La presencia de la escritura comienza a cobrar un protagonismo inusual en la
escuela y la Dirección decide legitimar la lengua escrita de los alumnos. De esta forma comienza a estar presente de diferentes maneras: la Secretaría tenía la necesidad de renovar los biblioratos y había que escribir en el lomo de cada uno qué contenía. Decidimos que el Taller de Formación Integral para el Trabajo (FIT) podía encargarse. Cuando se lo solicitamos a la docente le pareció una buena idea, pero luego manifestó su preocupación porque no estarían escritos con una caligrafía pareja. Le respondimos que lo importante es que se pudiera entender qué decía, no importaba que no quedaran tan prolijos. De esta forma, le dimos la oportunidad a los alumnos, de producir otro tipo de texto que el escolar, equivalente a los textos de uso social. Pero sobre todo le dimos a la escritura y a la lectura de los jóvenes la dimensión que le corresponde, valorándola y ofreciéndole un lugar preponderante en la escuela. Lo mismo ocurrió con las autorizaciones que firman los padres para que los jóvenes puedan retirarse solos, para que salgan con la maestra en determinados horarios para realizar trámites (Taller de FIT), o para que puedan retirarlos algún familiar o remis al concluir la jornada. Los alumnos del Taller de FIT tuvieron que leerlas y clasificarlas. En este caso, la lectura tenía el propósito de informarse para luego dar respuesta a la necesidad de armar el bibliorato. Esta propuesta de enseñanza da cuenta de la diversidad textual, enriqueciendo y ampliando el espectro de posibilidades donde el alumno vive la necesidad de saber escribir y de leer para realizar un trabajo. En la Dirección, también se nos presentó la necesidad de actualizar el fichero de alumnos donde figuran sus datos personales. En el video observamos cómo interactúa la docente del Taller de FIT con los alumnos. La propuesta consistía en copiar sus datos, pero para eso tenían que leer qué decía en cada ítem y considerar si había que actualizar el domicilio, el número del teléfono, etc. La maestra muestra la ficha y pregunta si alguno completó la suya, uno de los alumnos le responde que sí. Ella explica que primero debe ir el apellido y luego el nombre porque de esa forma las fichas son más fáciles de ubicar ya que tienen que estar ordenadas alfabéticamente. Y le dice a un alumno que no está alfabetizado: Santiago esto es para vos, escribiendo el apellido y el nombre para que él lo copie. La copia fue considerada durante mucho tiempo un excelente medio para que el alumno aprenda, por repetición y con el menor margen de error posible, el modelo convencional de la escritura. Y por ende ha ocupado el mayor tiempo didáctico. Acá la maestra propone la copia para Santiago como una situación más de escritura, no la predominante, y a su vez la resignifica ubicándola en una situación común de uso social. Él copia guiado por el propósito que orienta la actividad, copia para que sus datos queden registrados en el fichero de alumnos. Luego vemos a otro alumno copiando su apellido de la etiqueta de su carpeta y no de la ficha. El ha leído la ficha y observado que su apellido figuraba como RUGIERO con una sola “G”. Esto le provocó un conflicto porque él sabía que su apellido se escribe con dos “G”, pero al verlo mal escrito en la ficha dudó. Decide, entonces, recurrir a una fuente más confiable. Las fichas fueron escritas por el personal administrativo de la escuela, pero la etiqueta de la carpeta ha sido escrita por sus padres y deduce que en su casa deben haber escrito bien su apellido. El alumno se enfrentó al problema de la diferencia entre su saber y el escrito que tenía delante y desplegó la acción de buscar una fuente más confiable que le permitiera dilucidar esta diferencia. La maestra muestra el Registro del Grado donde están los nombres de los alumnos, de esta forma, les proporciona otro texto para que lean ahí su nombre ya que también lo han hecho en las viejas fichas, pero ahora tienen que localizar otros datos personales. Leen con el propósito de ubicar su nombre y sus otros datos personales. La docente luego le pregunta a un alumno si ahí dice Villa Madero, él lo revisa y contesta afirmativamente y así con otros alumnos y otros datos. De esta manera avanzan en la lectura por sí mismos reconociendo no sólo su nombre sino también otros datos que los identifican. Otro alumno, Darío, se encuentra escribiendo el nombre de sus padres. Escribe el nombre de su madre, “Margaritas”. La maestra le pregunta si tiene muchas margaritas o una sola. Él contesta que una, entonces le propone