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LA SOCIEDAD EXCLUYENTE La Argentina bajo el signo del neoliberalismo Maristella Svampa taurus Cariruto 3 MUTACIONES DE LA CIUDADANIA taj nda formas paar de a froin de ss, las que agar a ead condions digas) eit aor oad tend: dace y sora aged rei: alain, aly met ul emai [or inal ares: prtporn was ena lt pa “onbol de ls rodwcin iDrain ea din oes "one dpi arirars ahd dl expen pai ersccin sini ty donot ned ore sige Instn on wn ego pec (Que grant al rms otro stetos de a wera nono ree oa edge (3 ELE cron reir de a mre sia gut cenit deta emenunsae En oc fey eer ‘tpn otal bia ur eee ng dead! nena pic, om aston onda» ane, ainda oer tres on rapa dl ad ‘ue pada ei oxpeponin de pone aeons sons Im retecinrgeleafaiat df tin de “nia conpenaco onde oar art ‘Sede ia Anicolo his de Connitcén nacional DPERIFERIA ¥ FORMAS DE LA CIUDADANA EI nuevo escenario social que otorga primacia al mercado ‘como mecanismo de inclusin ha taide como consecuencia la fuerte erosién del modelo de ciudadania social asociado al Estado de Bienestar Recordemos que, en laversin yaclisica de Marshal (1998) e1 modelo de ciudadan‘a abarea,en unasuerte de secuen- cia histérico-evoluta, los derechos cules (ibertad de expresion, {e convecidn, de religin, de poseer propiedades) Jos derechos politicos (derechos paricipar activa o pasvamente,directaode- legatlamente, en el proceso de toma de decsiones)ylos derechos sociales (aceeso al bienestar econsémico el derecho a participar dela convivencia social ya vivir una vids digna).. En el marco del Esulo de Bienestar, la ciudadana social es tivo arocials exencialmente alos derechos laborales yl ve {ganna tambien por poiticasuniversalistas, As, antervere en del Estaco supuso fa desmereantilzacion de na parte de fas rclaciones sociales y la construecin de tna “soldaridad se- andaria”, por medi del gasto priblico socal, en favor de los Scetores mde débiles en la confrontacidn capitaltrabajo. Por st puesto, existen diversas vaiantes el Estado de Bienestar rea Prt exitente. desde los mis woiversalistas, hasta aquelos que Ucsartollaron modalidades de intervencion mis coxporativas, En Amésiea Latina tocara al Bstado nacional popular, version fin duda diferente y matizada del Estado de Bienestar europeo, producir a cohesion socal, no élo proveyenelo bienesy serve iow sino como agente de disiibucién de recursos sociales "Ahora bien, ebmo lo consignan los trabajos desarvollados en toma ta *marginalidad” a fines de los aos 60 (Murmis, Mar ‘Nuns1968, Quijano-1998)2" en América Latina el proceso de omraccién dela ciudadania se enconts con limites estruct ‘ales. Esto quiere decir que los individuos o grupos sociales se ron obligados a desarrollar "redes de sobrevivencia™ (Lom yniusl901), ant la defiiencia de los mecanismos de integracién proporcionadas por el Estado 0 un mercado insulicientemente Expandido, En eonsecuenca, dada la existencia —endémica— ‘de la precariead y de stvaciones de informatidad labora, le tzdas'adichas redes de sobrevivencia, histricamente el corte here ocupacidny desocupacidn no aparece del todo claro (Mur nix 2000}, De modo que laexistencia de diferentes niveles¥for- ‘ma de integracion y de exelusion ha sido la marca de origen de Tassociedades periféricas, local explica —para utili Ta acerta- dda expresin de Marques Pereira—, "la institucionalizacion de tuna eludadania de geometsa variable” (1992, p. 288). Por ello, cl proceso de ciudadianizaci6n se fue construyendo de manera Snaeabada y siempre interrampida, dicaduras mediante, en lain tersecidn de un modelo nacional-popular que extendié en tér- tinos patiicosimbolicos el horizonte de pertenencia a fa Na ‘Gn, yr inclusion efectva, material, en redes de sobrevivenca, ‘euya base no eran exclisisamente as insttaciones estatales ‘Sn embargo, necesirio es decir que el caso argentino ap rece como un Ivbrido, Fa efecto, durante décadas nuestro pais fue la usta md acaba del Exaconachonalpopula en tlmarco de un modelo que combioabaelementor aera {cducictn, asd pba), con components corpora, través dels acutdon ene cl Eady grupos de tre, Por our lado, la amici de a chudadanta soda gta que tnt sociedades centae,apareci ssc sa congue bole por ene, cabana enon derecho del abo Stes oma Contin agen arco Sl edenrrollo de ees de wobresvencia uc bastante ns taro CGntento de peno croplco —y mde all dela atnctriaregna Iesylos-boltoner" de marginal" la pregancia del mo- de nacionahpopular fue, que durante micho tempo se Consider que a Argentina estab nd cera de le socedades Ssurale” del Primer Mundo (con quienes compara odes dednsibucin de liquer, tse de sindicalacuny fuerte de Strolo de ls clases meas que de otros pate latnomerca fox donde Ianto socal parece como una macs de OF geen chor ess lipids pore diferencia Griese. shorn nea pa se ga ox le laid proj una ute indica descolectin dors. ques tieb para inmneross individu y grupos soca a entrada tla precaieday tno la ponds de lo sports sodas ¥ Imateraes que durante dena habian configura lat iden: Stade sociales, Como en owes igaes, a pola de eb daciénlaboral sponta reformular las fenteras del taba Zalariad, al empo qe afc estemente I capaci de tepreseniaciony develutarientode movimientosindical Mis dn, en la Argentina exe proces de ercenatento del hi dadania social se vio potencado por el comportamieno de ts tvandessndicaos miclendos en a Oo, eu aapacon pra Mica aloe nuevos emp deembocd ene poyo al madclo Sener opin pron sions te ‘el proce de nalacicnqueacompan ere evo de a cudadana, fet pariularmente als clases popu laereimpulsSeldesolo de redes de sobrevenciadendo del empobrecido mundo popular, lo que fixe configurando un nuevo tejido social, caraeterizado por la expansion de ongani- ‘aciones de eardcter territorial, Estas nuevas redesteritorales hoy se constituyen