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¿QUÉ ES EVOLUCIÓN?

Evolución es la rama de la Biología que se refiere a todos los cambios que han
originado la diversidad de los seres vivientes en la Tierra, desde sus orígenes
hasta el presente.

Actualmente los biólogos estamos convencidos, por las evidencias


acumuladas, que todas las formas vivientes, incluyendo al ser humano,
surgieron paulatinamente en el curso de la historia de la Tierra, y de que todos
los organismos se originaron a partir de formas primitivas simplificadas.

La evolución es una teoría por el contexto de las pruebas científicas


confirmadas por la observación del proceso evolutivo en comunidades
modernas. Ésto nos permite mantener un alto grado de certeza acerca de la
presencia actual de los mecanismos evolutivos que trabajan en la naturaleza,
de tal forma que no podemos interpretar erróneamente el Método Científico.
Sólo la gente obstinada no ve evidencia en la evolución.

Cuando un enunciado no se ha verificado se denomina "hipótesis", pero si la


hipótesis es sometida a pruebas experimentales y se verifica como cierta,
entonces alcanza el nivel de "Teoría".

La evolución depende directamente de las leyes genéticas y se considera como


un principio de orden en la naturaleza.

ARRIBA^^

EL ORIGEN DE LA VIDA

Basados en la acumulación de información proporcionada por el conocimiento


presente en Geología, Astronomía y Genética, los biólogos evolucionistas
podemos dibujar una historia sobre el origen de la vida.

Primeramente debemos pensar que la Tierra no presentaba las condiciones


que presenta en la actualidad. Hace cerca de 4 mil millones de años, la Tierra
tenía una atmósfera llena de gases tóxicos (metano, monóxido de carbono,
bióxido de carbono, bióxido de azufre, etc.) y estaba casi desprovista de
oxígeno. Tenía una gran cantidad de agua, en su mayor parte en estado
gaseoso. El calor atmosférico era intenso y la Tierra era agitada por violentas
erupciones volcánicas. Nuestra Luna era cuatro veces mayor que en el
presente, los planetas exteriores gigantes y nuestra luna actuaban como
pantallas protectoras contra los meteoritos, y el Sol brillaba débilmente.
En 1950, Stanley Miller realizó un experimento en el que él simuló el ambiente
de la Tierra primitiva. Miller hizo circular metano y amoniaco dentro de un
contenedor de vidrio con agua caliente y con una atmósfera simulada.
Entonces agregó una descarga eléctrica. En 24 horas, cerca del 50% del
carbono del metano había formado aminoácidos (componentes principales de
las proteínas) y otras moléculas orgánicas. Este experimento ha sido repetido
por muchos investigadores y los resultados cada vez son más sorprendentes.
Se ha encontrado que casi cualquier fuente de energía (electricidad, polvo
volcánico caliente, luz, radiación ultravioleta) ha podido convertir las moléculas
primitivas en una variedad enorme de compuestos orgánicos complejos.

En 1988, Sidney W. Fox et al, de la Universidad de Miami, realizaron un


experimento que simulaba las condiciones primitivas de la Tierra y obtuvieron
la síntesis de microesferas de proteínas, con la habilidad de crecer,
reproducirse y realizar algunos procesos químicos característicos de las células
vivas.

En el agua tibia de los océanos habían compuestos orgánicos disueltos,


formando una "sopa nutritiva". Al principio, se sintetizaron muchas moléculas
orgánicas complejas, entre ellas las proteínas, los ácidos nucleicos, los lípidos
y los carbohidratos. Entonces las moléculas prebióticas originaron
coacervados.

Un coacervado es un agregado de moléculas mantenidas unidas por fuerzas


electrostáticas. Esas moléculas son sintetizadas abióticamente. A. I. Oparin de
Rusia llamó coacervados a los protobiontes. Un protobionte, el cual es un tipo
de coacervado, es un glóbulo estable que es propenso a la autosíntesis si se
agita una suspensión de proteínas, polisacáridos y ácidos nucléicos. Muchas
macromoléculas quedaron incluídas en coacervados.

La vida es una posibilidad energética en todo el Universo.

Los seres vivientes terrestres surgieron miles de millones de años después de


la gran explosión (unos 9000 millones de años después).

Los elementos se forman en las nebulosas estelares por efecto de la radiación


emitida por las reacciones termonucleares en las estrellas primigenias.

El agua y otros compuestos orgánicos e inorgánicos se forman en la nebulosa


solar al ocurrir una oscilación en la densidad de energía que causa transiciones
de fase moleculares que permiten la síntesis no-espontánea (endergónica) de
compuestos simples orgánicos e inorgánicos.

El agua en las nebulosas estelares permite el enfriamiento de los medios


interestelares propiciando la síntesis de compuestos orgánicos más complejos,
como carbohidratos, amoníaco, aminoácidos, gliceraldehído, lípidos y tal vez
globulinas, en los orificios y grietas de los granos de polvo interplanetario que
contienen agua que sufre transiciones súbitas de fase sólida a fase líquida y
viceversa.

La luz Ultravioleta, el calor y otras formas de radiación estelar causan la


polimerización de compuestos simples para formar moléculas complejas de
carbohidratos, proteínas y lípidos, las cuales se integran como glóbulos
microscópicos dentro del agua congelada atrapada en los gránulos de polvo
(fractales) de las nubes planetarias.

