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MARCO PAGANO

MÁS ALLÁ
DEL CAOS
TEXTO, NOTAS, ILUSTRACIONES Y EDICIÓN DE
MARCO JULIO VILARRASA PAGANO Y ESCÓ
PARA LA UNIVERSIDAD DE BARCANOVA
POLIS DE BARCANOVA
HERACLEA DE CATALUÑA
HISPANIA-HELENIA
en honor de Zeus Crónida,
y de los olimpios dioses todos.

EXTROITO DE LA
BIBLIOTECA UNIVERSAL PAGANA

Editorial Caduceo 2008


® Marco Julio Pagano

Gráficas Timbreo
Avenida del Helicón 5
Polis de Βαρκηνέα 08005
Cataluña, Hispania-Helenia
MÁS ALLÁ DEL CAOS
MÁS ALLÁ DEL CAOS

PROEMIO
Por bien que infinidad de eruditos han estudiado
Presentación ya el asunto, por cierto, a través de infinidad de opi-
niones, por causa de infinitud de motivos y para con
infinidad de propósitos, hay que ser valiente y arrostrar el envite no de
perfil, mediante infinitos circunloquios, ni por detrás, con infinito fin-
gimiento, sino de frente, con la sola pluma del águila que aleje a la infi-
nitud de cuervos que graznan en torno. Asimismo, no en menor medida
hay que ser prudente, y, así como nadie miraría directamente a la esfera
solar 1, parece sensato escudriñar cualesquier objeto divino a través de
los mitos gentilicios, puesto que no es casual que, a lo largo de multitud
de generaciones, éstos se hayan legado, de genitores a descendientes, en
el seno de una misma cultura y bajo el auspicio de una misma tierra. De
hecho, por más que “haya un pueblo entre la gente, el más frívolo de
todos: aquél que avergonzado de lo patrio otea lo ajeno, a la caza del
viento, con esperanzas que nunca se cumplen” 2, un hombre decente y
de bien procura siempre atenerse a los consejos de sus mayores y a las
tradiciones de su patria, precisamente porque conserva intacto en su
pecho que “amores de cosas lejanas no son los mejores para que un
hombre los tenga: ¡busca en propia casa!” 3.
Así pues, a tenor de lo dicho, un varón nacido en Europa, ebúrnea
doncella de vastos designios, y amante de la hombría de bien, en efecto,

1 En efecto, nadie debería hacerlo porque “el sol, que parece que todos lo ven, no permite a
los hombres mirarlo con fijeza, y si alguien intenta mirarlo desvergonzadamente, le quita la
visión” (JENOFONTE Memorias IV 3,14). Así también, acuda la prudencia a las mientes de los
mortales y den a conocer lo verdadero mediante imágenes, relatos y parábolas: “que estas cosas
sean conjeturadas [de modo que] se asemejen a las verdaderas” (JENÓFANES fr.518 BCG).
2 PÍNDARO Pítica III 21-23.
3 PÍNDARO Nemea III 30-31.
8 Marco Pagano

debe atenerse con ánimo dócil a la piedad respecto de los dioses pa-
trios, sea cual fuere el nombre que reciban en su pago; ahora bien, si
además, merced a un don divino, siente éste amor irreprochable por la
sabiduría, entonces ya, definitivamente, dicho varón amará con vigor a
los dioses olímpicos y a Zeus señor de todo, guía de todo, resonante
portador de la floqueada égida 4. Y precisamente a causa de ello, de su
amor a lo puro y a lo bondadoso, dicho varón no emprenderá ninguna
labor ―ni grande ni pequeña― sin encomendarse a los perínclitos dio-
ses con altitonantes himnos, que a su vez cantará con sonora voz y alma
encendida, para que los inmortales le sean en verdad propicios:
¡Oh Zeus!, ¡Padre de todos los hombres y de los
Himno dioses todos!: tu voz resonante rebienta el cielo otro-
Olímpico ra inconmovible, y bien del cierto eres principio,
medio y fin de todas las cosas, porque a todo tú das
cumplimiento con número y medida; ¡oh Padre Crónida!, todos los dio-
ses veneran tu suprema naturaleza, y lo mismo yo, un mísero mortal,
nacido para la muerte, por tu eterna gloria y poder, te canto por ser tú
rey de todos los inmortales y ruégote guíes mis pasos. ¡Y tú, Hera!, ¡dio-
sa de ebúrneos brazos y ojos de vaca, celosa dadora de gloria imperece-
dera!: por tu dignidad eres reina del nevoso Olimpo, y a los mortales
todos das prueba de la naturaleza sacra del matrimonio benéfico; cons-
picua Señora que mantienes engarzado el cosmos armónico, casaste con
el prepotente Zeus, porque así lo establecieron Temis consejera y sus
venerables hijas las Moiras.
¡Oh Atena!, ¡cefalogénea Palas!, ¡virginal dea surgida en Beocia, ca-
yendo ya en armas sobre el río Tritón!: tuyas son las labores domésti-
cas y la esplendorosa blancura de las doncellas, que por amor de ti
conservan su flor pletórica, y por tu merced, ¡oh glaucópida!, con sus
delicadas manos obran inefables prodigios; audacísima diosa que ins-
piras a reyes y a estrategos por que emprendan guerras con cautela, las
batallen con previsión y las concluyan céleres, con el menor daño,
para una mayor paz: y así deben ser las guerras, las que un dios esta-

4 Porque, además de ser europeos, mediterránidos y compartir los mismos cultos que los

demás gentiles, “(nuestros mayores) han hecho posible estimar el nombre de los Helenos por ser
ya no más un signo de raza, sino de inteligencia, y pueden ser denominados «Helenos» quienes
participan de la educación de lo nuestro, más que quienes sólo participan de nuestra común
apariencia” (ISÓCRATES Panegírico 50). Traducción del editor.
Más allá del Caos 9

bleció inevitables para los hombres efímeros. ¡Y tú, Hefesto!, ¡ilustre


cojitranco que moras junto a Caris estancias olímpicas, y no junto a
Cipris, por más que Demódoco bromeara!: allí laboras forjando mara-
villas de bronce, plata y oro, cuantimás porque el fuego de los artesa-
nos a ti se te debe, empero también el fuego que llamea ennegreciendo
las escarpadas lomas, aindamaís del que consume el albo sebo sacrifi-
cial y del que hace arder las piras nutridas de exequias, único honor ya
de los queridos difuntos.
¡Oh Apolo!, ¡Letónida hijo de Zeus!, ¡tus saetas destruyen, purgan y
extirpan la impudicia de las almas y la contaminación de los pueblos!:
Delio, Febo, Loxias, por ti lo oculto se hace evidente, por ti la luz
atraviesa veloz el cosmos y lo inunda, y por tus oblicuos oráculos,
quienes de pan se alimentan la ambrosía del puro conocimiento an-
helan. ¡Y tú, Ártemis!, ¡Letónida montaraz que rompes camino por
entre sierras y collados!: consagrada al rececho, velas ras con ras por la
integridad de las tupidas forestas y la de los himeneos mujeriles, y tus
dardos mortifican a las que osan procrear, dando cumplida muerte a
muchas de ellas y a otras muchas asistiéndolas junto con Ilitía; Delia,
Lunar, Agrotera, a ti te son dirigidas fervientes súplicas entre vahos
ventrales, cuando el clamor de la hueste enemiga resuena ya, y cimbrea
la broncínea panoplia.
¡Oh Hestia!, ¡de entre los olímpicos primogénita!: tú resides allí don-
de la concordia es querida, y tus templos guardan incombustible la lla-
ma que vivifica la ciudad; Inmóvil, Hogareña, Nuclear, por ti la patria
palpita de consuno y la tribu convive fluente y apacible en sus casas,
porque tu fuego impertérrito confiere templanza, calidez y fiuza tanto a
las íntimas alcobas como a las populosas calles. ¡Y tú, Hermes!, ¡surgido
de Zeus y Maya en el monte Cileno!: poderosa deidad que jalonas las
sendas hacia lo divino; Trapacero, Mañero, Heraldo, Lexicón, eres de
los cucos, rétores y filólogos patrón, y concedes a quienes te aman pro-
vechosos dones, como haces conmigo aun siendo un mísero mortal, ¡oh
gloriosa divinidad!, desde el momento en que fui concebido; Psico-
pompo, con tu sacro caduceo conduces las almas ante las Moiras, a fin
que tejiendo el destino cosan una nueva generación de mortales.
¡Oh Dioniso!, ¡surgido en la ciudad beocia de Nisa tras gestar en el
divinal muslamen de Zeus!: aquel poderoso fulgor carbonizó a tu madre
Sémele la de Cadmo, pero el Crónida no permitió fuera infecunda su
10 Marco Pagano

cópula; por ello eres Bromio, Báquico, Delirante, Trágico, y los hom-
bres te invocan con el evohé mientras el tirso portan bien coronados de
hiedra; ¡oh Yaco!, tú donaste el zumo añal de la vid como puerto de
fatigas para los efímeros humanos, y ellos te celebran tanteando los
excesos por mor de la templada virtud. ¡Y tú, Afrodita Urania!, ¡Poligó-
nica!, ¡surgida de la espuma de Eros Genital sobre el lomo del ponto
inferaz!: ¡oh dea!, ¿por qué confundida a menudo con tus hermanastras
Pandemo, túrgida y carnal, y Porné, lúbrica y tumescente?; pues tú, en
cambio, enlazas los genes de todo viviente y les infundes ardoroso an-
helo de eternidad, y así es que aman lo bello y lo harmónico y ansían
fundirse con Belleza y Harmonía: unos fornican, eyaculan y refocilan
dilatando sus carnes mortales, mientras otros se admiran, se extasían y
se gozan enloquecidos penetrando los helicoidales ciclos eviternos.
¡Oh Deméter!, ¡potente dea de los fajos y los atillos, que otorgas el
don de religar lo disperso y discriminar lo mezclado!: por ti la negruzca
tierra germina y los tiernos vástagos brotan ufanos; Ctónica, Telúrica,
Gránica, Mistérica, desconsolada sobre el pedrejón de Eleusis enervaste
el lozano vigor de los fibrosos tallos, hasta que Yambe ambulando fren-
te a ti mostrote sus partes con gesto obsceno, una risa consoló tu ator-
mentado ánimo, y desde entonces las oblongas matronas amblan e im-
properan por que resucite la floreciente Core. ¡Y tú, Ares Tremebundo!,
¡crujidor de huesos, portador de mil parcas!: poseídos de tu ciego furor
los varones recubiertos de bronce la patria defienden, y envasan sus
recias picas partiendo parigual yelmo y cráneo hostil, ensartan sus hojas
de doble filo también, abriendo carnes en efusión de grueso caño de
sangre; ¡oh Enialio tremísono!, eres el más odioso para todos los dioses
y para los hombres todos, abominable, pero sin ti ninguna ciudad pros-
pera libre y soberana.
¡Oh dioses todos que por siempre existís!, sedme propicios en esta
empresa como me lo sois en tantas otras penas, porque también yo soy
pariente vuestro y recorre mi alma la espalda del cosmos también, tras
vuestro, con Zeus de anchurosa mirada a la cabeza, él, con mucho el
más poderoso y mejor, padre de hombres y dioses, a quien se debe todo
ser y todo devenir.
Más allá del Caos 11

CONTENIDO
1. PREMISAS E N T E
Así pues, una vez proclamados los himnos debidos a los dioses
amados, preciso es referir los principios que inspiran la presente redac-
ción, que sirva de aprendizaje y solaz a un tiempo para el paciente lector
que tanto aguarda: de buen seguro no hay mayor gozo que, de entre lo
cierto, descubrir aquello ignorado endenantes.
Como primera providencia, pues, decir que si bien la ciencia se dedi-
ca a la división de un objeto en partes (scĭentĭa ~ scĭō ~ σχίζω ~ divi-
dir), no debe olvidarse empero que su fin no es la división misma, como
algunos pretenderían hacer creer, sino sobre todo la comprensión de la
realidad objetiva, esto es, la sabiduría, y en última instancia la unión de
las partes. En razón de ello, quien se valga de la división como fin me-
rece ser llamado ‘separador’ (σχισματοποιός), mientras que quien se
valga de ella como medio en aras a la unión, en efecto, se distinge de
aquél y debe entonces llamarse ‘hombre decente y de bien’, ‘filósofo’ y
‘auténtico científico’: ‘decente’ porque no se atasca en el lodazal de lo
siempre relativo, ‘de bien’ porque trasciende a lo particular dirigiendo su
ánimo hacia lo común, ‘filósofo’ porque ama el saber de lo real lo mis-
mo que aborrece el conocimiento fútil, y ‘auténtico científico’ porque,
en fin, emplea la división como método para llegar a la unión.
Dicho esto, ¡por Zeus!, si de veras un filólogo ansía en su sino pro-
ceder como una persona buena y un científico noble, por cierto, y no
como un cocinero de opiniones de aquí y de acullá, por ende, habría de
asemejarse más al filósofo que al separador, y habría pues de diferen-
ciarse de ése como el médico lo hace respecto de un pastelero, puesto
que no tiene el mismo valor quien salva de los hombres la salud, man-
dando a paseo los placeres, que quien, atiborrando los sentidos con un
sinfín de sabores y texturas, unas autóctonas y exóticas las más, echa a
perder una disposición anímica y corporal que de primero fue óptima.
Y del cierto que un filósofo admite no saber, “pues nadie es sabio,
sino Dios” 5, pero ello no es óbice para amar (φιλεῖν) el saber e inclinar-
se hacia él, sabedor de que “la mayoría de las cosas divinas escapan al
conocimiento por falta de fe” 6, así como de que “lo buscado puede ser

