenga diferentes estrategias. Puedo considerar que el feminicidio es un buen concepto
de campaña, pero no es un buen concepto jurídico.
Pero, esas cosas las podemos discutir y las podemos debatir sin quebrar nuestra alian-
za central, que es la alianza por nuestros derechos, por mejorar la democracia; incluso
lo podemos hacer poniendo de manifiesto nuestras discrepancias.
Tenemos que perdernos el miedo unas a otras. Debemos decir: “te equivocas”, o mejor
aún podemos decir: “me equivoqué”, con la confianza de que vamos a estar todas jun-
tas en la batalla más importante, que es la lucha por nuestros derechos.
La historia no es lineal y menos la historia de los derechos. Los riesgos de perder lo avan-
zado es una historia muy conocida. Por eso, en este momento es necesario no solamen-
te tener expertas; lo que necesitamos es tener movimientos, movimientos de personas
con la capacidad de reaccionar cuando estemos en riesgo de perder un derecho.
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Mientras que ante la concreción relacionada con la comisión de un abuso tan grande
como lo sucedido en San Salvador, Atenco31 podamos estar no sólo las mujeres mexica-
nas movilizadas o los hombres mexicanos movilizados, sino que puedan saber que allá
en España podemos apoyarles, y que en el Reino Unido también lo harán, todos se van
a movilizar. Se habla de un mundo globalizado, sin que haya habido una globalización
de los derechos humanos. Tenemos justamente que movernos en esas claves, pues se
nos presentan enormes desafíos.
Las feministas ya no solamente somos las de los años 60 o los 70. Las feministas ahora
tienen cada vez edades más pequeñas. Ahora hasta se nace feminista, es más, hasta
hay hombres feministas, y eso es trabajo de todos estos años.
En ese sentido, los desafíos son muy grandes, hay que proteger las iniciativas que
surgen como las del DF32, hay que protegerlas con los dientes. Podemos tener críticas,
pero sobre todo, debemos articular voluntades para producir realidad, para transfor-
mar la realidad.
Las feministas hemos aprendido que aunque hayamos tenido muchos reveses, es sufi-
ciente cambiar la trayectoria de vida de una mujer, para asegurar que ha valido la pena
haber vivido el feminismo.
Y en este sentido, podemos tener críticas, pero lo importante es que no seamos nosotras
las que tiremos piedras sobre aquellos intentos que buscan transformar la realidad.
31 En donde alrrededor de 26 mujeres fueron agredidas sexualmente por elementos de la Policía Federal y del Estado de México, durante la represión policial a un grupo de manifestantes.
32 Referentes a la despenalización del aborto antes de las 12 semanas de gestación.
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“La Seguridad Ciudadana base de una política de equidad y seguridad para las mujeres
en las ciudades”. Sra. Cristina Sánchez Mejorada, Universidad Autónoma Metropolitana-
Plantel Azcapotzalco.
Joseph Tulchin y Graig Fagan señalan que cuando un observador externo reflexiona
sobre lo que significa ser un ciudadano de América Latina y el Caribe, una de las imá-
genes que se destaca es la de una predominante inseguridad. Reconocer el sentido
de vulnerabilidad y miedo que existe entre los habitantes de la región se extiende
a cada faceta de sus vidas, abarcando desde preocupaciones sobre el empleo y el
cuidado de la salud, hasta percepciones que van de mal en peor sobre la degradación
ambiental y la seguridad personal33.
Este ámbito más amplio es al que se conoce o denomina como “seguridad ciudadana”
es decir la preocupación por la calidad de vida y la dignidad humana en términos de
libertad, acceso al mercado y oportunidades sociales. La pobreza y la falta de oportuni-
dades, el desempleo, el hambre, el deterioro ambiental, la represión política, la violencia,
la criminalidad y la drogadicción son, entre otras, amenazas a la seguridad ciudadana.
33 Joseph Tulchin y Graig Fagan, “Perfil actual de la seguridad ciudadana e iimpacto en la gobernabilidad democrática. Aportes desde Latinoamérica” en: Lilian Bobea (editora): Entre el
crimen y el castigo. Seguridad ciudadana y control democrático en América Latina y el Caribe. Nueva Sociedad, Caracas, 2003, pp. 13-29.
34 del Olmo, Rosa. Ciudades duras y violencia urbana, p. 6. En Foro Seguridad Ciudadana, Nueva Sociedad online www.nuevasoc.org.ve
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Si bien las causas de la violencia de género estriban en los roles desiguales que la so-
ciedad patriarcal ha asignado a hombres y mujeres, ésta se ha visto agravada por una
sociedad que ya no ofrece valores colectivos, puntos de referencia estables para sus
miembros, que ya no indica los caminos a seguir, y que con frecuencia se agita confu-
samente. La desigualdad social y la segregación urbana se constituyen en problemas
adicionales dentro de los cuales se inscriben el desempleo, la precarización del trabajo,
la imposibilidad de acceder a los servicios de salud, las deficiencias en el sistema edu-
cacional y desde luego la incertidumbre económica, todos elementos que cotidiana-
mente detonan la violencia social, pero en especial la violencia de género. Violencia
que a su vez desencadena en las mujeres, por ser las principales responsables del ho-
gar y la atención de los hijos y la familia, sentimientos de frustración, miedo e incluso
desesperanza que la llevan a la inmovilización y a la soledad por el rompimiento del
tejido social.
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Dichas conductas violentas representan entonces una ruptura entre los individuos y
las normas de convivencia social pacífica, impuestas y aceptadas por la mayoría de las
personas. El quebrantamiento de dichas normas genera conductas delictivas o, en me-
nor grado faltas o contravenciones, las mismas que afectan directamente las libertades
y derechos (a la vida, a la integridad, a la libertad, a la propiedad, etcétera) de otras per-
sonas y que han llegado a convertirse en un riesgo para la vida y para la salud de las
personas afectando incluso el funcionamiento del sistema de atención de la salud37. Los
accidentes de tránsito, los suicidios y en especial la violencia de género se ha converti-
do en un problema de salud pública y de derechos humanos.
36 Dra. Gro Harlem Brundtland, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, en Informe Mundial sobre la violencia y la salud. Organización Panamericana de la Salud, Was-
hington DC 2002.
37 Lafont, Ester. El abordaje de la violencia social y las políticas públicas.- MAY 2005.- http://www.monografias.com/ trabajos21/violencia-social/violencia-social.shtml.
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Como corolario, una política de equidad y seguridad para las mujeres debe considerar que:
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De igual manera, podemos indicar que la base de lo que hoy se entiende por seguridad
ciudadana es lograr la interrelación en sociedad y que esté orientada a una convivencia
armoniosa, tolerante y pacífica de sus integrantes. En definitiva, uno de los objetivos
que persigue la seguridad ciudadana es que las personas puedan desarrollarse y alcan-
zar la calidad de vida que deseen en un marco de libertad, sin temores a contingencias
o peligros que afecten sus derechos y libertades41.
40 De la Peña Martínez, Jorge.- La Seguridad Ciudadana como una acción política.- IIDH.- 2002
41 David Carhuamaca Zereceda Seguridad Ciudadana Violencia o Paz?, consutar en: www.monografias.com
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En conclusión. Para lograr ciudades seguras para las mujeres se requiere una política
con perspectiva de género que: recupere a las instituciones democráticas, la defen-
sa de los derechos ciudadanos ante las arbitrariedades de las fuerzas del Estado, la
criminalidad, la corrupción, y a la exigencia hacia el Estado de las garantías de una
convivencia pacífica. Ttiene que ser equiparada con la protección de la libertad, los
derechos humanos, la democracia y el orden público. Por lo que tal enfoque debe
incluir no solo actos criminales contra el individuo sino también: la violencia institu-
cionalizada, la conducta ilegal, la ausencia de controles, la perpetuación de enclaves
autoritarios y la carencia de protección civil y social.
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Es el Estado quien siempre será garante de los derechos, es el garante de las condiciones propicias
para que nosotras desarrollemos nuestros derechos; esa es una verdad que no debemos olvidar
nunca.
(Rosa Emilia Salamanca; Ciudad de México, Septiembre 2008)
Mi intervención está planteada desde los movimientos sociales y desde las mujeres
organizadas, en el marco del cual me gustaría reflexionar algunas cosas al respecto.
En mi País, Colombia existe una situación muy complicada, caracterizada por los con-
flictos internos que enfrentamos. Aún así, nuestra esperanza es Bogotá, y algunas otras
ciudades que vienen trabajando bajo distintas miradas, con un enfoque de Derechos
que se ha convertido en un punto político muy importante para salir de la encrucijada
en la que nos encontramos.
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En términos de lo que son las nuevas masculinidades, y las nuevas formas de acercarse
a un ejercicio democrático con las mujeres, los cambios culturales también implican
crecimiento y transformación de los hombres,.
Con ella hemos logrado una sinergia con la Subsecretaria y todas las compañeras que
trabajan allí. Sin embargo, eso representa riesgos pues, ¿hasta dónde llega nuestra
sinergia y hasta dónde llega nuestra autonomía? Es decir, de qué manera logramos
ubicar nuestro papel como movimiento social, y el papel de ellas como funcionarias
públicas, sin que ello implique una ruptura. Esto es algo que todavía no hemos logrado
establecer, porque todavía estamos con todo el increíble entusiasmo de poder tener
una política pública que nos vea en perspectiva.
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Sin embargo, somos conscientes que vivimos en una sociedad cruzada por la descon-
fianza. En Colombia el tema de la desconfianza es muy severo: desconfiamos de todos
y de todas, desconfiamos porque ha habido una política pública que he enfatizado en
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ello, nos han enseñado a desconfiar del vecino y la vecina, a ser informantes. Es decir,
en Colombia existe un estímulo permanente para que todo el mundo denuncie al otro,
y se le paga por ello.
Por supuesto que ésta es una estrategia en contra del crimen, pero también en una
sociedad que está tan dividida, tan polarizada, y donde ser de izquierda es más o me-
nos que una ofensa a la nación, implica que toda persona pueda denunciarte y decir:
“tú estas comprometido con no se qué, y voy a decirle a la policía, porque me van a
pagar tanto”.
Una sociedad que en un momento dado le paga a una persona porque trajo el brazo
de un supuesto terrorista, y donde la discusión no era que lo había asesinado y le
había cortado el brazo, sino cuánto se le pagaba o cuánto no se le pagaba, la verdad
es que no quisiéramos nunca ver a otro país hermano en las condiciones en las que
estamos viviendo.
Por eso el tema de la seguridad tiene mucho sentido, porque la política pública hoy es
para nosotros, pero mañana va a ser para nuestros hijos. Y los instrumentos que utiliza
tienen que estar bien pensados, ya que cualquier instrumento puede ser utilizado de
múltiples formas. Es decir, se trata de instrumentos que pueden tener contenidos de-
mocráticos o no democráticos. Por eso es tan importante que el tema de la confianza
desde el feminismo sea uno de los temas sustantivos; el tema de confiar en nosotras,
de crear los lazos necesarios.
somos corresponsables en propiciar las condiciones adecuadas para que eso ocurra
más allá de la seriedad con que nosotras utilicemos los ámbitos de participación.
Cuando estamos hablando de estas políticas públicas, estamos hablando de una trans-
formación de valores impresionante en la sociedad, -como decían esta mañana-, los
cambios que proponen el feminismo y las mujeres en general son cambios sustantivos
a la sociedad.
Por eso, construir solidaridad entre mujeres, construir lazos de tejido social fuertes no
es fácil, porque pasa por de construirnos nosotras mismas, de construir los códigos
masculinos que nos hacen transitar por la competencia, por cómo hacemos que a la
otra le vaya mal, que yo destaque más, y dirimir cómo hago para sobrevivir en un mun-
do de competencia que es básicamente masculino.
Es indudable que somos muy lúcidas, muy brillantes, pero ¿cómo podemos ser más
solidarias? Cómo podemos decirle a la otra: “lo que tú haces es absolutamente fantás-
tico”, pero diciéndolo y además uniéndome a su trabajo, que es una cosa muy difícil.
Entonces más allá de las campañas que planteamos desde esta perspectiva y que po-
demos tener muchas y que son impresionantemente importantes, tenemos que hacer
campañas de de-codificación de valores, dirigidas a quienes están diseñando e imple-
mentando la política pública, pues de lo contrario, no creen lo que están diciendo. Y
cuando no creen lo que están diciendo, no lo aplican; lo que llevan a cabo es solamen-
te un ejercicio momentáneo, coyuntural que se lleva a cabo porque el Jefe lo indica,
pero no existe convicción.
Además de todo lo ya planteado tenemos que hacer un ejercicio entre y para la so-
ciedad, mediante el cual construyamos nuevos valores, -construcción importantísima
donde el ejercicio masculino patriarcal en el que hemos vivido sea eliminado-, para
dejar de fuera la competencia entre mujeres.
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122
Es importante nuestra foto en la política, pero la foto entre nosotras para la vida digna
es la foto esencial, ésa es la que vale la pena. Tenemos que ver cómo ejercemos reco-
nocimiento de las mujeres unas a otras, porque no podemos cambiar y transformar a
la sociedad mediante un ejercicio competitivo y figurativo todo el tiempo. Como pro-
pone el feminismo, debemos crear sinergias, construir otra sociedad, incluir a otros y a
otras en este ejercicio.
Adicionalmente me gustaría proponer una campaña en todas las ciudades, que pu-
diera decir algo así como: ¿Sabe usted cuáles son los nuevos valores que implica ser
iguales en una sociedad donde la segregación es tan brutal?
Me parece que ahí nadie tendríamos ninguna respuesta completamente asertiva. Pero
sí creo que debemos tener una serie de slogans referentes a que la organización va más
allá de crear “ghetos”, sino un tejido social importante, que es el que realmente hace que
la política y los procesos de seguridad para mujeres y hombres tengan un nuevo código
de valores, un nuevo ejercicio en el cual todas y todos logremos ser protagonistas.
Esa es la clave: la manera en que todas y todos somos protagonistas de lo que construi-
mos día a día y de lo que podemos sostener como políticas públicas, no importa quién
esté en el Gobierno, porque los derechos son nuestros.
MESA 1
CONCLUSIONES
Moderadora: Fiscal Central de Investigaciones para Delitos Sexuales de la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal.
