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CChouete | Manuel Machado sues del vio unforme | aver Satvago En cualuir parte hay un esol, {Xie jean, as bots, a chagusta un poco de agua cara yun pee. ¥ sta de pana alsin. ej uniforme nena ‘ue cubis oe fo de or ivierno fs bonita, ya esti La noche pasa, fa agrdad de un corazon mis Joven, Vel nuevo dates, Ya no elo mismo, aunque sign Y no se conoce cogando de una percha cada noche, Inatals de amor natn ala ‘come un hombre de Lee ue se esate dos mundos. Ta a wabslo Fino esta | aver Sahago cian ala eerma abo itentr 1989 arcnsabias. in A fe solos, ves Tring la est 2 dormity a esperar a noche lene no queda race que pueda obligarnos had. ashe acaricla, Slo qe t otro ceula debaj de ese maqule Y ty ye desnudor, clas y aueentes ums por rutira, mas qe por deseo Ponce de Ldn: ‘Acideni” (1936) Yferlein® 1 B38" Los pootas ao vayas X [1 or rom momewo’] ° 17"? Poeta provineiano, que desde tu retiro piensas en 1a rvidosa ciudad capitalina, J das a tus palabras penumbra de susplioy } hhundes en tus rosales 1g inguietud de le espina no suefies con Ia gloria, porque la ves lejana. [Ls gloria .. Ya se ha dicho, Sugestiéa femenina Lijatvor nos promete claridades:de hernana {que se truecan en mimos falsos de conccbin: Tampoco te seduzca la civdad_ que domesis por Temots, tus puras ansias sembmentalets Firmen que la gloria, e+ peauei, Fram ella no son todas las glorias, capitale iia capital L.. Artera fascinacién ereada por unos. poces simples, como ti, Iitecatos, Bonde, queriendo mucho, no se consigue nada, J, sofdndolos buenos, s¢ pasan malos ratos. Giudad y fama... Hembeas abrumadas de dole henbras, y nada inés.;, Oyelo, amigo mfo. Mucha gente reunida para dejarte solo? ‘mucho calor ereado para dejarte frio.. {ZA qué esa fiebre tuya de cambiar el sedefio tinoén donde sesteas, por éste, ten fuldoso? Te gees disfrutarlo, si piensas que e> pequetio yvirglianamente—gue puede ser Hermoso. ‘Ante los espejismos, tu reposo no inmoles. Raluncia ale corizm por el sayal, hermano, } frecuenta tus libros, y cultiva tus eoles J fem un perro alegre que te lama I mano. 335 xe : Mevconsulior | B¥bliogréfice © P-. Sigue tus paseatas por ef sucbo silente donde la estota, dil, te sltarl al encuentso, co ee ee ase oie, aerate, B muisetor questodos levames moy adentro. ‘Ave maravillosa, que en la ciudad se_asusta ‘amiga del silencio, la Thumildad y Ta caima— y que cuando las bambres le acosan, silo gusta Ge comer lo que llevan los puros en el alma... Busca, busca en ti mismo, con ejemplar anhelo lo que allende Ia propia vida no suele hallarse. ‘Acecha, tras las frondas de %u jardin, el cielo, y baz que de azul tus ojos sepan embriagarse. Lo demds ; la bumareda del tren, que te alucina i el bordén del telégrafo ; la hoja diaria impresa, " jno valen el silencio claustral de tu cocina ti la resplandeciente vajlla de tu mesa ! ‘Ama sagradamente a tu aovia aldeana; no otorgues literaria longitud al camino; da a tus horas de solo frescura de matana, y en tu sillén de absorto siéntate peregrino... Y engorda, amigo, engorda. Te lo dice un hermano que enflaquece entre glorias y vértigos y sones, y gime la desrota de no sectirse sano tn este pudridero civil de corazones. . Pudridero insidioso, muy urbano y radiante, donde todo es industria, espejismo y falsla; donde mueres, sin duda, de manera elegante, pero mueres, en cambio, varias veces al di

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