5 PITÁGORAS SAMIO fr.262 BCG.


6 HERÁCLITO EFESIO fr.787 BCG.
12 Marco Pagano

cogido, pero se escapa lo que pasamos por alto” 7. Así pues, imprescin-
dible en la labor de un filólogo, como en la del filósofo, es la asunción
de que “si no se espera no se halla lo inesperado, dado lo inhallable y
difícil de acceder que es” 8, y por ello atenderá con cuidado y fe a los
relatos que tratan amorosamente sobre los dioses y lo divino. De hecho,
¿cómo no iba a ser conveniente no sólo un conocimiento superficial de
los mitos tradicionales, sino sobre todo su honda estimación por cuanto
revelan a quien inquiere el origen del cosmos, el órden harmónico de
los dioses, su relación con los mortales de aquí abajo, y, por fin, tanto el
nacimiento y la vida como la muerte que más conviene a los míseros
humanos? Por ende, y en sentido opuesto, ¿cómo no iba a ser inconve-
niente, por tanto, no sólo un desconocimiento supino de los mitos tra-
dicionales, sino sobre todo su frívola desatención por cuanto ésta impi-
de al hombre considerar un orden, una medida, a los perínclitos dioses,
y, por fin, aniquila todo sentido objetivo, respecto tanto al nacimiento y
la vida como a la muerte de los humanos amados del dios?
En efecto, el desconocimiento y desatención de los mitos gentilicios
incuba en la ciudad hombres frívolos, sin noción de origen común, sin
amor de dios y carentes de objeto ni en cuanto a su nacimiento, ni en
cuanto a su vida, ni por supuesto en cuanto a su muerte: sin ellos perci-
birlo, pues, dañan a su familia, desatienden a su patria y deshonran a los
dioses; mientras que el conocimiento y amor a los mitos gentilicios, en
efecto, germina para la ciudad hombres responsables que se saben de
un mismo origen, amantes del dios y anhelantes de un objetivo apre-
hensible, tanto en cuanto a su nacimiento y a su vida como en cuanto a
su muerte, y esto es cuidar de su familia, atender a su patria y honrar a
los dioses.
Con todo y lo dicho, “sean creídos pues los que han hablado antes,
por cuanto son parientes de dioses, según dicen, y quizá sea cierto que
conocen bien a sus propios antepasados: de hecho, resulta inútil des-
confiar de hijos de dioses aunque hablen sin exposiciones verosímiles e
imperativas; antes bien, como aseguran que hablan respecto a lo que les
es familiar, siguiéndoles, sea creída la costumbre. Por tanto, consérvese
así mismo y séanos explicado según ellos la génesis acerca de los mis-

7 SÓFOCLES Édipo Rey 111.


8 HERÁCLITO EFESIO fr.661 BCG.
Más allá del Caos 13

mos dioses: de Gea y Urano hijos Océano y Tetis surgieron, y de éstos


Forcis, Cronos y también Rea y los que surgieron a continuación de
ésos; y de Cronos y Rea, Zeus, Hera y todos los que sabemos se llaman
sus hermanos, y también los demás descendientes de ésos” 9. En el ín-
timo convencimiento pues de que “tanto en el universo como en la
vida, en las polis y en la naturaleza, es más venerado lo que precede en
el tiempo que lo que le sigue” 10, la presente redacción se acoge a los mi-
tos del pueblo heleno, y en concreto acepta por génesis cósmica aquella
cantada en hexámetros por el conspicuo heliconíada de las Musas ungido:
“Muy en verdad primero surgió 11 Agujero (Caos), pero de seguido
Tierra (Gaia) de amplio seno ―sede siempre segura de todos
los inmortales, quienes habitan la cima del nevado Olimpo―
y el Infierno (Tártaro) obscuro en el fondo del subsuelo espacioso.
De seguido [surgió] Enamoramiento (Eros), quien, bellísimo entre los inmortales dioses,
laxante 12, de todos los dioses y de los hombres todos
somete el fuero interno y la prudente disposición”.
“De Agujero entonces surgieron Tiniebla (Érebo) y la negra Noche (Nyx),
y de la propia Noche resultaron Esplendor (Éter) y Día (Hemera),
a quienes infantó hubiendo fecundado con Tiniebla, mezclada por amor”.
“Asimismo del cierto, Tierra (Gaia) muy al principio generó, igual a sí misma,
al Cielo (Urano) astrífero, para que la encerrara todo en torno
mientras fuera para los felices dioses sede siempre segura.
Generó también a las altas Montañas, agraciadas por contemplar valles
de Ninfas 13 que habitarían orondas montañas.
Ella, pues, también infantó a Piélago infecundo ―holocausto para el tumbo―:
al Ponto, sin anhelante amor; pero de seguido,
con Cielo hubiéndose acostado, infantó a Océano voraginoso,
a Ceo, Crío y a Hiperión, a Jápeto, Tea y a Rea, a Temis, Menemosine y

9 PLATÓN Timeo 40d6 – 41a3. Traducción del editor.


10 PITÁGORAS fr.256 BCG.
11 Nótese como se emplea el verbo ‘surgir’ o ‘suceder’ (γίγνομαι) y no el verbo ‘existir’

(εἰμί), de lo cual se desprende que, según Hesíodo, tanto las fuerzas primarias como los dioses
subsiguientes surgen, pero no nacen. Ahora bien, cuáles son los entes gracias a los cuales devie-
nen los dioses, y en qué grado mantienen relación éstos con aquéllos y viceversa, en efecto, es
cosa que merece ser tratada con el mayor esmero y veneración.
12 Acaso el término griego λυσιμελής podría interpretarse por ‘licencioso’ o ‘permisivo’,

en tanto que proviniente de la combinación entre λύσις (liberación) y el verbo μέλω (ocu-
parse); sin embargo, aquí se opta por entenderlo procedente de λύσις (liberación) y el subs-
tantivo μέλος (miembro), aunque no se sabe cómo de este término de 3ª declinación puede
resultar la forma μελής.
13 Por ser altas (μακρά), las Montañas pueden contemplar (θεᾶν) los valles (εναύλους) y

las Ninfas, y por eso, en efecto, son agraciadas (χαρίεντας). 


14 Marco Pagano

a Febe de áurea corona, y a Tetis, adorable.


Asimismo, tras éstos surgió el mejor dotado: Cronos de astucia recorva,
el más temible de los hijos, pues aborreció a su brioso genitor”.
(HESÍODO Teogonía 116-138). Traducción del editor.
En efecto, de Agujero en adelante el excelso heliconíada canta con
fervor la sucesión de los eternales dioses, y luego, la de los héroes; sin
embargo, lo de más allá de Agujero queda en el silencio, tal vez porque
“las cosas más sagradas no se pueden remover con palabras” 14, o bien
porque “al lugar supraceleste aún no lo ha cantado poeta alguno de los
de aquí abajo, ni lo cantará jamás como merece” 15. Sea como fuere, lo
que hay más allá de Agujero es lo que la presente redacción cree poder
acercar al lector, “pues noble es la competición y la esperanza gran-
de” 16, y además, para los valientes que aman los honores, “bello es el
riesgo” 17. Y que ahora no venga uno apostrofando que ya todo ha sido
explicado como conviene, de modo que todos deberían sólo subordi-
narse a lo escrito ya profusamente por otros de allí o de acullá, siempre
allende el suelo patrio: que no se precipite y quede calmo allí donde más
le plazca, pues “hay abiertos innumerables caminos de inmortales can-
tos para aquel que de las Musas de Pieria haya recibido dones” 18.
Entonces, ¿a qué demorarlo más deteniéndose en torno a la roca o la
encina? ¿No es acaso algo irreprochable que “hay para cada cosa de las
existentes, tras las cuales el entendimiento resulta de necesidad, tres
elementos; el cuarto es ése mismo [entendimiento], pues, y a su vez el
quinto debe asignarse a aquello que es bien cognoscible y que es verda-
deramente un ser, en tanto que primero hay un nombre (ὄνομα), luego
una definición (λόγος), el tercer elemento es imagen (εἴδωλον) y el
cuarto entendimiento (ἐπιστήμη)” 19? Ea pues, y considérese primero lo
relativo al término con el cual empieza el relato de la génesis cósmica;
sea luego descrito como merece; en tercer lugar, sea imaginado no con
pericia menor, y, en cuarto lugar, sea entendido para llegar allí donde
todo empezó, trazando así un recorrido semejante al del círculo.

14 SÓFOCLES Edipo en Colono 1526.


15 PLATÓN Fedro 247c3-4. Traducción del editor.
16 PLATÓN Fedón 114c8-9. Traducción del editor.
17 PLATÓN Fedón 114d6. Traducción del editor.
18 BAQUÍLIDES Ditirambo 19,1.
19 PLATÓN Carta VII 342a7 – 342b3. Traducción del editor.
Más allá del Caos 15

2. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO CAOS N O M B R E

Bajo tales auspicios y en dicha disposición, por ende, cabe decir en


primer lugar que el término griego χάος se relaciona con otros tales
como los verbos χαίνω (entreabrirse, boquear), χάοω (engullir),
χάσκω (bostezar, boquear) o χασμάομαι (boquear, quedarse boquia-
bierto, bostezar, estar entreabierto), o los substantivos χάσμα (abertu-
ra, sima, espacio ancho) o χάσμη (bostezo, abertura de la boca), o bien
como el adjetivo χαῦνος (abierto, hueco, laxo, dilatado), de todo lo
cual puede identificarse la raíz *χα-#ος cuyo lexema debería de ser χα-.
Asimismo, en idioma inglés se hallan relacionados con el vocablo χάος
términos tales como el verbo ‘chap’ (resquebrajar, cortar, agrietar), que
a su vez funciona como substantivo (grieta, raja), y otros substantivos
tales como ‘chaft’ (mandíbula), ‘chamfer’ (ranura, canal), ‘chasm’ (hen-
didura, rajadura, raja, sima, precipicio, hueco), y tal vez ‘channel’ (canal,
cauce, conducto, desagüe). Por último, en idioma castellano se hallan
también emparentados al término χάος, el verbo ‘cavar’, o substantivos
como ‘causa’ (origen de una cosa), ‘cavada’ (hoyo en la tierra), o ‘cavo’
(madriguera), y en idioma catalán se le relaciona entre otros el término
‘cau’, que, a fuer de significar lo mismo que ‘cavo’, puede referirse tam-
bién a los bordes e interior de los genitales femeninos, lo cual habrá de
revelarse no poco significativo, por cierto, según lo que ha de ser ex-
puesto en la presente redacción.
De hecho, los propios griegos ya usaban el término χάος con el sen-
tido de ‘agujero’, por ejemplo, al aconsejar la caza de un cocodrilo
“cuando una de las terribles fieras duerme, abiertos sus labios de triple
borde y su ancha boca (χάος)” 20, o bien la de un león, llevada a cabo de
modo que “por fuera se rodee el hoyo con un vallado construido con
piedras amontonadas, para que el león no pueda ver el engañoso aguje-
ro (χάος) cuando se acerque” 21, o bien al preguntarse, respecto de los
monstruos marinos, “¿qué comida sería suficiente para llenar la oque-
dad (χάος) de su vientre?” 22, y tal vez también cabría relacionarlo con
este sentido cuando Aristófanes, en tono jocoso y serio a un tiempo,
hace a un personaje jurar “por la Respiración, por el Caos, por el Ai-