en el lirus del conflicto, pues aparecen como el espacio de contro! y dominacion neoliberal, a través de las politcas sociales compensatorias, al tinmpo que se han convertido también, como yx sucedié antes en otros paises de ‘América Latina, en el lugar de produccin de movimientos s0- ales innovadores. Por otrolado, este proceso de desciudadanizacisn compres ‘de no dla la dimension especificamente econémicosocial (ree rida ala pérdida de derechos sociales ylaborales), sino también Ta dimension politica (la partcipacin y el acceso 2 decisiones) En efecto, como correlato del mevo orden econémico se co1s0- lid un movdeto de dominacion que resringié severamente la partcipacion de los individuos —y de las organizaciones sociales populares—, reduiciendo su intervencidn en el espacio de las de Cisiones colectivas. El proceso afecrs también el eereicio de lox ‘derechos cviles, mediante el cercenamiento ya privacion de las libertades individuales, como aparece iustrado por el nazorioin- cremento de casos de violencia ineascional cometides por las {uerzas poiciales, asi como por reclamos a raiz dl aurgento de fa “inseguridad ciudadana’ [LA FRAGMENTAGION DE LA CIDDADAN, En lineas generals, en laactualida, gran parte del debate sobee Ia cindadlaniz se aienta sobre das ejes mavores. En pri: ‘mer lugar, “cudadania"alude al estatus que se concede a les ‘miembros de pleno derecho de una cotnunidad, To eval quiere Aecir que sus beneficiatios son iguales en cuanto alos derechos Y abligaciones que implies, En segundo lugar, cludadania se reflere aun conjunto de (nuevas) prcticas, que construyen wt ‘espacio de actividades en el que los cindadtinos manifiestan derecho a participa ‘Asi, lo que esti en juego son tanto lay fronteras de perte. ‘nencia al colecivo soctl (lo cual, ala hora actual, significa ex plorar los modelos de sociedad en puna y las huehas de los ac- tors sociales por ainsi el reconocento de ts dif rena como is conwecuencis del proceso de fgmentaion Cindsatinaion dey Gerecos ambien neue a aoe Gin das nos formas de partelpaton (ua gia pr neren consideracin Is energenciade meq prices ligas ta democraca dicta prtpatia). Enel presente apart do, teflesonaremo sobre a primera probleme, hacen hineapie en el proceso de nnuaiacion de tor derechon tetas que djreon el egund je el dere eeston de ns mueas pte y forage paripacin) para la parte En primer lugar la inimica de concaleaion de dere: éhossotales eden de ata osinites de petcnencias nes. imunidad, ene sentido ample del ermine: Esto conde sie prolferacin de lichas en toro al reconocimien de see tenca,doblementeamenasaa pot los actuals proceso depo balan. En asocedades peri ana ena pare acionescolecas emprenddas por ios movimiento soci, iesexpresan Una icha por amply reformlara comunidad en los dossentdosretesidos por Fraser (197) saber ats fnelplanoeconsicoppolico como en el eultrabsnisicn ‘itulo de emt, as demands de as organizacones pc: teas sgl ima deca en ln Argentina puedes oer omprenidas como el encabsigamiens yoxaposcon dean ts dimensiones por ado, camo una lucha oientada tener efreconoeimiens, que ale nto ala nti eed detox desocupados commis ececmente-alaeigat ‘cin socal que paces por tr ado commana luce ic punta denuncrl estructura de dsigualdad yd praca deni del actual mindela de acmlacan, cont eldest, encom cet dea ele sens so dev jnctairse también las demandas en favor del reconoc nd to de os derechos trees ambien, protagotaac ot los movimienton campesinos ecinaleseinigens scone ques recamos que apuntanalaacepaignesnelon dela emia sem En segundo gare desnantelaieni det moveto de flac aocadoalrépine orden taj om com. secuencia una reformulacén del rol del individuo en la socie- dad, No por eastalidad, parte de la teoria social ha venido ana lizando dichos procesos en términos de una nueva dinsimica de lividualizacin, considerada como la otra cara del proceso de globalizacion (Giddens, Beck, entre otros). Desde esta pers pectiva, a sociedad contemporanea exige que los individuos se yhagan cargo de si mismosy que, independientemente de suse ‘cursos materiales ysmbalicos, desarrollen los soporte y las com. petencias necesarias para garantizar su aceeso alos bienes socia- les. De manera mas general, e] punto de partida del proceso de indiviealizacin es la estrecha asociacién entre nuevo modelo ‘deacumalacin y proceso de destegulacién. Ciertamente, la des- regulacion conlleva una demanda de autorregulaci6n, y la au torregulacin exige autonomia, la que en diferentes grados y medida atraviesa tanto las sociedades centrales como las perifé Fleas. Como consecaencia de ello, en el nuevo escenario social, ‘el ienestar ya no aparece como un derecho, sino como una oportunidad” (Alons0:2000, p. 178) Sin embargo, no es lo mismo hablar de autorregulacisn en el contexto de tn Estado de Bienestar,pese a ln ragmentacion, de la ciudadania social, como suede ent muchas sociedades e ropeas, que hacerlo en sociedades que arrasttan fuertes deficits de integracidn, y menos ain, en medio de un proceso de des- regulacidn tan vertiginosoy radical come el que eanocieron las sociedades periféricas. Ademis, a diferencia de los paises del ceentro, altamente desatrollados —en donde los dispositives de contro! piblico y los mecanismos de regulaci6n. social selen cr mis sélidos, y los margenes de aceiGn politica, mis amt- plios—, en las sociedades del capitalism peritérico tradicional mente las difcultades de “devenirindividuo" han sido mayores, con lo cual la implantacién de un nuevo orden liberal profun: dias los procesos de matginalidad y desimtegracion socal pree sistentes, muliplicando ls desigualdades yas formas de la po- bez.” En tercer lugar, los procesos de globalizacién han sido acompaiiaros por nuevos reclamos en el campo de los dere chos individuales y culturales. Asi, la profundizacién