Las conclusiones de la Mesa: “Políticas públicas de equidad y seguridad para las muje-
res en las Ciudades”, se colocan a continuación.
· Revisar las políticas públicas de las instituciones del gobierno del Distrito Fe-
deral, a fin de que sean acordes, coherentes, democráticas y con perspectiva de
género.
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· Elaborar diagnósticos sobre las brechas de desigualdad, que puedan ser com-
partidos con la academia.
· Las campañas de difusión deben dirigirse no sólo hacia las mujeres; es im-
portante distintos matices en la propaganda para también sensibilizar a los
hombres. Es necesario impulsar procesos reeducativos, mediante los cuales se
impulsen nuevos valores de igualdad y respeto.
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“Avances y Retos para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencias”, Directora
de Fomento y Concertación de Acciones, Instituto de las Mujeres del DF.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
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cíficos, y exige un camino trazado de planificación que involucre a todas las instancias
de Gobierno.
Éste es el caso, por ejemplo, del Sistema Único de Registro de la Violencia de Género,
de las casas de emergencia, de los refugios, así como de los mecanismos e instrumen-
tos para sancionar todos los tipos y modalidades de la violencia. En este sentido aún
es de mayor preocupación lo que implica hacer posible la prevención, la atención y el
acceso a la justicia de violencias como la institucional, o la violencia patrimonial, las
cuales son reconocidas en este nuevo marco jurídico local.
Entonces, pongo en la mesa el tema del proceso de diseño de esa ruta de implemen-
tación, que tiene que ver con otro tema que se ha venido colocando: nuestros proto-
colos de actuación, y el cómo logramos que realmente respondan a lo que nosotras
colocamos en la normatividad, ¿cómo vamos a garantizar la traducción del derecho
al ejercicio?, ¿Cómo trabajamos los mecanismos de acceso a la justicia, para que cual-
quier mujer que se encuentre en los espacios públicos, en la calle parada en la esquina,
o la que se subió al taxi y fue asaltada, tenga acceso a un procedimiento ágil y expedito
de acceso a la justicia?
El otro tema sobre el que se ha invertido muchísimo tiempo y trabajo (no sólo en
México, sino en distintos países) es el de la armonización legislativa de todos los or-
denamientos jurídicos locales. Éste no es un asunto nuevo; llevamos años intentando
que esos procesos maduren y realmente sean efectivos. Hemos venido trabajando en
colaboración con organizaciones de la sociedad civil y con nuestras compañeras fe-
ministas el tema de la recuperación de los Tratados y Convenios Internaciones en el
marco de los Derechos Humanos de las mujeres que están avanzados, pero nos ha
costado mucho trabajo que en nuestra legislación local puedan realmente traducirse
en instrumentos más cercanos. Así, es un tema que aunque hemos avanzado, necesita-
mos fortalecerlo todavía más. Me parece que no sólo tendríamos que estar hablando
ya de armonización legislativa, sino también de un proceso de armonización en nues-
tros propios marcos normativos y administrativos.
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Un tema más tiene que ver justamente con la corresponsabilidad de gobierno con
organizaciones de la sociedad civil, que en esta ciudad se ha hecho todo el tiempo; es
decir, existe una gran sinergia con ellas, y me parece que nosotras como funcionarias
de gobierno, como compañeras tenemos que tener una articulación más certera para
los temas de seguridad.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
El Programa de Coinversión Social del GDF destina recursos cada año a las organizacio-
nes, y para este año se empezaron a incorporar temas de Ciudades Seguras. Aprovecho
para decir que hay una organización en particular que se llama Geoprospectiva44, quie-
nes en el marco del Programa están realizando un diagnóstico de percepción sobre la
violencia sexual contra las mujeres en el Sistema de Transporte Público de la Ciudad de
México, y además están elaborando una serie de propuestas de Política Pública para
la denuncia y la atención. Me parece que la vinculación con los procesos comunitarios,
de construcción de ciudadanía es clave, y es ahí donde necesitamos mucho la lectura
de parte de las organizaciones.
Cuando pusimos los Módulos de Atención45 en las estaciones del Metro, estábamos
obligadas a colocarlos en dos de los paraderos más conflictivos: Pantitlán e Indios Ver-
des, y para ser muy sincera me moría del terror, pues significaba instalarnos en espa-
cios con una alta incidencia de delitos sexuales cometidos contra las mujeres. Pero
no nos arrepentimos porque era una exigencia, y es ahí donde se presenta el mayor
incremento de ese tipo de delitos. Entonces, la actuación conjunta en esas zonas es
muy significativa, y no es menor la focalización.
Otra de las acciones articuladas que estamos impulsando es la creación del Modelo
Único de Atención, contemplado en la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida libre
de Violencia del Distrito Federal, que representa una iniciativa a cargo de varias de-
pendencias como la Procuraduría, la Dirección de Igualdad y Diversidad Social, y por
supuesto del Instituto de las Mujeres del DF. Como una obligatoriedad que marca la ley
a gobierno, lo que significa otro avance sustantivo para realmente traducir en políticas
el ejercicio de derechos en esta materia.
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“Construcción y uso del Espacio Público” Sra. Julia Pérez Cervera.- Directora de Defen-
sa Jurídica y Educación para las Mujeres, Vereda Themis.
Pero, en ocasiones parece que el espacio público es únicamente los espacios abiertos
o la calle, en los que hay que tener vigilancia, o en los que hay que tener cuerpos de
seguridad para que no se den determinados altercados.
Comienzo señalando esto, porque creo que el espacio público es vital para la cons-
trucción de ciudadanía, y es ahí donde el Estado debe aplicar el mayor esfuerzo y
los mayores recursos, a fin de que realmente la vida de las personas se desarrolle
con seguridad.
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ca, practicar algún deporte o simplemente disfrutar de la naturaleza. Esos también son
espacios públicos.
El problema es que hoy en día tenemos una gran ausencia de esos espacios. Y lo men-
ciono, porque creo que es fundamental la creación y el establecimiento de espacios
públicos abiertos a toda la ciudadanía por una sencilla razón: si no tenemos esos espa-
cios, el único lugar que nos queda para todo o a lo mejor para nada es justamente la
calle, la acera, la plaza y el parquecito.
Voy a poner como ejemplo algo que me ha llamado mucho la atención, viniendo para
acá tomé el Metro, y en el vagón se encontraban tres grupos aproximadamente de 5
ó 6 chavitos, quienes venían comentando: “¿Y, adónde vamos? no, pues a la Alameda,
¿Y, en la Alameda qué vamos a hacer? Yo ya me cansé de tirarle chinitas a las viejas.
Entonces dice otro: no, pues al Zócalo, ahí seguramente hay mucha gente y podemos
pillar algo”.Yo no sé a qué se referían con pillar algo, pero no me sonaba como algo muy
divertido para la gente a la que “le pillaran algo”.
Venían debatiendo a dónde van, -¿a qué espacios van?-, y los espacios que hay son
bastante restringidos en el sentido de que no brindan alternativas para hacer cosas
divertidas, donde se pueda seguir aprendiendo. Son bastante reducidos sobre todo si
tomamos en cuenta la población que hay en esta ciudad desempleada, sin trabajo, sin
casa, o con horarios escolares de 4 horas, 5 horas.
Así, ¿qué espacios públicos tenemos donde los jóvenes y las jóvenes puedan ocupar
10 horas del día? ¿Adónde van? ¿Qué alternativas tenemos? Pues las alternativas para
ellos son las plazas y otros espacios públicos donde se complementen las actividades
de formación, de capacitación en otras cosas; porque la formación no es solamente
la que se imparte en las escuelas; ésa es la que se da en el espacio reducido, también
público, pero reducido al menos en cuanto a horario: 08:00 a 12:00 o de 13:00 a 17:00,
dependiendo de qué turno te toca.
Entonces, ¿qué alternativas tienen estas personas? ¿Qué alternativas tienen las perso-
nas que están desocupadas? ¿Qué espacios tienen las personas mayores, que no sea el
estar todo el día metidas en la casa?
Me parece que una cuestión importante es redefinir qué entendemos por espacio pú-
blico, y qué entendemos por los servicios que las instancias públicas deben ofrecer
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a la gente para que tenga alternativas planificadas, sin que dejemos al libre albedrío
de la mentalidad de cada quien: ¿qué hago con las 10 horas que me sobran? Porque
evidentemente se piensan demasiadas cosas, pero todas de alguna manera descon-
troladas. Cuando digo descontroladas me refiero a que pueden surgir mil alternativas,
pero cada quien las va a intentar realizar como pueda; y eso significa que si lo que a
mí se me ocurre, -como a esos chavos-, es irme a la Alameda a tirar chinitas a las viejas,
pues a ver quién me dice que no, o qué otra propuesta que me divierta, que me sirva,
puedo encontrar.
Creo que hay dos cosas muy importantes: una es la planificación de la ciudad, la que
tiene que incluir como espacios públicos foros, teatros, actividades extraescolares, ac-
tividades deportivas, actividades lúdicas.
Con referencia a las actividades lúdicas, es una cuestión que se ha dejado a la iniciativa
privada. Y la iniciativa privada, cuando planea actividades lúdicas, no las planea desde
el punto de vista de la formación, del desarrollo de otras habilidades de las personas;
las planea desde el punto de vista del negocio, y las plantea fundamentalmente como
actividades que sí cubren algunas expectativas de las personas, pero de determinados
sectores de las personas, no de todos.
¿Por qué no de todos? Pues porque normalmente tienen costo, tienen rangos de eda-
des, y no son actividades o no son espacios a los que la gente tenga fácil acceso. Y
cuando digo fácil acceso, no me estoy refiriendo solamente al precio, sino que significa
que yo puedo ir dos, tres, cuatro, cinco días a la semana como una actividad regular
dentro de las acciones o dentro de las actividades que cualquier persona puede desa-
rrollar en su vida cotidianamente.
En ese sentido, creo que la planificación de la ciudad tiene que hacer un esfuerzo es-
pecial para implementar nuevos espacios públicos; pues hasta ahora solamente en
algunos casos han sido tomados por la iniciativa privada, donde pueden acceder un
mínimo de la población.
Se tienen que establecer actividades no solamente para los chavos y las chavas; se
tiene que establecer actividades para las mujeres, para las mujeres jóvenes, para que
quien tiene hijos pueda desarrollar actividades con ellos, para la población adulta, para
las personas mayores donde puedan desarrollar otras habilidades que en su vida nor-
mal o profesional no han podido llevar a cabo.
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Ésta es una cuestión que debemos pensar, porque normalmente la definición de es-
pacio público es sumamente pobre, mientras que la cantidad de horas libres al día es
enorme, sobre todo en determinados sectores poblacionales.
Otra cuestión importante tiene que ver con el tema de la seguridad y la violencia. Me
parece que hay que dividir en distintos segmentos este tema. Una cuestión es la pre-
vención, y creo sinceramente que la prevención le toca al sistema educativo, la preven-
ción tiene que darse desde la formación que se da a los chavos y a las chavas.
Y en ese sentido, creo que una modificación fundamental está en el sistema educativo.
No podemos pretender que en cuatro horas de clase tengamos chavos y chavas bien
preparados, y que además saquen un mejor promedio de lo que están sacando, o sea,
es bastante ilógico. Yo sé que plantear un programa educativo de 9 a 5, con dos horas
de actividades extraescolares, significa que hay que construir el triple de escuelas, yo
ya lo sé. Pero ¿qué estamos priorizando en las políticas públicas? ¿Cómo queremos
abordar el tema de seguridad en los espacios públicos si no modificamos el sistema
educativo que tenemos, y dejamos que, a partir de las 12:00 los chavos anden aburri-
dos pensando qué hacen?
¿Qué vamos a hacer? Esta es una cuestión que se ha debatido desde hace mucho tiem-
po. En muchos países existen programas donde la policía, si ve a un chaval de 14 años
fuera del horario escolar, lo agarra y lo lleva a su escuela o a su casa, y pide explicación
a la escuela, quienes a su vez se comunican inmediatamente con algún familiar para
informar que el alumno no asistió a clases. Pero, eso significa un programa con muchos
más elementos de seguridad, y con una capacitación especial, porque no se trata de
detener a los chavos sino de acompañarlos, ver dónde tendrían que estar.
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Hay que hacer un análisis más profundo de las implicaciones que tienen las políticas
públicas, de cómo se están aplicando, cómo se esta gastando el dinero. Tenemos que
establecer estrategias que no cambien porque cambió el director; o sea, tiene que ha-
ber una base más sólida en la implementación de esas políticas públicas.
Una última cuestión que quiero plantear, es la que tiene que ver con la atención a víc-
timas en la que hay muchas deficiencias, pues se brinda la atención, pero las políticas
complementarias que dictan lo que se debe hacer y debe haber alrededor de la aten-
ción tiene muchas fallas. Es decir: yo te atiendo, te ayudo a que levantes tu demanda,
tu denuncia, tu queja, lo que sea, pero, las instancias que están alrededor, en muchas
ocasiones no tienen la misma perspectiva, y entonces, cuando llega la víctima le dan
un trato desastroso, y los efectos colaterales del delito nunca son atendidos, y no son
registrados como parte del problema.
Me pregunto ¿por qué se persigue todavía a los grupos de jóvenes graffiteros? Cuan-
do podrían hacer maravillas en las miles de fachadas horribles que tenemos por ahí
abandonadas. Son algunas cuestiones que tienen que ver con la democracia, y que nos
colocan en el tema de dar cabida a las diferencias que hay en esta ciudad, a las diferen-
cias que hay en la ciudadanía y reconocer la importancia de promover sus espacios y
sus actividades, y trabajamos conjuntamente. O finalmente seguimos creando grupos
de marginación, seguimos excluyendo a los sectores, a quienes tú indirectamente los
estás invitando a que tomen la ciudad por su cuenta, tomen los espacios por su cuenta,
se auto-defiendan como puedan. Y, eso termina siendo sólo una cosa: violencia.
