Вы находитесь на странице: 1из 67
Ce ee re Ce ea See ee ee ea cree aes DT eee Cee eee les mane cits we este iene donde f Se prisons aco bay para cl Ce ee a Se eT: ects rn for ten eer oe ee ere r BDNIEN CARCELES digng 9 Ww eo 4 ccancetes (019% fai Scherer Gara eer ae ‘Sie itthng Cooper + Etta Sune ARO) Jove Van 2, ame 38, Ug + ole Aa in gr 3 Series ay Beer + he de ES a ‘ivan Se + Sem deo RS ‘rd Pel 1, Seo 72088. © Diet deci Po aly Te Oe Sep Dio ‘Tobeteden ra era in minions mabe ermine Siam in, Peron se @pmos ro ie Elonce de agosto, impreso ya exe trabajo, el doctor Carlos Totnero Diaz pid licencia ‘como director general de ls relusorios del Distrto Federal Mis alld del Futuro que le aguarde, queda su Julo Scherer Garcia Losomingos, dias de vista en las circeles de a ciudad de Mexico, los pesos, sus familiares ylos guarianes devo- rane! espacio comin. Miles de eles, dogadas y bomachos, egradan la jotnada mulitudinaria, No hay resguardo, para los nifios,vitimas constantes hasta de sus paces. 2a luz del solo semiacultos bajo tapadizos levantados ‘con trapos y eartones, las eriaturas son acari Inasturbadas, enajenadas, desteuidas. 50s dias los reclusorios e transforman en abrumadoras casas de ci- tas, ntramuros too permitido. lasfamilas, dispuestasa gozarel dia, forman grt- ‘pos y'se convidan los tacos, as torts, el chichars6n, las ‘camitas, as salss, ls refzeseos, Platican mirdndose, tan Iejos como pueden de los radios que no dan tregua al rock y a toda estridencia posible. Los olores hacen del aie otto aire, mezclada la manteca rancia con los des- jperdicios que flayen. De las diez de a maiana alas seis ‘dela tarde, igual en el relusorio norte que en el sur, ‘vente mil personas cohabitan en espacios disefados para ‘cho mil Carlos Tornera Diaz, director dels prisiones des- de ef cinco de diciembre de 1997, de setenta anos de ‘edd, cuarentavvidos entre psicopata y criminals, pinta el ouadto y se deserbe como una nada en el océano vo tiferante. La marea lo cubre. A una distancia insavable, apretusido entie loques humanos, mira eustodkos centeyados 2 pasariempos soeces ‘lo lango de sexenios descompuestos que rela rman sepulturs, ha conocido a funcionurios y carceleros {que se han entenclido como amigos y complices. juntos than levado el hierroa las prisiones y lucrado a partir de su conglicién privilegiada. Son especie contin los guar dunes con automévil, una bien ipsalada casa para la sefioay para las amigas de planta depatamentos que ‘no avergtenzan, ‘Testigo inecusable, a los veinttrésaftos pasante ‘en el manicomio de Mixcoac, del que nada queda, mis tarde médico y psiquiata, pentencirisa desde los rein: ta, el doctor se expresa como si tuviera enftente al ul mo regente del PRI, Oscar Espinosa Villarreal "No podria decir que es un ladrén, no lo he visto robar. Prosi he comprobado que existié en el Departa- ‘mento del Distrito Federal una bien ordenada estructura ‘que permit la explotacién de psicépatas y delincwen- abla, doctor, de un hampa blanca? —La complicidad es una conviccion, Sie! hampa 1 gran escalarespeta ls reglas que se impone, también Jas respetan los socios en el gobierno. Son familia. ‘Tormero Diaz habra conocido a unos noventa di rectores de circeles citadinas y a mis de quinientos de Jas 461 que existen alo lngo de la Replica. Muchos han delinquido y no ha sabido de uno, laden, violador,toru- rador,asesino, que haya pagado con su libertad, as san- clones no han pasado dela remocin y una fanza menor para acallar el esciadalo por alguna fuga espectacular, os contrastes