de los [procesos dle indlvidualizacién tuvo un fuerte impacto en la es fera cultural, potenciando 0 generando —segin los casos— nuevos espacios de reclamo, ligados ala defensa de las culturae Iocales. Sin embargo, histéricamente ests reclamos han sido ins cencralesen ottos paises latinoamericanos, atravesslos por fuertes conlicos étnicos, como México o Bolivia En la Argen- tina, muy probablemente, la extensién dela scciedad salaral y lavisin homogeneizadora que ésta tendia.a construir del pais, neutralizs 0 desdibujé los reclamos ex torno a las diferencias culturalesy los derechos territoriales, En realidad, en la Argen- ‘ina, pese a que el reconocimieato formal de una suerte de ci dadania pluricultural ya hs encontrado una traduecion legal {articulo 75, inciso 17 de la Constitacién nacional)” su com crecién est lejos de plasmarse en la realidad, como bien lo ‘muestra stuacién de las poblaciones indigenas y campesinas, aque hoy sufven el acoso de los grupos trasnacionales y de los grandespropietarios de later Finalmente, el proceso de desregulaci6n e individualiza- 9 no sé signified el decive y la fraginentacisn (politica y social) dela ciudadanfa, sino tambien a legieimacion general zaa de modelos de ciuddadanias restringidos, que no poseen tun aleance universalist ni aspiracionesigualtarias. Antes bien, estos modelos establecen las nueras condiciones de acceso bienes y servicios sociales bisios dentro dela lgica de mereado. Recordemos que el nuevo escenario confronta los individuos com laexigencia de tener que procurarse el acceso a certos bi res y servicios bisicos, que antes estaban total o parcinimente garantizados por el Esado, sin que en esta redefinicion del con- {rato social importen los fecursos y eapacidades, materiales y simbélicos, con que euenten los sujetos. Ahora bien, para los sujetos que cuentan con soportes materiales y simblicos, el mandato neoliberal desembocé en un nuevo proceso de auto: rregulacién individual, en consonancia con el avance de la pi vatizacién” sin embargo, para aquellos que no eventan con los recursos materiales, el modelo apunté al desarrollo de for ‘mas compensatorias, que incluyen muy especialmente la exign- ‘ade autoorganizacién colectiva o comunitaria, En resumen, en afinidad con la légica de mercado, lor eantornos de los modelos de ciudadania van a reposar enon: es sobre diferentes ejes: la propiedad (individual) ef eonsu- ‘mo (en sus distineas subespecies) y la autoorganizacién (co Jectiva), Esto nos permite afirmar que fas figuras deta ciuda ddania que se consolidaron en la Argentina durante los 90, son tres;el modelo patrimonialista, ef modelo del consumidor Ye ‘modelo asistenciakpartcipativo. En lo que sigue, resumire- nos los rasgos mayares de estos res modelos con el apoyo de Algunos casos paradigmaticos. La figura mas antigua, histéricamente consustancial a cual aquier régimen liberal es, sin duida, el modelo de ciudadania patrimonial. Aunas, fo peculiar hoy en dia es su expansion, entro de las clases medias alts y medias en ascenso, Procuc- to del proceso de mercanilizacn de los bienes bisicos (edu- cacion, seguridad, salud), El modelo de ciudadania patrimo- nial ye monta sobre dos ees fundamentales: por un lado la idea del ciudadano propietario: por ota lado, la autorreEslacion, ‘camo base de Ia autonomia individual En Argentina, como en otros lugares dl planeta a dinar ca propia de la globaliacién neoliberal desembocd en un Fené- ‘meao de reprivai2acién de To social y mereantiizacin de los servicios bisicos, cuyo correlato mas visible ha sido la tendenca ‘la separacién socioespacialy la isqueda dela homogencidad, ppor parte de las clases alas y mevias alas (Cohen: 1997, Donze Jot: 1999, Sassen:1909), en medio del ensanchamiento dela dis- tancias states, Durante 10s 90, la ilustacién mas elocuente del modelo de cludadanéa patrimonial serdn las nuevas urbanizaciones privadas, es decir los enclaves residenciales que cuentan con Seguridad privada (couric, barsios privados, megaempren: dimientos urbanisticos;. Este nuevo estilo de vida apunta a construir una sociedad de “seraantes,basado en las fronte- ras espaciales, cl acceso a la propiedad y la afirmacign de la hhomogencidad social. En efeeto, ana de sis eas fuerza es la aspiracién a una comunidad transparente, autorregulada, autosuficiente, en contraste con la sociedad abierta, en dow ‘dela desregulacidn se relaciona cada vee mis con laanomia yla ddesorganizacion social Lego de a erisis de 2001, se produjo una inflexén, visible ene incremento de las demandas de seguridad. En efecto, la tris suptso una wea de tuerca del modelo exchuyente, en la medida en que puso al desnudo no sé la cristalizacion de tuna nueva l6gica Social, asociada a la matriz neoliberal, sino también las crecientesdesigualdades entre los habitantes Frente ala formas que asume la degralacién de la seguridad. Este pro- ‘eso acentud las dificultades ~si no Ya impotencia— del Es tado, saciado de sis capacidades instimucionales tas quince aos de neoliberalismo, para dar proteccién al conjunta de la poblacisn, sobre todo en sus eategorias mas wulnerables Et corolario de ello ha sido que la soguridad se conviti6, nds que nunca, en el bien mus preciado para vastossectores de Jasociedad. Mésatin, en este contexto, la sola posesin de seg ridad tiende a conversrse en una marca de estate, un “pls” {que diferencia en términos de oportunidades de vida a aque- los que la poseen, en relacin con los que no la poseen. As, st sola existencia revels la consolidacién de diferentes eategorias de ciudadania, En este sentido, es necesario tener en cuenta que los nue- st procesos de fragmentacisn social y el retroceso general de lasinstinuciones anteriormence integradoras, fueron generando también una nueta estructura de temores © inseguridades en