Cuando las nebulosas planetarias se enfrían lo suficiente, ocurre la síntesis de


microesferas con membranas externas de lipoproteínas por efecto de la luz UV
y del calor generado por las colisiones entre las partículas de polvo
interplanetario. Las microesferas contienen una mayor diversidad de
compuestos orgánicos debido a que se encuentran sobre substratos
aglomerantes que actúan como lechos que facilitan la acumulación e
interacción de substancias; por ejemplo, gránulos de Fosfato de Calcio,
Carbonato de Calcio, Carburo de Silicio, grafito, fulereno (alótropos del
carbono) o Sulfuro de Hierro -los cuales pueden o no contener agua congelada-
y por la acción de agentes condensadores o substancias que promueven la
síntesis abiótica de biomoléculas simples y complejas. Por ejemplo, el HCN
(Cianuro de Hidrógeno) y el C2H2 (Acetileno). Estos compuestos son
suficientemente abundantes en los medios interplanetarios en gestación y han
sido probados artificialmente como agentes condensadores. Los ensayos
indican que la biopolimerización de las proteínas y de azúcares complejos es
facilitada por estos agentes y por reacciones promovidas principalmente por
bosones de alta energía.

Volviendo a las microesferas, éstas continúan siendo retenidas dentro de las


partículas de polvo (fractales) suspendidas en las atmósferas planetarias. Los
granos de polvo actúan como escudos protectores de las biomoléculas en
contra de la radiación estelar ionizante, de tal forma que las transiciones de
fase permiten la síntesis de moléculas aún más complejas de glucoproteínas,
ceras, fosfolípidos, polisacáridos y proteínas. Estas moléculas construyen
membranas altamente estables y duraderas que contienen a un número mayor
de microesferas con diversos productos biológicos; sin embargo, las
membranas simples siguen siendo efímeras por la intensidad de la radiación
estelar recibida por los planetas que las destruye. Sin embargo, muchas
microesferas envueltas por membranas o por estructuras parecidas a
membranas subsisten en ese ambiente hostil gracias a que permanecen dentro
de los granos de polvo con agua congelada.

Debido a su baja resistencia a la radiación cósmica, no es factible la síntesis de


nucleótidos en el espacio interplanetario. Es más probable que los nucleótidos
se hayan sintetizado en los planetas, mucho tiempo después de la aparición de
las primeras formas vivientes. Además, la síntesis de moléculas de ácidos
nucleicos no ocurre directamente en la naturaleza. Por esta razón, los
protobiontes que se forman en los medios planetarios no pueden contener
ninguna forma de ácidos nucleicos (ADN o ARN).

La Fuerza de Gravedad de los planetas mantiene en órbita pequeños cúmulos


de granos de polvo estelar con microesferas envueltas por membranas
amfifílicas, formando nubes densas de polvo, vapor de agua, amoníaco,
acetileno, cianuro de hidrógeno, metano, bióxido de carbono y otros gases; sin
embargo, la aceleración de los granos de polvo y el intenso calor emitido por
los mismos planetas imposibilitan el depósito de polvo sobre las superficies de
los planetas. En fases posteriores de la formación de los planetas, el vapor de
agua se condensa en las atmósferas planetarias formando gotas pesadas que
se precipitan a los suelos planetarios arrastrando con ellas a los granos de
polvo con y sin microesferas.

Aún suspendidos en las atmósferas planetarias, las microesferas se aglutinan


dentro de los granos de polvo con agua para formar estructuras prebióticas con
membranas amfifílicas más complejas -llamadas protobiontes- que aún no son
formas vivientes, pero que ya experimentan transferencias de energía
semejantes a las de las formas vivientes (biontes).

Cuando los planetas se enfrían lo suficiente y ocurren precipitaciones pluviales,


los fractales con y sin protobiontes son arrastrados por las gotas de agua hasta
las superficies de los planetas.

Una vez depositados en suelos planetarios, sobre capas de suelo húmedo o en


el fondo de charcas poco profundas, los protobiontes pueden mantenerse
estables al encontrarse protegidos de la radiación estelar intensa por densas
nubes de polvo suspendido y de vapor de agua en las atmósferas planetarias.

Miles de millones de protobiontes pueden ser destruidos por las condiciones


agresivas de los ambientes planetarios; no obstante, cuando los planetas se
enfrían más y las estrellas son menos inestables, las estructuras básicas de los
protobiontes pueden permanecer estables durante períodos de tiempo cada
vez más prolongados. La diferencia consiste en estar en microambientes con
los factores necesarios que les permitan resistir y prevalecer ante la presión de
los ambientes planetarios iniciales.

La evolución química subsiguiente consiste en la unión de los protobiontes,


unos con otros, por afinidad electroquímica. Los protobiontes se unen unos a
otros formando vesículas con membrana continua. Esas vesículas complejas
reposan en los suelos húmedos o en el fondo de charcas poco profundas. Las
fisuras y huecos del suelo llenos de substancias químicas quedan bajo las
biomembranas formando microambientes semejantes al citosol de las células
modernas. Ello impide la catástrofe osmótica que ocurriría si la hipótesis del
"caldo nutritivo" de Oparin fuese real. La observación paleontológica y
geológica indica claramente que los "caldos nutritivos" hipertónicos no pueden
existir y no han existido en la naturaleza.
Una vez fusionados, algunos protobiontes se convierten en Arqueobiontes al
poseer configuraciones moleculares aptas que pueden experimentar la fase
biótica gracias a sucesivos cambios químicos estructurales en las
biomembranas que les permita incorporar polipéptidos y glucopéptidos que
promueven cambios en los campos magnéticos que causan la formación de
gradientes electroquímicos y que conducen al establecimiento del campo
electrodinámico que permite la biotransferencia de energía a través de
partículas con alta densidad de energía. De esta manera se sintetizan los
biontes o seres vivientes. Los biosistemas primitivos son los antepasados de
cualquier forma viviente que exista en cualquier parte del Cosmos.

