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Familia Acanthocephala

Los acantocéfalos
(Acanthocephala, del griego
acanthus, "espina" y kephale,
"cabeza") forman un filo de gusanos
parásitos caracterizados por la
presencia de una probóscide
invaginable erizada de espinas.
Posee ciclos biológicos muy
complejos, que implican a varios
hospedadores intermedios, incluidos
invertebrados, peces, anfibios, aves
y mamíferos.

La característica que dota de nombre


al grupo es la presencia de una
probóscide o trompa invaginable en
el extremo anterior del cuerpo que
está armada con ganchos o espinas que le permite fijarse firmemente a la
mucosa del hospedador. La probóscide se puede invaginar gracias a un
músculo (músculo retractor de la probóscide) en un saco muscular denominado
receptáculo de la probóscide. Este saco comienza en la capa muscular que se
encuentra en la unión del cuello con la probóscide. El número de ganchos y
espinas con que está armada la probóscide es variable según a la especie y se
emplea en taxonomía.

Los acantocéfalos carecen de boca para ingerir alimento, característica


compartida con cestodos como las tenias. Por
ello absorben los nutrientes ya digeridos por el
hospedador a través el tegumento corporal,
muy fino, lo cual les simplifica enormemente el
aparato digestivo.

Los acantocéfalos son dioicos. Los machos


poseen dos testículos, dos conductos
deferentes y dos vesículas seminales, dos
glándulas para completar el fluido seminal y un
pene en la zona posterior del cuerpo. Las
hembras poseen dos ovarios y fecundación
interna, por lo que los embriones se almacenan
en el útero, del cual se expulsan por el
oviducto. Los embriones, al ser expulsados,
pasarán al medio por el canal digestivo hasta
ser expulsados por el organismo parasitado
mediante las heces.

Los acantocéfalos poseen ciclos vitales


complejos, con un gran número de
hospedadores intermedios.

Una vez expelidos por la hembra, los


embriones se eliminan por las heces del
hospedador. Después, deben ser ingeridos por un invertebrado, generalmente
un crustáceo, o bien un molusco. En él, el acantocéfalo se aloja en la cavidad
del cuerpo, donde se enquista y se desarrolla hasta un adulto incapaz de
reproducirse. Una vez el crustáceo es ingerido por otro animal, éste puede
convertirse en el hospedador final o bien tratarse de un hospedador
intermedio; de tratarse del final, en él el quiste se reactiva y se transforma en
una fase infectiva; de no ser así, aún sigue enquistado. Una vez situado en el
hospedador final, el acantocéfalo evagina su probóscide y se ancla al
hospedador, tras lo cual desarrolla su aparato reproductor. Tras la fecundación,
los embriones son liberados del útero de la hembra y el ciclo se repite.

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