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La ciudadanía está dispuesta a trabajar, los grupos quieren trabajar, las asociaciones
quieren trabajar, los chavos quieren hacer cosas. Pero hay que proporcionarles desde
las instancias públicas apoyo, credibilidad, confianza, también recursos, si no estamos
haciendo lo mismo que hemos hecho con las mujeres: una gran bolsa de marginación
que finalmente tiene que defenderse como puede, tomando los espacios y la justicia
por su mano, y tomando la defensa de sus creencias y de sus valores en su mano. Y, no
olvidemos, no es responsabilidad de esos grupos marginados; eso es responsabilidad
de quienes los o las marginan, y quienes marginan en este momento todavía son las
políticas públicas que se establecen.
Entonces, recurramos a esas riquezas que no se agotan con una mentalidad un poco
más abierta, menos conservadora y menos interesada también.
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Muchas veces las personas que nos encontramos dentro de la función pública, pen-
samos en los Instrumentos Internacionales como en normas volando dentro del
cielo de los conceptos jurídicos. Esto no es así, la aplicación de dichos instrumentos
es obligación de los países, por tres razones específicas. En principio está la razón
jurídica internacional; esto es, en el momento que un país firma y ratifica un tratado
internacional, se está obligando a su cumplimiento, porque en sí el propio tratado
internacional obliga a los Estados firmantes a realizar una serie de reformas a efecto
de darles cabal cumplimiento.
Y por supuesto que este proceso conlleva también una tarea de armonización legisla-
tiva, a efecto de permear todas las normas, tanto federales como locales, a fin de dar
cabal cumplimiento a dichos Tratados.
En tercer lugar está el principio lógico jurídico. Esto es, los Tratados Internacionales
son absolutamente voluntarios de firmar y ratificar, en ese sentido se asume que los
Estados firmantes tienen voluntad de hacerlos cumplir, por lo que no se trata sola-
mente de quedar bien, sino de realmente cumplir con los derechos fundamentales de
la ciudadanía.
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En este mismo contexto, tenemos la enorme necesidad de revisar y reformar los Có-
digos Penales de todas las entidades federativas; pues si hacemos una revisión de los
mismos, podremos darnos cuenta que aún existen aquello que se denomina estupro,
abusos deshonestos; que los delitos sexuales en contra de las niñas y de los niños aún
se encuentran denominados como delitos contra la moral y las buenas costumbres,
o delitos contra el honor. Vemos todavía con preocupación y con indignación que en
muchas entidades federativas puede ser una excluyente del delito de violación, el que
el agresor se case con la víctima.
Tenemos que hacer una adecuada reestructuración de los delitos con perspectiva de gé-
nero, con perspectiva de derechos de la niñez, con perspectiva de derechos humanos.
Así, es también muy importante promover una formación profunda para los opera-
dores y para las operadoras de la Normatividad, no solamente desde el Estado sino
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también desde la sociedad, desde las y los litigantes, desde las estudiantes y los estu-
diantes de las carreras de Derecho, y de todas aquellas personas involucradas con la
operación del Sistema de Justicia.
Esto sucede en el mejor de los casos; en el peor de los casos, encontramos prácticas
nefastas relacionadas con la atención de los delitos sexuales, los delitos relacionados
con la violencia de género, los delitos relacionados con la violencia familiar. De pronto
llega al Ministerio Público la víctima de cualquier de estos delitos y podemos ver con
toda claridad la manera en que se despliega todo un mecanismo para el otorgamiento
del perdón.
Entonces las malas prácticas que podemos observar van desde la descalificación del
hecho “hay señora, pero si esto no es un delito”; el culpabilizar a la mujer, “algo le ha de
haber hecho usted a su marido, sabe qué, déjenos trabajar y regrese a su casa por favor
a contentarse con él”; revictimizarla con comentarios del tipo “porqué andas vestida
así por la calle, es tu culpa; o haber dime, ¿tú tenías problemas con la persona a la que
estás señalando que te violó?, haber ya dinos la verdad qué está pasando.
Una se encuentra todos los días con este tipo de actitudes dentro de los Sistemas de
Procuración de Justicia, ¿por qué? Porque uno ve a estas mujeres como una carga de
trabajo inútil, porque se piensa que en un momento dado se van a echar para atrás,
van a otorgar el perdón, se van a ausentar por completo de las diligencias, entre otras
cosas. Y esto, ocurre no porque nuestras funcionarias y funcionarios sean unos maldi-
tos, sino porque no se encuentran debidamente formados en derechos humanos, en
perspectiva de género, en perspectiva de los derechos de la niñez.
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haber una formación distinta y un camino distinto; o sea, no puede ser que de pronto
el Juez del arrendamiento inmobiliario, al rato ya sea Juez de lo familiar. No podemos
permitir que dentro del Sistema Jurisdiccional las víctimas sean concebidas como viles
expedientes de papel y tinta.
Así mismo es importante destacar que, una procuración de justicia centrada en la víc-
tima siempre se debe fundar en el respeto a la dignidad, y esto también lo marcan los
Tratados Internacionales. Partiendo del principio, -hablando de los delitos sexuales, de
que las víctimas no están mintiendo, y esto desgraciadamente también es una prácti-
ca muy cotidiana dentro de los Sistemas de Procuración de Justicia; también tenemos
que entender que en los delitos sexuales, muchas veces el único testigo de la comisión
del mismo es la propia víctima. No podemos pensar que la víctima nos está mintiendo,
porque entonces estamos prejuiciando el proceso ministerial, y la víctima está per-
diendo ante quienes por mandato, no solamente jurídico sino ético, tenemos que sal-
vaguardar sus derechos. Es muy importante entender esto.
Así mismo también tenemos que brindarle una contención psicológica inmediata.
Cuando es necesario tenemos que brindarle atención médica, tenemos que brindarle
una representación jurídica de calidad en virtud de que no podemos permitir que las
víctimas sean menoscabadas dentro del propio proceso.
Dentro de la averiguación previa y dentro del proceso penal tenemos que asumir el
contexto de las propias víctimas; el contexto social, el contexto cultural, el contexto
económico, la historia de vida de las víctimas, a efecto de que a la hora de tomar deci-
siones dentro de las actuaciones no vayamos a cometer un atropello. Primero tenemos
que explorar estos contextos, a fin de no cometer errores garrafales en nombre de la
protección de las víctimas. Por eso siempre es importante hablar de los derechos de
las víctimas y no de las victimas, porque a nombre de la protección de los sujetos se
atropellan los derechos.
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Tenemos que empoderar a las víctimas, no solamente en el marco del proceso, sino en
su vida misma; una víctima en el momento en que toma seguridad y toma fortaleza,
es una víctima que dentro del proceso ministerial nos va a auxiliar para evitar la impu-
nidad; es una persona que va a podernos proporcionar datos, que nos va a poder pro-
porcionar contextos, que nos va a poder proporcionar toda una suerte de información
valiosísima que nos ayudara a capturar a los responsables de los delitos.
Efectivamente, ¿dónde están las niñas y los niños que no se encuentra en la escuela?
Los infantes que se encuentran en la escuela, de algún modo son sujetos de derecho
que tenemos cautivos, por decirlo de alguna manera, y en donde se puede incidir de
una manera más directa y más segura, pero, ¿y las niñas y los niños que no se encuen-
tran en la escuela? ¿Las personas que no se encuentran en el sistema educativo formal?
¿Cómo vamos a incidir en ellos?
Hay que buscar mecanismos de comunicación social, hay que buscar mecanismos de
intervención de distintos tipos para incidir en estos espacios informales. Así mismo, la
prevención del delito también se encuentra dentro de las instituciones, porque la vio-
lencia también se encuentra dentro de las instituciones, y no solamente de lo que ha-
blábamos anteriormente, sino que si nosotros vemos las estadísticas de violencia con-
tra las mujeres, vamos a encontrar un número brutal de agresores que se encuentran
trabajando dentro del Sistema de Justicia; encontramos como agresores a Ministerios
Públicos, policías auxiliares, policías judiciales, encargados de mesa de trámite. Es de
verdad aterrador.
Pero, como les menciono, no es que ellos sean malditos ni nada por el estilo, es porque
resulta muy complicado romper con la educación patriarcal. Y si además, nos encontra-
mos en un contexto que refuerza esas prácticas, en un trabajo en donde estamos de a
24 por 24, de a 24 por 48, en donde estamos absorbiendo una cantidad espantosa de
violencia, y además no tenemos modelos de contención psicológica o terapias de des-
carga, pues ya ustedes podrán imaginar el desenlace.
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como un derecho de ellos mismos y de ellas mismas, y como una mayor garantía
de que estas compañeras y compañeros no van a maltratar a los usuarios, no van a
maltratar a las víctimas.
MESA 2
CONCLUSIONES
Moderador: Director de Política y Prospectiva Criminal de la Dirección de Política y
Estadística Criminal de la PGJDF.
· La violencia surge dentro de las estructuras políticas y sociales. Es por ello que
cuando se habla de disminuir la violencia se debe plantear un cambio en esas
mismas estructuras.
· Incluir las demandas de las mujeres discapacitadas, ya que sufren una doble
discriminación (por ser mujeres y discapacitadas) lo que repercute directamen-
te en una mayor probabilidad de ser violentadas.
· Las servidoras públicas deben tener acceso a una vida laboral digna, en la que
se tome en cuenta sus necesidades como mujeres.
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Por medio del rescate y creación de espacios públicos, se logrará convertir a la Ciudad de México
en un verdadero espacio de integración social que ofrezca cada vez más y mejor infraestructura,
vivienda de calidad, seguridad, equipamiento social, y oportunidades de empleo a la población.
En el Gobierno del Distrito Federal (GDF) las políticas de desarrollo urbano están orienta-
das a mejorar la calidad de vida de todos, dando especial atención a los grupos vulnera-
bles; esto es las mujeres, los niños, los discapacitados y las personas de la tercera edad.
Por medio del rescate y creación de espacios públicos, se lograra convertir a la ciudad
de México en un verdadero espacio de integración social que ofrezca cada vez más y
mejor infraestructura, vivienda de calidad, seguridad, equipamiento social, y oportuni-
dades de empleo a la población.
Con la recuperación de nuestros espacios públicos vamos por una ciudad más equitati-
va, sustentable y competitiva que atienda las necesidades de la población y mejore su
calidad de vida. Una ciudad vibrante y segura para compartir y disfrutar. Una capital en
movimiento donde las personas son las que cuentan.
El Gobierno del Distrito Federal impulsa cuatro niveles de proyectos estratégicos por
medio de la política de desarrollo conocida como “Hacia un Nuevo Orden Urbano”. Los
cuatro niveles son: Proyectos Ordenadores, Corredores de Integración y Desarrollo, Zo-
nas de Ordenamiento Territorial, Proyectos de Equipamiento Social y Centros de Barrio.
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Hoy las personas pueden recorrer el Centro con seguridad. Las calles tienen nueva ilu-
minación, hay cámaras de vigilancia, hay actividades recreativas y culturales; cafés y
restaurantes que ofrecen la posibilidad de comer y tomar un café al aire libre en una
agradable atmósfera.
La calidad de vida en el Centro seguirá mejorando con nuevos proyectos que refor-
zarán la seguridad de la gente como el regreso del Tranvía que ayudará a disminuir la
afluencia vehicular; y la construcción de la Plaza y Símbolo del Bicentenario, un gran es-
pacio verde de convivencia ciudadana que conectará a la ciudad antigua con la ciudad
moderna y ayudará a recuperar una zona hoy degradada al sur del primer cuadro.
Desde hace dos administraciones este corredor recuperó su vocación financiera, tu-
rística, recreativa y cultural. Hoy las personas caminan por sus aceras con tranquilidad
ya sea si van de camino a su trabajo, están de paseo o van a comer en alguno de los
restaurantes de la zona.
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En el Eje Central se fomentará otra alternativa de movilidad que es la Ciclo vía, la cual
tendrá una seguridad total.
La accesibilidad para personas con discapacidad y adultos mayores; así como la segu-
ridad para peatones y automovilistas con el concepto de crucero seguro han sido un
ingrediente clave en el diseño de todos los cruces del Corredor.
Canary Wharf en Londres, Puerto Madero en Argentina, Tribeca en Nueva York, la ciu-
dad de Bilbao en España; las zonas fabriles de Barcelona y París, son tan sólo algunos
ejemplos. El GDF busca regenerar la zona industrial de Azcapotzalco por medio del
rescate de la Alameda del Norte, la dotación de equipamiento cultural y recreativo y el
impulso a la inversión privada orientada a la creación de empresas de alta tecnología.
Imagen urbana
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
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Con el Acuerdo por una Ciudad Segura, Limpia y Ordenada hemos disminuido la con-
taminación visual en el Anillo Periférico en el tramo de San Jerónimo a El Toreo en un
80 %. Uno de los aspectos relevantes de este Acuerdo es el retiro de estructuras que
representan un riesgo para la población; estas acciones no se restringen al Periférico,
hemos retirado estructuras en riesgo en muchas otras zonas de la ciudad.
Movilidad
Además se están haciendo importantes obras viales como las del Eje 3 Oriente, Circui-
to Interior y las que se realizarán para el poniente de la ciudad para tener una mayor
fluidez vehicular.
Vivienda
El gobierno otorga vivienda digna a las familias con más bajos ingresos por medio de
instrumentos, programas, estímulos y apoyos para la producción de vivienda.
Del total de créditos otorgados para el Programa de Vivienda en Conjunto, el 63.3%
de las titulares beneficiarias son mujeres. Un análisis realizado sobre una muestra de 8
mil 526 solicitudes del Programa de Vivienda en Conjunto, arrojó que el 59 por ciento
eran mujeres, de las cuales el 31 por ciento son madres solteras con un dependiente
económico en promedio.
Del Programa de Mejoramiento de Vivienda en Lote Familiar, 31 mil 514 acciones se
han dirigido a mujeres; es decir, el 55 por ciento total del programa.
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Este programa ha contado con una inversión de 2 mil 693 millones de pesos, de los
cuales 2 mil 47 millones de pesos se han dirigido a unidades territoriales clasificadas
como de alta y de muy alta marginalidad.
Las principales metas del CONDUSE son identificar los temas y formular la agenda del
desarrollo sustentable; coordinar a las instituciones académicas para la actualización
de la información sobre el estado de la infraestructura y la elaboración del diagnóstico
de cada tema; y elaborar la propuesta del Programa General de Desarrollo Sustentable
para el Distrito Federal que se someterá a consulta pública.