De acuerdo con mi hipótesis, solo se requiere de un bionte viable y


autoreplicable para generar al resto de los seres vivientes. Su reproducción
sería semejante a la gemación, pero en total ausencia de ácidos nucleicos. Las
moléculas de proteínas autocatalíticas contienen la información necesaria para
autoreplicarse.

Volvamos a la abiogénesis cósmica. Las biomembranas extendidas sobre los


fondos de las charcas, cubriendo huecos y grietas del suelo rellenos con
sustancias químicas orgánicas, realizan intercambios activos de fermiones y
compuestos químicos con el medio circundante.

La incorporación al citosol de moléculas de proteínas, carbohidratos, y otras


moléculas complejas facilita la formación de estructuras moleculares
complejas especializadas en la transferencia de energía desde el medio
circundante; por ejemplo, moléculas de ATP Sintetasa, nucleótidos de ARN,
moléculas cortas de ARN, NADP, ADP, etc. Las pequeñas cadenas de ARN
son sintetizadas por las mismas proteínas autocatalíticas con afinidad
bioquímica por los nucleótidos haciendo las veces de topoisomerasas que
transfieren la información de sus secuencias de aminoácidos hacia las
moléculas de ARN codificador.

De esta manera, los biontes se mantienen estables por mucho más tiempo,
además de que pueden transferir la información de sus características
individuales a través de las cadenas de ARN hacia las vesículas nuevas
generadas por crecimiento de su propio citosol. Protegidos por un cielo
oscurecido por polvo suspendido y por vapores diversos, en depósitos de agua
poco profundos y a no más de 36° C, los biontes se replican mediante la
formación de vesículas que se separan de la membrana principal a modo de
burbujas o brotes que poseen las mismas características estructurales y
funcionales del bionte primitivo.

Las proteínas autocatalíticas obligatoriamente, por sus características


fisicoquímicas, dirigen la síntesis de moléculas cortas de ARN para formar
cadenas cada vez más largas que contienen toda la información para la propia
síntesis de esas proteínas y de moléculas idénticas de ARN. Más tarde, las
mismas proteínas autocatalíticas producen nucleótidos de ADN y después de
cadenas completas de ADN.

La flexibilidad de esta hipótesis nos permite asumir que las ribozimas no son
necesarias para la síntesis de biomoléculas autoreplicables, las cuales pueden
multiplicarse a través de la transformación de la cuarta configuración de otras
proteínas en el mismo citosol. Por ejemplo, la replicación de los priones, los
cuales pensamos que poseen configuraciones moleculares muy parecidas a las
proteínas autocatalíticas primigenias.

La Tierra no es el único planeta del sistema solar con las condiciones propicias
para la supervivencia de los biontes; aunque éstos pudieron formarse en otros
planetas del sistema estelar local sin tener posibilidades de supervivencia
debido a las condiciones inapropiadas de los ambientes planetarios o a
transiciones planetarias súbitas y extremas. Por ejemplo, en Marte pudieron
formarse seres vivientes por la misma época que en la Tierra, sin embargo, un
cambio climatológico súbito y severo en el planeta, ocurrido unos 400 millones
de años después de su consolidación, destruyó todas las formas vivientes en
ese planeta (Shuster y Weiss. Science. 2006)

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ESTRATEGIAS EVOLUTIVAS

LA EVOLUCIÓN DE LOS SERES VIVOS OCURRE POR LA CONFLUENCIA


DE TRES COMPONENTES INTERDEPENDENTES DETERMINANTES:

SELECCIÓN NATURAL- es el conjunto de modificaciones en el ambiente de


los organismos (puede ser ejercido a un nivel de individuo o a nivel
comunitario), graduales o repentinas, las cuales provocan una tensión
particular capaz de aniquilar a los individuos o a las especies menos
adaptables, y hacer para prevalecer a los mejor adaptables. Un buen ejemplo
de Selección Natural es la pericia para realizar movimientos natatorios.
Históricamente, los genes que determinan esta característica estaban en la pila
genética de la población antes de que se presentara la ocasión de utilizarla.
Algunos miembros de la población poseían los genes, mientras que otros
carecían de ellos. Cuando ocurrió una inundación, los que poseían los genes
ventajosos sobrevivieron; por otro lado, los que eran incapaces de ejecutar los
movimientos natatorios perecieron, porque ellos carecían de los genes que
determinan dicha habilidad.

NEUTRALIDAD- este concepto se refiere a la presencia de genes que


determinan características fenotípicas nuevas, las cuales se acumulan en el
caudal genético de la población, sin actuar favoreciendo a los genes en la
supervivencia del individuo, ni contribuyendo para su exterminio. Una
ilustración perceptible es la presencia de pezones en mamíferos macho, cuya
funcionalidad es obsoleta porque los machos no amamantan a sus crías. Sin
embargo, el gene que determina el desarrollo de los pezones continúa
expresándose y transmitiéndose a la descendencia.

ESTRUCTURACIÓN- aún cuando no se produzca una presión selectiva sobre


los individuos, ocurren en ellos algunos cambios estructurales que propician
una ventaja funcional sobre aquellos individuos que carecen de esas
modificaciones. De esta manera, los cambios estructurales que conducen a
una variación en la función, transfiere al individuo hacia otra línea evolutiva,
incrementando también su habilidad para ocupar otros nichos ecológicos, o
para ser movidos entre varios nichos de acuerdo con sus requisitos para
sobrevivir. Un ejemplo de Estructuración es la posición erecta y locomoción
bípeda de los seres humanos. Los humanos no se enderezaron por necesidad,
pues el cambio estructural ocurrió como un acontecimiento al azar, y no en
función de un acontecimiento selectivo en el entorno. Cuando se modificó la
postura de los humanos, los individuos se encontraron ante la disyuntiva de
abandonar su nicho ecológico previo o de permanecer en él sometidos a una
desventaja peligrosa para la supervivencia de la especie; la nueva postura los
calificó para habitar en áreas más abiertas y menos limitadas en recursos. No
impidió que los individuos pudieran seguir habitando en su nichos ecológicos
previos, así se amplió el mundo del Homo sapiens.