lossujetos. As las respuitstas —tanto individusles come colect- sue ante la pérdida de cohesén social nos han ido confion- ‘ando con una nieva tama socal y psiclgia, atravesada por dilemas de confabilidad e interaccion. Consigaientemente, en sintonia con los nuevos tiempos, ladopcidn de etlosvesiden- ciales, basados en la privatizacion de la seguridad, ilstra el aco- plamiento entre tn modelo de ciudadania patimonial (el aece- $02 los bienes basicos se restringe a aquellos que cuentan eon recursos materiales), Con una nueva estruetira de temores ein certidumbre, de caricter polar (amigo/enemigo: adentra/afuwe- a). Mas ain, leido a partir de sus consecuencias politicas y sociales, este estilo de vida denota sin duda sna aspiraciin co- munitaria, cuya hase es cada ver menos la defensa de un “estilo de vida verde”, y cada ver mis el miedo. Como afirma Beck, la sociedad del riesgo cambia la cualidad de la comunidad”. Lejos 4e proponerse alcanzar ideales de igualdad o solidaridad, “Ia, 7 nop de Ta seguridad rests negatoaydefensna: ee fondo snlya nose tata dealcanvar algo "bueno si tan solo de er- taro peor” (Beck 98 p. 3), Por dhimo, los hechos més rviemes parece indica la com- solidacion del modelo de cudadano propletarioa aves del re onocimiento de una suerte de “sia prada paralela oan- {noma respecto del poder esa. Aexo apunta precisamente tim proyeci de Tey de urbanizaiones prada, actuatmente en tratamiento legistv,cuya sncin vendita a legimar el fan- ‘lonamiento de na justia Propia para los habiantes de ba- trios prvadosy cunt que sola tanto normas consi tales como el Clgo Paes Cily Comerc Ein sua, la desguaad fe malkiptcando ws regisros, por medio dela conformacién de circuits cada ver ms fe Tenciados en los que convergfan lx ceciente degradacién de low sersicios basicos que proporciona el Estado (sojtriad eeducaci y salud) con el avance de la privatzacion, Convert {locen valor de cambio, el acceso als diferentes calidades de servicios sefinn las oportunidad de vida al tiempo que marca Taemergenca de nuevas ronters sociale, impulsand el dese rrollo de eategorias heterogeneas de cidadana [LA EXIANSION DEL, MODELO DEL FUDADANO CONSUNIDOR El nicleo del modelo neoliberal, en su versién argentina fue la figure del ciudadano consumidor. En efecto, como afi. mabe empranamente Lewowicz (204 (1904]), la figura del ciudadano consumidor estaba en la base del ntevo contrato so- cial dela sociedad argentina, luego de la hiperinflacién, Tal es sat importancia, que adquiré rango constitcional, como lo re- fleja el articalo 42 de la Constitueién reformada en 1994, eo donde se detallan sus derechos, seguidos inmediatamente de las bligaciones del Fstado. Dentro de este nuevo paradigm, el individvo es definido como constumidorsustari de los bienes y servicios que provee el mercado. Sin embargo, hay que acarar _que este neva paradigma se asienta sobre dos figuras empiri «35 en muchos €asos complementarias pero que son diferentes tenure si: el consumidar puro y el consumdorasuario, Mientas el m wre primero de ellos fue ta imagen impulada por el modelo neo- ‘el segundo apenas si se halla en estado em brionario. Veamas detenidamente est, El modelo det consumidor puro, que proponia una suerte de inclusion preferencial a través del constimo, pareeiaintrin secamente ligado al régimen de convertibilidad, Dicho modelo Joges cautivar a diferentes sectores sociales, constituyéndose en In clave de boveda del regimen menemista, En efecto, favorec do por la estabilidad monetaria, el ddlar baratoy la apertura a Jas importaciones, el consumo no slo beneicis a las clases al tas ino también a las clases medias en ascensor esto es, aaque: los sectores 2 los cuales décadas de inlacion habjan impost. bilitado el acceso a ciertos bienes como la vivienda propia, el «réditoy, mis claramente, cients bienes de consumo propios de las soviedades mes desarroladas, como los electrodomésti cos, el mercado electrOnico 0 los vigjes frecuentes al exterior Por o1ra parte, no es menos cierto que durante Tos primeros atiosde ladécada del 9, ln estabilidad monetaria permit cer tw acceso al consimo alos sectores menos favorectdos. En este sentido, la eficaciasimbélica del modelo del const mmidor puro resida en su doble funcionalidad, Por un lado, en tanto pais, colocaba ala Argentina del lado de los “ganadores” dela nueva era avalando la ereenca de que sta era unasuerte de ‘enclave del Primer Mundo, en un subcontinente cada vez mis horadado por todo tipo de males, Porelotto,en el nivel interno, fucttaba el desdibujamiento dela matte confictiva de lo socal, ‘cultandlo y despolitizando los efectos excluyentes del regimen {econdiico en curso, En otros términos, si bien era cierto que ‘ste modelo abria espacios de inclusin a través del consumo que, dicho sea de paso, no estaba asociadoalejecicio de dere- chos eoncebidos en térininos universales), par ot lao, com- Ievaba la destruccidn de puestos de trabyjoy, por consiguiente, sttéxito no poda ser desligado del reciente aumento de as dest Bualdades sociales. Este ocaftamiento ideolégico nos revela la §mportancia crucial el consumo en tanto dispositivo de lege timacién del modelo neoliberal de los 90, que priilegis fuerte- ‘mente la “seduceién individualisa", mediante la revalorizacion, set criunfo individual, En efecto, para algunos, su aceptacion for- ‘maba parte dela “stopia privatita” la que adherian fervoros- y ment; ara oto, era puro resultado dea dindinica neolb- ‘aly prtaeadors En ambos can sea por raones de orden “Healgin o por puro pragiatsmo,iamayorin opt por ear Tov ots yneepa la venajeetbizadors del modelo pidamestesealzadas ena poles de paridad cambiar (el Fin) Asi en meio deta redocion sar, de la preeatine clén bora mds adelante, de aumento de la desocapacisny dea ineutidadcludadana, habla un ampioexpaco en el