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MÁS ALLÁ
DEL CAOS
TEXTO, NOTAS, ILUSTRACIONES Y EDICIÓN DE
MARCO JULIO VILARRASA PAGANO Y ESCÓ
PARA LA UNIVERSIDAD DE BARCANOVA
POLIS DE BARCANOVA
HERACLEA DE CATALUÑA
HISPANIA-HELENIA
en honor de Zeus Crónida,
y de los olimpios dioses todos.
EXTROITO DE LA
BIBLIOTECA UNIVERSAL PAGANA
Gráficas Timbreo
Avenida del Helicón 5
Polis de Βαρκηνέα 08005
Cataluña, Hispania-Helenia
MÁS ALLÁ DEL CAOS
MÁS ALLÁ DEL CAOS
PROEMIO
Por bien que infinidad de eruditos han estudiado
Presentación ya el asunto, por cierto, a través de infinidad de opi-
niones, por causa de infinitud de motivos y para con
infinidad de propósitos, hay que ser valiente y arrostrar el envite no de
perfil, mediante infinitos circunloquios, ni por detrás, con infinito fin-
gimiento, sino de frente, con la sola pluma del águila que aleje a la infi-
nitud de cuervos que graznan en torno. Asimismo, no en menor medida
hay que ser prudente, y, así como nadie miraría directamente a la esfera
solar 1, parece sensato escudriñar cualesquier objeto divino a través de
los mitos gentilicios, puesto que no es casual que, a lo largo de multitud
de generaciones, éstos se hayan legado, de genitores a descendientes, en
el seno de una misma cultura y bajo el auspicio de una misma tierra. De
hecho, por más que “haya un pueblo entre la gente, el más frívolo de
todos: aquél que avergonzado de lo patrio otea lo ajeno, a la caza del
viento, con esperanzas que nunca se cumplen” 2, un hombre decente y
de bien procura siempre atenerse a los consejos de sus mayores y a las
tradiciones de su patria, precisamente porque conserva intacto en su
pecho que “amores de cosas lejanas no son los mejores para que un
hombre los tenga: ¡busca en propia casa!” 3.
Así pues, a tenor de lo dicho, un varón nacido en Europa, ebúrnea
doncella de vastos designios, y amante de la hombría de bien, en efecto,
1 En efecto, nadie debería hacerlo porque “el sol, que parece que todos lo ven, no permite a
los hombres mirarlo con fijeza, y si alguien intenta mirarlo desvergonzadamente, le quita la
visión” (JENOFONTE Memorias IV 3,14). Así también, acuda la prudencia a las mientes de los
mortales y den a conocer lo verdadero mediante imágenes, relatos y parábolas: “que estas cosas
sean conjeturadas [de modo que] se asemejen a las verdaderas” (JENÓFANES fr.518 BCG).
2 PÍNDARO Pítica III 21-23.
3 PÍNDARO Nemea III 30-31.
8 Marco Pagano
debe atenerse con ánimo dócil a la piedad respecto de los dioses pa-
trios, sea cual fuere el nombre que reciban en su pago; ahora bien, si
además, merced a un don divino, siente éste amor irreprochable por la
sabiduría, entonces ya, definitivamente, dicho varón amará con vigor a
los dioses olímpicos y a Zeus señor de todo, guía de todo, resonante
portador de la floqueada égida 4. Y precisamente a causa de ello, de su
amor a lo puro y a lo bondadoso, dicho varón no emprenderá ninguna
labor ―ni grande ni pequeña― sin encomendarse a los perínclitos dio-
ses con altitonantes himnos, que a su vez cantará con sonora voz y alma
encendida, para que los inmortales le sean en verdad propicios:
¡Oh Zeus!, ¡Padre de todos los hombres y de los
Himno dioses todos!: tu voz resonante rebienta el cielo otro-
Olímpico ra inconmovible, y bien del cierto eres principio,
medio y fin de todas las cosas, porque a todo tú das
cumplimiento con número y medida; ¡oh Padre Crónida!, todos los dio-
ses veneran tu suprema naturaleza, y lo mismo yo, un mísero mortal,
nacido para la muerte, por tu eterna gloria y poder, te canto por ser tú
rey de todos los inmortales y ruégote guíes mis pasos. ¡Y tú, Hera!, ¡dio-
sa de ebúrneos brazos y ojos de vaca, celosa dadora de gloria imperece-
dera!: por tu dignidad eres reina del nevoso Olimpo, y a los mortales
todos das prueba de la naturaleza sacra del matrimonio benéfico; cons-
picua Señora que mantienes engarzado el cosmos armónico, casaste con
el prepotente Zeus, porque así lo establecieron Temis consejera y sus
venerables hijas las Moiras.
¡Oh Atena!, ¡cefalogénea Palas!, ¡virginal dea surgida en Beocia, ca-
yendo ya en armas sobre el río Tritón!: tuyas son las labores domésti-
cas y la esplendorosa blancura de las doncellas, que por amor de ti
conservan su flor pletórica, y por tu merced, ¡oh glaucópida!, con sus
delicadas manos obran inefables prodigios; audacísima diosa que ins-
piras a reyes y a estrategos por que emprendan guerras con cautela, las
batallen con previsión y las concluyan céleres, con el menor daño,
para una mayor paz: y así deben ser las guerras, las que un dios esta-
4 Porque, además de ser europeos, mediterránidos y compartir los mismos cultos que los
demás gentiles, “(nuestros mayores) han hecho posible estimar el nombre de los Helenos por ser
ya no más un signo de raza, sino de inteligencia, y pueden ser denominados «Helenos» quienes
participan de la educación de lo nuestro, más que quienes sólo participan de nuestra común
apariencia” (ISÓCRATES Panegírico 50). Traducción del editor.