Algunas partes del Genoma son más capaces de tomar la sucesión de


nucleótidos, y la manera de llevarse a cabo reside en la recombinación del
material genético, basado sobre la historia de éxito de los antepasados. Así, las
biomoléculas tienen la capacidad de "ver" y "escoger" los cambios más
apropiados para producir una función nueva, o la menos viable que podría
suspender algo esencial. Los genomas codifican esta estrategia, y los
organismos han intercambiado información genética por la transferencia
horizontal de genes. Sucedió en el pasado, sucede ahora, y estará sucediendo
en el futuro. La Biodiversidad es una fuente de información genética, y los
intercambios de información ocurren entre organismos variados, así que ésta
llega a ser una buena razón para comenzar con la prioridad en la conservación
de la Biodiversidad.

Hay un factor determinante que favorece y dirige los cambios evolutivos: la


Selección Natural. La selección natural es el conjunto de presiones externas e
internas que provocan una tensión dentro de una comunidad específica
afectando a cada individuo. Los óptimos genes propicios sobrevivirán a esas
presiones, y los menos adecuados desaparecerán. Pero ésto no siempre es
así, pues en muchas ocasiones los genes para la conducta de cooperación en
grupo favorecen la supervivencia de los "débiles". Si un individuo posee una
combinación propicia de alelos, entonces esos alelos serán transmitidos a su
progenie, de tal manera que los alelos favorables aparecerán en una
proporción mayor en las generaciones siguientes.

Ejemplo:

Una población de 200 000 hormigas caminaban a través de un bosque,


devorando todo lo que encontraban a su paso. Su correr los llevó a tener que
cruzar una corriente de agua (presión del entorno). Muchas de ellas se
aventuraron a cruzar la corriente para ser arrastradas y ahogadas por el agua.
Éstas hormigas carecían de alelos para determinar la conducta de cooperación
en grupo. Pero muchas de ellos unieron sus cuerpos para formar un puente
sobre el cual las hormigas restantes cruzaron la corriente sin dificultad.
Positivamente, estas hormigas poseían alelos que determinaron su conducta
en grupo y sobrevivieron (Supervivencia del mejor adaptado).

Muchas hormigas masculinas fértiles poseían esos alelos y sobrevivieron


(conservación de la variación genética en las poblaciones), así que los alelos
favorables fueron añadidos al Depósito Genético de la comunidad. Cada vez
más genes favorables serán agregados, porque aquéllas que poseían genes
desfavorables perecerían a causa de su incompetencia.

Este hecho nos conduce a pensar acerca de una tendencia hacia la distribución
uniforme. Sin embargo, los alelos no favorables persistieron todavía en la
comunidad porque muchas hormigas con el defecto fueron capaces de cruzar
el agua encima del puente viviente, además, esos alelos persistieron también
en el genoma de las mejores hormigas adaptadas, pero sin expresión debido a
mecanismos moleculares específicos de stopgap. Además, si las hormigas
sobrevivientes poseían una característica nueva en su aspecto (Fenotipo)
físico, entonces su constitución anatómica también cambiaría y constituiría un
cambio macroscópico.

Hormigas Argentinas

Ya que hablo de hormigas, recientemente ha sido descubierto que una cierta


especie de hormigas argentinas (Iridomyrmex humilis) han estado invadiendo el
territorio de Estados Unidos de América. En este caso, lo que nos interesa es
que ellas han evolucionado según las diferencias en las condiciones del
entorno. En su lugar de origen ellas muestran una conducta intraespecífica
agresiva. Ellas se atacan unas a otras, de tal manera que ellas no pueden
establecerse en colonias grandes y no pueden estar prosperando
permanentemente como colonia en un determinado lugar.

Por otro lado, esta característica del comportamiento ha sido reemplazada en


Estados Unidos de América por una conducta de la cooperación en grupo.
Ellas construyen colonias grandes y se han adaptado perfectamente al
ambiente, de tal manera que muchas especies nativas de Estados Unidos de
América han sido desplazadas de sus hábitats naturales por las hormigas
invasoras. El cambio se determinó por modificaciones en la expresión de un
gene.

Muchos cambios evolutivos ocurren visiblemente en un tiempo muy corto,


como el polimorfismo en comunidades de los pinzones de la Islas Galápagos
con modificaciones en sus picos, los cuales fueron provocados por la dureza de
las semillas que ellos rompían (Presión Selectiva). Los pinzones que tenían el
pico más fuerte sobrevivieron (Supervivencia del mejor adaptado). Como éstos
tenían un pico más ancho que los otros de la misma variedad, entonces una
característica anatómica (Fenotipo) nueva - determinada por alelos (Genotipo) -
fue hecha visible en menos de 30 años.

Pero no siempre ocurre de esta manera: Ecólogos Evolutivos han mostrado


que las hembras de una especie de patos son estimuladas por el atractivo de
los machos para determinar la fuerza de su progenitura por medio de una
adición mayor de testosterona a sus huevos.

El origen de la vida
Marcelo Hermes-Lima
Intistuto de Química, Universidad de San Pablo, Brasil

En algún momento del pasado remoto, en algún ambiente acuático de la Tierra primitiva, la
materia inanimada cobró vida. Tras las huellas que les permitan explicar este acontecimiento,
científicos de todo el mundo se preguntan cuál habrá sido el " polímero primordial" que generó
a los seres vivos.
¿Habrá sido un antepasado de las proteínas? ¿Lo sería de los ácidos ribonucleicos (ARN) o, tal
vez, de los ácidos desoxirribonucleicos (ADN)?
Las investigaciones más recientes descartan estas tres posibilidades y apuntan hacia otra
completamente nueva.

