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¿Cómo se cultiva una verdadera amistad?

Un cristiano ha de ser afable, amigable con todos los hombres. No sólo con los hermanos hemos
de ser así, sino con todos los hombres.
Romanos 12:17 en adelante dice: "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de
todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los
hombres. No os venguéis vosotros, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito
está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor ... No seas vencido de lo malo, sino vence con
el bien el mal."
Un hombre así, un cristiano que tiene esta actitud, podrá ser bien considerado aun en el mundo.
Tendrá "buen testimonio de los de afuera" (1ª Tim.3:7). Un hombre de paz, que nunca responde
con asperezas, que busca el bien de los demás será bien conceptuado en el mundo. Porque el
mundo, aunque no ama a Cristo, ama el carácter de Cristo reflejado en un hombre. ¿Cuánto más
entre amigos ha de ser así?
El amigo verdadero no exige perfección en el otro. Antes bien está dispuesto a cubrir la desnudez
del amigo y a olvidar el agravio. Muchas veces nosotros hemos ofendido a nuestros amigos, así
que debemos estar dispuestos a perdonar las ofensas. Muchas veces hemos hablado alguna
palabra impropia contra nuestros amigos, así que debemos perdonar cuando algo se haya dicho
mal de nosotros. (Ver Eclesiastés 7:21-22).
David y Jonatán
Tal vez el mejor ejemplo de amistad verdadera sea el de David y Jonatán. Veamos cómo fue eso.
1 Samuel 18:1-4 dice: "Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de
Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo ... E hicieron pacto
Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo. Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y
se lo dio a David, y otras ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte."
La amistad de estos dos jóvenes es ejemplar. Apenas se conocieron, ellos unieron sus almas en
un afecto entrañable. Jonatán se sacó sus atuendos de guerrero, y se los dio a David. Jonatán era
un príncipe; a la sazón, David era un simple pastor. Este amor fraternal halló rápidamente una
forma para expresarse.
Luego, en muchas otras ocasiones quedó demostrado el verdadero amor que se profesaban,
especialmente cuando Jonatán salvó a David de la furia de su padre Saúl. Su amistad no halló
ocasión propicia para cultivarse, porque corrían en ese tiempo vientos de guerra, de venganza y de
muerte. No obstante, Jonatán "amó a David como a sí mismo."
David es, aquí, un tipo del Señor Jesucristo. Él se tan digno de ser amado, su carácter es tan
dulce, que basta con verle una vez, y ya el corazón queda prendado de Él.
La conducta de Jonatán no es muy típica. En el mundo no ocurre así. Sin embargo, como tipo
refleja una gloriosa realidad: toda vez que un Jonatán conoce a nuestro excelente David, le ama de
inmediato, y le ofrece públicas demostraciones de ese amor. Cristo es digno de ser amado, y de
que por causa de él, menospreciemos las amenazas de nuestro padre en la carne y le amemos.
La amistad verdadera es una hermandad que se sostiene teniendo a Cristo como fundamento.
Esta amistad es un regalo de Dios para el creyente.
¿Qué haremos con "los de afuera"? Con "los de afuera" tendremos la actitud afable, amigable.
Buscaremos la paz con todos, y le mostraremos el dulce aroma de la vida de Cristo. Que así sea,
para la gloria de Dios.

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