N unca SUFICIENTE.

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Nunca suficiente… mirarte, te miro primero a los ojos y sólo después pienso e

inclino la cabeza que deja a los labios separarse un poco más, abajo, hasta rozar…

Rozarte

No lo suficiente.

Abrir un poco más los labios, sacar la lengua para que saboree brevemente. Juzgar

tu sabor hirviente y en mi propio vapor perder carácter, silueta, tamaño y peso.

Como me perdió a mí el lugar que ocupaba cuando vine a tu lugar con los

hombros y el pecho que se pegaron a los tuyos sin dejar espacios. Hasta que no

hubo más espacios.

No es suficiente.

Sobran ropa y objetos.

Para reconocer nuestra posición y cómo lentamente derivamos a un lugar donde

ya tampoco hay vacío. Hasta que no haya más vacíos.

Y mi sexo se vierte sobre tu sexo y se funden y desaparecen en una oscuridad sin

movimientos: nosotros ciegos, sordos, mudos y estériles.

Ya hemos llegado.

No es suficiente.

Porque falta algo abajo.

Donde todo se licuó; donde poco a poco recobro rasgos, tamaño y peso; y el peso

me elevará fuera del nido donde sé que me espera la conciencia ávida, sensible,

reticulada de nervios.

Salgo casi eléctricamente.

2
He salido ya.

No es suficiente.

Porque todo es tan sólido ahora: mis hombros, mi cabeza y mi pecho huyen desde

el vacío hacia el espacio cuya obligación es separarme de los tuyos, en algún

momento olvidé tu sabor.

Se están entornando los sentidos con un crujido tenso.

Porque apenas estás; más fuerte que tú llama la ventana y detrás el día, quizás la

noche ya, no sé.

Te miro, mi ojo de cíclope en tus ojillos grises que me miran también.

Que no son suficiente.

Algo falta.