La cuestión del origen de la vida ha constituido desde hace mucho tiempo un desafío para la
imaginación, pero puesto que no disponemos de una "máquina del tiempo" como la utilizada
por el personaje de la novela de H. G. Wells, los intentos de reconstruir la génesis de la vida en
el ambiente de la Tierra primitiva tienen mucho de temerario. Esto es así sobre todo porque no
existen fósiles de los primeros seres vivos que colonizaron nuestro planeta. Los microfósiles
más antiguos tienen tres mil seiscientos millones de años (3,6 eones). Sin embargo, los
científicos han obtenido pruebas geológicas indirectas según las cuales la capacidad de fijar
anhídrido carbónico, que es expresión de la existencia de seres vivos capaces de realizar
fotosíntesis (es decir, de aprovechar la energía de la radiación solar para formar los
compuestos necesarios para su supervivencia), apareció hace 3,8 eones.
La formación de la Tierra tuvo lugar hace 4,6 eones, pero su superficie se habría tornado
menos inhóspita para la acumulación de compuestos orgánicos hace entre 4,2 y 4 eones. De
manera tal que la vida, en su forma más primitiva, podría haber necesitado para surgir incluso
menos de 0,4 eones, un tiempo muy breve en términos del calendario geológico. En ese exiguo
espacio de tiempo, que nos lleva hasta los 3,8 eones antes mencionados, habría tenido lugar
una serie encadenada de eventos bioquímicos capaces de conducir hasta la generación de
aquellos primeros organismos con capacidad fotosintética.

La primera hipótesis consistente acerca de los procesos químicos que habrían dado origen a la
vida fue la formulada por el bioquímico ruso Alexander I. Oparin. La traducción al inglés de su
libro sobre el tema apareció en 1938 con el título de The Origin of Life y causó gran impacto. En
esta obra se revisaban y ampliaban hipótesis que Oparin originalmente había publicado en una
revista rusa poco conocida, la Proiskhjozdenic Zhizny. Este científico proponía que, después de
la formación de la atmósfera primitiva de la Tierra, se había producido una serie de eventos
químicos que aumentaron la complejidad de las moléculas existentes, determinando que
moléculas primitivas se transformaran en estructuras coloidales llamadas "coacervados" de los
que habría surgido una nueva organización de la materia: la vida. (Los coloides son
suspensiones de partículas cuyo diámetro puede variar desde una milésima hasta diez
millonésimas de milímetro. La asociación de estas partículas entre sí y con parte del solvente
forma minúsculas gotas llamadas coacervados.) Según Oparin, este largo proceso de
generación espontánea de la vida podría (y debería) ser reproducido en el laboratorio.

Esta hipótesis chocaba, sin embargo, con un obstáculo difícil de superar. En efecto, si bien era
probable que se hubieran formado estructuras coloidales análogas a los coacervados, las
cuales podrían haber estado constituidas por la asociación de macromoléculas, tal vez de
estructura proteica y con capacidad de acelerar determinadas reacciones químicas sin sufrir
por ello cambios permanentes (capacidad catalítica), resultaba muy difícil de explicar cómo
habrían desarrollado esas estructuras un código genético. Por ello, la hipótesis de los
coacervados fue paulatinamente abandonada, aunque la filosofía de Oparin sobre la evolución
química todavía sirve de base para todos los estudios sobre el origen de la vida.

El polímero primordial

En 1951, una nueva hipótesis sobre el origen de la vida fue propuesta, con escaso eco en la
comunidad científica, por el físico inglés John Bernal. Según esta teoría, una entidad molecular
podría definirse como viva si poseyera dos propiedades: capacidad de acumular información
genética y capacidad de producir copias de su propia estructura. El metabolismo de este primer
ser vivo —el "polímero primordial"— consistiría únicamente en esa capacidad de generar,
autocatalíticamente, copias de sí mismo. (Un polímero es una molécula formada por la unión de
muchas moléculas más pequeñas llamadas monómeros.) Los errores producidos durante la
autoduplicación podrían dar lugar a variedades con mayor resistencia a la destrucción o con
mayor capacidad de reproducción y la selección natural —a nivel molecular— favorecería a
estas variedades por su capacidad de adaptarse mejor al ambiente. Asi, la hipótesis de Bernal
predecía la aparición de vida en forma de "polímeros autorreplicables", que habrían surgido
antes de la aparición de microorganismos separados del medio externo por una membrana.
¿Cuáles podrían ser estos polímeros? Los candidatos naturales eran las proteínas (cadenas de
moléculas pequeñas, los aminoácidos, ordenados en una secuencia determinada) o los ácidos
nucleicos, el ARN y el ADN (véase "ADN, una molécula maravillosa" en Ciencia Hoy, vol. 2, n°
8, págs. 26-35 y la figura 1).
Fig.1. Esquema de la estructura química del ARN. El
hexaedro, que representa al azúcar ribosa, contiene
oxígeno en el vértice que ocupa la posición superior
en el dibujo. Cada uno de los otros vértices contiene
un átomo de carbono que no está representado. Los
carbonos que constituyen la ribosa se numeran de 1 a
5 siguiendo la dirección de las agujas del reloj a partir
del vértice que se encuentra a la derecha del oxígeno
y terminando en el carbono que se une al vértice
ubicado a la izquierda del oxígeno. La ribosa se une a
una base (éstas pueden ser las bases pirimidínicas
uracilo y citosina o las purínicas adenina y guanina)
formando un ribonucleósido. Éste une el fosfato al
carbono que ocupa la posición 5 en la ribosa para
formar un ribonucleótido. Los ribonucleótidos se
asocian entre si (se polimerizan) porque el fosfato de
uno de ellos se une al carbono que ocupa la posición
3 en la ribosa de otro ribonucleótido. Los distintos
ARN difieren entre sí por el número de
ribonucleótidos que los forman y por el orden
(secuencia) de sus bases. En el ADN la ribosa resulta
reemplazada por desoxirribosa y la base pirimidínica
uracilo por timina).