sacarle la “s” y ambos se ríen. Realizando un juego de palabras que distiende al alumno y le da confianza en su aprendizaje, viviendo el error cometido como parte del mismo, sin que se avergüence por no saber. Luego, analizamos con la maestra que esta situación también podría haberse resuelto pidiéndole al alumno que lea la palabra y que observe si dice “Margarita” o “Margaritas”. De esta manera, él podría haber descubierto por sí mismo el error y eso le permitiría avanzar en su autonomía. Las invitaciones a los actos patrios que la Dirección envía a la Dirección del Área, Supervisión y demás autoridades empezaron a reflejar la participación de los alumnos. No sólo realizaban su diseño sino también las escribían. Al principio las producían sólo los alumnos alfabetizados, pero luego nos dimos cuenta del aprendizaje que esta situación de escritura generaba y del valor que tenía para los alumnos. Entonces todos los que quisieran podían participar de la realización de las invitaciones sin importar el nivel de conceptualización alcanzado. La imagen muestra una invitación escrita por un alumno que tiene una conceptualización silábica de la escritura, la maestra escribió debajo lo que él quería decir. Esto opera en el alumno despertando el interés hacia la escritura porque le da un sentido al mismo tiempo que se da cuenta que tiene que avanzar más para que todos puedan comprender lo que quiere decir. Durante los actos escolares las paredes de la escuela reflejaron el cambio, aparecieron láminas escritas (sin importar el nivel de alfabetización) y dibujadas por los alumnos, no sólo usadas como parte de las escenografía, sino también las que eran producto de su investigación sobre los temas alusivos. Incluso, los jóvenes tuvieron una participación activa leyendo una poesía, contando una biografía de algún prócer y hasta dirigieron el acto. Lo mismo ocurrió con la Cartelera de la entrada a la escuela, ella también reflejó el entusiasmo de los alumnos (foto cartelera del día Máximas de San Martín). Como podemos observar, hay algunos errores en la escritura aunque la Cartelera es el producto final al que arribaron luego de que los alumnos trabajaran en sus carpetas. De esta forma, la maestra les dio la oportunidad de planificar sus escritos (antes de intentar la escritura, pensaron qué querían escribir) y realizar todos los borradores que necesitaran para luego revisar su producción solos o con la colaboración de un compañero o de la maestra. Otra situación que muestra el propósito de escribir para comunicar algo fue la Cartelera que armaron con los nombres de los soldados caídos en Malvinas para la fecha aniversario “Día del Veterano y los Caídos en Malvinas”. Los alumnos leyeron la lista con los nombres de algunos de los soldados y luego escribieron estos nombres copiando los apellidos y revisando lo escrito. Luego de abordar el tema del Golpe Militar del 24 de marzo de 1976 y ,con motivo de realizar la Cartelera sobre el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”, la maestra abordó el concepto de libertad de expresión y el respeto por las ideas del otro.
Como vemos en la foto, una alumna intentó escribir su nombre Daiana
(DAAA), luego la palabra militar (ALANIATAN), otro escribió la palabra pensamiento (pensamenzt) y otra alumna, la palabra tortura escrita correctamente. Cada alumno con diferente nivel de conceptualización compartiendo opiniones sobre el tema y expresándose dentro de sus posibilidades, comprometiéndose en situaciones de escritura que trascienden el ámbito del aula. Colaborando en la formación de los posibles alumnos que podrían ser seleccionados para realizar pasantías dependientes del Ministerio de Educación, se implementaron “simulacros de pasantías” para los alumnos del Taller FIT, en la Dirección, teniendo así la oportunidad de trabajar atendiendo el teléfono, de aprender a trasmitir un mensaje oralmente, de escribir una esquela, de leer un registro para ver a quién hay que entregarlo, etc. El objetivo era que los jóvenes pudieran ir adquiriendo confianza, revalorizando su autoestima para el futuro desempeño. Pero también fue una excusa más para que pudieran tener contacto con la escritura y lectura y sintieran qué importante es saber escribir y leer para poder trabajar. De cualquier manera, los alumnos concurrieron sin que se tenga en cuenta su nivel de conceptualización pero sí, con la convicción de que se trataba de un desafío importante para aprender un poco más. Las pasantías fueron promoviendo así diversidad de situaciones de aprendizaje convirtiéndose la Dirección en un aula más.