Más allá del Caos 9
cópula; por ello eres Bromio, Báquico, Delirante, Trágico, y los hom-
bres te invocan con el evohé mientras el tirso portan bien coronados de
hiedra; ¡oh Yaco!, tú donaste el zumo añal de la vid como puerto de
fatigas para los efímeros humanos, y ellos te celebran tanteando los
excesos por mor de la templada virtud. ¡Y tú, Afrodita Urania!, ¡Poligó-
nica!, ¡surgida de la espuma de Eros Genital sobre el lomo del ponto
inferaz!: ¡oh dea!, ¿por qué confundida a menudo con tus hermanastras
Pandemo, túrgida y carnal, y Porné, lúbrica y tumescente?; pues tú, en
cambio, enlazas los genes de todo viviente y les infundes ardoroso an-
helo de eternidad, y así es que aman lo bello y lo harmónico y ansían
fundirse con Belleza y Harmonía: unos fornican, eyaculan y refocilan
dilatando sus carnes mortales, mientras otros se admiran, se extasían y
se gozan enloquecidos penetrando los helicoidales ciclos eviternos.
¡Oh Deméter!, ¡potente dea de los fajos y los atillos, que otorgas el
don de religar lo disperso y discriminar lo mezclado!: por ti la negruzca
tierra germina y los tiernos vástagos brotan ufanos; Ctónica, Telúrica,
Gránica, Mistérica, desconsolada sobre el pedrejón de Eleusis enervaste
el lozano vigor de los fibrosos tallos, hasta que Yambe ambulando fren-
te a ti mostrote sus partes con gesto obsceno, una risa consoló tu ator-
mentado ánimo, y desde entonces las oblongas matronas amblan e im-
properan por que resucite la floreciente Core. ¡Y tú, Ares Tremebundo!,
¡crujidor de huesos, portador de mil parcas!: poseídos de tu ciego furor
los varones recubiertos de bronce la patria defienden, y envasan sus
recias picas partiendo parigual yelmo y cráneo hostil, ensartan sus hojas
de doble filo también, abriendo carnes en efusión de grueso caño de
sangre; ¡oh Enialio tremísono!, eres el más odioso para todos los dioses
y para los hombres todos, abominable, pero sin ti ninguna ciudad pros-
pera libre y soberana.
¡Oh dioses todos que por siempre existís!, sedme propicios en esta
empresa como me lo sois en tantas otras penas, porque también yo soy
pariente vuestro y recorre mi alma la espalda del cosmos también, tras
vuestro, con Zeus de anchurosa mirada a la cabeza, él, con mucho el
más poderoso y mejor, padre de hombres y dioses, a quien se debe todo
ser y todo devenir.
Más allá del Caos 11
CONTENIDO
1. PREMISAS E N T E
Así pues, una vez proclamados los himnos debidos a los dioses
amados, preciso es referir los principios que inspiran la presente redac-
ción, que sirva de aprendizaje y solaz a un tiempo para el paciente lector
que tanto aguarda: de buen seguro no hay mayor gozo que, de entre lo
cierto, descubrir aquello ignorado endenantes.
Como primera providencia, pues, decir que si bien la ciencia se dedi-
ca a la división de un objeto en partes (scĭentĭa ~ scĭō ~ σχίζω ~ divi-
dir), no debe olvidarse empero que su fin no es la división misma, como
algunos pretenderían hacer creer, sino sobre todo la comprensión de la
realidad objetiva, esto es, la sabiduría, y en última instancia la unión de
las partes. En razón de ello, quien se valga de la división como fin me-
rece ser llamado ‘separador’ (σχισματοποιός), mientras que quien se
valga de ella como medio en aras a la unión, en efecto, se distinge de
aquél y debe entonces llamarse ‘hombre decente y de bien’, ‘filósofo’ y
‘auténtico científico’: ‘decente’ porque no se atasca en el lodazal de lo
siempre relativo, ‘de bien’ porque trasciende a lo particular dirigiendo su
ánimo hacia lo común, ‘filósofo’ porque ama el saber de lo real lo mis-
mo que aborrece el conocimiento fútil, y ‘auténtico científico’ porque,
en fin, emplea la división como método para llegar a la unión.
Dicho esto, ¡por Zeus!, si de veras un filólogo ansía en su sino pro-
ceder como una persona buena y un científico noble, por cierto, y no
como un cocinero de opiniones de aquí y de acullá, por ende, habría de
asemejarse más al filósofo que al separador, y habría pues de diferen-
ciarse de ése como el médico lo hace respecto de un pastelero, puesto
que no tiene el mismo valor quien salva de los hombres la salud, man-
dando a paseo los placeres, que quien, atiborrando los sentidos con un
sinfín de sabores y texturas, unas autóctonas y exóticas las más, echa a
perder una disposición anímica y corporal que de primero fue óptima.