Sin embargo, es difícil asignarle a cualquiera de ellos la función de polímero primordial. Las
proteínas actúan como excelentes catalizadores, pero son incapaces de acumular información
genética, ya que una proteína no puede guardar la información necesaria para la síntesis de
otra. Por su parte los ácidos nucleicos (ARN y ADN) almacenan información genética, pero
necesitan para duplicarse de enzimas, vale decir de proteínas con actividad catalítica.
Entonces, ¿cuál de estos polímeros habría surgido primero en el planeta, los ácidos nucleicos o
las proteínas? Hasta el comienzo de la década del '80 este problema (del tipo "el huevo y la
gallina") no parecía tener solución. En los últimos años, sin embargo, una serie de evidencias
parecieron indicar que el polímero primordial autorreplicable podría ser un ácido nucleico, más
específicamente un ácido ribonucleico (ARN) y no una proteína.

Debe señalarse que el grupo del biofísico Sidney Fox, de Florida, EE.UU., cree aún ahora que
las proteínas (o ciertas estructuras parecidas a ellas a las que llaman "polímeros proteinoides")
podrían haber sido los polímeros primordiales. Sin embargo, este grupo ha intentado en vano
probar su hipótesis estudiando, desde mediados de la década del '50, los mecanismos de
polimerización de aminoácidos a altas temperaturas en medios similares al ambiente volcánico
de la Tierra primitiva. Fox ha observado que, en estas condiciones, mezclas que contienen
igual número de moléculas de cada uno de más de 15 aminoácidos diferentes generan una
gran cantidad de polímeros proteinoides en los que se observa el predominio de algunos tipos
de aminoácidos sobre el resto, índice de que la polimerización no se produce totalmente al
azar. Estos experimentos, si bien fueron importantes porque los proteinoides así obtenidos
tenían capacidad catalítica, han sido insuficientes hasta ahora: a pesar de que la polimerización
térmica no ocurre totalmente al azar, el principio de orden que esto implica es insuficiente para
conferir a los proteinoides mecanismos eficientes de acumulación y transmisión de la
información genética. Por lo tanto, ya que no pueden reproducirse eficazmente, las proteínas
no tienen ninguna posibilidad de constituirse en los polímeros primordiales.
En lo que se refiere al ADN, los problemas son diferentes. Como el ARN, el ADN también
requiere de proteinas para autoduplicarse, de modo que en el ambiente primitivo de la Tierra,
los hipotéticos ADN primordiales no podrían haber servido de molde para ser copiados sin el
auxilio de enzimas. Además, los desoxirribonucleótidos (las unidades que al unirse entre sí
constituyen el ADN) son producidos por los seres vivos actuales a partir de los ribonucleótidos
(las unidades que al unirse entre sí constituyen el ARN), lo que indica que el ADN debe haber
aparecido mucho más recientemente que el ARN en el curso de la historia evolutiva de la
Tierra. Por otra parte, el ADN es más resistente que el ARN a la descomposición por hidrólisis
(en el caso del ADN la hidrólisis es la separación de los desoxirribonucleótidos que lo
constituyen por incorporación de agua) y esto haría más difícil el reciclaje de monómeros
(desoxirribonucleótidos) a partir de los polímeros descartados por la selección natural. Los
hechos enunciados sugieren que resulta poco probable que haya ocurrido una colonización del
ambiente acuático primordial de la Tierra a través de moléculas autorreplicables de ADN.

Una vez que se hubo excluido a las proteínas y al ADN, se pasó a explorar la posibilidad de
que el polímero primordial fuera el ARN. Los trabajos que iniciaron en los años '70 los grupos
liderados por los científicos estadounidenses Thomas Cech y Sidney Altman, quienes fueron
laureados por ello con el Premio Nobel en 1989, ampliaron las fronteras de la química del ARN
y modificaron profundamente los conocimientos científicos acerca del origen de la vida. Cech y
sus colegas verificaron, en la Universidad de Colorado, que determinadas secuencias del ARN
de ciertas bacterias eran capaces de acelerar la velocidad de algunas reacciones. En otras
palabras, descubrieron que el ARN podía comportarse como una enzima. Cech llegó a bautizar
a su ARN con el nombre de "ribozima", es decir una enzima constituida por ácido ribonucleico.

En 1981, Cech publicó en la revista Cell la demostración de que determinada secuencia de


ribonucleótidos de una forma de ARN ribosomal llamado 26S podía ser separada, en el
protozoario Tetrahymena termophila, del resto de la molécula. Este tipo de proceso es conocido
por los científicos como splicing del ARN. Los autores utilizaron ARN ribosomal purificado y
observaron que el splicing ocurría tanto en presencia de un extracto del núcleo del protozoario,
que contiene las enzimas responsables de la catálisis del splicing, como en ausencia de ese
extracto y por lo tanto de estas enzimas (véase la revista Cell, volumen 27, 1981, págs. 487-
499).