Chal comergan sducién individual, indferenca socal y Stecgs de consumo Tn esta isa inca debe lene el significado deb “Bea mene ae que una perverse a exprson perblea del medcio centado en el consumidor puro que en Ay gras eferentes encanta gran acelin en een {onto dela socledad argentina No por casuldad,t liane, ‘jc lnialmente habia posta hacer delcontol chudadanc™ tia suerte de ander, termindaralandoy Mean hast el pr rosimo el modelo del consumidor pro, andado en a defensa iraconal de a convertbikad. En flo parca dl modela det cindadano consider proc que mal deta eres Vote cata) fue aad por todas is fez de ashen, ne so porel prone —fonsent de que procrason crt ie garana dea alan con lor scores ats y meds ao, Si tmbn por as fers poles gre Dear por las como nuessalereatas, co fare ao del Pepe f tks cant, del Alaa As ea fresno cuesonaon los Ses farmers de model. sno que promorieron su cont fuldad hasta etalido en a0 001 Hoamentesec espacio de sind econ cal we iaaarn comsodamente pragma dolgico Ia erga Indie y ln fencia social, ming por eaqucbrare, pares fuga ea dlealacin decretada tno el gobierno de tans de Duhale tafe contaccon dean argenes En ef, arpa del [Neto social no slo pus a deacublrio Ia fag el mo- do: tomblen seal a aetvacion de una neva dininic de Sanadore”y"perdedores partir dela retraccin del xp Goel cilaneconsumiior shores yendeudados, a tes importantes els protras dearly x partir ded ‘Senge 201, satan el ona de loser -perdedores 7 Ahora bien, una vez agotada esta primera figura, parecerfa aque ese] modelo del consumidorusuario el que tiende a ocu- parel centro dela escena, Recordemos que en la primera parte {el articulo 42 se enuncian los derechos del consumidorasua: rio, mientras que en a segunda se estipilan los controtes que el Esado debe instituir 0 garantizar para que estos derechos se ejerzan: {Los consumidores y usuaries de bienes y servicios tienen. derecho, en la reacién de consumo, ala proteceién de sus Iu, seguridad ¢interesesecondmicos a una informacion ade ‘und y veraz, ala lbertad de eleccién ya condiciones de tato cequitativo vigno, Las satoridades proveern ala proteccin de esos dere ‘hos ala educacisn para el consumo, a la cefenst de la com petencia contra toda forma de ditoraién de los mereados, a «ontol de los monopotios naturales legals, al dela calidad y eficiencia de los servicios pics, ya Ia connitcion de aso ciaciones de consumidoresy usuarios. La legislacin extableceréprocedimientoseficaces pata la prevenci ysolucion de confit, los marcos regulation de lossericos pibicos de competencia nacional, previendalane- cesaria parcipacién de aociaiones de consummidoresy use ony de las provincia interesada,en ls organinmos de contol Sin embargo, pese a los enunciados, la forma que adopts el proceso de privatizaciones limité severamente la emergen- cia del cludadano-usuario, en tanto conlles6 no s6lo la des truccién de las capacidadesestatales, sino también la conforma cn de mereados monopalicos,favorecidos por la proteecin del Estado. Ello explica tanto la escasa eapacidad (institicio- nal} de los tardios entes reguladores —algunos de ellos crea dos incluso meses después de la privatizaciin del sector, co- ‘mo la temprana cooptacién de las inipientes organizaciones ‘de consumidores, por parte del Estado, Asi antes que garanti= zar el escenario apropiado para la gestacién de un hiporéticn “control ciudadano”,jercido por el consumidor usar, el mo- {elo de dominacién polio se encargé de prociamar su existen- ia viral, asegurando, al mismo tempo, tt inviabilidad emp Pr rica, En Ios hechos. como hemos visto la vrtualidad del consi imidorusuario fue compensida por la ostensible central aque adquiris of consumicor puro, imagen impulsada por el ‘modelo neoliberal-menemista, por media del régimen de con- veribilidad, ‘Ahora bien, el declive inevitable de la figura del consi dor puro, asociado al anterior dispositive de dominacién, nos ladvierce sobre la importancia estratégiea que adqiere en a a twalidad ef modelo del consumidorusuario. Opacado durante los afios del frenesi consumista, conminadlo al esto emmbriona Fio por ser eautiv de ls metcados monopslicos, encuentra hoy sus soceros en un conglomerado heterogéneo de organizacio- hes sociales (asociaciones de defensa del consumilor) que estin Iejos de constieuir un verdadero espacio auténomo, En este sen- Lido, la primera condlicién para la emergencia de! consumidor. usuario es que se restituvan la eapacidades esatales, destruidas| ‘ysimultineamente reconvertidasal servicio de a logica del capi- fal asi como el fortalecimiento y capacidad de autodeterminas «ign de las propias organizaciones de consumidores. ‘Atitulo de ejemplo, podemosilustat lo dicho con wn e380 ‘muy poco conocido, sucedido en la provincia de Tucumin, em tre 1098 y 1008. Como cuenta Giarracea (2005), en aquella poca "las poblaciones de siete ciudades se organizaron conira 1a privatzacion del servicio de agua, alamente sospechada de viciosy corrupcisn. La confrontacién eon la transnacional fan- ‘est Compagnie Gina drs Eaus,euso nombre local fue “Aguas del Acongulj’, terminé con el retiro de la empresa y, por sue puesto, con uno de los tantos diferendos que el pais tiene ac- twalmente en el cian El éxito de esta hucha —Hevada a cabo unos afios antes de la Guerra del Agua de Cochabamba, Boli- via se debic a la decision de Ia poblacion de inieiar una ac ign de desobediencia civil, de no Feconocer la conversién de ‘no pager pore servicio de la compan” En fin, bien vale la pena preguntarse sila condlicion de po- iad del consumidorusuatio no abre nuevas oportunida des y desafios ciucadanos, en la medida en que su potencial realizacién puede colocar en el centro la diseusion las bases {del nuevo “pacto social” posconvertibilidad, Ciertamente, ten- amos en cuenta que su “realizacin” interpela al gobierno ac- 7 tual y pone en juego nada menos que su sobrevivencia, ya que fen os prximos ios gran parte de st legtimidad estar Figadla ts capacidad de articular con éxito la figura del consumidor- tsuario, Por otto lado, no hay que olvidar que el espacio del ‘udadano-usuario es mis elstico de lo que muchos suponen, yrque la cuestin de los servicios recorre transversalmente la Sociedad al tiempo que, como de costumbre,afecta de mane: ramés severaalos sectores econdmicamente mis alnerables. Gierto es que, en términos coneretos, podria objetarse {que la accidn del ciudadanowsuario iene un aleance limitado, pues tal como escribe Gabriel Nardacchione (2000), éte "ten ea desarrollarse en una escena preconstituida por el produc. tory por fuera del campo dela prodecién o del conflicto socio- ‘econémico". el que permanece incuestionable y desaparece dleje dela dceusisn, Cirtoestambicn que la relevancia que ad {quiere el consumidorasuario en fa nuexa matriesocial es direc tamente proporcional al eclipse del modelo de ciudadania, social, consagrado en el hoy olvidado articulo 14 bis. Con todo, ello no puede Hevarnos a ignorar la potencialidad que contiene la figura del ciudadano-tsuario en el nueva escenae rig politico argentino vlatinoamericano. Como nos loadvierte el ejemplo de Bolivia, la continuidad y difusion de fas luchas colectivas —que comenzaron reclamando en el aito 2000 a la ‘empresa privatizada que conteoluba el agua en Cochabamba pueden abrir nuevos horizontes, al incluir otros temas y recta znos mis niversaizables, En suma, nuevas dinimicas politieas pueden generatse, pesea Ia tendencia excluyente de nuestrassociedades. Ast, da das las caracteristcas particulars que asumis el proceso de pr satizacién en nuestro paisy los efectos que éta tivo (ana suerte de "Segunda expoliacton”), masatin, en el context de una so- edad altamente mexilizada, no seria descabellado pensar que Jas demandas del consumidorusvario pueden star por enc rma de los limites estructurales en los cuales se inserta st accin, para fnalmente expandirst plataforma de accine incr otras Alemandas, mis amplias y universal, de ciudadania, i partidaria. Por ejempio, los Movimientos de {abajadores Detocupados (ob) que integraron hasta 2008 Coontnaora nibal Vern, inchaso, iow tferentes mori Imientos de socupados que se conformaron en el interior del Jas como laemblemtia Union de TrabajadoresDesocupe {hos (oro) de General Mosca en Salis~y que decdieron no integar ninguna de as grandes coriemtesde nivel nacional Tin muchos cases lgics de comtucion polica apa rece aertennente entree les en fs onenizacones. Tales ‘eso de a Cosente Clas y Combat 6), le ongen sin tical a tiempo que la mayor pare de ss refeentessontambies iilitanes det Pardo Comuntta Revolucionsro (oct) de lise ‘in maota, E1Moviniento Teves Rodriguer (7), agupaion independiente, de inspirain guerra, oan el controverido Movimiento de Jublaosy Desncupados (0), que exbibe wn fuerte esilo movimients, de gran exposin mete, repre sentan tabi casos elo cues alga terra pola aparece enremezclad yen teosin permanente ‘shora bien, la expansion terior el reconocimiento de las organizaciones piqueteras como interlocutor politica no a fueron ficiles, En primer lugar as incipientes onganizaciones piqueteras entablaron una relacion confliciva con el gobierno pperonista de Menem y en muchos casos emergieton de una he ta “cuerpo a cuerpo" contra sus estructura cientelares loca les (entre 1998 y 1998); desarrollaron luego una vertiginosa au tonomia durante el gobierno de De la Ria, perfodo en el ca se constiuyeron en un verdadero movimiento social organiza: 440 (1999-2001); fueron las protagonists de las grandes movi lizaciones de 2002, confirmando de esta manera su centralidad en el escenario politico argentino, tanto durante el gobierno provisional de Eduardo Dubalde, como actualmente bajo la gestion de Kirchner (2003), mas aité dela divisiones ydiferen- {es posicionamientos registrados ene! timo periodo, ‘Atodo esto, lasinica politica sstematia del Estado nacional para hacer frente la progresivaevsis de empleo Tue el lanza {iento, en 1996, del Plan Trabajr, politiea que mantuvo sien pre (atin en su nueva formulacion de 2002, el Plan fees y Jefas ‘de Hogar) una marcada ambigitedad al no constitair nin seg +0 de desempleo, ni una politica asistencia, ni una politica de reinsercion labora, sino todas eas caracteraticas ala vez.” Los planes" (subsidios)y la asistencia alimentaria fueron el nicleo de la politica de contencidn de! gobierno, ys convirteron, con el correr de losaiios,en el centro de la negociacin con as org nizaciones para poner fina los cortes de rata, Asi, 1s 200.000 subsidios vigemtes en 1997 eran 1.300.000 en octubre de 2002 Como ya hemos sealado, actualmente el Plan Jef y Jefes de Hogar aleanza a mss de un milln y medio de fala, mientras que el Plan Manos a la Obra y ottos planes sociales Tegan 450,000 mil personas (Lozano:2005). Sin embargo, slo cer «a del 10% de estos planes sociales son ditectamente control dos por las organizaciones piqueteras, pes e! 0% restante de- pende de los consejos consiltivos, qe registran una escas8 Autonoma de los poderes locales, en gran pate lignos al Part do Justcalsta. En la actualidad, la politica asistencia det go- Dierno se ha encaminado a incrementar la cantidad y el monte de los subsidios para emprendimientos productivos y para la (auto)constrvccién de vviendas Laetapa fundacional del movimiento arrancaentonces com la primera ola de movilizaciones, a saber, con los legendarios cortes dle ruta y puebladas de Neuquén, Satay Jujuy, en 1996 y 1997, vse cierraen 1998, cuando se conforman orgiinicamente las dos grandes corrientes sindicales del movimiento piquetero ‘en el geste del Conurbano Bonaerense (partido de La Maran 2a), en ls