20 OPIANO Cinegética III 414.


21 OPIANO Cinegética IV 92.
22 OPIANO Haliéutica V 52.
16 Marco Pagano

re” 23, en tanto que usaría el término ‘Caos’ para referirse a la boca, por
ser éste el órgano intermedio entre el aire y la respiración.
Y, sin embargo, por bien que dicho significado yazga testimoniado
también por mano de los Setenta ora en Miqueas ―“arrojaré al abismo
(χάος) sus piedras” 24― ora en Zacarías ―“fue partido el monte de los
Olivos (...) [originándose] una abertura (χάος) muy grande” 25―, lo cier-
to es que convive con otro significado, muy similar, digno de ser distin-
guido, que alude no tanto al ‘agujero’ como al ‘espacio’ contenido en
dicho agujero; así, Baquílides habla del águila, que “mueve en el espacio
(χάος) [sin límites] su delicado plumaje” 26, y Aristófanes, con grande
insolencia, obliga a Sócrates a preguntar si “¿no consideras ya ningún
otro dios a fuer de los tres estos que nosotros (consideramos): el Caos
éste de aquí, y las Nubes, y la Lengua?” 27, en tanto es preciso suponer
que mientras Sócrates pronuncia estas palabras, en efecto, va señalán-
dose el ‘espacio’ del velo del paladar (Caos), las manchas blanquecinas
de los ojos (Nubes), y la propia lengua, mostrada a su interlocutor ya
como remate cómico.
Asimismo, en paralelo a estas dos opciones, consitentes en la signifi-
cación de ‘agujero’ y ‘espacio’, debe considerarse también la acepción
filosófica de Caos como ‘origen universal’, en tanto que lugar de donde
todo proviene y hacia donde todo deviene. Así parece desprenderse, al
menos en parte, cuando a un poeta liberal e indolente se le ocurre pro-
clamar “de Siria soy; ¿qué te asombra, extranjero, si el mundo es la pa-
tria en que todos vivimos, paridos por el Caos?” 28, y no sólo paridos
por él, sino también por él acogidos en el momento de la negra parca,
del mismo modo que “asciende al cielo, desde el Océano, la diosa de
áureo trono, Eos, pues acoge el Caos a la Noche” 29. En este mismo
sentido, cabe añadir que el Caos es ubicado en el fondo más remoto del
cosmos, “bien lejos, donde más profundo es el báratro bajo tierra: allí
las férreas puertas y el broncíneo umbral (están)” 30, por lo que puede

23 ARISTÓFANES Nubes 627. Traducción del editor.


24 MIQUEAS 1,6. Traducción del editor.
25 ZACARÍAS 14,14. Traducción del editor.
26 BAQUÍLIDES 5,27.
27 ARISTÓFANES Nubes 424. Traducción del editor.
28 MELEAGRO Antología Palatina 777.
29 QUINTO DE ESMIRNA Posthoméricas XIV 1-2.
30 HOMERO Ilíada VIII 13-16. Traducción del editor.
Más allá del Caos 17

interpretarse como si el Caos fuera una puerta o umbral que une dos
realidades, siendo el punto primario del cosmos, lo más primitivo de la
creación y allí donde todo empieza. En efecto, tal vez por ello mismo
“a quienes la vida ha llevado por malas acciones, son conducidos por
las Erinias al Érebo y al Caos a través del Tártaro” 31, como a quien se le
lleva al punto de origen para volver a empezar de nuevo.
Por tanto, son ya tres las nociones relacionadas con el término
χάος, esto es, ‘agujero’, ‘espacio’ y ‘origen’, y tal vez sea éste el orden
en que deben ser enunciadas, por cuanto el ‘agujero’ es justo lo anterior
al propio espacio, y éste a su vez es justo lo precedente a cualquier ori-
gen de vida corpórea; en efecto, “el Caos es el espacio, al ser éste capaz
de contener lo que en aquél se engendra; del cierto, (...) si existe alguna
cosa corpórea también existe el espacio, pues sin éste no existiría lo
corpóreo” 32. Además, dice Hesíodo que “de seguido (a Caos) Tierra de
amplio seno (surgió)” 33, de modo que cabe entender a Tierra como el
primer elemento corpóreo del cosmos; pues bien, desde el punto de
vista fonético es curioso observar como la raíz χά-, que contiene una
velar fricativa, denota claramente un espacio abierto por fricción, dis-
puesto a ser rellenado, mientras que el término griego Γῆ (Tierra), que
contiene una velar oclusiva, denota inminente surgimiento desde un
interior angosto 34.
En resumidas cuentas, el término χάος podría equivaler a ‘cavidad,
brecha, boquete, hueco, abertura, grieta, quebradura, muesca, escape,
fuga, hendidura, poro, punto, nudo, intersquicio, puerta, umbral, ranu-
ra, boca, resquicio, espacio, vacío’, etc.; si bien aquí se opta por identifi-
car χάος con la palabra ‘agujero’, por cuanto resume a todas ellas. Aho-
ra bien, una vez expuesto lo relativo a su significado en tanto que nom-
bre, defínase en tanto su función, dado que nada de lo que existe es
inútil.

31 PLATÓN Axíoco 371e4-5. Traducción del editor.


32 SEXTO EMPÍRICO Esbozos Pirrónicos 3,121.
33 HESÍODO Teogonía 116-117. Traducción del editor.
34 De hecho, en este proceso de abertura fonética el término Γῆ ―con ‘e’ abierta― acabó

generando el nombre Γαῖα (Tierra) ―con ‘a’, más abierta por tanto que la anterior―, por cierto,
siguiendo un proceso contrario a si hubiese generado el vocablo griego γέ, el cual efectivamen-
te denota exclusividad (al menos, siquiera), precisamente por hallarse cerrado.
18 Marco Pagano

3. FUNCIÓN DEL CAOS: LO UNO Y LO OTRO D E F I N I C I Ó N


Y ¿cómo iba a ser inútil aquello que es agujero, espacio y origen del
cosmos? Y en tanto que agujero, ¿a dónde conduce?; y si es espacio,
¿qué contiene?; si origen, ¿cuál es el destino? Por otro lado, y como
primera providencia, que nadie ose decir ‘en tanto que agujero no con-
duce a nada, puesto que nada existe a parte de lo generado’, que no ose,
¡pardiez!, porque verdaderamente “nada podría salir de nada” 35, sino
que “debe haber otras naturalezas, permanentes, aparte de las sensibles
(no permanentes)” 36, y así como si hay creación (κόσμος) resulta nece-
saria la existencia de un Creador (Κοσμοποιητής); parece obligado
considerar, pues, dos esferas que integran el Todo: una como agente
(Κοσμοποιητής) y otra como paciente (κόσμος).
En efecto, “lo que se genera debe participar de algo que subsista” 37,
debiendo ser considerada pues una dupla universal, o sea, “cosmos:
mezcla de los elementos; Esfero: en el cual todo se resuelve, lo unifor-
me” 38. Ahora bien, esta dupla universal mantiene una relación ‘agente-
paciente’, de manera que debe de existir cierto punto de unión entre
ambos estados, que por fuerza han de ser dos, ya que “la articulación
liga dos cosas [y no más]” 39. Este punto de unión debe de ser con toda
probabilidad el Caos: origen del cosmos tal y como “el primer principio
que conduce a la magnitud es el punto; el segundo la línea; el tercero la
superficie y el cuarto el sólido” 40; es decir, un punto de fuga de toda la
creación: allí de donde todo diverge y hacia donde todo converge.
De hecho, “esta (relación entre lo Uno y lo Otro) comenzó a existir
‘en acto’ en virtud de un encuentro (ἐν τῇ συνόδῳ), en tanto que el
Uno produjo del todo al Otro y el Otro comenzó del todo a devenir, y
éste que comenzó a devenir (lo Otro) confirió a aquél sólo el nombre,
mientras que aquél (lo Uno) confirió a éste la vida: tal es el caso del
padre y el hijo; así también, entre el agente y el paciente corre una espe-

ALCMÁN fr.82 BCG.


35

HERÁCLITO EFESIO fr.589 BCG.


36
37 MELISO SAMIO fr.140 BCG.
38 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.287 BCG.
39 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.502 BCG.
40 FILOLAO PITAGÓRICO fr.129 BCG. El quinto principio es pues aquello anterior a toda

magnitud, es decir, lo Uno.


Más allá del Caos 19

cie de vida y actividad” 41, vida la cual fluye a través del Caos, que es
intermedio entre lo Uno y lo Otro y origen primordial de la generación.
Por consiguiente, el Caos debe de ser una especie de ‘cordón umbili-
cal’, en tanto que también al feto “el alimento le es suministrado a tra-
vés del cordón umbilical” 42, y en tanto que también “lo primero que se
forma en la matriz es el ombligo, como punto de apoyo contra las sa-
cudidas y los movimientos: cuerda y asidero para el fruto presente y
futuro” 43. Asimimo, el Caos debe de ser algo semejante al adorable sexo
femenino, puesto que la vulva es a un tiempo espacio ―en su cálido
interior se gesta el feto― y también abertura ―en un principio acoge
tumefacta el falo vigoroso, y, al final, expele al neonato hacia la luz―,
pero también puede identificarse con el Λόγος del pathemangelio de
Juan, en tanto que “en un principio estaba la Conjunción (Λόγος) y la
Conjunción estaba para con el Dios (...), tan así (...) que todo surgió
gracias a ella, y fuera de ella no surgió ni una sola cosa de lo surgido. En
ella había vida, y la vida era la luz de los hombres” 44, de modo que tam-
bién aquí aparece un elemento que une dos esferas, siendo este elemen-
to lo más próximo a una y a la vez origen y espacio natural de la otra.
Sea como fuere, el caso es que lo Uno y lo Otro ciertamente son
complementarios, pero en cambio no opuestos ―opuesto a aquello que
existe es preciso que no exista, si es del todo opuesto―; de hecho, con-
viene decir que lo Uno existe (ἐστί) mientras que lo Otro deviene
(γίγνεται), y ello comporta una acusada distinción de grado, ya que si
bien lo real (τὰ ὄντα) no ha nacido nunca ni morirá jamás, lo aparente
(τὰ γιγνόμενα) siempre nace y siempre muere. Ciertamente, lo real no
ha nacido, “pues, ¿qué génesis le buscarías? ¿Cómo, de dónde habría
crecido?: de lo que no es, no te permito que lo digas ni pienses, pues no
se puede decir ni pensar lo que no es; ¿y qué necesidad lo habría impul-
sado a nacer antes o después, partiendo de la nada?; así, es forzoso que
exista absolutamente o que no exista” 45. Por otro lado, lo aparente
siempre nace y muere pero nunca es, “todas las cosas corporales se

41 PLOTINO Enéada VI; tratado VI (I) 8,10-19.


42 ANAXÁGORAS CLAZOMENIO fr.819 BCG.
43 DEMÓCRITO ABDERITA fr.496 BCG.
44 JUAN Pathemangelio 1,1-4. Traducción del editor.
45 PARMÉNIDES ELÉATA fr.888 BCG.
20 Marco Pagano

generan y percen, pero jamás son realmente” 46, por todo lo cual es pre-
ciso concluir que “sólo una cosa permanece, de la cual todas aquéllas
(sensibles) nacen por transformación” 47, y cabe concluirlo y proclamar-
lo no tanto por mostrar erudición y agudeza, sino por ser agradecidos
con quien corresponde y obrar así en consecuencia, esto es, no pegados
a lo corpóreo y aparente con ciega pasión, sino volcados con fervor
hacia lo inteligible y lo real.
En definitiva y con todo, no debe extrañar pues que a lo real se le
llame ‘Esfero’, y como esfera se lo represente, ya que “el movimiento
del círculo anuda el término con el principio 48, y es el único perfecto” 49
y por ende inmortal, pues si “los hombres mueren es porque no pueden
anudar el principio con el fin” 50, como le ocurre a todo lo pasajero y
mortal. Es por ello que a continuación se intenta dar cuenta de la figura
de lo Uno, “completo en toda dirección, semejante a la masa de una
esfera bien redonda, equidistante del centro en todas direcciones” 51,
mientras que lo Otro le debe de ser bien semejante y no demasiado dis-
tinto, puesto que de lo Uno, por cierto, lo Otro nace y se nutre. Justo en
el centro, entonces, el Caos debe de ser lo más parecido a un punto, en
tanto que “el primer principio que conduce a la magnitud es el punto” 52.