Y del cierto que un filósofo admite no saber, “pues nadie es sabio,
sino Dios” 5, pero ello no es óbice para amar (φιλεῖν) el saber e inclinar-
se hacia él, sabedor de que “la mayoría de las cosas divinas escapan al
conocimiento por falta de fe” 6, así como de que “lo buscado puede ser
cogido, pero se escapa lo que pasamos por alto” 7. Así pues, imprescin-
dible en la labor de un filólogo, como en la del filósofo, es la asunción
de que “si no se espera no se halla lo inesperado, dado lo inhallable y
difícil de acceder que es” 8, y por ello atenderá con cuidado y fe a los
relatos que tratan amorosamente sobre los dioses y lo divino. De hecho,
¿cómo no iba a ser conveniente no sólo un conocimiento superficial de
los mitos tradicionales, sino sobre todo su honda estimación por cuanto
revelan a quien inquiere el origen del cosmos, el órden harmónico de
los dioses, su relación con los mortales de aquí abajo, y, por fin, tanto el
nacimiento y la vida como la muerte que más conviene a los míseros
humanos? Por ende, y en sentido opuesto, ¿cómo no iba a ser inconve-
niente, por tanto, no sólo un desconocimiento supino de los mitos tra-
dicionales, sino sobre todo su frívola desatención por cuanto ésta impi-
de al hombre considerar un orden, una medida, a los perínclitos dioses,
y, por fin, aniquila todo sentido objetivo, respecto tanto al nacimiento y
la vida como a la muerte de los humanos amados del dios?
En efecto, el desconocimiento y desatención de los mitos gentilicios
incuba en la ciudad hombres frívolos, sin noción de origen común, sin
amor de dios y carentes de objeto ni en cuanto a su nacimiento, ni en
cuanto a su vida, ni por supuesto en cuanto a su muerte: sin ellos perci-
birlo, pues, dañan a su familia, desatienden a su patria y deshonran a los
dioses; mientras que el conocimiento y amor a los mitos gentilicios, en
efecto, germina para la ciudad hombres responsables que se saben de
un mismo origen, amantes del dios y anhelantes de un objetivo apre-
hensible, tanto en cuanto a su nacimiento y a su vida como en cuanto a
su muerte, y esto es cuidar de su familia, atender a su patria y honrar a
los dioses.
Con todo y lo dicho, “sean creídos pues los que han hablado antes,
por cuanto son parientes de dioses, según dicen, y quizá sea cierto que
conocen bien a sus propios antepasados: de hecho, resulta inútil des-
confiar de hijos de dioses aunque hablen sin exposiciones verosímiles e
imperativas; antes bien, como aseguran que hablan respecto a lo que les
es familiar, siguiéndoles, sea creída la costumbre. Por tanto, consérvese
así mismo y séanos explicado según ellos la génesis acerca de los mis-
(εἰμί), de lo cual se desprende que, según Hesíodo, tanto las fuerzas primarias como los dioses
subsiguientes surgen, pero no nacen. Ahora bien, cuáles son los entes gracias a los cuales devie-
nen los dioses, y en qué grado mantienen relación éstos con aquéllos y viceversa, en efecto, es
cosa que merece ser tratada con el mayor esmero y veneración.
12 Acaso el término griego λυσιμελής podría interpretarse por ‘licencioso’ o ‘permisivo’,
en tanto que proviniente de la combinación entre λύσις (liberación) y el verbo μέλω (ocu-
parse); sin embargo, aquí se opta por entenderlo procedente de λύσις (liberación) y el subs-
tantivo μέλος (miembro), aunque no se sabe cómo de este término de 3ª declinación puede
resultar la forma μελής.
13 Por ser altas (μακρά), las Montañas pueden contemplar (θεᾶν) los valles (εναύλους) y
re” 23, en tanto que usaría el término ‘Caos’ para referirse a la boca, por
ser éste el órgano intermedio entre el aire y la respiración.
Y, sin embargo, por bien que dicho significado yazga testimoniado
también por mano de los Setenta ora en Miqueas ―“arrojaré al abismo
(χάος) sus piedras” 24― ora en Zacarías ―“fue partido el monte de los
Olivos (...) [originándose] una abertura (χάος) muy grande” 25―, lo cier-
to es que convive con otro significado, muy similar, digno de ser distin-
guido, que alude no tanto al ‘agujero’ como al ‘espacio’ contenido en
dicho agujero; así, Baquílides habla del águila, que “mueve en el espacio
(χάος) [sin límites] su delicado plumaje” 26, y Aristófanes, con grande
insolencia, obliga a Sócrates a preguntar si “¿no consideras ya ningún
otro dios a fuer de los tres estos que nosotros (consideramos): el Caos
éste de aquí, y las Nubes, y la Lengua?” 27, en tanto es preciso suponer
que mientras Sócrates pronuncia estas palabras, en efecto, va señalán-
dose el ‘espacio’ del velo del paladar (Caos), las manchas blanquecinas
de los ojos (Nubes), y la propia lengua, mostrada a su interlocutor ya
como remate cómico.
