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Para los opresores, los «otros» (los oprimidos) son cosas a las cuales han de
tratar «generosamente» y mantenerlos observados y vigilados como seres
inanimados. Esto (el autor cita a E. Fromm, El corazón del hombre) es una
manifestación característica de la conciencia opresora con su visión sádica y
necrófila del mundo y de los hombres. Los oprimidos no tienen otras
finalidades sino las que les impongan los opresores.
Plantea también Freire el caso del opresor que se pasa al polo oprimido para
luchar por su liberación, pero lleva toda la marca de su origen, sus defectos y
sus prejuicios, y entre ellos la desconfianza de que el pueblo sea capaz de
pensar con acierto, de querer, de saber. Corren el riesgo de caer en otro tipo
de falsa generosidad en donde ellos son los forjadores de la transformación,
propietarios del saber revolucionario, sin creer en el pueblo aunque hablen de
él. Un verdadero revolucionario humanista se reconoce más por la creencia en
el pueblo, que lo compromete, que por mil acciones sin ella. Debe revisarse a sí
mismo constantemente y no permitirse comportamientos ambiguos. En
definitiva, quien se pasa al polo de los oprimidos debe renacer, adquirir una
nueva forma de «estar siendo», y esto se logra mediante la convivencia con los
oprimidos. Como se ve, Freire -aun aceptando de lleno un planteamiento
marxista- se manifiesta partidario de un «populismo» que a Lenin, por ejemplo,
le parecería sin duda superficial e ingenuo. (Cfr. Introducción general, pp. 45-
46)
Los oprimidos tienen que luchar como hombres y no como «cosas». Para
construirse de nuevo como hombres no debe esperarse a un después de la
revolución. La lucha por esta reconstrucción comienza en el
autorreconocimiento de que son hombres destruidos. No parece, de nuevo,
coherente con su afirmación de que ser no es lo mismo que tener bienes
materiales.
Conclusión:
En este primer capítulo Freire señala que la liberación de los oprimidos, en
todas sus formas, debe empezar ahora, no después de revoluciones o
movimientos, y por eso, el líder necesita la confianza en el pueblo como seres
capaces de formular sus propias conclusiones y planes. La liberación sólo
puede venir de los mismos oprimidos, que liberarán a ambos.
Es un capítulo que nos explica la situación que viven las víctimas y los
victimarios, los oprimidos y los opresores, en fin. La contradicción que sufren
los mismo y como es que son liberados.
CAPITULO III
Freire, Paulo (1970) , “Capitulo III en Pedagogía del Oprimido, México, Siglo
Veintiuno Editores, S.A de C.V. pp 97-119. Pp. 270-291
Los temas generadores que propone Freire pueden pensarse en relación con la
práctica de interpelación, para que el sujeto se identifique, planteando a la
educación como transformación
La acción revolucionaria necesita del diálogo sincero con las masas desde el
comienzo. No son dos etapas, una de reflexión y otra de acción, sino que se
dan simultáneamente. La transformación no puede ser hecha por los
opresores, sino por los oprimidos, con un liderazgo lúcido que sabe dialogar y
hacer de las masas no objetos, sino sujetos de su humanización a través de su
praxis.
Lo propio de la acción dominadora es negar el pensar a las masas: su pensar
es necrófilo. Esta negación los constituye, al ser su contrario antagónico. La
élite dominadora no piensa con las masas, sino sin las masas en torno a las
masas.
Así, «la síntesis cultural es la modalidad de acción con la cual se hará frente,
culturalmente, a la fuerza de la propia cultura, en cuanto mantenedora de las
estructuras en que se forma
CONCLUSIÓN……
CAPÍTULO CUARTO
(pp. 163-262)
La acción revolucionaria necesita del diálogo sincero con las masas desde el
comienzo. No son dos etapas, una de reflexión y otra de acción, sino que se
dan simultáneamente. La transformación no puede ser hecha por los
opresores, sino por los oprimidos, con un liderazgo lúcido que sabe dialogar y
hacer de las masas no objetos, sino sujetos de su humanización a través de su
praxis.
Toda acción cultural tiene su teoría, que al determinar sus fines, delimita sus
métodos. La acción cultural antidialógica busca hacer permanecer, en la
estructura social, las condiciones que favorecen a sus agentes; no aceptará
nunca la superación de las contradicciones antagónicas, sino, cuando más, las
reformas que no toquen su poder de decisión, del que depende su fuerza para
prescribir las finalidades a las masas dominadas. Este tipo de acción implica,
por este motivo, la «conquista» de las masas oprimidas, su división, su
manipulación y la «invasión cultural». Como un todo, esta acción será siempre
una «acción inducida».
- Con la «acción cultural» que los mantiene con una visión «localista» de la
realidad opuesta a una visión global; con los llamados «entrenamientos de
líderes», que en el fondo sirven a la alienación y no a la promoción; buscando
la armonía entre las clases antagónicas, entre los que compran y los que
venden su trabajo.
- Además de dividir, los opresores pretenden aparecer como mesías salvador
de los oprimidos con su «falsa generosidad».