hablan por simismos. Hombres de Dien ganada fama han sido cazados por verdugos ocl- 10 tos, Yel director de la etcel de Tijuana terminé cand rmanos enloquecidas le apretaron en la cinta unt fa {de explosivos, canana que prendio vn cesillo, La semana del doce al diecinueve de enero, el director se prisiones, incluidas la Penitenciaria de Santa Marta Acatila la Circel de Mujeres, decid que Fot6grafos y ‘potatos dieran fe dels condiciones en que se hacia cago {e su trabajo. Auxliado por el bufete del licenciado Ig- ‘nacio Morales Lechuga, inci la tarea en el eclusorio norte. Al término de la investigacion le fueron entrega- clas seiscientas placas. Transmiten cruedad y horor Lega alos sentido la peste de los excusados y la repulsion de las cocinas, la tristeza desolada de los comedores. Los sion. Nohay horasinincidente ni dia sn gresca. La guar- ‘dia en la prisin se corresponde con la emergencia en ‘un hospital, Macotela se resiraba del reclusorio con la ima Ie del sol y volva ala mafana siguiente o reaparecta dos dias después. Aalcabo de unas semanas, incluida la correspon dencia sin abrir, la autoridad perdi su sentido. Cayo el penal en elautogobierno la corrupeion lo cubsi6 como ‘ona mazea at, “No vivo, doctor —gemia, -—Entienda, Macotela, no puedo aceptar su re- ‘nuncia por ahora, Primero necesito conocer las condi- ‘ions en que me hago cargo de la prision, "a eeel no pada enconizase en peorestado. Una sensicion que pesa, huele, embarr la piel y la penetra, ‘expresa lo que yone puedo explicar me impregn6 a peste” —Consigné a Macotela? —ta complicdad en as ciceleses fuerte. Alcam- bode directo, se cieran sobre simismas, haga de venta ‘un everpo que abraza otro hasta ocultarlo. En est asc ridad, ala espera, se escuchan voces y aplazan vengan- ‘as. Todos calla, eAcept6 a renuncia de Macotele? —Fue vergonzosa. Gemia su grat y se pasaba las manos por los ojos, ‘Una luz negra ascurece las prisones diay noche: la muerte: Alo largo de la semana que va del dos al ocho {de marzo, el doctor Tornero fue informado de tress Cidios y un homicidio en los reclusorios sur y oriente ‘Ocurtieron en las horas mas desguarnecidas lejana la smadrugada, 1a tragedis enferma al penal. Su poblacién qui: re saber, exige los pormenores del suceso, La muerte, donde se a encuentre, es el acontecimiento de la vida Uno de fos suicidas, Mario Gémez, abandond su ‘camasto camino a los excusados. Era un hombre de cua Fenlaafos, rangutlo, acostumbrado ala lectura,Solta- +o, hablaba apenas y sonreiaa todo quel que lo mira- ba. Se le apreciaba como a un pariente cereano del que poco se sabe. Trepado en el rete, se colgo, Una nota manus- ‘tita atada al cuello con un mecate peda que a nadie se le hiciera responsable de su decisén. Una stiplica sell su tiempo: "Avisen a mi herman Perturba la cadena, las muertes en see, sintoma de zozobra y agotamiento en los penales, El itimo limi te se aproxima para todos, CCavila Tornero. Las grabadoras registran el silen io. Gon su inteligencia lejos, me aparta. En la sala de su 8 ‘asta la diseancia de dos hombres que habla bajo, me Se da cuenta? dice al fi, Qué me quiere deci? ls circelese vive bajo el temo. Sin descans> —Pienso a mi pesar que el homiciio es asunto el minister pblicoy los muertos, muertos estan, Qué mis doctor No se tata de eso. —Entonces de qué. —Quisiera explicate Dig, doctor. Yo también soy un preso, eo imagino, —Vivo una vida contradict, nudosa. Nodistingo entre su preocupacion y su anguistia Su rostro se cia y empieza a hablar, profundas tas arrugas que