4. CORRELACIONES DEL CAOS I M A G E N

Ahora bien, no un punto cualquiera, sino el único punto del univer-


so, que surge de la confluencia de dos líneas, las cuales a su vez surgen
de la Esfera, en tanto “la esfera es en cierto modo un ángulo” 53 y el
vértice de dicho ángulo es el Caos, que hace las veces de punto de fuga
de la creación, a partir de la cual se proyecta toda perspectiva. Por lo
tanto, dicha proyección, cuyo origen es el Caos, constituye todo el cos-
mos, que se cierra en sí mismo cuando por fin contiene el espacio pro-
porcional a lo proyectado, que es lo Existente (τὰ Ὄντα), y así como
toda línea recta es necesario que confluya cruzándose con su paralela,

46 HERÁCLITO EFESIO fr.579 BCG.


47 HERÁCLITO EFESIO fr.590 BCG.
48 Precisamente dicho nudo debe de ser el Caos.
49 ALCMEÓN CROTONIATA fr.403 BCG.
50 ALCMEÓN CROTONIATA fr.402 BCG.
51 PARMÉNIDES ELÉATA fr.927 BCG.
52 FILOLAO PITAGÓRICO fr.129 BCG.
53 DEMÓCRITO ABDERITA fr.992 BCG.
Más allá del Caos 21

en efecto, una vez se ha producido tal cruce es necesario también que


ambas refluyan hacia sí, volviéndose a encontrar en sentido inverso 54.
Una vez comprendido esto, pues, se colige que aquende y allende el pun-
to de confluencia debe haber por un lado el origen del movimiento (τὰ
Ὄντα) 55, esférico, y, por otro, el movimiento mismo y todo lo surgido
como consecuencia del mismo (τὰ γιγνόμενα), también esférico.

Proyección

Ángulo
Esfera

Χάος

Χάος Lo proyectado

Por lo tanto, no sólo creyendo piadosamente a Hesíodo, sino también a la


razón, lo primero en surgir ha de ser Caos, es decir, el agujero u obertura por
donde se manifiesta lo que existe, y, justo a continuación la Tierra, esto es, el
seno que acoge toda manifestación. Dicho espacio ha de verse confinado al
fin por Urano, en tanto “Tierra muy al principio generó, igual a sí misma, al
Cielo astrífero, para que la encerrara todo en torno” 56, de manera que lo gene-
rado (τὰ γιγνόμενα) fuera proporcional al Ser (τὰ Ὄντα).

Χάος Οὐρανός
Agujero por Cierre del Τὰ
el cual se lugar físico γιγνόμενα
genera lo Γῆ en donde se (devenir)
existente Seno que desarrolla la
acoge lo vida (φύσις)
generado en tanto que
manifesta-
ción de lo Τὰ
existente Ὄντα
(ser)

54 Es decir, que si en el primer encuentro (σύνοδος) las dos líneas del ángulo de la esfera

se cruzaban, en efecto, al recorrer el sentido inverso las dos líneas deben coincidir entre sí, no
cruzándose, sino envolviéndose, motivo por el cual en realidad generan una nueva esfera, pro-
porcional a la esfera de donde provienen.
55 Al ser origen del movimiento, pues, debe vinculársele algo más allá del mismo, en tanto

que hay “una sola causa del movimiento y de la generación: el intelecto” (ANAXÁGORAS CLAZO-
MENIO fr.702 BCG), y genera una figura esférica porque “la figura esférica es la más apta para
el movimiento, y así son tanto el intelecto como el fuego” (DEMÓCRITO ABDERITA fr.597 BCG).
56 HESÍODO Teogonía 126-127.
22 Marco Pagano

Y es que ‘seres’ vivos hay muchísimos, compuestos cada uno de


ellos por multitud de partes, mientras que ser ‘existente’ sólo hay uno y
se compone de un número fijo y limitado de elementos. Cuáles y cuán-
tos son estos elementos ha de ser barruntado poco más adelante, pero
lo que ahora importa es que el ser ‘existente’, en tanto ser ‘vivo’ por
excelencia realiza de modo también eximio tres procesos totalmente
necesarios: alimentarse, evacuar y procrear. En efecto, un ser vivo si no
se alimenta no permanece, y si hubiéndose alimentado no evacuara se
contaminaría y moriría indefectiblemente; a su vez, si consigue alimen-
tarse y evacuar pero no procrea, en efecto, tampoco consigue perpe-
tuarse y desaparece, por lo tanto, es de necesidad que lo Existente se
introduzca alimento, expulse de sí los desechos e insemine un seno bien
fértil. Por otro lado, todo ser vivo nace y muere, pero como lo que Es
ni nace ni perece jamás, sino que “es eterno, es infinito, y no tiene prin-
cipio del que proceda ni término en el que acabe alguna vez” 57, en efec-
to, tanto el nacimiento y la muerte como la propia vida (φύσις) deben
afectar no al Ser, sino al devenir (τὰ γιγνόμενα) en tanto que “todas
las cosas corporales se generan y perecen, pero jamás son realmente” 58.
Así pues, si a parte de lo Existente y de lo generado no puede haber
nada, y “a la nada no le es posible ser” 59, ya que “jamás se impondrá
esto: que haya cosas que no sean” 60, y si lo Existente para alimentarse
ha de tomar algo fuera de sí mismo, entonces, por cierto, lo que existe
sólo puede tomar alimento de lo generado, por cuanto es lo único que
hay fuera de sí mismo. Por ende, en cuanto a la evacuación, y según el
mismo razonamiento, es de necesidad que el desecho sea expelido tam-
bién dentro de lo generado, e igualmente necesario es que insemine y
procree en el interior de lo que deviene, pues no le queda otro lugar
donde hacerlo. Por lo tanto, es razonable concluir que lo Existente se
alimenta, evacua y procrea, mientras que lo generado nace, vive y mue-
re, a diferencia de aquél, que ni nace ni muere ni vive, sino que jamás
nació, nunca morirá y por tanto existe, pero no vive.
Es razonable colegir, entonces, que las dos pulsiones que empujan
hacia el exterior del ser ―esto es, la evacuación y la procreación―, han

57 MELISO SAMIO fr.162 BCG.


58 HERÁCLITO EFESIO fr.579 BCG.
59 PARMÉNIDES ELÉATA fr.931 BCG.
60 PARMÉNIDES ELÉATA fr.902 BCG.
Más allá del Caos 23

de motivar la aparición del Caos y de lo generado, como si al encontrar-


se ambas pulsiones, queriendo salir hacia fuera, en efecto, colisionasen,
y, por fricción, abrieran un boquete por donde saldrían ávidas de saciar
la pulsión. Asimismo, la evacuación de lo ingerido constituiría la materia
prima de la generación, esto es, la tierra anchurosa compuesta de áto-
mos y todo sustrato de vida, mientras que la inseminación del cosmos
debe identificarse con los seres vivos y sus respectivas almas, y en este
sentido es que “todo está lleno de dioses” 61, porque al dar origen a la
creación, lo Existente “se transforma como fuego que, cuando se mezcla
con especias, es denominado según el aroma de cada una” 62, y es por
dicha fecundación que existe toda vida y toda vida es inteligente, porque
“el aire interior (al cuerpo) percibe, en tanto es una parte del dios”63.
Otrosí, habida cuenta lo generado participa de la fecundación de lo
Existente, es razonable pensar que, tal como un buen hijo se iguala al
padre, en efecto, el devenir según va madurando ha de irse pareciendo
de más en más al Ser que lo crio, hasta igualarlo y fundirse con él, de
manera que “una vez se separó hasta ser muchos desde uno, y otra vez
creció hasta ser Uno solo desde muchos” 64. Una vez lograda la identifi-
cación, pues, lo generado lograría una apoteosis cósmica hacia lo Exis-
tente, integrándose por completo a él, puesto que “ninguna cosa de las
que se alteran puede llegar a ser exactamente igual a otra sin convertirse
en lo mismo” 65, y es mediante semejante proceso que lo Existente ob-
tendría el alimento. Así pues, se nutre, evacúa y fecunda por sí mismo,
motivo por el cual el Ser es eterno y siempre igual a sí mismo.
En efecto, en primera instancia, las pulsiones evacuatorias y fecun-
dadoras colisionan, motivando así el surgimiento del Caos y de todo lo
demás: ello puede entenerse, por tanto, como una especie de parto do-
ble, en tanto por un lado surge la materia porque efectivamente “el
substrato para las cosas generadas es la materia” 66 ―producto ésta de la
excreción de alimentos―, y por otro lado el espíritu porque, al partici-
par de una pulsión de lo eterno, en efecto, “todo participa de una cierta

61 TALES MILESIO fr.24 BCG.


62 HERÁCLITO EFESIO fr.597 BCG.
63 DIÓGENES APOLONIO fr.16 BCG.
64 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.293 BCG.
65 DIÓGENES APOLONIO fr.47 BCG.
66 DIÓGENES APOLONIO fr.8 BCG.
DIAGRAMA I: COSMOVISIÓN DUAL

Οὐρανός
Ἔρως Αἰθήρ

Ἡμέρα
Νύξ
Ὠκεανός Πόντος

Γῆ

Ἅιδης
ΤᾺ
ΓΙΓΝΌΜΕΝΑ Ἔρεβος
Τάρταρος

Χάος

TᾺ
ὌNTA
Más allá del Caos 25

alma, incluso los cuerpos muertos” 67, ya que “el alma es un espíritu
inserto en los átomos, y tiene tal facilidad de movimiento que penetra
todo cuerpo” 68, siendo así la causa de su movimiento.
A continuación, el movimiento fecundador hace girar al cosmos
mediante flujo y reflujo, de manera que la corriente vital lo asemeja de
más en más a su progenitor, hasta igualarlo tanto en cuerpo como en
alma “para que el cosmos sea lo más semejante al ser vivo perfecto e
inteligible, conforme a la imitación de la naturaleza eterna” 69, culminán-
dose así una apoteosis cósmica de la cual lo Existente se nutre. Tal y
como el proceso de colapso anterior puede entenderse como un doble
parto, en efecto, este proceso de apoteosis puede ser por tanto una es-
pecie de muerte del cosmos, de modo que la vida del mismo consistiría
en el intervalo entre aquél proceso y éste: aquél generado por separa-
ción, éste por unión, y es que “el funesto Odio es artífice y autor de la
generación de todas las creaturas (...), mientras que el Amor lo es de la
finalización del mundo de las criaturas, de su transmutación y de su
reintegro a un órden único” 70. Sea como fuere, lo cierto es que “el cam-
bio es necesario” 71 puesto que de él se nutre lo Existente, así como el
corazón con sus latidos mantiene cálida la vida en el cuerpo, impulsan-
do el flujo y el reflujo sanguíneo.

1. 2. 3. 1.
Colapso 72 Creación- Identificación Colapso
(parto-nacimiento) Recreación (apoteosis-muerte- (parto-nacimiento)
(vida-crecimiento) alimento)

67 DEMÓCRITO ABDERITA fr.587 BCG.


68 DEMÓCRITO ABDERITA fr.582 BCG.
69 PLATÓN Timeo 39d8-e2.
70 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.301 BCG.
71 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.296 BCG.
72 De hecho, el término ‘colapso’ proviene del latín ‘cum’ (a la vez) y ‘lapsŭs’ (deslizamien-

to, caída), este último el cual a su vez proviene del pretérito perfecto del verbo ‘lābor’ (deslizar-
se, caer, desprenderse).
26 Marco Pagano

Por lo tanto, debe de ser cierto que “todo se genera a partir de lo


mismo, como alteraciones diversas en diversos momentos, y vuelve
hacia lo mismo” 73, y que este ciclo cósmico es tan eterno como lo Exis-
tente, ya que para “el Odio y el Amor, su generación no tuvo comienzo,
sino que antes eran y siempre serán” 74; ahora bien, cabe entender que
mientras domina el Odio, todo se descompone produciendo cada vez
más materia densa, en cambio, “en el período del Amor no se produce
este mundo sensible, sino el inteligible” 75, integrado por materia cada
vez más sutil, a la cual es justo entonces llamar ‘ambrosía’, por servir
ésta de alimento a los eternales dioses.
1. 3. 1. 3. 1. 3.
Colapso Identifi- Colapso Identifi- Colapso Identifi-
cación cación cación
Flujo Flujo Flujo
(odio) (odio) (odio)
Reflujo Reflujo Reflujo
(Amor) (Amor) (Amor)
2. 2. 2.
Creación Creación Creación

Sin embargo, las incesantes sucesiones cósmicas no son jamás idén-


ticas, sino siempre muy parecidas, y es así como “periódicamente lo que
ha sucedido se repite, y nada es absolutamente nuevo”76 ni absoluta-
mente viejo, al menos, en lo que atañe al trayecto intermedio, que es la
vida del cosmos. En cambio, el origen y el destino del trayecto es una
cosa y la misma, ya que así como una circunferencia “anuda el término
con el principio” 77, “el término de la vida es también su principio” 78, al
menos, en lo que atañe al origen y destino del cosmos, que es lo Exis-
tente. En efecto, estas dos esferas son complementarias pero no contra-
rias ―pues contrario a algo que es resulta necesario que no sea―, de
manera que el cosmos es generado, sensible y perecedero, mientras que
lo Existente es inengendrado, inteligible e imperecedero, en tanto “la
verdadera realidad consiste en ciertas formas inteligibles e incorpó-