prosincia de Buenos Aires, que més adelante aportse rin masividad y escala nacional a las movilizaciones. Nos refer rosa la FIV y la €0¢, que desde ese ao y hasta fines de 2008, consttayeron wn sélido bloque, earacterizado por una fuerte tendencia a negociacién ya la insttucionalizacin. En este pr mer periodo emergen también los llamados grupos indepen- dientes o auténomos (ry diferentes rb) en el sur del Conur- bbano Bonaerense, los cuales, a falta de soportes, sein los mis castigados en la confrontacidn siempre desigual con las estruc turns elientelares del Partido Justicia, “También en esta primera etapa seta consolidando un de- terminado vinculo con el Estado. Asi frente alos reclamos de fos desocupadls, el gobierno —en sus diferentes instancias—, ernar la represin (sobre todo en la proviacias petrole- ras) la criminalizacin dela protesta socal (procesamiento de los drigentes y manifestantes, acusados del delto de cortar nt tas), con la muliplicacién yfocalizacion de sus modos de inter- ‘encion territorial: subsidios financieros a cambio de tna can- traprestacin laboral (planes sociales), La centralidad de [a politica asistencia! generaria una fuerte dependencia de las or {tanizaciones piqueteras en relackin con el Estado, pes ls pla nes sociales constiuyen hasta cl dn ce hoyel recurso primero y Fundamental de esas organizaciones para responder las nece- sidades de sus miembros y, al mismo tiempo, para dotarse de una estructura minima que les permita actar y desatrollarse ‘enottos niveles [La segunda etapa sefala Ia entrada de las organizaciones: piqueterasen la escena politica nacional, en tanto actor central ‘de las movilizaciones sociales, El convalsionado perfodo, carac- terizado por una intenss ola de protests, arranea en 1999, en las postrimerias del segundo gobierno de Menem, y se cierra a Fines de 2001, poco antes de la caida del gobierno Ta Alianza (1999-2001). Durante esta segunda etapa, de crecimiento y vs bilidad, las organizaciones piqueterss fueron desarrollando luna ereciente attonomia de accién, Pero, a diferencia de los primeros estallides —entre 1096 y 1907—, e1 edo ascendente ‘de 2000, 2001 y 2002 se concentraria en los espacios tradiciona. Jes de politica nacional —Capital Federal, el Conurbano Bo- nnaerense y grandes cindades-—, Esta etapa se cerraria con la re alizacicn de 12s dos asambleas piqueteras en el partido de La Matanza, en jlio yseptiembre de 2001, que pata las corrientes ims masivas —en ese entonces el Blague matancero, liderado por larrvy la occ—representaban la posibilidad de unificar el ‘movimiento y consolidat sus Fiderargos, Sin embargo, el fracaso de esta cumbres puso de manifesto las diferencias de las orga. zaciones, tanto en términos de expectativas como de objetivos, {dando por tezra toda pesbilidad cle conformar un movimiento piquetero unificado, Conscidada la fra, a principios de di fiembre de 2001, aparece en escena el Bloque Piquetero Na ional, que Tideraia Ia oposiciin a las politicas del gobierno nacional, sobre todo, nego, dante el gobierno provisional de Duhalde y los primeros tiempos dela gestion de Kirchner. a tercera etapa se abrié entonces con los sucesos de ds iembre dle 2001, Recordemos que las jormadas del 19 20 de dliciembre impulaton la apertura de un mevo escenario polit o, mareado por la movilizacgn de diferentes aewores sociales, Este nuevo cielo de movlizaciones catapults las onganizaciones piqueteras al centro de la escena politia, al tiempo que les per- Imitié desarollar un vinculo con otros sectores, en especial, com las dases medias mniizactan.Asibina, dicho periodo se care: teria6 también por a masificacin de ls subiios o planes sotia- les, cuyo objetivo a corto plazo era el de pala Ia grave sitacién social que atraesaba el conjunto de la poblacisn, luego de ae ‘aluacion de hr moneda. yen medio de la erisis ecanémica y el aumento del desempleo En junio de 2002, un grave hecho dee presién ocurrido en el Puente Pueyrredén, a ls puersas de la ciudad de Buenos Aies,ilustraria trigicamente lt centralidad politica de ls organizaciones piqucteras Esos hechos, ue cul: rayon con el asesinato de Maxiniliano Kasteki y Dario San- tllan." dosjévenes piqueteros,a manos dels fiserzas represias, ‘conmacionaron la sociedad argentina, generando masivas mar: nas de repo. Cataa es sahido, este episodio tsv0 como con: secuencia ki reorientacin de la poliiea del gobierno nacional, ‘que debis llamar elecciones presidencialesantcipadas rc —_ Lacs etapa se inca entoncesen 305,cm el gobierno de Kirciner, cus primers gests pollconcontiyeon 3 tar ran expecta Ge pare de amplo store Sten aliempo que mpusiron una sicesin de realineamie tes dentro del deren epaco pquetero, De exta manera, ova quel presidente Kchnersectconirs con un conto Be onganinacloncspiqueterss my tortaleidas, sabre od he ge del gran proagonimo quc cams stmleron alo largo de on, cl cambio del escenario polio le tongs un nargen de aciin bastante mssampli uee de lngoternovantto- fev a part del cual pude dcsrolar dfrenes extategis {uc han venidoincliyendo dese a integracion de determina Ee onganzacione, pao por I vison ye contol, hasta tl aucipinamientojerninaizain de no moslzaciones pt Geter Por dio, ewe escenario ve complejaas agregamos Iemergencia de un espacio pinuetero ocala, conforma or grupo ancy al popunmo (Barrios de ley nucas fraciones, como est). 