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El único sitio en el que se puede librar una guerra contra la obesidad es en nuestra
cocina, y en las calles, parques y gimnasios, donde el cuerpo tenga la oportunidad de
caminar y moverse por lo menos 30 minutos a día.
También debería volverse un hábito leer las etiquetas de contenido y valor nutricional de
los productos que elegimos. Por ejemplo, no sólo se trata de evitar los alimentos que
contengan grasas trasns o altos en azúcar y carbohidratos. Si se tiene la intención de
mantener una dieta balanceada y baja en calorías (ya no se diga sI se desea bajar de
peso), la fructuosa, un sustituto del azúcar sumamente popular presente en dulces,
jarabes, aderezos y salsas, debería estar también entre los ingredientes a vigilar.
Investigadores de la Universidad de Florida encontraron que la fructuosa puede hacer
que quien la consume sienta que está más hambriento de lo que debería estar. Así que
quienes han subido de peso y sufren de una intensa sensación de hambre, revisen su
alacena y su refrigerador: quizás están abuzando de ese endulzante en su dieta.
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Crédito: Este texto se obtuvo de la revista Quo, No. 117, Julio 2007, página 52 por
Manuel Vega Velázquez (mvegav@msn.com) para ser compartido con sus amistades.
www.quoweb.com.mx
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El jarabe de maíz es citado por muchos nutricionistas como causa de la obesidad y esta
relacionado con muchos problemas de diabetes tipo 2. Esta preocupación es
especialmente evidente en los Estados Undos en donde el promedio de consumo de
jarabe de maíz fue de 28,4 kg por persona en el 2001, la mayor parte proveniente del
consumo de bebidas.
Los defensores del jarabe de maíz por su parte niegan los efectos que se le han indilgado
y sostiene que el azúcar así obtenido, comparte igual popularidad entre otras tantas
formas que se han creado para obtener azúcares a partir de los años setenta y que en
principio las características del producto es muy similar a las formas de tradicionales de
obtener azúcares y por tanto no deberían suceder cambios en el metabolismo interno de
las personas.