Como su propio nombre indica se trata de los retardos en la aparición
y/o desarrollo del lenguaje sin que existan síntomas de déficits intelectuales, sensoriales o motrices. Se trata de niños/as cuyo proceso de adquisición y desarrollo del lenguaje no se realiza conforme a las etapas señaladas como “normativas”.
Dentro del retraso del desarrollo del lenguaje se incluye desde
el retraso simple del mismo hasta el mutismo, pasando por la disfasia.
Si queremos señalar algunas características podemos decir:
aparición de las primeras palabras después de los dos años, vocabulario muy reducido a los cuatro años, desinterés comunicativo, comprensión superior a la expresión, importante desarrollo del gesto, inmadurez en la dominancia lateral...
La etiología que desencadena esta alteración es muy variada,
algunos autores hablan de: variables del entorno familiar (sobreprotección, abandono, separación, falta de interacción...), variables socioculturales (nivel social bajo, situaciones de bilingüismo mal integrado, modelos lingüísticos desestructurados...), otras variables (herencia...).
Respecto a la intervención desde la escuela podemos apuntar
que es conveniente realizar tareas de producción verbal (respiración y soplo, habilidades motoras de los órganos fonadores, vocalizaciones de palabras, entonación...), tareas de desarrollo sintáctico (imitación de frases según modelo, completar frases, sustituir elementos en la frase, cambiar el orden, ejercicios de pregunta-respuesta...), ejercicios semánticos (vocabulario, familias de palabras, nombrar y definir objetos, acciones e historias...) y tareas de comprensión verbal (seguimiento de órdenes, señalar objetos o dibujos entre varios, señalar el dibujo que mejor expresa una frase, reconstruir frases con dibujos, ordenar historias...).
Afasias:
Constituyen alteraciones en el lenguaje oral que afectan en
diferentes grados a los procesos de comprensión y/o producción como consecuencia de una lesión en el sistema nervioso central (áreas de lenguaje).
Hay autores que distinguen entre afasia adquirida, cuando la
lesión se produce después de adquirido el lenguaje, y afasia congénita o de desarrollo, cuando se produce antes de la adquisición completa del lenguaje. En este apartado nos centraremos en ésta última por ser la que más nos interesa en la edad infantil.
Las características más destacadas de los niños con este
trastorno serían: Dificultades para la interpretación del lenguaje, falta de coordinación dinámica general, habla en jerga, lenguaje telegráfico, ecolalia, anomia, agramatismo…
Independientemente de estas características generales la
afasia puede clasificarse en:
Afasia sensorial o receptiva (lesión en la zona de Wernike, falta
de comprensión, pueden hablar aunque con dificultad) afasia motora o expresiva (lesión en la zona de Brocca, comprenden los significados pero casi no pueden expresarse), afasia mixta (lesión más amplia que afecta tanto a zonas motoras como receptivas del lenguaje).
Respecto a la intervención desde la escuela es necesario
trabajar los mismos tipos de tareas que en el retraso del lenguaje y seguir las indicaciones médicas. Este es un trastorno menos común en las edades escolares.