Por medio de la invasión cultural las élites opresoras imponen su visión del
mundo a los oprimidos y les frenan su creatividad y su propio ser. La invasión
cultural, que sirve para la conquista y para el mantenimiento de la opresión,
implica siempre una visión focal de la realidad, una percepción de ésta como
estática, una superposición de una visión del mundo a otra. Una «superioridad»
del invasor. Una «inferioridad» del invadido. Una imposición de criterios. Una
posesión del invadido. Un miedo de perderlo.
La invasión cultural imposibilita el desarrollo económico-social, porque es
propia de sociedades con invasores e invadidos y el desarrollo supone una
sociedad en donde sus individuos sean seres para sí y no seres para otro. En
las sociedades invadidas la toma de decisiones no pertenece a ellas, sino a la
sociedad metropolitana, invasora. Las sociedades invadidas pueden
modernizarse y hasta transformarse y reformarse, pero siempre en
dependencia de la invasión. Lo que es un mal, pues, es la dependencia, en
general, y no el estado real de un pueblo: más vale el error propio que la
verdad recibida desde fuera, habría que decir siguiendo a Freire.
Debe existir, pues, una comunión entre liderazgo y masas para que surja la
colaboración que los lleva a una fusión «humana, simpática, amorosa,
comunicante, humilde para su liberación» (p. 240).
Así, «la síntesis cultural es la modalidad de acción con la cual se hará frente,
culturalmente, a la fuerza de la propia cultura, en cuanto mantenedora de las
estructuras en que se forma. De esta manera, este modo de acción cultural,
como acción histórica, se presenta como instrumento de superación de la
propia cultura alienada y alienante. En este sentido, toda revolución, si es
auténtica, es revolución cultural» (p. 256).
VALORACIÓN CRÍTICA
El ensayo de Freire no es un estudio serio y científico. No parte de datos
evidentes o demostrados, sino de impresiones subjetivamente recibidas en el
sistema escolar y en la situación social de algunas regiones del nordeste del
Brasil y de Chile.
El método Freire parece que fue inicialmente utilizado por su autor para la
alfabetización y técnicamente se conoce como el método psicosocial. Pero no
busca sólo la alfabetización, sino que pretende «concientizar», que en
definitiva termina con la formación de una conciencia de clase. De allí se
pasará a la acción revolucionaria, que si es necesaria, debe ser violenta; pero,
según el autor, aunque sea violenta, es amorosa porque no es una violencia
originaria, sino una respuesta a la violencia del opresor, y en esa respuesta
precisamente se libera al oprimido violentado y al opresor violento; por tanto
(?), se hace por amor.
Para una crítica de conjunto a las ideas de Freire puede verse también la
recensión a El mensaje de Paulo Freire.
Esta restauración solamente puede venir de los oprimidos pues son ellos los
que se liberan a si mismos y a los opresores, ya que el oprimido tiene que
liberarse psicológicamente para no convertirse en opresor porque ellos tienden
a “identificarse con su contrario”.
Por otro lado da la posibilidad de la liberación del opresor, pero no es tan fácil,
pues este debe solidarizarse con el oprimido y cuando este gesto deja de ser
un gesto ingenuo y sentimental de carácter individual, pasa a ser un acto de
amor hacia aquellos, reconociéndolos como hombres en una situación de
injusticia.
Los estudiantes en tal sistema pedagógico son tan pasivos que lo único que se
ofrece a ellos es el de recibir los depósitos, guardarlos y archivarlos. Como el
dueño exclusivo de la información que será depositada, el educador siempre va
a ser él que sabe, en tanto los educandos serán siempre los que no saben
Freire opina que la educación debe superar esta dinámica, para que los
educadores y los educandos se compartan el rol del otro. El sistema bancario
no llegó a ser por casualidad: en entrenar a los educandos a ser agentes
dóciles que pasivamente reciben la información dictada por un superior, está
preparándolos para una vida bajo el control de sus opresores. La educación
bancaria sólo puede interesar a los opresores que estarán tanto más tranquilos
cuanto más adecuados sean los hombres al mundo. Para los dominadores, el
problema radica en que pensar auténticamente es peligroso, y, por ende, uno
de sus objetivos fundamentales, aunque no sea éste advertido por muchos de
los que la llevan a cabo, sea dificultar al máximo el pensamiento auténtico.
Después de este pequeño resumen del capitulo I Y II del libro llego a muchas
conclusiones, las cuales comparto con el autor de este libro, pues estamos en
un mundo donde nos invade la pobreza, por decirlo así, gracias a la educación
“bancaria” como lo llama Freire, que no es la adecuada para nuestra educación
y conlleva a que en un futuro nos opriman. Y anexo nuevamente, que esta
opresión conduce a nuestra pobreza tanto económica y social, y a partir de
esta a un acomodo en un mundo sin humanización al cual todos nos
adaptamos.
Por otro lado, la idea de ser liberados a partir de los oprimidos, me parece algo
muy complicado o tal vez muy fácil…no sabría que pensar en realidad, pues
todos tenemos ideas y creencias tan diferentes, y por el mismo hecho de que
nos oprimen, tal vez no podamos llegar a todos los oprimidos, para darles a
entender lo que es la realidad de este mundo. Como también puedo llegar a
pensar, que debe haber alguna forma, pero lo que creo, es que debe ser algo
nuevo, y muy por debajo de los opresores.