Asimismo, en paralelo a estas dos opciones, consitentes en la signifi-
cación de ‘agujero’ y ‘espacio’, debe considerarse también la acepción
filosófica de Caos como ‘origen universal’, en tanto que lugar de donde
todo proviene y hacia donde todo deviene. Así parece desprenderse, al
menos en parte, cuando a un poeta liberal e indolente se le ocurre pro-
clamar “de Siria soy; ¿qué te asombra, extranjero, si el mundo es la pa-
tria en que todos vivimos, paridos por el Caos?” 28, y no sólo paridos
por él, sino también por él acogidos en el momento de la negra parca,
del mismo modo que “asciende al cielo, desde el Océano, la diosa de
áureo trono, Eos, pues acoge el Caos a la Noche” 29. En este mismo
sentido, cabe añadir que el Caos es ubicado en el fondo más remoto del
cosmos, “bien lejos, donde más profundo es el báratro bajo tierra: allí
las férreas puertas y el broncíneo umbral (están)” 30, por lo que puede
interpretarse como si el Caos fuera una puerta o umbral que une dos
realidades, siendo el punto primario del cosmos, lo más primitivo de la
creación y allí donde todo empieza. En efecto, tal vez por ello mismo
“a quienes la vida ha llevado por malas acciones, son conducidos por
las Erinias al Érebo y al Caos a través del Tártaro” 31, como a quien se le
lleva al punto de origen para volver a empezar de nuevo.
Por tanto, son ya tres las nociones relacionadas con el término
χάος, esto es, ‘agujero’, ‘espacio’ y ‘origen’, y tal vez sea éste el orden
en que deben ser enunciadas, por cuanto el ‘agujero’ es justo lo anterior
al propio espacio, y éste a su vez es justo lo precedente a cualquier ori-
gen de vida corpórea; en efecto, “el Caos es el espacio, al ser éste capaz
de contener lo que en aquél se engendra; del cierto, (...) si existe alguna
cosa corpórea también existe el espacio, pues sin éste no existiría lo
corpóreo” 32. Además, dice Hesíodo que “de seguido (a Caos) Tierra de
amplio seno (surgió)” 33, de modo que cabe entender a Tierra como el
primer elemento corpóreo del cosmos; pues bien, desde el punto de
vista fonético es curioso observar como la raíz χά-, que contiene una
velar fricativa, denota claramente un espacio abierto por fricción, dis-
puesto a ser rellenado, mientras que el término griego Γῆ (Tierra), que
contiene una velar oclusiva, denota inminente surgimiento desde un
interior angosto 34.
En resumidas cuentas, el término χάος podría equivaler a ‘cavidad,
brecha, boquete, hueco, abertura, grieta, quebradura, muesca, escape,
fuga, hendidura, poro, punto, nudo, intersquicio, puerta, umbral, ranu-
ra, boca, resquicio, espacio, vacío’, etc.; si bien aquí se opta por identifi-
car χάος con la palabra ‘agujero’, por cuanto resume a todas ellas. Aho-
ra bien, una vez expuesto lo relativo a su significado en tanto que nom-
bre, defínase en tanto su función, dado que nada de lo que existe es
inútil.
generando el nombre Γαῖα (Tierra) ―con ‘a’, más abierta por tanto que la anterior―, por cierto,
siguiendo un proceso contrario a si hubiese generado el vocablo griego γέ, el cual efectivamen-
te denota exclusividad (al menos, siquiera), precisamente por hallarse cerrado.
18 Marco Pagano
cie de vida y actividad” 41, vida la cual fluye a través del Caos, que es
intermedio entre lo Uno y lo Otro y origen primordial de la generación.
Por consiguiente, el Caos debe de ser una especie de ‘cordón umbili-
cal’, en tanto que también al feto “el alimento le es suministrado a tra-
vés del cordón umbilical” 42, y en tanto que también “lo primero que se
forma en la matriz es el ombligo, como punto de apoyo contra las sa-
cudidas y los movimientos: cuerda y asidero para el fruto presente y
futuro” 43. Asimimo, el Caos debe de ser algo semejante al adorable sexo
femenino, puesto que la vulva es a un tiempo espacio ―en su cálido
interior se gesta el feto― y también abertura ―en un principio acoge
tumefacta el falo vigoroso, y, al final, expele al neonato hacia la luz―,
pero también puede identificarse con el Λόγος del pathemangelio de
Juan, en tanto que “en un principio estaba la Conjunción (Λόγος) y la
Conjunción estaba para con el Dios (...), tan así (...) que todo surgió
gracias a ella, y fuera de ella no surgió ni una sola cosa de lo surgido. En
ella había vida, y la vida era la luz de los hombres” 44, de modo que tam-
bién aquí aparece un elemento que une dos esferas, siendo este elemen-
to lo más próximo a una y a la vez origen y espacio natural de la otra.
Sea como fuere, el caso es que lo Uno y lo Otro ciertamente son
complementarios, pero en cambio no opuestos ―opuesto a aquello que
existe es preciso que no exista, si es del todo opuesto―; de hecho, con-
viene decir que lo Uno existe (ἐστί) mientras que lo Otro deviene
(γίγνεται), y ello comporta una acusada distinción de grado, ya que si
bien lo real (τὰ ὄντα) no ha nacido nunca ni morirá jamás, lo aparente
(τὰ γιγνόμενα) siempre nace y siempre muere. Ciertamente, lo real no
ha nacido, “pues, ¿qué génesis le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría
crecido?: de lo que no es, no te permito que lo digas ni pienses, pues no
se puede decir ni pensar lo que no es; ¿y qué necesidad lo habría impul-
sado a nacer antes o después, partiendo de la nada?; así, es forzoso que
exista absolutamente o que no exista” 45. Por otro lado, lo aparente
siempre nace y muere pero nunca es, “todas las cosas corporales se
generan y percen, pero jamás son realmente” 46, por todo lo cual es pre-
ciso concluir que “sólo una cosa permanece, de la cual todas aquéllas
(sensibles) nacen por transformación” 47, y cabe concluirlo y proclamar-
lo no tanto por mostrar erudición y agudeza, sino por ser agradecidos
con quien corresponde y obrar así en consecuencia, esto es, no pegados
a lo corpóreo y aparente con ciega pasión, sino volcados con fervor
hacia lo inteligible y lo real.