Entre las mesas de análisis que están directamente relacionadas con la seguridad en
la ciudad están: rescate del espacio público; equipamiento, infraestructura y energía;
movilidad urbana integrada; integración, equidad social y capacidades diferentes; ser-
vicios urbanos básicos de calidad; prevención y reducción de riesgos.
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La ciudad se presenta de variadas formas en sus dimensiones físicas, pero también “representa”,
tiene significados, tiene un relato que es leído en términos de posibilidades de apropiación o no
para las mujeres.
Mi idea es compartir algunos conceptos que permitan precisar “la construcción urbana
y las modalidades de gestión”, exponer algunas reflexiones relacionadas con el tema
que nos convoca que es “la violencia de género y la construcción de ciudades seguras”
y, en esta imbricación de ambos temas colocar algunas preguntas que provoquen de-
bate o estimulen ideas que se traduzcan en acciones que coadyuven a consolidar las
políticas públicas en materia de seguridad para las mujeres. Y por último poner énfasis
en cómo construimos las mujeres la dimensión colectiva en tanto actoras políticas en la
construcción urbana. Es decir propongo un desplazamiento de miradas en el proceso
de formación de las políticas públicas: pasar de la pregunta ¿Cómo colocamos el tema
de las mujeres en las políticas públicas? A ¿cómo incidimos las mujeres como colectivo
en la formación de las políticas?
Las ciudades pueden ser vistas, entendidas y analizadas como producto y como pro-
ceso. Cuando hablamos de construcción urbana es porque las estamos entendiendo
en tanto “procesos” incesantes de transformación y mutación nunca acabados, donde
la conjunción de intereses de distintos actores puja por dejar sus huellas. Intervienen
entonces una diversidad de actores con sus particulares demandas y modalidades de
participación. Por lo tanto sus resultados reflejarán una conjunción diversa y polifó-
nica que resultan de moverse y disputarse los resultados en una trama de relaciones
de poder. Entender las ciudades en ese proceso incesante de cambios, las coloca en
el marco de una imaginación transformadora, no como resultados cristalizados sino
como un permanente punto de partida capaz de desafiar las relaciones de poder que
las contiene.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
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La ciudad “se presenta” de variadas formas en sus dimensiones físicas, pero también “re-
presenta”, tiene significados, tiene un relato que es leído en términos de posibilidades
de apropiación o no para las mujeres.
Me parece importante que podamos distinguir que hay dos grandes dimensiones en
esa lectura urbana para poder pensar en la acción política en tanto incidencia para las
transformaciones, ambas dimensiones cargadas de significados y por eso decimos que
la ciudad no es anodina a las relaciones sociales de género.
Por un lado está el “espacio urbano” como fisiología (iluminación, movimiento, trans-
porte, infraestructuras, servicios, etc.) y por otro lado está el “espacio narrativo” como
retrato literario que se nos representa a las mujeres en la experiencia urbana y que esta
sustentado en el patriarcado como forma de dominación. Por lo tanto, la primera nos
permitirá incidir en las dimensiones físicas y en los significados que contienen y, la se-
gunda, apuntará a de construir las jerarquías que colocan a las mujeres en detrimento
de los hombres.
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¿Cómo construimos las mujeres nuestras múltiples identidades y diferencias como su-
jetos políticos en tanto incidencia en las políticas públicas, en ese continuo devenir de
las ciudades?
Con el rescate del “sentido colectivo”, trato de llegar al lugar común de la experiencia urbana para
las mujeres, superar la narrativa individual. Me refiero a la construcción de un “nosotras” en tanto
sujetos políticos: “la política siempre consiste en la creación de un “nosotros” versus “ellos”, y que
requiere la creación de identidades colectivas”. (Chantal Mouffe)
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
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ción urbana con una capacidad real de influencia en las políticas públicas. Siguiendo a
García Canclini: Debemos “Reinventar las políticas, encontrar formas creativas para modelar la
gestión de la ciudad”. Sin duda que para que los recursos urbanos, en este caso “la segu-
ridad” también sea un derecho para las mujeres.
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“La Seguridad Pública y la Procuración de Justicia: Una visión Ciudadana” Sra. Patricia
Bugarín. Directora del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justi-
cia del Distrito Federal.
A la sociedad en conjunto, y en especial a las mujeres se nos debe reconocer como sujetos políti-
cos, pensantes, activos y con la capacidad y el empuje necesario para aceptar cualquier reto.
En el marco de mi intervención compartiré el Modelo de gestión que hemos venido
trabajando en el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia
del Distrito Federal48. Nuestro trabajo como Consejo Ciudadano tiene poco más de
un año, y esta diseñado a fin de servir como un enlace entre la ciudadanía y las auto-
ridades. Los factores que motivan su surgimiento son variados, hare mención de los
mismos en los siguientes párrafos.
En primer lugar, responde a la actuación pasiva de la ciudadanía para con las autorida-
des; razón por la que decidimos hacer una propuesta ante diversas autoridades y llevar
a cabo una serie de convenios a efecto de que se reconociera el papel tan importante
que la propia ciudadanía puede jugar al estar al pendiente de los procesos relativos a
la seguridad pública y a la procuración de justicia. El primer Modelo impulsado, fue el
apoyo a víctimas de robo a casa-habitación y negocio; en cuyo desarrollo la única limi-
tante que tuvimos fue el propio temor de la autoridad, respecto de que no tuviésemos
la capacidad para actuar.
Sin lugar a dudas, hubo apertura y existió la decisión política de abrir las puertas a dos
áreas sumamente importantes: la Seguridad Pública y la Procuración de Justicia a la
ciudadanía, pero con temor de que pudiésemos hacerlo de manera capaz y de manera
exitosa. Sin embargo, a un año de distancia hemos demostrado que nuestra gestión ha
sido exitosa; que podemos representar y apoyar a todo aquel que ha sido víctima de
un delito cuando se ven enfrentadas ante autoridades, quienes en un momento dado
están demasiado cooptadas y que dejan de ver a la víctima como la parte medular o
importante de su trabajo.
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Entonces, acudimos a las autoridades del orden federal, les cuestionamos también qué
sucedía y nos dieron un número superior de delitos denunciados. Nos proporcionaron
reportes de aproximadamente 400 casos al mes. Con estos datos nos aventuramos,
pues suponíamos que el fenómeno era en realidad mucho más extenso. Así, el 3 de
diciembre del año pasado abrimos nuestra línea ciudadana, la verdad de una manera
bastante ingenua. Pensamos que estábamos capacitados para hacerlo: tomamos 5 te-
léfonos que teníamos en el Consejo, pensando que eso era más que suficiente, y que
en un horario de oficina íbamos a atender a quien nos llamase.
Hoy en día hemos crecido, y tenemos 25 líneas, actuamos en total coordinación con la
Secretaría de Seguridad Pública y con la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal, porque tiene que haber una reacción inmediata en aquellos casos en donde la
llamada no sea simplemente una tentativa de extorsión, sino que estemos en presen-
cia de un delito real que pudiera estar aconteciendo en ese instante.
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Además, tenemos 15 terminales con aplicación especializada, lo que significa que he-
mos tenido que crear el software necesario sobre la marcha. Nuestra proyección de
crecer es a 37 terminales; porque la demanda cada día es mayor.
Tenemos la atención de profesionistas las 24 horas del día, cuyos perfiles son básica-
mente dos: psicólogos y abogados. La razón es que muchísima de la gente que nos
llama requiere asesoría jurídica, pero un gran número requiere también contención y
manejo de crisis; desean ser escuchados, desean ser comprendidos y desean ser orien-
tados. Puedo decir que todo nuestro personal esta debidamente capacitado, y pueden
prestar la orientación que se requiera.
No es factible que el día de hoy les trajera grabaciones telefónicas; pero tenemos al-
gunas mediante las cuales hemos podido ubicar el modus operandi de los delincuentes.
En dichas llamadas lo recurrente es escuchar la voz de una persona llorando, diciendo
que ha sido secuestrado: “mamá, papá me tienen secuestrado”. Lógicamente la perso-
na que está al otro lado de la línea inmediatamente dice: “Pepe, Rosita ¿dónde estás?”.
Una vez logrado el enganche de la víctima, el otro delincuente toma la bocina y sobre-
viene la extorsión. Verdaderamente es impresionante el manejo que la delincuencia ha
tomado de las vías de comunicación.
Por esta razón quisimos presentar el Programa como un modelo de gestión exitoso,
porque remite a un problema que está vigente, que nos está pasando y que era algo
desconocido y no aceptado por las autoridades.
Un breve resumen de actividades nos da por resultado 76 mil 170 llamadas recibidas,
40 mil 329 extorsiones evitadas; es decir, la llamada ha sido suficiente para que orien-
temos y canalicemos a la persona que está llamando. Lamentablemente sí ha habido
extorsiones consumadas, 2 mil 891 que nos han reportado, con pagos que incluyen
vehículos, joyas, depósitos en cuentas bancarias. Con mucho orgullo quiero manifestar
que, gracias a la presión que el Consejo Ciudadano ha ejercido, la Procuraduría General
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Otro de los tipos más frecuentes de extorsión son los de mensajes vía celular, o las lla-
madas en donde se le dice a la víctima que ha ganado un premio; pero, ¿saben qué es
lo peor? Que muchas de las víctimas se cuestionan la posibilidad de que en realidad
hayan ganado algo, a pesar de que uno les diga que no puede ser, que no es cierto, que
es una extorsión.
Otro aspecto relevante es el desglose por sexo de las víctimas y tipo de modalidad
del delito. En este sentido tenemos reportados 7 mil 583 casos donde las mujeres han
sido víctimas de secuestro virtual, 3 mil 583 casos donde ha sido se ha argumentado
la necesidad monetaria de algún familiar que viene del extranjero; y por amenaza de
secuestro o muerte, llevamos 2 mil 061 casos reportados.
Lo importante aquí es señalar que estas llamadas han sido a domicilios o a números
fijos; es decir, aprovechando que en muchos de los casos la mujer está en el hogar, y es
ella quien recibe la llamada y cae en el engaño.
Hemos tenido casos en que la mujer señala estar en su domicilio cuidando a los hijos
o cuidando a algún bebé y que no puede salir, y el cinismo de los sujetos es tal que le
dicen que no se preocupe, que les dé el domicilio y ellos se dirigen hasta este domicilio
para obtener los objetos, las joyas, el dinero, lo que tenga. Así, llegan al domicilio y las
mujeres en su desesperación colocan los bienes que tengan en bolsas de plástico, y se
lo avientan a los delincuentes por la ventana. Señalo esto para ejemplificar los alcances
de la delincuencia.
Como les mencionaba, en el caso de las mujeres son llamadas a teléfonos del ho-
gar. Esto significa, y constituye una llamada de atención para las autoridades, ya
que los sujetos que se dedican a delinquir manejan bases de datos de empresas
telefónicas, de bancos, de empresas que se dedican al comercio o que manejan
tarjetas bancarias. Por lo anterior, resulta fundamental que exista mayor regula-
ción en materia de confidencialidad.
Ahora bien, los hombres han sido víctimas en un mayor número de casos bajo la mo-
dalidad de mensajes vía celular, generalmente de promociones y premios. Al respecto
tenemos registrados 16 mil 894 casos, donde las víctimas son hombres.
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5.- El sistema legal capitalino requiere su revolución. Ante la necesidad de hacer una ar-
quitectura integral para la seguridad democrática urge crear el espacio y la comunidad,
con los grupos académicos y los especializados, que permitan erigir el marco jurídico y
el marco presupuestal que se necesita.
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6.- Asumir a plenitud, sin morosidad, sin reticencias ni reducciones, las sugerencias y
observaciones del diagnóstico de Derechos Humanos en el Distrito Federal, que llevó
a cabo la Comisión de Derechos Humanos capitalina, comenzando por el poder legis-
lativo. La justicia contemporánea sólo se puede pensar desde los Derechos Humanos
sin reserva.
8.- Poner a las leyes a trabajar. Cientos de leyes en el Distrito Federal no se cumplen,
pues no hay quién las sancione. Si no se hace respetar desde el mínimo mandato de
una ley, no se podrá dar ni un paso sólido para garantizar la justicia. Hay un déficit paté-
tico en el cumplimiento de la ley. Aprovecho aquí para reclamar la omisión de estable-
cer la declaratoria de alerta a la zona de la Merced.
9.- Elaborar una síntesis ejecutiva de estas mesas, para elaborar sus conclusiones y fir-
mar un acuerdo, fijando fechas de cumplimiento. Esto debido a que generalmente hay
una distancia terrible entre estas herramientas de trabajo colectivo como son los Foros
y Encuentros, y sus realización Por lo pronto los legisladores asumiremos nuestra res-
ponsabilidad en lo que atañe a materia legislativa.
Muchas gracias
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MESA 3
CONCLUSIONES
Moderadora: Directora General de la Red de Transportes de Pasajeros del Distrito Federal.
La Mesa titulada “Gestión y construcción de una ciudad segura para todas/os”, aporta las
siguientes recomendaciones.
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Apostamos a la recomposición del tejido social, que es la mejor manera de prevenir: escuela,
comunidad, familia, recreación; todo lo que significa reconstruir la unidad social, va a permitir
medidas muy importantes para generar Ciudades Seguras, y particularmente el impacto debe
favorecer el uso del espacio público por parte de las mujeres, que además son no sólo víctimas
de los delitos comunes como el robo callejero, sino víctimas de otros delitos menos visibles, y de
conductas antisociales difíciles de tipificar.
La lógica que se ha seguido, es que haya más medidas de seguridad cada vez; cada vez
hay más organismos destinados a atender los problemas de la seguridad; cada vez hay
más presupuesto para la seguridad; cada vez hay penas más fuertes en los Códigos
Penales; y cada vez hay más inseguridad, especialmente en los delitos federales, y par-
ticularmente los delitos contra la salud.
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Sí se generaron estos grandes poderes económicos, pero hubo una altísima concen-
tración de capital en pocas empresas. El Estado ayudó mucho con la desincorporación
y privatización de los bancos, de las empresas, y de medios de comunicación. Actual-
mente, efectivamente hay empresas que tienen inversiones en otros lugares del mun-
do, pero eso no cambió la situación económica de México; cambió la situación econó-
mica de un grupo muy pequeño de inversionistas.