73 DIÓGENES APOLONIO fr.13 BCG.


74 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.301 BCG.
75 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.345 BCG.
76 PITÁGORAS SAMIO fr.310 BCG.
77 ALCMEÓN CROTONIATA fr.403 BCG.
78 ALCMEÓN CROTONIATA fr.405 BCG.
Más allá del Caos 27

reas” 79, y así es bien cierto que “sólo las cosas inteligibles son verdade-
ras” 80. Qué son estas formas inteligibles, por cierto, resulta del mayor
interés para todo hombre decente y de bien, y de buen seguro han de
ser tratadas como merecen un poco más adelante, pero no por mostrar
erudición y agudeza, sino por ser agradecidos con quien corresponde y
obrar así en consecuencia, esto es: no refocilando con lo corpóreo y
aparente, sino andando derechos hacia lo inteligible y lo real.
Sea como fuere, el caso es que estas dos esferas ―lo real y lo aparen-
te― coinciden en un punto concreto llamado Caos, a través del cual la
vida se extiende como la cardada de lana se alarga mediante el giro del
huso 81. En efecto, el Caos se asemeja a un huso, pues a partir de éste la
madeja de lana se extiende en hilos para ser entretejida, y del mismo
modo, a partir del Caos el aliento del ser se dispersa en flujos para for-
mar cuerpos. Por lo tanto, en realidad son tres los elementos que con-
forman el universo, esto es, lo Existente, lo aparente y el Caos, siendo
así que “el universo y todas las cosas [que hay en él] están determinados
por el número tres” 82.
A decir verdad, estos tres elementos son una reducción a partir de
los cinco predicables ―Ser, entendimiento; imagen, definición, pala-
bra―, por cuanto se agrupan los tres pertenecientes al mundo sensible
como uno solo (imagen, definición, palabra), y se le adiciona cada uno
de los elementos inteligibles por separado, quedando así el Ser, lo sensi-
ble y el entendimiento. Este último es del cierto el trayecto del Ser a lo
sensible y viceversa, puesto que sin este recorrido de exceso 83 y retorno
jamás habría entendimiento alguno, y ese entendimiento es imprescin-
dible, por constituir precisamente el alimento del Ser: la ambrosía.
Así pues, en este mismo sentido y respecto de los tradicionales cinco
elementos, entonces, deben ser citados aquellos tres elementos concer-

79 MELISO SAMIO fr.200 BCG.


80 DEMÓCRITO ABDERITA fr.670 BCG.
81 De hecho, el término ‘huso’ proviene del latín ‘fūsus’ (huso), en tanto que atributo de las

Moiras, y éste a su vez hunde su raíz en el verbo ‘fŭndō’, que significa ‘verter, esparcirse, dilatar-
se’, justo lo que hace el cosmos en un primer período de su ciclo vital, cuando se halla sometido
al Odio o procreación; más tarde, empero, reaccionará retrayéndose por influjo del Amor o
recreación. Por último, decir que tal vez el vocablo original sea el griego φύω (brotar, crecer,
nacer) o φύσις (naturaleza, nacimiento, vida).
82 FILOLAO PITAGÓRICO fr.118 BCG.
83 De hecho, el término ‘exceso’ proviene del latín ‘ex’ (hacia fuera) y ‘cedo’ (marchar).
28 Marco Pagano

nientes a lo sensible, y, a continuación, los dos que pertenecen al ámbi-


to inteligible. Cítense pues en primer lugar la Tierra, el Agua y el Aire,
de cuya mezcla se componen los cuerpos todos, y, a continuación, cíte-
se el Fuego, “inteligente y causa de ordenación de todas las cosas” 84, y,
por último, cítese al quinto elemento: al “Éter que encierra todas las
cosas en su ciclo” 85. En efecto, a diferencia de lo sucedido con el resto
de elementos, “Zeus fundó un solo éter” 86, siendo ésta la naturaleza
única “a partir de la cual se generan las demás cosas, conservándose
ella” 87, puesto que es “Zeus Crónida, de sublime trono, quien mora en
el éter” 88, y es por tanto completamente justo que sea el éter aquella
“realidad común subyacente a los cuatro elementos, inengendrada e
indestructible” 89, “el primer cuerpo que está más allá de la tierra, agua,
aire y fuego, al cual nuestros antepasados han dado el nombre de
«éter»” 90.
Pues bien, dicha sucesión de cinco predicables y de cinco elementos
se corresponde también con otras péntadas, de no menor relevancia,
que muestran como en todo rige un mismo orden, un mismo origen y
un mismo fin. De hecho, justo como celebra el apolónida Hesíodo,
“primero surgió Caos, pero de seguido Tierra de amplio seno” 91, con lo
cual ya desde un principio se evidencia la intrínseca relación entre Caos
y Tierra: aquél como punto intermedio, ésta como primera expresión
sensible, de modo que se podría decir que ambos pertenecen al elemen-
to Tierra (Χάος-Γῆ); en segundo lugar, el Ponto (Πόντος) se relaciona
con el Agua (Ὕδωρ); a continuación, el Cielo (Οὐρανός) se corres-
ponde con el tercer elemento, que es el aéreo (Ἀήρ), y estos tres suso-
dichos constituyen todo cuerpo sensible. En cambio, los cuerpos inteli-
gibles se hallan compuestos por el Fuego (Πῦρ): equivalente al Enamo-
ramiento (Ἔρως) ―esa poderosísima pulsión que incita siempre a pro-

84 HERÁCLITO EFESIO fr.594 BCG.


85 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.310 BCG.
86 SIMÓNIDES fr.11,96 BCG.
87 TALES MILESIO fr.18 BCG.
88 HOMERO Ilíada IV 166.
89 MELISO SAMIO fr.199 BCG.
90 ANAXÁGORAS CLAZOMENIO fr.717 BCG.
91 HESÍODO Teogonía 116-117.
DIAGRAMA II: DEMIURGIA VEGETAL

Sol-Luz
Αἰθήρ

Hojas-Cielo
Οὐρανός

Fruto
Ἔρως

Tronco-Ramas
Γῆ - Πόντος

Substrato-Raíces
Χάος - Γῆ
30 Marco Pagano

crear y que aleja del Ser a quien a él se somete 92― y por el Éter (Αἰθήρ):
esplendor eterno, morada olímpica de los perínclitos dioses 93.
Establecida una primera correspondencia, pues, deben ser mostradas
otras que revelen el vínculo entre los cinco elementos y su función, de
modo que sea manifiesta no sólo la naturaleza del Caos por sí mismo,
sino en relación a aquello de lo cual él es puerta y comunicador. En
efecto, ¿por qué no empezar por los árboles, si parecen ser ellos los
seres vivos más sencillos? Pues ¿acaso no es verdad que también “las
plantas tienen intelecto e inteligencia” 94? Por tanto, admítase que el Sol
y su luz es lo más semejante al Éter, el fruto vegetal al Enamoramiento,
el substrato y las raíces del árbol a la Tierra y al Caos, el tronco y las
ramas del mismo, por conducir los fluidos y saciar la madera, se corres-
ponde con el Ponto acuoso, y las hojas altivas con el Cielo. Pues bien,
resulta noble y grato recorrer el maravilloso trayecto: la luz y el esplen-
dor solar maduran el fruto, de manera que sus semillas, esparcidas por
el suelo enraizarán estallando entre la tierra negruzca y brotará dando
lugar a un recio tronco, de cuyas múltiples ramas surgirán a su vez hojas
que se alzarán al aire, y, al fin, nutriéndose de su luz y de su esplendor
producirá fértiles frutos preñados de semillas. Con todo, pues, resulta
evidente que “la tierra es madre de las plantas, y el Sol, el padre” 95.
En el mismo sentido, no es en absoluto ocioso considerar la correla-
ción de dichos elementos respecto de la procreación animal, y en espe-
cial respecto de la procreación humana, ya que el humano es el animal
por excelencia, y el más amado por los eximios dioses. En primer lugar,
entonces, de entre los humanos debe distinguirse uno y otro sexo, y
entender en qué medida una mujer es diferente a un varón; en efecto,
su cuerpo está modelado con la máxima finalidad de atraer al varón,
pues a ella le nacen curvas y estrechuras tanto en las extremidades como
en el apretado talle: sus pies son pequeños, mullidos y delicados, sus

92 La pulsión inversa al Enamoramiento (Ἔρως), y que incita a la recreación y no a la pro-

creación, y que, por tanto, conduce al reintegro con el Ser, es, por cierto, el Amor (Φιλότης):
ese anhelo de eternidad que posee a quien honora y estima debidamente a los dioses.
93 En efecto, está inundado de éter “el Olimpo, donde dicen se halla la eterna mansión de
los dioses, que no agitan los vientos ni mojan las lluvias ni alcanzan las nevadas jamás, porque
todo él está en un éter sereno que sin nieblas se expande bañado de cándida lumbre” (HOMERO
Odisea VI 41-46).
94 ANAXÁGORAS CLAZOMENIO fr.809 BCG.
95 ANAXÁGORAS CLAZOMENIO fr.813 BCG.
Más allá del Caos 31

tobillos estrechos sostienen piernas largas y torneadas, sus manos son


suaves, ligeras y perfumadas, sus glúteos son protuberantes y tersos, sus
pechos turgentes y aterciopelados, su cadera amplia, su cintura estrecha
hasta la extenuación, su cuello largo y esbelto, su cabeza menuda y bien
redonda, sobre su espalda arqueada reposa el pelo largo, sedoso y relu-
ciente, a veces incluso es rubio como el propio Sol, sus labios son más
carnosos e hinchados, su nariz más pequeña y respingona, sus ojos más
grandes y sus pestañas más largas y alabeadas que las de los varones;
además, por si ello fuera poco, los dioses la engalanaron con una cálida
y dulce voz, con una risa deleitosa, con un aliento melifluo y con un
suspiro que esparce en el velludo pecho un hondo afecto. No hay duda:
en una hembra todo parece dispuesto para provocar el intenso deseo
del varón de procrear en ella, vez tras vez, y, gracias a esta suprema
belleza, la especie humana ha sobrevivido generación tras generación;
por consiguiente, es natural a la procreación sexual que “la belleza de
las hembras produzca la excitación del movimiento seminal” 96, y tam-
bién es natural el irrefrenable deseo en el varón por penetrarla y eyacu-
lar dentro de ella: “como el fuego quema a quienes lo tocan, también
los seres bellos inflaman a quienes los contemplan de lejos para que
ardan de enamoramiento” 97.

Éter

Eros
Cielo

Gea-Ponto
Tártaro
Demiurgo
Caos

96 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.383 BCG.


97 JENOFONTE Ciropedia V 1,16.
32 Marco Pagano

Es así como la insondable belleza de las hembras, divina, sublime,


resulta ser el auténtico origen de la procreación, y debe relacionarse
entonces con la luz y el Éter; del mismo modo, el falo viril debe corres-
ponder al fuego y al Enamoramiento, puesto que es lo primero en reac-
cionar ante la belleza infinita de las hembras, como si la luz de la belleza
se convirtiera en fuego en el interior del falo: se pone erecto y sólo se
sacia si expulsa el semen ardiente dentro de la dilatada vagina. Por su
parte, el adorable orificio de la vagina, junto con sus labios exteriores y
sus muelles paredes internas, en efecto, deben relacionarse con el Caos
y la Tierra, en tanto acogen la semilla del varón y la hacen germinar en
su seno; a su vez, el vientre materno, cuando cobija el feto entre aguas,
por cierto, se corresponde con el Ponto fluyente, de manera que “los
embriones que están en el vientre son parte de la matriz tal como (los
árboles) son parte de la tierra”, y cuando el feto nace toma alimento,
antes que nada, del pecho de su propia madre, mamando y absorviendo
para provocar así la feliz segregación de la leche a través del tierno pe-
zón, como si de semejante manera el neonato respirara: los pechos,
pues, se corresponden con Urano, y justo por cima suyo mora el es-
plendente rostro de la mujer y su excelsa belleza, que del cierto origina
el enamoramiento atroz, el poderoso flujo seminal y la procreación in-
sensata. De hecho, es por ello que en realidad todos los varones se
hallan sometidos a la mujer, puesto que es la hermosura de su cuerpo y
la belleza de su rostro la que les somete brutalmente, y con gran nece-
dad de espíritu éstos emprenden todas sus acciones poseídos por un
intenso deseo de poseerla 98.
Mientras, todo se divide, y la creación aumenta forzando sus confi-
nes, y así ha de ser porque “(subir al lecho y unirse) es ley humana entre
varones y mujeres” 99, pero también ha de llegar el tiempo de la recrea-
ción, de manera que lo engendrado retorne allí de donde surgió, puesto
que una mayoría por fin logrará “contenerse del trato íntimo con muje-
res, para que no sirvan y colaboren con las obras que el Odio produce,
que siempre disuelve y dispersa la obra del Amor” 100; de hecho, “hom-
bres hay que hayan placer en rascarse, y obtienen así el mismo goce que

98 Incluso “Menelao, cuando vio, al pasar a su lado, los senos desnudos de Helena, arrojó,

creo, la espada” (Pequeña Ilíada fr.17 BCG).