En definitiva y con todo, no debe extrañar pues que a lo real se le
llame ‘Esfero’, y como esfera se lo represente, ya que “el movimiento
del círculo anuda el término con el principio 48, y es el único perfecto” 49
y por ende inmortal, pues si “los hombres mueren es porque no pueden
anudar el principio con el fin” 50, como le ocurre a todo lo pasajero y
mortal. Es por ello que a continuación se intenta dar cuenta de la figura
de lo Uno, “completo en toda dirección, semejante a la masa de una
esfera bien redonda, equidistante del centro en todas direcciones” 51,
mientras que lo Otro le debe de ser bien semejante y no demasiado dis-
tinto, puesto que de lo Uno, por cierto, lo Otro nace y se nutre. Justo en
el centro, entonces, el Caos debe de ser lo más parecido a un punto, en
tanto que “el primer principio que conduce a la magnitud es el punto” 52.
Proyección
Ángulo
Esfera
Χάος
Χάος Lo proyectado
Χάος Οὐρανός
Agujero por Cierre del Τὰ
el cual se lugar físico γιγνόμενα
genera lo Γῆ en donde se (devenir)
existente Seno que desarrolla la
acoge lo vida (φύσις)
generado en tanto que
manifesta-
ción de lo Τὰ
existente Ὄντα
(ser)
54 Es decir, que si en el primer encuentro (σύνοδος) las dos líneas del ángulo de la esfera
se cruzaban, en efecto, al recorrer el sentido inverso las dos líneas deben coincidir entre sí, no
cruzándose, sino envolviéndose, motivo por el cual en realidad generan una nueva esfera, pro-
porcional a la esfera de donde provienen.
55 Al ser origen del movimiento, pues, debe vinculársele algo más allá del mismo, en tanto
que hay “una sola causa del movimiento y de la generación: el intelecto” (ANAXÁGORAS CLAZO-
MENIO fr.702 BCG), y genera una figura esférica porque “la figura esférica es la más apta para
el movimiento, y así son tanto el intelecto como el fuego” (DEMÓCRITO ABDERITA fr.597 BCG).
56 HESÍODO Teogonía 126-127.
22 Marco Pagano
Οὐρανός
Ἔρως Αἰθήρ
Ἡμέρα
Νύξ
Ὠκεανός Πόντος
Γῆ
Ἅιδης
ΤᾺ
ΓΙΓΝΌΜΕΝΑ Ἔρεβος
Τάρταρος
Χάος
TᾺ
ὌNTA
Más allá del Caos 25
alma, incluso los cuerpos muertos” 67, ya que “el alma es un espíritu
inserto en los átomos, y tiene tal facilidad de movimiento que penetra
todo cuerpo” 68, siendo así la causa de su movimiento.
A continuación, el movimiento fecundador hace girar al cosmos
mediante flujo y reflujo, de manera que la corriente vital lo asemeja de
más en más a su progenitor, hasta igualarlo tanto en cuerpo como en
alma “para que el cosmos sea lo más semejante al ser vivo perfecto e
inteligible, conforme a la imitación de la naturaleza eterna” 69, culminán-
dose así una apoteosis cósmica de la cual lo Existente se nutre. Tal y
como el proceso de colapso anterior puede entenderse como un doble
parto, en efecto, este proceso de apoteosis puede ser por tanto una es-
pecie de muerte del cosmos, de modo que la vida del mismo consistiría
en el intervalo entre aquél proceso y éste: aquél generado por separa-
ción, éste por unión, y es que “el funesto Odio es artífice y autor de la
generación de todas las creaturas (...), mientras que el Amor lo es de la
finalización del mundo de las criaturas, de su transmutación y de su
reintegro a un órden único” 70. Sea como fuere, lo cierto es que “el cam-
bio es necesario” 71 puesto que de él se nutre lo Existente, así como el
corazón con sus latidos mantiene cálida la vida en el cuerpo, impulsan-
do el flujo y el reflujo sanguíneo.
1. 2. 3. 1.
Colapso 72 Creación- Identificación Colapso
(parto-nacimiento) Recreación (apoteosis-muerte- (parto-nacimiento)
(vida-crecimiento) alimento)
to, caída), este último el cual a su vez proviene del pretérito perfecto del verbo ‘lābor’ (deslizar-
se, caer, desprenderse).
26 Marco Pagano
reas” 79, y así es bien cierto que “sólo las cosas inteligibles son verdade-
ras” 80. Qué son estas formas inteligibles, por cierto, resulta del mayor
interés para todo hombre decente y de bien, y de buen seguro han de
ser tratadas como merecen un poco más adelante, pero no por mostrar
erudición y agudeza, sino por ser agradecidos con quien corresponde y
obrar así en consecuencia, esto es: no refocilando con lo corpóreo y
aparente, sino andando derechos hacia lo inteligible y lo real.
Sea como fuere, el caso es que estas dos esferas ―lo real y lo aparen-
te― coinciden en un punto concreto llamado Caos, a través del cual la
vida se extiende como la cardada de lana se alarga mediante el giro del
huso 81. En efecto, el Caos se asemeja a un huso, pues a partir de éste la
madeja de lana se extiende en hilos para ser entretejida, y del mismo
modo, a partir del Caos el aliento del ser se dispersa en flujos para for-
mar cuerpos. Por lo tanto, en realidad son tres los elementos que con-
forman el universo, esto es, lo Existente, lo aparente y el Caos, siendo
así que “el universo y todas las cosas [que hay en él] están determinados
por el número tres” 82.
