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Salazar, Velit, Peña y Rojas toman a la abstracción como eje central de su colectiva de
esculturas en la Galería Sérvulo Gutiérrez
“Son cuatro artistas exponiendo una similar inclinación a la intelectualización de las ideas
creativas, proponiendo a la abstracción como modelo y camino hacia un diálogo entre la luz,
el ritmo y la materia desnuda de artificio", señala la historiadora de arte Alba Choque Porras.
“Me sirvo de toda la parafernalia geométrica para expresar mi obra en forma totalmente
exacta, caracterizado ello por la inherente dinámica construida con volúmenes planos y
curvos, en los que enfatizo la interacción de equilibrio / volumen. También manifiesto una
acertada simbiosis entre la pureza de las formas y el cromatismo –sea monócromo o
polícromo- acentuando aún mas la vía constructiva de mi escultura hecha exclusivamente
en acero”, manifiesta el escultor Abel Salazar, organizador de la exposición.
Por su parte el escultor Miguel Ángel Velit indica:”La escultura abstracta es como jugar con
formas o volúmenes flotantes en el espacio, el espectador observa y recorre mi escultura en
diferentes ángulos y tiempos en el espacio y le sugiere en su pensamiento una escultura en
movimiento constante”.
“Al ojo del observador este variado repertorio de formas se definen como seres ubicados
bajo un concepto abstracto en determinados espacios de la naturaleza. Estos conceptos los
rescato en la libertad de optar por la plasticidad y la conceptualización de darle a mi obra
características de la estética, como la línea, plano y la forma”, nos dice el escultor Segundo
Peña.
“Mis líneas continuas recorren los espacios vacíos, entrelazándose y encontrando un ritmo
armónico, donde los sentimientos de reacción ante el estímulo de observarlos generan
tranquilidad, equilibrio, ternura, unidad, etc. En mi obra abstracta sintetizo lo que anhelo en
las relaciones humanas: unidad y libertad”, comenta el escultor Iván Rojas.
A inicios del siglo XX, teóricos como Wilhelm Worringer y después Vasili Kandisky y
Kasimir Malévich fundamentarían los principios de la abstracción. Años después, las
obras de Naum Gabo, Antoine Pevsner, Jean Arp, entre otros mostrarían las nuevas
vertientes de la escultura y el triunfo de la abstracción en este género. En el Perú, el I
Salón de Arte Abstracto en el Museo de Arte de Lima (1958) convierte a la abstracción en
un eje dominante del arte peruano. En 1961 se instaló en el centro de lima, la primera
escultura abstracta pública del país, obra del gran escultor vasco Jorge Oteiza; años
después destacan los trabajos de los escultores Alberto Guzmán y Herman Piscoya,
pioneros de la escultura abstracta peruana.
La escultura abstracta continuó su prolífico camino por todo el final del siglo XX. Y el siglo
XXI es la plataforma de incursión de escultores peruanos que buscan en la abstracción
pura alcanzar a través de los ángulos y sinuosidades, todas las vertientes de la creación
artística. “La Abstracción en Cuarta Dimensión” reúne parte de los grandes y últimos
escultores abstractos con cuyas obras se vienen marcando el panorama de la plástica
peruana, demostrándonos una vez más que la abstracción no tiene límites, ni en el
tiempo ni el espacio. Y por tanto, “La Abstracción en Cuarta Dimensión” implica a cuatro
escultores, cada uno desenvolviéndose dentro de su propia dimensión escultórica.
Esta exposición escultórica nos muestra los trabajos realizados por Abel Salazar, dueño
de una fina maestría en el acabado de sus esculturas en metal, siendo el eje central de
sus composiciones lo abstracto geométrico, dando como resultado un particular
dinamismo que se basa en el efecto del juego de luces y sombras que producen los
ángulos de sus obras. Miguel Ángel Velit, destaca también por sus esculturas en metal,
su estilo se sitúa en lo abstracto al cual ha añadido nuevos paradigmas gestuales y
expresivos, su obra escultórica muestra significativas dosis de urbanismo como sello
constante en su trayectoria. Por su parte, Segundo Peña nos presenta una serie de
trabajos en metal y madera los cuales nos transportan a lo onírico, a un constante viaje
interior, donde triunfa el equilibrio de las formas abstraídas. Iván Rojas, con sus sinuosas
y ondulantes esculturas en mármol logra moldear volúmenes que producen elegantes
movimientos, contrastando los elementos sólidos de la escultura con los espacios vacíos,
dichas cavidades dotan a sus obras de grata sensualidad.