1 HETEROGENEIDAD DE. LA EXPERIENCIA PIQUETERA Las bases sociales de las organizaciones de desocupadoses- tn atravesadas por una triple esisén, a clvaje, ala vez socal, ‘generacional y de género. Asien primer lugar, a heterogen. dad es social, pues si bien es ciesso que las desncnpados com: parten ciertas condiciones de vida y experiencia eomunes bis- ‘as, individualmente provienen de trayectoriasv saberes muy Uispares,ysus recursos cultralesysimblicos soa también disk miles. En liness generates, podriamos afirmar qe. en la Argen- tina, la experiencia de la descolectivizacin s¢ sta entonces entre dos extremos: sta puede ser de larga data, esto es, estar enel origen de una trayectoria por momentos rita, signada por la precariedad y a inestabllidad (alteraancia de periodos eempleo—formal o precario— con periodos de desempleo); bien, a experiencia mis reciente, estarasociada a una carrera laboral mas estable que se interrumpe abruptamente, De toxlos rmodos, amo deste wna perspectivade carta como de median plazo, la erosisn de los uadicionales marcos sociales y euleurae — les que estructuraron el mundo obrero industrial, marca por la experiencia de la integracin a la vex politica {Ia iden- ‘dad peronista), econémiea (el acceso al consimo) ¥ social (los derechos sociales, proteccién social, establidad laboral) Aeving inevitable, En segundo lugar, existe un clivaje de género; mis de ta rmitad de los adherentes y miltantes de las organizaciones pi- queteras son mujeres, y sobre ellas reposa gran parte de a OF. jganigacién administrativa y labora, as como fa tara de conten clon afectiva y psicoldgica. Sin embargo, pese al protagonisma innegable que han asumido deste el principio, son muy pocas las mujeres que en la actualidad aparecen come las voceras de los movimientos, Esto no se debe solamente a los rasgos pat triareales del mundo popular sino tambien al hecho de que son Ios hombres los que reenvian a una historia militante {que puede provenir del campo sindica! o politico), mientras aie las mujeres mis maduras y destacadas suelen contar con tuna experiencia organizativa més anclada en el espacio ba rial, en tanto “riltantes sociales", en ciertos casos ligadas anteriormente al Partido Justicialista, Sin embargo, esto no significa que las mujeres no asuman importantes responsabi lidades en el interior de las organizaciones. En tercer lugar, thay que tener en cuenta que los jovenes constituyen sina par. te importante (cerca del 70%) de las bases sociales de Ias or iganizaciones, En un fuerte contexto de crisis ceondmica, Ios jJovenes (hombres y mujeres) son el objeto de una tiple ex ‘husién: Ia mayor parte de ellos han tenido escaso contacto con as institaciones educativas y poltias: sufren frecuente- ‘mente el acoso y, en el limite, la represién de las fuerzas de seguridad: por titimo, la mayorfa ne ha pasado por experi cia laboral alguna, lo cual explica la escasa presencia de una cultura tradicional del trabajo. En consecuencia, las organi zaciones piqueteras se ven obligadas a proponer otros higares de produecion de la disciplinay la solidaridad; por un lado, el abajo comunitario, ligada muy estrechamente a fa satis faccién de las necesidades més inmediatas (huertas cornuni- tarlas, comedores, panaderias, entre otf0s), por el oto, 1a ex periencia asamblearia, Pera el barrio no es el nico lugar de produccién identitaria, sno también la accién colectva, tan me oen la ruta como —en los siltimes aios— las movilizaciones ten las calles y espacios pablicos de la ciudad de Buenos Aires plas eapitales de provincia, 108 REFERTORIOS OOMUNES DE LA EXFERIENCIA PIQUETERA, ‘Mas alld de ls diferencias politcas 0 de la heteteogenc dad social, la experiencia piquetera ha ido definiendo un re pertorio comin, a saber, nuevas formas de accién y organiza Gion colectivas: en primer lugar, la accién directa, ligada al piquete o corte de ruta; en segundo hugar, el funcionamiento tsambleario, que inchiye referencias ala pueblad; por atimo, tl trabajo territorial, desarrollado a partir de la instalacién de tuna demanda ya instinacionalizacion ée los planes sociales Riquezasy ambighidades deta accion directa Desle un comienzo, los piquetes —Ios cortes de ruta— fueron la forma central en la cual los reclamos de distintos sec tores sociales afectados por el proceso de desestructaracién evonémica adquirieton visbilidad. En un principio, los pique- tes eran multisectoriales (com lo istran los primeros cortes tenet interior de pais), pero estsieron indisociablemente liga- fos a Jos reclamos de Tos desocupados, configurando sin duda tuno de ls ees centrales de la historia piquetera. En tanto metodologia de accin directa de ocupacién del espacio publica el pique pride tomar un caricter parcial 0 to tal, puede expresarse mediante el bloqueo a una empresa (“or te de acceso", como suicede en las zonas petroleras) 0 puede to ‘mar la forma de un “acampe" frente aoficinas gubernamentales come sucede en las ciudades), seguido de una toma 0 ocupse ‘ign, Ms atin, a partir del afio 2002, el piquete, en tanto forma to modular, fue desplazandose hacia formas mis eliscas de Ta ‘morilizaci6n colectiva (marchas y cupaciones de calles) Sin embargo, lo propio del piquete es haber establecico un nuevo simbral de igificaién del contlicto social, en donde se expresaban y convergian la desocupacion extrema y el hambre. cay yT En ese sentido, la partcipacin de las myjeresen los piquetes fue fundamental. como la expresiin mis auténtia e incuestionable de una stuacin de emergencia familia y socal Ast las mujeres en ss mayoria acompaiiadas por sis hijos—, no sdlo se enon traron en el centro de la nueva protesta (siendo las *pioneras", junto con militants vex delegados sindicaes), sino que—come, ‘1 habia scedido con las Madres de Plaza de Mayo (en ott es ‘ala, con las Mujeres Agropecuarias en Lucha)—en tanto vehie lo “desideologizado”, comtribuyeron de manera crucial a politiza losreclamos, hasindolosen el hambre ya desoeupacién. Gertamente, la “nueva politica de los cuerpos"(Pérez2001) instal las demandas en ina dimensiGn material el hambre, Ta urgencia de las necestdades bisicas—, conjagada con otvos temas aliamente disruptivos --Ia desocupacion masivay fa ex

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