99 HOMERO Ilíada IX 133-134.
100 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.445 BCG.
DIAGRAMA III: DEMIURGIA SEXUAL

AIQHR
Φῶς
Luz

OURANOS
Ἀήρ
Aire

GH-PONTOS
Ὕδωρ
Tierra-Agua ERWS
Πῦρ
(Δημιουργός)
Fuego

CAOS
Γῆ
Cavidad-Seno
34 Marco Pagano

quienes se libran a los placeres del enamoramiento” 101. ¿Y qué? ¿Acaso


eso no está bien? “¡Desgraciado!, ¿y qué crees que te pasaría después de
[siquiera] darle un beso a una belleza? ¿No serías al punto un esclavo en
vez de libre, derrocharías mucho dinero en placeres funestos, no te
quedaría tiempo para pensar en nada noble y hermoso, y en su lugar te
verías obligado a tomar en serio cosas por las que ni un loco lo
haría?” 102: fíjese bien cada cual si conduce su vida de tal modo u otro,
porque “Dike condenará a los procreadores” 103.
Ahora bien, así como la belleza física es animal, en ausencia de inte-
ligencia” 104, y conduce pues a la bestialización del hombre, y no al reen-
cuentro con su propia alma y con los dioses, en cambio, la belleza inte-
ligible es divina, por estar preñada de inteligencia, y bien del cierto es
“propio de una inteligencia divina discurrir siempre sobre algo bello” 105.
Por ende, así como “la contemplación del esplendor carnal incita al
sexo, pero, si no se sacia, el anhelo produce dolorosa añoranza” 106, y
“en el disfrute sexual de la belleza física hay una especie de hartura” 107,
en cambio, la contemplación del esplendor inteligible incita a la supera-
ción de uno mismo, jamás se sacia, jamás produce dolorosa añoranza y
nunca en ella hay hartura, porque “los dioses son eternos, todo lo ven,
todo lo pueden, mantienen el orden del mundo intacto, sin desgaste, sin
vejez, sin error e indescriptible en su belleza y magnanimidad” 108: admi-
rando pues a los dioses y el lugar en donde se hallan hay goce, bienes-
tar, virtud y eternidad, pero no placer, inquietud, molicie y procreación.
En cambio, sería necio e impío establecer como causa de la creación
al azar: necio, porque “por su naturaleza, el azar se contrapone a la sa-
biduría” 109 y habida cuenta “nada se produce porque sí, sino que todo
surge por una razón y por necesidad” 110, y profundamente impío por-
que lo es ceder a la indolencia, a la molicie y al exceso de ocio, atribu-

101 DEMÓCRITO ABDERITA fr.961 BCG.


102 JENOFONTE Memorias I 3,11.
103 HERÁCLITO EFESIO fr.739 BCG.
104 DEMÓCRITO ABDERITA fr.937 BCG.
105 DEMÓCRITO ABDERITA fr.945 BCG.
106 JENOFONTE Memorias III 11,3 [paráfrasis].
107 JENOFONTE Banquete VIII 15.
108 JENOFONTE Ciropedia VIII 7,22.
109 DEMÓCRITO ABDERITA fr.442 BCG.
110 DEMÓCRITO ABDERITA fr.427 BCG.
Más allá del Caos 35

yendo al azar la causa de todo, sin comprender que en realidad “el azar
es causa, pero está oculta a la razón humana porque es algo divino y
extraordinario” 111. Y es que ciertamente la causa de todo debe ser algo
altivo y majestuoso, pues “sin inteligencia (el principio) no sería capaz
de distribuirse así, de modo tal que tenga medidas de todas las cosas:
del invierno y el verano, de la noche y el día, de las lluvias, los vientos y
los tiempos buenos; y también las demás cosas, si se quiere reflexionar,
se encontraría que están dispuestas del mejor modo posible” 112. Así
pues, parece adecuado colegir que de una obra tan magnífica debe
haber un Artesano (Δημιουργός) magnificiente, quien por ende, en
representación de todos los dioses, se ocupara de generar el cosmos
(κόσμος) y ordenarlo (κοσμεῖν) como corresponde; este Demiurgo,
además, ha de ser una fuerza poderosísima e intermedia entre el Ser y el
devenir, entre la existencia y la vida, entre el Esfero y el mundo. Y ¿qué
otra fuerza iba a ser sino el Enamoramiento (Ἔρως), que, como “el
Odio, arranca de lo Uno y crea y produce” 113? Y ¿no es por ser él quien
merece el título de Demiurgo que, de entre los surgidos, es “Enamora-
miento el primerísimo de todos los dioses” 114?: por tanto, Eros debe
hallarse entre lo Existente y lo generado, como un artesano se halla
entre el modelo y su obra. Así, ‘el modelo’ corresponde a lo Existente,
‘el artesano’ a Eros y ‘la obra’ a lo generado, en la cual, como en todo
objeto sensible, deben distinguirse tres partes: la materia, los cuerpos y
las almas.
En primer lugar, el modelo debe ser algo harmónico, bondadoso y
sin mácula, distinto a la obra del mismo modo que “las Ideas son dife-
rentes de los mundos: «Esfero» las unas, «mundo» los otros”115, y distin-
tos en el mismo grado que un modelo es diferente a la obra que lo imi-
ta. Por su parte, la obra generada debe tener por substrato la materia,
que se compone de átomos tal y como el Ser se compone de Ideas, ya
que del cierto “el substrato para las cosas generadas es la materia” 116; y
de tal modo es como la materia se relaciona con el Caos y la Tierra
primigenia; de ahí, pues, que “de la tierra nacen todas las cosas, y en la
111 DEMÓCRITO ABDERITA fr.438 BCG.
112 DIÓGENES APOLONIO fr.15 BCG.
113 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.445 BCG.
114 PARMÉNIDES ELÉATA fr.1013 BCG.
115 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.292 BCG.
116 DIÓGENES APOLONIO fr.8 BCG.
36 Marco Pagano

migenia; de ahí, pues, que “de la tierra nacen todas las cosas, y en la
tierra terminan todas” 117. Asimismo, la materia se define en los cuerpos,
que por participar de la fuerza erótica rebosan de vida y además poseen
un alma eterna, por la cual pueden ser llamados ‘parientes de dioses’. A
diferencia del alma, empero, el cuerpo ha sido generado, y por tanto es
mortal: muere cuando la tierra, el agua y el aire que lo constituyen se
separan cada uno por su lado. En efecto, “en un comienzo los hombres
fueron procreados a partir del agua y el barro” 118, y así es cierto que
“todos hemos nacido de tierra y agua” 119 en lo que respecta al cuerpo,
mientras que en lo concerniente al alma, “así como el soplo y aire abar-
ca todo el cosmos, nuestra alma al ser aire nos mantiene cohesiona-
dos” 120, pero al separarse unos elementos de otros el cuerpo muere 121,
mientras que el aire, por ser causa del movimiento 122, sigue moviéndose
por sí mismo y por el fuego erótico que lo impulsa; de hecho, puede
decirse que el alma de los cuerpos es una naturaleza intermedia entre los
dioses y lo generado, semejante, pues, a Eros, pero sin ser Eros: daímo-
nes que encarnan, las almas; rey de daímones, Eros. Así, a las almas,
Eros, “el creador de este universo, les dijo lo siguiente: «dioses hijos de
dioses, las obras de las que soy artesano y padre, por haberlas yo gene-
rado, no se destruyen si yo no lo quiero. (...) No sois en absoluto ni
inmortales ni indisolubles porque habéis nacido y por las causas que os
han dado nacimiento; sin embargo, no seréis destruidos ni tendréis un
destino mortal, porque habéis obtenido en suerte el vínculo de mi deci-
sión, aun mayor y más poderoso que aquellos con los que fuisteis atados
cuando nacisteis. (...) Aplicaos a la creación de los seres vivos de acuerdo
con la naturaleza e imitad mi poder en vuestra generación (...) entrete-
jiendo lo mortal con lo inmortal. Engendrad seres vivientes, alimentadlos,
hacedlos crecer y recibidlos nuevamente cuando mueran»” 123.

117 JENÓFANES COLOFONIO fr.475 BCG.


118 DEMÓCRITO ABDERITA fr.481 BCG.
119 JENÓFANES COLOFONIO fr.475 BCG.
120 ANAXÍMENES CLAZOMENIO fr.208 BCG.
121 En efecto, “la muerte se produce por la separación del (elemento) ígneo, aéreo, acuoso y

terroso, consistiendo la estructura humana en la combinación de ellos” (EMP.fr.408).


122 Por ello es que “los hombres y los demás animales viven, puesto que respiran, por el aire,
y éste es para ellos alma e inteligencia, y si éste les es retirado, mueren, y la inteligencia los aban-
dona” (DIÓGAP.fr.47).
123 PLATÓN Timeo 41a-d.
Más allá del Caos 37

En resumidas cuentas, el modelo de la creación es lo Existente, esto


es, las Ideas; el artesano es Eros: la pulsión procreadora; el substrato es
la materia compuesta de átomos: la pulsión evacuadora 124, así como el
barro sirve de materia primera a un alfarero, mientras que el Caos se
asemeja al eje del torno del alfarero, mediante el giro del cual el barro se
levanta y puede ser modelado. Asimismo, cuando esta mezcla de tierra y
agua se endereza y se cuece forma recipientes multiformes, tal y como
el demiurgo y los daímones forman los cuerpos sensibles, que sirven de
recipiente al alma inteligible. Por último, este aire ensambla el alma al
cuerpo, igual que el aire de la loza cocida otorga consistencia al reci-
piente, y por ser él parte de la primera pulsión erótica 125, en efecto, es
eterno en virtud de su vínculo, y así, “entretejiendo lo mortal con lo
inmortal” 126, consigue asemejar de más en más lo generado a lo existen-
te, de modo que “todo se genere a partir de lo mismo, como alteracio-
nes diversas en diversos momentos, y vuelva hacia lo mismo” 127, y pue-
da cada uno decir entre sí: “común es para mí aquello desde donde co-
mienzo; pues allí volveré nuevamente” 128. Y ello debe decirse no por un
alarde erudito o por dar muestras de insólita sagacidad, sino por ser
agradecidos con quien corresponde, en tanto no sea estimada la vida, la
carne, las pasiones y lo sensible, sino lo Existente, los Dioses, las Ideas
y lo Inteligible, que es uno y lo mismo.
Por cierto, es con este anhelo benevolente que se cantan mitos, y por
lo mismo es que los aedos loan a los dioses con himnos: por honrar a lo
inteligible y real y para que lo generado se asemeje de más en más a lo
existente. Así es como el aedo recita sus composiciones, ora inspirado
por Apolo, ora por Dioniso, ora por las Musas o por Hermes, en espe-
cial para un público joven, para que en el pecho de cada muchacho se
asiente el amor por las conductas justas y piadosas: justas respecto de
los hombres, piadosas respecto de los dioses. Por ende, ello debe asegu-
rar un saludable crecimiento del muchacho, y se erigirá en un varón con

124 En efecto, los átomos son las ‘excrecencias’ resultado de la ‘ingestión’ de ambrosía por

parte del Ser. A esta pulsión se le cruza la pulsión generatriz, y dicho colapso produce la obertu-
ra llamada ‘Caos’.
125 Así es como “el aire interior (al cuerpo) percibe, puesto que es una pequeña parte del

Dios” (DIÓGENES APOLONIO fr.16 BCG).


