Domingo 14.02.
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IDEAL
años–, y la dejadez por parte de los
familiares también hace mella.
El encargado del cementerio de
Motril, Antonio Pérez, da más de-
talles al respecto. «Desde que tene-
mos uso de razón, en Torrenueva
cada uno se hacía su nicho, pero ya
funciona como una asociación de
vecinos», relata. «Las costumbres
hacen la Ley. Como funcionaban
bien se ha dejado que sigan con sus
costumbres», sentencia. Hace años
el cementerio estuvo a punto de ser
gestionado por el Ayuntamiento
motrileño, pero finalmente se pa-
ralizó la anexión. No obstante, los
registros de enterramientos se lle-
van por duplicado. Tanto el respon-
sable de Torrenueva como el de Mo-
tril reciben las órdenes de enterra-
miento de la pedanía.
El ahorro de la muerte
«El cementerio se ha quedado pe-
queño y pegado al núcleo, por lo
que pronto tendrán que hacer algo»,
opina Antonio. Entonces, los veci-
nos de Torrenueva descubrirá el
lado más monetario de la muerte,
ya que gracias a esta fórmula de ges-
tión el pueblo se ahorra gran can-
tidad de dinero. De pagar 500 pe-
setas anuales –tres euros– cada fa-
milia a una cuenta de ahorro y algo
más de 400 euros por nicho, ten-
drán que enfrentarse a las tarifas
del siglo XXI. Contratar a una per-
sona para que cuide el lugar y un
desembolso mayor para acondicio-
narlo.
Ángel confía en encontrar a los
familiares de los ‘okupas’ de su se-
pultura. Morir en Granada capital
cuesta hasta cuatro veces más y en-
cima no tienes vistas al mar.
Destrozos ante la falta de control y vigilancia. :: V. CARMONA
El precio de la ‘otra vida’
:: V. CARMONA
GRANADA. Torrenueva no es una
excepción. Los cementerios de Car-
chuna, Calahonda, La Garnatilla,
Los Tablones y, hasta hace pocos
años, Lobres también son gestio-
nados por la comunidad vecinal.
Los lugareños tienen sus propias
llaves para acceder a un camposan-
to sin vigilante ni más administra-
ción que la ciudadana. Gracias a esta
fórmula, la Costa está exenta de los
altos costes que supone un ente-
rramiento una vez que el seguro
deja de cubrirnos.
En Torrenueva, un nicho cues-
ta unos 400 euros. Antiguamente
se estableció una tasa anual de 500
pesetas por familia –tres euros en
la actualidad–, que no todos cum-
plen, según apunta una portavoz
de las personas que gestionan el ce-
menterio. Cuando hay fondos, se
invierte en mejoras. Los nuevos ni-
chos se construyen bajo demanda.
Motril presume de tener las ta-
sas de enterramiento más bajas de
España, según explica el encarga-
do del camposanto motrileño, An-
tonio Pérez. Existe una concesión
de nicho durante 40 años por unos
463 euros con el compromiso de
mantenerlo en buenas condicio-
nes, ya que de las obras se encarga
el propio cementerio. Además, no
existe una cuota de mantenimien-
to. Los módulos de nichos nuevos
están numerados que se van ocu-
pando por riguroso orden, lo que
no da a lugar a peticiones extrava-
gantes. Los enterramientos no se
pueden exhumar hasta pasados
diez años. Cuánto más alto es un
nicho más barata es la tasa que se
paga con descuentos en la terce-
ra, cuarta y quinta fila de hasta un
40 o un 50%.
En la capital, las tasas son mayo-
res. En el de Granada las concesio-
nes se hacen por 5 y 75 años. La pri-
mera cuesta 420 euros y la segun-
da entre 1.170 y 1.520 euros, según
la fila, explica el gerente de Emu-
cesa, José Antonio Muñoz. Existe
además una tasa anual de mante-
nimiento de entre 11 y 33 euros.
EL FRUTO DE LA
EMPANADA
ANTONIO
MESAMADERO
CLARET, EL
HOMBRE
SENCILLO
A
NTONIO María Cla-
ret se llama igual que
el santo, y aunque ig-
noro si son familia,
algo ha heredado del aspecto de
saeta de aquél enamorado de Je-
sús. Pocas veces he visto en car-
ne presente al Claret vivo, a lo
sumo alguna mirada furtiva en
algún semáforo o tomando café
en el centro. Como no nos cono-
cemos, he tenido la suerte de
observarle sin interferencias en
su totalidad de dos metros de al-
tura. La primera impresión que
tuve de tan espigado ser fue la
de un hombre cariñoso en seria
disputa con ese flequillo que le
traiciona en todas las fotografías
de prensa, dándole un aspecto
como de haber corrido los cien
metros lisos para llegar a tiempo
de posar en la foto.
GRANADA 9
Claret se va en fama de santi-
dad, porque aunar banquerío y
corazón es un experimento difí-
cil. Antonio María renunció al
carnet del partido como el otro
Antonio María a los placeres de
la carne, todo por servir a los de-
más. Sé que más de un enemigo
de nuestro Claret se reirá de mis
argumentos, más propios de un
intuitivo de pueblo que de un
cronista político, pero es que
uno no da para más. Sólo valoro
lo que la persona claretiana es-
conde, que es mucho más de lo
que atesora CajaGranada, que al
fin y al cabo es papel.
Claret dejará su memoria en-
tre las cuatro paredes de Caja-
Granada, pero volverá física-
mente a su oficio de galeno de
ojos en el Clínico. Me viene a la
mente un viejo chiste de un of-
talmólogo que dejaba ciego a
todo el que pasaba por su con-
sulta, y cuando la policía lo de-
tiene, él confiesa que lo ha he-
cho porque «para lo que hay que
ver...». Pienso que para lo que
hay que ver en política, Claret
ha hecho muy bien en volver a
las cataratas.
No entiendo de finanzas, ni
siquiera he pedido un préstamo
en mi vida porque vivo con lo
puesto prestado; pero sí sé que
la cara es el espejo del alma y
aquí hay mucha más alma que
cara. Claret ha jugado en los All-
Stars de las cajas de ahorro y ha
sido el motor y la Gasol-lina de
la entidad durante ocho años. Y
lo mejor: para él no ha sido un
martirio. Santo varón.