Además de esta polarización social hacia fines del sexenio del 88-94 se dieron las re-
formas al Código Penal, que prácticamente perdonaron los delitos de corrupción y los
delitos de “cuello blanco”. En 1993 se dio la reforma en la Cámara de Diputados, la cual
prácticamente otorga la posibilidad de libertad provisional o libertad bajo caución a
quienes hayan cometido delitos de cuello blanco o delitos de corrupción. Esa fue la
antesala del perdón de la gran corrupción del rescate bancario.
Eso nos indica cómo se dio el gran ascenso, el gran disparo de la delincuencia, la cual se
expresa en dos frentes: por decirlo así, la delincuencia de abajo; la delincuencia social,
la delincuencia callejera, el robo al transeúnte, el robo de bolso; y la delincuencia de
arriba; la de la delincuencia organizada, la de las mafias, la de los grupos organizados
no para robarse un bolso, sino para generar mecanismos de delincuencia de gran con-
centración de recursos.
Los dos fenómenos se dieron paralelamente, y los dos tienen que ver con el proceso de
estancamiento de la economía.
De manera interesante habrá que decir que el año que mejor se pudo sortear el pro-
blema de la inseguridad durante toda esta etapa es el año 2000, el único que registra
un crecimiento económico, que fue del 6%; y eso permitió que tuviéramos en este año
un saldo más positivo en cuanto al balance anual de los delitos.
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Sin embargo, los resultados a la fecha son escalofriantes, ni más ni menos que entre
1995 y el 2007 los delitos del Fuero Federal aumentaron, en general, en un 85.2%, y en
ese mismo lapso los delitos contra la salud, que es una parte muy importante de los de-
litos federales, aumentaron en un 350%. Es decir, que no dejaron de crecer los delitos.
Ahora bien, aquí vamos a hacer una consideración política que me parece importante,
y la quiero hacer porque además contamos con muy pocas esferas de reflexión al res-
pecto. El problema de la inseguridad en el plano mediático se ha tratado de orientar
hacia la Ciudad de México, hacia el Distrito Federal, sin embargo el informe del Gobier-
no Federal, el informe de la Presidencia de la República en el año 2004 revela que en el
Distrito Federal disminuyó el índice delictivo en un 20%, y en cambio, entre el año 2000
y el año 2006 los delitos federales aumentaron en un 80%.
Al mismo tiempo, las penas se modificaron para tender a la alza. Pasamos entre 1931 y
1982 a un crecimiento mayor del promedio de penas totales de los delitos. En 1931 era
de tres años, dos meses, y en 1982 el promedio de penas era de cuatro años, seis meses;
en 1988, de cinco años, dos meses; en 1994, de seis años, 11 meses, y en 1999 de nueve
años; considerando el total de los delitos del Código Penal.
Ahora bien, para poner un ejemplo simbólico muy significativo, el del caso del delito de
secuestro, éste se castigaba originalmente, de acuerdo al Código Penal, con una pena
de cinco a 20 años de prisión, y pasamos después a una pena de cinco a 30 años de
prisión; después, de 10 a 40 años de prisión, y en 1999 de 15 a 40 años de prisión; pro-
medio de los Códigos Penales del Fuero Común. Sin embargo, existen Códigos Penales
que observan penas de hasta 60 años de prisión. No obstante, el delito de secuestro
no ha dejado de aumentar.
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¿Qué quiero decir yo con estos datos? Que la manera como se ha enfrentado el proble-
ma de la seguridad -viéndolo como un problema de seguridad pública en su sentido
clásico de fuerza-, no ha permitido abatir los delitos en general; de todas maneras han
aumentado. Y los recursos que se han invertido no han dejado de aumentar, práctica-
mente aumenta el presupuesto y aumenta el índice delictivo en una proporción simi-
lar haciendo una relación de carácter federal.
Y al mismo tiempo las penas han aumentado en todos los delitos. Cada vez que se
reforman los Códigos Penales, aumentan las penas en general para los delitos, espe-
cialmente para los delitos más graves. Recientemente con los acontecimientos que
hubo con el secuestro y homicidio de Fernando Martí49, nuevamente los gobiernos,
particularmente el Gobierno Federal retoma el tema, y plantea otra vez que aumenten
las penas, y es más se plantea cadena perpetua.
De esta manera, se plantean abordajes más de carácter político, que abordajes profun-
dos sobre el tema. Lo que nosotros decimos es que no se va a resolver el problema de
la inseguridad de esta manera. Lo vemos en el caso de la ciudad, con costos altos en
términos del uso de las medidas punitivas y de las penas de carácter corporal. Tenía-
mos aquí en 1994, 7 mil 500 presos, y luego pasamos en el año 2000 a 20 mil presos, del
2000 al 2006 pasamos a 30 mil presos, y del 2006 al 2008 pasamos a 33 mil pesos.
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En el DF tenemos a todos los presos federales por delitos federales, y quien se encarga
de atender, alimentar, cuidar, vigilar a los presos federales en el DF; es el Gobierno del
Distrito Federal. No hay un sistema penitenciario federal, no hay cárceles federales, no
hay cárceles para los presos federales.
Entonces, obviamente vamos a llegar a una serie de situaciones límite como país, como
ciudad también sin lugar a dudas en estas condiciones.
¿Qué tenemos qué hacer? Desde nuestro punto de vista son dos grandes medidas las
que se tienen que afrontar de manera profunda y amplia, que son las medidas de ca-
rácter social, o sea, políticas sociales muy abarcadoras, muy masivas que puedan llegar
al conjunto del cuerpo social, sobre todo a aquellas que tiendan a garantizar ingreso,
que nos parece que es un asunto vital, y segundo, un conjunto de medidas tendientes
a recomponer el tejido social.
Por eso es tan importante el tema del espacio público. La gente está atrincherada en
sus casas, no sale porque hay delincuencia. Entonces la delincuencia es la dueña de
los espacios públicos, es la dueña de la calle, es la dueña de la plaza, es la dueña del
parque. Hay parques donde la gente no entra porque dice: “ahí asaltan”, simple y senci-
llamente. Hay parques que se han convertido en centros de población de calle, en un
proceso de descomposición social. Hay calles donde la gente no circula porque dice;
“ahí asaltan”,“por aquí no caminemos”.
Es muy importante tomar la calle entonces, y amplificar todas las medidas que tiendan
a ello. Son tan importantes, por ejemplo, las actividades públicas como los festivales
de primavera, en los cuales durante toda la noche hay actividad en el Centro Histórico,
y donde la gente puede caminar por el centro de la ciudad porque hay cientos, miles
de personas. Esa actividad es una muestra de apropiación del espacio público, ahí difí-
cilmente te pueden asaltar. ¿Por qué? Porque hay una gran cantidad de personas que
están caminando juntas por las calles del Centro Histórico.
Pero lo mismo nos parece que se tiene que ir multiplicando en el nivel micro, en todos
los parques y los centros de recreación en la ciudad. Aquí yo quiero mostrar otro dato
político que me parece interesante. Recurrentemente al Gobierno del Distrito Federal
se le cuestiona el impulso de ciertas actividades como el uso masivo de la bicicleta,
como lo de las playas artificiales, y como lo de los patines de hielo. Y no falta quien diga:
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“es que eso es frivolidad, hay cosas más importantes”, “¿por qué no invierten en más
infraestructura, por qué no invierten en la red hidráulica?”. Claro, hay que invertir en la
red hidráulica y hay que invertir en todo lo que se menciona, pero también es vital que
los muchachos vayan a patinar sobre hielo, en lugar de que vayan a emborracharse.
Ese tipo de acciones son vitales para abatir el problema de la inseguridad.
Quiero insistir en el tema de la recreación, sobre todo en el caso de los jóvenes, pues
me parece que es fundamental en el combate contra la inseguridad, pues son accio-
nes mucho más efectivas que muchas de las medidas de fuerza que se puedan tomar.
De igualmente manera el uso de las bicicletas, ya que a través de ellas se toma el
espacio público, se re apropia la calle. En la ciudad, en general, estas acciones tienen
que desparramarse.
Somos varias áreas del Gobierno, llevando a cabo ese tipo de actividades. Por ejem-
plo recientemente reinauguramos el Programa del Barrio-Cinema, que son unidades
que van a los barrios con cortometrajes y películas. Impulsamos el Programa de Arte
y Cultura para Todos, que significa que puedan ir cuartetos de música clásica a distin-
tos puntos de la ciudad, especialmente los más pobres y más periféricos a inundar de
música el espacio público. Y así como estas que les menciono, hay seis o siete líneas de
acción que han venido secundando el rescate del espacio público mediante la apro-
piación de los mismos por parte de la ciudadanía.
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Termino diciendo que apostamos a que podamos trabajar muy fuerte con mayor pre-
supuesto. Ojalá el presupuesto social creciera al ritmo que ha crecido el presupuesto
para la seguridad pública, porque tendríamos otros resultados. Y apostamos también a
la recomposición del tejido social, que es la mejor manera de prevenir. Escuela, comu-
nidad, familia, recreación; todo lo que significa reconstruir la unidad social, va a permi-
tir medidas muy importantes para generar Ciudades Seguras, y particularmente el im-
pacto debe favorecer el uso del espacio público por parte de las mujeres, que además
no sólo son víctimas de los delitos comunes como el robo callejero, sino son víctimas
de otros delitos menos visibles, y de conductas antisociales difíciles de tipificar.
Muchas gracias
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Esta función quedó rezagada por mucho tiempo en la Procuraduría Social ante la crea-
ción de la Ley de Propiedad en Condominio, que le otorga funciones a la Procuraduría
Social como Procuraduría Condominal. A partir de entonces, el tema y las necesidades
de los habitantes de condominios han jugado un papel principal en la Procuraduría So-
cial. Posteriormente en el año 2000, se le encarga la atención de uno de los Programas
más importantes para la ciudad, que es el de apoyo a las unidades habitacionales.
Respecto de las acciones que está llevando a cabo el Gobierno de la Ciudad, de las po-
líticas públicas que puedan incidir en el combate a la inseguridad desde la perspectiva
de género, me voy a permitir hacer mención del Programa Social de Apoyo a Unidades
Habitacionales que tiene a su cargo la Procuraduría Social, llamado “Ollin Callan”. No es
un programa nuevo, pues este año cumple ocho años. (...)
Entre más recuperación integral de los espacios públicos, más seguridad vamos a te-
ner en esta ciudad, entre más políticas públicas que bajen a los territorios de manera
cuidada e integrales, más seguridad vamos a tener; entre más participación social haya
de la población, más seguridad. Y entre más trabajemos de manera concreta el tema
de género y la conciencia de género de las mujeres en esta ciudad, estaremos logran-
do un avance mayor.
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· El tipo de obras que se llevan a cabo tienen que ver con la seguridad de las
unidades habitacionales, el mejoramiento de los accesos, los espacios de-
portivos, los andadores públicos, y en términos generales, con todos aque-
llos aspectos relacionados con el mejoramiento de la imagen de las unida-
des habitacionales.
Uno de los temas centrales en los que se invirtió fue el tema del agua. Básicamente
relacionado con garantizar un correcto suministro en las Unidades Habitacionales. Así,
el tema de las tuberías, la sustitución de redes, el abatimiento de las fugas internas, el
asunto de las bombas de agua, el impulso de filtros, fueron de los asuntos que se abor-
daron al respecto.
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Como ya había mencionado, el trabajo con mujeres es fundamental. Por ello, festeja-
mos el Día de la Madre, logrando que tres mil 600 mujeres asistieran a la obra “Los Mo-
nólogos de la Vagina”, para sensibilizar a las mujeres desde otra perspectiva. Asimismo,
el año pasado en el marco del 25 de Noviembre –Día Internacional de Lucha contra la
Violencia hacia las Mujeres-, promovimos espacios de reflexión, por cada Unidad Ha-
bitacional en las Asambleas, sobre el tema de la violencia contra las mujeres. También
desarrollamos una serie de actividades que tienen que ver con la realización de talle-
res y de espacios para discutir sobre los problemas de género.
Digamos que un programa social en sí mismo, no se resuelve sólo con la entrega de re-
cursos públicos; nuestra participación como Gobierno tiene que ir más allá, tiene que
ir con el desarrollo de aspectos integrales en las unidades habitacionales.
Así, llevamos a cabo un torneo de básquet ball y de fútbol, en los que participaron 600
Unidades Habitacionales jugando entre una y otra unidad habitacional hasta lograr un
torneo de todas las unidades habitacionales.
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Uno de los principales retos es el fortalecimiento de las alianzas con todas las depen-
dencias del Gobierno de la Ciudad, ya que el universo de las Unidades Habitacionales
es tan grande que podríamos distribuir tareas a todas las instituciones que hacen un
trabajo específico con mujeres, al menos 100 Unidades -por institución, para que po-
damos hacer un trabajo de mayor calidad.
Muchas Gracias!
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MESA 4
CONCLUSIONES
Moderador: Director General del Servicio Público de Localización Telefónica (LOCATEL)
En el marco del Encuentro Internacional de Ciudades Seguras para las Mujeres, la Mesa titula-
da “Desarrollo Social y Seguridad Ciudadana: Dimensión Metropolitana”, emite las siguientes
recomendaciones.
· Fomentar acciones recreativas para jóvenes que les permitan formarse, par-
ticipar activamente en la vida de ciudad, proponer, construir proactivamente,
como medida preventiva ante la inseguridad.
· Bajar las políticas sociales a las zonas marginadas de la ciudad, así como a las
Unidades Habitacionales, como núcleos masivos de transformación de conduc-
tas violentas, así como de fortalecimiento de las redes de interacción social.
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· Establecer las alianzas necesarias para diseminar los programas que promue-
ven acciones a favor de la seguridad de las mujeres.
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Considero que el abordaje del espacio público es una discusión que se inicia con el
primer Gobierno democrático, el cual se ha mantenido durante tres administraciones
sucesivas bajo visiones diferentes. De este abordaje, el punto central es el uso del espa-
cio público, como un espacio del que se pueden apropiar los jóvenes y las jóvenes.