A decir verdad, estos tres elementos son una reducción a partir de
los cinco predicables ―Ser, entendimiento; imagen, definición, pala-
bra―, por cuanto se agrupan los tres pertenecientes al mundo sensible
como uno solo (imagen, definición, palabra), y se le adiciona cada uno
de los elementos inteligibles por separado, quedando así el Ser, lo sensi-
ble y el entendimiento. Este último es del cierto el trayecto del Ser a lo
sensible y viceversa, puesto que sin este recorrido de exceso 83 y retorno
jamás habría entendimiento alguno, y ese entendimiento es imprescin-
dible, por constituir precisamente el alimento del Ser: la ambrosía.
Así pues, en este mismo sentido y respecto de los tradicionales cinco
elementos, entonces, deben ser citados aquellos tres elementos concer-
Moiras, y éste a su vez hunde su raíz en el verbo ‘fŭndō’, que significa ‘verter, esparcirse, dilatar-
se’, justo lo que hace el cosmos en un primer período de su ciclo vital, cuando se halla sometido
al Odio o procreación; más tarde, empero, reaccionará retrayéndose por influjo del Amor o
recreación. Por último, decir que tal vez el vocablo original sea el griego φύω (brotar, crecer,
nacer) o φύσις (naturaleza, nacimiento, vida).
82 FILOLAO PITAGÓRICO fr.118 BCG.
83 De hecho, el término ‘exceso’ proviene del latín ‘ex’ (hacia fuera) y ‘cedo’ (marchar).
28 Marco Pagano
Sol-Luz
Αἰθήρ
Hojas-Cielo
Οὐρανός
Fruto
Ἔρως
Tronco-Ramas
Γῆ - Πόντος
Substrato-Raíces
Χάος - Γῆ
30 Marco Pagano
crear y que aleja del Ser a quien a él se somete 92― y por el Éter (Αἰθήρ):
esplendor eterno, morada olímpica de los perínclitos dioses 93.
Establecida una primera correspondencia, pues, deben ser mostradas
otras que revelen el vínculo entre los cinco elementos y su función, de
modo que sea manifiesta no sólo la naturaleza del Caos por sí mismo,
sino en relación a aquello de lo cual él es puerta y comunicador. En
efecto, ¿por qué no empezar por los árboles, si parecen ser ellos los
seres vivos más sencillos? Pues ¿acaso no es verdad que también “las
plantas tienen intelecto e inteligencia” 94? Por tanto, admítase que el Sol
y su luz es lo más semejante al Éter, el fruto vegetal al Enamoramiento,
el substrato y las raíces del árbol a la Tierra y al Caos, el tronco y las
ramas del mismo, por conducir los fluidos y saciar la madera, se corres-
ponde con el Ponto acuoso, y las hojas altivas con el Cielo. Pues bien,
resulta noble y grato recorrer el maravilloso trayecto: la luz y el esplen-
dor solar maduran el fruto, de manera que sus semillas, esparcidas por
el suelo enraizarán estallando entre la tierra negruzca y brotará dando
lugar a un recio tronco, de cuyas múltiples ramas surgirán a su vez hojas
que se alzarán al aire, y, al fin, nutriéndose de su luz y de su esplendor
producirá fértiles frutos preñados de semillas. Con todo, pues, resulta
evidente que “la tierra es madre de las plantas, y el Sol, el padre” 95.
En el mismo sentido, no es en absoluto ocioso considerar la correla-
ción de dichos elementos respecto de la procreación animal, y en espe-
cial respecto de la procreación humana, ya que el humano es el animal
por excelencia, y el más amado por los eximios dioses. En primer lugar,
entonces, de entre los humanos debe distinguirse uno y otro sexo, y
entender en qué medida una mujer es diferente a un varón; en efecto,
su cuerpo está modelado con la máxima finalidad de atraer al varón,
pues a ella le nacen curvas y estrechuras tanto en las extremidades como
en el apretado talle: sus pies son pequeños, mullidos y delicados, sus
creación, y que, por tanto, conduce al reintegro con el Ser, es, por cierto, el Amor (Φιλότης):
ese anhelo de eternidad que posee a quien honora y estima debidamente a los dioses.
93 En efecto, está inundado de éter “el Olimpo, donde dicen se halla la eterna mansión de
los dioses, que no agitan los vientos ni mojan las lluvias ni alcanzan las nevadas jamás, porque
todo él está en un éter sereno que sin nieblas se expande bañado de cándida lumbre” (HOMERO
Odisea VI 41-46).