126 PLATÓN Timeo 41d.
127 DIÓGENES APOLONIO fr.13 BCG.
128 PARMÉNIDES ELÉATA fr.1047 BCG.
DIAGRAMA IV: DEMIURGIA ARTESANAL

Entes-Bien
Αἰθήρ

Cuerpos Inteligibles
Οὐρανός Demiurgo
Ἔρως

Cuerpos Sensibles
Γῆ - Πόντος

Torno-Barro
Χάος - Γῆ
DIAGRAMA V: DEMIURGIA MITOLÓGICA

DIOSES-MUSA
Templanza
Luz
Sol
Αἰθήρ

ANCIANO
Sequedad
Aire
Hojas-Cielo
Οὐρανός

AEDO
Calor
Fuego
VARÓN Simiente
Humedad Ἔρως
Tierra-Agua
Tronco EFEBO
Γῆ - Πόντος Frialdad
Substrato-Seno
Raíces
Χάος
40 Marco Pagano

los pies bien firmes en el suelo, diligente y expedito para defender la


patria, para amar a los suyos y odiar a los enemigos, y para estimar a los
eternales dioses realizando bellas y buenas acciones. Asimismo, una vez
le llegue la vejez y las negras Keres lo acompañen a lado y lado, no verá
más los cuerpos, sino las almas, y más con la palabra que con la acción
exhortará a los suyos a respetar al dios, pues “la ancianidad es la edad
más sensata, en la que el hombre más se ocupa de los dioses” 129, y son
sin duda “consejos y advertencias el privilegio de los ancianos” 130.
Suyo es ese privilegio, de hecho, porque son ya en mayor medida
alma que cuerpo; pero de entre ellos, a los que la divinidad escoge, és-
tos, en efecto, proclaman imperecederos cantos que sirven de guía a la
polis, y de ahí que “la honra y el respeto mayor los aedos merecen, que
a ellos sus cantares la Musa enseñó por mor de su raza” 131. Sea pues la
Musa, o bien Apolo, Dioniso o bien Hermes, el caso es que la divinidad
es origen, modelo y patrón de conducta para los humanos, y por ello se
corresponde con la templanza, la luz, el Sol y el “Éter de vasto re-
ino” 132. Por su parte, el Aedo es vínculo entre los inmortales y los co-
medores de pan, así como creador de benéficos cantos, por lo cual se
relaciona con el calor, el fuego, la simiente y Eros, “bellísimo entre los
inmortales dioses, laxante” 133. Asimismo, el Efebo es quien primero ha
de recibir el dorado timbre de los mitos piadosos y los cantos corales,
de ahí que se corresponda con la frialdad, el substrato, las raíces y el
Caos, “el primer principio que conduce hacia la magnitud” 134; por ende,
el Varón es la expresión del máximo vigor corporal, así como el respon-
sable de llevar a cabo acciones nobles y buenas, el que endereza la patria
y la dota de nuevos brotes, por todo lo cual no es cosa distinta a la
humedad, a la mezcla perfecta de tierra y agua, al tronco de un árbol y a
las potencias Tierra-“Ponto, rico en peces” 135. En última instancia, el
Anciano representa la descomposición del cuerpo y su separación del
alma, pues “como el linaje de las hojas, tal es también el de los hom-
bres: de las hojas, unas tira a tierra el viento, y otras el bosque hace bro-

129 JENOFONTE Memorias I 4,16 [paráfrasis].


130 HOMERO Ilíada IV 325.
131 HOMERO Odisea VIII 479-481.
132 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.603 BCG.
133 HESÍODO Teogonía 120-121. Traducción del editor.
134 FILOLAO PITAGÓRICO fr.129 BCG.
135 HOMERO Ilíada IX 4.
Más allá del Caos 41

tar cuando florece, al llegar la sazón de la primavera; así el linaje de los


hombres, uno brota y otro se desvanece” 136, y así es que se corresponde
con la sequedad, el aire, las hojas del árbol y el “Cielo astrífero” 137, y
como el cielo cuando llueve prepara la tierra para que en ésta germine la
simiente, el Anciano se ocupa del Efebo para que las justas y pías doc-
trinas germinen en su alma, de manera que “entretejiendo lo mortal con
lo inmortal” 138 consiga asimilar lo generado a lo inengenerado, y con el
devenir de las generaciones se culmine un nuevo ciclo: ningún rincón
del cosmos escapará al fuego, de ello se ocupa la diosa “Adrastea, in-
corpórea, que se extiende por todo el cosmos y llega a tocar los confi-
nes de él” 139: llega el reintegro igual que llegó la separación, pues “el
cambio es necesario” 140, ya que “los pensamientos y revoluciones del
universo son movimientos afines a lo divino en nosotros. Adecuándose
a ellos para corregir, por medio del aprendizaje de la harmonía y de las
revoluciones del universo, los circuitos de la cabeza destruidos al nacer,
cada uno debe asemejar lo que piensa a lo pensado de acuerdo con la
naturaleza originaria, y, una vez asemejado, alcanzar la meta vital que
los dioses propusieron a los hombres como lo mejor para el presente y
el futuro” 141.

5. CONCLUSIONES E N T E N D I M I E N T O
Y esa meta vital es atravesar el Caos en sentido inverso, contranatu-
ra, puesto que es el Caos el Agujero primordial, de donde nació la mate-
ria y la vida que la anima; pero también a través de Agujero salieron los
dioses eviternos: primero en forma de fuerzas fundamentales, esto es,
Gea, Éter, Noche, Tártaro, Érebo, Día, Noche, Titanes, Gigantes y
todos los ya conocidos, y una vez desatadas dichas fuerzas, surgieron
los Olímpicos, cuya jerarquía se corresponde con la jerarquía eterna y
estable dentro del Ser. En efecto, si bien las Ideas son virtudes en po-
tencia que gobiernan el Ser, los Dioses son virtudes en acto que rigen el
devenir, y así Zeus se corresponde con la Justicia, Hera con el Celo que

136 HOMERO Ilíada VI 146-149.


137 HESÍODO Teogonía 127.
138 PLATÓN Timeo 41d.
139 MELISO SAMIO fr.204 BCG.
140 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.296 BCG.
141 PLATÓN Timeo 90c-d.
42 Marco Pagano

ahuyenta la indolencia; Atenea con la Sabiduría, Hefesto con el Esfuer-


zo y la pericia en las labores; Apolo es el trasunto de la Pureza y la ex-
purgación, Ártemis de la Integridad; Hestia lo es de la Intimidad y el
calor doméstico, y Hermes de la comunicación; Dioniso es en acto lo
que la Apoteosis es en potencia, y lo mismo ocurre con Afrodita res-
pecto del Amor (Φιλότης) 142; Deméter es a la Generación, en fin, lo
que Ares a la Destrucción.
Así pues, estos doce dioses son los Olímpicos, que rigen en el Ser en
tanto que Ideas y en el devenir en tanto que Dioses; no obstante, aun-
que son los más poderosos no son los únicos, y para que del cierto “no
exista lugar alguno ni camino donde no gobierne el dios (Zeus) median-
te aquéllos (los dioses)” 143 ocurre que “treinta mil son los Inmortales
puestos por Zeus sobre la tierra fecunda como guardianes de los hom-
bres mortales: éstos vigilan las sentencias y las malas acciones, yendo y
viniendo, envueltos en niebla, por todos los rincones de la tierra” 144,
unos en tanto que dioses menores, los más en tanto que daímones; y es
así como “ninguno sin los dioses consiguió la virtud: ni una ciudad, ni
un mortal” 145, debido a que las virtudes son los propios dioses, y las
mayores de ellas dependen directamente del propio Zeus, ¡oh “Zeus!,
las grandes virtudes a los mortales llegan de ti! Vida más larga tiene la
dicha de los que te veneran, y en torcidas almas no se halla de igual mo-
do en todo tiempo floreciendo” 146.
Por lo tanto, es impío y frívolo todo quien pretenda estimar (τιμᾶν)
la Justicia y el Celo, la Sabiduría y el Esfuerzo, la Pureza y la Integridad,
la Intimidad y la Comunicación, la Apoteosis y el Amor, la Generación
y la Regeneración, y las demás virtudes honorables, y, en cambio, por
carencia de alguna de dichas virtudes o por el desconocimiento de to-
das, no estime como es debido a Zeus y Hera, a Atenea y Hefesto,
Apolo y Ártemis, a Hestia y a Hermes, a Dioniso y Afrodita, a Deméter
y Ares, y a los demás dioses honorables, se llamen como se llamen en el
pago de cada cual, según naturaleza y según tradición: así debe ser el

142 De hecho, no hay que culpar a quien es inocente, ya que “no es Afrodita, es el loco Eros

que juega como un niño” (ALCMÁN fr.43 BCG).


143 HESÍODO Teogonía 385.
144 HESÍODO Labores y Días 250.
145 SIMÓNIDES fr.18 BCG.
146 PÍNDARO Ístmica III 4-6.
Más allá del Caos 43

culto que entreteja el Ser y el devenir, a fin que éste se asimile a aquél y
se culmine un nuevo ciclo con Zeus como origen y fin. En efecto, “una
sola cosa es lo sabio: conocer la Inteligencia que guía todas las cosas a
través de todas” 147, y esa inteligencia es Zeus padre, el dios “mayor en
poder que otro alguno” 148.

APOTEOSIS: RETORNO AL ENTE


Y así es pues como debe terminar este relato: tal
Éxodo y como acaba el recorrido del círculo, “con la misma
distancia del centro a los extremos en todas partes,
circular, la más perfecta y semejante a sí misma de todas las figuras,
porque es muchísimo más bello lo semejante que lo disímil” 149. Debido
es por tanto volver a invocar a “Zeus, comienzo de todo, guía de to-
do” 150, “rey de los Inmortales” 151, “jefe de los mejores” 152, “rey de todos
los dioses” 153, “rey de todo” 154, “admiración de los mortales, tú, que
cuidas del alma viva eternamente” 155, que “tienes el cumplimiento de
toda cosa” 156, “que todo lo ves y escuchas” 157, ruégote me otorgues el
feliz cumplimiento, igual que me concediste el principio y el medio,
pues eres tú “el principal y el más grande de los dioses (...), el que a to-
do da cumplimiento” 158. Y sean loados también todos los olimpios dio-
ses nuevamente, que de buen seguro “el número doce extiende hasta
una mónada única el señorío de Zeus” 159, y sin duda también “es de los
dioses el cumplimiento y el fin” 160 de toda cosa, y así como hay que
procurar “siempre tomar como punto de partida a los dioses, no sólo

147 HERÁCLITO EFESIO fr.750 BCG.


148 HOMERO Odisea V 3-4.
149 PLATÓN Timeo 33b.
150 Lírica Griega Arcaica Lírica Popular fr.11 BCG.
151 HESÍODO Labores y Días 665.
152 SIMÓNIDES fr.74 BCG.
153 ALCEO fr.71 BCG.
154 Lírica Griega Arcaica Poetas Menores CORINNA fr.1 col.III BCG.
155 Lírica Griega Arcaica Poetas Menores MELANÍPIDES DE MELOS fr. 53 BCG.
156 ALCEO fr.53 BCG.
157 HESÍODO Labores y Días 9.
158 Himno XXIII: a Zeus.
159 FILOLAO PITAGÓRICO fr.136 BCG.
160 ALCMÁN fr.1 BCG.
44 Marco Pagano

en las empresas importantes, sino también en las insignificantes” 161, es


debido también tomarlos como meta, porque siempre “es un bien tener
consideración a los dioses” 162, y “si quieres que los dioses te sean propi-
cios, tienes que honrarles” 163. En efecto, “los dioses todo lo ven y todo
lo oyen” 164, “los dioses lo saben todo: lo que se dice, lo que se hace y lo
que se debate en secreto, pues están presentes en todas partes y dan
señales a los hombres en todos los problemas de los hombres” 165, “los
dioses, que por siempre existen” 166:
¡Oh Ares!, destructor implacable, “dicen es im-
Himno propio que la contemplación de las guerras deleite a
proolímpico los dioses; pero no es impropio, pues son los hechos
nobles lo que los deleitan” 167, como el resistir en
vanguardia, con las piernas bien abiertas y los pies fijos en el suelo, re-
sistiendo con el ancho antebrazo los potentes embates sobre el broquel,
blandiendo la pica de doble moharra y soportando las heridas de las
saetas bajo el tahalí, con el cuero ya empapado en sangre: por tu tierra,
por tus vecinos, por los hijos de tu legítima mujer, ¡batalla (ἄρνυσο) sin
escatimar ya más la muerte!, ¡Y tú, Deméter Renaciente!, ¡diosa feraz
que acoges el grano!: a Triptólemo el de Céleo ofreciste el don agrícola,
y de ahí que los hombres te veneren, cuando por fin recibes en tus al-
cobas olímpicas a la hija tuya Core querida; ¡oh dea oblonga!, tú pariste
a Julo Ascanio, el Eneida fundador de Alba Longa, al cual nombraste en
honor de tus gavillas (ιοὔλοι).
¡Oh Afrodita! ¡Tejedora de genes y de órbitas cósmicas!, tú consigues
que lo múltiple se haga uno por obra del amor, mientras que tu padre,
el titán Eros Fálico, desune y disgrega mediante el libidinoso sexo y la
insensata procreación: a ti se acogen quienes ven en la belleza un mis-
mo patrón y no varios, en tanto que detrás de cada hermosa figura estás
tú, pregonando la conspicua belleza eternal. ¡Y tú, Dioniso Arrebata-
dor!: “nunca infecundos son los lechos de un dios” 168, y tampoco tú