En este caso, el Circo Volador ha una iniciativa hermana de otros dos proyectos de jó-
venes, la cual surge de la sociedad y se fue construyendo con el apoyo del Gobierno de
la Ciudad de México. Tiempo después aparece el Faro de Oriente, que es un proyecto
gubernamental diferente al Circo Volador, planteado a partir de la educación no formal,
cuyos antecedentes son las enseñanzas de Tata Vasco, en Michoacán y los proyectos
culturales de Toledo en Oaxaca; donde se plantea, a través de la educación no formal
integrar a la comunidad del oriente del Distrito Federal a la ruta cultural de la ciudad.
El asunto era integrar a los jóvenes olvidados, marginados, a partir de cursos y de una
enseñanza que los acercara a la cultura. Han existido iniciativas al interior del Faro por
medio de las cuales algunos jóvenes han tenido la oportunidad de tomar seminarios
en otros lugares; hay algunos que entraron al Conservatorio Nacional de Música, a par-
tir de las clases de iniciación artística que ahí se impartían.
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Todos estos proyectos muestran que no hay un sólo modelo para la participación de
jóvenes, y lo importante es reconocer que se debe de abrir el espacio público, actuar
conjuntamente con la sociedad civil, aprender de otras experiencias, y por supuesto
impulsar políticas públicas dirigidas a los jóvenes.
En este marco, estamos renovando el programa de Prevención y Control del VIH, y uno
de los temas que está en el centro es el de la violencia sexual. Las interacciones entre
el VIH y la violencia de género son numerosas y tienen consecuencias graves para la
salud y para el desarrollo humano, particularmente en las mujeres adultas, adolescen-
tes y niñas.
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misma que se sustenta en condiciones biológicas. Esto es, que es más posible que en
una relación sexual se infecte la mujer a que se infecte el hombre, particularmente por
la cantidad de mucosas expuestas.
Esta vulnerabilidad se potencializa en los casos de violencia sexual, pues se genera una
gran cantidad de heridas y traumatismos en la zona genital. Por otro lado, de manera
indirecta, la vulnerabilidad por la violencia tiene que ver con la imposibilidad de nego-
ciar el uso del condón, por el abuso sexual o el trabajo sexual sin protección.
Por otra parte, es también recurrente la violencia contra las mujeres que tienen VIH.
Es más común el abandono de una persona portadora de VIH cuando es mujer, que
cuando es un hombre. Un estudio realizado en Estados Unidos durante el año 2000, re-
portó que alrededor del 20% de una muestra de mujeres con VIH, dijeron haber sufrido
abuso físico en algún momento de su vida.
Aquí una discusión muy importante, es el cómo se plantea el uso del condón entre las
parejas estables, ya que mientras sigamos considerando que negociar el uso del con-
dón en un pareja estable tiene que ver con un asunto de confianza y no con un asunto
de auto cuidado, no vamos a llegar a ningún lado. El tema de la fidelidad y la infideli-
dad es secundario, pues aquí estamos hablando de un problema de salud pública que
es el VIH.
La negociación del uso del condón pasa por una cuestión cultural, donde es impor-
tante entender que no se pide el condón por desconfianza, sino que se pide por auto
cuidado. Como mencionaba, hay absoluta evidencia de que las parejas violentas in-
crementan la vulnerabilidad al VIH, por la imposibilidad de negociar el uso del condón
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La Clínica Condesa es un espacio que recibe personas de recursos bajos, que no tienen
seguridad social y que por ende no pueden pagar el precio de los antirretrovirales. La
Clínica, aunque sí atiende a un sector diverso, sus servicios son más solicitados por las
personas de bajos recursos.
El tema de la violencia sexual vinculada con el VIH, está presente en esta población.
Esto debido a que no se han hecho todos los estudios que se deberían hacer. Y de esta
población me atrevo a decir que el sector más vulnerable a la infección son los ado-
lescentes homosexuales, víctimas de abuso y de prostitución forzada o manipulada.
Este problema no tiene visibilidad social, pero muchos de los casos que recibimos son
de jovencitos que se infectaron a los 14 años, y que reportan haber tenido 100 parejas
sexuales a esa edad. Así, son evidentemente casos de abuso, y es un problema muy
grave y brutal.
Por ejemplo, todos los días hay denuncias de violación ante la Procuraduría General de
Justicia del DF. Desde la Clínica hicimos el ejercicio de rastrear los reportes diarios de
violencia sexual entre el 26 de agosto y el 3 de septiembre de 2008. En ese lapso hubo
131 denuncias de delitos sexuales, de las cuales 34 fueron violaciones, y solamente uno
de los casos nos llegó para hacer profilaxis post exposición al VIH, es decir, una de 34.
En ese sentido, la idea que ya hemos conversado con el Instituto de las Mujeres del DF,
y que vamos a echar a andar juntas, es el asunto la creación de un Protocolo de Aten-
ción a Víctimas de Violencia Sexual, que incluye la valoración del riesgo después de la
exposición de haber contraído algún tipo infección bacteriana o VIH. Esa valoración
53 Al interior del cual existe una Clínica de VIH dirigida por la Dra. Patricia Volkow Fernández.
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se tiene que hacer en cada una de las víctimas. Otros de los componentes que han de
estar presentes son: la atención psicológica, el suministro de anticoncepción de emer-
gencia, el tratamiento post exposición, y el seguimiento ante posibles infecciones de
transmisión sexual.
Sin embargo, hay conocimientos científicos que establecen que entre las primeras 24
horas posteriores a la exposición, el uso de antirretrovirales evita que el virus se instale
en las células CD4. El tratamiento antirretroviral llevado por cuatro semanas, práctica-
mente no causa ningún efecto secundario, y en los estudios realizados con modelos
animales, se ha establecido que el virus no logra entrar a las CD4, cuando éste se su-
ministra oportunamente. Después de los tres días, después de 72 horas está clarísimo
que ya no sirve, pero todo parece indicar que entre las 2 y las 24 horas posteriores a la
exposición, el suministro de dos antirretrovirales puede inhibir la replicación del VIH.
Esta acción tiene que establecerse dentro del Protocolo de atención a victimas de vio-
lencia sexual, y tiene que establecerse en el marco de una atención rápida, eficiente
y eficaz; el tiempo aquí es apremiante, pues si llegan 24 horas después de ocurrida la
agresión el tratamiento es ineficaz. Además, dado que la Clínica Condesa, es una clínica
de día, el tratamiento antirretroviral tiene que estar instalado dentro del Protocolo de
actuación de los Ministerios Públicos. Esta es una tarea a la que nos hemos comprome-
tido el Instituto de las Mujeres y la Clínica Condesa de impulsar, lo que implica capacitar
al personal de los servicios médicos de la Procuraduría para hacer dicha intervención.
Junto con ello, es importante hacer un seguimiento integral a las víctimas, que ha de
incluir la realización de pruebas de detección: la primera prueba, tres meses después
de la agresión sexual, y la segunda en el lapso de los siguientes seis meses. Todas las
pruebas tienen que estar acompañadas de consejería.
Un problema del tratamiento post exposición, es que los virus tienen resistencias a
fármacos. Entonces si el agresor está infectado y toma tratamiento antirretroviral, es
probable que inocule un virus resistente; aunque si tiene un buen tratamiento antirre-
troviral, la posibilidad de infectar es mucho menor.
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Otro aspecto fundamental, tiene que ver con la rehabilitación o el tratamiento de los
agresores, no sé si todos sean rehabilitables, pero la atención de los agresores sexuales
es un punto fundamental.
De esta manera, la erradicación de todas las formas de violencia sexual es una condi-
ción básica para restituir el libre tránsito de quienes habitamos en la ciudad.
Existen avances importantes, como la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia del Distrito Federal, que a mucha gente les parece exagerada, pero los
extremos de violencia sexual realmente lo amerita.
Es muy importante fomentar cambios culturales que sancionen los delitos sexuales,
no sólo en términos jurídicos, sino a nivel de la sociedad; pues me parece que de pron-
to como sociedad perdonamos los delitos sexuales, y el libre tránsito es un derecho de
todos los habitantes.
Muchas gracias
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
“El Deporte como herramienta para la Equidad de Género” .- Enlace de Género, Instituto
del Deporte del Distrito Federal. 54
El deporte se encuentra inmerso en todas y cada una de las actividades que realizamos, la acti-
vidad física es en sí el inicio de la actividad deportiva; y para ello hay que capacitar a mujeres y
hombres para el desarrollo de sus aptitudes físicas.
Para iniciar, me gustaría platicarles los trabajos que se han realizado a nivel internacio-
nal, en materia de deporte para las mujeres. Así, en 1896 fue la primer Olimpiada, en la
cual no hubo participación de las mujeres, excepto como edecanes, pues eran las que
entregaban la medalla y las flores, pero no hubo una participación de mujeres deportis-
tas, no porque no existieran, sino porque no había mecanismos para que las mujeres se
involucraran directamente en la participación en los Juegos Olímpicos.
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Por eso, una de las prioridades para el Gobierno de la Ciudad de México es integrar a
mujeres entrenadoras, capacitarlas en el entrenamiento deportivo en todos los niveles;
porque el deporte no nada más son las Olimpiadas, no nada más es el fútbol, no nada
más es a nivel competitivo y de alto rendimiento. El deporte se encuentra inmerso en
todas y cada una de las actividades que realizamos, la actividad física es en sí el inicio
de la actividad deportiva; y para ello hay que capacitar a mujeres y hombres para el
desarrollo de sus aptitudes físicas.
En el Instituto del Deporte contamos con una plantilla de 120 promotores y promotoras
deportivas, de las cuales cerca del 75% son hombres y el resto son mujeres; aún cuando
fue una convocatoria abierta, y existe una política de integración para las mujeres. Esto
quiere decir que no es que no haya mujeres que se dediquen al deporte y a la actividad
física, lo que sucede es que no tienen la certificación en materia deportiva que les per-
mita especializarse o dedicarse de una manera más profesional a esta actividad. Es por
eso que una de las prioridades del Instituto es esa certificación en materia deportiva
para las mujeres.
La Declaración de Brighton tiene -entre otras-, la prioridad del desarrollo integral de las
mujeres, lo que cruza necesariamente por la actividad deportiva. Es en este tema donde
me gustaría hacer énfasis, pues tiene que ver con un programa que desarrolla el Institu-
to, el cual parte de identificar los problemas que tienen las niñas, las mujeres adolescen-
tes, las madres de familia, las adultas mayores para dedicarse a la actividad física.
A partir de los resultados de ese diagnóstico que se elaboró, tenemos que de 12 mil be-
neficiarios que atendemos en un programa territorial con 120 módulos deportivos, cer-
ca del 80% son mujeres, 9 mil 012 personas de las que atendemos son del sexo femeni-
no; entre niñas, adultas mayores, madres de familia son las que se activan físicamente.
Y esto va de la mano con otro tema que es crucial para el desarrollo integral de las
mujeres, que es la salud. El deporte no es una actividad únicamente para las personas
jóvenes, por el contrario, el deporte es una actividad para todos los seres humanos. La
idea es que todos tengamos acceso a él, pues es un derecho que se consagra en nues-
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
tras Leyes, aunque sabemos que no basta con la simple normatividad; aún tenemos una
brecha bastante amplia, un camino muy grande que recorrer.
La idea es capacitar a las mujeres y a los hombres para que puedan a través de la activi-
dad física y del deporte gozar de una mejor salud; para ello el Instituto del Deporte tie-
ne estrecha vinculación con la Secretaría de Salud, la intención es aplicar un programa
de talleres de capacitación para que los promotores deportivos que son quienes tienen
el contacto directo y permanente con la ciudadanía, puedan identificar problemas de
violencia de género, problemas de salud, para que promuevan la idea de que el deporte
es una alternativa real para mejorar hasta el estado de ánimo, no nada más es el impac-
to que puede tener en la parte física, sino también en la parte emocional.
Adicionalmente estamos trabajando un programa que tiene que ver con el desarrollo
de las capacidades físicas para los niños y las niñas. Hay una edad en la que la diferencia
en el desarrollo de los niños y de las niñas es muy similar, las capacidades físicas que de-
sarrollan en cuanto al deporte son muy parecidas; a diferenciación inicia después de los
10 años. Así, la idea es fomentar que tanto los niños como las niñas puedan gozar de los
mismos derechos, de las mismas oportunidades, de tal forma que puedan desarrollarse
no nada más en cuanto a la actividad física, sino en el marco amplio de la disciplina
deportiva, y que si es de su interés y tienen la capacidad para ello, puedan dedicarse al
deporte de alto rendimiento y a nivel competitivo.
Básicamente las niñas no tienen acceso a muchos de los deportes, o no están difundi-
dos ciertos tipos. Sin embargo, últimamente ya es hasta cierto punto una moda que las
mujeres juguemos fútbol, o que las mujeres nos integremos a otro tipo de deportes de
contacto que anteriormente no eran bien vistos por nuestra sociedad.
No obstante, ésa debiera ser una decisión que puedan tomar nuestras niñas o nuestras
jóvenes; es una decisión que debiera elegirse no por una cuestión de moda. Se trata de
que la actividad física y el deporte sean decisiones personales, pues indudablemente
tiene repercusiones cuantificables en nuestra vida.
Sabemos que en el deporte hay estereotipos, pero debemos luchar contra ellos; esa es
una de las tareas que como Instituto del Deporte estamos hoy en día asumiendo.
Muchas gracias
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“Juventud y Política Social en la Ciudad de México” Sr. Héctor Castillo Berthier. Instituto
de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México
La juventud, estadísticamente hablando, es una mina de oro por su número y por su potencia,
pero esa misma juventud está olvidada, relegada, desatendida y como movimiento social es
una bomba de tiempo. Hoy todos aquellos actores que están interviniendo en la construcción
y proyección de México deben de sumar esfuerzos para cumplir con una asignatura que sigue
pendiente, que es atender a la juventud.
El año 2020 será crucial para México en lo que respecta a su población joven, si se
mantienen las actuales tendencias demográficas. El rumbo político y económico de
la Nación estará en manos de estos jóvenes. Pese a ello, las políticas públicas dirigidas
a atender a dicha población siguen siendo erráticas, fortuitas, descoordinadas, o de
plano inexistentes.