94 ANAXÁGORAS CLAZOMENIO fr.809 BCG.
95 ANAXÁGORAS CLAZOMENIO fr.813 BCG.
Más allá del Caos 31
Éter
Eros
Cielo
Gea-Ponto
Tártaro
Demiurgo
Caos
98 Incluso “Menelao, cuando vio, al pasar a su lado, los senos desnudos de Helena, arrojó,
AIQHR
Φῶς
Luz
OURANOS
Ἀήρ
Aire
GH-PONTOS
Ὕδωρ
Tierra-Agua ERWS
Πῦρ
(Δημιουργός)
Fuego
CAOS
Γῆ
Cavidad-Seno
34 Marco Pagano
yendo al azar la causa de todo, sin comprender que en realidad “el azar
es causa, pero está oculta a la razón humana porque es algo divino y
extraordinario” 111. Y es que ciertamente la causa de todo debe ser algo
altivo y majestuoso, pues “sin inteligencia (el principio) no sería capaz
de distribuirse así, de modo tal que tenga medidas de todas las cosas:
del invierno y el verano, de la noche y el día, de las lluvias, los vientos y
los tiempos buenos; y también las demás cosas, si se quiere reflexionar,
se encontraría que están dispuestas del mejor modo posible” 112. Así
pues, parece adecuado colegir que de una obra tan magnífica debe
haber un Artesano (Δημιουργός) magnificiente, quien por ende, en
representación de todos los dioses, se ocupara de generar el cosmos
(κόσμος) y ordenarlo (κοσμεῖν) como corresponde; este Demiurgo,
además, ha de ser una fuerza poderosísima e intermedia entre el Ser y el
devenir, entre la existencia y la vida, entre el Esfero y el mundo. Y ¿qué
otra fuerza iba a ser sino el Enamoramiento (Ἔρως), que, como “el
Odio, arranca de lo Uno y crea y produce” 113? Y ¿no es por ser él quien
merece el título de Demiurgo que, de entre los surgidos, es “Enamora-
miento el primerísimo de todos los dioses” 114?: por tanto, Eros debe
hallarse entre lo Existente y lo generado, como un artesano se halla
entre el modelo y su obra. Así, ‘el modelo’ corresponde a lo Existente,
‘el artesano’ a Eros y ‘la obra’ a lo generado, en la cual, como en todo
objeto sensible, deben distinguirse tres partes: la materia, los cuerpos y
las almas.
En primer lugar, el modelo debe ser algo harmónico, bondadoso y
sin mácula, distinto a la obra del mismo modo que “las Ideas son dife-
rentes de los mundos: «Esfero» las unas, «mundo» los otros”115, y distin-
tos en el mismo grado que un modelo es diferente a la obra que lo imi-
ta. Por su parte, la obra generada debe tener por substrato la materia,
que se compone de átomos tal y como el Ser se compone de Ideas, ya
que del cierto “el substrato para las cosas generadas es la materia” 116; y
de tal modo es como la materia se relaciona con el Caos y la Tierra
primigenia; de ahí, pues, que “de la tierra nacen todas las cosas, y en la
111 DEMÓCRITO ABDERITA fr.438 BCG.
112 DIÓGENES APOLONIO fr.15 BCG.
113 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.445 BCG.
114 PARMÉNIDES ELÉATA fr.1013 BCG.
115 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.292 BCG.
116 DIÓGENES APOLONIO fr.8 BCG.
36 Marco Pagano
migenia; de ahí, pues, que “de la tierra nacen todas las cosas, y en la
tierra terminan todas” 117. Asimismo, la materia se define en los cuerpos,
que por participar de la fuerza erótica rebosan de vida y además poseen
un alma eterna, por la cual pueden ser llamados ‘parientes de dioses’. A
diferencia del alma, empero, el cuerpo ha sido generado, y por tanto es
mortal: muere cuando la tierra, el agua y el aire que lo constituyen se
separan cada uno por su lado. En efecto, “en un comienzo los hombres
fueron procreados a partir del agua y el barro” 118, y así es cierto que
“todos hemos nacido de tierra y agua” 119 en lo que respecta al cuerpo,
mientras que en lo concerniente al alma, “así como el soplo y aire abar-
ca todo el cosmos, nuestra alma al ser aire nos mantiene cohesiona-
dos” 120, pero al separarse unos elementos de otros el cuerpo muere 121,
mientras que el aire, por ser causa del movimiento 122, sigue moviéndose
por sí mismo y por el fuego erótico que lo impulsa; de hecho, puede
decirse que el alma de los cuerpos es una naturaleza intermedia entre los
dioses y lo generado, semejante, pues, a Eros, pero sin ser Eros: daímo-
nes que encarnan, las almas; rey de daímones, Eros. Así, a las almas,
Eros, “el creador de este universo, les dijo lo siguiente: «dioses hijos de
dioses, las obras de las que soy artesano y padre, por haberlas yo gene-
rado, no se destruyen si yo no lo quiero. (...) No sois en absoluto ni
inmortales ni indisolubles porque habéis nacido y por las causas que os
han dado nacimiento; sin embargo, no seréis destruidos ni tendréis un
destino mortal, porque habéis obtenido en suerte el vínculo de mi deci-
sión, aun mayor y más poderoso que aquellos con los que fuisteis atados
cuando nacisteis. (...) Aplicaos a la creación de los seres vivos de acuerdo
con la naturaleza e imitad mi poder en vuestra generación (...) entrete-
jiendo lo mortal con lo inmortal. Engendrad seres vivientes, alimentadlos,
hacedlos crecer y recibidlos nuevamente cuando mueran»” 123.
124 En efecto, los átomos son las ‘excrecencias’ resultado de la ‘ingestión’ de ambrosía por
parte del Ser. A esta pulsión se le cruza la pulsión generatriz, y dicho colapso produce la obertu-
ra llamada ‘Caos’.