El mundo de los ARN

Recientemente el equipo de J. Doudna y J. Szostak observó que entre las reacciones


catalizadas por el ARN figuraba su propia duplicación. De modo que el ARN sería capaz de
copiarse a sí mismo utilizando sólo componentes pertenecientes a su propia estructura. Como
un polímero con capacidad de reproducción puede ser ubicado en el límite entre los
organismos vivos y la materia inanimada, muchos investigadores llegaron a pensar que la vida
en la Tierra se había iniciado a partir de ARN o de estructuras muy semejantes a él.

Por su parte, el equipo de Sidney Altman realizó otro descubrimiento importante en la


Universidad de Yale. Comprobó que una enzima de la bacteria Escherichia coli, la ARNasa P,
que participa en el procesamiento del ARN, está constituida por dos componentes: uno proteico
y otro formado por ARN. El grupo de Altman verificó que ambos componentes debían estar
presentes para que la ARNasa P expresara su actividad catalítica. Este descubrimiento fue
publicado en 1978 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA.
Desde entonces la ARNasa P fue conocida por los científicos como una "enzima fósil" porque,
como los organismos primordiales, asocia capacidad catalítica con capacidad de trasmitir
información genética.

A su vez, en el Instituto Salk de San Diego, California, el grupo del bioquímico Leslie Orgel
comprobó que determinados tipos de ARN (los polirribonucleótidos, constituidos por una
sucesión de ribonucleótidos idénticos) son capaces de servir de molde para la oligomerización
(síntesis de cadenas cortas constituidas por ribonucleótidos) en ausencia de enzimas de
ribonucleótidos activados. Por ejemplo, estos investigadores demostraron que el
polirribonucleótido policitosina puede servir de molde para la polimerización de la
riboguanosina activada.
Un argumento adicional
a favor del ARN es que
todos los componentes
que participan de la
síntesis química del
ARN ya han sido
obtenidos en el
laboratorio en
condiciones que
simulan el ambiente
primitivo de la Tierra,
mientras que a pesar
de los esfuerzos
realizados, no ha sido
aún posible sintetizar
en las mismas
condiciones a la
desoxirribosa, el azúcar
componente estructural
del ADN.

Frente a estos
hallazgos parecía
haberse resuelto el
problema de "el huevo
o la gallina" que Fig. 2: Ejemplo de un proceso primitivo de combinación de tres
perturbaba a los diferentes moléculas de ARN. C representa a la citosina y U al
científicos. Si los ARN uracilo; ambos son basees constituyentes de los ribonucleótidos.
presentaran la En una primera etapa se produciría la autoeliminación de las
adecuada actividad
catalítica, o sea si
regiones que se presentan en rojo. En una segunda etapa, las
pudieran funcionar nuevas moléculas de ARN así formadas (cada una de ellas
como enzimas, ellos constituida por seis ribonucleótidos) podrían asociarse entre sí
serían los polímeros para formar otras 33 moléculas con diferentes secuencias de
capaces de bases. El número 33 resulta de excluir del total de 36 (6x6)
desempeñar la función
de enzimas primitivas y
secuencias posibles aquellaas tres que simplemente regenerarían
de duplicarse en las secuencias originales (ARN 1,2 y 3).
ausencia de enzimas
proteicas. La
conclusión lógica era, entonces, que el ARN había aparecido en la Tierra antes que las
proteínas. Las evidencias a favor del ARN resultaban tan contundentes que llevaron en 1986 a
Walter Gilbert, de la Universidad de Harvard, a especular sobre la existencia de una fase
evolutiva en la que los ambientes acuáticos de nuestro planeta habrían estado poblados por
moléculas de ARN con las más variadas secuencias: era el "mundo de los ARN".

Según este modelo, los ARN serían capaces de autorreplicación y podrían poseer mecanismos
de autoeliminación y autoinserción de secuencias. Sería así posible la aparición de una
inmensa variedad de ellos, tanto por mecanismos de recombinación (véase la figura 2) como
por errores en su duplicación. En el "mundo de los ARN" estos polímeros desempeñarían al
mismo tiempo el papel de fenotipo y de genotipo (véase Nature, vol. 319, 1989, pág. 618). (El
fenotipo es la expresión física de la información guardada en el mensaje genético o genotipo.)

Gilbert propuso también que, en una etapa ulterior de la evolución, los ARN habrían
comenzado a sintetizar proteínas a partir de aminoácidos activados (como los aminoacil-
adenilatos utilizados por los organismos contemporáneos para la síntesis de proteínas) y que
con el transcurrir del tiempo esas proteínas habrían adquirido una mayor capacidad catalítica
que la del ARN. En una etapa ulterior la función de almacenar la información genética habría
sido transferida del ARN al ADN mediante un proceso aún no esclarecido.
El modelo del "mundo de los ARN" parecía perfecto hasta que, a fines de los años '80, los
científicos volvieron a tener dudas en relación con la hipótesis de que el ARN habría sido la
primera estructura autorreplicable del planeta. La crítica fue formalizada principalmente por
Robert Shapiro de la Universidad de Nueva York y por Gerald F. Joyce del Research Institute
de la Scripps Clinic (en La Jolla, California). Todo comenzó cuando estos científicos decidieron
formular la siguiente pregunta: ¿puede el ARN, con todos sus componentes, ser sintetizado en
las condiciones primitivas a una velocidad mayor que la de su destrucción por la radiación
ultravioleta, por hidrólisis o por su reacción con otras moléculas del ambiente? La respuesta fue
que ello no era posible (cf. Origins of Life, vol. 18, 1988, págs. 71-95, y Nature, vol. 338,1989,
págs. 217-224).