Es innegable que hay un costo político, económico y social cuando las políticas públi-
cas se diseñan de manera irresponsable o con visiones reducidas que terminan por
darle la espalda al futuro más preciado que tiene nuestro país, la juventud.
Esta limitada visión de Estado ha terminado por revertirse con las consecuencias que
hoy todos conocemos, no estoy hablando nada más del caso News Divine56, estoy ha-
blando del aumento de la delincuencia, de la drogadicción y de todos los innumera-
bles problemas que existen.
¿Por qué sorprendernos ahora? Si nos hemos dado el lujo de descalificar, criminalizar y
estigmatizar a los jóvenes, sobre todo a los de las clases populares, quienes en la zona
metropolitana de la ciudad representan cerca de 2.5 millones en esa condición. ¿Acaso
no contamos con los recursos humanos y económicos para aliviar con premura esta
lamentable situación? ¿Acaso no estamos capacitados para promover una transición
humanista que alivie el problema? ¿Acaso verdaderamente no nos importa?
Hay grandes retos que demandan la actuación de todos los actores políticos y a la
sociedad en su conjunto, pues de manera paralela a las problemáticas, existen muchas
oportunidades y es éste un momento ideal para aprender a reconocerlas.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
vimiento social es una bomba de tiempo. Hoy todos aquellos actores que están inter-
viniendo en la construcción y proyección de México deben de sumar esfuerzos para
cumplir con una asignatura que sigue pendiente, que es atender a la juventud.
Los cambios de gobierno cada tres años en las Delegaciones, los cambios de gobierno
cada seis años marcan muchas veces la aparición o desaparición de programas; y esto
es verdaderamente inconcebible. No hay una planeación estratégica de largo plazo, y
esto hay que decirlo con todas sus letras, la construcción de una política integral no
puede ser vista nada más desde las oficinas, ni únicamente desde los escritorios de los
funcionarios públicos. Esta construcción tiene que ser hecha desde la sociedad, desde
las bases, con las agrupaciones que están teniendo las problemáticas directas, y ahí es
en donde nosotros trabajamos.
Circo Volador no es una escuela, aunque sí se puede decir que es un centro de ense-
ñanza, pero las actividades no se diseñan desde la mente privilegiada de un sociólogo
o un investigador; se construyen a partir de lo que los jóvenes están diciendo, lo que
están demandando, y por supuesto acercándoles todo el mundo de las nuevas tecno-
logías, lo que es importante.
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Tenemos talleres de índole diversa: desde los artísticos que, por supuesto son los más
demandados, hasta los talleres productivos que responden a una necesidad muy ur-
gente para los jóvenes, me refiero al empleo. Si nos enfocamos solo en la cuestión
numérica, hoy en día entre la población de 14 y 24 años, tenemos cerca de 750 mil
jóvenes que ni estudia ni trabaja. Pero entonces ¿dónde están? ¿Qué están haciendo?
¿Cuáles son las políticas para atenderlos?. Aparte de los tutores y de las becas econó-
micas, me parece que son preguntas que tenemos que hacernos.
Circo Volador es una Asociación Civil ,que nació en 1988 como resultado del trabajo de
investigación iniciado en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, dirigido
a un segmento poblacional calificado entonces por las mismas autoridades guberna-
mentales y por los medios de comunicación como “de alta peligrosidad”.
No hay tiempo para meternos a ver el asunto del modelo, pero hay un modelo de in-
tervención que está probado, y que pongo a sus órdenes para cualquiera que quiera
conocerlo y acercarse a él. En el año 2004, las Naciones Unidas, a través de su Programa
Hábitat, revisando los modelos de intervención en el nivel internacional, seleccionó
este modelo como uno de los 10 mejores dentro de las prácticas sociales, y no es por
su éxito numérico, sino por la capacidad de apropiación y de replica. La ubicación del
Circo Volador está en Calzada de la Viga, atrás del Mercado de Jamaica, el día de hoy
vamos a inaugurar el Festival “Culto Joven” que va a realizarse durante los meses de
septiembre, octubre y noviembre. En el marco de dicho festival, vamos a presentar 12
videos producidos en el taller de video impulsado por el Circo Volador.
Esta serie de videos son resultado de una investigación que nos hizo el Dr. Enrique
Márquez de la Comisión del Bicentenario, quien se acercó con nosotros y nos dijo: Oi-
gan y por qué no hacemos con Circo el Volador algo para el Bicentenario57, algo que
de cuenta de la participación de los jóvenes durante el festejo del Bicentenario. Volteé
con Enrique Márquez, y le dije: Oye Enrique, sinceramente ¿qué crees que tengan que
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celebrar estos jóvenes? Su respuesta fue: “qué buena pregunta, por qué no empeza-
mos por ahí!. Ese es el antecedente de los 12 videos que les menciono, los cuales son
muy críticos respecto de lo que los jóvenes tienen que celebrar58.
La realización de los videos son un ejemplo del tipo de actividades que llevamos a
cabo, con la idea de profesionalizar a los chavos, brindarles la confianza y las herra-
mientas necesarias para que puedan salir a la calle y hacer sus registros. Y no solamen-
te es eso, este tipo de actividades tiene que ver también con la recuperación de su
autoestima, del amor por su barrio, por sus familias, por sus casas, por su trabajo, por su
empleo, por su futuro.
Solamente trabajando desde esa perspectiva es como podremos tener políticas socia-
les exitosas. La cuestión fundamental es escucharlos, abrirles las puertas; y ésa tiene
que ser la visión del gobierno. Circo Volador actualmente está tratando de subir su
propuesta metodológica, como centro de enseñanza, de cultura alternativa a la educa-
ción formal; pues la educación que tenemos en primaria, secundaria y preparatoria no
está resultando, no es suficiente. La deserción escolar y los números que nos refleja son
terribles; es necesario que pensemos una nueva forma de educación.
Muchas gracias.
58 En el marco del Encuentro se proyectaron tres videos a los que el ponente hizo alusión durante su intervención, los cuales pueden ser vistos en: http://www.circovolador.
org/home.html
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“Uso del Espacio Público y Construcción de Ciudadanía de las Mujeres Jóvenes”. Sra.
Perla Sofía Vásquez Díaz. Coordinadora de Elige, Red de Jóvenes por los Derechos
Sexuales y Reproductivos, A.C.
Estar afuera es un acto político para las mujeres jóvenes. Es importante nombrarnos, es im-
portante construir ciudadanía, es importante construir una reflexión muy crítica para los otros
actores que violentan a las mujeres jóvenes, como las familias, los hombres y las estructuras de
gobierno.
(Perla S. Vásquez; Ciudad de México, Septiembre 2008)
Cuando hablamos de qué significa ser mujer joven, tenemos que referirnos necesaria-
mente al significado de la juventud, etapa que puede ser mirada de distintas maneras.
Por un lado, hay posturas desde las cuales la juventud se mira como la esperanza del
planeta, entonces la fe se deposita en nuestras manos. También puede ser vista como
un problema, como un sector que no sabe lo que quiere, ni hacia dónde se dirige.
Es a partir de los 90 cuando la juventud empieza a ser entendida como una construc-
ción social y cultural, que depende del momento histórico y del lugar. Esto es, no es lo
mismo ser joven en la Ciudad de México que ser joven en una comunidad de Chiapas.
Al referirnos a la juventud como una construcción, nos enfrentamos también a lo que
significa ser mujer joven. Se puede decir que las mujeres jóvenes aparecen en las in-
vestigaciones sobre juventud a partir del año 2000.
¿Eso qué significa? Significa que las mujeres jóvenes, como sujetos reconocidos somos
muy nuevas, ya que recién nos nombran. Eso no significa que no existiéramos, pero
la mujer joven es recién nombrada, a partir de finales de los 90, inicios del 2000. Esta
situación es particularmente importante, porque finalmente aquello que no nombras
no existe, y las mujeres jóvenes no existimos por mucho tiempo en la historia, así como
la gente joven por mucho tiempo no existió, y las mujeres como colectivo no existía-
mos en la historia.
Un primer punto nodal cuando hablamos de mujeres jóvenes, es que como grupo con
una identidad propia comienzan a existir y a ser nombradas, a partir de un contexto de
globalización y de post modernidad; antes no aparecemos, aunque existiéramos.
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¿Qué significa ser mujer joven en esta ciudad? Significa que tenemos una condición
muy clara definida por el rango de edad, la Ciudad de México es una de las pocas enti-
dades que tiene una Ley para este sector, donde las personas ubicadas en el rango de
los 15 a 29 años se consideran jóvenes.
Entonces ser mujer joven en esa ciudad significa que estás entre los 15 y los 29 años,
pero también implica realidades y condiciones distintas a las que viven los hombres
jóvenes. En el marco de una mesa de mujeres jóvenes es importante decir qué significa
que sea distinta a la vivencia de los hombres jóvenes.
Entonces las mujeres jóvenes a pesar de tener un gran avance educativo, a pesar de
que hay un acceso al espacio público, éste no es comparable con el de los hombres
jóvenes. El nivel de desempleo que hay en las mujeres jóvenes, cruzado además con
embarazos y maternidad en condiciones adversas, no se compara con las problemáti-
cas que pueden enfrentar los hombres jóvenes.
De esta manera, queda claro que al hablar del significado de ser mujer joven, es ne-
cesario tener presente muchos elementos, pero uno muy importante es el espacio
público. Cuando las jóvenes transitamos por el espacio público, no siempre existe
una apropiación del mismo. Por ejemplo, mi abuela cuando tenía mi edad no tenia
posibilidad de estar en el espacio público, se encontraba conferida a su casa. Mi
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madre tal vez pudo acceder al espacio público en términos de tránsito, pero no en
términos de apropiación.
Las mujeres jóvenes de esta ciudad hacen uso del espacio público en términos de
tránsito; pero no existe seguridad para quedarse en ese espacio y volverlo propio. En
los espacios públicos de los barrios, las canchas, las esquinas podemos observar a los
hombres jóvenes y las mujeres jóvenes pueden estar ahí bajo el rol de la novia, la her-
mana, la amiga.
Existen investigaciones que señalan que cuando las niñas empiezan a tener su pri-
mera menstruación, las familias les prohíben estar en el espacio público. A partir de
ese periodo comienzan una serie de restricciones que se prolongan en el tiempo.
En este punto me gustaría profundizar tres cuestiones: el primero, tiene que ver con
el status socioeconómico, esta es una condición que marca el cómo vives el espacio
público; la otra condición es la edad; y la última, tiene que ver con la transición de
niñas a jóvenes.
Otro ejemplo en el mismo sentido, con los centros comerciales. Así, yo puedo ir paseo,
consumo, me divierto, realizo muchas actividades en un lugar cerrado, pues él me per-
mite tener un nivel de seguridad que no posibilita la calle.
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En ELIGE hicimos una investigación dentro de las zonas de más alta marginalidad de
la ciudad, con la idea de buscar a las mujeres jóvenes, de ver cómo viven sus derechos;
y lo que nos encontramos es que no están en la calle; todos los que estaban eran los
hombres jóvenes. Ellas estaban encerradas en sus casas, sus lazos sociales eran la fami-
lia, las primas, las tías. Las jóvenes salen para ir a las tortillas, el mandado, ir a la escuela,
regresar. No hay una apropiación como existe en el caso de los hombres jóvenes.
Por otro lado, el nivel de agresión o violencia sexual en los espacios públicos se incre-
menta con el nivel de edad. Por ejemplo, recuerdo que cuando tenía 15 años y el que
un hombre sacara su pene en el camión, hacía que yo me quedara paralizada. Ahora sé
que puedo denunciar, que puedo hablar, que él se va al Ministerio Público y puede ser
consignado al Reclusorio. Pero las chavas de 15 a 18 años, son quienes viven mucho
mayor nivel de agresión sexual en las calles. Eso tiene que ver con el hecho de que la
violencia está focalizada en quienes tienen menores recursos y menores procesos de
autonomía y de defensa. Evidentemente cuando llegas a los 30 tienes ya toda una se-
rie de herramientas y tips de seguridad que no tenías a los 15, y que vas construyendo
conforme vas teniendo mayor edad.
Uno de los primeros retos y recomendaciones que tenemos, es trabajar para que el
espacio público no sólo sea de tránsito para las mujeres jóvenes, sino que realmente
haya procesos de apropiación. Esto significa, fomentar procesos de empoderamiento y
autonomía para las jóvenes, y de sensibilización para quienes están a su alrededor: las
familias, las mamás, los papás, los hombres, los servidores públicos y las instancias de
gobierno. Estar afuera es un acto político para las mujeres jóvenes.
Creo que otro elemento importante, es que es necesario nombrar a las mujeres jó-
venes. Siempre se les invisibiliza cuando hablamos de la juventud o de los jóvenes, y
hay particularidades importantes que no debemos obviar. Es importante nombrarnos,
es importante construir ciudadanía, es importante construir una reflexión muy crítica
para los otros actores que violentan a las mujeres jóvenes; como las familias, los hom-
bres y las estructuras de gobierno.
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Es importante que las políticas públicas focalizadas a las mujeres consideren a las jó-
venes, y las de jóvenes consideren a las mujeres; porque si no estamos hablando de un
sujeto invisibilizado por distintas políticas sociales. Por otro lado, las actuales políticas
gubernamentales que tienen que ver con la apropiación de los espacios públicos (ba-
rrios, comunidades, etc.) deben de fomentar que las mujeres jóvenes también estén
ahí, porque si no estaremos cometiendo el mismo error de privilegiar el uso del espa-
cio por parte solo de algunos actores.
MESA 5
CONCLUSIONES
Moderadora: Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
La Mesa titulada “Mujeres Jóvenes y Seguridad Ciudadana”, presenta las siguien-
tes recomendaciones:
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Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
· Visibilizar, legitimar y atender el miedo de las mujeres respecto al uso del es-
pacio público.
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Conclusiones
La realización del Encuentro Internacional de Ciudades Seguras para las Mujeres per-
mitió analizar el tema de la seguridad en la ciudad para las mujeres, a partir de una
visión amplia, abriendo la posibilidad de determinar las acciones que los Gobiernos, la
Sociedad Civil, y los Organismos de Naciones Unidas, han de implementar con el fin
de garantizar el derecho a una vida sin violencias y la seguridad de las mujeres en los
espacios públicos de la Ciudad.
