Вы находитесь на странице: 1из 6

EL PAPA PIDE CONJUGAR BIOÉTICA Y

LEY MORAL NATURAL PARA EVITAR


ABUSOS

Al recibir a la Academia Pontificia para la


Vida con motivo de su Asamblea General

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 15 de


febrero de 2010 (ZENIT.org).- La bioética
necesita la referencia de la ley moral
natural para que la dignidad humana sea
reconocida como derecho inalienable.

Lo afirmó el Papa este sábado al recibir en


audiencia a los participantes de la XVI
Asamblea General de la Academia Pontificia
para la Vida.

“Conjugar bioética y ley moral natural


permite verificar lo mejor posible la
referencia, necesaria y que no se puede
eliminar, a la dignidad que la vida humana
posee intrínsecamente desde su primer
instante hasta su fin natural”, dijo.
Sin embargo, constató Benedicto XVI, en el
contexto actual, los derechos que
garantizan la dignidad de la persona no
siempre son reconocidos a la vida humana
en su desarrollo natural y en los estadios
de mayor debilidad.

Para el Pontífice, “una semejante


contradicción hace evidente el compromiso
que hay que asumir en los diversos
ámbitos de la sociedad y de la cultura, para
que la vida humana sea reconocida
siempre como sujeto inalienable del
derecho y nunca como objeto sometido al
arbitrio del más fuerte”.

La Asamblea General de la Academia


Pontificia para la Vida de este año trata los
temas los relativos a la relación entre la
bioética y la ley moral natural.

En su discurso a los participantes, el Papa


destacó que estas cuestiones “parecen
cada vez más relevantes en el contexto
actual por los constantes avances en este
ámbito científico”.
E indicó que “las problemáticas que giran
en torno al tema de la bioética permiten
verificar cómo las cuestiones subyacentes
en ella ponen en primer plano la cuestión
antropológica”.

En este punto, citó su encíclica “Caritas in


veritate”, en la que afirma que “en el “muy
delicado y decisivo” ámbito de la bioética,
se plantea la cuestión fundamental: “si el
hombre es un producto de sí mismo o si
depende de Dios”.

Proyecto pedagógico integral

El Papa se refirió así a esas cuestiones, que


“tocan de modo tan decisivo la vida
humana en su perenne tensión entre
inmanencia y trascendencia, y que tienen
gran relevancia para la cultura de las
futuras generaciones”.

Y afirmó que “es necesario poner en pie un


proyecto pedagógico integral, que permita
afrontar estas temáticas desde una visión
positiva, equilibrada y constructiva, sobre
todo en la relación entre la fe y la razón”.

Sobre la ley natural, Benedicto XVI explicó


que “el reconocimiento de la dignidad
humana, de hecho, en cuanto derecho
inalienable, encuentra su fundamento
primero en esa ley no escrita por mano de
hombre, sino inscrita por Dios Creador en
el corazón del hombre, que todo
ordenamiento jurídico está llamado a
reconocer como inviolable y cada persona
debe respetar y promover”.

“Sin el principio fundador de la dignidad


humana, sería arduo encontrar una fuente
para los derechos de la persona e
imposible llegar a un juicio ético sobre las
conquistas de la ciencia que intervienen
directamente en la vida humana”, advirtió.

“Es necesario, por tanto, repetir con


firmeza que no existe una comprensión de
la dignidad humana ligada sólo a
elementos externos como el progreso de la
ciencia, la gradualidad de la formación de
la vida humana o el pietismo fácil ante
situaciones límite”, dijo.

Y añadió: “Cuando se invoca el respeto por


la dignidad de la persona es fundamental
que éste sea pleno, total y sin
condicionantes, excepto los de reconocer
encontrarse siempre ante una vida
humana”.

El Papa también destacó que “cuando se


trata de ámbitos relativos al ser humano,
los científicos no pueden pensar nunca que
tienen en mano sólo materia inanimada y
manipulable”.

Vida humana, dignidad propia

Benedicto XVI destacó la necesidad de


reconocer la vida del hombre desde el
primer instante como vida humana,
portadora de dignidad propia.

En caso contrario, advirtió, “estaremos


siempre en presencia del peligro de un uso
instrumental de la ciencia, con la inevitable
consecuencia de caer fácilmente en el libre
arbitrio, en la discriminación y en el interés
económico del más fuerte”.

“La historia ha mostrado cuán peligroso y


deletéreo puede llegar a ser un Estado que
procede a legislar sobre cuestiones que
tocan a la persona y a la sociedad,
pretendiendo ser él mismo fuente y
principio de la ética”, recordó.

Benedicto XVI destacó que “la ley moral


natural, fuente de su propio carácter
universal, permite conjurar este peligro y
sobre todo ofrece al legislador la garantía
para un auténtico respeto, tanto de la
persona como del entero orden de la
creación”.

Y concluyó: “Ésta se pone como fuente


catalizadora de consenso entre personas de
culturas y religiones distintas y permite ir más
allá de las diferencias, porque afirma la
existencia de un orden impreso en la naturaleza
por el Creador y reconocido como instancia de
verdadero juicio ético racional para perseguir el
bien y evitar el mal”.

Вам также может понравиться