lo marcan "Soy psiquiatr y convivo con miles de enfermos, m- ‘chos danados de manera ireversibe, algunos locos para siempre. Otros, muchos también, caminan a la ‘squizofrenia, quebrados losafectos profundos, destui- su relaciin con el mundo exterior. No conozco wn imerno sin neurosis, alterada sy capacidad intelectual, ‘dsminuida su aptitud fisica, desviads © aniquilada su svualidad, exacesbado ol abrigo de a intimidad, "Corrupcion y explotaciin son palabras que en vuelven el vacio. Nada dicen. Importa mira alos inter » nos de cere cara a cara, armasse de paciencia para es ceuchar su vor truncada, Solo asies posible sentir e ono descolorco de su vida, el tedio que todo se traga Fl hacinamiento, el hedor el eszes el rabajoque no lega, et deporte imposible, la golpiza al acecho, la ‘venganza a punto, la disputa porlos teritoros, la pd da del sent de humanidad, todo junto levara al rec soalincendio de su propia via y la ajena sino fuera por el licoro la droga. Sila prision ahoga, el rago yel polvo liberan “Los 208, los mis, desvintian el lenguaje y debi titan su identidad como personas. Sig conversacion, 8 ‘comunican con silbidos. Atentos al jefe de seguridad, anuncian sus pasos con sonidos que imisan las voces de Jos pres. Conocedores de los odios los rencores de a ‘lycel, sas puntas bilan en un rincén y por ahi mero- ‘dea vn custodio, cubren a los pendencieros con notas largas y agudas, ‘Les gustan los tatuaes y se adomnan con pechos inabarcables y nalgas inconcebibes, caderas recogidas Y cinturas como aros, leopards y tigses que avanzan, Aguilas con picos que devoran, Su obscenidad, sosa y per, se lee en los excusados" —Aludis usted a su propia vida como conflico sin res- pro yaun deforme. ;Por qué, doctor? —Como director de las circles debo erradicarla droga y como psiquatra debo cuidar de los aditos, gra ‘duar sus dosis, desintoxicarlos poco a poco, La pugna es insalvable, El fancionario vel médico responden a pane ‘ipiosdistintos, Uno, la resttucin del orden en os pe rales, prohibidos los toxicos, sin reglamento que los Auterice. O10, la salud de los enfermos, su primera y ‘lta responsabilidad. Adeatis, en el caso de los adie tos no hay manera de avanaas un paso. Haga lo que pueda, doctor Las metas inalean- Zales matan la iniciatva —Soy fetal realismo, que reafirma a vida La aten ign a un enfermo es carisima. No hablo solamente de las medicinas ni del cuidado que reclama su estado. Tam- poco del ojoavezado que lo vigle. Tampoco hablo de fama, ls amigos y las personas cercanas que apoyen ¥ ‘resist ls furias y depresiones del drogadicto. Tampo- ‘co de las instituciones adecuadas y con los recursos ne ‘cesarios para enfrentar el problema de la desimegracion humana, que e50 ysélo eso es la drogadicci6n, Tampo- <0 de los periodos de reposo ni la alimentacion eq brad ni los espacios abieras que son indispensables. Hablovde lo elemental: A drogadicto preso requiere de “un ambiente tranquilo que lo rodee y prote. Algain o- bresalto, una ersis de angusta, el miedo, una sia, un Cielo de nubessin sl, un cielo de sol sin nubes, an vien- {0 fifo, un atardecercilido, un susurr, el silencio pro- Jongado, la quietud sibita, la ausencia dela madre el dia cde visita, I frialdad de la companera, el propio deseo, todo lo afecta y precipita al veneno, La estabilitad ¢s ‘condicion para la cura, No se ha encontrado formula mejor. El drogadicto iene alma de eistal. Como preser- -varelfinisimo vidio? Stel drogadicto tropieza y ce, los amiliares y el médico recogen los pedazos para volver ‘empezar, Esta es la realidad del enfermo y su contorno, extenuantes. Asi transcurren los dias, los af. La pa- a Ciencia se ageta, aparece el resentin parecido a Ia ia. ¥, como un mal suefio, inevitable. la aapetencia de a muerte Deja en mi algunas impresiones, doctor, cules, por ejemplo? —Al drogadicto usted lo carga como a una erat ra, Pienso en el gavillero que muere sobre los hombros de su padre en uno de los famosos eventos de Rulfo, —Soy psiquiatra. La drogadii6n reduce los me ‘genes dela normaliad, coral vida de relacon, lleva a Ia psicosis. —Usted vive la drogadiccién como una tragedia personal —No est lejos de la verdad. Las carceles han en- sgendrado miles de drogadictas, hombres perdidos. No tiene medida la responsabilidad de las autoridades en. este crimen masivo. Conocido el problema de muchos os aris, los gobiernos lo dejan crecer. La prisiones. terminazon como hogares de los narcos. "—Bxisten los centros de salud para los presos? -Existen, por supuesto, comb exist la sombra cen relacion al cuerpo. No sirven, No, Seguro, doctor? No seri que su temperamen- (ol llevaa la exageracion? Me quedo con, Calla, Vuelve Tengo en mis manos las forografiasy la firma del notario que las cerifica. En la cinica del reclusorio norte el instrumental médico se hallaen el fondo de bal 2 es sucios. El agua es grasosa. Ahi estin las fering, las ‘quits, los isturies. Las medicnas apenas se ven: nas ‘jas y algunos frascosalineados en espacios sobrados, EL consultorio es inhspto, maloliente Evoco a Heberto Castillo en Lecumbertel ims do Palacio Negro, meses despuds de la matanza del dos {de octubre de 1968. Uno mais en una larga fils, observa bacon escaloi: al fondo, un dentists y un par de yu slants ordenaban a losreos que abviran la boca "gr de, cabron’—, los inyectaban sin cambiar la aguja de la jeringa, aguardaban apenas el efecto de la anestesia y ‘pido extaian las piezas destridas por la caries le leg6 el tumo a Hebeno. Ari no me inyecta con esa agua, Abra la boca, Quite a agua —aAsientonces, muy macho? Heberco se derrumbs, inconsciente —De los énfermos, pues, nadie se ocupa. —En teoria, las clinicas de las carceles y los ‘eclusoros. En la vida traducida en hechos, nae —Descontada la corrupeién, jc6mo se legé al Hl ano de 1976 el gobierno construyé un hos- pital para los rechusos. La tore del edificio se elev6,airo- ‘3, en Tepepan, Fueron dispuestos espacios generosos y todo un arsenal para a consulta, los quirofanos, a tera- pia intensva, la convalecenca, las especialidades, los 8 servicios administrativas. Abierto a jardinescuidados, de alguna manera se esti el aprecio por los enfermos tanto tiempo abandonades ast dolor, ‘Pronto, consideraciones inesperadas hicieron de las suyas. Por un lado, la atencién a los internos resulta ba onerosa y, por oto, no habia un hagar propio para las mujeres sentenciadas. De golpe, el hospital queda rea «ido a un simple deposito para enfermos, voli lin version enorme que represents y de todo eso, adernis, surgi6 una prisibn sul generts” “Por que sui generis Por absurda Por qué absurda? —No hay manera de transformar un hospital en circel Por que ne? Imagine puertas de cristal en la prisién, zonas aisladas, frigiles celosias, rincones que se prestan a pone cerca a su inteligenciay encubre sus pasiones. ‘in valores, viven de apariencias y se acomodan en st propia céecel: la fastracion. Fromm explor6 ests fron: tera a pardlissy el moviniento, ol hombre pasmado y que se areve, los iesgos de todos, la muerte, corona el misceri’ n

Вам также может понравиться