125 Así es como “el aire interior (al cuerpo) percibe, puesto que es una pequeña parte del
Entes-Bien
Αἰθήρ
Cuerpos Inteligibles
Οὐρανός Demiurgo
Ἔρως
Cuerpos Sensibles
Γῆ - Πόντος
Torno-Barro
Χάος - Γῆ
DIAGRAMA V: DEMIURGIA MITOLÓGICA
DIOSES-MUSA
Templanza
Luz
Sol
Αἰθήρ
ANCIANO
Sequedad
Aire
Hojas-Cielo
Οὐρανός
AEDO
Calor
Fuego
VARÓN Simiente
Humedad Ἔρως
Tierra-Agua
Tronco EFEBO
Γῆ - Πόντος Frialdad
Substrato-Seno
Raíces
Χάος
40 Marco Pagano
5. CONCLUSIONES E N T E N D I M I E N T O
Y esa meta vital es atravesar el Caos en sentido inverso, contranatu-
ra, puesto que es el Caos el Agujero primordial, de donde nació la mate-
ria y la vida que la anima; pero también a través de Agujero salieron los
dioses eviternos: primero en forma de fuerzas fundamentales, esto es,
Gea, Éter, Noche, Tártaro, Érebo, Día, Noche, Titanes, Gigantes y
todos los ya conocidos, y una vez desatadas dichas fuerzas, surgieron
los Olímpicos, cuya jerarquía se corresponde con la jerarquía eterna y
estable dentro del Ser. En efecto, si bien las Ideas son virtudes en po-
tencia que gobiernan el Ser, los Dioses son virtudes en acto que rigen el
devenir, y así Zeus se corresponde con la Justicia, Hera con el Celo que
142 De hecho, no hay que culpar a quien es inocente, ya que “no es Afrodita, es el loco Eros
culto que entreteja el Ser y el devenir, a fin que éste se asimile a aquél y
se culmine un nuevo ciclo con Zeus como origen y fin. En efecto, “una
sola cosa es lo sabio: conocer la Inteligencia que guía todas las cosas a
través de todas” 147, y esa inteligencia es Zeus padre, el dios “mayor en
poder que otro alguno” 148.
gran inteligencia y no una múltiple erudición” 176, del mismo modo que
es preciso leer bien antes que leer mucho, y si “muchas cosas sabe la
zorra, mas el erizo una sola, pero importante” 177, ésta debe de ser doble:
por un lado, el cocimiento de los dioses y de las conductas que les son
gratas, y, por otro, el rechazo de los infinitos saberes y de aquellas con-
ductas indolentes y xenófilas que, reos de una infinita ignorancia, a los
hombres alejan de lo eterno y real, deviniendo así cada vez más disími-
les a los dioses.
I. EDICIONES GRIEGAS
HESÍODO Theogonia · Opera et dies · Scutum · Fragmenta selecta, ediderunt F. SOLM-
SEN, R. MERKELBACH ET M. L. WEST, Ed.Oxonii, Oxford 1904-1970.
Nuevo Testamento Trilingue, trad. J. M. BOVER, editado por J. O’CALLAGHAN con
censura eclesiástica, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid 1988.
PLATÓN Platonis Opera IV: Clitopho · Res Publica · Timaeus · Critias, edidit IOAN-
NES BURNET, Ed.Oxonii, Oxford 1902.
PLATÓN Platonis Opera V: Minos · Leges · Epinomis · Epistulae · Definitiones · Spuria,
edidit IOANNES BURNET, Ed.Oxonii, Oxford 1907.
II. TRADUCCIONES
BAQUÍLIDES Odas y Fragmentos, trad. F. G. ROMERO, Ed.Gredos, Madrid 1988.
Fragmentos de épica griega arcaica, trad. A. BERNABÉ, Ed.Gredos, 1979 Madrid.
HESÍODO Obras y Fragmentos, trad. A. PÉREZ Y A. MARTÍNEZ, Ed.Gredos, Madrid 1978.
HOMERO Ilíada, trad. E. CRESPO, Ed.Gredos, Madrid 1991.
HOMERO Odisea, trad. J. M. PABÓN, Ed.Gredos, Madrid 1982.
HOMERO Himnos Homéricos · La Batracomiomaquia, trad. A. BERNABÉ, Ed.Gredos,
Madrid 1978.
JENOFONTE Memorias · Económico · Banquete · Apología de Sócrates, trad. J. ZARA-
GOZA, Ed.Gredos, 1993 Madrid.
JENOFONTE Ciropedia, trad. A. V. SANSALVADOR, Ed.Gredos, 1987 Madrid.
Lírica griega arcaica, trad. F. R. ADRADOS, Ed.Gredos, 1980 Madrid.
Los filósofos presocráticos I, trad. C. EGGERS LAN Y V. E. JULIÁ, Ed.Gredos, 1978
Madrid.
Los filósofos presocráticos II, trad. NÉSTOR L. C., F. J. OLIVIERI, E. LA CROCE Y C.
EGGERS LAN, Ed.Gredos, 1979 Madrid.
Los filósofos presocráticos III, trad. A. PORATTI, C. EGGERS LAN, M. I. SANTA CRUZ
DE PRUNES Y NÉSTOR L. C., Ed.Gredos, 1980 Madrid.
50 Marco Pagano
PROEMIO 7-10
I. PRESENTACIÓN 7-8
II. HIMNO OLÍMPICO 8-10
CONTENIDO 11-43
I. PREMISAS 11-14
II. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO CAOS 15-17
III. FUNCIÓN DEL CAOS: LO UNO Y LO OTRO 18-20
IV. CORRELACIONES DEL CAOS 20-41
V. CONCLUSIONES 41-43