La entrada a La Paz es todo un espectáculo. Las montañas se van abriendo
cual telón de teatro, para dejar ver a una ciudad que tiene centro en un valle rodeado de cerros, pero que se extiende hasta arriba de los mismos, teniendo como resultado un millón de casas, unas arriba de las otras. Estamos a 3577 m.s.n.m., así que no es para sorprenderse que en “Los Altos”, (así se llaman los barrios que están arriba de los cerros) las nubes pasen al lado tuyo. Lo increíble de este barrio es que las casas están construidas sobre laderas que con varias lluvias más, pareciera que se van a venir abajo. Esto es porque, al parecer, no esta permitido construir en zonas de riesgo; esos terrenos ni se venden ni se compran. La gente construye allí gratis, o mejor dicho al precio de la incertidumbre de cuanto durarará su casa en dicho lugar. Bajando desde “Los Altos” al centro de la ciudad, nos adentramos en un mercado típico, llamado el “Mercado del Alto”. Si tienen la misma suerte que yo, podrán disfrutar de una tarde violácea, la cual resaltaba con mayor intensidad la luna llena, que por cierto, parecía estar sujeta de uno de los mil y un cables de electricidad, enredados en un solo palo alto y delgado. El mercado en sí es como un gran laberinto de puestos de todo tipo. Allí podrán encontrar las polleras típicas de las bolivianas, ropa a muy buen costo, carnes de todo tipo, comidas típicas y más artesanías. Todo en el mismo lugar!! RECOMENDACIÓN!!...Tómense unos minutos para sentarse en el cordón de una vereda a ver como se mueve la gente del lugar; comprando, vendiendo, haciendo sus ofertas y peleándose con el vecino de al lado para ganarse un cliente más. Y porque no mientras tanto, disfrutar de una bolsa de tutucas, que por cierto, son ENORMES!!! Cómo sabrán, las tutucas son granos de maíz inflados, y en esta tierras el maíz constituyó desde épocas pre-incaicas, el alimento del pueblo. Otra muy buena opción es comer un choclo recién hervido, con una rodaja de queso, servido en la misma hoja de chala. Creo que en esos minutos, uno se percata realmente de que Bolivia es una gran fiesta de colores: empezando por la bandera de los cuatro suyos (antigua división político-social del imperio incaico), siguiendo por los diversos estampados de las polleras bolivianas, las frutas y verduras que resplandecen, hasta las comidas que preparan! Todo lleva como ingrediente principal los colores! La terminal de La Paz está muy bien cuidada y limpia, al igual que la gran mayoría de todas las calles de la ciudad. Desde allí, pueden dirigirse caminando a la plaza principal, la antigua Plaza de Armas (tomen la calle Uruguay, para luego seguir derecho por la Av. Ingavi). Como muchas otras ciudades de Latino América que fueron colonizadas por españoles, siguiendo “La Carta de Indias”, alrededor de la Plaza de Armas se emplazaron los edificios más importantes, siendo, el día de hoy, los edificios más antiguos de la ciudad, y donde funcionan el poder legislativo y ejecutivo de Bolivia. Alrededor de la plaza hay varias opciones de alojamiento a bien precio, así como también grandes hoteles con grandes lujos, y por supuesto a un precio más elevado. También tendrán la posibilidad de visitar una agencia de viajes que lo ayude a guiarse con las principales atracciones de la ciudad. La Avenida Santa Cruz, que luego se convierte en la Av. Del Prado, es la que concentra la mayor actividad económica, bancaria, y social. Por cierto, la vida nocturna en la ciudad es variada y digna de conocerse! Sobre la misma avenida, encontramos la Iglesia y Templo de San Francisco, ejemplo más representativo del estilo denominado "Barroco mestizo” (técnica resultante de las técnicas españolas con mano de obra local). La misma fue construida a lo largo de los siglos XVI y XVIII. Además de ser totalmente imponente por sí sola, tiene a sus pies un hermoso mercadito de flores que además de decorarla, la perfuma desde el alba hasta el anochecer. Esta iglesia también le servirá de hito para conocer el mercado de brujas! Tal cual su nombre lo indica, en este mercado vamos a poder encontrar absolutamente todo para hacer conjuros mágicos, desde amuletos y velas de todo tipo, hasta fetos de llama y sapos disecados. Es un mercado que sale fuera de lo común y realmente vale la pena pasar por allí. La verdad es que La Paz es una ciudad que tiene muchísimo para hacer y para conocer, pero la idea no es aburrirlos, si no dejarlos con la intriga de querer ir a recorrerla por Uds. mismos. Rodeada por montañas y envuelta en nubes, les puedo asegurar que esta ciudad los mantendrá con los ojos abiertos y sorprendidos 59 minutos de cada hora que pasa; el minuto restante se los dejo para pestañar de vez en cuando…