161 JENOFONTE Ciropedia I 5,14.


162 JENÓFANES COLOFONIO fr.520 BCG.
163 JENOFONTE Memorias II 1,28.
164 JENOFONTE Ciropedia V 4,31.
165 JENOFONTE Memorias I 1,19.
166 Himno V: a Afrodita 61.
167 HERÁCLITO EFESIO fr.695 BCG.
168 HOMERO Odisea XI 249-250.
Más allá del Caos 45

quedaste abandonado entre las cenizas de tu madre, ni entre la de los


Titanes portadores de onerosas culpas, sino que te parió Zeus y al darte
a luz provocaste en él una herida (ἔνυσσας).
¡Oh Hermes!, ¡guiador del sacro caduceo, heraldo de los talares y el
amplio chambergo!: eres seña (ἕρμα) para los que buscan, Itifálico,
Crióforo, bisabuelo de Odiseo, tu recorres los senderos astrales traspa-
sando, una y otra vez, las broncíneas puertas del Caos, allende el Hades
y el Érebo, junto al Tártaro de fuego abrasador. ¡Y tú, Hestia Hogare-
ña!, ¿cuántas desdichas más habrán de acaecer, a fin que los humanos
queden sitos en sus casas, al calor de la patria que los vio nacer, hon-
rando a los arados que les sacian el hambre, al río que les calma la sed,
al aire que les mueve la sangre y al cielo que les da la luz? ¿Por qué con
grande insolencia quieren tener por patria el mundo entero, por cierto,
haciendo caso omiso a los límites determinados por la propia naturale-
za?
¡Oh Ártemis!, ¡dea de la Integridad (ἀρτεμία), niobidicida, salvadora
de Ifigenia!, ¡ni en ello podría buscarse pues justicia para Clitemnestra, y
las Erinis le dieron su parte de mano del Atrida Orestes!: flechadora,
montaraz, cuidas a los que en ti buscan refugio, como hiciste con Jeno-
fonte cuando el retorno de los Diez Mil, y él levantó para ti sacro altar
sobre el cual te honraba hasta el día de su fin: tan amada fuiste por tan
noble varón. ¡Y tú, Apolo Flamígero!, ¡dios que expurgas (ἀπόλλων)
toda contaminación!, sito en el ágora del Olimpo tañes tu áurea lira, y
sus acordes reverberan por doquiera el cosmos, uniéndose a tu broncí-
nea voz que en los oráculos es revelada con oblicuidad: fuiste padre de
Pitágoras, el del muslo de oro, y de Platón, que en su ancianidad fue
venerado como un dios, pues aquel que es piadoso reconoce que “las
almas de los sabios se convierten en dioses” 169.
¡Oh Hefesto!, ¡fuego que arde (ἅπτον) para quienes aplican el es-
fuerzo a una técnica o a una exequia!: anhelando coito y cópula perse-
guías a la ojizarca Palas con el pene bien erecto, pues también “los dio-
ses sucumben ante el enamoramiento” 170, y tal deseo debió despertar en
ti su apretado talle, que, agarrado a su muslo y frotándote en él tras al-
zarle el bello peplo, justo enantes te apartara con su escudo, lo eyaculas-

169 EMPÉDOCLES AGRIGENTINO fr.460 BCG.


170 JENOFONTE Ciropedia VI 1,36.
46 Marco Pagano

te de espeso semen azulado: escurrido con un copo lanar lanzolo a tie-


rra Ática, y germinando ahí nació Erictonio, padre de los atenienses que
las Arreforias celebran. ¡Y tú, Atena Glaucópide!, ¡dea que otorgas la
inmortalidad (ἀθανασίαν), de los filósofos amada!: eres tú la sapiencia
de Zeus por reunir justicia y astúcia; rechazada en el certamen por luju-
ria e insensatez del dardano, eres la más adorable de todas las diosas, y
el furor de tus ojos refulge también en los de quien te ama.
¡Oh Hera!, ¡celadora y cuidadora del orden tradicional! ¿Cuántas des-
gracias más habrán de amontonarse, a fin que los humanos guarden sus
antiguas normas intactas, velen por sus costumbres y sus cultos ances-
trales, y defiendan su raza de mezclas adúlteras que la pervierten, te-
niendo en la plaza mercancías de todo el orbe, dispuestas a corromper
el ánimo con variedad de exóticos lujos?: en tu regazo acoges (αἱρεῖς) al
Padre Zeus, porque eres su poderosa consorte, primigenia y soberana
entre las diosas. ¡Y tú, Zeus Cronión!, ¡“el más sublime y excelso de los
dioses” 171!, ¡soberano del lumínico esplendor (‘dyéus’) del éter!, por ti
todo nace, vive y perece; de ti todo surge, hacia ti todo fluye y en ti to-
do termina: en tus rodillas está el cumplimiento de cada cosa, y desde tu
majestuoso trono despliegas los brazos del áurea balanza: allí todo tú lo
pesas y juzgas, porque en todo infundiste medida con tu hálito divino.
Bello es honraros en el convencimiento de que “al que les obedece,
los dioses oyen de buen grado” 172, y bueno que cada cual os estime co-
mo se acostumbra en su pago, bajo los nombres y las imágenes que os
suelan atribuir en su pago, porque Europa ama a los dioses gentiles,
pese a invasiones de nuevos artificios orientales. Quede dicho pues lo
redactado hasta aquí por mor de vosotros, no por hacer gala de múlti-
ples saberes, ya que “mucha erudición no enseña comprensión” 173, y
bien del cierto es que “muchos son los eruditos que carecen de inteli-
gencia” 174, así como decididamente “necios, quienes pretenden conocer
lo aparente” 175, que resalta enaltecido e hinchado mediante ínfulas insti-
tucionales y librescas. En realidad “hay que preocuparse por lograr una

171 HOMERO Ilíada XXIII 43.


172 HOMERO Ilíada I 218.
173 HERÁCLITO EFESIO fr.674 BCG.
174 DEMÓCRITO ABDERITA fr.776 BCG.
175 JENOFONTE Memorias I 1,11-13 [paráfrasis].
Más allá del Caos 47

gran inteligencia y no una múltiple erudición” 176, del mismo modo que
es preciso leer bien antes que leer mucho, y si “muchas cosas sabe la
zorra, mas el erizo una sola, pero importante” 177, ésta debe de ser doble:
por un lado, el cocimiento de los dioses y de las conductas que les son
gratas, y, por otro, el rechazo de los infinitos saberes y de aquellas con-
ductas indolentes y xenófilas que, reos de una infinita ignorancia, a los
hombres alejan de lo eterno y real, deviniendo así cada vez más disími-
les a los dioses.

176 DEMÓCRITO ABDERITA fr.897 BCG.


177 Margites fr.5 BCG.
BIBLIOGRAFÍA SUCINTA
Toda vez que la cantidad no debería ser elemento de juicio, sino la calidad, y aunque nadie
sensato correría a leer todos los libros que aquí se citan, se procede a su enumeración por orden
alfabético tal y como se dice corresponde a un redactado académico. De hecho, quien no co-
nozca dichas obras, no debería lanzarse a leer una u otra por azar, sino porque tenga buenas
referencias de antemano, mientras que a quienes sí las conozcan este listado no servirá de nada.
Por tanto, esta escuálida bibliografía resulta completamente inútil, como lo es toda bibliografía
―y cuanto más prolija tanto más inútil―, por lo menos para quienes consideran la lectura algo
trascendente y no algo mecánico.

I. EDICIONES GRIEGAS
HESÍODO Theogonia · Opera et dies · Scutum · Fragmenta selecta, ediderunt F. SOLM-
SEN, R. MERKELBACH ET M. L. WEST, Ed.Oxonii, Oxford 1904-1970.
Nuevo Testamento Trilingue, trad. J. M. BOVER, editado por J. O’CALLAGHAN con
censura eclesiástica, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid 1988.
PLATÓN Platonis Opera IV: Clitopho · Res Publica · Timaeus · Critias, edidit IOAN-
NES BURNET, Ed.Oxonii, Oxford 1902.
PLATÓN Platonis Opera V: Minos · Leges · Epinomis · Epistulae · Definitiones · Spuria,
edidit IOANNES BURNET, Ed.Oxonii, Oxford 1907.

II. TRADUCCIONES
BAQUÍLIDES Odas y Fragmentos, trad. F. G. ROMERO, Ed.Gredos, Madrid 1988.
Fragmentos de épica griega arcaica, trad. A. BERNABÉ, Ed.Gredos, 1979 Madrid.
HESÍODO Obras y Fragmentos, trad. A. PÉREZ Y A. MARTÍNEZ, Ed.Gredos, Madrid 1978.
HOMERO Ilíada, trad. E. CRESPO, Ed.Gredos, Madrid 1991.
HOMERO Odisea, trad. J. M. PABÓN, Ed.Gredos, Madrid 1982.
HOMERO Himnos Homéricos · La Batracomiomaquia, trad. A. BERNABÉ, Ed.Gredos,
Madrid 1978.
JENOFONTE Memorias · Económico · Banquete · Apología de Sócrates, trad. J. ZARA-
GOZA, Ed.Gredos, 1993 Madrid.
JENOFONTE Ciropedia, trad. A. V. SANSALVADOR, Ed.Gredos, 1987 Madrid.
Lírica griega arcaica, trad. F. R. ADRADOS, Ed.Gredos, 1980 Madrid.
Los filósofos presocráticos I, trad. C. EGGERS LAN Y V. E. JULIÁ, Ed.Gredos, 1978
Madrid.
Los filósofos presocráticos II, trad. NÉSTOR L. C., F. J. OLIVIERI, E. LA CROCE Y C.
EGGERS LAN, Ed.Gredos, 1979 Madrid.
Los filósofos presocráticos III, trad. A. PORATTI, C. EGGERS LAN, M. I. SANTA CRUZ
DE PRUNES Y NÉSTOR L. C., Ed.Gredos, 1980 Madrid.
50 Marco Pagano

PÍNDARO Odas y Fragmentos, trad. A. ORTEGA, Ed.Gredos, Madrid 1984.


PLATÓN Diálogos III: Fedón · Banquete · Fedro, trad. C. G. GUAL, M. M. HERNÁN-
DEZ Y E. LLEDÓ ÍÑIGO, Ed. Gredos, 1986 Madrid.
PLATÓN Diálogos VI: Filebo · Timeo · Critias, trad. M.a ÁNGELES DURÁN Y F. LISI,
Ed. Gredos, 1992 Madrid.
SÓFOCLES, Tragedias, trad. J.M. LUCAS DE DIOS, Ed.Gredos, 1983 Madrid.

III. OBRAS ESPECIALIZADAS


LIDDELL & SCOTT Greek-english lexicon, Ed.Oxford University Press, Oxford 1843-1996.
M. PAGANO Opúsculos, Ed.Caduceo, Barcanova 2005.
M. PAGANO Historia crítica de filosofía, Ed.Caduceo, Barcanova 2006.
M. PAGANO Catálogo helénico doctrinal, Ed.Caduceo, Barcanova 2008.
PIERRE GRIMAL Diccionario de mitología griega y romana, Ed.Paidós, Barcanova 1981.
S. S. MUNGÍA Nuevo diccionario etimológico latín-español, Universidad de Deusto,
Bilbao 2006.
ÍNDICE GENERAL

PROEMIO 7-10
I. PRESENTACIÓN 7-8
II. HIMNO OLÍMPICO 8-10

CONTENIDO 11-43
I. PREMISAS 11-14
II. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO CAOS 15-17
III. FUNCIÓN DEL CAOS: LO UNO Y LO OTRO 18-20
IV. CORRELACIONES DEL CAOS 20-41
V. CONCLUSIONES 41-43

APOTEOSIS: RETORNO AL ENTE 43-47


I. ÉXODO 43-44
II. HIMNO PROOLÍMPICO 44-47

BIBLIOGRAFÍA SUCINTA 49-50


ACABOSE DE IMPRIMIR A DIA 30 DE MAYO DEL TERCER AÑO DE LA
SEXCENTÉSIMA OLIMPÍADA, EN HONOR DE ZEUS CRÓNIDA,
DE HERMES CADUCÍFERO Y DE TODOS LOS OLÍMPICOS
DIOSES, EN LA POLIS DE BARCANOVA DE HERACLEA,
HISPANIA-HELENIA, POR MARCO JULIO PAGANO,
EDITORIAL CADUCEO,
GUARDA.

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