Ante esta actitud crítica, los científicos comenzaron a analizar las dificultades que presentaba el
camino de la síntesis primitiva del ARN (véase "La síntesis primitiva del ARN"). El rendimiento
final de una síntesis de ARN que hubiera partido de gases y de fosfato sería increíblemente
bajo, de modo que, aunque la síntesis fuera posible en el ambiente de la Tierra primitiva, ese
proceso de evolución química daría lugar a cantidades muy pequeñas de ARN. Aparte del muy
bajo rendimiento quedaría otro serio obstáculo para la aparición del "mundo de los ARN": en las
condiciones primitivas ocurriría una fuerte inhibición de la duplicación debido a la presencia de
mezclas que contendrían los dos isómeros ópticos de los ribonucleótidos activados. (Los
isómeros son moléculas que siempre presentan una misma composición atómica y un mismo
peso molecular, pero que tienen diferentes configuraciones geométricas. En el caso de los
isómeros ópticos, esta diferencia geométrica les confiere la propiedad de producir una distinta
rotación del plano de polarización de un haz de luz polarizada que los atraviese, de ahí la
denominación de "ópticos". Sólo uno de los dos isómeros ópticos de los ribonucleótidos está
presente en el ARN.)

De ese modo, volviendo al ejemplo del experimento de Leslie Orgel, la formación de


policitosina utilizando como molde a la poliadenosina sería fuertemente inhibida por la
presencia de una mezcla formada por la misma cantidad de los isómeros ópticos de la
riboguanosina activada. Como en los ambientes primitivos deben de haber existido mezclas de
este tipo, puede inferirse que el ARN habría tenido grandes dificultades para reproducirse.

Los falsos ARN

Dificultades como las mencionaas están llevando a los investigadores a buscar otro polímero
primordial autorreplicable. Este podria ser, tal vez, muy semejante al ARN pues se piensa que
habrían existido sustancias de comportamiento semejante, o sea "análogos del ARN". Existen
muchas sustancias de este tipo; en la figura 3 se representan algunos análogos de
ribonucleósidos en los que otros compuestos ocupan el lugar del azúcar ribosa.

Fig. 3. Comparación de un ribonucleósido "verdadero" a) con análogos "primitivos". En


éstos, el azúcar ribosa es reemplazado por otros compuestos: el glicerol (b), la acroleína
(c) y el eritrol (d).

La atención se concentró en un determinado tipo de análogos del ARN que podrían existir en
los ambientes acuáticos de la Tierra primitiva: los aciclonucleósidos derivados del glicerol. (El
prefijo " aciclo" indica que el compuesto que reemplaza a la ribosa carece de la estructura
cíclica cerrada en anillo de la ribosa, como se observa en la figura 1). Estos compuestos
podrían haber sido formados en dos etapas: primero por la condensación del glicerol con
formaldehído y la generación de hemiacetales y luego por la reacción de estos hemiacetales
con bases nitrogenadas. En el ambiente primitivo, la incorporación de fosfato a partir de
polifosfatos podría haber generado análogos de los ribonucleótidos.

Un aspecto que hace atractiva esta hipótesis lo constituye el hecho de que la estabilidad del
glicerol es muy superior a la de la ribosa, lo que puede haber permitido su acumulación en los
ambientes acuáticos de la Tierra primitiva en cantidad suficiente como para formar los
aciclonucleósidos. Una ventaja adicional es que estos compuestos no tienen isómeros ópticos
"indeseables". Los aciclonucleótidos pueden polimerizarse (generando análogos del ARN) y
formar los moldes necesarios para la autorreplicación de estos polímeros. Procesos similares
pueden haber ocurrido con otros tipos de análogos del ARN.

Por esa razón, el problema que hoy preocupa a los investigadores es determinar cómo se pasó
del "mundo de los análogos del ARN'' al "mundo de los ARN". Quizá, los primeros análogos del
ARN estaban compuestos de diferentes variedades de análogos y podrían contener, incluso,
algunos "auténticos" ribonucleótidos. La selección natural en el "mundo de los análogos del
ARN" debe haber favorecido aquellos polímeros que presentaban una mejor relación entre
capacidad de autoduplicación y resistencia a la destrucción.

En un plazo corto en términos de la evolución (no más de 0,4 eones) se habrían ido
seleccionando progresivamente aquellos polímeros con mayor cantidad de "auténticos"
ribonucleótidos. De ese modo, poco a poco, habría aparecido el "mundo de los ARN". En el
curso de este proceso, los análogos del ARN habrían iniciado la síntesis de las primeras
proteínas por mecanismos muy primitivos. Las primeras proteínas podrían haber desempeñado
una función importante en la selección positiva de los ARN.

A partir de esta etapa se entra en un campo altamente especulativo, que carece prácticamente
de sustento experimental. Hay por lo tanto mucho que trabajar para reconstruir el largo camino
que la evolución ha seguido desde los primeros análogos del ARN hasta los organismos más
complejos que contienen ADN como molécula que guarda y transmite la información genética.

La edición de texto de este artículo, originariamente escrito en portugués, fue realizada por los
equipos técnicos de la revista Ciência Hoje. Traducción al castellano y revisión técnica: Patricio
J. Garrahan.

LECTURAS SUGERIDAS
FERRIS, J. P. y USHER, D.A., 1988, "Origins of life", en Biochemistry, G.
Zubay/Macmillan Publishing Company, New York, págs. 1120-1151.
HERMES-LIMA, M, 1990, "Natural selection in the RNA-like world",
Naturwissenschaften, vol. 77, págs. 226-27.
HERMES-LIMA, M., TESSIS, A.C. y VIEYRA, A., 1990, "Adsorption of 5'-Adenosine
monophosphate onto precipitated calcium phosphate: effects of inorganic
polyphosphates and carbonyl phosphate", Origins of Life and Evolution of the
Biosphere. vol. 20. págs. 27-41.

http://www.cienciahoy.org.ar/hoy17/origen.htm

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