· Seguridad / inseguridad
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Por lo tanto la seguridad no sólo depende de las autoridades, sino de los ciudadanos y
ciudadanas, por lo que se requiere tomar conciencia de esto para participar de mane-
ra activa. Así mismo es importante incorporar en las políticas públicas el concepto de
seguridad desde una perspectiva más amplia, que es el de la seguridad humana (física,
acceso a derechos) pues es indispensable que la política de seguridad, cierre todas las
puertas a la incertidumbre.
Ubica dos dimensiones de la seguridad ciudadana: una dimensión objetiva que son los
hechos de la violencia que conocemos, que involucra a víctimas y victimarios; y una di-
mensión subjetiva que es la de las vivencias y sentimientos personales que configuran
las percepciones y representaciones de la seguridad ciudadana61
60 Pliego Tomas, Gestión y construcción de una ciudad segura para todos, México, septiembre 2008 p.1
61 Sánchez, Mejorada F. Cristina, La Seguridad Ciudadana base de una Política de Equidad y Seguridad para las Mujeres en las Ciudades, México, septiembre 2008, pp. 1-2.
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modificar reglas de comportamiento que regulan dichas relaciones, para disminuir los
índices de violencia. El concepto de convivencia resalta, además, la noción de vivir en
medio de la diferencia, tema de especial relevancia en las sociedades contemporáneas,
caracterizadas por la heterogeneidad y el multiculturalismo62
· Las ciudades
A partir de 2007, señaló Ana Falú: la Humanidad es mayoritariamente urbana. En poco tiempo
de tener 3% de población en ciudades en el año 1800, hoy más del 50% vive en Ciudades como la
Ciudad de México. Y un resultado evidente es que las ciudades crecen, se complejizan, se fragmen-
tan, se segregan y por ello necesitamos indagar cómo impactan a la autonomía de las mujeres la
apropiación y uso de las ciudades.
Hoy en día las ciudades crecen en las manos del capital financiero especulante. Por eso
no sólo se fragmentan sino, se separan, se dejan afuera y se excluyen a determinados
sectores, de mayor desigualdad. Hay evidentes inequidades, segregación y fragmenta-
ción social y territorial. Se destruyen los tejidos productivos, sociales y locales, que no
62 Ídem p.12.
63 Segovia Olga, Convivir en la ciudad, sin violencia en el espacio público y en el espacio privado, México, septiembre 2008 p.6.
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pueden competir con este capital que a la vez necesitamos atraer para el desarrollo, lo
cual nos plantea una contradicción fuerte. Estos puntos de tensión demandan políticas
de gobierno y políticas de Estado para regularlos ya que si bien, son necesarias para el
desarrollo, por otro lado, dejan marcas que propician entre otros fenómenos, situacio-
nes de violencia.
· Violencia e inseguridad.
La creciente violencia e inseguridad que vivimos en las diversas ciudades afecta al con-
junto de la ciudadanía, pero es vivida por hombres y mujeres de manera distinta. Ha-
bitar no es independiente de los arraigos, y habitar no es igual para hombres y para
mujeres, la percepción que se tenga depende de la edad, etnia, de lo público, de lo
privado (Olga Segovia). Existen formas de limitación a la vida en las ciudades que no
solo se refieren a desigualdades económicas y políticas, sino también a persistentes
asimetrías entre mujeres y hombres.
Hay que entender la violencia como un problema sociocultural, incluir la voz de las
mujeres. Hablar de las violencias no tiene sólo un punto de entrada, están planteando
situaciones de amplísima complejidad, lo que demanda alianzas y pactos contra la vio-
lencia. La violencia, que se expresa en una diversidad de dimensiones, de variables y
que parece crecer y multiplicarse (Ana Falú).
Cuando se habla de violencia contra las mujeres en las ciudades, no sólo se refiere a los
delitos tradicionales que dificultan la vida cotidiana, tales como hurtos, robos, asaltos,
violaciones; también se alude a fenómenos vinculados a la forma en que se concibe
el desarrollo urbano, a la falta de participación ciudadana, a la dificultad de accesos a
servicios —los más privatizados—, a la desregulación, entre otros. Todos son factores
que, de una u otra manera, inciden en los grados y modalidades de las manifestaciones
de violencia efectiva o simbólica contra las mujeres.
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Hablamos desde las mujeres en este tema porque estamos convencidas de que
las mujeres son motores del cambio, son las más comprometidas con la paz y el
desarrollo, porque son las más comprometidas desde lo atávico, pero también
han dado un salto en la defensa de su ciudadanía y la de conjunto, por eso son
centrales para la transformación de nuestras sociedades.
64 Ídem, en UN-HABITAT, Programa Ciudades Seguras, Un enfoque democrático en materia de seguridad ciudadana. Documento Conceptual. En www.unhabitat-rolac.org pp. 6-7.
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Para ello es necesario incidir en la política pública y construir políticas que garanticen
la equidad e igualdad de las y los ciudadanos.
El logro de Ciudades Seguras para las Mujeres requiere una política que incluya no
sólo actos criminales contra el individuo, sino también: la violencia institucionalizada,
la conducta ilegal, la ausencia de controles, la perpetuación de enclaves autoritarios y
la carencia de protección civil y social. Se requiere una política integral que confluyan
todos los esfuerzos de gobierno, todos los programas implementados por las diversas
dependencias, por el conjunto de la estructura del gobierno.
Asegurar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias, no es sólo una cues-
tión de justicia, sino de eficiencia. Si no conocemos para quién hacemos y diseñamos
la política, no podemos utilizar los recursos de una manera eficiente. Por ejemplo, en
el ejercicio del presupuesto participativo, los ciudadanos (as) comprenden el funcio-
namiento de la gestión del territorio y de cómo los recursos se distribuyen de manera
democrática en el territorio y con equidad.
El uso del espacio y del tiempo son cambios necesarios por hacer. Se necesita ocupar
los espacios con las expresiones diversas de las sociedades ya que, en las ciudades, la
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El diseño del espacio público no tiene que ver solamente con los procesos de planeación parti-
cipativa, es fundamental que la comunidad fortalezca su capacidad de organización, de expre-
sión, su sentido de pertenencia, de identidad, de colectivo, de mirar al otro, de tener apertura a
la alteridad, entre otros aspectos, que son por demás complejos. Más inclusión, más diversi-
dad, más seguridad, más identidad.
· Hay que crear una sociedad de debate, no de ruido, el lenguaje de los dere-
chos humanos, es el que se necesita.
El tema del presupuesto participativo es importante para que la gente se apropie del
espacio público, porque por ahora es de todos y de nadie. Hay que revertir la inercia de
la no participación, de la desmovilización, desaliento y resignación, y que cada quien
se cuide como pueda, dentro de este aspecto la seguridad de las mujeres tendría un
entorno más favorable.
Los gobiernos locales deben trabajar con las organizaciones de mujeres para lograr
ciudades más seguras desde lo local. Para ello se pueden utilizar varios instrumentos
como: recorridos, caminatas exploratorias en las colonias, el diseño de mapas de los
lugares de mayor inseguridad para las mujeres o mapa de la ciudad prohibida para las
mujeres, así como el apoyo para la formación y capacitación con guías, manuales, etc.
Se debe lograr un gobierno local como buen vecino: amigable, responsable y confiable
capaz de apoyar, escuchar y acompañar.
Para lograr estas acciones con los gobiernos locales, se requiere que haya hombres y
mujeres sensibilizados sobre los derechos humanos en general y de las mujeres en lo
particular así como, de la problemática de la violencia de género.
65 Sánchez, Op. Cit. p.5.
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Para hacer realidad el derecho a una vida sin violencia contra las mujeres hay que con-
siderar cuatro factores: jurídico, voluntad política, garantías económicas y garantía so-
cial. Poner juzgados itinerantes en parques públicos y otras estaciones del metro sobre
todo, donde haya focos rojos en cuanto a la violencia hacia las mujeres.
Plantear entornos seguros va más allá de tener banquetas seguras, hay que quitarle el
espacio a la criminalidad y devolverlo a los ciudadanos. Formar Consejos Ciudadanos
en los vecindarios puede ser una opción interesante.
Desafíos
· La gran desigualdad de la región y la pobreza. Si bien, durante el Siglo Veinte
se avanzó en el reconocimiento de distintas generaciones de derechos huma-
nos, existen millones de personas -particularmente las mujeres- que descono-
cen sus derechos y por tanto no los ejerce. Este ejercicio convive con múltiples
desigualdades y exclusiones.
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Es necesario contar con un marco global respecto del abordaje de esta problemática y
mirar lo específico de cada región. Hay que tener cuidado de no importar políticas, por
el sólo hecho de querer aplicarlas en una zona o país; sí hay que mirar afuera y contar
con criterios comunes, pero sin perder la especificidad.
Todas las acciones de gobierno deben contar con presupuesto asignado, si no es así, no
es política pública. Si no hay presupuesto nos quedamos en simple retórica.
La atención a las violencias de las que son víctimas las mujeres, deben institucionalizar-
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se en políticas públicas que tengan continuidad, para de esta manera, dejar de lado la
actuación a partir de la “buena voluntad” de ciertos gobiernos.
Estrategias de Territorialización
La territorialización de la política es fundamental para la participación. De acuerdo a las
experiencias presentadas, hay ciudades que cuentan en cada localidad con una Casa
de oportunidad para las Mujeres, que es una Casa Pública que ha permitido una cerca-
nía más fuerte en términos de acceso a la justicia, capacitación, promoción, y mediante
la cual existe una altísima participación local. No llegar hasta el Gobierno Central, sino
al Gobierno Local. Se ha generado un movimiento que toma en cuenta a las represen-
tantes locales de los barrios.
Priorización de Acciones.
Hay acciones a corto, mediano y largo plazo, hay acciones provocadoras que en un mo-
mento pueden dar una señal importante, que motiven a abrir un debate. No todas las
acciones nos van a conducir a procesos sustentables a largo plazo, pero cada acción
nos lleva a un proceso más fuerte.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
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Anexos
DECLARACIÓN POR UNA CIUDAD
SEGURA PARA LAS MUJERES
Declaración del Encuentro Internacional Ciudades Seguras para las Mujeres realizado
en la Ciudad de México, del 3 al 5 de septiembre del 2008.
Considerando que:
A pesar de los esfuerzos realizados por gobiernos y sociedad, las mujeres siguen en-
frentando obstáculos para gozar y ejercer plenamente sus derechos, por lo que resulta
ineludible, admitir que las diferencias sexuales no han dejado de traducirse en des-
igualdades de género.
La falta de equidad obstruye el desarrollo, impide el avance de las mujeres hacia me-
jores niveles de calidad de vida que posibiliten su ciudadanía activa y, por ende, una
agenda pública donde tengan cabida las demandas, expectativas y anhelos estratégi-
cos de las mujeres.
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México Experiencias de ciudades seguras para las mujeres
Cada día se hace más evidente y preocupante la falta de garantías y seguridad en los
espacios públicos y privados para las mujeres, donde éstas puedan exigir el respeto y
ejercicio de sus derechos para acceder a una vida libre de violencia.
En México existen avances legislativos en materia de violencia contra las mujeres, que
se inscriben en el cumplimiento de los compromisos establecidos por el Estado mexi-
cano, en la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación con-
tra las Mujeres (CEDAW), y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Belém Do Pará), en donde destaca, como una
de las más avanzadas en Latinoamérica, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Li-
bre de Violencia del Distrito Federal.
3.- Las acciones sociales, políticas y culturales que busquen la eliminación de prejuicios,
estereotipos, lenguaje sexista y/o misógino, contribuyen sustantivamente a la erradi-
cación de todas aquellas conductas y prácticas que propician la violencia y discrimina-
ción contra las mujeres.
4.- La planeación y el rediseño de las ciudades para generar espacios que permitan su-
perar la cultura del temor propicien una convivencia basada en el respeto y uso demo-
crático y seguro de los mismos deben incluir la participación directa de las mujeres.
5.- Las acciones, programas y políticas públicas gubernamentales deben orientarse al
rechazo firme y diligente de la violencia contra las mujeres en el ámbito público y pri-
vado en todos sus tipos y modalidades, tanto en el nivel de prevención, atención, acce-
so a la justicia, tipificación de los delitos, sanción, así como en la reparación del daño.
6.- Los gobiernos de las ciudades están obligados a garantizar el derecho de las muje-
res a desarrollarse en los espacios privados y públicos –laborales, educativos, comuni-
tarios, recreativos e institucionales- bajo condiciones de igualdad y equidad, gozando
de políticas públicas que busquen la satisfacción de sus necesidades, así como de una
procuración e impartición de justicia de forma rápida y expedita.
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8.- El cumplimiento del Sistema de Protección de los Derechos Humanos de las Mu-
jeres implica el establecimiento de obligaciones orientadas a disminuir la brecha de
desigualdad entre mujeres y hombres, propiciando y fortaleciendo políticas orientadas
a erradicar la violencia contra las mujeres basadas en una estrategia de transversalidad
de género en los diferentes ámbitos de los gobiernos de las ciudades.
9.- El desafío de avanzar en ciudades seguras para beneficio de todas y todos, sólo po-
drá realizarse mediante estrategias conjuntas, interdisciplinarias e interinstitucionales,
diseñadas a partir de diagnósticos, investigaciones y debates públicos plurales.
11.- Nos comprometemos, en el marco de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida
Libre de Violencia, al diseño e implementación de políticas públicas orientadas no sólo
a reducir y erradicar la violencia contra las mujeres, sino también para contribuir en la
disminución de la percepción de temor en el espacio público que viven las mujeres, e
impulsar estrategias para fortalecer la confianza en las instituciones.
1er Encuentro
5 de septiembre del 2008
Experiencias de ciudades seguras para las mujeres Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México
“Este programa es de carácter público, no es patrocinado ni promovido por partido político alguno y
sus recursos provienen de los impuestos que pagan todos los contribuyentes. Está prohibido el uso de
este programa con fines políticos, electorales, de lucro y otros distintos a los establecidos. Quien haga
uso indebido de los recursos de este programa deberá ser denunciado y sancionado de acuerdo con la
ley aplicable y ante la autoridad competente”.